A C U E R D O

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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 2 de marzo de 2011,
habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en
el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden
de votación: doctores Negri, Hitters, Soria, Pettigiani,
Genoud, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de
Justicia
en
definitiva
contra
acuerdo
en
Salvo
la
ordinario
causa
L.
Construcciones
para
pronunciar
82.417,
y
"Casal,
otros.
sentencia
Luis
Manuel
Indemnización
por
despido, etc.".
A N T E C E D E N T E S
El
Tribunal
del
Trabajo
nº
3
de
Bragado
hizo
lugar parcialmente a la demanda, imponiendo las costas del
modo que especifica.
La parte actora dedujo recurso extraordinario de
inaplicabilidad de ley.
Dictada la providencia de autos y hallándose la
causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte
decidió plantear y votar la siguiente
C U E S T I Ó N
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
de
ina-
plicabilidad de ley?
V O T A C I Ó N
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Negri dijo:
I. En lo que interesa, el tribunal del trabajo
interviniente rechazó la acción deducida por Luis Manuel
Casal contra Héctor Antonio Salvo Sandoval y Aurelio Salvo,
en cuanto perseguía el cobro de diferencias salariales e
indemnizaciones por despido y falta de preaviso, así como
las previstas en los arts. 8 y 15 de la ley 24.013.
En lo relativo a las diferencias remuneratorias,
consideró
improcedente
el
reclamo
porque
el
actor,
al
practicar la liquidación, consignó importes globales tanto en
lo que respecta a los períodos, como en relación a los montos,
sin
especificar
o
discriminar
el
origen
de
aquéllas
(v.
vered., fs. 140; sent., fs. 145).
Por otra parte, rechazó los rubros indemnizatorios
por
entender
que,
como
no
se
acreditó
que
los
demandados hubieran recibido los telegramas remitidos por
el empleado, el reclamo carecía de un requisito esencial
para la configuración del despido indirecto, cual es la
comunicación por escrito establecida en el art. 243 de la
Ley de Contrato de Trabajo (v. sent., fs. 145).
II.
La
legitimada
activa
deduce
recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley en el que denuncia
absurda valoración de la prueba y violación de los arts. 5, 6,
9, 11, 23, 52 ,55, 56, 57, 58, 63, 74, 80, 103, 114, 242, 245,
246 y concs. de la Ley de Contrato de Trabajo; 12, 39, 40, 41
y 47 de la ley 11.653; 171 de la Constitución provincial y de
doctrina legal que indica (fs. 154/163).
Se
pretensión
agravia
por
el
porque
pago
el
de
juzgador
las
rechazó
diferencias
la
salariales,
soslayando la aclaración expuesta en el escrito inicial en lo
relativo
a
que
durante
toda
la
vigencia
de
la
relación
laboral el actor percibió -invariablemente- la suma de $ 250
mensuales,
y
ello
no
obstante
que
la
remuneración
efectivamente devengada era -por el sólo concepto de sueldo
básico- de $ 426,56, cifra esta a la cual correspondía sumar
los adicionales de convenio.
Afirma, asimismo, que el sentenciante incurrió en
una absurda apreciación de la prueba, en tanto rechazó los
rubros indemnizatorios por considerar que los telegramas
enviados por Casal no fueron recibidos por sus empleadores.
De tal manera -agrega- el tribunal omitió evaluar que en el
expediente administrativo tramitado ante la Subsecretaría
de
Trabajo
se
presentó
Sandoval,
quien
tomó
personal,
tanto
de
el
codemandado
conocimiento,
las
Héctor
mediante
intimaciones
como
Salvo
notificación
del
reclamo
efectuado por el actor (v. fs. 160 vta./162 vta.).
III. El recurso debe prosperar parcialmente.
1.a.
En
lo
que
respecta
a
las
diferencias
salariales, entiendo que asiste razón al recurrente en cuanto
sostiene que en la demanda se especificó con claridad la
disimilitud entre la remuneración efectivamente asignada al
actor y la que le correspondía percibir de conformidad con las
disposiciones del convenio colectivo aplicable.
En efecto, si bien es cierto que la liquidación
fue
practicada
en
términos
generales,
indicando
como
adeudada una suma global (ver demanda, fs. 17), no lo es
menos que el promotor del juicio precisó con claridad que
el
monto
reclamado
en
tal
concepto
era
determinado
en
función de la diferencia mensual -obtenida entre lo abonado
($
250)
y
lo
que
le
correspondía
percibir
($
426,50)-
multiplicado por la cantidad de períodos comprendidos en la
vigencia de la relación de trabajo. En definitiva, el actor
especificó que reclamaba la suma de $ 176,56 por cada mes
trabajado (v. demanda, fs. 17 y vta.).
En consecuencia, al acreditarse que la remuneración que correspondía percibir a Casal era, efectivamente,
de
$
426,56
hallaba
(fs.
144
debidamente
vta.)
y que
registrado
el
-razón
demandante
por
la
no
se
cual
el
tribunal aplicó la inversión de la carga probatoria y la
presunción
que,
en
favor
de
las
afirmaciones
de
aquél,
establecen los arts. 39 de la ley 11.653 y 55 de la Ley de
Contrato
de
Trabajo-
cabe
tener
por
cierto
que
Casal
percibía la suma de $ 250 mensuales y, consecuentemente,
corresponde hacer lugar a la demanda en cuanto persigue el
cobro de diferencias remuneratorias, a razón de $ 176,46
por cada uno de los períodos mensuales reclamados.
b. También está en lo cierto el recurrente cuando
denuncia que el tribunal de origen falló equivocadamente al
rechazar las diferencias por los adicionales de convenio
sobre
la
(sent.,
sumas
base
fs.
de
145)
globales
la
incorrecta
como
"...
liquidación
consecuencia
tanto
en
los
de
del
haber
períodos
rubro
consignado
como
en
los
montos..." (veredicto, 4ª cuestión, fs. 140).
b.1. Con relación a los períodos abarcados por el
reclamo, tengo en cuenta, que el importe mensual de los
adicionales
no
abonados
deberá
ser
calculado
sobre
la
totalidad de los meses que duró la relación de trabajo,
habida cuenta que la demandada no opuso prescripción (v.
escritos de responde de fs. 61/64) y no es dable a los
jueces aplicarla de oficio.
Y
importe
en
cuanto
mensual-
en
la
a
los
montos
primera
(precisados
parte
de
la
-en
su
liquidación
obrante a fs. 17), no puede ignorarse que el a quo, por
aplicación de las normas convencionales específicas (ítems
4.2.15.
y
conciencia
4.2.18.
de
las
del
C.C.T.
pruebas
40/89)
y
confesional
valoración
y
en
testimonial
(veredicto, 1ª cuestión, fs. 138 y vta.) tuvo por cierto y
probado que el actor, desde su ingreso en febrero de 1995 y
hasta mayo de 1998, hizo un recorrido mensual de 10.000 km
y, desde junio de ese año hasta enero de 1999, de 4.000 km
por mes.
Ha de tenerse en cuenta, además, que se juzgó
acreditado el desempeño del accionante, para la demandada,
como conductor de camión de larga distancia con categoría
de chofer de primera -items 4.2.1. y 4.2.2. del C.C.T.
40/89- (veredicto, 1ª cuestión, fs. 138).
Sobre la base de esa determinación temporal y
fáctica es dable reconocer límites precisos al reclamo, sin
obstáculos
que
impidan
cuantificar
los
rubros
corres-
pondientes a los adicionales previstos en los puntos 3.6.1.
(ropa
de
trabajo),
4.2.3.
(adicional
por
kilometraje
recorrido) y 6.1.5. (adicional por antigüedad) de la convención
colectiva
mencionada;
no
así
el
previsto
en
el
punto 4.2.6. (control de descarga) puesto que el recurrente
no
ha
expresado
agravios
en
relación
a
los
puntuales
fundamentos desarrollados para su rechazo (sentencia, 2ª
cuestión, a], 2º párrafo, fs. 144 vta.).
Para el acogimiento del recurso en este punto,
considero especialmente que el propio sentenciante de grado
no tuvo inconveniente para computar los ítems contemplados
en los puntos 4.2.3. y 6.1.5. (aun el 4.2.4. pese a que los
viáticos
no
tienen,
en
el
ámbito
de
este
sector
de
actividad, carácter de remuneratorios según lo dispuesto en
el 4.2.11.) en la remuneración tomada en cuenta en ocasión
de hacer lugar al pedido de pago de haberes correspondientes al mes de enero de 1999, ocho días de febrero del mismo
año (fs. 144 vta./145) y el sueldo anual complementario
respecto de los años 1997 y 1998 (fs. 146).
Y si bien la revocación de la sentencia en el
punto obliga a asumir competencia positiva y resolver el
litigio con arreglo a la ley y la doctrina aplicables al
caso,
en
ese
cometido
es
menester
atender
la
posición
asumida por la contraria que no recurrió el pronunciamiento
por resultar exitosa en su postulación.
En
ese
esquema,
caracterizado,
además,
por
la
ausencia del específico instrumento de registro previsto
por la norma convencional (v. pericia contable, fs. 105),
no basta la sola negación de los accionados del kilometraje
denunciado como recorrido por el actor para desvirtuar tal
afirmación
(art.
55,
L.C.T.),
cuando
los
términos
del
convenio derechamente establecen que la inobservancia del
cumplimiento
contralor
de
de
la
obligación
kilometraje
de
llevar
recorrido
o
la
la
planilla
ausencia
de
de
formalidades a su respecto hacen pasible al empleador de
pagar las mensualidades y retribuciones por kilometraje que
el
dependiente
reclame,
con
la
sola
prueba
de
su
declaración jurada (en estos autos prestada a fs. 16 vta.)
y salvo prueba en contrario que deberá prestar el empleador
(ítems 4.2.15. y 4.2.18. del C.C.T. 40/89).
b.2. Así es que, no habiendo sido acreditado pago
alguno
de
los
rubros
que
en
este
punto
se
tratan
(veredicto,
4ª
cuestión,
fs.
140),
determinados
los
kilómetros recorridos en cada uno de los meses durante los
cuales transcurriera el vínculo entre las contendientes, y
la categoría profesional del actor, corresponde devolver la
causa al tribunal de origen para que liquide los importes
correspondientes a los adicionales previstos en los ítems
4.2.3. (adviértase que, como la misma norma establece, se
paga
en
todos
recorridos
los
por
casos
el
en
función
conductor,
de
aunque
los
no
kilómetros
se
hubieran
trabajado horas extraordinarias en el período de que se
trate), 4.2.4., 3.6.1. y 6.1.5. del Convenio Colectivo de
Trabajo 40/89.
c. No ha de prosperar, en cambio, la queja por el
rechazo de las indemnizaciones derivadas del despido que el
a quo fundó en la ausencia del requisito esencial de la
comunicación de la causa de este último (art. 243, L.C.T.).
En opinión del recurrente, el juzgador de grado incurrió en
absurdo al concluir que los demandados no habían tomado
conocimiento
del
reclamo
y
posterior
despido
indirecto,
habida cuenta que omitió considerar que la demandada supo
de ambos en oportunidad de presentarse personalmente en las
actuaciones
Subsecretaría
administrativas
de
Trabajo
en
labradas
las
que
por
se
ante
la
encontraban
agregados los dos despachos telegráficos.
d.
Atento
las
constancias
que
surgen
del
expediente
administrativo
2252-4895/99,
entiendo
que
el
tribunal de origen no incurrió en el vicio que se le imputa
y que la notificación del despido no puede tenerse por
efectuada
con
la
presentación
en
ese
expediente
del
codemandado Héctor Salvo (de la que da cuenta el acta de
fs. 4 de dichas actuaciones -fs. 8 de la causa judicial-).
Ello
así
porque
administrativo
accionado
la
sólo
tuvo
secuencia
permite
cronológica
tener
conocimiento
de
por
la
del
cierto
intimación
trámite
que
el
cursada
mediante el telegrama glosado a fs. 2 (6 de esta causa), no
así
del
despido
despacho
que
telegráfico
se
pretendía
agregado
a
comunicar
fs.
6
mediante
(10
del
el
exp.
judicial), es decir, con posterioridad a su presentación en
dichas
actuaciones
con
la
finalidad
de
solicitar
la
postergación de la audiencia designada. En ese contexto,
entiendo que, a los fines que aquí interesan, la fecha de
emisión del telegrama no es la relevante. Por el contrario,
sí lo es la de su agregación al expediente. Y si bien el
mismo no cuenta con sello fechador que despeje definitivamente el punto, es lo cierto que su incorporación a la
causa administrativa fue posterior a la presentación del
demandado.
e. Definido ese extremo, la interpretación de las
normas
regulatorias
de
la
extinción
del
contrato
de
trabajo, en modo alguno pueden conducir a la revocación de
la sentencia en punto a que, no habiendo sido efectivamente
notificados los demandados del motivo del distracto, la
relación ha conservado plena virtualidad porque las partes
no invocaron ni demostraron algún otro motivo legalmente
previsto que justificase su finalización.
A
ambas
partes
de
la
relación
laboral
les
es
reconocida la facultad de denunciar unilateralmente, y con
o sin motivo, el contrato de trabajo. Como otros actos
jurídicos, la denuncia puede asumir distintas formas de
exteriorización: la de la declaración -forma expresa-, o la
del comportamiento -manifestación tácita-. Si la denuncia
asume, como en este caso y como no podía ser de otra manera
atento el modo de extinción de que se trata, la forma de la
declaración,
comunicación
ella
al
es
recepticia
destinatario
con
y,
relación
por
a
ende,
quien
la
va
a
producir efectos, deviene un elemento constitutivo de esa
dimisión con expresión de causa.
El despido indirecto motivado, como el que se
discute en la especie, exige la expresión del motivo legal
(su declaración) y si este último no es incorporado al acto
de denuncia o, como aquí sucede, no es comunicado, lo que
se
tiene,
en
definitiva,
es
una
extinción
inmotivada,
válida por sí sola para dar por finalizado el contrato
aunque inidónea para generar los efectos indemnizatorios
que se pretenden.
Y
no
debe
perderse
de
vista
que
la
denuncia
inmotivada, a diferencia de la anterior, puede ser tanto
expresa
como
tácita,
siempre
que
se
configure,
en
este
último supuesto, un comportamiento concluyente e inequívoco
que
arroje
certidumbre
acerca
de
la
existencia
de
la
denuncia misma. Tal lo que acontece en la especie, donde
tal exigencia se encuentra ampliamente abastecida a la luz
de las propias manifestaciones del trabajador efectuadas en
las
actuaciones
labradas
en
sedes
administrativa
y
judicial.
f. Finalmente, y atento el modo como propongo
resolver
las
diferentes
impugnaciones
traídas
ante
esta
instancia, entiendo que resulta procedente la indemnización
prevista en el art. 8 de la ley 24.013, no así la que
establece el art. 15 del mismo texto legal dado que, tal
como fuera definido más arriba, el contrato finalizó por
denuncia inmotivada del trabajador.
IV. En razón de lo expuesto, corresponde hacer
lugar al recurso deducido y revocar la sentencia impugnada,
en cuanto rechazó las diferencias de haberes detectadas
respecto
del
salario
base
como
así
también
de
los
adicionales previstos en los ítems 3.6.1., 4.2.3., 4.2.4. y
6.1.5. (C.C.T. 40/89). Del mismo modo, y con los alcances
que deriven de lo anterior, corresponde hacer lugar a la
indemnización prevista en el art. 8 de la ley 24.013.
Las costas de la instancia inferior se imponen a
la demandada en la parte que prospera y a la actora en lo
que se rechaza.
Costas de esta instancia, por su orden (art. 289,
C.P.C.C.).
Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
El
señor
Juez
doctor
Hitters,
por
los
mismos
fundamentos expuestos por el señor Juez doctor Negri, votó
también por la afirmativa.
A la cuestión planteada, el señor Juez doctor
Soria dijo:
I. El recurso debe prosperar parcialmente.
1.a. Para disponer el rechazo de las diferencias
remuneratorias
pretendidas
por
el
actor,
sostuvo
el
sentenciante que la liquidación global efectuada en el escrito
de demanda, sin determinación alguna del período por el cual
se reclamaban y los montos que en su caso corresponderían a
cada uno de los meses adeudados, tornaba "imposible reconocer
cuáles fueron los elementos que tuvo en cuenta para llegar a
las
cifras
reclamadas,
lo
que
impide
su
reconstrucción
aritmética", ello, centrado en el derecho de defensa de la
accionada (sent., fs. 145).
b. Sabido es que la interpretación del contenido
de
los
escritos
judiciales,
constituye
una
cuestión
de
hecho reservada al criterio de los jueces de las instancias
ordinarias,
el
límite
que
reconoce
esa
facultad
lo
configura la eficaz alegación y demostración del absurdo
(conf. causas L. 89.043, sent. de 12-XII-2007; L. 88.048,
"Ferraris", sent. de 14-V-2008; L. 91.018, "Rojas", sent.
de 21-V-2008).
i] Le asiste razón al interesado cuando le imputa al
sentenciante haber incurrido en el mentado yerro, aunque ello,
circunscripto
al
rechazo
de
las
diferencias
salariales
resultantes del "sueldo básico" que le correspondía percibir
al actor y lo que efectivamente le fue abonado.
Como se sostiene en el recurso y lo señala el
doctor Negri en el apartado III.1.a segundo párrafo de su
voto, el método de cálculo de dicho rubro, en importes
mensuales, resultó claramente detallado en el escrito de
inicio, concretamente a fs. 17 in fine y vta.
Luego, reparo que el accionante, al ofrecer prueba
contable sobre el libro exigido por el art. 52 de la ley
20.744, prestó declaración jurada en los términos del art. 39
de la ley 11.653 en caso que el demandado no lleve tales
libros o que por alguna razón se negara a exhibirlos.
Siendo que las "remuneraciones asignadas y percibidas" por el trabajador deben consignarse en tal documento
registral (conf. art. 52 inc. "e", L.C.T.) y que en la especie, a pesar de contar y exhibir el libro rubricado exigido
por la legislación laboral, en él no se encuentra registrado
el actor (conf. pericia fs. 105), los magistrados debieron
meritar tal documentación en los términos del art. 53 de la
Ley de Contrato de Trabajo y consecuentemente presumir la
veracidad de las afirmaciones del actor sobre los hechos que
debieron consignarse en la documentación laboral referida, en
virtud de la eficacia de la declaración jurada prestada en los
términos del art. 39, primera parte de la ley 11.653.
De tal modo, y teniendo en cuenta lo señalado
anteriormente (me remito aquí a lo expuesto por el colega
ponente al referirse al cálculo efectuado en la demanda)
más
lo
resuelto
en
sentencia
sobre
el
salario
que
correspondía percibir al actor (conf. fs. 144 vta.), la
demanda
debe
prosperar
por
las
mentadas
diferencias
salariales a razón de $ 176,56 por cada uno de los períodos
mensuales
reclamados,
desde
que
la
accionante
denuncia
haber cobrado sólo $ 250,00 en cada período computado (fs.
17 vta.).
ii] Distinta suerte ha de correr el cuestionamiento
en lo relativo a las diferencias por adicionales de convenio
(rubros 4.2.3., 4.2.6., 4.2.4. y 3.6.1., referenciados en la
liquidación de fs. 17).
Dejando a un lado los elementos fácticos considerados
en
el
probatorio
fallo
que
de
puedan
grado
y
las
contener
prescripciones
ciertas
de
disposiciones
orden
del
Convenio Colectivo aplicable, lo cierto es que la crítica que
trae el recurrente no logra neutralizar aquella definición que
-teniendo en miras el derecho de defensa de la demandadadesestimó
también
estos
reclamos
con
basamento
en
las
imprecisiones o vaguedades que portaba la liquidación inserta
en la demanda (sent., fs. 145).
Excluyendo las consideraciones vinculadas con las
diferencias salariales analizadas en el punto anterior, no
aporta aquí el quejoso ningún argumento útil para acreditar
el excepcional yerro que invoca. Sólo se limita a destacar
-en esencia- que en el escrito de inicio se aclaró que la
real diferencia surgiría de la prueba pericial contable
ofrecida. Ningún otro argumento aporta -como sí se verifica
en torno a las diferencias que apuntan a su sueldo básicocon entidad suficiente para rebatir las razones esgrimidas
por el tribunal.
Deviene aplicable entonces, la doctrina de esta
Corte que tacha de insuficiente al recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley que no desvirtúa un fundamento
esencial
del
fallo
(conf.
causas
L.
34.989,
"Aguirre",
sent. de 8-X-1985; L. 35.265, "Farreta", sent. de 20-XI1995; L. 55.436, "Tolosa", sent. de 23-IX-1999).
2. Los restantes agravios que contiene el recurso,
circunscriptos a lo resuelto en la instancia en torno al
despido indirecto y sus indemnizaciones, no puede prosperar.
a.
Afirmó
el
tribunal
que
los
accionados
no
habían recibido los telegramas agregados en el expediente
administrativo adunado a la causa, precisamente los incorporados
a
fs.
6
y
10
(según
foliatura
de
la
causa
judicial). Concluyó así, que "el reclamo" del actor carecía
"del requisito esencial de la comunicación" y desestimó la
indemnización
sustitutiva
del
preaviso
y
por
antigüedad
(también las sustentadas en los arts. 8 y 15 de la Ley
Nacional de Empleo; v. fs. 145 in fine y vta.).
b. Concuerdo con lo expuesto por el doctor Negri
en el apartado III.1.d de su sufragio en cuanto expresa que
lo actuado en sede administrativa permite afirmar que el
codemandado Héctor Salvo tuvo conocimiento de la misiva
cursada por el accionante a fs. 6 por la que intimó al
empleador -entre otros créditos- al pago de diferencias
salariales
relación
y
a
que
laboral,
"justificara"
pero
no
-en
la
registración
cambio-
de
la
de
la
pretendida
comunicación del despido por parte del dependiente (v. fs.
10) en la que además requirió la cancelación -entre otros
créditos- de distintas indemnizaciones.
Debiendo permanecer firme entonces la definición
que juzgó que el telegrama por el que el actor se dio por
despedido
no
ingresó
a
la
esfera
de
conocimiento
del
empleador y atendiendo a las particulares circunstancias
que se configuran en la especie, donde las mentadas misivas
fueron cursadas por el accionante en forma contemporánea a
la sustanciación de un procedimiento en el que la Autoridad
Administrativa intervino procurando conciliar las discrepancias
suscitadas
entre
los
sujetos
integrantes
del
contrato de trabajo (adviértase que con posterioridad a
aquella
fuera
primera
agregado
intimación
el
al
telegrama
principal
por
el
y
que
antes
se
de
que
pretendió
notificar el autodespido, la Subsecretaría de Trabajo había
fijado
una
recurrente
audiencia
ningún
a
aquellos
razonamiento
fines),
que
no
aporta
eventualmente
el
permita
verificar la existencia de algún otro acto que evidencie
que
el
trabajador
inequívoco
su
haya
comunicado
voluntad
extintiva
al
a
empleador
la
luz
de
modo
de
las
directrices que emanan del art. 243 de la Ley de Contrato
de
Trabajo,
norma
-para
más-
silenciada
en
el
libelo
recursivo.
Cabe recordar, que una de las notas características de la instancia extraordinaria es la mayor exigencia en
cuanto a las cargas procesales que deben ser idóneamente
abastecidas para transitar con éxito la casación (doct.
causa
L.
91.837,
"Santucho",
sent.
de
13-V-2009;
entre
otras); incumplido tal imperativo, la impugnación no puede
prosperar.
3. Limitado a los agravios que porta el medio extraordinario de impugnación en examen (recuerdo: vinculados, de un lado, con las distintas diferencias salariales
reclamadas, y del otro, con las indemnizaciones por despido
y
sustitutiva
del
preaviso),
sólo
resta
aclarar,
que
habiendo recaído en la instancia de grado condena por rubros diversos a los que aquí se acogen, exigible contra las
personas físicas codemandadas luego de que fuera rechazada
la defensa de falta de legitimación pasiva que aquéllas interpusieran -decisión esta última que fuera consentida por
los deudores-, las sumas cuyo pago aquí se ordena, serán
igualmente
ejecutables
contra
los
codemandados
Salvo
y
Salvo Sandoval.
II.
En
virtud
de
lo
expuesto,
entiendo
que
corresponde hacer lugar parcialmente al recurso interpuesto y
revocar la sentencia impugnada únicamente, en cuanto dispuso
el rechazo de las diferencias remuneratorias reclamadas con
fundamento en el salario básico del actor, cuya procedencia se
declara.
Costas de la instancia a la accionada por lo que
prospera el reclamo y a la actora por lo que se rechaza;
asimismo por su orden las generadas en esta sede (arts. 19
de la ley 11.653 y 289 del C.P.C.C.).
Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.
Los señores jueces doctores Pettigiani y Genoud,
por
los
mismos
fundamentos
expuestos
por
el
señor
Juez
doctor Negri, votaron también por la afirmativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
dictándose
la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se
hace
lugar
parcialmente
al
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley traído con el alcance establecido en
el apartado IV del voto emitido en primer término. Vuelvan
los
autos
al
tribunal
de
origen
para
que
practique
la
liquidación que corresponda, con arreglo a lo que aquí se
ha resuelto.
Las costas de la instancia inferior se imponen a
la demandada por los reclamos que prosperan, y a la actora
por los que se rechazan. Las de esta instancia por su
orden, en atención al progreso parcial de la impugnación
(art. 289, C.P.C.C.).
Regístrese y notifíquese.
EDUARDO JULIO PETTIGIANI
HECTOR NEGRI
DANIEL FERNANDO SORIA
JUAN CARLOS HITTERS
LUIS ESTEBAN GENOUD
GUILLERMO LUIS COMADIRA
Secretario
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