SUSPENSION DE JUICIO A PRUEBA

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SUSPENSION DE JUICIO A PRUEBA
RECURRIBILIDAD DE LA DENEGATORIA DE CONCESION DE JUICIO A
PRUEBA.
SALA PRIMERA:
...TambiŽn que el art. 439 del CPP otorga la posibilidad de interponer recurso de
apelaci—n respecto de las resoluciones previas a la sentencia definitiva no solo en
el caso en que tal remedio se halle expresamente previsto sino tambiŽn cuando
provocan gravamen irreparable, vale decir que causan un perjuicio en los
derechos o pretensiones de los sujetos procesales actuantes que no pueda tener
remedio en el curso del mismo tr‡mite o procedimiento o en una fase ulterior,
importando circunstancia que, de no ser removida, consolidar‡ una situaci—n en
detrimento de quien la sufre (6DOD , V HQ WHQ F LD G HO HQ F DX V D Q ž M o s c o v a, d o c trin a d e la m ayo ria, LG HP G HO HQ F DX V D Q ž 5HF X UV R G HO
)LV F DO G H MX LF LR HQ F DX V D Q ž G HO - X ]J DG R HQ OR &R UUHF F LR Q DO Q ž G H 6DQ ,V LG UR ,
LG HP G HOHQ F DX V DQ ž3DH]G R F WULQ DG HODP D\ R ULD O sea que en el
el caso nos encontramos ante un supuesto de providencia apelable y no casable
(6DOD,F DX V DQ ž5HF X UV R G HO)LV F DOG HMX LF LR HQ F DX V DQ žG HO- X ]J DG R HQ OR
&R UUHF F LR Q DOQ žG H6DQ ,V LG UR , LG HP G HOHQ F DX V DQ ž*UD\ P D\R ULD
&R Q IR UP H 6DOD , V HQ WHQ F LD G HO HQ F DX V D Q ž 6R V D 0 DULR 5DIDHO V Rec u rs o d e Cas ac i— n . (reg is tro 114/2002)
RECURSO DE APELACION
...Desde esta perspectiva puedo entender que el art’culo 439 del C.P.P. establece
la posibilidad recursiva de la apelaci—n a las resoluciones que as’ lo permitan
siempre y cuando las mismas se hayan dictado con car‡cter previo a la sentencia
definitiva que resulta corolario del proceso, y es donde comienza la esfera de la
potestad impugnativa a travŽs del recurso casatorio.
En el caso concreto la resoluci—n denegatoria de la suspensi—n de juicio a
prueba, por l—gica necesidad, resulta ser previa a la sentencia y en este sentido
pasible de ser recurrida en apelaci—n ante la Excma. C‡mara.
Pero aœn resta saber si tal resoluci—n puede ser recurrible en funci—n del
segundo nivel de exigencias del art’culo mencionado, esto es si se encuentra
expresamente prevista su recurribilidad por el remedio indicado o en su defecto se
da la circunstancia de que provoque un gravamen irreparable que habilite
exceptuar tal previsi—n ritual.
En el caso en concreto advierto que la resoluci—n que no conceda el
beneficio de la suspensi—n de proceso (art. 404 del CPP) a prueba provoca a
estas alturas un perjuicio de imposible reparaci—n ulterior, con lo que se
configurar’a el llamado gravamen irreparable que preve como circunstancia
viabilizante de recurso de apelaci—n, el art’culo de marras. He de coincidir con el
alcance sem‡ntico de los tŽrminos "gravamen irreparable" con el doctor Chiara
D’az quien al comentar el tema nos dice: "...Esto es, un perjuicio, menoscabo o
agravio en expectativas, derechos o pretensiones de los sujetos actuantes que no
puedan tener remedio en el curso del mismo tr‡mite o procedimiento o en una
fase ulterior del proceso, constituyendo en vez de ello , una circunstancia que de
no ser removida consolidar‡ una determinada situaci—n en detrimento de quien la
sufre sobre su interŽs o posici—n...". (conf. "C—digo Procesal Penal de Bs. As.
&RPHQWDGR&KLDUD'tD]\RWURVSJ(G5XELQ]DO&XO]RQLž(G
Por lo dicho y abierta as’ la posibilidad de los recurrentes para cuestionar
la decisi—n denegatoria del beneficio de la suspensi—n del proceso a prueba por
parte de un Tribunal, por la v’a del recurso de apelaci—n previsto en el art’culo 439
y ss. del C.P.P., se deriva la inviabilidad a estas alturas de plantear el recurso de
casaci—n ante este Tribunal.
Co n fo rm e Sala Prim era, s en ten c ia d el 15/12/1999 en c au s a 570: Villag ra, J u an Carlo s
s / Rec u rs o d e Cas ac i— n .
Tanto en la oportunidad del 338 como de la audiencia del 404, PUEDE
INTERPONERSE RECURSO DE APELACION. Conf. Cau s a 2800, Gin ep ro J o s e
Alb erto d e Feb rero d e 2001, p o r m ay o r’a (art. 338) y Cau s a 2811, (art. 404): Gray,
To m as No rb erto d el 12/12/2000.
ANTECENTES DE LA SALA
Hasta el dictado de la sentencia en causa 2800, sosten’an que la
resoluci—n que rechaza la procedencia formal de la suspensi—n del juicio a prueba
en la oportunidad del 338 estaba exenta de toda v’a recursiva, no era apelable ni
susceptible de recurso de casaci—n anticipado, solo pod’a efectuarse protesta que
equival’a a la reserva de recurrir en casaci—n contra la sentencia definitiva que
pudiera dictarse. (Cau s a 530 Villag ra, d el 15/12/99. Cau s a 683: M o s c o v a, Clau d io d el
, 615: Ec h alar M o lin a, Fran c is c o d el 11/07/2000)
SALA SEGUNDA
...tampoco puede sostenerse que la resoluci—n que deniega la suspensi—n
de juicio a prueba sea equiparable a sentencia definitiva en los tŽrminos del art.
450 del C.P.P , ya que no pone fin al proceso ni hace imposible su continuaci—n
sino que, por el contario, posibilita la continuaci—n del proceso hacia la vista de la
causa y posterior sentencia en la que se decida la cuesti—n; permitiendo el texto
legal la ulterior reparaci—n del agravio por la v’a de recurso de casaci—n contra esa
sentencia.
Co n fo rm e Sala Seg u n d a, s en ten c ia d el 20/06/2000 en c au s a 1730: Arc e, Pab lo J u lian
Es tan is lao
RECURSO DE APELACION
La ley ha querido que las resoluciones que se toman en la oportunidad del
338 sean irrecurribles. solo puede efectuarse protesta dentro de los 3 d’as que
equivale a la reserva del recurso de casaci—n contra la sentencia definitiva. Cau s a
1475: Co n d o ri, J o rg e Clau d io , Cau s a 1687: Go n zalez, Dam ian Fab io (J u n io d e 2000),
Cau s a 1730: Arc e, Pab lo J u lian (20 d e J u n io d e 2000), Cau s a 2189: Pres te, M ario
Ram — n (Ag o s to d e 2000), Cau s a 2255: Uv illa, M arc elo E. (20 DE J u n io d e 2000),
Cau s a 2401: Stu c k i, M ario Hec to r; Cau s a 2628: Ug artec h e, Patric io (5 d e Sep tiem b re
d e 2000), Cau s a 3756: Ped ro zo , J o s e L u is ; c au s a 8690: Ram o s , Gu s tav o Alfred o s /
Rc . De Cas ac i— n , s en ten c ia d el 12/02/2002 (reg is tro 15/2002).
SALA TERCERA:
Tenemos dicho antes de ahora Y HU F DX V D ³ 9LOODOE D´ Q ž HQ WUH WDQ WDV
o tras ) que el recurso de casaci—n puede deducirse contra las sentencias
definitivas y los autos que pongan fin a la acci—n, a la pena o a la medida de
seguridad o correcci—n, o imposibiliten que continœe; o denieguen la extinci—n o
suspensi—n de la pena o el pedido de sobreimiento cuando se haya sostenido la
extinci—n de la acci—n penal (doctrina del art’culo 450 del C.P.), que no es el caso.
(Co n f. Sala Terc era, s en ten c ia d el 16/11/2000 en c au s a 3940: M o rales , Pab lo Hern ‡n ,
en el m is m o s en tid o c au s a 5269: Aray a, M aria J y M o n z— n , Ram — n d el 27 d e M arzo d e
2001, id em c au s a 3864: Av alo s , L eo n ard o An d res d el 13/03/2001, id em c au s a 5614:
Co ria, Alb erto Fab ian d el 17/07/2001. ), Co n f. Cau s a 3940: M o rales , Pab lo Hern ‡n d el
16/11/2000, c au s a 3864: Av alo s , L eo n ard o An d res d el 13/03/2001, c au s a 5614: Co ria,
Alb erto Fab ian d el 17/07/2001. )
SUSPENSION DE JUICIO A PRUEBA CONCEDIDA. ADMISIBILIDAD DEL
RECURSO DE CASACION
SALA PRIMERA
Tiene dicho este Tribunal que es procedente la interposici—n del recurso de
casaci—n respecto del resolutorio que decide afirmativamente acerca de la
concesi—n de un instituto que, como la suspensi—n del juicio a prueba, imposibilita
la continuaci—n de la acci—n penal (Sala Prim era, s en t. d el 5/7/2000 en c au s a 787,
" Rec u rs o d el fis c al d e ju ic io en c au s a 377 d el J u zg ad o en lo Co rrec c io n al n ro . 1 d e
San Is id ro " ), en el m is m o s en tid o d el 27/09/2000 en c au s a 999: Rec . De Cas ac i— n
in terp u es to p o r el M rio . Pc Fis c al,
SALA SEGUNDA:
Cuando se concede, se declara admisible el recurso de casaci—n, es
asimilable a sentencia definitiva, porque aun en forma mediata pondr’a fin a la
acci—n extinguiŽndola y, encontr‡ndose esa posibilidad condicionada, si se
resolviera al final de la prueba seria retroactiva.
Por eso el recurso es admisible no obstante aœn en la audiencia del 338 y
no obstante la inimpugnabilidad inmediata prevista en el art. 338 para evitar
interrupciones en el tr‡mite del juicio, conforme lo establecido en el art. 429 del
CPP, no siendo necesaria la protesta porque no se trata de agravio cuya
impugnaci—n deba reconducirse al momento de la sentencia que dirime el juicio.
(CAUSA 1482: Aguirre, JosŽ AmŽrico del 29/03/2001),
Gorostiaga, Laura Liliana (29/03/01), causa 1446:Tagua, Carlos
Walter del 2/05/2000.
SALA TERCERA:
Para el Dr. Borinsky ni la denegatoria ni la concesi—n son equiparables a
sentencia definitiva. Para Mahiques la concesi—n si es equiparable.
Del voto de Borinsky:
Que las resoluciones que conceden o deniegan la suspensi—n del proceso a
prueba no constituyen sentencia definitiva ni pueden asimilarse a ninguno de los
supuestos contemplados taxativamente en el art. 450 del ceremonial por cuento
son revocables, no dirimen la controversia ni ponen fin a la causa, no tienen por
efecto extinguir la pena ni deniegan con car‡cter definitivo su suspensi—n, desde
que nada impide que, al momento de dictar sentencia, el juez aplique una
FRQGHQDGHHMHFXFLyQFRQGLFLRQDOFIU/LQR(QULTXH3DODFLR³/RV5HFXUVRVHQHO
3URFHVR 3HQDO´ $EHOHGR 3HUURW 3DJ &1&3 6DOD ,, ,; ³'HO
FDVWDxR0DULD6LOYDQD´%- , 1994, NRO 3 PAG 34 Y ed. 166-739, Sala III, 1-IX9LJXLHGDQLHO´%-QžSDJ\('&1&36DOD,,0RQWL
Bernardo, 30-VIII-1994, LL, 1994-E-496.
Del voto del Dr. Mahiques:
Teniendo en cuenta que la resoluci—n que dispone la suspensi—n de juicio a
prueba lleva ’nsita la posibilidad extintiva de la acci—n penal, en cuanto Žsta ser‡
la consecuencia legal del acabado cumplimiento por parte del probado de las
condiciones impuestas al tiempo de su concesi—n; entiendo que la resoluci—n
UHFXUULGD GHEH VHU DVLPLODGD DO FRQFHSWR GH ³VHQWHQFLD GHILQLWLYD´ FRQIRUPH OR
preve el art. 450 del rito, en tanto para el Ministerio Pœblico Fiscal el ejercicio de la
acci—n penal se independiza de tal forma que s—lo el imputado determinar‡, segœn
su conducta, la suerte de ella, no pudiendo reconducir su tratamiento a otra etapa
del proceso sin que la cuesti—n devenga en abstracta.
Integraron con el Dr. Natiello: (Distingue la oportunidad entre la audiencia del art.
338 y la del 404):
La resoluci—n que concede o deniega el beneficio de la suspensi—n del juicio a
prueba en la instancia prevenida por el art. 404 del CPP, no resulta entonces
casable en la forma mediata (por la via normal del recurso propio contra la
sentencia definitiva que se dictare al denegarse el beneficio) que establece el art.
FLWDGRSRUUHVXOWUDXQDGLVWLQWDDODPHQFLRQDGDHQHOLQFLVRžGHHVHWH[WR
legal, ni tampoco ser’a pasible de una casaci—n anticipada (casaci—n inmediata),
pues habilitada una instancia ordinaria de apelaci—n, la extraordinaria de casaci—n
DSDUHFHUtDOLPLWDGD±VDOYRDEVXUGRRDUELWUDULHGDGGHVGHTXH\DVHFRQWyFRQOD
suficiente instancia revisora de garant’as encarnada eb las C‡maras de Apelaci—n
\*DUDQWtDV±HOORSRUORVDUJXPHQWRVGHVJUDQDGRVHQORVSUHFHGHQWHVGHHVWH
cuerpo en causa 683: Moscova, sent, del 30/5/2000 entre otras).
Comparto con el Dr. Borinsky que la competencia del Tribunal no se abre
ante cualquier reclamo que las partes deseen someterle, sino que resulta
QHFHVDULR TXH OD PLVPD VH KDELOLWH FRQIRUPH D GHUHFKR \ ±DJUHJR \R PDV D~Q
cuando en funci—n de la interpretaci—n sistem‡tica de la v’a recursiva existentes,
es factible interponer el recurso de apelaci—n para que las c‡maras de Garant’as
revise y controle la legalidad de la resoluci—n del Juez Correccional o el Tribunal
de juicio al respecto.
Sentado ello, adelanto que no existe colisi—n en punto a postular que en
lineas generales la inviabilidad formal de remedio, pero admitir la procedencia
parcial del reclamo por la via pretoriana de la demostraci—n del absurdo o
arbitrariedad- cuando, como en el caso concreto, pueda plasmarse en los hechos
una notoria irregularidad en la concesi—n del beneficio que llevar’a a la nulidad
absoluta de lo resuelto y tra’do a consideraci—n de este cuerpo, por el mentado
VHQGHUR GHO DEVXUGR \ OD DUELWUDULHGDG DXQ FXDQGR ±FRPR VH YLy QR VH KD\D
PDWHULDOL]DGRHOUHFODPRDQWHHOyUJDQR-XGLFLDOFRPSHWHQWHSHURPHGLDYiOLGD±\
oportuna- exteriorizaci—n de la voluntad de impugnar el resolutorio en cuesti—n.
Conforme Sala III, sentencia del 16/05/2002 en causa 6907:
Recurso de Casaci—n interpuesto por el Ministerio Pœblico Fiscal
HQFDXVDµUHJLVWUR(QODFDXVD5HF'HO
Ministerio Pœblico Fiscal en Causa 1473, sentencia del
16/05/2002 (Registro 136/2002) integraron con el Dr. Hortel,
quien adhiere al voto de Mahiques (es equiparable), en causa
5364, 8/08/2002: Recurso de Casaci—n interpuesto por el
M.P.F. en causa 2894, integraron con el Dr. Celesia (adhiere al
voto de Mahiques: Es equiparable)
5(48,6,7263$5$/$352&('(1&,$3$5$/$6863(16,Ï1'(-8,&,2
SALA PRIMERA
Tal como lo ha sostenido la Sala Segunda de este Tribunal (c au s a 4270 c aratu lad a:
0 LQ LV WHULR 3~ E OLF R )LV F DO ³ HQ WUH R WUDV ) en forma coincidente con lo resuelto en el
3OHQDULRQžGHOD&1&3³.RVXWD7HUHVD5´GHOGHDJRVWRGHHODUW
76 bis del C.P. prevŽ un solo supuesto de procedencia y su aplicaci—n requiere la
FRQFXUUHQFLD VLPXOWiQHD GH WRGRV ORV UHTXLVLWRV ±SRVLWLYRV \ QHJDWLYRV DOOt
previstos.
6RVWHQHU ±FRPR KDFH HO DTXR TXH HO SiUUDIR FXDUWR GHO DUW ELV
mencionado regula un supuesto aut—nomo desvinculado del pretendidamente
previsto en los p‡rrafos primero y segundo impondr’a aceptar, por un lado, que el
beneficio procede aœn sin solicitud del interesado y que, en consecuencia, la ley
autoriza a imponer severas reglas de conducta a quien debe ser tratado como
inocente y, por otro, que la suspensi—n del proceso puede concederse aœn al
reincidente y multireincidente pese al paralelismo que presenta el instituto con el
de la condenaci—n condicional.
Que en el p‡rrafo primero del citado art’culo se establezca que el beneficio
puede requerirse aœn cuando se trate de delitos reprimidos con reclusi—n, no
resulta incompatible con la exigencia del p‡rrafo cuarto referida a la posibilidad de
aplicar condena de ejecuci—n condicional puesto que, tal como sucede con los
il’citos previstos en los arts. 141 y 143 del C.P., la conminaci—n abstracta con
aquel tipo de pena en modo alguno impide la eventual aplicaci—n del art. 26 del
mismo texto fondal.
Y esta interpretaci—n que no es restrictiva sino declarativa de la ley
aparece corroborada por el propio orden l—gico del referido art’culo 76 bis del C.P,
TXH OXHJR GH RFXSDUVH GH ORV SUHVXSXHVWRV GH OD VROLFLWXG GHO SURFHVDGR ±
SiUUDIRVSULPHUR\VHJXQGRUHJXODORVUHTXLVLWRVTXHHOODGHEHFRQWHQHU±SiUUDIR
WHUFHURSDUDSDVDUDUHIHULUVHDODGHFLVLyQMXULVGLFFLRQDOTXHUHVXHOYHHOSHGLGR±
SiUUDIRFXDUWR\ILQDOPHQWHDFDUJDVDGLFLRQDOHVGHOHQFDXVDGR±SiUUDIRVTXLQWR
\ VH[WR \ D HYHQWXDOHV FDXVDOHV REVWDWLYDV GHO EHQHILFLR ±SiUUDIRV VpSWLPR \
octavo-.
Entiendo entonces quHHOSULPHU±RVHJXQGRSiUUDIR\FXDUWRSiUUDIRGHO
art. 76 bis del C—digo fondal no prevŽn dos hip—tesis distintas (Co n f. Sala II, c au s a
1254: Go ro s tiag a, d el 29/03/01 ) sino diversos requisitos de un œnico supuesto por lo
que la suspensi—n del juicio a prueba solo proceder‡ a solicitud del procesado
cuando se trate de un delito de acci—n pœblica que se encuentre reprimido con
pena de prisi—n o reclusi—n cuyo m‡ximo no sea superior a tres a–os y, adem‡s
de ello, el encausado ofrezca una razonable reparaci—n del da–o, medie
consentimiento del Ministerio Pœblico Fiscal y las circunstancias del caso permitan
eventualmente dejar la pena en suspenso.
Conf. sala Primera, sentencia del 3/04/2003 en causa 4940:
Recurso de Casaci—n interpuesto por el Ministerio Pœblico Fiscal
en causa 2650)
(No es relevante la conformidad de la victima, ya que la decisi—n respecto
de la extinci—n de la acci—n corresponde al estado por medio del fiscal. La victima
tiene la posibilidad de la acci—n civil para la reparacion del da–o. )
³ HQ HO FDVR HQ H[DPHQ VH YHULILFDUtD XQD VLWXDFLyQ HQ OD TXH HO
pretensor estatal habr’a prestado su conformidad para que la acci—n de la que es
titular, se extinga. Ello importar’a la decisi—n del Estado -por parte del funcionario
DXWRUL]DGRSDUDHOOR²GHUHVLJQDUVXLQWHUYHQFLyQDQWHOD FODUD HYLGHQFLD GH TXH
HVD VROXFLyQ HV OD PHMRU HQ DUDV GH UHVROYHU HO FRQIOLFWR (VD GHFLVLyQ ²FDEH
UHLWHUDUOR²HVGHFLVLyQGHO(VWDGR\²FRPRVHGHMDGLFKR²VHOLPLWDDQHJDUVX
intervenci—n penal.
En esa deFLVLyQ²FRPRORVRVWLHQHODUHFXUUHQWH²QRSXHGHLQWHUYHQLUHO
ofendido puesto que Žste no puede disponer sino de las acciones que
expresamente le han sido confiadas en su instancia y prosecuci—n (art. 73 del
C.P.)...
&RQIRUPH 6HQWHQFLD GHO HQ FDXVD Qž *UD\
Tom‡s Norberto s/ Recurso de Casaci—n
El beneficio resulta improcedente si el imputado registra una condena anterior
que impedir’a la aplicaci—n de pena en suspenso. (Co n f. Sala I, p o r u n an im id ad
(c am b ia el c riterio d e Pio m b o ), s en ten c ia d el 3/04/2003 en c au s a 4940: Rec u rs o d e
Cas ac i— n in terp u es to p o r el M in is terio Pœ b lic o Fis c al en c au s a 2650)
SALA SEGUNDA
La suspensi—n del juicio a prueba solo proceder‡ a solicitud del procesado,
siempre que Žste ofrezca la reparaci—n del da–o, se trate de un delito de acci—n
pœblica que se encuentre reprimido con pena de prisi—n o reclusi—n cuyo m‡ximo
no sea superior a tres a–os, medie consentimiento del Ministerio Pœblico Fiscal y
las circunstancias del caso permitiran eventualmente dejar en suspenso el
cumplimiento de la pena.
Conforme Sala II, sentencia del 23/04/2002 en causa 4270:
Ministerio Pœblico Fiscal en causa 85-564 seguida a Hugo Daniel
Taboada (Registro 211/2002)
Entiendo que el planteo debe prosperar, puesto que no solo se prescindi— del
consentimiento fiscal y las circunstancias
del caso no permitir’an la
condicionalidad de la condena, sino que adem‡s, la pena en abstracto excede el
l’mite de tres a–os que el art. 76 bis fija como otras de las condiciones que
acumulativamente deben concurrir para la viabilidad del beneficio.
En este punto, debo se–alar que, a mi criterio, se alterar’a el sentido de la
ley y se arribar’an a consecuencias inaceptables si se interpretase que los
SiUUDIRV SULPHUR ±R VHJXQGR \ FXDUWR GHO DUW ELV SUHYHQ VLWXDFLRQHV
independientes y, de ese modo, se pretendiese la aplicaci—n del instituto
atendiendo solo a las exigencias de uno u otro fragmento segœn el supuesto de
que se trate.
(QHVHRUGHQGHEHUtDDFHSWDUVH±FRQVXVWHQWRHQHOFLWDGRSiUUDIo cuarto, que la suspensi—n del juicio procede aœn sin solicitud del interesado, lo cual
permitir’a la imposici—n de severas reglas de conducta contra la voluntad de una
SHUVRQDFX\RHVWDGRGHLQRFHQFLDQRKDVLGRD~QGHVYLUWXDGR&RQI3OHQDULRQž
GHOD&1&3³.RVXWD7HUHVD5´GHOYRWRGHODPD\RULD
Por otra parte, con fundamento en los p‡rrafos primero o segundo, deber’a
admitirse la suspensi—n del proceso aœn cuando no fuese posible la condena
condicional, lo que permitir’a su concesi—n al reincidente o multireincidente, con el
agravante de que podr’a acordarse aœn sin consentimiento del Ministerio Pœblico
Fiscal, que sin mas se ver’a privado del ejercicio de la acci—n pœblica, cuyo
ejercicio, en nuestro medio, le corresponde en forma exclusiva -art. 6 del CPP.
Por otro lado, mas alla de las reiteradas cr’ticas referidas a la deficiente
tŽcnica legislativa de la ley 24.316, analizada desde una perspectiva unitariaGHVGHODGHQRPLQDGDWHVLVUHVWULFWLYDODQRUPDSDUHFHJXDUGDUXQRUGHQOyJLFR±
temporal, en tanto los dos primeros p‡rrafos se ocupar‡n de establecer
presupuestos objetivos fuera de los cuales ser’a inadmisible incluso la solicitud del
SURFHVDGRHOWHUFHURKDUtDUHIHUHQFLDDOFRQWHQGLRGHOSHGLGRHQWDQWRHOFXDUWR±
unico por el cual la norma expresamente faculta a suspender el juicio- se dirigir’a
al Tribunal que, adem‡s de verificar los extremos de los p‡rrafos anteriores,
deber‡ evaluar si en caso de condena, la pena podr’a dejarse en suspenso,
pasando la ley luego a ocuparse de diversos supuestos particulares y obstativos.
(VWDVDODKDUHVXHOWRTXHHOSULPHUR±RVHJXQGR\FXDUWRSiUUDIRGHODUW
ELV QR SUHYHQ GRV KLSyWHVLV GLVWLQWDV FDXVD Qž ³*RURVWLDJD´ GHO
29/03/2001, sino diversos requisitos de un œnico supuesto, de modo que la
suspensi—n del juicio a prueba solo proceder‡ a solicitud del procesado, siempre
que Žste ofrezca la reparaci—n del da–o, se trate de un delito de acci—n pœblica
que se encuentre reprimido con pena de prisi—n o reclusi—n cuyo m‡ximo no sea
superior a tres a–os, medie consentimiento del Ministerio Pœblico Fiscal y las
circunstancias del caso permitiran eventualmente dejar en suspenso el
cumplimiento de la pena.
Por lo expuesto, entiendo que en el presente caso se ha aplicado
err—neamente el art. 76 bis del CP
(Q SULPHU WpUPLQR VH LPSXWD HO GHOLWR GH OHVLRQHV JUDYHV ±DUW &3 HQ
FRQFXUVR UHDO FRQ DEXVR GH DUPDV ±DUW GHO &3 GH PRGR TXH OD HVFDOH
aplicable excede el l’mite m‡ximo que establece el p‡rrafo segundo como
condici—n de viabilidad del instituto, lo cual resultar’a por si solo suficiente para
hacer lugar al planteo y revocar el decisorio impugnado.
Pero adem‡s de ello, surge de los informes glosados .....que... no hab’a
transcurrido el plazo que preve el art. 27 para la concesi—n de una segunda
condicionalidad, lo cual obsta tambiŽn a la procedencia de la suspensi—n del
proceso a prueba que, corresponde agregar, en el caso fue acordada sin mediar
consentimiento fiscal, requisito exigido tanto por la norma de fondo como por la de
forma (art. 404 del C.P.P).
Por œltimo y para dar respuesta a todos los planteos tra’dos por las partes,
debe se–alarse que la imprecisa expresi—n del art. 27 del CP referida a que la
³FRQGHQDFLyQ VH WHQGUi FRPR QR SURQXQFLDGD´ QR SXHGH LQWHUSUHWDUVH FRPR
derogatoria de lo que la ley dispone a rengl—n seguido cuando preve
consecuencias concretas de esa condena impidiendo la concesi—n de una
condicionalidad hasta tanto no transcurran ocho o diez a–os, segœn el caso, ni
permite tampoco acompa–ar la particular interpretaci—n de la Defensa de
Casaci—n que sostiene que transcurridos cuatro a–os la condena condicional
anterior no impide la suspensi—n del proceso a prueba, puesto que el art. 76 bis
no hace referencia a condenas anteriores, sino especificamente a la eventual
posibilidad del aplicar pena en suspenso que como se dej— expresado, no parece
posible...
Corresponde casar el auto y revocar la suspensi—n del proceso a prueba... a los
efectos de la continuaci—n de la causa segœn su estado (arts. 26, 27 y 76 bis del
CP y 404, 448 inc 1, 459, 460 y cctes del CPP)
Conforme Sala II, sentencia del 23/04/2002 en causa 4270:
Ministerio Pœblico Fiscal en causa 85-564 seguida a Hugo Daniel
Taboada (Registro 211/2002)
...La opini—n del fiscal no es un mero dictamen acerca de la pertinencia o no
del beneficio sino que su opini—n es vinculante para el juzgador...
Conf. Sala II, sentencia del13/05/2003 en causa 11.726:
Carrizo, Mariana Marisol s/ Recurso de Casaci—n (reg. 290/03)
SALA TERCERA
(Del voto de Borinsky)
Como para la suspensi—n del juicio a prueba la ley exige la conformidad del
fiscal, y su opini—n en contrario significa un valladar para su otorgamiento, ya que
como encargado de la promoci—n y ejercicio de la acci—n, est‡ diciendo, con su
negativa, que es su voluntad seguir adelante con la acci—n (doctrina de los
art’culos 71 y 76 bis del C—digo Penal), no habiendo dado su aquiescencia a la
impugnada suspensi—n, corresponde declarar procedente el recurso, casar la
impugnada resoluci—n y disponer la prosecuci—n del tr‡mite.
(Del voto de Mahiques)
WDO FRPR IXH UHFLELGR \ UHJODGR HO LQVWLWXWR GH OD ³SUREDWLRQ´ HQ OH
ordenamiento positivo (ley 24.316) la oposici—n fundada del fiscal a la concesi—n
de la suspensi—n del juicio a prueba constituye un impedimento que, en todos los
casos, determina la inviabilidad del instituto.
En efecto, trat‡ndose de la suspensi—n del ejercicio de la acci—n penal, la
cual de manerab mediata puede llegar a fenecer, ya ateniŽndonos al rol que
institucionalmente se le asigna al Ministerio Pœblico en el actual sistema procesal,
la conformidad fiscal aparece como l—gico requisito para su procedencia (Cfr.
³.RVXWD7HUHVDV5HFXUVRGH&DVDFLyQIDOORSOHQDULRQžUWRHOSRUOD
C.N.C.P.)
Asi la funci—n requirente del Ministerio Pœblico aparece clara en tanto el
ejercicio de la acci—n pœblica reposa exclusivamente en sus manos, siendo que
esta no podr‡ suspenderse, interrumpirse, hacerse cesar, excepto en los casos
expresamente previstos por la ley (art. 6 del C.P.P)
(Hortel adhiere)
Conf. Sala III, sentencia del 16/05/2002 en causa 6661:
Recurso de casaci—n interpuesto por el Mrio Pco Fiscal en causa
1473, en el mismo sentido del 7/05/2002 en causa 7631:
Recurso de Casaci—n interpuesto por el Ministerio Pœblico Fiscal
en causa 619. (integraron con Piombo). Conforme Sala III,
sentencia del 16/05/2002 en causa 6907: Recurso de Casaci—n
LQWHUSXHVWR SRU HO 0LQLVWHULR 3~EOLFR )LVFDO HQ FDXVD µ
(registro 135/2002), (integraron con Natiello). En la causa 6661:
Rec. Del Ministerio Pœblico Fiscal en Causa 1473, sentencia del
16/05/2002 (Registro 136/2002) integraron con el Dr. Hortel,
quien tambien considera que es ineludible la conformidad del
fiscal, en el mismo sentido causa 5364, 8/08/2002: Recurso de
Casaci—n interpuesto por el M.P.F. en causa 2894 (integraron
con Celesia)
LA SUSPENSION DE JUICIO A PRUEBA EN DELITOS REPRIMIDOS CON
PENA DE INHABILITACION
SALA SEGUNDA:
No procede la suspensi—n de juicio a prueba respecto de delitos reprimidos con
pena de inhabilitaci—n
No parece irracional que la pena de inhabilitaci—n, aœn cuando sea la de
menor gravedad, obstaculice la viabilidad del beneficio reclamado, sobre todo si
se atiende a la relaci—n de dependencia que el instituto tiene prevista en p‡rrafo
cuarto del art, 76 bis respecto de la condena condicional, en cuyo ‡mbito no
resulta posible que se deje en suspenso esta clase de penas (art. 26 œltimo
p‡rrafo del CP)
Si nuestro c—digo penal no acepta la suspensi—n de la pena de
inhabilitaci—n, no advierto de que modo podr’a interpretarse, sin basamento
expreso en el texto de la ley y en funci—n de una lectura parcializada de los
antecedentes parlamentarios que el art’culo 76 bis permita en esos casos
suspender el juicio, siendo que Žste es el presupuesto necesario para la efectiva
imposici—n de dicha pena.
&R Q I 6DOD ,, V HQ WHQ F LD G HO HQ F DX V D Q ž / R X UWHDX &DUOR V
Ariel s / Rec u rs o d e Cas ac i— n , Reg is tro 1016/2001)
REVOCACION DEL SUSPENSION. GARANTIA DE DEFENSA
SAL A TERCERA
Del voto de Dominguez:
Es mi criterio que previo a revocar la aplicaci—n del instituto de suspensi—n
de juicio a prueba, el a quo debi— correr el pertinente traslado al imputado a fin
que este esgrima sus defensas.
Mas alla de no encontrarse taxativamente ordenado en nuestra ley
procesal, el traslado previo a la revocaci—n del beneficio deviene de la aplicaci—n
directa de las garant’as constitucionales del debido proceso consagrad en el art.
18 de la CN
$O KDEHUVH RWRUJDGR XQ EHQHILFLR ±SUREDWLRQ D IDYRU GHO DFXsado,
necesariamente debe d‡rsele la oportunidad, previamente a su revocaci—n, de
oponer las pruebas de descargo y la de ejercitar debidamente su defensa. (Cfrr
Cafferata Nores. Proceso Penal y Derecho Humanos. Ed del Puerto. Pg 98)
...En el caso tra’do la falta de sustanciaci—n de la revocaci—n del beneficio si bien
WUDHUtD DSDUHMDGD XQD QXOLGDG OD PLVPD ±HQ PL FULWHULR KD VLGR VXEVDQDGD
Sustento esta opini—n en base a la interpretaci—n restrictiva de las sanciones
procesales impuesta por el art’culo 3 del ceremonial, que brindan legalidad al
decisorio del Tribunal de grado. Debe el recurrente demostrar la existencia
nulificante sobre la sentencia definitiva.
/DLQH[LVWHQFLDGHSHUMXLFLR±HQHOHMHUFLFLRGHOGHUHFKRGHGHIHQVD±VH
encuentra, tal como lo adelantara, en la circunstancia que el imputado pudo
articular sus defensas en su pedido de reposici—n, el cual fuera resuelto por el a
quo... donde debidamente motiva las circunstancias que lo llevaron a revocar el
beneficio..el a quo subsan— la irregularidad consiguiendo respetar el derecho a ser
o’do cumpliendo asi el fin perseguido por la defensa.
Conf. Sala III, sentencia del 3/02/2003 en causa 8162:
Guanuco, JosŽ Enrique s/ Recurso de Casaci—n (Reg 03/03)
REGLAS DE CONDUCTA. EXTINCION DE LA ACCION:
SAL A PRIM ERA
Admisibilidad:
Dr. Piombo : es equiparable a sentencia definitiva (Adhiere Dr. Natiello)
Sal LlarguŽs: La resoluci—n que pone fin a la acci—n es una de las que
H[SUHVDPHQWHHVWiFRQWHPSODGDHQHODUWGHOULWRSHQDOVLQTXH±REYLDPHQWH
resulte necesario equiparaci—n alguna
Procedencia:
Hechos:
El fiscal recurre la declaraci—n de extinci—n de la acci—n penal decretada
por el Tribunal Criminal, por entender que no se acredit— el cumplimiento de las
reglas de conducta.
Dr. Natiello: (adhiere Dr. Piombo)
/D UHVROXFLyQ TXH ±HQ HO PDUFR LQFLGHQWDO GH ORV DUWV \ FFV 'HO ULWXDO
conceda el beneficio de la suspensi—n de proceso a prueba se encuentra
sometida para su viabilidad y pervivencia a la condici—n resolutoria de que el
encartado cumpla cada una de las obligaciones compromisorias a las que se
obligara y le fueren impuestas.
...En l’nea con lo afirmado, es dable concluir que tanto las resoluciones
TXHGHQLHJXHQRFRQFHGDQHOEHQHILFLRGHODVXVSHQVLyQGHMXLFLRDSUXHED±HQHO
marco incidental de los arts. 404 y cs, del CPP as’ como las restantes incidencias
dictadas con motivo del cumplimiento o incumplimiento de las obligaciones
compromisorias asumidas por el titular de ese beneficio, del mismo modo que la
verificaci—n por parte del —rgano jurisdiccional competente de dicho cumplimiento,
ser‡n pasibles de ser recurridas en apelaci—n ante las Ex cmas. C‡maras de
Apelaci—n y Garant’as respectivas.
(se cas— la resoluci—n por nulidad y se reenvi— para previa acreditaci—n de
las obligaciones compromisorias, dej‡ndose constancia que lo que se resuelva en
la incidencia ser‡ apelable ante la C‡mara de Apelaciones y Garant’as).
VERIFICACION DEL CUMPLIMIENTO DE LAS OBLIGACIONES
COMPROMISORIAS:
Para Natiello y Piombo le corresponde al Juez de Ejecuci—n.
Para Sal LlarguŽs le corresponde al Ministerio Pœblico Fiscal.
Co n fo rm e Sala I, s en ten c ia d el 19/12/02 en c au s a 9463: Rec . De Cas ac i— n in terp u es to
p o r el M rio Pc o Fis c al en c au s a 277 s eg u id a a M an s illa, Fran c is c o Om ar y Ro ld ‡n ,
J o rg e. (reg . 863/02)
SALA SEGUNDA
Reglas de conducta:
Es facultad de los jueces establecer el plazo de suspensi—n, teniendo en
cuenta: a) la gravedad del delito imputado y b) el plazo que establece la ley entre
uno y tres a–os. El fiscal solo debe expedirse respecto de los requisitos de
viabilidad del instituto, siendo que la determinaci—n del tŽrmino de la suspensi—n
es otorgada en forma exclusiva al Tribunal. (Co n f Cau s a 1482: Ag u irre, J o s e
Am eric o
Carece de l—gica imponer obligaciones por un termino que exceda al de la
prueba. Las reglas de conducta que debe cumplir el imputado a quien se otorga el
beneficio NO pueden superar el tiempo de la suspensi—n fijado por el tribunal.
(Co n f. c au s a 1446: Tag u a, Carlo s W alter d el 2/05/2000 ).
Se efectœa una interpretaci—n de los p‡rrafos 1 y 4 del art. 76 bis del CP. El
primer p‡rrafo establece los requisitos de procedencia del beneficio y el 4 p‡rrafo
incorpora normas de procedimiento para su otorgamiento: PARA LA SALA LA
CONFORMIDAD DEL FISCAL ES INELUDIBLE, y su opini—n es vinculante para el
juzgador; esos incisos se aplican œnicamente para causas correccionales. (Conf.
causa 1254: Gorostiaga, Laura Liliana del 29/03/01.
No procede la suspensi—n de juicio a prueba respecto de delitos reprimidos
con pena de inhabilitaci—n
No parece irracional que la pena de inhabilitaci—n, aœn cuando sea la de
menor gravedad, obstaculice la viabilidad del beneficio reclamado, sobre todo si
se atiende a la relaci—n de dependencia que el instituto tiene prevista en p‡rrafo
cuarto del art, 76 bis respecto de la condena condicional, en cuyo ‡mbito no
resulta posible que se deje en suspenso esta clase de penas (art. 26 œltimo
p‡rrafo del CP)
Si nuestro c—digo penal no acepta la suspensi—n de la pena de
inhabilitaci—n, no advierto de que modo podr’a interpretarse, sin basamento
expreso en el texto de la ley y en funci—n de una lectura parcializada de los
antecedentes parlamentarios que el art’culo 76 bis permita en esos casos
suspender el juicio, siendo que Žste es el presupuesto necesario para la efectiva
imposici—n de dicha pena.
&R Q I 6DOD ,, V HQ WHQ F LD G HO HQ F DX V D Q ž / R X UWHDX &DUOR V
Ariel s / Rec u rs o d e Cas ac i— n , Reg is tro 1016/2001 )
SALA TERCERA
Hechos: El Juez correccional decret— la extinci—n de la acci—n, el fiscal se agravia
por falta de traslado previo, como por el hecho de no haberse acreditado que el
imputado reparara el da–o causado.
ADMISIBILIDAD:
Borinsky: Desde que la vista que se dice omitida est‡ reservada al supuesto del
art’culo 404 del CPP, por cierto anterior al dictado del pronunciamiento
impugnado, a esta cuesti—n voto por la negativa
Mahiques: ...corresponde previamente dilucidar el marco de actuaci—n en que el
juez a quo dict— la resoluci—n que viene impugnada.
INTERVENCION DEL JUEZ DE EJECUCION:
El art. 25 del CPP, no efectœa ninguna referencia espec’fica en relaci—n al
‡mbito de incumbencia funcional respecto al instituto de suspensi—n de juicio a
prueba.
Habi•ndose invocado la violaci—n al art. 498 del ritual, esto es lo relativo a
ORV LQFLGHQWHV GH HMHFXFLyQ FDEH SUHJXQWDUVH VL OD OODPDGD ³SUREDWLRQ´ SXHGH
encontrarse incluida en esta v“a incidental y la respuesta, en mi criterio, no puede
ser sino por la negativa.
Ello as’, desde que partiendo de una intrepretaci—n sistem‡tica, aquellos
incidentes solo tienen virtualidad a partir de un t’tulo ejecutivo, y de all’ en m‡s el
magistrado a cargo de la misma adquiere las facultades jurisdiccionales
establecidas en el libro V del CPP.
Aquel no es el caso del instituto en el que solo se suspende el juicio a
condici—n del cumplimiento de ciertas reglas de conducta, que cumplimentadas
producir‡n la extinci—n de la acci—n penal, y su reanudaci—n en caso de
incumplimiento,
No puede dejar de advertirse, que otorgada la suspensi—n (art. 404 del
CPP) y luego de impuestas las reglas de conducta a las que se sujeta el beneficio,
debe comunicarse inmediatamente al Juez de Ejecuci—n, pero aquella
comunicaci—n se establece al solo efecto de su seguimiento, esto es, que la
actuaci—n en el caso del mencionado magistrado se limita exclusivamente al
control del cumplimiento de las condiciones impuestas por el Tribunal
competente.
Siendo ello as’, y delimitada la actividad funcional del magistrado a cargo
de la ejecuci—n penal, cabe distinguir en el tr‡mite dos etapas claramente
diferenciadas.
La primera, y relativa a la actividad de control del juez de ejecuci—n que
culmina cuando tiene por cumplidas las reglas de conducta impuestas, o su
contracara, cuando da cuenta de su incumplimiento a los fines de la
prosecuci—n del juicio por parte del Juez o Tribunal competente
La segunda, y que consulta el principio del juez natural, aquella llevada a
cabo por el Tribunal de juicio ±XQLSHUVRQDO R QR TXH HQ ORV VXSXHVWRV DQWHV
indicados, declarar‡ la extinci—n de la acci—n penal o revocar‡ el beneficio y
dispondr‡ la continuidad del juicio (art. 76 ter del CP).
...Es que en el caso de los incidentes de ejecuci—n o todo aquel que se suscite
en oportunidad del mero control del cumplimiento de las reglas de conducta en
la suspensi—n de juicio a prueba, adem‡s de la intervenci—n obligatoria del
Fiscal, resulta alzada del juez de ejecuci—n o de quien se encuentra a cargo de
las misma la C‡mara de Apelaciones y Garant’as en lo Penal respectiva (art.
498d del CPP)
Por el contrario, cuando de la resoluci—n de la extinci—n de la acci—n penal
VHWUDWDHQODHWDSDGHMXLFLR±FRPRHVHOFDVRHOtr‡mite correspondiente es el
de las excepciones DUW LQF ž HQ IXQFLyQ GHO DUW \ VV GHO &33
indiscutida la necesaria intervenci—n fiscal (art. 329 ibidem) y del juego
arm—nico de los arts. 429 y 450 del C—digo de rito, recurribles ante este
Tribunal
Integraron con Piombo (adhiri— al voto de Mahiques, se cas— la resoluci—n por
falta de intervenci—n del Fiscall)
Conf. sala III, por mayor’a, sentencia del 26/09/02 en causa 7350: Rec. interpuesto por el Mrio pco
Fiscal en causa 379. (reg. 277/02). En causa 7393 del 5/12/02 (reg. 416/02): Rec. de Casaci—n
interpuesto por el Mrio pco. Fiscal en causa 368 integra ron con Sa l Lla rguŽs, adhiri— al voto de
Borinsky y se rechaz— por inadmisible.
Siguen a Mahiques: Piombo
Siguen a Borinsky: Sal LlarguŽs
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