Maiestas Domini en la iglesia de San Clemente de

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Maiestas Domini en la iglesia de San Clemente de Tahull:
La Obra que vamos a comentar se trata de una pintura al fresco realizada sobre el muro,
concretamente en el ábside central de la iglesia románica de San Clemente de Tahull,
en el valle del bohí (Lérida).
La escena representada, de claro contenido religioso, aparece claramente diferencia en
dos partes que se corresponden con dos elementos arquitectónicos. Así sobre el
cascarón del cuarto de esfera se representa el tema principal consistente en la visión
apocalíptica de Cristo conocida como pantocrátor flanqueado por dos ángeles mientras a
sus pies aparecen dentro de medallones el tetramorfos o representación de los cuatro
evangelistas. El Tetramorfo se remonta al Antiguo Testamento, el profeta Ezequiel
describió en una de sus visiones a cuatro criaturas que se corresponden con este
símbolo; y asimismo una visión similar aparece en el Apocalipsis de san Juan, en el cual
se describe a cuatro ángeles zoomorfos junto a Cristo.
En la franja inferior se hallan representadas seis figuras separadas en dos grupos de tres
por el arco que permite la iluminación interior del ábside. A nuestra izquierda se
encuentran Santo Tomás, San Bartolomé y la Virgen. A la derecha figuran San Juan,
Santiago y San Felipe, cuya representación está prácticamente perdida. Sus nombres
aparecen indicados en la banda que separa esta zona de la superior. Todas las figuras se
sitúan bajo arcos rebajados sostenidos por columnas con capiteles con decoración
vegetal. María porta un cáliz, mientras los apóstoles llevan libros que muestran al
espectador.
Como hemos mencionado el tema principal lo constituye el Pantocrátor, siendo de un
tamaño considerablemente mayor al resto de las figuras representadas. Aparece
representado Cristo sentado dentro de la mandorla o almendra mística o representación
del universo. Coronado por un nimbo cruciforme y vestido con una túnica gris y un
manto azul, adopta la actitud de bendecir con la mano derecha mientras en la izquierda
sostiene un libro en el que se puede leer la frase "Ego sum lux mundi" ("Yo soy la luz
del mundo"). A ambos lados, dentro de la mandorla aparecen la primera y última letra
del alfabeto griego, alfa y omega, en una nueva alusión a que Cristo es principio y fin de
todas las cosas. Bajos los pies de Cristo, dentro de medallones como ya hemos
mencionado aparecen el tetramorfos (el águila de San Juan, el león de San Marcos, el
toro de San Lucas y el ángel de San Mateo). En el muro la Virgen sostiene un cáliz del
que se observa que salen rayos y que simboliza la sangre derramada por Cristo.
Respeto a la técnica pictórica domina en toda la composición el dibujo a base de líneas
gruesas que definen las diferentes formas mientras que los colores se aplican planos, sin
gradación de manera que para las sombras se aplican líneas paralelas de un color más
oscuro. Igualmente toda la pintura carece de perspectiva de manera que el fondo sobre
el que se sitúa Cristo aparece dividido en tres franjas horizontales negro, amarillo y azul
representando el firmamento, la tierra y el mar. Los rostros son inexpresivos de grandes
ojos almendrados y en un intento de darles volumen, el pintor le ha aplicado unos
círculos rojos en las mejillas.
Beni Fr
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En general las figuras aparecen contorneadas por líneas negras, a modo de siluetas
dibujadas. Los trazos son bastante marcados y los colores están bien definidos. En toda
la composición es evidente un interés por la simetría, establecida a partir del eje vertical
de la bóveda y del arco del ábside. Además, tanto en el Pantocrátor como en las figuras
del registro inferior se observa clara frontalidad en las representaciones, que no existe
en cambio en los ángeles y símbolos del Tetramorfos. El hieratismo es, sin embargo,
rasgo común a todas estas obras, que se caracterizan también por presentar una
representación plana, con ausencia total de perspectiva.
Domina todo el conjunto la grandiosidad intemporal y hay una clara simbología en la
distribución de los temas de manera que la bóveda representa el universo en el que reina
Cristo (el pantocrátor) mientras que los apóstoles y la Virgen simbolizan la Iglesia
mientras que el nexo de unión entre ambos serían los evangelios donde queda
constancia escrita de la labor redentora de Cristo.
Hay que ver por lo tanto en esta obra no un mero interés decorativo sino una clara
intencionalidad didáctica y aleccionadora sobre los fieles.
La simbología del ábside de Tahull es bien evidente. Constituye una representación
gráfica de un pasaje del Apocalipsis de San Juan, en el que describe la visión de Cristo
entronizado rodeado por el Tetramorfos, que acabará simbolizando la obra de los cuatro
evangelistas. Así pues, nos encontramos ante un tema de hondas raíces en la iconografía
cristiana: la Maiestas Domini o Cristo en Majestad, que representa a Jesús todopoderoso
en actitud de bendecir al mundo (que se halla a sus pies) pero cuyo rostro (serio y
sereno al mismo tiempo) denota también la concepción de Dios-juez de las obras
humanas. Como las letras griegas acreditan, él es principio y fin de todas las cosas; la
luz del mundo, en definitiva, según reza la frase en latín. Debe, por tanto, el hombre
seguir este mensaje divino, que le garantiza su salvación eterna.
Por otra parte, la disposición del conjunto pictórico en dos franjas horizontales viene a
simbolizar la presencia de dos ámbitos paralelos: en el superior se representa el Cielo,
en torno a Cristo; en el inferior se nos muestra a la Iglesia, mediante las figuras de
María y los apóstoles.
Hoy día esta pintura se encuentra, como otras que fueron extraídas para su mejor
conservación, en el Museo de Arte nacional de Cataluña y se trata de una de las mejores
Obras pictóricas del románico español.
Beni Fr
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