Contexto Histórico barroco La crisis social y económica En el siglo XVII, España sufrió una grave crisis demográfica, consecuencia de la expulsión de casi 300.000 moriscos y de la mortalidad provocada por las continuas guerras, el hambre y la peste. La miseria en el campo arrastró a muchos campesinos hacia las ciudades, donde esperaban mejorar su calidad de vida; pero en las ciudades se vieron abarcados al ejercicio de la mendicidad cuando no directamente a la delincuencia. La única posibilidad que se ofrecía al estado llano para obtener los beneficios que la sociedad estamental concedía a los estamentos privilegiados era pasar a engrosar las filas del clero. La situación política española. La decadencia del Imperio El período de crisis por el que pasó España en el siglo XVII fue uno de los más duros de nuestra historia, no sólo por la regresión económica, sino por el enorme descenso demográfico, impactos ambos sufridos principalmente en las zonas mediterránea y atlántica. Desde finales de la Edad Media, la población había aumentado continuamente, pero ahora el crecimiento se detiene bruscamente, llegando incluso a retroceder. El arte también sirvió para representar al poder absoluto. Mientras los Habsburgo españoles decaían y nuestra economía se quedaba estancada, el Imperio de los Habsburgo austríacos y los ya independientes Países Bajos , se convirtieron en una gran potencia comercial y en un gran demandante de arte. La cultura y el pensamiento en el Barroco En el Barroco, se tratan los mismos temas que en el Renacimiento (amorosos, mitológicos, religiosos, patrióticos, carpe diem, beatus ille...), pero con otra visión: la del desengaño, que llevará a actitudes y planteamientos pesimistas: desconfianza, duda sobre los demás. El catolicismo tradicionalista lucha con el luteranismo y el protestantismo y se producen sangrientas guerras de religión. Se sigue defendiendo el absolutismo monárquico como forma de gobierno. El pensamiento barroco se asienta en la decadencia que lo rodea. Algunos responden con la rebeldía y el inconformismo. Otros, con la evasión y el conformismo. Idealismo y realismo, como en Don Quijote y Sancho.