s-052-2003_[7140

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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACION CIVIL
Magistrado Ponente
José Fernando Ramírez Gómez
Bogotá, D.C., veinticinco (25) de abril de dos mil
tres (2003)
Referencia: Expediente No. 7140
Decide
la
Corte
el
recurso
extraordinario de casación interpuesto por la parte
demandada-reconviniente,
contra
la
sentencia
proferida por el Tribunal Superior del Distrito Judicial
de Medellín, Sala Civil, el 6 de febrero de 1998, en el
proceso ordinario promovido por RODRIGO RESTREPO
PEREZ contra SERGIO GOMEZ VELILLA y JAVIER
VILLEGAS ESCOBAR
ANTECEDENTES
1.
Mediante demanda presentada el
31 de agosto de 1994, que por reparto correspondió al
Juzgado Primero Civil del Circuito de Medellín, Rodrigo
Restrepo Pérez, representado por apoderado general y
por conducto de procurador judicial, promovió proceso
ordinario contra Sergio Gómez Velilla y Javier Villegas
Escobar, solicitando
absoluta
del
que
contrato
se
declarara la
celebrado
con
nulidad
estos,
por
aparecer “... de manifiesto en el acto o contrato”, de
conformidad con lo dispuesto en artículo 1742 del
Código
Civil.
Consecuentemente
pidió
que
se
ordenaran las restituciones mutuas a que hubiere
lugar y que se condenaran los demandados al pago de
las costas procesales.
2.
Las
anteriores
pretensiones
se
fundamentaron en los hechos que seguidamente se
compendian:
2.1. Por medio de documento privado,
suscrito el 25 de junio de 1993 en la ciudad de
Medellín, Rodrigo Restrepo Pérez, por intermedio de su
apoderado general, Francisco Javier Restrepo Pérez,
dijo vender a los demandados el lote de terreno
ubicado en la unidad industrial El Carmelo, sector de
Guayabal,
del
Municipio
de
Itagüí,
de
las
características y alinderación consignadas en el hecho
1º de la demanda, inscrito en la Oficina de Registro de
Instrumentos Públicos de Medellín, Zona Sur, bajo la
matrícula inmobiliaria No. 001-0199421.
J.F.R.G. Exp. 7140.
2
2.2. Pese a que consideraron celebrar
un contrato de compraventa, pues en la cláusula
primera del documento suscrito se dijo que el actor
daba en venta a los demandados el lote descrito, no
perfeccionaron dicho pacto con el otorgamiento de la
escritura pública exigida por el artículo 1857 inciso 2o.
del Código Civil.
2.3. El precio del inmueble se fijó en
la suma de $310.000.000.oo, pagadera en la siguiente
forma: $100.000.000,oo, al suscribirse el documento,
cantidad
que
efectivamente
cancelaron
los
demandados; $55.000.000.oo cuando se otorgase la
escritura pública; $55.000.000.oo, seis meses después
de tal acto y los $110.000.000.oo restantes, pasados
ocho meses de la suscripción del instrumento público
aludido.
2.4. El documento suscrito “... no tiene
efectos como compraventa ante la ley”, pues no se
ajusta a lo exigido por el artículo 1857 inciso 2o del
Código Civil. Tampoco los tiene como promesa de
venta,
pues
en
él
se
omitieron
los
requisitos
contenidos en los numerales 3 y 4 del artículo 89 de la
ley 153 de 1887, ya que no fija la época en la cual
debía otorgarse la escritura pública, ni señala la
notaría en la cual se realizaría tal acto, defectos que
acarrean la nulidad absoluta del contrato celebrado,
J.F.R.G. Exp. 7140.
3
declarable aun de oficio, de acuerdo con lo prescrito
por el artículo 1742 del Código Civil.
2.5. Aunque en la cláusula séptima del
mismo documento se afirmó que el demandante hacía
entrega
real
y
material
del
inmueble
a
los
demandados, ella no se hizo efectiva, pues éste
ostenta la tenencia, posesión y titularidad del mismo.
2.6. El actor está presto a efectuar las
restituciones
que
correspondan
por
razón de
la
declaratoria de nulidad del contrato.
3.
Admitida la demanda en proveído
del 5 de septiembre de 1994, del cual fueron
personalmente enterados los demandados el 26 de
septiembre siguiente, oportunamente procedieron a
darle
respuesta,
oponiéndose
a
lo
pretendido.
Respecto de los hechos que la sustentaron, admitieron
algunos
con
atribuyeron
ciertas
un
aclaraciones,
carácter
jurídico
a
para
otros
les
declararse
relevados de responderlos y frente a la voluntad del
actor de efectuar las correspondientes restituciones,
dijeron atenerse a lo que resultase del fallo.
4.
Solicitaron además, en demanda
de reconvención, declarar que Rodrigo Restrepo Pérez
está obligado a cumplir el contrato de promesa de
J.F.R.G. Exp. 7140.
4
compraventa celebrado. Para el evento de no acogerse
esta pretensión, impetraron condenarlo a pagarles los
perjuicios
deducidos
estimados
en
de
su
conducta
$400.000.000.oo,
junto
culposa,
con
los
intereses de la suma recibida, a la tasa más alta del
mercado, desde la fecha de su celebración y hasta que
se produzca la devolución de la misma.
5.
Las pretensiones formuladas se
apoyaron en los siguientes hechos:
5.1. Entre
reconvinientes
y
reconvenido se celebró un contrato de promesa de
compraventa,
de
naturaleza
mercantil,
plasmado
parcialmente en escrito y en algunos aspectos en
forma verbal.
5.2. Por
virtud
de
dicho
pacto,
el
demandado se comprometió a venderles el lote
descrito en la demanda inicial, por la suma de
$310.000.000,oo, pagadera en la forma igualmente
consignada en él.
5.3. Al celebrar el contrato, las partes
estuvieron animadas por la intención de obtener el
beneficio que les reportaba el negocio prometido y
estuvieron de acuerdo en que sobre el lote de terreno
materia
del
mismo
se
construirían
edificaciones
J.F.R.G. Exp. 7140.
5
apropiadas para bodegas, teniendo en cuenta su
ubicación y la necesidad de edificaciones de tal
naturaleza en ese sector.
5.4. Conscientes
de
celebrar
un
contrato mercantil, estipularon que al concluir las
diligencias adelantadas por el promitente vendedor
para el saneamiento del inmueble, se suscribiría la
escritura pública, señalando así la época de su
otorgamiento. De igual manera acordaron que este
acto se realizaría en una de las notarías del círculo de
Medellín, al fijar el domicilio para todos los efectos del
contrato.
5.5. Aunque en el documento suscrito
se expresó que los promitentes compradores daban
por recibido materialmente el inmueble, esto no
ocurrió
a
cabalidad.
promitente
vendedor
adecuación
del
construcción
y
Recibieron
para
terreno
para
autorización
adelantar
con
miras
realizar
las
del
trabajos
a
la
de
futura
diligencias
indispensables para obtener de las autoridades del
Municipio de Itagüí, los permisos de construcción. Con
base en tales autorizaciones, contrataron los servicios
de un arquitecto y un dibujante para elaborar los
planos respectivos, los presentaron a la Dirección de
Planeación del municipio y efectuaron las erogaciones
necesarias para adecuar parcialmente el terreno,
J.F.R.G. Exp. 7140.
6
explanándolo con maquinaria apropiada, así como
para
mantenerlo
vigilado
durante
el
tiempo
de
duración de tales trabajos.
5.6. Para llevar a cabo el proyecto de
construcción
de
las
bodegas
y
su
posterior
comercialización, constituyeron la sociedad comercial
denominada
Construcciones
y
Mercadeo
Exterior
Limitada “Construmex”, mediante la escritura pública
No. 3.116 del 30 de septiembre de 1993, de la Notaría
Trece de Medellín, inscrita en la Cámara de Comercio
de dicha localidad.
5.7.
recibieron
Los
diferentes
promitentes
ofertas
compradores
relacionadas
con
el
proyecto que pretendían desarrollar, cualquiera de las
cuales les habría reportado evidentes utilidades. Sin
embargo,
estas
se
vieron
frustradas
por
el
desconocimiento del contrato por parte del promitente
vendedor, quien alega defectos de forma que podrían
invalidarlo.
5.8. El contrato celebrado fue sugerido
por el demandante, quien redactó el documento
suscrito, por conducto de su apoderado general y la
ayuda directa de uno de sus empleados, plasmando lo
acordado con los demandantes únicamente en lo
relacionado con
la identificación del inmueble y el
J.F.R.G. Exp. 7140.
7
precio, siendo obra suya todo lo demás. Por tal razón,
si se concluyera que se trata de un contrato civil,
afectado por algunos vicios que acarrean la nulidad del
mismo, ellos sólo pueden imputarse al promitente
vendedor, quien si no cometió dolo civil, incurrió en
“...una evidente culpa que causó perjuicios a los
promitentes compradores”, los cuales está en el deber
de resarcir.
5.9. La Fiscalía 22 Delegada de la
Unidad Primera de Patrimonio de Medellín y la
Inspección de Policía de San Fernando del Municipio de
Itagüí, autoridades que conocían de las diligencias
adelantadas por el promitente vendedor en relación
con
el
inmueble
objeto
del
contrato,
tomaron
determinaciones que posibilitaban el cumplimiento del
negocio prometido. Empero, este se rehusó a atender
los compromisos adquiridos, pese a la voluntad de los
demandados de perseverar en el contrato, comparecer
a otorgar la escritura pública y pagar el saldo del
precio.
5.10.
El incumplimiento del pacto
ajustado les acarrea perjuicios notorios, entre los
cuales se cuentan los relacionados en la demanda de
reconvención.
J.F.R.G. Exp. 7140.
8
Admitida
la
contrademanda,
el
demandado le dio respuesta expresando oponerse a lo
pretendido.
Al
referirse
a
los
hechos
que
la
fundamentaron, admitió algunos, total o parcialmente,
negó otros y de los restantes reclamó su prueba.
6.
Adelantada la primera instancia en
los términos que se dejaron expuestos, el a-quo le
puso fin con sentencia del 23 de junio de 1997, en la
cual acogió las pretensiones de la demanda inicial,
declarando
la
nulidad
absoluta
del
contrato
de
promesa de compraventa mercantil celebrado por las
partes
el 25 de junio de 1993. Consecuentemente
condenó a Rodrigo Restrepo Pérez a restituir a los
demandados la suma de $100.000.000,oo, recibida de
estos como parte del precio acordado, su ajuste
monetario, calculado entre la fecha de celebración del
contrato y la del pronunciamiento del fallo, los
intereses bancarios corrientes de la misma suma,
desde su entrega y hasta la fecha de la restitución,
más el valor de la mejora introducida por estos en el
inmueble prometido en venta. Negó las pretensiones
de la contrademanda, ordenó cancelar la inscripción
de
la
misma
y
condenó
a
los
demandados-
reconvinientes al pago de las costas procesales.
Inconformes
con
la
determinación
adoptada, ambas partes la recurrieron en apelación,
J.F.R.G. Exp. 7140.
9
recurso decidido por el Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Medellín, Sala Civil, en sentencia del 6 de
febrero de 1998, por la cual confirmó parcialmente la
sentencia impugnada, revocando la condena impuesta
al demandante inicial a pagar a los demandados los
intereses bancarios corrientes sobre la parte del precio
recibida de ellos, disponiendo en su lugar que los
intereses a pagar sean los legales del 6% anual, desde
el 25 de junio de 1993 hasta la ejecutoria de la
sentencia y “... Hacia el futuro, sobre la suma global
reconocida,
abonará
intereses
comerciales
previa
comprobación legal de los mismos”.
La sentencia fue impugnada por la
parte demandada-reconviniente mediante el recurso
extraordinario de casación que la Corte decide en esta
oportunidad.
LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL
Luego de narrar los antecedentes del
litigio y constatar la concurrencia de las condiciones
necesarias para proferir decisión de mérito, inicia
el
tribunal sus consideraciones subrayando el diverso
régimen legal existente para la promesa de contrato
civil y comercial, acotando que el principio de la
consensualidad reinante en la actividad mercantil “...
J.F.R.G. Exp. 7140. 10
reclamaba la via expedita que señaló el Legislador en
el mencionado decreto”.
Seguidamente alude a las trabas que
en la composición judicial de los litigios genera el
diferente tratamiento legal aludido y pasa a señalar,
con fundamento en doctrina de esta Corporación, los
requisitos a los cuales está sujeta la promesa de
contrato de naturaleza mercantil, expresando que
excepción hecha del escrito exigido como requisito ad
substantiam actus para la promesa civil, en los
restantes aquélla “... conserva la prístina rigidez
estampada en el Código Civil Colombiano”.
Tras prohijar las consideraciones que
llevaron al a-quo a
colegir la índole mercantil del
contrato celebrado, encuentra igualmente atinada su
decisión de declarar la nulidad absoluta del mismo,
advirtiendo que, tal y como se afirma en el hecho 5o.
de la demanda primigenia, “... el pseudo documento
que resume este contrato en lo mínimo instrumentó
las previsiones del numeral 3o del Artículo 1611 del
Código Civil Colombiano, pues, ni plazo, ni condición
alguna se puede barruntar en el mismo. De esta
suerte uno de los extremos de ese rigorismo con el
cual se reviste el precontrato de promesa en nuestra
legislación se quedó sin convenio alguno entre las
J.F.R.G. Exp. 7140. 11
partes”, conclusión que avala con pronunciamiento de
la Corporación transcrito en su parte pertinente.
Elucidados los precedentes aspectos,
considera oportuno
ocuparse
de
los motivos de
inconformidad expresados por las partes frente al fallo
del a-quo y tras recordar que el actor cuestiona “... la
cuantiosa suma que debe devolver por capital recibido
que entregará indexado y los intereses comerciales
fijados en la sentencia que suman otro tanto amén de
unas pocas sumas en razón de gastos varios”, expresa
que “... para la observancia estricta de los parámetros
insertos en el artículo 1746 del Código Civil, a la suma
indexada
que
se
ordenó
devolver,
solo
debe
agregarse el llamado interés puro, o legal, vale decir
el 6% anual desde la fecha del anticipo y hasta la
ejecutoria de la presente sentencia ; solo a partir de
tal ejecutoria deben correr intereses comerciales
sobre la suma global hasta la solución efectiva de la
obligación que aquí se impone”, determinación que
explica señalando que al estar conformado el interés
comercial por un ingrediente “indexativo”, junto con el
interés puro, al ordenarse su pago, junto con la suma
de
dinero
revalorizada
entregada
como
monetariamente,
parte
“...
se
del
precio,
rompe
el
equilibrio que preconiza el artículo 1746 del Código
Civil Colombiano, pues a más
del ingrediente
indexativo que se imprimió al anticipo, se le carga uno
J.F.R.G. Exp. 7140. 12
nuevo en la forma en que se ordenó el pago de
intereses comerciales”, invocando al efecto doctrina
foránea y nacional.
Refiriéndose a los reparos expuestos
por la parte demandada, circunscritos a que “... sus
planteamientos tuvieron al menos eco parcial en la
providencia de primera instancia, lo que en últimas y
en caso de imposible prosperidad de lo principal de su
petitum, debe proyectarse por lo menos en el aspecto
de las costas”, expresa que la argumentación aducida
para inferir la nulidad absoluta del contrato de
promesa de compraventa celebrado por las partes le
cierra el paso a la pretensión principal de la demanda
de reconvención, dirigida, como ya se expuso, a
procurar cumplimiento de dicho pacto.
Agrega
que
las
pretensiones
propuestas como subsidiarias en la demanda de
mutua petición, estaban ínsitas en las del libelo inicial,
pues apuntan al restablecimiento de las cosas al
estado anterior al contrato invalidado, situación a la
cual debe llegarse por mandato del artículo 1746 del
Código Civil, aún de manera oficiosa, razón por la que
tales pretensiones resultan inadmisibles “... y quien
quiera que acuda a tal expediente debe por lo menos
soportar la carga objetiva de las costas que impone el
J.F.R.G. Exp. 7140. 13
legislador en casos de adversidad de determinada
pretensión”.
LA DEMANDA DE CASACION
Un solo cargo se formula contra la
sentencia del tribunal con fundamento en la primera
de las causales consagradas en el artículo 368 del
Código de Procedimiento Civil.
CARGO UNICO
Denuncia
este
cargo
la
violación
directa, por aplicación indebida, de los artículos 1502,
1602, 1613, 1614, 1617, 1626, 1627, 1649, 1740,
1741 y 2232 del Código Civil;
89 de la Ley 153 de
1887, 2o de la Ley 50 de 1936 y 822, 824, 861, 864 y
899 del Código de Comercio, así como la transgresión
del artículo 884 ibídem, por falta de aplicación.
En
la
explicación
de
la
acusación
comienza el recurrente por recordar que no obstante
reconocer el sentenciador la naturaleza mercantil del
negocio jurídico invalidado, al disponer lo pertinente a
las
restituciones
mutuas
condenó
al
promitente
vendedor a devolver la suma recibida como parte del
J.F.R.G. Exp. 7140. 14
precio, con indexación e intereses legales (6% anual),
considerando improcedente acumular a la primera, los
intereses comerciales ordenados por el fallador de
primer grado, porque con ello se rompería el equilibrio
preconizado por el artículo 1746 del Código Civil,
solución que acogió apoyándose fundamentalmente en
doctrina
extranjera,
distanciada
de
la
posición
adoptada por la jurisprudencia nacional para dirimir
conflictos de naturaleza semejante al planteado en el
asunto sub-júdice.
Consigna luego su conformidad con la
calificación dada por el sentenciador a la naturaleza
del contrato celebrado - promesa de compraventa- , la
índole
mercantil
del
mismo
y
las
causas
que
determinaron su anulación, expresando enseguida,
para concretar la acusación, que en determinados
aspectos, los negocios jurídicos comerciales y civiles
están regidos por una normatividad distinta y por ello
la
calificación
civil
o
mercantil
del
contrato
es
prioritaria para definir su régimen jurídico.
Agrega que si bien es cierto en algunos
tópicos unos y otros se gobiernan por unos mismos
principios y disposiciones, ello sólo acontece cuando la
ley mercantil no consagra para los primeros una
solución diferente, como diáfanamente lo estatuye el
artículo 822 de dicha normatividad.
J.F.R.G. Exp. 7140. 15
Reiterando
la
importancia
de
determinar la naturaleza civil o mercantil del negocio
jurídico celebrado, expresa que la existencia de un
régimen jurídico distinto
obedece a
“... la función
que el legislador le asigna a cada uno de ellos, lo cual
obviamente repercute en la responsabilidad jurídica y
en las consecuencias que se asumen en cada caso”.
Tales circunstancias, prosigue, explican
el diverso tratamiento dado por el legislador civil y
comercial al problema de los intereses remuneratorios
y moratorios, aserción que sustenta manifestando que
el artículo 884 del C. de Co. contiene una regulación
específica para los eventos en los cuales deben
pagarse réditos de un capital y no media estipulación
de las partes, disposición que armoniza, entre otros,
con los artículos 885, 1163, 1251 y 1271 del mismo
ordenamiento, que autorizan el cobro del interés
bancario corriente contemplado en el artículo 884, en
ausencia de pacto entre las partes, previsiones que a
su juicio denotan que la voluntad del legislador
mercantil fue “... reconocer como lucro para el
acreedor de una obligación dineraria en supuestos
como los señalados -y antes de que se estructure la
mora del deudor, el interés corriente, que para todos
los efectos corresponde al interés legal comercial”.
J.F.R.G. Exp. 7140. 16
El precedente criterio, continúa, debe
orientar las resoluciones atinentes a las restituciones
mutuas originadas en la declaración de nulidad de un
contrato de naturaleza mercantil, pues si bien tales
prestaciones se encuentran regidas por el artículo
1746,
el
objetivo
buscado
por
este
precepto,
consistente en restituir a las partes a la situación
anterior a la celebración del contrato anulado, sólo se
obtiene, en tratándose de pactos de tal linaje,
reconociendo el lucro que el legislador mercantil
presume que ha podido producir la suma de dinero a
restituir, en poder del acreedor, que es por lo menos
“... la correspondiente al interés corriente (interés
legal comercial)”.
Con fundamento en lo anterior colige
que “... cuando el Juez ordena las restituciones
mutuas
-especialmente
cuando
de
obligaciones
dinerarias se trata- en un negocio jurídico de carácter
comercial con los mismos criterios que debería asumir
cuando estuviera en presencia de un negocio jurídico
civil incurre en indebida aplicación del art. 1.746 del
Código Civil, como consecuencia de no considerar los
principios y reglas propias que en el caso concreto
existen
en
necesariamente
la
legislación
han
de
mercantil
materializarse
y
en
que
la
declaratoria de nulidad”. De igual manera incurre en
indebida aplicación de las disposiciones civiles que
J.F.R.G. Exp. 7140. 17
consagran el interés legal, “... pues el código de
comercio establece una concepción diferente del
concepto jurídico analizado”.
Refiriéndose a la compatibilidad de
tales intereses con la indexación de la suma de dinero
a restituir, advierte sobre su diferente significación,
acotando
que
mientras
la
última
tiende
a
“...
actualizar una suma de dinero que ha perdido su valor
real, sin que ello implique un desmedro patrimonial
para
el
deudor,
como
tampoco
un
incremento
patrimonial para el acreedor”, los primeros procuran
“... compensar al acreedor de la obligación dineraria
el lucro o ganancia que ha dejado de percibir al no
tener en su poder la suma de dinero”. Fundado en tal
distinción concluye que “... El reconocimiento de la
función disímil que cumplen una y otra figura sustenta
la
posibilidad
de
reconocimiento
de
ambas
en
supuestos como el que se analiza”.
A
continuación
reseña
los
hitos
seguidos por la jurisprudencia nacional para resolver la
problemática en cuestión, subrayando que ha venido
admitiendo su compatibilidad. Aclara que lo rechazado
ha sido la condena al pago simultáneo de la indexación
y los intereses comerciales moratorios, sobre una
misma suma de dinero, por considerar que estos
incluyen un factor tendiente a restablecer la pérdida
J.F.R.G. Exp. 7140. 18
del valor adquisitivo de la moneda, criterio que, a su
juicio, no puede hacerse extensivo a la coexistencia de
la indexación y los intereses bancarios corrientes.
Para culminar expresa que el tribunal
desacertó al afirmar que “... el ingrediente indexativo
junto con el interés puro viene a consolidar el rédito
mercantil”, pues si así fuera, el porcentaje de pérdida
del valor adquisitivo de la moneda, sumado al 6%
anual, equivaldría al interés bancario corriente, lo que
no es cierto
y por ello el acreedor comercial ve
menguado su patrimonio cuando “... para efectos de
restablecerlo a la situación en la que se encontraba
antes de celebrar el contrato cuya nulidad se decreta,
se dispone únicamente el reconocimiento a su favor
de la indexación y el interés legal civil”.
Con fundamento en lo expuesto solicita
que se case el fallo impugnado en cuanto modificó el
literal c. del numeral 2o de la parte resolutiva de la
sentencia de primera instancia, para disponer que los
intereses a pagar por el demandante inicial, sobre la
suma recibida fuesen los legales del 6% anual.
Consecuentemente pide que la Corte, obrando en
sede de instancia, confirme íntegramente el fallo del aquo, o en subsidio, revoque el literal b. del numeral
2o. de su parte resolutiva y confirme el literal c. del
mismo numeral.
J.F.R.G. Exp. 7140. 19
CONSIDERACIONES
1.
El problema que plantea el caso
está en definir si con ocasión de las restituciones
mutuas dispuestas como consecuencia de la nulidad
de un contrato mercantil, la condena a pagar una
suma de dinero, reajustada monetariamente para
compensar la pérdida del valor adquisitivo de la
moneda,
resulta
compatible
con
una
simultánea
condena a pagar por esa misma suma de dinero, "el
interés legal comercial", o "interés corriente".
Para el tribunal esa doble condena no
es procedente porque "devolver el capital recibido"
“Indexado" "y los intereses comerciales" sobre el
mismo, "rompe el equilibrio que preconiza el artículo
1746". De ahí que para mantenerlo, solo entienda
viable "agregarse el llamado interés puro, o legal, vale
decir el 6% anual desde la fecha del anticipo y hasta
la ejecutoria de la presente sentencia". En cambio
para el recurrente, la condena por uno y otro rubro
resulta compatible en materia mercantil porque el
Código
de
Comercio
establece
una
concepción
diferente del interés legal, o sea el bancario corriente,
que no es otra que reconocerlo "como lucro de una
obligación dineraria ... antes que se estructure la
mora del deudor".
J.F.R.G. Exp. 7140. 20
2.
Ahora bien, el artículo 1746 del
Código Civil, al regular los efectos de la nulidad, en
procura de restablecer a las partes a la situación
anterior, dispone lo concerniente a las restituciones
mutuas, por virtud de las cuales se deben devolver las
sumas de dinero recibidas como parte del precio,
como ocurre a propósito de contratos como el que
origina este caso, además de los intereses que
normalmente habrían de producir.
En
consideración
al
fenómeno
inflacionario que ordinariamente se presenta durante
el tiempo transcurrido entre la fecha de la recepción
del dinero y la devolución, el cual trae como efecto la
pérdida o disminución de su valor adquisitivo, desde
hace varios lustros la jurisprudencia ha sido constante
en disponer el correspondiente reajuste monetario con
el fin de corregir la depreciación experimentada por la
moneda, pues no de otra manera se logra el efecto
retroactivo de la sentencia, porque si ella tenía al
tiempo de celebrarse el contrato un determinado
poder de compra, la parte que hizo entrega del dinero
sólo puede considerarse restablecida a la situación
preexistente al acuerdo contractual, recibiendo una
cantidad
de
dinero
con
un
poder
adquisitivo
equivalente.
J.F.R.G. Exp. 7140. 21
3.
En materia mercantil, según lo
precisó la Corte en su sentencia del 19 de noviembre
de 2001, el legislador adoptó un mecanismo de
indexación indirecta de las obligaciones pecuniarias de
tal naturaleza, engastado en los intereses previstos en
dicha normatividad. En la modalidad indicada, señaló
la Corporación, '"...la deuda dineraria -por reglasigue aferrada al principio nominalístico, y los índices
de corrección se aplican por vía refleja, en situaciones
particulares"4, una de cuyas principales expresiones
es
la
tasa
de
interés
que
incluye
la
inflación
(componente inflacionario) y que, por ende, "conlleva
el reajuste indirecto de la prestación dineraria" 5,
evento en el cual resulta innegable que ella, además
de retribuir -y, en el caso de la moratoria, resarcir- al
acreedor, cumple con la función de compensarlo por
la erosión que, ex
ante, haya experimentado la
moneda (función típicamente dual)'.
Por la circunstancia anotada consideró
que
si
"...
el
pago,
a
manera
de
segmento
cuantitativo, involucra el reconocimiento de intereses
legales
comerciales,
no pueden
los jueces,
con
prescindencia de toda consideración especial, ordenar
igualmente el ajuste monetario de la suma adeudada,
específicamente cuando los réditos que el deudor
4
(Roberto M. López Cabana. La indexación en las deudas dinerarias; en indexación en el Derecho Argentino y
Comparado. Buenos Aires, Depalma. 1979. Pág. 76)
5
(Jorge Bustamante Alsina. Indexación de deudas de dinero. En responsabilidad civil y otros estudios.
Buenos Aires. Abeledo Perrot. 1984. Pág. 166)
J.F.R.G. Exp. 7140. 22
debe reconocer son de naturaleza comercial, puesto
que, sean ellos remuneratorios o moratorios, el
interés bancario corriente que sirve de base para su
cuantificación (art. 884 C. de Co.), ya comprende, per
se, la aludida corrección", explicando que "... la tasa
de interés monetaria -distinta de la pura, esto es, la
concerniente al reconocimiento privativo del uso del
capital-, se desdobla en diversos factores, v.gr: el
rédito propiamente dicho; una tasa de seguridad por
el riesgo asumido por el prestamista (tasa de riesgo);
gastos de operación; monto compensatorio derivado
del proceso inflacionario (tasa de inflación), entre
otros conceptos admitidos por la jurisprudencia, por la
doctrina6 y por la autoridad encargada -en Colombiade la inspección y vigilancia de las instituciones
financieras,7 de modo que, en tratándose de esta
clase
de
tasas,
específicamente
de
la
bancaria
corriente (art. 884 C. de Co.), puede afirmarse sin
hesitación alguna que su función, en la hora de ahora,
no se reduce tan solo a determinar el precio por el
uso del dinero, sino que también tiene el propósito,
así sea indirecto, de compensar al acreedor por el
deterioro cualitativo que éste sufra, en el entendido,
claro
está,
de
la
irrupción
y
preservación
del
fenómeno inflacionario en la economía".
6
Cfme: Alberto D. Molinario. Del interés lucrativo contractual y cuestiones conexas y Jorge
Joaquín Llambias. Obligaciones. A. Perrot Buenos Aires. 1982. T. ll. Págs. 206 y 207. En
sentido similar, Jorge Bustamante Alsina. Teoría General de la Responsabilidad Civil. Perrot.
Buenos Aires. 1983. Pág. 244.
7
Superintendencia Bancaria. Conceptos 90055703-3 del 1º de noviembre de 1990;
93003771-2 de 9 de marzo de 1993 y 93063020-2 de 11 de febrero de 1994.
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Concluyó
entonces
que
"...la
compatibilidad originaria de la corrección monetaria y
de los intereses, depende, fundamentalmente, de la
naturaleza y tipología de éstos, puesto que si ellos son
los civiles, nada impide que, in casu, se ordene el
reajuste monetario de la suma debida. Pero si el
interés ya comprende este concepto (indexación
indirecta), se resalta de nuevo, imponer la corrección
monetaria, per se, equivaldría a decretar una doble -e
inconsulta- condena por un mismo ítem, lo que
implicaría un grave quebranto de la ley misma, ya que
ésta ha establecido, en forma imperativa, que la
manera
de
hacer
el
ajuste
monetario
de
las
obligaciones dinerarias de abolengo mercantil, es por
la vía de los intereses, por la potísima razón de que
está entronizado en uno de los factores constitutivos o
determinantes de la tasa reditual de mercado...".
El mismo criterio había sido expuesto
por la autoridad rectora de la actividad financiera en el
país, al expresar que “... el interés legal comercial,
asimilado al corriente bancario (884 del C. de Co), es
certificado
por
la
Superintendencia
Bancaria
de
conformidad con las ponderaciones de los promedios
de
las
tasas
que
han
venido
cobrando
los
establecimientos bancarios, conforme a la oferta y la
demanda existente de fondos prestables, así como
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factores de tiempo, riesgo, inflación y devaluación
propios de las condiciones financieras y monetarias
del mercado. En este orden de ideas el interés
corriente bancario surge de la conjugación de los
factores antes señalados, en una fórmula financiera
que permite establecer la tasa de interés aplicable a
un período determinado (concepto 900055703 - 3 del
01 de noviembre de 1990). Así pues como en el
cálculo del monto de este tipo de intereses, se tienen
en
cuenta
fenómenos
como
la
inflación
y
la
devaluación, este interés no es compatible con la
corrección monetaria, pues equivaldría a un doble
reconocimiento del mismo hecho. El interés bancario
corriente
involucra
monetaria
un
porcentaje
de
corrección
y otro de tasa pura” (Superintendencia
Bancaria, Oficio 93003771-2 del 9 de marzo de 1993)
4.
Si
como
queda
visto,
en
la
composición del interés legal comercial, identificado
con el interés bancario corriente, se fusionan los
factores preanotados, uno de los cuales procura
recomponer
el
capital,
es
decir,
compensar
la
depreciación que pueda experimentar, ningún error
cometió el Tribunal cuando dejó de aplicar, para los
efectos que se comentan, el artículo 884 del Código de
Comercio,
por
considerar
que
al
condenar
simultáneamente al pago de una suma de dinero
indexada, e intereses legales comerciales sobre el
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mismo valor, se privilegiaría injustamente al acreedor,
quien doblemente vería retribuida la desvalorización
del capital, en perjuicio del deudor, y con evidente
desconocimiento de la finalidad buscada por el artículo
1746 del Código Civil, al romper la simetría que debe
presidir
el
reconocimiento
de
las
prestaciones
tendientes a restablecer a las partes a la situación que
tenían al momento de contratar, pues tales intereses,
contrario a lo que predica el impugnador, no son
simplemente representativos de una tasa de interés
lucrativo o puro, por cuanto no tienen por función
exclusiva "...compensar al acreedor de la obligación
dineraria el lucro o ganancia que ha dejado de percibir
al no tener en su poder la suma de dinero", como lo
argumenta.
De
manera que
si esos
intereses
involucran un coeficiente destinado a revalorizar el
capital, no pueden acumularse con la condena al pago
del capital sobre el cual deben calcularse, reajustado
monetariamente, so pena de tornar la declaración
judicial de nulidad en fuente indebida de provecho
para el acreedor.
Ahora, no escapa a la Corte que el
Tribunal no acudió al método establecido por el
legislador
comercial
para
actualizar
obligaciones
dinerarias de tal linaje (intereses), sino que aceptó la
indexación calculada por el a-quo con base en las
cifras del índice de precios al consumidor, durante el
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período al cual se extendió el cómputo. Sin embargo,
tal procedimiento no fue confrontado por la censura,
ya que no obstante solicitar la casación del fallo para
obtener, en sede de instancia, la ratificación de la
decisión
de
revocatoria
primer
de
la
grado, o
condena
en
por
subsidio, "...la
indexación
y la
confirmación de la condena por intereses corrientes
bancarios", el cargo no contiene ningún planteamiento
encaminado a controvertir la postura del fallador, y por
el contrario toda la gestión impugnaticia se centró en
su negativa a imponer una condena que conjunte
indexación e intereses legales comerciales sobre la
suma de dinero objeto de la obligación restitutoria
impuesta al promitente vendedor, razón por la cual no
puede la Corte abordar motu proprio tal situación con
miras a introducir las enmiendas pertinentes, pues de
obrar estaría desbordando sus propias atribuciones
como
Tribunal
de
casación,
para
irrumpir
indebidamente, por la dispositividad que permea el
recurso, en terreno librado al designio del impugnador,
y
que
al
ser
abandonado
por
éste,
veda
su
consideración oficiosa por la Corporación, porque dada
la
naturaleza
jurídica
del
recurso,
lo
que
el
casacionista no involucre en su ataque, se considera
sustraído al escrutinio de la Corte por entenderse que
lo admite y acepta.
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5.
Por las razones consignadas, el
cargo no está llamado a prosperar.
DECISION
En mérito de lo expuesto, la Corte
Suprema
de
Justicia,
Sala
de
Casación
Civil,
administrando justicia en nombre de la República y por
autoridad de la Ley, NO CASA la sentencia proferida
por el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Medellín, Sala Civil, el 6 de febrero de 1998, en el
proceso ordinario promovido por RODRIGO RESTREPO
PEREZ contra SERGIO GOMEZ VELILLA y JAVIER
VILLEGAS ESCOBAR.
Costas a cargo de la parte recurrente.
Tásense oportunamente.
NOTIFÍQUESE Y CUMPLASE
JORGE ANTONIO CASTILLO RUGELES
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MANUEL ARDILA VELASQUEZ
CARLOS IGNACIO JARAMILLO JARAMILLO
JOSE FERNANDO RAMIREZ GOMEZ
JORGE SANTOS BALLESTEROS
SILVIO FERNANDO TREJOS BUENO
CESAR JULIO VALENCIA COPETE
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