No mienta. Si no puede decir la verdad, cállese. Cuando comience a mentir, está Nunca deje de tener en cuenta las implicaciones de lo que usted dice y hace Sepa exactamente cuáles son sus metas INTERPRETACIÓN DE LOS CONFLICTOS INTERPERSONALES Alberto Merlano A. intento de clarificarla aun a riesgo de empeorarla. Aunque estos métodos han sido usados principalmente para hacerle frente a conflictos originados en relaciones de trabajo, pueden ser también, empleados para solucionar los que surgen en otras relaciones. A medida que se adquiere mayor experiencia en la conciliación de conflictos interpersonales, se afirma la conclusión de que gran parte de los problemas que se presentan en las relaciones humanas, se deben a una inadecuada manera de dar información a los demás. A continuación se enumeran ocho técnicas útiles para ayudar a personas y grupos a superar exitosamente situaciones conflictivas; ellas son: Cuando dos personas son capaces de comunicarse empleando procedimientos correctos, descubren que la mayor parte de sus conflictos desaparecen porque se debían a malos entendidos, y que aquellos que subsisten por no ser las diferencias de fondo sino de forma, pueden solucionarse satisfactoriamente o, en última instancia, llegar a una decisión sobre el modo de administrarlos. 1. Entender el pensamiento y los sentimientos del interlocutor. 2. Comunicarse en dos direcciones. 3. No generalizar. 4. Responsabilizarse por las propias emociones. 5. Usar la razón. 6. Nos descalificar. 7. Aprender a llegar a acuerdos de integración. 8. Informar sobre comportamientos modificables. Antes de iniciar cualquier sesión de trabajo con un cuyos miembros tengan conflictos grupo interpersonales o que deban manejar información susceptible de producirlos, el autor acostumbra hacer una presentación de algunas técnicas de comunicación que pueden ayudarlos a superar sus diferencias; este artículo intenta resumir su contenido. Se supone que la gente desea a la larga confrontar en forma abierta aquello que la molesta, y que una información que le proporcione ideas sobre la forma de hacerlo será bienvenida. Sin excepción, el autor ha encontrado que este siempre es el caso. Llega un momento en que la tensión producida por una mala relación interpersonal es tan alta, que se encuentra ventajoso hacer el No existe una secuencia entre ellas; todas se interrelacionan y son necesarias, aunque la primera es, probablemente, el fundamento de las demás. A continuación serán explicadas brevemente. Entender el pensamiento y los sentimientos del interlocutor Parece fácil, pero no lo es. Algunos principios pueden ayudar a captar en qué sentido se utiliza en este contexto la palabra “entender”. 3 Huellas Vol. 2 No. 3 Uninorte. Barranquilla pp. 4 - 10 Junio 1981. ISSN 00100-334 1. Toda persona actúa, desde su particular punto de vista, en una forma “racional”. Es posible que al comparar la conducta del otro con algún patrón externo a él, por ejemplo, la conducta propia, tal comportamiento parezca “irracional”; pero hay que tener en cuenta que para emitir ese juicio se ha cotejado su comportamiento con una norma personal que se considera válida pero que no necesariamente lo es y que, aunque lo fuese, no es percibida como tal por el otro; para el interlocutor lo racional es lo que él piensa y siente, y lo “irracional” es lo que el otro piensa y siente. En algunos casos es imposible encontrar pautas objetivas, científicamente válidas, que sirvan de patrón para too das las personas; y si existieran, ambos interlocutores tendrían que aceptarlas, si esperan usarlas como puntos de referencia contra las cuales poder comparar para emitir juicios. La “racionalidad”, por tanto, es en la mayoría de los casos asunto subjetivo, dependiendo principalmente de la capacidad de cada persona para percibir la realidad. El proceso de pensar racionalmente es uno, pero la información a la cual se aplica da como resultado conclusiones “racionales” muy diferentes tal como lo prueban, por ejemplo, las innumerables corrientes filosóficas existentes, todas producto del pensamiento racional, pero aplicado a unos hechos y a un conjunto de valores diferentes. 2. Cada ser humano percibe el mundo en forma distinta a los demás. Esto es válido no solamente desde el punto de vista del patrón mental -pensamiento y emociones que se usan para procesar la información externa que se recoge en los sentidos-, sino también desde el punto de vista físico: no se ven las cosas de idéntica manera, no se oyen lo mismo, no se huelen, ni se gustan, ni se palpan en igual forma. Tampoco tienen todas las personas la misma percepción de su realidad interior, la misma conciencia de los propios pensamientos y emociones. No se sabe tanto de sí mismo como se cree. El “yo” opera sólo con información consciente. La mayor parte de las motivaciones personales son de índole inconsciente, por definición desconocidas por el “yo”. Se toman decisiones sin conocer cuáles han sido los hechos que han llevado a ellas; después se encuentran las razones que justifican ante sí mismo y ante los demás las elecciones ya hechas. Se engaña uno y se engaña a otros, sin darse cuenta de qué se está haciendo. 3. Existe resistencia natural al cambio. Uno se siente cómodo siendo como es, no importa que ello 4 cause sufrimiento. Para cada uno el ser así representa la mejor opción entre las alternativas que alcanza a percibir, pocas o muchas, reales o irreales. En algunos casos ello significa escoger la alternativa que se cree menos mala, la que menor dolor causa, no importa que objetivamente hablando se esté equivocado. Cambiar es amenazador porque implica algo desconocido, algo que se teme pueda llevar a estar menos bien o peor de lo que está. Escoja la gente más eficiente y manténgase en contacto directo, personal y continuo con ella. Todo lo anterior conduce a una conclusión: Si se quiere entender a alguien se debe hacer el esfuerzo de captar la realidad tal como él la percibe. Es inútil que se pretenda comprender a los demás utilizando el propio “programa” de evaluación. El que uno hubiese obrado de una manera diferente si se hubiese enfrentado a las circunstancias del otro es irrelevante, porque uno no es él. Si fuese posible que a una persona le borrasen toda la información que posee, originada en su educación y experiencias de vida, de tal manera que fuese físicamente un adulto, pero con la mente tal cual estaba al momento de nacer, y le fuese trasladada a su cerebro toda la información consciente e inconsciente de otro, esa persona pensaría y sentiría como él... sería casi él. Tratar de ver cómo piensa y como siente el interlocutor no es fácil, porque se debe prescindir de cualquier intento de juzgar lo que él comunica; ello por dos razones: Primera, porque desde un punto de vista objetivo, no hay seguridad de que las propias percepciones de la realidad sean más correctas que las del otro. Segunda, porque aunque lo fuesen, ello sólo sirve para entenderse a sí mismo, no al interlocutor. Lo que está incorporado en el otro no está necesariamente incorporado en uno mismo; si se utiliza la propia percepción de la realidad como referencia evaluativa no se podrá captar adecuadamente la percepción que el interlocutor tiene de la misma. pensamiento sino los sentimientos ajenos. El compromiso induce a la voluntad a moverse hacia la colaboración entusiasta con los fines del otro. Son tres procesos distintos aunque no excluyentes: se puede entender sin evaluar, es posible entender y evaluar aceptando o rechazando el mensaje ajeno, y se puede entender y aceptar sin compromiso emocional. En esencia: entender es un proceso intelectual y emocional que lleva a percibir la realidad tal cual la capta el interlocutor. Para poder lograr este objetivo se debe tratar de prescindir de cualquier evaluación del contenido de lo comunicado durante el tiempo en que se esté tratando de entender: Si se quiere evaluar se debe hacer posteriormente. Es normal que exista una resistencia consciente e inconsciente hacia esta apertura al mundo de pensamientos y emociones del otro, pero debe quedar claro que sin ella el entendimiento de la realidad ajena no se presentará. Es por todo lo anterior por lo que, a pesar de ser aparentemente simple el consejo de entender el pensamiento y los sentimientos del interlocutor, en la práctica es bastante complejo, requiriéndose una buena dosis de motivación y valor para ponerlo en práctica. Nunca asuma que las cosas serán mañana como son hoy, ni siquiera después de almuerzo Hay que abrirse, abandonar el papel de juez y tratar de comprender desde el punto de vista del otro. La dificultad más grande para llevar a cabo en forma adecuada este proceso, es el propio temor a cambiar como consecuencia de esta interacción. Qué sucedería si una persona se atreviese a ver sus percepciones de la realidad como simples hipótesis, si tratase de mirarlas desde el punto de vista de su interlocutor? Lo más probable es que se diese cuenta de que ha estado equivocada, y que debe adecuarse a una nueva forma de ver el mundo... y esto puede ser terriblemente amenazador. Se tiende a resistir este tipo de cambio; automáticamente el individuo se ve forzado a evaluar como medio de mantener estables sus convicciones. Esta es, según Carl Rogers, destacado psicólogo contemporáneo, la principal barrera para la comunicación: la tendencia a evaluar. Si no se la reprime, si no se trata de zambullirse valerosamente en el mundo cognoscitivo y afectivo del interlocutor, no se le podrá comprender. Lo anterior no significa que necesariamente se tenga que lograr la identificación con el punto de vista del interlocutor. Para ello es útil distinguir tres fases en cualquier proceso de comunicación: entender, evaluar y comprometerse. La evaluación del contenido comunicado por el otro, en algunos casos es necesario hacerla; tal como sucede pero ello es algo que debe emprenderse después de haber entendido, no antes, simultáneamente. Nunca diga nada de alguien que no pueda decírselo en su propia cara COMUNICARSE EN DOS DIRECCIONES La comunicación personal se realiza a través de tres medios: el lenguaje, el paralenguaje y la quinesia. El lenguaje es lo que se dice; por ejemplo: te amo. El paralenguaje la forma o tono en que se dice; por ejemplo: un “te amo” expresado tiernamente, o con pasión, o con fastidio, etc. Se puede juzgar mejor si se ha comprendido bien; por otra parte, al ser consciente de la relatividad de los patrones personales que se usan para emitir un juicio se será menos severo en las propias apreciaciones. Comprometerse implica involucrarse emocionalmente, hacer propio no solo el La quinesia son los movimientos corporales, conscientes o inconscientes , que se emplean al comunicar; por ejemplo: afirmar “te amo” besando a 5 la otra persona, o con los brazos cruzados, o cogiéndose la cabeza con las manos, etc. Cuando la comunicación es auténtica, las tres formas coinciden. El emisor es quien origina la comunicación, el receptor quien la recibe. Hay comunicación en una sola dirección cuando uno de los interlocutores adopta exclusivamente el papel de emisor y el otro únicamente el de receptor. Hay comunicación de doble vía cuando los papeles se intercambian; en este caso hay diálogo, en el otro monólogo. La comunicación de doble vía es más desordenada y consume más tiempo que la de una vía, pero es más precisa e induce en mayor grado al compromiso con la acción. La doble vía puede ser más amenazadora para el emisor y el receptor que la de una vía, porque evidencia, a veces de manera dramática, inconsistencias de contenido. Nunca asuma que otros están esperando bajo las mismas reglas con las cuales usted opera Teniendo en cuenta lo expuesto en el puno to anterior, se deduce como un corolario que el proceso de mejoramiento de las relaciones interpersonales se cumple a través del diálogo profundamente auténtico; es decir, de la comunicación en dos direcciones, en donde oímos y hablamos, recibimos y emitimos en forma alternada, sin tratar de engañar al interlocutor. Dado que, aun no deseándolo conscientemente, la distorsión en la comunicación es posible por las diferencias de percepción de los que dialogan, es una buena práctica repetir en las propias palabras lo que uno ha entendido que ha dicho el otro, no cesando en este propósito hasta cuando el interlocutor esté satisfecho con la forma en que su pensamiento es expresado. Ello garantiza un mínimo de fallas producto de errores en la interpretación del lenguaje, o contradicciones entre éste y el paralenguaje o la quinesia. ¿Qué hacer al respecto? Cuando se está en esta situación se debe tratar de distinguir entre los actos de un individuo, su conducta, y las características de su ser, evitando generalizar. Lo primero puede ser ocasional, lo segundo es más permanente. Las conductas pueden ser descritas con facilidad; en cambio, cada vez que hay una referencia a características del ser se produce una generalización. Ejemplos: el hecho de que alguien reaccione con ira (conducta) ante determinado estímulo, no significa necesariamente que sea “malgeniado” (característica del ser). El que alguien no entienda lo que se explica (conducta), no significa necesariamente que sea “lerdo” (característica del ser). Las características del ser pueden ser elogiadas, nunca criticadas: Lo primero equivale al mejor cumplido que se le puede hacer a alguien, porque se refiere a elementos positivos e incondicionados del individuo: qué bonita eres, qué inteligente eres, qué amable, qué buen trabajador, etc. Criticarlas equivale a una generalización que no podemos probar, lo cual usualmente genera fuerte. '1 justificada reacción defensiva. La “conducta” por el contrario, puede ser evaluada con menor riesgo de producir reacciones defensivas exageradas. Ejemplo: ese peinado que te hiciste no te favorece; tu rendimiento escolar ha sido muy deficiente; tu respuesta no fue amable; este trabajo se podría haber presentado mejor, etc. Júzguese, por el contrario, la reacción de un hipotético interlocutor, si se hubiese generalizado y convertido el comportamiento criticado en una característica de “personalidad”: tienes muy mal gusto para peinarte, Dialogar, implica disposición a entender y apertura a ser persuadido. Por ello, las mismas observaciones pertinentes al tema anterior, pueden ser aplicadas a éste. NO GENERALIZAR Cada vez que una persona evalúa a otra está comparando el particular comporta. miento de un individuo único e irrepetible con el propio, también único e irrepetible. Una critica, sobre todo si no es solicitada, produce generalmente en quien la recibe una reacción defensiva; por tanto su valor como instrumento de cambio disminuye; no obstante como se vio anteriormente, a veces se necesita y se debe juzgar. 6 eres un mal estudiante, careces de cultura, eres pésimo trabajador, etc. La norma, por tanto, consiste en describir las propias reacciones ante los actos que nos perturben de nuestro interlocutor sin generalizar, sin convertirlos en características permanentes del ser. Criticar el comportamiento, no la persona; elogiar la persona y no el comportamiento. La información que se suministre, por otra parte debe ser oportuna tanto desde el punto de vista del estado de ánimo del receptor de la crítica, como de la proximidad al momento de la acción, cuando el hecho se encuentre aún presente en la memoria de quien lo originó. Nunca deje de considerar el perverso poder de auto-interés RESPONSABILIZARSE POR LAS PROPIAS EMOCIONES (sentimiento experimentado). Otro: Cuando alzas la voz al hacerme algún reclamo (conducta), yo siento ira (sentimiento experimentado). Las emociones deben ser reconocidas y traídas al campo de la conciencia; si se las esconde, si se las considera irrelevantes, más grave aún, si se insiste en proscribirlas, se elimina información valiosa y pertinente para el individuo desde el punto de vista de sus relaciones interpersonales. Se acostumbra a responsabilizar a los demás por las propias emociones: me hiciste sentir celos, ira, ternura ... La realidad es que es uno y sólo uno el responsable de lo que se siente, los demás solo producen estímulos que generan en uno determinadas emociones. La conducta de los demás es percibida en la particular forma de captar la realidad de cada quien. Esa percepción encaja con experiencias anteriores y produce una reacción emocional propia de cada uno. La prueba de lo anterior está en que el mismo acto origina diferentes sentimiento en diversas personas. La razón para escoger una dentro de la gama de posibles reacciones emocionales, solo puede ser explicada en términos de lo que es cada quien, no en términos de lo que los demás son. No son los demás los responsables de lo que uno siente, es uno mismo. Si no se puede dominar o transformar una reacción emocional frente a los actos que perturban y provocan el estímulo que induce a reacciones poco placenteras, es la incapacidad del individuo para manejar esa emoción particular, la responsable de la reacción de huida, no la conducta del otro. Detectar y analizar los sentimientos que están detrás de los sentimientos que desagradan permite ser capaz de reaccionar en forma diferente, pues en todos los casos el pensamiento consciente o inconsciente precede a la emoción. Si se captura y se analiza, cambiará la reacción. Es desafortunado que se haya perdido tanto contacto con las propias emociones, guiados por una educación que ha enseñado a reprimirlas. Se disfrazan y perciben como no son, se transforman en sentimientos más aceptables, más tolerables, que hagan más grata la imagen que se tiene de sí mismo; así la ira en muchas ocasiones oculta el temor, la timidez, el sentirse poco atractivo, etc. Entre los mecanismos de defensa que se usan para no percibir aquello que de hacerlo perturbaría, el de responsabilizar a otro por lo que se siente es de los más usados. Al asignarle a los demás la “culpabilidad” por las propias emociones desagradables, se evita confrontar el hecho de que es uno, y nadie más que uno, el que ha escogido reaccionar de esa manera ante determinados estímulos percibidos, consciente o inconscientemente, como amenazadores. USAR LA RAZON El hombre es la única forma conocida de vida que piensa, que es consciente de sí mismo. Dado que se haya aprendido a reconocer las emociones, la siguiente etapa es analizarlas a la luz de la razón. Ante sentimientos exaltados es difícil hacerlo, pero sin pensar, poco o nada se podrá avanzar en el proceso de mejorar la calidad de las relaciones interpersonales. Resulta útil, por tanto, conocer algunos rnétodos tendientes a propiciar el uso de la razón al dialogar. Entre ellos están los siguientes: Una manera de enfrentar estas situaciones es informarle al interlocutor lo que en uno está pasando, sin responsabilizarlo por lo que se siente. La técnica consiste en describir en forma concreta el acto que perturba y el tipo de emoción que ello produce en uno; por ejemplo: Cuando compara mi rendimiento con el de otros empleados de la empresa (conducta), yo me siento incompetente 7 1. Ante los juicios críticos, no ajustados a la realidad tales como: Toda multinacional es explotadora; las mujeres no sirven como ejecutivas; los costeños son malos maridos; la administración nunca se preocupa por los trabajadores, etc., la técnica aconsejable es hacer reflexionar al interlocutor mediante preguntas en aquello que sustenta su juicio, con la intención de que capte por sí mismo la debilidad del mismo. Ejemplo. ¿Por qué cree que toda multinacional es explotadora? En qué se basa para afirmar que todos los costeños son malos maridos?, etc. Generalizaciones, afirmaciones o negaciones absolutas, prejuicios, etc., caen dentro de esta categoría. La idea que está tras de todos estos métodos es que la solución de las diferencias se encuentran en última instancia sólo en el campo de la razón. La emoción puede ayudar a superar transitoriamente los desacuerdos (un beso, un abrazo, un cálido apretón de manos, etc.) pero si no se trabaja a fondo con el intelecto, las diferencias volverán a aparecer una y otra vez perturbando la relación. Por ello, el esfuerzo en la comunicación debe encaminarse hacia el dialogar constructivamente con el interlocutor, estableciendo unas condiciones que permitan llegar a eliminar o neutralizar las causas de las diferencias. En toda situación de diálogo bajo tensión emocional producido por juicios críticos evaluativos o reacciones emocionales fuertes, la tendencia usual es de defensa a través del ataque. Conviene tomarse tiempo para calmar el ánimo. Pocas veces se lamenta haber dejado de decir algo estimulado por la ira; en cambio, pesa a menudo, haber establecido en esa situación una confrontación con otra persona. 2. Ante reacciones fuertemente cargadas de emociones no reconocidas como tales, lo que se recomienda es lograr primero que el interlocutor adquiera conciencia de lo que está sintiendo, para posteriormente buscar soluciones. Se logra lo anterior comunicando al otro la emoción que uno percibe en él; por ejemplo: Noto que siente celos (o miedo, o ira, o angustia, etc.). ¿Estoy en lo cierto? Una forma alterna a las dos señaladas es la de prescindir de lo que puede apartar a un situación de ser tratada racionalmente, sea ello una expresión negativamente valorativa o una reacción emocional perturbadora. Para ello puede emplearse el sistema de aceptar incondicionalmente el juicio o sentimiento expresado por el otro sin hacer ningún análisis de él, o aceptarlo bajo ciertas condiciones. Algunos ejemplos pueden aclarar el método: - Tú eres un desagradecido ... - Sí, soy un desagradecido (aceptación incondicional); pero qué de lo que yo he hecho te ha llevado a pensar de esa manera de manera de mí? O: - Entiendo que a ti te pueda parecer un desagradecido (aceptación condicional: a ti, no a otros), pero qué de lo que yo he hecho... Cumpla toda promesa que haya hecho o que otros piensen que usted ha hecho - Tú me rechazas NO DESCALIFICAR No hay que descalificar a un interlocutor; ello provocará reacciones emocionales que dificultarán el diálogo. Descalificar es darle a su mensaje un valor que surge de la propia forma de reaccionar ante lo que perturba al otro, desconociendo lo relevante que puede ser para él. Se puede descalificar el problema en sí mismo, la persona que lo tiene, su significado, sus posibilidades de solución, las personas con opciones, etc. Ejemplo: un colega de trabajo manifiesta a un compañero preocupación por su progreso dentro de la empresa. - Sí, yo te rechazo (aceptación incondicional). Por qué crees que esté pasando esto? O: - Entiendo que tú creas que yo te rechazo (aceptación condicional: no se admite que sea así, sino que él crea que es así. ¿Qué podría hacer para cambiar esta situación? En los casos anotados se elimina mediante su aceptación lo que podría originar una confrontación improductiva, y se dirige la atención a lo que debería ser hecho para superar la situación. 8 Nunca permita que una situación negativa se prolongue en su compañía Confíe en la gente, pero esté preparado para peder 1. Descalificación del problema: Y eso te preocupa? Piensa lo afortunado que eres teniendo un empleo estable en una empresa de tanto prestigio como ésta. No importa cual sea su trabajo, considérese un vendedor de ideas suficiente. Cuando se conoce que éste va a ser el sistema a usar para llegar a un acuerdo, las partes piden más u ofrecen menos de lo que consideran equitativo, con el anhelo de que la negociación los conduzca al punto óptimo deseado. Se produce así una manipulación mutua, un “regateo”, que precede al convenio final. Es un método largo, desgastador y altamente manipulativo. Opera en el también el poder de las partes estando siempre presente la posibilidad de llegar a la lucha, con ganador y perdedor, si el acuerdo no se alianza. De hecho, es usual la demostración de fuerza durante la negociación con el objeto de “ablandar” al otro y obtener mayores concesiones. 2. La persona que lo tiene: Siempre te estás preocupando por tonterías. Piensa en otra cosa. 3. Su significado: No te preocupes, al fin de cuentas el llamado “progreso” dentro de una organización, no es importante. 4. Las posibilidades de solución: Es un lío pero en esta organización sólo los de la “rosca” progresan. Resígnate!. El método ideal de acuerdo es el de integración. Supone que hay intereses comunes entre los que están buscando un convenio. El análisis de la situación parte de aquello en que presumiblemente hay consenso entre los “contrincantes” (el bienestar de los trabajadores, la permanencia de la relación conyugal, el progreso del empleado, etc.) más que de los puntos en donde hay divergencias de criterios. Estas se ven como simples alternativas, medios para satisfacer el interés común de los contendientes y por tanto, evaluables en términos de su contribución al logro de las metas comunes. 5. Las personas con opciones: Te comprendo, pero qué podemos hacer? Nadie te puede ayudar. Estas son respuestas destructivas, “descaIificantes”, porque no tienen en cuenta los pensamientos, sentimientos o actos del interlocutor. APRENDER A LLEGAR A ACUERDOS DE INTEGRACION Hay tres maneras de superar un desacuerdo. Una forma es la lucha, en ella hay un ganador y un perdedor. Vence quien posea más poder; es decir, quien tenga rnayor posibilidad de limitar las alternativas al otro y hacerle muy desagradables algunas elecciones. El perdedor reacciona con ira consciente o inconsciente -frustración en situación de dependencia- y aunque el ganador logre lo que quiere, lo alcanza generalmente después de una gran inversión de energía psíquica y a costa de la mala voluntad del perdedor, quien hará lo mínimo posible para satisfacer las demandas del ganador. Una forma más civilizada de llegar a acuerdos es la utilización el mecanismo de negociación. Aquí las partes entregan algo a cambio de algo, logrando un convenio satisfactorio para ambas, en donde no se obtiene todo lo que se habría querido, pero sí lo Muchos problemas de trabajo, caen dentro de esta categoría. Como medio de lograr acuerdos, éste es el método más racional. No siempre se tendrá éxito, por ejemplo, si algunos objetivos no son compartidos, pero aún en este caso podrá servir para buscar los medios para administrar las diferencias que subsistan y poder convivir con ellas. Si se buscan soluciones constructivas a las diferencias que se tengan con otras personas, solo son viables los métodos de integración y de negociación, siendo preferible el primero. Hay que agotar todas las posibilidades de integración antes de acudir a la negociación, y todas las de negociación antes de acudir a la lucha. 9 No importa lo que haga, hágalo como si estuviera compitiendo siempre con alguien igual La venganza es dulce, pero es un privilegio de Dios, no suyo El éxito tiene muchos ingredientes, pero el principal es la confianza en sí mismo Las características de una persona son neutrales, ni buenas ni malas en sí misma; es frente a situaciones en donde se hace un juicio y una comparación con un estándar válido para uno mismo, en donde se produce la clasificación indiferente, buena, regular, o mala, de la conducta ajena. El desarrollo humano se produce en la contradicción, es un proceso dialéctico, en donde positivo y negativo son caras de una misma moneda, facetas de una misma situación. No se puede eliminar lo que desagrada en los demás sin hacer desaparecer igualmente algo positivo en ellos. Aceptarse a sí mismo y comenzar a aceptar a los demás, he allí el fundamento de la paz interior y de toda relación humana venturosa lo cual, de darse, haría inútil el uso de la mayor parte de las técnicas comentadas en este artículo. INFORMAR SOBRE COMPORTAMIENTOS MODIFICABLES Si la finalidad de una comunicación interpersonal correctiva es suministrar información al interlocutor para que, si la considera conveniente, cambie alguna conducta que produce perturbación, no resulta útil informar sobre aquello que, válidamente o no, se considera inmodificable en la otra persona. Esto es obvio en caso de limitaciones físicas; por ejemplo, esperar que alguien con deficiencias auditivas oiga sin necesidad de gritarle, pero no lo es tanto en lo relacionado con características de personalidad, de educación o experiencia difícilmente cambiables; tales como el temperamento, la inteligencia, el nivel de escolaridad, la edad, etc. Sólo es válido suministrar información en estos casos como explicación de las reacciones propias siendo claro en que no se espera como consecuencia de la comunicación, un cambio en la conducta ajena. CONCLUSION Vale la pena preguntarse por qué se espera tanto de los demás, por qué no se acepta al prójimo tal como es, desarrollando la capacidad de captar y sentirse estimulado ante la diversidad de conductas de los seres humanos. Entenderlo todo es perdonarlo todo, dice un sabio aforismo popular; pero es más que eso, entenderlo todo es des cubrir que nada se tiene que perdonar ... y no se requiere ni siquiera entender para aceptar. Cuando se acepta se deja de evaluar, se deja de juzgar. Se llega a ese estado de equilibrio en el que se puede convivir armónicamente con el prójimo porque se ha dejado de querer que sea como uno cree que debe ser, aceptando la diversidad de comportamiento de otros, sin sentirse amenazado por ello. BIBLlOGRAFIA ROGERS, Carl. El Proceso de Convertirse en Persona, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2a. Edición, 1974. BRENSON, Gilberto. Opciones Libres de Movida Chueca, Ediciones Tercer Mundo, Bogotá, 2a. Edición, 1978. DYER, Wayne. Tus Zonas Erróneas, Ediciones Grijalbo S.A., Barcelona, 6a. Edición.1979. SMITH, Manuel. Cuando Digo No, Me Siento Culpable, Ediciones Grijalbo S.A. España, 5a. Edición, 1979. 10