1 La literatura española en el siglo XVI: Barroco PENSAMIENTO Y CULTURA EN EL BARROCO La palabra Barroco El término barroco tuvo en su origen un carácter despectivo, pero finalmente ha sido, en general, adoptado para definir el conjunto de rasgos propios de la cultura de gran parte del siglo XVII. No obstante, es difícil ver el Barroco como un movimiento de ruptura con respecto a las ideas del Renacimiento. Se produce más bien una continuidad y una evolución que, con el paso del tiempo, acaba por dar a la cultura del siglo XVII unos rasgos diferenciadores respecto a la cultura del XVI. El Barroco: una cultura pesimista Frente a la exaltación vital del Renacimiento, en el Barroco se produce una progresiva visión negativa de lo terrenal y se vuelve a insistir en ideas medievales como la brevedad de la vida y la caducidad de las cosas. Frente al idealismo y al optimismo renacentistas, domina ahora una concepción negativa del mundo, que aparece como caos, desorden o confusión. Tres ideas importantes: La vida está ahora presidida por la idea de la muerte: vivir es sólo un breve tránsito entre la cuna y la sepultura, título de una obra de Quevedo. El tiempo lo destruye todo y, por tanto, todo es vanidad. La realidad es sólo ilusión y apariencia: la vida es sueño, el mundo es un gran teatro. El pesimismo barroco puede manifestarse de muy diversas formas: mediante la angustia existencial, mediante la protesta o la sátira, mediante una actitud estoica, mediante la evasión o la diversión. La decadencia española La crisis del siglo XVII fue muy grave en España. Esta crisis se unió a la decadencia española. El siglo XVII es el siglo de la decadencia. En la primera mitad del siglo XVII España perdió la cuarta parte de su población: guerras, pestes y la pobreza, que obliga a la población a emigrar a América. La economía fue a peor, agravándose por la expulsión de los moriscos, que afectó a la agricultura. La población rural abandonó el campo para ir a vivir a las ciudades, pero al no encontrar trabajo, se dedicaron a la mendicidad. La injusta distribución de la riqueza favoreció una mayor diferencia entre ricos y pobres. La nobleza y el alto clero apoyaron a la monarquía absoluta y frenaron el desarrollo de la clase burguesa, que hubiera dado más dinamismo al país. Aparece una clase privilegiada que sólo estará preocupada por mantener su estatus social. La conciencia de crisis Esta decadencia generalizada provocó un malestar generalizado. La población vivía con un sentimiento de inestabilidad, de preocupación y de descontento. Aparecieron los denominados “arbitristas”, intelectuales que escribían propuestas para mejorar el país, pero sus ideas fueron muy atacadas. Las clases poderosas, los privilegiados, usaron la Inquisición para controlar cualquier manifestación que pusiera en peligro su estatus social, político y económico. La conciencia de crisis se manifestó intensamente en la literatura. El Quijote es un ejemplo de la insatisfacción de los hidalgos, caballeros empobrecidos, y el protagonista es un ejemplo de cómo la utopía caballeresca ya no tiene sentido en un mundo en el que los valores del sacrificio, del altruismo y de la libertad ya no tienen sentido. El Barroco: una cultura de la “diversión” Las clases privilegiadas eran conscientes del malestar de la población empobrecida. Por eso intentaron desviar ese malestar hacia el espectáculo de masas. El desarrollo del arte barroco, de gran fuerza visual, y del teatro, en particular, está en relación con el deseo de tranquilizar a la población. El teatro se convirtió en el mayor entretenimiento de la población de la época. A través del teatro se transmitían ideas políticas y sociales, y doctrina religiosa. La ideología que se transmitía a la población era la de la monarquía absoluta, la sociedad estamental, y la Contrarreforma católica.