Representación en las reuniones del máximo órgano social o en

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Ref: Representación en las reuniones del máximo órgano social o en junta directiva.
Acusa recibo esta Superintendencia de su escrito enviado vía correo electrónico, radicado con el número 2001-01080173, a través del cual solicita concepto sobre el siguiente punto: "¿Es posible que algunos accionistas
extranjeros no residentes en el país, le otorguen poder al representante leal de la sociedad para que los represente
en las reuniones de asamblea de accionistas o de junta directiva, teniendo en cuenta que el mismo no es accionista
de la sociedad. Esta situación es incompatible con el artículo 185 del Código de Comercio?".
Considerando que su consulta toca dos tópicos diferentes, nos referiremos a cada uno en forma separada.
a.
Representación en las reuniones del máximo órgano social
Expresa el artículo 185: "Salvo los casos de representación legal, los administradores y empleados de la
sociedad no podrán representar en las reuniones de la asamblea o junta de socios acciones distintas de las
propias, mientras estén en ejercicio de sus cargos, ni sustituir los poderes que se les confieren.
Tampoco podrán votar los balances y cuentas de fin de ejercicio ni las de la liquidación ".
Dos consecuencias saltan a la vista de la norma transcrita. La primera, que ésta tiene carácter
sancionatorio, y se da cuando los administradores, o empleados de la sociedad actúan como mandatarios
de un socio en las reuniones del máximo órgano social, o cuando al otorgárseles poder y para evitar
quedar incursos en la prohibición, los sustituyen. La segunda; es que se alude a la representación
convencional, y nunca, por ejemplo, a la que se lleva a cabo entre un padre y su hijo, pues la ley los ha
exonerado en forma expresa de la prohibición.
En tal sentido, debe acotarse que si bien el artículo 184 del Código de Comercio (reformado por el artículo
18 de la Ley 222 de 1995), otorga sobre la base de los principios de libertad de empresa e iniciativa
privada previstos por el constituyente de 1.991, el derecho para los socios de cualquier compañía de
hacerse representar en las reuniones de la junta de socios o asamblea, no es menos cierto que la
preceptiva legal posterior e imperativa a que se refiere el artículo 185, y considerando solamente el caso
en comento, es de tal claridad, que limita esa libertad en el entendido que los administradores o
empleados de la sociedad (siempre que estos desarrollen labores administrativas de confianza y manejo),
se encuentran inhabilitados para actuar en nombre de otros accionistas o socios del ente económico en la
respectiva reunión con el fin de procurar que se garantice total independencia e imparcialidad en la gestión
del mandatario.
b.
Representación en reuniones de Junta Directiva
Los miembros de junta directiva son elegidos por el máximo órgano social para periodos determinados y por
cuociente electoral, la cual se encuentra conformada por principales y suplentes, en donde los segundos solo tienen
vocación para intervenir cuando existan faltas definitivas o temporales de los primeros; es decir, su participación se
torna en excepcional, por lo que solo tienen cabida al darse la condición señalada.
En este orden las cosas, se tiene que una vez elegido y aceptado el cargo, cada uno de los miembros entra en
ejercicio de sus funciones administrativas, como integrante del cuerpo colegiado en el que le corresponde
representar los intereses de los accionistas que determinaron su designación, lo que implica que ésta tiene carácter
personal, y por tanto no puede desde ningún punto de vista un miembro otorgar poder para que un tercero ocupe
su lugar en las reuniones de junta, pues como se dijo, en casos de ausencia definitiva o temporal debe ser
sustituido por quien oficia como suplente, conclusión a la que se llega al hacer una interpretación integral de los
artículos 434 y subsiguientes del Código de Comercio.
Desde luego que ello no quiere decir que los suplentes no puedan asistir a las reuniones del cuerpo colegiado
simultáneamente con los principales, en cuyo caso tendrán voz, pero no voto.
En conclusión, en las disposiciones a que se ha hecho referencia no se deben buscar analogías o razones para
hacerlas extensivas a casos no comprendidos claramente en la prohibición, pues a más de que se trata de dos
supuestos con identidad legal y regulación particular, es principio de hermenéutica jurídica que las disposiciones de
carácter excepcional en materias que no sean penales, deben interpretarse restrictivamente por causa de su
previsión y exactitud, lo que impone para el efecto no extender una excepción más allá de los límites indicados, en
orden a no reducirla hasta el punto de sustraer de su imperio casos que en ella deben quedar naturalmente
comprendidos.
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