NO pueden exigirse pagos especiales por

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Todos tenemos derecho a saber:
cómo acceder a la información pública
Es importante que los ciudadanos sepamos que la información en
poder del Estado es pública y que tenemos derecho a conocerla.
La transparencia es una medida preventiva contra el secretismo y
la corrupción. Ella favorece la vigencia de un régimen democrático.
Precisamente, el contenido y alcances del derecho de acceso a la
información pública han sido desarrollados por la Constitución, los
instrumentos internacionales sobre derechos humanos, las leyes y la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Según el artículo 2 inciso
5) de la Constitución (1993) toda persona tiene derecho a solicitar, sin
expresión de causa, la información que requiera, y a recibirla de cualquier
entidad pública, en el plazo legal, con el costo que suponga el pedido.
Samuel B. Abad Yupanqui
Abogado egresado de la Pontificia
Universidad Católica del Perú.
Doctor en Derecho Público por la
Universidad Autónoma de Madrid.
Actualmente es Socio del Estudio
Echecopar. Ha sido Primer Adjunto y
Adjunto en Asuntos Constitucionales
de la Defensoría del Pueblo (19962007); Coordinador del Área de
Instituciones Democráticas de la
Comisión Andina de Juristas; entre
otros cargos. Es Profesor Principal
de la Facultad de Derecho de la
P o n t i f i c i a U n i v e r s i d a d C at ó l i c a ,
h a b i e n d o d i c ta d o l o s c u r s o s d e
Derecho Procesal Constitucional;
Derecho Constitucional I y II; y
Seminario de Derecho Constitucional.
Ha publicado diversos libros y
artículos sobre su especialidad.
¿Qué dice la ley?
NO pueden exigirse pagos
especiales por concepto de
“derecho de búsqueda o de
información”
La Ley 27806, Ley de
transparencia y acceso a
la información pública, fue
publicada el 3 de agosto del
2002, y modificada por la
Ley 27927. Su Texto Único
Ordenado se aprobó a
través del Decreto Supremo
043-2003-PCM, publicado
el 24 de abril del 2003. Posteriormente, se aprobó su reglamento a través
del Decreto Supremo 072-2003-PCM, publicado el 7 de agosto del 2003.
La Ley de transparencia y acceso a la información pública precisa que
las entidades públicas deberán brindar la información solicitada por
los ciudadanos. De no mediar respuesta en los plazos establecidos
por la ley el solicitante puede considerar denegado su pedido.
No pueden exigirse pagos especiales por concepto de “derecho
de búsqueda o de información”, pues sólo deberá pagarse el costo
real de la fotocopia o de la impresión del documento solicitado.
Este derecho no es absoluto. Las excepciones pueden estar referidas a
informaciones que afectan la intimidad, la seguridad nacional, el secreto
bancario, la reserva tributaria y las que expresamente se excluyen por ley.
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La Ley distingue tres tipos de información excluida: (a) secreta –ámbito militar y de inteligencia; (b)
reservada –ámbito policial y de relaciones exteriores y; (c) confidencial –intimidad, secreto bancario,
reserva tributaria, etc. Se ha dejado atrás la clasificación ambigua e imprecisa que antes existía.
Así por ejemplo, el concepto de seguridad nacional fue utilizado de manera exageradamente amplia, tal como se aprecia de los manuales de clasificación de información de las Fuerzas Armadas
y de la Policía Nacional, que utilizaron hasta cinco tipos de clasificación (secreta, estrictamente
secreta, reservada, estrictamente reservada y confidencial), las cuales hoy han sido superadas.
Además, la Ley contiene un conjunto de disposiciones que tratan de promover la transparencia; y
es que el Estado no sólo debe entregar la información que le soliciten, sino además, debe dictar
medidas que pongan a disposición de la ciudadanía la información y que garanticen el escrutinio
público. Así, se establecen diversas obligaciones a las entidades públicas. Entre ellas destacan:
La designación de un funcionario responsable en cada entidad de entregar la información, así
como de un funcionario responsable de elaborar los portales de Internet;
La obligación de prever una adecuada infraestructura, así como la organización, sistematización
y publicación de la información;
La obligación de contar con Portales de Transparencia que difundan en los plazos previstos por
la ley, a través de Internet, los datos generales de la entidad, que incluyan las disposiciones y co
municados emitidos, su organización, organigrama y procedimientos; las adquisiciones de bienes
y servicios que realicen; y la información adicional que la entidad considere pertinente;
La prohibición de destruir la información que posea la entidad;
La obligación de la Presidencia del Consejo de Ministros de remitir un informe anual al Congreso
dando cuenta de las solicitudes de información atendidas y no atendidas de todas las entidades
de la Administración Pública.
Los retos pendientes
Luego de ocho años de vigencia de la Ley se aprecian avances, pero aún quedan temas pendientes. Por ello, es indispensable un compromiso de cambio que permita implementar medidas que alejen todo rezago de secretismo. Además, es preciso identificar y enfrentar con
firmeza los problemas subsistentes. Y es que si bien una ley es importante, ella no es suficiente.
La “cultura del secreto”, arraigada en el país, no se revierte sólo por una norma. Se trata de un
tema cultural que requiere un cambio de actitud y un compromiso sincero de nuestras autoridades.
La “cultura del secreto”,
arraigada en el país,
no se revierte sólo por
una norma. Se trata de
un tema cultural que
requiere un cambio de
actitud y un compromiso sincero de nuestras
autoridades.
Precisamente, para avanzar hacia una “cultura de la transparencia” se debe superar una serie de barreras que subsisten. En la práctica muchas veces la información tiene un costo que no siempre corresponde al servicio brindado, pues en
ocasiones las entidades públicas exigen pagos exagerados.
No es extraño que los funcionarios públicos pretendan ampararse en
interpretaciones exageradamente amplias de las excepciones al acceso a la información previstas legalmente. Ello evidencia que todavía
un importante sector de servidores públicos consideran que la información es de su propiedad, olvidando que ella pertenece al público. Se
trata de un problema formativo y cultural que es imprescindible cambiar.
A ello se agrega que no existe un sistema de archivos que funcione
de manera uniforme y eficaz en todas las instituciones públicas,
y sus Portales de Transparencia no siempre están actualizados.
Por lo demás, existe un gran desconocimiento de importantes sectores de la población de que el
acceso a la información es un derecho humano y no una concesión graciosa de la administración.
Además, algunas de las medidas que buscan promover la transparencia no tienen mayor impacto.
Esto sucede con los informes que anualmente elabora la Presidencia del Consejo de Ministros.
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Para revertir la situación descrita se requiere de un esfuerzo conjunto
y permanente de las instituciones públicas y de la ciudadanía. Por un
lado, denunciando y sancionando las conductas arbitrarias de quienes
no brindan información. Para ello, el control a cargo de los jueces a
través del proceso de hábeas data y de la Defensoría del Pueblo resulta
fundamental. De otro lado, interiorizando en los propios funcionarios
y servidores públicos la transparencia como regla esencial que debe
guiar su actuación y, además, fomentando la educación y vigilancia
ciudadana. La adopción de políticas públicas que fomenten la
transparencia en la administración y eliminen o reduzcan sustancialmente
los costos existentes son imprescindibles en este propósito.
50 años transcurridos y 50 saberes
PARA COMPARTIR
En definitiva, resulta indispensable un “compromiso por la transparencia”
para garantizar un buen gobierno en el país. Paralelamente, es preciso
contar con ciudadanos informados que conozcan los alcances de la
ley, pues el mejor defensor de sus derechos es aquel que los conoce.
Referencias
La Universidad del Pacífico es una
organización líder, especializada y
reconocida internacionalmente, que da
respuesta a las necesidades y demandas de
la sociedad.
Dirección: Av. Salaverry 2020, Jesús María,
Lima, Perú
Tel. +51 1 2190100
www.up.edu.pe
DEFENSORIA DEL PUEBLO.
2000. Situación de la Libertad de Expresión en el Perú. Informe
Defensorial Nº 48. Lima.
DEFENSORIA DEL PUEBLO.
2001. El acceso a la información pública y la cultura del secreto. Informe
Defensorial Nº 60. Lima.
LUQUE RAZURI Martín.
2002. Acceso a la información pública documental y regulación de la
información secreta. Lima: ARA Editores.
MESTRE DELGADO Juan Francisco.
1998. El derecho de acceso a archivos y registros administrativos
(Análisis del articulo 105.b) de la Constitución. Madrid: Civitas.
VILLANUEVA Ernesto e Issa Luna Pla (Editores)
2004. Derecho de acceso a la información pública. Valoraciones
iniciales. México: UNAM.
www.saberescompartidos.pe
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