INTERLOCUTOR

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INTERLOCUTOR
MUÑOZ, Francisco A. y LORENTE LINDES, Marcelo
Se dice de toda persona o ente que participa en un DIÁLOGO o conversación
(del latín inter y locutor). El carácter multilateral de la interlocución se basa en un
sistema de comunicación (lengua principalmente, escritura, u otras formas de
expresión) en el que los participantes intentan poner en común una serie de ideas,
sentimientos o pareceres, de resultas de lo cual se espera obtener algún tipo de
ACUERDO o buena inteligencia entre las partes implicadas, con miras al mutuo
provecho.
Aunque,
en
realidad,
interlocutor enuncia una realidad de tipo
filológico-lingüístico como la de «una de las partes que participan en un acto de
comunicación», lo cierto es que ha ido adquiriendo un cierto sentido político e
institucional.
El rasgo más definitorio de toda interlocución, en gran parte identificada con el
DIÁLOGO, es que en él aparecen implicados dos o más agentes, presumiblemente en
CONFLICTO, que mediante la palabra intentar resolver sus diferencias. El término
implica de partida una cierta discrepancia de intereses o percepciones, al mismo
tiempo que una cierta coincidencia en otros aspectos y, en consecuencia, se excluyen
de partida otros mecanismos que no sean los de los diplomáticos (DIPLOMACIA). En
este sentido, denota un principio de acuerdo y la renuncia tácita a
medios violentos
(VIOLENCIA).
Al mismo tiempo, se ha convertido en una forma también «elegante» de
denominar al que sostiene con nosotros algún objeto de litigio, eludiendo calificativos
tales como «oponente» o «ENEMIGO», que crean de antemano un mal ambiente y
dificultan las posibles soluciones. Muchas veces su existencia se ve como una
auténtica
necesidad
ante
muchos
CONFLICTOs
planteados,
desarrollándose
últimamente el concepto de interlocutor válido como aquella persona, o institución, que
asume en sí cierta autoridad y representatividad de una de las partes enfrentadas y, a
la par es reconocido por el resto. La ausencia de interlocutores se entiende como un
déficit en toda NEGOCIACIÓN ya que cercena de antemano cualquier posibilidad de
regulación del problema, amén de que pudiera excluir cualquier recurso que no sea la
imposición de la fuerza y la violencia de los hechos. Esto a veces sucede cuando uno
de los grupos en litigio no guarda una cierta cohesión interna, o cuando media una
gran desigualdad cultural y técnica entre los actores (países, la nación, pueblo, etc.),
ya que se acrecientan las dificultades para que a los ojos de los demás sea reconocida
una dirección o una autoridad representativa.
A lo largo de la historia la ausencia de este interlocutor válido ha prolongado las
GUERRAs de un modo innecesario, ralentizando las salidas negociadas; en este
sentido, esto ha sido sentido como un auténtico mal para todas las partes, incluso por
las que tuvieran más fuerza, ya que se ven forzadas a sostener su esfuerzo, e incluso
gasto bélico, mucho más allá de lo que inicialmente fuera necesario. Por contra se
pueden reconocer muchas otras situaciones en la que los interlocutores han facilitado
el entendimiento desde el principio, dando lugar a situaciones en las que ni siquiera se
percibe la tensión o el peligro de un enfrentamiento. Estas últimas situaciones son tan
normales que a veces ni siquiera se llegan a percibir por la falta de ruido o alaraca que
las acompañe.
Véase también: diálogo, negociación, diplomacia.
BIBLIOGRAFÍA

MARTÍNEZ GUZMÁN, Vicent (1995) Teoría de la paz, Valencia.

MUNDUATE JACA, María Lourdes (1994) Conflicto y negociación, Madrid.
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