86 $VtODVSDUWHVGLUHFWDPHQWHFRPSURPHWLGDVHQHOFRQÀLFWRSRGtDQHMHUFHUHVFDVDLQÀXHQFLDHQ HOFXUVRSRVWHULRUGHORVHYHQWRVXQDYH]TXHXQDPDWHULDKDVLGRGH¿QLGDFRPRFULPLQDO\TXH ella, como tal, ha sido tomada por el sistema232. En ese sentido, el delito se entendió como una vulneración a un bien –de naturaleza eminentemente abstracta– protegido por el Estado233. La pena adquirió una función esencialmente retributiva e intimidatoria, y el proceso se desarrolla conforme una profesionalización de los roles procesales, particularmente en cuestiones jurídicas y hasta oratorias –acusador, defensor, juez técnico–234. 7DOFRQ¿JXUDFLyQGHOVLVWHPDSURFHVDOVLJQL¿FySDUDODYtFWLPDXQDSpUGLGDSRUSDUWLGDGREOH Primero, frente al delincuente, y segundo –y a menudo de una manera más brutal– frente al Estado, al serle denegada a participar en lo que podría haber sido uno de los encuentros rituales más importantes de su vida235. Posteriormente, se da la instauración de la reforma liberal, y se efectúa la construcción de un PRGHORGHHQMXLFLDPLHQWRGHFRUWHPL[WR±LQTXLVLWLYRHQHOiPELWRLQVWUXFWRULRDFXVDWRULRHQHO ámbito del juicio–236. Sin embargo, en el aspecto referido a la satisfacción de los intereses de la víctima, no se avanzó grandemente, pues, la preocupación en el ámbito de la legislación y la doctrina, se encaminó en revestir de mayores garantías al encartado durante la persecución y juzgamiento de los delitos. Basta advertirlo de una lectura rápida de la Declaración de los 'HUHFKRVGHO+RPEUH\GHO&LXGDGDQRGH\OD&RQVWLWXFLyQGHORV(VWDGRV8QLGRVGH 1776237. Hilvanando un sentido positivo a lo anterior, estos cambios históricos trajeron al menos –y es GHUHFRQRFHUVH±XQGHVDSDVLRQDPLHQWRGHOWHPDGHOFRQÀLFWRHQWHQGLHQGRHOSUREOHPDGHOD 232 &IU / +XOVPDQ ³(O GHUHFKR GH OD YtFWLPD D QR VHU VXERUGLQDGD D OD GLQiPLFD GH OD MXVWLFLD SHQDO´ HQ &XDGHUQRV GH Criminología número 7, 100. 233 ³(OLPSXWDGRHVXQVXMHWRGHGHUHFKRVFX\DSRVLFLyQMXUtGLFDGXUDQWHHOSURFHGLPLHQWRVHFRUUHVSRQGHFRQODGHXQLQRFHQWH ±KDVWDWDQWRVHDGHFODUDGRFXOSDEOH\FRQGHQDGRSRUVHQWHQFLD¿UPH±UD]yQSRUODFXDOHVHO(VWDGR±DFXVDGRU±TXLHQGHEH GHPRVWUDUFRQFHUWH]DVXFXOSDELOLGDGLQGXELRSURUHRGHVWUX\HQGRHVHHVWDGR\QRTXLHQGHEHFRQVWUXLUVXLQRFHQFLD´- Maier. Derecho Procesal Penal Argentino, I, 216. 234 Cfr. M. Herrera Moreno. La Hora de la Víctima. Compendio de victimología, 55 y ss. 235 1&ULVWKLH³/RVFRQÀLFWRVFRPRSHUWHQHQFLDV´HQ'HORV'HOLWRV\GHODVYtFWLPDV 236 “En la legislación derivativa de la reforma liberal solamente se encuentra vagamente la mención de la víctima en dos DVSHFWRVHOSULPHURGHHOORVHQUHIHUHQFLDDO'HUHFKRSHQDOVXVWDQFLDOFRQVLVWHQWHHQTXHHOFRPSRUWDPLHQWRGHODYtFWLPD HUDFRQVLGHUDGRSDUD HO HVWDEOHFLPLHQWR GH DWHQXDQWHV R H[LPHQWHVGHODSHQDVLQTXHHOOROOHYDVHDODFUHDFLyQGHXQ derecho penal sustantivo desde o a partir de la víctima. En el segundo aspecto, la posibilidad de reparación del daño dentro GHOSURFHVRSHQDOTXHGyHQFODXVWUDGRHQORVHVWUHFKRVOtPLWHVGHQWURGHOHMHUFLFLRGHODDFFLyQFLYLOUHVDUFLWRULDHQVHGHSHQDO ORTXHGLVWDPXFKRGHVHUFRQVLGHUDGRXQPHFDQLVPRDGHFXDGRSDUDODVDWLVIDFFLyQDORVOHJtWLPRVLQWHUHVHVUHVDUFLWRULRVGH las víctimas”. E. Righi, “Dogmatica y política criminal en la víctima” en Teorías actuales en el Derecho Penal, 334 y ss. 237 1RSXHGHGHMDUGHGHVWDFDUVHODLQÀXHQFLDTXHKDWHQLGRSDUDODGRFWULQDSHQDOGHVGHDQWLJXRGH&%(&&$5,$\VXFpOHEUH obra De los delitos y las penas.