CONTACTO CORPORAL 1 José Luis Paniagua El contacto corporal, intercambio directo de energía y de la comunicación codificada en la misma, es una mas de las potencialidades del ser humano que ha sufrido el olvido y la inhibición como consecuencia de la marginación histórica del cuerpo. En nuestra cultura, las normas sociales y morales han condenado, durante demasiado tiempo, numerosas formas de expresión lúdica y sensual naturales y enriquecedoras. El contacto corporal es imprescindible en la evolución del ser humano, no sólo por ser el procedimiento del que se sirve uno de sus cinco sentidos para el desarrollo de sus funciones, el tacto, sino por ser el único sistema de comunicación directa bidireccional con la realidad energética que nos rodéa (el sonido sería un procedimiento de comunicación directa unidireccional). El contacto establece un intercambio energético global, a través del cual puede circular una extensa y variada gama de información, según que la conexión suponga interferencia energética: rechazo, aversión, odio; o, por el contrario, consonancia: atracción, estimulo, afecto, interés, amor. La piel se origina en el feto a partir de células ectoplasmáticas de las cuales surge el cerebro, iniciándose simultáneamente ambos procesos del desarrollo embrionario. Podríamos decir que la piel es nuestro cerebro exterior, lo que da al tacto como sentido y al contacto como expresión del mismo, una importancia de primer orden en cuanto vías de conocimiento y comunicación. Por supuesto, tanto el sentido del olfato, como el de la vista, el oído o el gusto, actúan a través de mecanismos en los cuales se produce una conexión energética directa. La diferencia entre ellos y el tacto estriba en que, mientras en éste la conexión se establece de una forma global entre receptor y emisor, en los restantes sentidos tiene lugar por incidencia de la energía específica emanada del emisor (sonido, olor, color y forma o sabor), sobre la estructura especializada del receptor para captar ese tipo de energía y mensaje. Las posibilidades de percepción a través del contacto directo, serán más intensas y variadas cuanto mayor sea nuestra sensibilidad corporal. Cuanto mejor conozcamos todas las zonas de nuestro cuerpo. Para lograrlo, nada mejor que una meticulosa palpación en la que no dejemos un solo punto del mismo por explorar y tomemos conciencia de las sensaciones experimentadas al estimularlo. Técnicas de automasaje, como el DO-IN, o de masaje por parejas como el SHIATSU, resultan idóneas para este fin. El contacto corporal es un medio inapreciable de comunicación no verbal. Aparte de establecerse una conexión energética global, nos permite manejar ese flujo con la finalidad de señalar específicamente una emoción, un sentimiento, una sensación. No se aprieta de la misma forma la mano de una persona para comunicarle amor que para transmitirle precaución o temor. La presión de la mano, la forma de cogerla y la duración del contacto son diferentes, como lo es la carga energética transmitida a través de él y la calidad y mensaje de la misma. Conocer nuestros puntos más sensibles a diversas sensaciones, emociones y sentimientos, enriquece nuestras posibilidades de percepción y comunicación y también nuestra vida sensitiva y sexual. 1 José Luis Paniagua Tébar. “El hombre energía estructurada”. Editorial EYRAS, Madrid 1986. 1 En la dinámica propia a todo grupo humano, el contacto corporal cataliza la solidaridad, generando una onda energética unitaria a través de la cual éste puede desarrollarse como un todo plural y coherente. Como una entidad viva independiente que actúa, evoluciona, se desarrolla y crea, repercutiendo sus acciones de una manera directa sobre cada uno de los individuos que la integran. Al igual que sucede en el caso de un ser humano concreto, el grupo se estructura como una sola macroburbuja. Posee una vibración energética especial, responsable, como antena selectora dentro del medio, del camino a seguir en el futuro. La calidad de esa vibración será la expresión más fiel del equilibrio de la dinámica grupal, así como de los conflictos y alteraciones existentes o latentes en el seno del mismo. El contacto corporal resulta de gran eficacia como tamiz selector, al enviarnos información de primera mano sobre la calidad energética y actitud existencial de las personas con las que hemos de relacionarnos. Nos proporciona una estimación exacta sobre la autenticidad y valor de las ideas, sentimientos y emociones que nos intentan trasmitir. Nos ayuda a discernir acerca de aquello con lo que pretenden hacernos solidarios, dependientes, fanáticos o súbditos dóciles y silenciosos. El contacto corporal, necesariamente homo y heterosexual, enriquece la comunicación y establece nuevos vínculos. La fuerza y calidad de éstos va más allá de cualquier posible descripción, por lo que, sólo el desarrollo habitual de la función de este sentido marginado, puede darnos la medida exacta de su capacidad de percepción. La transmisión energética a través del contacto directo rompe miedos, soledades y fantasías, aun cuando, al principio, pueda generar inhibiciones. Potencia nuestra autoafirmación y armonía en el medio. Nos permite descubrir zonas odiadas de nuestro cuerpo, quizá por estar unidas en el recuerdo a un trauma infantil o a una experiencia dolorosa, o por una semejanza simbólica con aquello que despreciamos o nos conflictúa 2. A menudo estas zonas resultan ser las más fuertes y apreciadas de nuestra persona. La estimulación táctil de la zona aviva el recuerdo dormido, despierta el sentimiento y la emoción asociados a la energía inhibida responsable de la tensión corporal o del bloqueo. Nos sitúa de nuevo en el pasado, en la situación vivida como trauma, sólo que desde la perspectiva del presente, lo que nos facilita su análisis si existe en nosotros un auténtico deseo de autosuperación. Al ser el contacto corporal un medio natural e instintivo de comunicación directa entre los seres humanos, su práctica debería ser aconsejada, en lugar de marginada por la norma. El problema estriba en que el poder instituido recela y teme la amenaza que para él representa ese sustrato de solidaridad, esa fuerza vinculativa interpersonal que subyace en el fondo de esta forma de comunicación y expresión. Situar el contacto corporal en el nivel que por derecho natural le corresponde, implica todo un proceso que ha de arrancar desde la más tierna infancia. En lugar de reprimir las tendencias naturales hacia una saludable promiscuidad, éstas deben estimularse de una forma equilibrada a través del juego y la creatividad grupal. El niño y el adulto, indistintamente, han de afinar su sensibilidad táctil, sentirse y percibir a los demás a través del contacto cuerpo a cuerpo. Se ha de aprender a sentir y amar al otro sudoroso y despeinado. Palparlo con todo el cuerpo. Vivirlo pegado a nosotros mismos como si formásemos una sola entidad que respira, jadea y se mueve al unísono. Percibir su aliento, sus formas corporales, su latido existencial formando parte del nuestro, en recíproca comunicación vibracional y 2 Es frecuente encontrarse con individuos a quienes les angustia tener un vientre prominente, ya que esto simboliza para ellos el abandono, la desidia, la dejadez que odiaron en algún miembro de su familia. Es la expresión formal del conflicto no recordado, pero inconscientemente grabado y latente que generó ese sentimiento en los primeros años de su infancia. 2 sensitiva. Por esta razón, es aconsejable que cualquier tipo de ejercicio, incluso aquellos pensados para conseguir un desarrollo muscular acentuado, se realicen, siempre que sea posible, recurriendo a cargas vivas. De esta forma, no sólo se consigue muscular la zona, sino también una fibra más elástica y la implicación global del cuerpo en el movimiento. Simultáneamente, se produce la sensibilización interior al tacto y a la percepción emocional de la carga viva, del otro, a través de los mensajes implícitos en los intercambios energéticos que nos envía: rigidez total o de una zona de su cuerpo, forma de cogernos, presión que ejerce sobre nosotros, etcétera. Tras una pequeña práctica previa, es fácil diferenciar quién tiene un buen “rollo” con nosotros, quién está inhibido por nosotros o por sus propios conflictos, quién nos “cae” bien o nos excita, a quién excita nuestra presencia. Basta para ello tumbarse boca abajo en el suelo, los ojos cerrados y el cuerpo y las extremidades extendidas, y situar al otro encima, también boca abajo, de tal forma que entre en contacto con nuestro cuerpo la mayor superficie del suyo. Las inhibiciones, fantasías y miedos que genera el contacto corporal, se rompen más fácilmente si los ejercicios se realizan con posterioridad al desbloqueo de la agresividad y del grito interior 3. El cuerpo se encuentra entonces más sensible y receptivo al contacto. La energía fluye más libremente a través de sus canales naturales y la comunicación es más espontánea e intensa. En frío, el contacto corporal puede acentuar los bloquees y conflictos de cada individuo, al ser vivido el otro como una sobrecarga, un lastre o una imposición capaz de sumirnos en la pasividad y en la impotencia, hundidos por su peso. Aparte de los ejercicios por parejas descritos en otros capítulos que pueden ser utilizados con esta misma finalidad, se describen a continuación algunos otros en situaciones doblemente comprometidas, en el sentido de que, al impacto energético propio del contacto, se han de sumar la vivencia o la fantasía sensual y sexual que despierta la posición por su promiscuidad y simbología, rubores y miedos. I. Movimiento circular con piernas abiertas (cintura). a) Espalda sobre espalda. Posición similar a la del ejercicio IIa pero realizando movimientos circulares. b) Pecho sobre espalda. c) Pecho sobre pecho. Ib 3 Ic Una música adecuada puede facilitar también la práctica. 3 II. Movimiento lateral con piernas abiertas (cintura). a) Espalda sobre espalda. IIa b) Pecho sobre espalda. Posición similar a la del ejercicio Ib pero realizando movimientos laterales. c) Pecho sobre pecho. Posición similar a la del ejercicio Ic pero realizando movimientos laterales. III. Movimiento frontal con piernas abiertas (cintura). a) El de atrás coge a su pareja como en la llave de lucha libre “steiner” (de pie) b) El de atrás coge a su pareja por la cadera y le ayuda a balancearse (de pie). IIIa1 IV. IIIa2 IIIb Ejercicio de distensión de la columna y la musculatura. Espalda con espalda y brazos entrecruzados, subida y bajada alternativa de uno y otro, permaneciendo entre treinta y sesenta segundos en la posición. 4 V. Arco del Tao ayudados. De frente ambos, uno coge al otro por la cintura y le ayuda a flexionarse hacia atrás. La posición se ha de mantener entre 45 y 60 segundos. VI. Movimiento frontal de flexión en el suelo. Uno ayuda al otro a flexionarse, abrazándolo desde atrás y pegando su pecho a la espalda del que se flexiona. El que se encuentra en el suelo realiza primero el ejercicio con las piernas rectas abiertas, y, a continuación, con las piernas cerradas. VII. Pelear abrazados por el tórax, hasta desplazar y derribar al otro. 5 VIII. Pelear, de rodillas, abrazado al otro. IX. Tumbarse uno encima del otro, inmovilizando al de abajo, que ha de luchar y moverse para zafarse de la presa. X. Tumbarse en el suelo uno encima del otro, ambos boca abajo, e intentar levantar al de encima. a) b) Solo por extensión de los brazos. Hasta la flexión de rodillas. IXa c) IXb Sin apoyo de rodillas. 6 Ixc XI. En la posición del saltamontes, flexionar hacia delante y hacia atrás. Pueden realizarse dos variantes: tórax en contacto con espalda y tórax en contacto con tórax. Variante tórax en contacto con espalda XII. Tumbado boca arriba, levantar a la pareja, abrazada a nosotros tórax sobre tórax. a) Arqueando la espalda con apoyo sobre los talones. b) Arqueando la espalda levantando la pelvis con ayuda de las piernas semiflexionadas. 7 XIII. Por parejas, rodar abrazados por el suelo. XIV. Cogidos de la mano, en círculo cerrado, hacer la cobra durante treinta o sesenta segundos. XV. Situados en círculo, tumbados boca arriba con los pies hacia el centro del mismo y con las manos unidas (la izquierda con la palma hacia arriba y la derecha con la palma hacia abajo), relajar el cuerpo hasta conseguir sintonizar la respiración de todos los componentes del grupo. A partir de ese instante el círculo tendrá un solo ritmo expansivo y contractivo, que hará posible que la energía vital fluya libremente a través de todos y cada uno de sus componentes, generando una fuerte comunicación energética y unos vínculos de solidaridad difíciles de romper, o, al menos, de olvidar. NOTA. Resulta eficaz, en cuanto a conseguir la desinhibición se refiere, el reconocimiento táctil entre los componentes del grupo. El procedimiento más elemental consiste en caminar con los ojos cerrados, contactar unos con otros, palparse en silencio y reanudar después la marcha, o bien emparejarse con alguien que hemos percibido de una manera especial a través de la sensación vivida durante el reconocimiento táctil. Como variantes de éste procedimiento puede recurrirse al reconocimiento por contacto con los ojos cerrados, ya sea entre parejas, de pie, sentados o tumbados en el suelo, o bien mirándose directamente a los ojos durante toda la experiencia. 8