220-40515 Ref: Representación en las reuniones del máximo órgano social o en junta directiva. Acusa recibo esta Superintendencia de su escrito enviado vía correo electrónico, radicado con el número 2001-01080173, a través del cual solicita concepto sobre el siguiente punto: "¿Es posible que algunos accionistas extranjeros no residentes en el país, le otorguen poder al representante leal de la sociedad para que los represente en las reuniones de asamblea de accionistas o de junta directiva, teniendo en cuenta que el mismo no es accionista de la sociedad. Esta situación es incompatible con el artículo 185 del Código de Comercio?". Considerando que su consulta toca dos tópicos diferentes, nos referiremos a cada uno en forma separada. a. Representación en las reuniones del máximo órgano social Expresa el artículo 185: "Salvo los casos de representación legal, los administradores y empleados de la sociedad no podrán representar en las reuniones de la asamblea o junta de socios acciones distintas de las propias, mientras estén en ejercicio de sus cargos, ni sustituir los poderes que se les confieren. Tampoco podrán votar los balances y cuentas de fin de ejercicio ni las de la liquidación ". Dos consecuencias saltan a la vista de la norma transcrita. La primera, que ésta tiene carácter sancionatorio, y se da cuando los administradores, o empleados de la sociedad actúan como mandatarios de un socio en las reuniones del máximo órgano social, o cuando al otorgárseles poder y para evitar quedar incursos en la prohibición, los sustituyen. La segunda; es que se alude a la representación convencional, y nunca, por ejemplo, a la que se lleva a cabo entre un padre y su hijo, pues la ley los ha exonerado en forma expresa de la prohibición. En tal sentido, debe acotarse que si bien el artículo 184 del Código de Comercio (reformado por el artículo 18 de la Ley 222 de 1995), otorga sobre la base de los principios de libertad de empresa e iniciativa privada previstos por el constituyente de 1.991, el derecho para los socios de cualquier compañía de hacerse representar en las reuniones de la junta de socios o asamblea, no es menos cierto que la preceptiva legal posterior e imperativa a que se refiere el artículo 185, y considerando solamente el caso en comento, es de tal claridad, que limita esa libertad en el entendido que los administradores o empleados de la sociedad (siempre que estos desarrollen labores administrativas de confianza y manejo), se encuentran inhabilitados para actuar en nombre de otros accionistas o socios del ente económico en la respectiva reunión con el fin de procurar que se garantice total independencia e imparcialidad en la gestión del mandatario. b. Representación en reuniones de Junta Directiva Los miembros de junta directiva son elegidos por el máximo órgano social para periodos determinados y por cuociente electoral, la cual se encuentra conformada por principales y suplentes, en donde los segundos solo tienen vocación para intervenir cuando existan faltas definitivas o temporales de los primeros; es decir, su participación se torna en excepcional, por lo que solo tienen cabida al darse la condición señalada. En este orden las cosas, se tiene que una vez elegido y aceptado el cargo, cada uno de los miembros entra en ejercicio de sus funciones administrativas, como integrante del cuerpo colegiado en el que le corresponde representar los intereses de los accionistas que determinaron su designación, lo que implica que ésta tiene carácter personal, y por tanto no puede desde ningún punto de vista un miembro otorgar poder para que un tercero ocupe su lugar en las reuniones de junta, pues como se dijo, en casos de ausencia definitiva o temporal debe ser sustituido por quien oficia como suplente, conclusión a la que se llega al hacer una interpretación integral de los artículos 434 y subsiguientes del Código de Comercio. Desde luego que ello no quiere decir que los suplentes no puedan asistir a las reuniones del cuerpo colegiado simultáneamente con los principales, en cuyo caso tendrán voz, pero no voto. En conclusión, en las disposiciones a que se ha hecho referencia no se deben buscar analogías o razones para hacerlas extensivas a casos no comprendidos claramente en la prohibición, pues a más de que se trata de dos supuestos con identidad legal y regulación particular, es principio de hermenéutica jurídica que las disposiciones de carácter excepcional en materias que no sean penales, deben interpretarse restrictivamente por causa de su previsión y exactitud, lo que impone para el efecto no extender una excepción más allá de los límites indicados, en orden a no reducirla hasta el punto de sustraer de su imperio casos que en ella deben quedar naturalmente comprendidos.