INTERPRETACIÓN DE LOS CONFLICTOS INTERPERSONALES

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No mienta. Si no puede decir
la verdad, cállese. Cuando
comience a mentir, está
Nunca deje de tener en cuenta
las implicaciones de lo que
usted dice y hace
Sepa exactamente cuáles
son sus metas
INTERPRETACIÓN DE LOS
CONFLICTOS INTERPERSONALES
Alberto Merlano A.
intento de clarificarla aun a riesgo de empeorarla.
Aunque estos métodos han sido usados
principalmente para hacerle frente a conflictos
originados en relaciones de trabajo, pueden ser
también, empleados para solucionar los que surgen
en otras relaciones.
A medida que se adquiere mayor experiencia en la
conciliación de conflictos interpersonales, se afirma
la conclusión de que gran parte de los problemas
que se presentan en las relaciones humanas, se
deben a una inadecuada manera de dar
información a los demás.
A continuación se enumeran ocho técnicas útiles
para ayudar a personas y grupos a superar
exitosamente situaciones conflictivas; ellas son:
Cuando dos personas son capaces de comunicarse
empleando procedimientos correctos, descubren
que la mayor parte de sus conflictos desaparecen
porque se debían a malos entendidos, y que
aquellos que subsisten por no ser las diferencias de
fondo sino de forma, pueden solucionarse
satisfactoriamente o, en última instancia, llegar a
una decisión sobre el modo de administrarlos.
1. Entender el pensamiento y los sentimientos del
interlocutor.
2. Comunicarse en dos direcciones.
3. No generalizar.
4. Responsabilizarse por las propias emociones.
5. Usar la razón.
6. Nos descalificar.
7. Aprender a llegar a acuerdos de integración.
8. Informar sobre comportamientos modificables.
Antes de iniciar cualquier sesión de trabajo con un
cuyos
miembros
tengan
conflictos
grupo
interpersonales o que deban manejar información
susceptible de producirlos, el autor acostumbra
hacer una presentación de algunas técnicas de
comunicación que pueden ayudarlos a superar sus
diferencias; este artículo intenta resumir su
contenido. Se supone que la gente desea a la larga
confrontar en forma abierta aquello que la molesta,
y que una información que le proporcione ideas
sobre la forma de hacerlo será bienvenida. Sin
excepción, el autor ha encontrado que este siempre
es el caso. Llega un momento en que la tensión
producida por una mala relación interpersonal
es tan alta, que se encuentra ventajoso hacer el
No existe una secuencia entre ellas; todas se
interrelacionan y son necesarias, aunque la primera
es, probablemente, el fundamento de las demás. A
continuación serán explicadas brevemente.
Entender el pensamiento y los
sentimientos del interlocutor
Parece fácil, pero no lo es. Algunos principios
pueden ayudar a captar en qué sentido se utiliza en
este contexto la palabra “entender”.
3
Huellas Vol. 2 No. 3 Uninorte. Barranquilla
pp. 4 - 10 Junio 1981. ISSN 00100-334
1. Toda persona actúa, desde su particular
punto de vista, en una forma “racional”. Es
posible que al comparar la conducta del otro con
algún patrón externo a él, por ejemplo, la conducta
propia, tal comportamiento parezca “irracional”;
pero hay que tener en cuenta que para emitir ese
juicio se ha cotejado su comportamiento con una
norma personal que se considera válida pero que
no necesariamente lo es y que, aunque lo fuese, no
es percibida como tal por el otro; para el interlocutor
lo racional es lo que él piensa y siente, y lo
“irracional” es lo que el otro piensa y siente.
En algunos casos es imposible encontrar pautas
objetivas, científicamente válidas, que sirvan de
patrón para too das las personas; y si existieran,
ambos interlocutores tendrían que aceptarlas, si
esperan usarlas como puntos de referencia contra
las cuales poder comparar para emitir juicios. La
“racionalidad”, por tanto, es en la mayoría de los
casos
asunto
subjetivo,
dependiendo
principalmente de la capacidad de cada persona
para percibir la realidad. El proceso de pensar
racionalmente es uno, pero la información a la cual
se aplica da como resultado conclusiones
“racionales” muy diferentes tal como lo prueban,
por ejemplo, las innumerables corrientes filosóficas
existentes, todas producto del pensamiento
racional, pero aplicado a unos hechos y a un
conjunto de valores diferentes.
2. Cada ser humano percibe el mundo en forma
distinta a los demás. Esto es válido no solamente
desde el punto de vista del patrón mental
-pensamiento y emociones que se usan para
procesar la información externa que se recoge en
los sentidos-, sino también desde el punto de vista
físico: no se ven las cosas de idéntica manera, no
se oyen lo mismo, no se huelen, ni se gustan, ni se
palpan en igual forma. Tampoco tienen todas las
personas la misma percepción de su realidad
interior, la misma conciencia de los propios
pensamientos y emociones. No se sabe tanto de sí
mismo como se cree. El “yo” opera sólo con
información consciente. La mayor parte de las
motivaciones
personales
son
de
índole
inconsciente, por definición desconocidas por el
“yo”. Se toman decisiones sin conocer cuáles han
sido los hechos que han llevado a ellas; después se
encuentran las razones que justifican ante sí mismo
y ante los demás las elecciones ya hechas. Se
engaña uno y se engaña a otros, sin darse cuenta
de qué se está haciendo.
3. Existe resistencia natural al cambio. Uno se
siente cómodo siendo como es, no importa que ello
4
cause sufrimiento. Para cada uno el ser así
representa la mejor opción entre las alternativas
que alcanza a percibir, pocas o muchas, reales o
irreales. En algunos casos ello significa escoger la
alternativa que se cree menos mala, la que menor
dolor causa, no importa que objetivamente
hablando se esté equivocado. Cambiar es
amenazador porque implica algo desconocido, algo
que se teme pueda llevar a estar menos bien o peor
de lo que está.
Escoja la gente más eficiente y manténgase en
contacto directo, personal y continuo con ella.
Todo lo anterior conduce a una conclusión: Si se
quiere entender a alguien se debe hacer el esfuerzo
de captar la realidad tal como él la percibe. Es inútil
que se pretenda comprender a los demás utilizando
el propio “programa” de evaluación. El que uno
hubiese obrado de una manera diferente si se
hubiese enfrentado a las circunstancias del otro es
irrelevante, porque uno no es él. Si fuese posible
que a una persona le borrasen toda la información
que posee, originada en su educación y
experiencias de vida, de tal manera que fuese
físicamente un adulto, pero con la mente tal cual
estaba al momento de nacer, y le fuese trasladada
a su cerebro toda la información consciente e
inconsciente de otro, esa persona pensaría y
sentiría como él... sería casi él. Tratar de ver cómo
piensa y como siente el interlocutor no es fácil,
porque se debe prescindir de cualquier intento de
juzgar lo que él comunica; ello por dos razones:
Primera, porque desde un punto de vista objetivo,
no hay seguridad de que las propias percepciones
de la realidad sean más correctas que las del otro.
Segunda, porque aunque lo fuesen, ello sólo sirve
para entenderse a sí mismo, no al interlocutor.
Lo que está incorporado en el otro no está
necesariamente incorporado en uno mismo; si se
utiliza la propia percepción de la realidad como
referencia evaluativa no se podrá captar
adecuadamente la percepción que el interlocutor
tiene de la misma.
pensamiento sino los sentimientos ajenos. El
compromiso induce a la voluntad a moverse hacia
la colaboración entusiasta con los fines del otro.
Son tres procesos distintos aunque no excluyentes:
se puede entender sin evaluar, es posible entender
y evaluar aceptando o rechazando el mensaje
ajeno, y se puede entender y aceptar sin
compromiso emocional.
En esencia: entender es un proceso intelectual y
emocional que lleva a percibir la realidad tal cual la
capta el interlocutor. Para poder lograr este objetivo
se debe tratar de prescindir de cualquier evaluación
del contenido de lo comunicado durante el tiempo
en que se esté tratando de entender: Si se quiere
evaluar se debe hacer posteriormente. Es normal
que exista una resistencia consciente e
inconsciente hacia esta apertura al mundo de
pensamientos y emociones del otro, pero debe
quedar claro que sin ella el entendimiento de la
realidad ajena no se presentará. Es por todo lo
anterior por lo que, a pesar de ser aparentemente
simple el consejo de entender el pensamiento y los
sentimientos del interlocutor, en la práctica es
bastante complejo, requiriéndose una buena dosis
de motivación y valor para ponerlo en práctica.
Nunca asuma que las cosas serán mañana
como son hoy, ni siquiera después de almuerzo
Hay que abrirse, abandonar el papel de juez y tratar
de comprender desde el punto de vista del otro. La
dificultad más grande para llevar a cabo en forma
adecuada este proceso, es el propio temor a
cambiar como consecuencia de esta interacción.
Qué sucedería si una persona se atreviese a ver
sus percepciones de la realidad como simples
hipótesis, si tratase de mirarlas desde el punto de
vista de su interlocutor? Lo más probable es que se
diese cuenta de que ha estado equivocada, y que
debe adecuarse a una nueva forma de ver el
mundo... y esto puede ser terriblemente
amenazador. Se tiende a resistir este tipo de
cambio; automáticamente el individuo se ve forzado
a evaluar como medio de mantener estables sus
convicciones. Esta es, según Carl Rogers,
destacado psicólogo contemporáneo, la principal
barrera para la comunicación: la tendencia a
evaluar. Si no se la reprime, si no se trata de
zambullirse
valerosamente
en
el
mundo
cognoscitivo y afectivo del interlocutor, no se le
podrá comprender.
Lo anterior no significa que necesariamente se
tenga que lograr la identificación con el punto de
vista del interlocutor. Para ello es útil distinguir tres
fases en cualquier proceso de comunicación:
entender, evaluar y comprometerse. La evaluación
del contenido comunicado por el otro, en algunos
casos es necesario hacerla; tal como sucede pero
ello es algo que debe emprenderse después de
haber entendido, no antes, simultáneamente.
Nunca diga nada de alguien que no
pueda decírselo en su propia cara
COMUNICARSE EN DOS DIRECCIONES
La comunicación personal se realiza a través de
tres medios: el lenguaje, el paralenguaje y la
quinesia. El lenguaje es lo que se dice; por ejemplo:
te amo. El paralenguaje la forma o tono en que se
dice; por ejemplo: un “te amo” expresado
tiernamente, o con pasión, o con fastidio, etc.
Se puede juzgar mejor si se ha comprendido bien;
por otra parte, al ser consciente de la relatividad de
los patrones personales que se usan para emitir un
juicio se será menos severo en las propias
apreciaciones. Comprometerse implica involucrarse
emocionalmente, hacer propio no solo el
La quinesia son los movimientos corporales,
conscientes o inconscientes , que se emplean al
comunicar; por ejemplo: afirmar “te amo” besando a
5
la otra persona, o con los brazos cruzados, o
cogiéndose la cabeza con las manos, etc.
Cuando la comunicación es auténtica, las tres
formas coinciden.
El emisor es quien origina la comunicación, el
receptor quien la recibe. Hay comunicación en una
sola dirección cuando uno de los interlocutores
adopta exclusivamente el papel de emisor y el otro
únicamente el de receptor. Hay comunicación de
doble vía cuando los papeles se intercambian; en
este caso hay diálogo, en el otro monólogo.
La comunicación de doble vía es más desordenada
y consume más tiempo que la de una vía, pero es
más precisa e induce en mayor grado al
compromiso con la acción. La doble vía puede ser
más amenazadora para el emisor y el receptor que
la de una vía, porque evidencia, a veces de manera
dramática, inconsistencias de contenido.
Nunca asuma que otros están esperando bajo
las mismas reglas con las cuales usted opera
Teniendo en cuenta lo expuesto en el puno to
anterior, se deduce como un corolario que el
proceso de mejoramiento de las relaciones
interpersonales se cumple a través del diálogo
profundamente auténtico; es decir, de la
comunicación en dos direcciones, en donde oímos
y hablamos, recibimos y emitimos en forma
alternada, sin tratar de engañar al interlocutor.
Dado que, aun no deseándolo conscientemente, la
distorsión en la comunicación es posible por las
diferencias de percepción de los que dialogan, es
una buena práctica repetir en las propias palabras
lo que uno ha entendido que ha dicho el otro, no
cesando en este propósito hasta cuando el
interlocutor esté satisfecho con la forma en que su
pensamiento es expresado. Ello garantiza un
mínimo de fallas producto de errores en la
interpretación del lenguaje, o contradicciones entre
éste y el paralenguaje o la quinesia.
¿Qué hacer al respecto?
Cuando se está en esta situación se debe tratar de
distinguir entre los actos de un individuo, su
conducta, y las características de su ser, evitando
generalizar. Lo primero puede ser ocasional, lo
segundo es más permanente. Las conductas
pueden ser descritas con facilidad; en cambio, cada
vez que hay una referencia a características del ser
se produce una generalización. Ejemplos: el hecho
de que alguien reaccione con ira (conducta) ante
determinado estímulo, no significa necesariamente
que sea “malgeniado” (característica del ser).
El que alguien no entienda lo que se explica
(conducta), no significa necesariamente que sea
“lerdo” (característica del ser).
Las características del ser pueden ser elogiadas,
nunca criticadas: Lo primero equivale al mejor
cumplido que se le puede hacer a alguien, porque
se refiere a elementos positivos e incondicionados
del individuo: qué bonita eres, qué inteligente eres,
qué amable, qué buen trabajador, etc. Criticarlas
equivale a una generalización que no podemos
probar, lo cual usualmente genera fuerte. '1
justificada reacción defensiva. La “conducta” por el
contrario, puede ser evaluada con menor riesgo de
producir reacciones defensivas exageradas.
Ejemplo: ese peinado que te hiciste no te favorece;
tu rendimiento escolar ha sido muy deficiente; tu
respuesta no fue amable; este trabajo se podría
haber presentado mejor, etc. Júzguese, por el
contrario, la reacción de un hipotético interlocutor, si
se hubiese generalizado y convertido el
comportamiento criticado en una característica de
“personalidad”: tienes muy mal gusto para peinarte,
Dialogar, implica disposición a entender y apertura
a ser persuadido. Por ello, las mismas
observaciones pertinentes al tema anterior, pueden
ser aplicadas a éste.
NO GENERALIZAR
Cada vez que una persona evalúa a otra está
comparando el particular comporta. miento de un
individuo único e irrepetible con el propio, también
único e irrepetible. Una critica, sobre todo si no es
solicitada, produce generalmente en quien la recibe
una reacción defensiva; por tanto su valor como
instrumento de cambio disminuye; no obstante
como se vio anteriormente, a veces se necesita y
se debe juzgar.
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eres un mal estudiante, careces de cultura, eres
pésimo trabajador, etc. La norma, por tanto,
consiste en describir las propias reacciones ante los
actos que nos perturben de nuestro interlocutor sin
generalizar, sin convertirlos en características
permanentes del ser. Criticar el comportamiento, no
la persona; elogiar la persona y no el
comportamiento.
La información que se suministre, por otra parte
debe ser oportuna tanto desde el punto de vista del
estado de ánimo del receptor de la crítica, como de
la proximidad al momento de la acción, cuando el
hecho se encuentre aún presente en la memoria de
quien lo originó.
Nunca deje de considerar el
perverso poder de auto-interés
RESPONSABILIZARSE POR
LAS PROPIAS EMOCIONES
(sentimiento experimentado). Otro: Cuando alzas la
voz al hacerme algún reclamo (conducta), yo siento
ira (sentimiento experimentado).
Las emociones deben ser reconocidas y traídas al
campo de la conciencia; si se las esconde, si se las
considera irrelevantes, más grave aún, si se insiste
en proscribirlas, se elimina información valiosa y
pertinente para el individuo desde el punto de vista
de sus relaciones interpersonales. Se acostumbra a
responsabilizar a los demás por las propias
emociones: me hiciste sentir celos, ira, ternura ... La
realidad es que es uno y sólo uno el responsable de
lo que se siente, los demás solo producen
estímulos que generan en uno determinadas
emociones. La conducta de los demás es percibida
en la particular forma de captar la realidad de cada
quien. Esa percepción encaja con experiencias
anteriores y produce una reacción emocional propia
de cada uno. La prueba de lo anterior está en que
el mismo acto origina diferentes sentimiento en
diversas personas. La razón para escoger una
dentro de la gama de posibles reacciones
emocionales, solo puede ser explicada en términos
de lo que es cada quien, no en términos de lo que
los demás son. No son los demás los responsables
de lo que uno siente, es uno mismo. Si no se puede
dominar o transformar una reacción emocional
frente a los actos que perturban y provocan el
estímulo que induce a reacciones poco placenteras,
es la incapacidad del individuo para manejar esa
emoción particular, la responsable de la reacción de
huida, no la conducta del otro.
Detectar y analizar los sentimientos que están
detrás de los sentimientos que desagradan permite
ser capaz de reaccionar en forma diferente, pues
en todos los casos el pensamiento consciente o
inconsciente precede a la emoción. Si se captura y
se analiza, cambiará la reacción. Es desafortunado
que se haya perdido tanto contacto con las propias
emociones, guiados por una educación que ha
enseñado a reprimirlas. Se disfrazan y perciben
como no son, se transforman en sentimientos más
aceptables, más tolerables, que hagan más grata la
imagen que se tiene de sí mismo; así la ira en
muchas ocasiones oculta el temor, la timidez, el
sentirse poco atractivo, etc. Entre los mecanismos
de defensa que se usan para no percibir aquello
que de hacerlo perturbaría, el de responsabilizar a
otro por lo que se siente es de los más usados. Al
asignarle a los demás la “culpabilidad” por las
propias emociones desagradables, se evita
confrontar el hecho de que es uno, y nadie más que
uno, el que ha escogido reaccionar de esa manera
ante determinados estímulos percibidos, consciente
o inconscientemente, como amenazadores.
USAR LA RAZON
El hombre es la única forma conocida de vida que
piensa, que es consciente de sí mismo. Dado que
se haya aprendido a reconocer las emociones, la
siguiente etapa es analizarlas a la luz de la razón.
Ante sentimientos exaltados es difícil hacerlo, pero
sin pensar, poco o nada se podrá avanzar en el
proceso de mejorar la calidad de las relaciones
interpersonales. Resulta útil, por tanto, conocer
algunos rnétodos tendientes a propiciar el uso de la
razón al dialogar. Entre ellos están los siguientes:
Una manera de enfrentar estas situaciones es
informarle al interlocutor lo que en uno está
pasando, sin responsabilizarlo por lo que se siente.
La técnica consiste en describir en forma concreta
el acto que perturba y el tipo de emoción que ello
produce en uno; por ejemplo: Cuando compara mi
rendimiento con el de otros empleados de la
empresa (conducta), yo me siento incompetente
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1. Ante los juicios críticos, no ajustados a la
realidad tales como: Toda multinacional es
explotadora; las mujeres no sirven como ejecutivas;
los costeños son malos maridos; la administración
nunca se preocupa por los trabajadores, etc., la
técnica aconsejable es hacer reflexionar al
interlocutor mediante preguntas en aquello que
sustenta su juicio, con la intención de que capte por
sí mismo la debilidad del mismo. Ejemplo. ¿Por
qué cree que toda multinacional es explotadora?
En qué se basa para afirmar que todos los costeños
son malos maridos?, etc. Generalizaciones,
afirmaciones o negaciones absolutas, prejuicios,
etc., caen dentro de esta categoría.
La idea que está tras de todos estos métodos es
que la solución de las diferencias se encuentran en
última instancia sólo en el campo de la razón. La
emoción puede ayudar a superar transitoriamente
los desacuerdos (un beso, un abrazo, un cálido
apretón de manos, etc.) pero si no se trabaja a
fondo con el intelecto, las diferencias volverán a
aparecer una y otra vez perturbando la relación. Por
ello, el esfuerzo en la comunicación debe
encaminarse hacia el dialogar constructivamente
con el interlocutor, estableciendo unas condiciones
que permitan llegar a eliminar o neutralizar las
causas de las diferencias.
En toda situación de diálogo bajo tensión emocional
producido por juicios críticos evaluativos o
reacciones emocionales fuertes, la tendencia usual
es de defensa a través del ataque. Conviene
tomarse tiempo para calmar el ánimo. Pocas veces
se lamenta haber dejado de decir algo estimulado
por la ira; en cambio, pesa a menudo, haber
establecido en esa situación una confrontación con
otra persona.
2. Ante reacciones fuertemente cargadas de
emociones no reconocidas como tales, lo que se
recomienda es lograr primero que el interlocutor
adquiera conciencia de lo que está sintiendo, para
posteriormente buscar soluciones. Se logra lo
anterior comunicando al otro la emoción que uno
percibe en él; por ejemplo: Noto que siente celos (o
miedo, o ira, o angustia, etc.). ¿Estoy en lo cierto?
Una forma alterna a las dos señaladas es la de
prescindir de lo que puede apartar a un situación
de ser tratada racionalmente, sea ello una
expresión negativamente valorativa o una reacción
emocional perturbadora. Para ello puede emplearse
el sistema de aceptar incondicionalmente el juicio o
sentimiento expresado por el otro sin hacer ningún
análisis de él, o aceptarlo bajo ciertas condiciones.
Algunos ejemplos pueden aclarar el método:
- Tú eres un desagradecido ...
- Sí, soy un desagradecido (aceptación
incondicional); pero qué de lo que yo he hecho te
ha llevado a pensar de esa manera de manera de
mí? O:
- Entiendo que a ti te pueda parecer un
desagradecido (aceptación condicional: a ti, no a
otros), pero qué de lo que yo he hecho...
Cumpla toda promesa que haya hecho o
que otros piensen que usted ha hecho
- Tú me rechazas
NO DESCALIFICAR
No hay que descalificar a un interlocutor; ello
provocará reacciones emocionales que dificultarán
el diálogo. Descalificar es darle a su mensaje un
valor que surge de la propia forma de reaccionar
ante lo que perturba al otro, desconociendo lo
relevante que puede ser para él. Se puede
descalificar el problema en sí mismo, la persona
que lo tiene, su significado, sus posibilidades de
solución, las personas con opciones, etc. Ejemplo:
un colega de trabajo manifiesta a un compañero
preocupación por su progreso dentro de la
empresa.
- Sí, yo te rechazo (aceptación incondicional). Por
qué crees que esté pasando esto? O:
- Entiendo que tú creas que yo te rechazo
(aceptación condicional: no se admite que sea así,
sino que él crea que es así. ¿Qué podría hacer
para cambiar esta situación?
En los casos anotados se elimina mediante su
aceptación lo que podría originar una confrontación
improductiva, y se dirige la atención a lo que
debería ser hecho para superar la situación.
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Nunca permita que una situación
negativa se prolongue en su compañía
Confíe en la gente, pero
esté preparado para peder
1. Descalificación del problema: Y eso te preocupa?
Piensa lo afortunado que eres teniendo un empleo
estable en una empresa de tanto prestigio como
ésta.
No importa cual sea su trabajo,
considérese un vendedor de ideas
suficiente. Cuando se conoce que éste va a ser el
sistema a usar para llegar a un acuerdo, las partes
piden más u ofrecen menos de lo que consideran
equitativo, con el anhelo de que la negociación los
conduzca al punto óptimo deseado. Se produce así
una manipulación mutua, un “regateo”, que precede
al convenio final. Es un método largo, desgastador
y altamente manipulativo. Opera en el también el
poder de las partes estando siempre presente la
posibilidad de llegar a la lucha, con ganador y
perdedor, si el acuerdo no se alianza. De hecho, es
usual la demostración de fuerza durante la
negociación con el objeto de “ablandar” al otro y
obtener mayores concesiones.
2. La persona que lo tiene: Siempre te estás
preocupando por tonterías. Piensa en otra cosa.
3. Su significado: No te preocupes, al fin de cuentas
el llamado “progreso” dentro de una organización,
no es importante.
4. Las posibilidades de solución: Es un lío pero en
esta organización sólo los de la “rosca” progresan.
Resígnate!.
El método ideal de acuerdo es el de integración.
Supone que hay intereses comunes entre los que
están buscando un convenio. El análisis de la
situación parte de aquello en que presumiblemente
hay consenso entre los “contrincantes” (el bienestar
de los trabajadores, la permanencia de la relación
conyugal, el progreso del empleado, etc.) más que
de los puntos en donde hay divergencias de
criterios. Estas se ven como simples alternativas,
medios para satisfacer el interés común de los
contendientes y por tanto, evaluables en términos
de su contribución al logro de las metas comunes.
5. Las personas con opciones: Te comprendo, pero
qué podemos hacer? Nadie te puede ayudar.
Estas
son
respuestas
destructivas,
“descaIificantes”, porque no tienen en cuenta los
pensamientos, sentimientos o actos del interlocutor.
APRENDER A LLEGAR A
ACUERDOS DE INTEGRACION
Hay tres maneras de superar un desacuerdo. Una
forma es la lucha, en ella hay un ganador y un
perdedor. Vence quien posea más poder; es decir,
quien tenga rnayor posibilidad de limitar las
alternativas al otro y hacerle muy desagradables
algunas elecciones. El perdedor reacciona con ira
consciente o inconsciente -frustración en situación
de dependencia- y aunque el ganador logre lo que
quiere, lo alcanza generalmente después de una
gran inversión de energía psíquica y a costa de la
mala voluntad del perdedor, quien hará lo mínimo
posible para satisfacer las demandas del ganador.
Una forma más civilizada de llegar a acuerdos es la
utilización el mecanismo de negociación. Aquí las
partes entregan algo a cambio de algo, logrando un
convenio satisfactorio para ambas, en donde no se
obtiene todo lo que se habría querido, pero sí lo
Muchos problemas de trabajo, caen dentro de esta
categoría. Como medio de lograr acuerdos, éste es
el método más racional. No siempre se tendrá éxito,
por ejemplo, si algunos objetivos no son
compartidos, pero aún en este caso podrá servir
para buscar los medios para administrar las
diferencias que subsistan y poder convivir con ellas.
Si se buscan soluciones constructivas a las
diferencias que se tengan con otras personas, solo
son viables los métodos de integración y de
negociación, siendo preferible el primero. Hay que
agotar todas las posibilidades de integración antes
de acudir a la negociación, y todas las de
negociación antes de acudir a la lucha.
9
No importa lo que haga, hágalo
como si estuviera compitiendo
siempre con alguien igual
La venganza es dulce, pero es
un privilegio de Dios, no suyo
El éxito tiene muchos
ingredientes, pero el principal
es la confianza en sí mismo
Las características de una persona son neutrales,
ni buenas ni malas en sí misma; es frente a
situaciones en donde se hace un juicio y una
comparación con un estándar válido para uno
mismo, en donde se produce la clasificación
indiferente, buena, regular, o mala, de la conducta
ajena. El desarrollo humano se produce en la
contradicción, es un proceso dialéctico, en donde
positivo y negativo son caras de una misma
moneda, facetas de una misma situación. No se
puede eliminar lo que desagrada en los demás sin
hacer desaparecer igualmente algo positivo en
ellos. Aceptarse a sí mismo y comenzar a aceptar
a los demás, he allí el fundamento de la paz interior
y de toda relación humana venturosa lo cual, de
darse, haría inútil el uso de la mayor parte de las
técnicas comentadas en este artículo.
INFORMAR SOBRE COMPORTAMIENTOS
MODIFICABLES
Si la finalidad de una comunicación interpersonal
correctiva es suministrar información al interlocutor
para que, si la considera conveniente, cambie
alguna conducta que produce perturbación, no
resulta útil informar sobre aquello que, válidamente
o no, se considera inmodificable en la otra persona.
Esto es obvio en caso de limitaciones físicas; por
ejemplo, esperar que alguien con deficiencias
auditivas oiga sin necesidad de gritarle, pero no lo
es tanto en lo relacionado con características de
personalidad, de educación o experiencia
difícilmente
cambiables;
tales
como
el
temperamento, la inteligencia, el nivel de
escolaridad, la edad, etc. Sólo es válido suministrar
información en estos casos como explicación de las
reacciones propias siendo claro en que no se
espera como consecuencia de la comunicación, un
cambio en la conducta ajena.
CONCLUSION
Vale la pena preguntarse por qué se espera tanto
de los demás, por qué no se acepta al prójimo tal
como es, desarrollando la capacidad de captar y
sentirse estimulado ante la diversidad de conductas
de los seres humanos. Entenderlo todo es
perdonarlo todo, dice un sabio aforismo popular;
pero es más que eso, entenderlo todo es des cubrir
que nada se tiene que perdonar ... y no se requiere
ni siquiera entender para aceptar. Cuando se
acepta se deja de evaluar, se deja de juzgar. Se
llega a ese estado de equilibrio en el que se puede
convivir armónicamente con el prójimo porque se
ha dejado de querer que sea como uno cree que
debe
ser,
aceptando
la
diversidad
de
comportamiento de otros, sin sentirse amenazado
por ello.
BIBLlOGRAFIA
ROGERS, Carl. El Proceso de Convertirse en
Persona, Editorial Paidós, Buenos Aires, 2a.
Edición, 1974.
BRENSON, Gilberto. Opciones Libres de Movida
Chueca, Ediciones Tercer Mundo, Bogotá, 2a.
Edición, 1978.
DYER, Wayne. Tus Zonas Erróneas, Ediciones
Grijalbo S.A., Barcelona, 6a. Edición.1979.
SMITH, Manuel. Cuando Digo No, Me Siento
Culpable, Ediciones Grijalbo S.A. España, 5a.
Edición, 1979.
10
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