Lichtenstein: copia certificada (crónica de una retrospectiva)

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CULTURA
Lichtenstein: copia certificada
(crónica de una retrospectiva)
«The first Pop painting I did in 1961 is called Look Mickey, and of course I realized that this
was a marked change from prevailing taste, because, although almost anything seemed to
be fair subject matter for art (there was a feeling that art could be made from almost any
idea), commercial art and particularly cartooning were not considered to be among those
possibilities. I adopted the idea of simulated cartoon printing just to try out the idea. I hung
this work up in my studio to think about it, but I was unable to go back to abstraction,
which had been my intention, because this cartoon painting just seemed too demanding. I
understood some of the ramifications of these new cartoon paintings»
Roy Lichtenstein (A Review of My Work Since 1961_A Slide Presentation)
Elisa G. McCausland
De la tensión entre la aparente superficialidad de aquel
que quiso hacer de las viñetas arte, a la reflexión sobre qué
supone ser pintor en una era postindustrial. Partimos de
una elección que, como la propia retrospectiva organizada
por la Tate Modern londinense, nos terminará empujando
hacia un punto de vista desde donde entender el presente
de Roy Lichtenstein (1923-1997) y sus reflejos. Expresionismo abstracto o arte popular. El estadounidense se decanta por el segundo, no sin antes dejar escapar indicios de
esa tensión que, hacia el final de su vida, volverá a florecer en forma de paisajes y pinturas abstractas. Sus cuadros
protagonizados por brochazos (brushstrokes) funcionan
aquí, en el comienzo del relato, no tanto como burla, sino
como recordatorio de una apuesta por el control.
Lichtenstein propone que «la pintura en sí sea pensada
como un objeto». En la década de los cincuenta encuentra
en la cultura popular —y más concretamente, en el cómic
perteneciente a sus hijos, Donald Duck Lost and Found
(1960)— la idea clave que, consciente e inconscientemente, atravesará su obra. Look Mickey (1961) es el punto de
fuga de este descubrimiento; la primera obra del estadounidense fruto de la descontextualización desde la cual aspirar a un diálogo entre arte y cultura popular; desde donde
poder discutir las tensiones entre la idea de autor heredada
del Romanticismo en contraste con los nuevos deberes sociales del artista ligados al mercado.
Guerra, romance y arte popular
Los dos grandes temas de Roy Lichtenstein —guerra y romance—, y cuyas obras le hicieron famoso, son también
las dos esferas desde donde el estadounidense jugó a subrayar los roles de género a través del cómic —All-American
Men of War y Girl´s Romances fueron dos de los títulos de
los cómics de EC de la década de los cincuenta escogidos
por el artista—. Que la crítica incida en la importancia casi
bressoniana de la elección del «momento decisivo», con
esa fascinación por la viñeta perfectamente extraída, contrasta con otras lecturas más teóricas, pero que inciden en
nº 143 g mayo-junio 2013
interesantes reflexiones sobre la legitimación del mercado
a través del arte contemporáneo. O eso se trasluce de la disposición en sala de dos de sus más famosos cuadros, Brad,
darling, this painting is a masterpiece (1962) y Whaam!
(1963). Mientras en la primera obra vemos a una pareja
escenificando la performance propia de un paseo por una
galería de arte con el autor, en la segunda un avión de guerra abate a otro, onomatopeya mediante. El dato metadiscursivo lo encontramos en la vitrina dispuesta en medio de
la sala, donde descubrimos que el guionista y el dibujante
del cómic original —The star jockey en All-American Men
of War (1962)— nunca estuvieron acreditados.
Decía Leonardo Da Vinci que «el verdadero artista es el
espejo de la naturaleza». Lichtenstein dialoga a través de
sus obras con la publicidad, con otros artistas —Claude
Monet, Picasso—, con su obra —Artist´s Studio ‘Look
Mickey’ (1973)— y con la idea del propio reflejo —en la
sala titulada Mirrors—. Sin embargo, hacia el final de su
vida, se decide por los desnudos de gran formato, por la
simplicidad de los paisajes orientales; y, como ya anunciamos al principio de este artículo, por la vuelta a los brochazos; por el retorno a la abstracción.
Profesiones g 45
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