A C U E R D O En la ciudad de La Plata, a 2 de marzo de 2011, habiéndose establecido, de conformidad con lo dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el siguiente orden de votación: doctores Negri, Hitters, Soria, Pettigiani, Genoud, se reúnen los señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en definitiva contra acuerdo en Salvo la ordinario causa L. Construcciones para pronunciar 82.417, y "Casal, otros. sentencia Luis Manuel Indemnización por despido, etc.". A N T E C E D E N T E S El Tribunal del Trabajo nº 3 de Bragado hizo lugar parcialmente a la demanda, imponiendo las costas del modo que especifica. La parte actora dedujo recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. Dictada la providencia de autos y hallándose la causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte decidió plantear y votar la siguiente C U E S T I Ó N ¿Es fundado el recurso extraordinario de ina- plicabilidad de ley? V O T A C I Ó N A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Negri dijo: I. En lo que interesa, el tribunal del trabajo interviniente rechazó la acción deducida por Luis Manuel Casal contra Héctor Antonio Salvo Sandoval y Aurelio Salvo, en cuanto perseguía el cobro de diferencias salariales e indemnizaciones por despido y falta de preaviso, así como las previstas en los arts. 8 y 15 de la ley 24.013. En lo relativo a las diferencias remuneratorias, consideró improcedente el reclamo porque el actor, al practicar la liquidación, consignó importes globales tanto en lo que respecta a los períodos, como en relación a los montos, sin especificar o discriminar el origen de aquéllas (v. vered., fs. 140; sent., fs. 145). Por otra parte, rechazó los rubros indemnizatorios por entender que, como no se acreditó que los demandados hubieran recibido los telegramas remitidos por el empleado, el reclamo carecía de un requisito esencial para la configuración del despido indirecto, cual es la comunicación por escrito establecida en el art. 243 de la Ley de Contrato de Trabajo (v. sent., fs. 145). II. La legitimada activa deduce recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley en el que denuncia absurda valoración de la prueba y violación de los arts. 5, 6, 9, 11, 23, 52 ,55, 56, 57, 58, 63, 74, 80, 103, 114, 242, 245, 246 y concs. de la Ley de Contrato de Trabajo; 12, 39, 40, 41 y 47 de la ley 11.653; 171 de la Constitución provincial y de doctrina legal que indica (fs. 154/163). Se pretensión agravia por el porque pago el de juzgador las rechazó diferencias la salariales, soslayando la aclaración expuesta en el escrito inicial en lo relativo a que durante toda la vigencia de la relación laboral el actor percibió -invariablemente- la suma de $ 250 mensuales, y ello no obstante que la remuneración efectivamente devengada era -por el sólo concepto de sueldo básico- de $ 426,56, cifra esta a la cual correspondía sumar los adicionales de convenio. Afirma, asimismo, que el sentenciante incurrió en una absurda apreciación de la prueba, en tanto rechazó los rubros indemnizatorios por considerar que los telegramas enviados por Casal no fueron recibidos por sus empleadores. De tal manera -agrega- el tribunal omitió evaluar que en el expediente administrativo tramitado ante la Subsecretaría de Trabajo se presentó Sandoval, quien tomó personal, tanto de el codemandado conocimiento, las Héctor mediante intimaciones como Salvo notificación del reclamo efectuado por el actor (v. fs. 160 vta./162 vta.). III. El recurso debe prosperar parcialmente. 1.a. En lo que respecta a las diferencias salariales, entiendo que asiste razón al recurrente en cuanto sostiene que en la demanda se especificó con claridad la disimilitud entre la remuneración efectivamente asignada al actor y la que le correspondía percibir de conformidad con las disposiciones del convenio colectivo aplicable. En efecto, si bien es cierto que la liquidación fue practicada en términos generales, indicando como adeudada una suma global (ver demanda, fs. 17), no lo es menos que el promotor del juicio precisó con claridad que el monto reclamado en tal concepto era determinado en función de la diferencia mensual -obtenida entre lo abonado ($ 250) y lo que le correspondía percibir ($ 426,50)- multiplicado por la cantidad de períodos comprendidos en la vigencia de la relación de trabajo. En definitiva, el actor especificó que reclamaba la suma de $ 176,56 por cada mes trabajado (v. demanda, fs. 17 y vta.). En consecuencia, al acreditarse que la remuneración que correspondía percibir a Casal era, efectivamente, de $ 426,56 hallaba (fs. 144 debidamente vta.) y que registrado el -razón demandante por la no se cual el tribunal aplicó la inversión de la carga probatoria y la presunción que, en favor de las afirmaciones de aquél, establecen los arts. 39 de la ley 11.653 y 55 de la Ley de Contrato de Trabajo- cabe tener por cierto que Casal percibía la suma de $ 250 mensuales y, consecuentemente, corresponde hacer lugar a la demanda en cuanto persigue el cobro de diferencias remuneratorias, a razón de $ 176,46 por cada uno de los períodos mensuales reclamados. b. También está en lo cierto el recurrente cuando denuncia que el tribunal de origen falló equivocadamente al rechazar las diferencias por los adicionales de convenio sobre la (sent., sumas base fs. de 145) globales la incorrecta como "... liquidación consecuencia tanto en los de del haber períodos rubro consignado como en los montos..." (veredicto, 4ª cuestión, fs. 140). b.1. Con relación a los períodos abarcados por el reclamo, tengo en cuenta, que el importe mensual de los adicionales no abonados deberá ser calculado sobre la totalidad de los meses que duró la relación de trabajo, habida cuenta que la demandada no opuso prescripción (v. escritos de responde de fs. 61/64) y no es dable a los jueces aplicarla de oficio. Y importe en cuanto mensual- en la a los montos primera (precisados parte de la -en su liquidación obrante a fs. 17), no puede ignorarse que el a quo, por aplicación de las normas convencionales específicas (ítems 4.2.15. y conciencia 4.2.18. de las del C.C.T. pruebas 40/89) y confesional valoración y en testimonial (veredicto, 1ª cuestión, fs. 138 y vta.) tuvo por cierto y probado que el actor, desde su ingreso en febrero de 1995 y hasta mayo de 1998, hizo un recorrido mensual de 10.000 km y, desde junio de ese año hasta enero de 1999, de 4.000 km por mes. Ha de tenerse en cuenta, además, que se juzgó acreditado el desempeño del accionante, para la demandada, como conductor de camión de larga distancia con categoría de chofer de primera -items 4.2.1. y 4.2.2. del C.C.T. 40/89- (veredicto, 1ª cuestión, fs. 138). Sobre la base de esa determinación temporal y fáctica es dable reconocer límites precisos al reclamo, sin obstáculos que impidan cuantificar los rubros corres- pondientes a los adicionales previstos en los puntos 3.6.1. (ropa de trabajo), 4.2.3. (adicional por kilometraje recorrido) y 6.1.5. (adicional por antigüedad) de la convención colectiva mencionada; no así el previsto en el punto 4.2.6. (control de descarga) puesto que el recurrente no ha expresado agravios en relación a los puntuales fundamentos desarrollados para su rechazo (sentencia, 2ª cuestión, a], 2º párrafo, fs. 144 vta.). Para el acogimiento del recurso en este punto, considero especialmente que el propio sentenciante de grado no tuvo inconveniente para computar los ítems contemplados en los puntos 4.2.3. y 6.1.5. (aun el 4.2.4. pese a que los viáticos no tienen, en el ámbito de este sector de actividad, carácter de remuneratorios según lo dispuesto en el 4.2.11.) en la remuneración tomada en cuenta en ocasión de hacer lugar al pedido de pago de haberes correspondientes al mes de enero de 1999, ocho días de febrero del mismo año (fs. 144 vta./145) y el sueldo anual complementario respecto de los años 1997 y 1998 (fs. 146). Y si bien la revocación de la sentencia en el punto obliga a asumir competencia positiva y resolver el litigio con arreglo a la ley y la doctrina aplicables al caso, en ese cometido es menester atender la posición asumida por la contraria que no recurrió el pronunciamiento por resultar exitosa en su postulación. En ese esquema, caracterizado, además, por la ausencia del específico instrumento de registro previsto por la norma convencional (v. pericia contable, fs. 105), no basta la sola negación de los accionados del kilometraje denunciado como recorrido por el actor para desvirtuar tal afirmación (art. 55, L.C.T.), cuando los términos del convenio derechamente establecen que la inobservancia del cumplimiento contralor de de la obligación kilometraje de llevar recorrido o la la planilla ausencia de de formalidades a su respecto hacen pasible al empleador de pagar las mensualidades y retribuciones por kilometraje que el dependiente reclame, con la sola prueba de su declaración jurada (en estos autos prestada a fs. 16 vta.) y salvo prueba en contrario que deberá prestar el empleador (ítems 4.2.15. y 4.2.18. del C.C.T. 40/89). b.2. Así es que, no habiendo sido acreditado pago alguno de los rubros que en este punto se tratan (veredicto, 4ª cuestión, fs. 140), determinados los kilómetros recorridos en cada uno de los meses durante los cuales transcurriera el vínculo entre las contendientes, y la categoría profesional del actor, corresponde devolver la causa al tribunal de origen para que liquide los importes correspondientes a los adicionales previstos en los ítems 4.2.3. (adviértase que, como la misma norma establece, se paga en todos recorridos los por casos el en función conductor, de aunque los no kilómetros se hubieran trabajado horas extraordinarias en el período de que se trate), 4.2.4., 3.6.1. y 6.1.5. del Convenio Colectivo de Trabajo 40/89. c. No ha de prosperar, en cambio, la queja por el rechazo de las indemnizaciones derivadas del despido que el a quo fundó en la ausencia del requisito esencial de la comunicación de la causa de este último (art. 243, L.C.T.). En opinión del recurrente, el juzgador de grado incurrió en absurdo al concluir que los demandados no habían tomado conocimiento del reclamo y posterior despido indirecto, habida cuenta que omitió considerar que la demandada supo de ambos en oportunidad de presentarse personalmente en las actuaciones Subsecretaría administrativas de Trabajo en labradas las que por se ante la encontraban agregados los dos despachos telegráficos. d. Atento las constancias que surgen del expediente administrativo 2252-4895/99, entiendo que el tribunal de origen no incurrió en el vicio que se le imputa y que la notificación del despido no puede tenerse por efectuada con la presentación en ese expediente del codemandado Héctor Salvo (de la que da cuenta el acta de fs. 4 de dichas actuaciones -fs. 8 de la causa judicial-). Ello así porque administrativo accionado la sólo tuvo secuencia permite cronológica tener conocimiento de por la del cierto intimación trámite que el cursada mediante el telegrama glosado a fs. 2 (6 de esta causa), no así del despido despacho que telegráfico se pretendía agregado a comunicar fs. 6 mediante (10 del el exp. judicial), es decir, con posterioridad a su presentación en dichas actuaciones con la finalidad de solicitar la postergación de la audiencia designada. En ese contexto, entiendo que, a los fines que aquí interesan, la fecha de emisión del telegrama no es la relevante. Por el contrario, sí lo es la de su agregación al expediente. Y si bien el mismo no cuenta con sello fechador que despeje definitivamente el punto, es lo cierto que su incorporación a la causa administrativa fue posterior a la presentación del demandado. e. Definido ese extremo, la interpretación de las normas regulatorias de la extinción del contrato de trabajo, en modo alguno pueden conducir a la revocación de la sentencia en punto a que, no habiendo sido efectivamente notificados los demandados del motivo del distracto, la relación ha conservado plena virtualidad porque las partes no invocaron ni demostraron algún otro motivo legalmente previsto que justificase su finalización. A ambas partes de la relación laboral les es reconocida la facultad de denunciar unilateralmente, y con o sin motivo, el contrato de trabajo. Como otros actos jurídicos, la denuncia puede asumir distintas formas de exteriorización: la de la declaración -forma expresa-, o la del comportamiento -manifestación tácita-. Si la denuncia asume, como en este caso y como no podía ser de otra manera atento el modo de extinción de que se trata, la forma de la declaración, comunicación ella al es recepticia destinatario con y, relación por a ende, quien la va a producir efectos, deviene un elemento constitutivo de esa dimisión con expresión de causa. El despido indirecto motivado, como el que se discute en la especie, exige la expresión del motivo legal (su declaración) y si este último no es incorporado al acto de denuncia o, como aquí sucede, no es comunicado, lo que se tiene, en definitiva, es una extinción inmotivada, válida por sí sola para dar por finalizado el contrato aunque inidónea para generar los efectos indemnizatorios que se pretenden. Y no debe perderse de vista que la denuncia inmotivada, a diferencia de la anterior, puede ser tanto expresa como tácita, siempre que se configure, en este último supuesto, un comportamiento concluyente e inequívoco que arroje certidumbre acerca de la existencia de la denuncia misma. Tal lo que acontece en la especie, donde tal exigencia se encuentra ampliamente abastecida a la luz de las propias manifestaciones del trabajador efectuadas en las actuaciones labradas en sedes administrativa y judicial. f. Finalmente, y atento el modo como propongo resolver las diferentes impugnaciones traídas ante esta instancia, entiendo que resulta procedente la indemnización prevista en el art. 8 de la ley 24.013, no así la que establece el art. 15 del mismo texto legal dado que, tal como fuera definido más arriba, el contrato finalizó por denuncia inmotivada del trabajador. IV. En razón de lo expuesto, corresponde hacer lugar al recurso deducido y revocar la sentencia impugnada, en cuanto rechazó las diferencias de haberes detectadas respecto del salario base como así también de los adicionales previstos en los ítems 3.6.1., 4.2.3., 4.2.4. y 6.1.5. (C.C.T. 40/89). Del mismo modo, y con los alcances que deriven de lo anterior, corresponde hacer lugar a la indemnización prevista en el art. 8 de la ley 24.013. Las costas de la instancia inferior se imponen a la demandada en la parte que prospera y a la actora en lo que se rechaza. Costas de esta instancia, por su orden (art. 289, C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. El señor Juez doctor Hitters, por los mismos fundamentos expuestos por el señor Juez doctor Negri, votó también por la afirmativa. A la cuestión planteada, el señor Juez doctor Soria dijo: I. El recurso debe prosperar parcialmente. 1.a. Para disponer el rechazo de las diferencias remuneratorias pretendidas por el actor, sostuvo el sentenciante que la liquidación global efectuada en el escrito de demanda, sin determinación alguna del período por el cual se reclamaban y los montos que en su caso corresponderían a cada uno de los meses adeudados, tornaba "imposible reconocer cuáles fueron los elementos que tuvo en cuenta para llegar a las cifras reclamadas, lo que impide su reconstrucción aritmética", ello, centrado en el derecho de defensa de la accionada (sent., fs. 145). b. Sabido es que la interpretación del contenido de los escritos judiciales, constituye una cuestión de hecho reservada al criterio de los jueces de las instancias ordinarias, el límite que reconoce esa facultad lo configura la eficaz alegación y demostración del absurdo (conf. causas L. 89.043, sent. de 12-XII-2007; L. 88.048, "Ferraris", sent. de 14-V-2008; L. 91.018, "Rojas", sent. de 21-V-2008). i] Le asiste razón al interesado cuando le imputa al sentenciante haber incurrido en el mentado yerro, aunque ello, circunscripto al rechazo de las diferencias salariales resultantes del "sueldo básico" que le correspondía percibir al actor y lo que efectivamente le fue abonado. Como se sostiene en el recurso y lo señala el doctor Negri en el apartado III.1.a segundo párrafo de su voto, el método de cálculo de dicho rubro, en importes mensuales, resultó claramente detallado en el escrito de inicio, concretamente a fs. 17 in fine y vta. Luego, reparo que el accionante, al ofrecer prueba contable sobre el libro exigido por el art. 52 de la ley 20.744, prestó declaración jurada en los términos del art. 39 de la ley 11.653 en caso que el demandado no lleve tales libros o que por alguna razón se negara a exhibirlos. Siendo que las "remuneraciones asignadas y percibidas" por el trabajador deben consignarse en tal documento registral (conf. art. 52 inc. "e", L.C.T.) y que en la especie, a pesar de contar y exhibir el libro rubricado exigido por la legislación laboral, en él no se encuentra registrado el actor (conf. pericia fs. 105), los magistrados debieron meritar tal documentación en los términos del art. 53 de la Ley de Contrato de Trabajo y consecuentemente presumir la veracidad de las afirmaciones del actor sobre los hechos que debieron consignarse en la documentación laboral referida, en virtud de la eficacia de la declaración jurada prestada en los términos del art. 39, primera parte de la ley 11.653. De tal modo, y teniendo en cuenta lo señalado anteriormente (me remito aquí a lo expuesto por el colega ponente al referirse al cálculo efectuado en la demanda) más lo resuelto en sentencia sobre el salario que correspondía percibir al actor (conf. fs. 144 vta.), la demanda debe prosperar por las mentadas diferencias salariales a razón de $ 176,56 por cada uno de los períodos mensuales reclamados, desde que la accionante denuncia haber cobrado sólo $ 250,00 en cada período computado (fs. 17 vta.). ii] Distinta suerte ha de correr el cuestionamiento en lo relativo a las diferencias por adicionales de convenio (rubros 4.2.3., 4.2.6., 4.2.4. y 3.6.1., referenciados en la liquidación de fs. 17). Dejando a un lado los elementos fácticos considerados en el probatorio fallo que de puedan grado y las contener prescripciones ciertas de disposiciones orden del Convenio Colectivo aplicable, lo cierto es que la crítica que trae el recurrente no logra neutralizar aquella definición que -teniendo en miras el derecho de defensa de la demandadadesestimó también estos reclamos con basamento en las imprecisiones o vaguedades que portaba la liquidación inserta en la demanda (sent., fs. 145). Excluyendo las consideraciones vinculadas con las diferencias salariales analizadas en el punto anterior, no aporta aquí el quejoso ningún argumento útil para acreditar el excepcional yerro que invoca. Sólo se limita a destacar -en esencia- que en el escrito de inicio se aclaró que la real diferencia surgiría de la prueba pericial contable ofrecida. Ningún otro argumento aporta -como sí se verifica en torno a las diferencias que apuntan a su sueldo básicocon entidad suficiente para rebatir las razones esgrimidas por el tribunal. Deviene aplicable entonces, la doctrina de esta Corte que tacha de insuficiente al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley que no desvirtúa un fundamento esencial del fallo (conf. causas L. 34.989, "Aguirre", sent. de 8-X-1985; L. 35.265, "Farreta", sent. de 20-XI1995; L. 55.436, "Tolosa", sent. de 23-IX-1999). 2. Los restantes agravios que contiene el recurso, circunscriptos a lo resuelto en la instancia en torno al despido indirecto y sus indemnizaciones, no puede prosperar. a. Afirmó el tribunal que los accionados no habían recibido los telegramas agregados en el expediente administrativo adunado a la causa, precisamente los incorporados a fs. 6 y 10 (según foliatura de la causa judicial). Concluyó así, que "el reclamo" del actor carecía "del requisito esencial de la comunicación" y desestimó la indemnización sustitutiva del preaviso y por antigüedad (también las sustentadas en los arts. 8 y 15 de la Ley Nacional de Empleo; v. fs. 145 in fine y vta.). b. Concuerdo con lo expuesto por el doctor Negri en el apartado III.1.d de su sufragio en cuanto expresa que lo actuado en sede administrativa permite afirmar que el codemandado Héctor Salvo tuvo conocimiento de la misiva cursada por el accionante a fs. 6 por la que intimó al empleador -entre otros créditos- al pago de diferencias salariales relación y a que laboral, "justificara" pero no -en la registración cambio- de la de la pretendida comunicación del despido por parte del dependiente (v. fs. 10) en la que además requirió la cancelación -entre otros créditos- de distintas indemnizaciones. Debiendo permanecer firme entonces la definición que juzgó que el telegrama por el que el actor se dio por despedido no ingresó a la esfera de conocimiento del empleador y atendiendo a las particulares circunstancias que se configuran en la especie, donde las mentadas misivas fueron cursadas por el accionante en forma contemporánea a la sustanciación de un procedimiento en el que la Autoridad Administrativa intervino procurando conciliar las discrepancias suscitadas entre los sujetos integrantes del contrato de trabajo (adviértase que con posterioridad a aquella fuera primera agregado intimación el al telegrama principal por el y que antes se de que pretendió notificar el autodespido, la Subsecretaría de Trabajo había fijado una recurrente audiencia ningún a aquellos razonamiento fines), que no aporta eventualmente el permita verificar la existencia de algún otro acto que evidencie que el trabajador inequívoco su haya comunicado voluntad extintiva al a empleador la luz de modo de las directrices que emanan del art. 243 de la Ley de Contrato de Trabajo, norma -para más- silenciada en el libelo recursivo. Cabe recordar, que una de las notas características de la instancia extraordinaria es la mayor exigencia en cuanto a las cargas procesales que deben ser idóneamente abastecidas para transitar con éxito la casación (doct. causa L. 91.837, "Santucho", sent. de 13-V-2009; entre otras); incumplido tal imperativo, la impugnación no puede prosperar. 3. Limitado a los agravios que porta el medio extraordinario de impugnación en examen (recuerdo: vinculados, de un lado, con las distintas diferencias salariales reclamadas, y del otro, con las indemnizaciones por despido y sustitutiva del preaviso), sólo resta aclarar, que habiendo recaído en la instancia de grado condena por rubros diversos a los que aquí se acogen, exigible contra las personas físicas codemandadas luego de que fuera rechazada la defensa de falta de legitimación pasiva que aquéllas interpusieran -decisión esta última que fuera consentida por los deudores-, las sumas cuyo pago aquí se ordena, serán igualmente ejecutables contra los codemandados Salvo y Salvo Sandoval. II. En virtud de lo expuesto, entiendo que corresponde hacer lugar parcialmente al recurso interpuesto y revocar la sentencia impugnada únicamente, en cuanto dispuso el rechazo de las diferencias remuneratorias reclamadas con fundamento en el salario básico del actor, cuya procedencia se declara. Costas de la instancia a la accionada por lo que prospera el reclamo y a la actora por lo que se rechaza; asimismo por su orden las generadas en esta sede (arts. 19 de la ley 11.653 y 289 del C.P.C.C.). Con el alcance indicado, voto por la afirmativa. Los señores jueces doctores Pettigiani y Genoud, por los mismos fundamentos expuestos por el señor Juez doctor Negri, votaron también por la afirmativa. Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente S E N T E N C I A Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se hace lugar parcialmente al recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley traído con el alcance establecido en el apartado IV del voto emitido en primer término. Vuelvan los autos al tribunal de origen para que practique la liquidación que corresponda, con arreglo a lo que aquí se ha resuelto. Las costas de la instancia inferior se imponen a la demandada por los reclamos que prosperan, y a la actora por los que se rechazan. Las de esta instancia por su orden, en atención al progreso parcial de la impugnación (art. 289, C.P.C.C.). Regístrese y notifíquese. EDUARDO JULIO PETTIGIANI HECTOR NEGRI DANIEL FERNANDO SORIA JUAN CARLOS HITTERS LUIS ESTEBAN GENOUD GUILLERMO LUIS COMADIRA Secretario