12. Características del Barroco - Lengua castellana y literatura

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Jesús Gallego Montero
DEPARTAMENTO DE LENGUA Y LITERATURA
LITERATURA. 1º BACHILLERATO
1. EL BARROCO (SIGLO XVII)
En el siglo XVII se producen una serie de cambios con respecto al siglo XVI:
sociológico, histórico, cultural y literario.
1.1.
CRONOLOGÍA
Desde hace tiempo se ha hablado de tres períodos en la literatura de los Siglos
de Oro: Renacimiento (siglo XVI), Manierismo (período de transición) y Barroco
(siglo XVII). Sin embargo, desde hace unas décadas se viene hablando de dos
períodos: Renacimiento (siglo XVI) y Barroco (siglo XVII). El Renacimiento
afectaría hasta 1580 y, a partir de ahí, algunos estudiosos hablan de período
Barroco, que no llegaría hasta 1700, sino hasta 1680, fecha de la muerte de Pedro
Calderón de la Barca. Estos autores señalan que, en estos últimos años del siglo
XVII, hay un período de transición antes de llegar al Siglo de las Luces. Este
período de transición ha sido llamado por José Antonio Maravall como época de
los NOVATORES, entendidos estos novatores como pensadores que intuían el
cambio hacia el siglo XVIII.
El término Manierismo se usa no tanto como período literario, sino como una
técnica susceptible de expresar el tratamiento que dan los artistas a una serie de
logros ya asentados en el siglo XVI.
En el caso del Barroco, los artistas, al apoyarse sobre modelos clásicos, van a
romper la armonía y el equilibrio de los renacentistas, y se producirá la
caricaturización. Así pues, frente al equilibrio y armonía renacentistas, el Barroco,
con su ruptura, provoca un retorcimiento de formas.
1.2.
MARCO HISTÓRICO
Felipe II muere en 1598. Le sucede su hijo Felipe III.
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Felipe III: imagen de santurrón; invertía sus energías en la religión. Rey
ocioso e indolente. Reinado pacífico. Muere en 1621.
Felipe IV: mujeriego; pero no fue un rey tan poco inteligente como
ciertos historiadores nos han transmitido. Fue un rey muy inteligente; leía
incluso a Maquiavelo. Personaje, pues, interesante. Durante su reinado
surge la Guerra de los Treinta Años, que se extiende por Europa. Esta
guerra (1635-1668) supone una enorme sangría para España y sus arcas
y configura un aspecto de pobreza, desilusión y desengaño, frente al
triunfalismo optimista del siglo XVI. Se produce, pues una gran crisis de
carácter económica (bancarrota) y demográfica. A este conflicto
europeo se suman los conflictos peninsulares: guerras de separación de
Portugal y Cataluña.
Sistema de gobierno: los validos. En el reinado de Felipe III, el Duque de
Lerma. Con Felipe IV, el Conde-Duque de Olivares.
1.3.
SOCIEDAD Y CULTURA DEL BARROCO
El siglo XVII produce una cultura con características distintas del siglo XVI. Esta
cultura es urbana, dirigida, masiva (el poder tiene conciencia de su gobierno de
masas; esto repercute en el teatro) y cultura conservadora en el que sentido de
que, tras el Concilio de Trento, España se encierra en sí misma.
Sociedad fuertemente jerarquizada: aumenta el número de títulos de nobleza
porque la monarquía descubre que la venta de títulos nobiliarios es un aumento
para las arcas del Estado. Por tanto, se produce un aumento de nobles frente a
los pecheros que pagan impuestos. Esta nobleza no está obligada a pagar
impuestos ni a contribuir a la guerra.
1.4.
ASPECTOS BÁSICOS LITERARIOS
1.4.1. ACONTECIMIENTOS DE TIPO TEÓRICO
Se publican tres poéticas importantes:
-
Filosofía antigua poética, obra de Alonso López Pinciano (1596).
-
Tablas poéticas, de Francisco de Cascales (1617).
-
El Cisne de Apolo, de Carballo (1630-1632).
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Estas tres poéticas nuevas muestran un interés teórico por la
literatura, especialmente en narrativa y teatro. Con respecto a la
narrativa, la primera poética llamará a la novela “épica en prosa”.
Los rasgos que, según Pinciano, se deben acoger a esa narrativa
son:
Verosimilitud: lo que tiene apariencia de ser verdadero es lo
que permite dignificar las ficciones.
Suspensión: deseo de maravillar y sorprender a los lectores.
Decoro: la obra será digna si cada personaje se expresa de
acuerdo a su función real.
1.4.2. LA POLÉMICA SOBRE EL TEATRO
Esta polémica trata de dilucidar lo siguiente:
Si debe o no debe respetarse la regla de las tres unidades
aristotélicas.
Si se debe o no mezclar lo trágico y lo cómico.
Si se debe o no mezclar personajes altos y bajos.
Y, sobre todo, si el teatro ha de servir para la moralización
de los espectadores.
Los moralistas admitían la existencia de un teatro religioso, que
se incrementará en el siglo XVII con el auto sacramental, sobre todo
con Calderón de la Barca. Pero la cuestión se complicará con el
teatro profano y, sobre todo, con Lope de Vega, cuyo teatro mezcla
todo tipo de valores.
Los moralistas, a pesar de que ven que el teatro profano fascina al
público,
se
sienten
preocupados
y,
a
la
menor
ocasión,
aprovecharán para que se cierren los teatros. Se trata de una
polémica que aparece y desaparece durante el siglo XVII.
1.4.3. CULTERANISMO Y CONCEPTISMO
En el Barroco, desde el punto de vista del estilo, los escritores ya no
buscan la naturalidad y sencillez de los renacentistas. En general,
escriben con un estilo más artificioso, recargado, colorista e ingenioso;
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se recurre a las más variadas audacias verbales, ejercitando la
cualidad que más se valora: el ingenio.
Dentro
de
la
literatura
barroca
suelen
distinguirse
dos
tendencias estáticas: el culteranismo y el conceptismo. Ambas
complican mucho la expresión. El primero, a expensas de la forma; el
segundo, a expensas del contenido. Sus máximos representantes son
Góngora y Quevedo respectivamente.
El conceptismo se sirve del concepto para crear (concepto es
un acto ingenioso expresado verbalmente) utilizando las figuras
retóricas más inesperadas.
El culteranismo es, en realidad, una variante del conceptismo
que forja los conceptos con una gran ornamentación formal.
No existe, pues, como han querido ver ciertos estudiosos, una
oposición entre culteranismo y conceptismo. El culteranismo es
conceptismo también, pero expresado con materiales idiomáticos
distintos. Hubo una gran disputa literaria en el siglo XVII sobre estas dos
formas de entender la literatura.
1.4.4. ACTITUDES DE LOS ESCRITORES BARROCOS
Hemos visto que, durante el Barroco, se vive una profunda crisis en
todos los sentidos. Los escritores reaccionaron en sus obras considerando
esta crisis general del siglo XVII. En dichas obras se pueden observar los
siguientes elementos:
Los escritores se evaden de la crisis general desentendiéndose
de la realidad (por ejemplo, se refugian en la mitología grecolatina).
Manifiestan posturas estoicas, es decir, suelen expresar su queja
sobre la vanidad del mundo o la fugacidad de la vida y lo
bello.
Moralizan y critican los vicios del mundo.
Satirizan y se burlan de la realidad creando una poesía burlesca
muy interesante.
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1.5.
TEXTOS
TEXTO 1
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salime al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del yelo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.
Entré en mi casa, vi que, amancillada,
de anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte;
vencida de la edad sentí mi espada.
Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
Francisco de Quevedo, Poesía original completa, ed. José
Manuel Blecua, Barcelona, Planeta, 19995, p. 28.
BREVE COMENTARIO
Este soneto de Quevedo es muy ilustrativo del pesimismo barroco, unido a la
honda presencia de la muerte que existía en el siglo XVII, siglo de una profunda
crisis en casi todas las facetas de la vida. Quevedo nos presenta la idea de que la
muerte es muy difícil de olvidar; por esa razón, su mirada, allá donde profundice,
está cargada de muerte. En realidad se plantean aquí dos tópicos literarios: el
tempus fugit y el memento mori.
Realiza tú, a continuación, un comentario de texto siguiendo los pasos indicados
por tu profesor.
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TEXTO 2
Partimos de Alcalá, alojados, hasta Lixboa. Juntáronse en ella cuarenta y
tres compañías; todas las metieron en navíos de flete que estaban embargados
de mercaderes1, socorriendo a cada soldado con un real2, que aun para una
comida no había, porque se compraba a mujeres regatonas que lo iban a
vender a los navíos3. Dormíamos sobre las tablas embreadas, que lo ordinario era
amanecer la cabeza pegada a ellas. Los navíos pequeños, la gente desnuda,
amontonada una sobre otra. Por estar desta manera siete semanas y partir para
Flandes sin dar socorro ninguno para refresco y tardar en el viaje veintiocho días,
se apuraron de 3000 en 2300, que, con tales causas, de los que quedaron se
puede tener admiración. Gobernaba en Lixboa Don Ant[oni]o de Zúñiga y
gobernó en la navegación el capitán Antonio Ferriol por más antiguo.4
Desembarcamos en Dunkerque por el mes de noviembre5, año de 1615, tan
desnudos que los más bien vestidos iban sin zapatos ni medias ni sombrero, y lo
común era desnudos, de tal suerte que las partes que la honestidad obliga a que
más se oculten eran más patentes a la vista; y porque algunos las tapaban con
las manos, los llamaron, a semejanza de Adán, adanes6.
Domingo Toral y Valdés, relación de la vida del capitán Domingo de Toral y
Valdés, Ms. 6227, B.N.E., f. 186v. La anotación es mía, y alude a referencias de una
próxima edición de la Relación de Domingo Toral y Valdés.
1
flete: “El derecho que se paga al señor o patrón del navío, por llevar alguna persona de un puerto a otro”
(Covarrubias). D. Galán, Relación del cautiverio, p. 238: “Luego me fui al gobernador y le pedí que, atento a que era un
pobre cautivo español que no tenía con qué pagar flete, mandase al patrón de la marsellana que me trujese a Venecia”.
2
real: el real era una moneda de plata castellana desde el siglo XIV, base del sistema monetario español hasta el siglo
XIX (Cf. F. Mateu: 1946, p. 173b). “Moneda del valor de treinta y cuatro maravedís” (Dicc. Aut.).
3
mujeres regatonas: ‘mujeres que venden al por menor los comestibles comprados al por mayor’ (cf. DRAE, s. v.
regatón). “Regatón, el que compra del forastero por junto y revende por menudo” (Covarrubias). M. de Cervantes,
Quijote, p. 1052: “y ordenó que no hubiese regatones de los bastimentos en la república, y que pudiesen meter en ella
vino de las partes que quisiesen”.
4
Don Antonio de Zúñiga: se alude a Don Antonio de Zúñiga y Zúñiga (Rivilla de Barajas, Ávila, ca.1551 – Lisboa,
1616), comendador de Santiago, Maestre de Campo General de Portugal (1599) y veedor de sus galeras, Consejero de
de Guerra (1609-1616).
Antonio Ferriol:
5
Dunkerque: puerto del sur de los Países Bajos, conquistado por los franceses en 1646.
6
adanes: a pesar de la explicación de Toral, el término procede de la expresión folklórica “estar hecho un Adán: estar
mal vestido y desaseado”, expresión todavía localizada en Tierra de Campos (cf. Panizo Rodríguez: 2003, pp. 147-149).
El Dicc. Aut. documenta el término adanismo: “El concurso de gente desnuda, mayormente cuando concurre de uno y
otro sexo”.
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Jesús Gallego Montero
BREVE COMENTARIO
Este fragmento no tiene desperdicio. Corresponde a la autobiografía de un
soldado español, Domingo Toral y Valdés, cuyo manuscrito se encuentra en la
Biblioteca Nacional. Este soldado cuenta su historia desde una perspectiva
verdaderamente desilusionadora. No es el típico soldado que se limita a
enaltecer el poderío de la Monarquía hispánica del siglo XVII. Aquí encontramos
algo muy diferente y poco usual en textos de esta época: la queja y descripción
de las pésimas condiciones en las que se encontraban los soldados de los
famosos tercios españoles de Flandes. Frente al optimismo y la gloria del siglo XVI,
nos encontramos aquí con el pesimismo y la derrota del siglo XVII.
1.6.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
AA.VV., Historia y crítica de la literatura española. III. Siglos de Oro:
Barroco, al cuidado de Francisco Rico, Barcelona, Crítica, 1983.
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