Buenos Aires, 30 de diciembre de 2008

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“Knollinger Gabriel Rodolfo c. Loreal Argentina S.A. s.despido”.
Buenos Aires, 30 de diciembre de 2008
EL DOCTOR JUAN CARLOS FERNANDEZ MADRID DIJO:
I.La sentencia de grado (fs. 733/740)), que hizo lugar parcialmente a la demanda, viene
apelada por el fondo de la cuestión por el actor (escritos de fs. 741/752, 754, 755/761 vta. y
fs.762/765), con réplica de su contraria a fs. 797/802, y por la parte demandada (fs. 767/772),
con réplica del demandante a fs. 792/794 vta.).//El Dr. Rey Méndez, letrado apoderado del actor, apela por bajos los honorarios que le fueran
regulados (fs. 753).II.1)Trataré en primer lugar el recurso de la parte actora.La queja del demandante gira en torno al monto de la remuneración tenido en cuenta como
base del cálculo de los rubros derivados del despido.En la demanda se sostuvo que la mejor remuneración de Knollinger ascendía a $ 9.664,25,
según el cálculo efectuado a fs. 37 vta., que incluía además del "salario mensual", los rubros
"tarjeta de crédito", "tarjeta YPF Ruta", "tickets restaurante", "premio", "gastos en efectivo", y
"auto". Y se dijo que el salario "consignado" por la demandada se impugnaba en virtud de lo
dispuesto por el art. 7 de la ley 14.546: "... sin perjuicio de ello se considerará integrando la
retribución: los viáticos, gastos de movilidad, hospedaje, comida y compensaciones por gastos
de vehículo...".La jueza a quo descartó la vigencia de lo dispuesto en el segundo párrafo del art. 7 de la ley
14.546 respecto del carácter salarial de los viáticos de los viajantes de comercio. Y teniendo en
cuenta las constancias documentales de las remuneraciones devengadas durante el último año
de la relación laboral, estableció que la mejor normal y habitual devengada por el actor fue la
correspondiente al mes de agosto de 2004, por el importe de $ 4.668,87.Coincido con la magistrado a quo en cuanto a que el art. 105 de la L.C.T., en la redacción que
le ha dado la ley 24.700, priva de carácter remuneratorio a los viáticos de los viajantes, así
como a los gastos de automóvil, debidamente acreditados.Respecto de esta última circunstancia - acreditación de los gastos - el apelante discrepa con el
análisis del material probatorio efectuado en la sentencia, y sostiene que no se habría
demostrado "la rendición de cuentas o gastos" (ver fs. 752).Señalo, en primer lugar, que no () se efectuó el juramento del art. 11 de la ley 14.546, por lo
que estaba a cargo del actor la prueba de que en su remuneración se incluían todos los gastos
efectuados a través de las tarjetas o de la caja de ahorro que señaló, o los correspondientes al
uso del automóvil, como se pretende a fs. 37 vta. Y ninguna se ha producido en ese sentido,
pues no surge de la causa que una estipulación tal hubiera integrado el contrato de trabajo de
Knollinger.Por otro lado, de los propios términos del escrito de inicio a fs. 37 vta. surge que se trataba de
tarjetas corporativas, cuyos resúmenes eran enviados a la empleadora para ser abonados por
ella, y que existía un límite de gastos (ver además la contestación de oficios de YPF a fs. 443, y
de VISA a fs. 444/445).Es decir que los gastos que se efectuaban eran documentados a través de los resúmenes de
las tarjetas de crédito, razonablemente, en la medida en que se adecuaran a la función
cumplida por el actor. Sin que de la eventual compra de algún artículo para uso personal como el caso de un traje -, pueda derivarse que el trabajador disponía libremente de aquellas
tarjetas, porque, en definitiva, la empleadora tenía la facultad de controlar el gasto, y de
aprobarlo o no.Y respecto de los "gastos en efectivo" que "se hacían a través de una caja de ahorro" del
Banco Societe Generale, se explica en la demanda que el actor "gastaba, y la empresa iba y
reponía el dinero..." (ver fs. 38). De donde cabe concluir que se trataba de un fondo también
destinado en forma exclusiva a solventar gastos incurridos en el cumplimiento de las tareas de
viajante.Los tickets restaurant, a los que también se hizo referencia a fs. 37 vta., no tenían carácter
remunerativo a la fecha de los hechos de autos (art. 103 bis L.C.T., antes de la reforma de la
ley 26.341).En virtud de lo expuesto, considero que debe confirmarse la sentencia de grado en cuanto ha
sido materia de agravio por la parte actora.2) Corresponde tratar la queja de la demandada, quien se agravia, en lo fundamental, porque
se la condenó a pagar al actor una indemnización por daño moral sobre la base de lo
establecido en el art. 1.109 del C.C.La jueza de grado concluyó que la intempestiva interrupción de la asistencia médica (obra
social Wiliam Hope) en oportunidad del despido, sin aguardar el lapso de tres meses a partir
del distracto de acuerdo a lo previsto en la ley 23.660, art. 10º, importó un incumplimiento
laboral que causó al demandante un daño que corresponde resarcir en forma diferenciada de
las indemnizaciones forfatarias que prevé el régimen general.Al respecto opino que si la empleadora decidió otorgar en materia de cobertura médica al actor
un beneficio mayor al que legalmente le correspondía de acuerdo a lo previsto en la ley 23.660,
no pudo posteriormente pretender ampararse en aquella norma para dejar sin efecto
unilateralmente dicho beneficio, que pasó a integrar el contrato de trabajo. Y, en ese sentido,
considero que la extensión de la cobertura médica durante el tiempo previsto en la norma legal
citada (tres meses), constituyó una cláusula implícita del contrato (art. 62 L.C.T.), en el sentido
de que tal comportamiento resultaba una consecuencia lógica y esperable a partir de la
concesión del beneficio en cuestión, dada la naturaleza de éste último.Desde esta perspectiva, el comportamiento de la accionada resultó contrario a la buena fe con
la que deben las partes del contrato de trabajo actuar en todo momento, inclusive al extinguir la
relación (art. 63 L.C.T.). Por lo que la condena en este aspecto debe ser confirmada.III. De prosperar mi voto correspondería confirmar la sentencia de grado en todo cuanto ha sido
materia de apelación, inclusive en cuanto a la forma en que han sido impuestas las costas, que
considero equitativa en función de la existencia de vencimientos mutuos, y sin que corresponda
guiarse para valorar lo expuesto por criterios puramente aritméticos.Asimismo, considero equitativos, y deben ser confirmados, los honorarios regulados al letrado
del actor, teniendo en cuenta la extensión, naturaleza y mérito de sus tareas, y el monto del
pleito
(art.
38
L.O.).Las costas de Alzada propongo que se impongan en el orden causado, atento el resultado de
los respectivos recursos (art. 71 C.P.C.C.N.), regulándose los honorarios de los letrados de las
partes intervinientes en esta instancia en el 25% de lo que les corresponde por su actuación en
la etapa anterior (art. 38 L.O.).LA DOCTORA BEATRIZ I. FONTANA DIJO:
Que adhiere al voto que antecede.En atención al resultado del presente acuerdo, de conformidad con lo dispuesto en el art. 125,
2do. párrafo, ley 18.345, EL TRIBUNAL RESUELVE: I) Confirmar la sentencia de grado en todo
cuanto ha sido materia de apelación, inclusive en cuanto a la forma en que han sido impuestas
las costas. II) Confirmar los honorarios regulados al letrado del actor, teniendo en cuenta la
extensión, naturaleza y mérito de sus tareas, y el monto del pleito (art. 38 L.O.);; III) Imponer
las costas de Alzada en el orden causado y IV) Regular los honorarios de los letrados de las
partes intervinientes en esta instancia en el 25% de lo que les corresponde por su actuación en
la etapa anterior (art. 38 L.O.).Regístrese, notifíquese y vuelvan.//-
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