proveer un servicio legendario - Conscious

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PROVEER UN
SERVICIO
LEGENDARIO
ARTURO CUENLLAS
“La cultura organizativa de una
compañía y su marca, son en
realidad las dos caras de una
misma moneda. La marca es
consecuencia de la cultura de una
compañía.” Tony Hsieh CEO de
Zappos.com
Zappos es un ejemplo, junto con
el caso de otras compañías que se
destallarán en este artículo, que
nos demuestra lo importante que es
centrarse en los indicadores de
liderazgo. Los indicadores de
liderazgo son señales que pueden
predecir futuros eventos en una
empresa. De esta forma, si una
organización estuviera invirtiendo
en desarrollar su talento interno,
formado a sus empleados,
fortaleciendo su cultura interna, o
seleccionando y evaluando a las
personas en base sus valores
organizativos, estaría mejor
acreditada para conseguir otro tipo
de indicadores o resultados. Una
empresa así podría conseguir de
este modo mayores ventas y
beneficios, mejor posicionamiento
de su marca, mayor satisfacción en
sus clientes y empleados, mejor
reputación online…etc. A estos
últimos resultados se les conoce
también como indicadores
rezagados, y suceden a los
indicadores de liderazgo.
Así que una vez aclarado esto, la
pregunta que sigue es: ¿Cómo
es posible que muchas
empresas, aún ofreciendo un
buen producto, e incluso un
buen servicio, no sean capaces
de diferenciarse de sus
competidores?
Diferenciar una marca hoy en día
es un asunto más complejo. La
mayoría de mercados han
evolucionado hacia una situación
de híper-consumo e hípercompetencia. En el pasado, era
relativamente más fácil diferenciar
un marca sólo ofreciendo un gran
producto, y manteniendo un buen
servicio. Los indicadores rezagados
eran más estables y la dirección
bien podía basar su gestión
priorizando en ellos. Así, para
conseguir beneficios no era
necesario tener que invertir tanto
en los indicadores de liderazgo,
pues maximizarlos era posible sólo
ofreciendo un buen producto y un
servicio razonable.
Sin embargo, en un mercado de
híper-competencia estas
propuestas de valor ya no son
suficientes. Una situación de hípercompetencia ocurre cuando la
oferta de productos (hoteles)
aumenta considerablemente y la
demanda (clientes) no crece
exponencialmente, o incluso
decrece. La planta hotelera,
además, es muy competitiva y
moderna. Nuevos modelos de
negocio también irrumpen con
propuestas de innovación que
tienen éxito, y rompen con el
paradigma de hotel tradicional.
Si en el presente pudieran haber
mercados más sólidos, éstos no
garantizarán su solidez en el futuro.
Barcelona, por ejemplo, podría
definirse como un mercado de éxito
hoy. La demanda de turistas de
placer y negocio crece cada año, y
parece que hay mucho negocio
para todos, pero es precisamente
por su éxito por el que podría correr
el riesgo de evolucionar hacia un
mercado de híper-competencia.
Esto sucedería cuando aún
creciendo la oferta, la demanda
pudiera decrecer, o dejar de ser
suficiente para todos. El problema
es que en un mercado hípercompetitivo la mayoría de negocios
hoteleros son productos
commodity. Esto es, a los ojos del
cliente no hay diferenciación entre
marcas, y lo que más importa es el
precio. En una situación
commodity, ni siquiera las marcas
hoteleras más globales están
exentas de riesgo. Claro que
siempre hay excepciones, y estos
casos son consecuencia de
estrategias de negocio que han
sido acertadas.
Una estrategia acertada podría
haber priorizado en diferenciar la
marca ofreciendo más valor al
cliente, otra, ofreciendo los precios
más bajos por tener una estructura
de costes más competitiva.
También es posible innovar
ofreciendo ambas cosas al mismo
tiempo. En cualquier caso,
independientemente de la
estrategia que se haya adoptado,
parece claro que siempre hay una
condición indispensable para tener
más éxito, y esta condición pasa
por ofrecer un servicio excepcional
a los clientes.
Todos conocemos marcas
hoteleras muy reconocidas, como
por ejemplo Meliá, NH, Accor,
Hilton, Paradores,…etc. Estas
compañías se toman muy enserio
su cometido de proveer un buen
servicio. Lo mismo podría decirse
de ciertas aerolíneas como British
Airlines, Delta, o KLM… Ahora
bien, la pregunta que nos hacemos
es: ¿Son capaces estas compañías
de ofrecer un servicio que pudiera
considerarse como excepcional? Y,
aún siendo capaces de conseguir
tal nivel de servicio en momentos
concretos, ¿serían capaces de
lograrlo de un modo regular?
La cuestión es que estas marcas
ofrecen un buen servicio, pero que
no supera las expectativas de sus
clientes. Estas compañías no
serían capaces de lograr lo que
podría definirse como un servicio
legendario. Así que una marca
que pudiera ofrecer un nivel de
servicio tal (junto con un buen
producto) podría diferenciar su
marca de otras, y aumentar
considerablemente el valor al
cliente.
He tomado el concepto de
servicio legendario de Southwest
Airlines. Esta compañía ha sido
pionera en ofrecer un nivel de
servicio muy superior al resto de
aerolíneas, aún ofreciendo precios
más bajos. Southwest Airlines es la
única compañía aérea que ha
conseguido beneficios en su más
de 41 años de historia. Es curioso
este record de beneficios, cuando
los directivos en Southwest nunca
han priorizado maximizarlos. De
hecho, esta aerolínea nunca ha
puesto los beneficios por encima de
sus empleados, y prueba de ello es
que nunca ha reducido sus
plantillas por causas económicas,
ni siquiera tras el 11S. “Sólo hay
una clave para ser más rentables y
estables durante un boom
económico o una crisis: la moral de
los empleados.” Afirmada Herb
Kelleher, uno de los fundadores y
antiguo CEO de Southwest.
En el sector hotelero grupos Ritz
Carlton o Four Seasons también
son conocidos por proveer un
servicio legendario. Estas marcas
han cimentado una ventaja
competitiva durante el tiempo y
sobre el resto, no sólo por ofrecer
un producto excepcional sino
también por ser capaces de ofrecer
un servicio que sorprendía a los
clientes. Southwest Airlines por el
contrario es una aerolínea low-cost.
En Southwest, el servicio es más
informal y son conocidos por su
humor; los empleados de
Southwest Airlines son muy
profesionales y se toman muy en
serio su trabajo, pero también
consiguen divertirse. Ser informales
en esta compañía significa que está
bien que seas tú mismo, y que seas
auténtico, siempre y cuando te
tomes muy enserio a la
competencia y al cliente.
.
Union Square Hospitality Group es
otro gran modelo de empresa que
provee un servicio legendario. Esta
cadena de restaurantes, la mayoría
ubicados entre los mejores de New
York, ofrece un servicio de
restauración de lujo, o más
informal. Danny Meyer, fundador y
CEO de Union Square Hospitality
nos habla de una “hostelería
iluminada”, refiriéndose en mayor o
menor medida al mismo concepto
de servicio superior. Para Danny
Meyer, una idea de servicio tal se
centra en presentarlo dentro de un
“diálogo” en lugar de un
“monólogo”. Un monólogo sirviendo
al cliente es lo que solemos ver; las
compañías establecen sus
estándares de servicio y los llevan
a cabo desde una perspectiva
técnica. Sin embargo, un servicio
iluminado debería presentarse
como un diálogo. Supone así,
situarse en el lado del cliente,
escucharle con todos los sentidos,
y responder de una manera atenta,
cuidadosa y cortés. Los
restaurantes de Danny Mayer
ofrecen una comida excepcional en
un gran entorno, pero lo último los
diferencia de otros grandes
restaurantes, son sus personas y
su servicio legendario. Para este
cometido, no vale cualquier
candidato, pues en Union Square
Hospitality no sólo se sirve al
cliente desde perspectiva técnica
sino también desde el corazón y la
empatía.
Es por ello que en estas
compañías, a la hora de
seleccionar a sus empleados, se
centran más en las actitudes que
en las competencias. Esto se debe
a que se puede invertir en
formación para mejorar las
competencias de una persona, pero
sería mucho más complejo mejorar
sus actitudes.
Ofrecer un servicio legendario, o
superior, o iluminado…es una meta
muy ambiciosa que no es fácil de
alcanzar. Un servicio tal va más
allá de lo que esperan los clientes.
A su vez, el horizonte de
expectativas de los consumidores
está relacionado con el precio que
pagan por sus productos y
servicios. No es física cuántica
afirmar que un cliente que paga
600 euros por una habitación,
tendrá un nivel de expectativas
superior al de otro que ha pagado
140 euros.
Ocurre que ambos casos, muy a
menudo, existe una brecha de
servicio y valor entre lo que
esperan los clientes y lo que
realmente reciben. Reducir esta
brecha es una meta de muchas
organizaciones cuya misión
consiste en ofrecer un buen
servicio al cliente -pero en cualquier
caso, un servicio que se situaría en
la media. Sobrepasarla, es una
misión de otras organizaciones
como Southwest Airlines, Jet Blue,
Virgin Atlantic, Ritz Carlton, Joie de
Vivre Hospitality, Four Seasons,
Union Square Hospitality, Zappos,
Whole Foods y otras compañía que
persiguen superar las expectativas
de los clientes ofreciendo
experiencias memorables.
¿Cuál es pues el denominador
común que enlaza en todas
estas empresas, que son
capaces de ofrecer un
servicio único? ¿Cómo es
posible que algunas
compañías sean capaces de
mantener estos niveles de
servicio aún siendo tan
grandes, con más de 44.000
empleados?
Este objetivo es fácil de plasmarlo
en un papel o en plan de marketing,
pero es muy difícil de llevarlo a
cabo, porque no corresponde sólo
a un departamento de marketing,
sino a toda una organización, que a
su vez debería estar alineada para
tal cometido. Y lo cierto es que hoy
en día es más difícil sorprender al
cliente a través del servicio. En un
contexto de híper-consumo e hípercompetencia los clientes son mas
impredecibles, y también son
menos leales a una marca, dan por
hecho que recibirán buena calidad
y servicio por el precio que pagan.
Ofrecer experiencias memorables a
través del servicio es el principal
cometido en Zappos. Para ellos es
una forma clara de diferenciarse de
la competencia. Zappos no invierte
mucho en marketing. Su mejor
marketing consiste en generar
experiencias y relaciones con sus
clientes a través de sus procesos
de venta y post-venta. El 75% de
sus clientes son leales a la marca y
fomentan el boca a boca. Zappos
confiesa que no es otra compañía
más ofreciendo un servicio que
podría catalogarse en la media,
sino que busca sorprender al
cliente constantemente. Todas su
políticas y sus procesos están
diseñados para superar las
expectativas de sus clientes, como
los 365 días devolución sin cargo
de reenvío, entregas más rápidas,
upgrades a clientes…ect.
Sin embargo, su fuente de valor
principal son sus empleados del
calling center. A este calling center
se le llama equipo de lealtad de
clientes. Su compromiso y nivel de
servicio sorprende constantemente
al cliente. Tony Hsieh, afirma que
es ridículo que las empresas se
gasten tanto dinero en publicidad
cuando no son capaces de
aprovechar mejor sus
interactuaciones con sus clientes.
Zappos tiene claro que lo que más
puede impactar en un cliente son
las experiencias con su personal o
equipo de lealtad de clientes.
Siendo una empresa online, esos 5,
15 o 25 minutos de interactuación
con las personas al teléfono, o a
través del chat online, son los que
pueden llegar a marcar la
diferencia. Es en ese preciso
momento, en el que se tiene toda
atención del cliente. “La gente no
recuerda los impactos publicitarios,
sino cómo le hizo sentir la persona
con la que trataron.” Comentaba
Tony Hsieh en una conferencia en
las oficinas de Google.
Herb Kelleher, antiguo CEO de
Southwest Airlines nos habla de la
parte espiritual en el servicio, en
lugar de limitarse a su parte
técnica. Lo que más importa es
cómo perciben los clientes ese
servicio. ¿Es auténtico, honesto,
natural y de corazón? O, ¿es
mecánico, superficial y enlatado?
No hay una sola variable. Pero sí
que hay ciertos patrones que se
repiten en todas estas compañías y
que comparten una y otra vez.
Jim Collins en su libro Good to
Great nos ayuda a aclarar esta
pregunta. En un estudio sobre
aquellas compañías que mantenían
tasas de beneficios superiores en el
largo plazo, contra intuitivamente,
descubrió, que precisamente las
compañías que superaban en
beneficios al resto eran aquellas
que no priorizaban su gestión en
maximizarlos. En su lugar, estas
empresas tenían sobre todo una
visión mayor y un propósito más
elevado que hacer dinero o ser las
primeras del mercado. Estas
compañías también tenían una
cultura única.
¿Por qué entonces se trata estos
conceptos de management como
son la cultura y un propósito más
elevado, como algo “blando” o
abstracto? ¿Por qué aquellas
empresas que buscan diferenciarse
a través de su servicio no lo
consideran importante?
“The heart of the service
journey spiritual
rather than
mechanical”
HERB
KELLEHER
Hay un tercer y cuarto input en el
management de todas estas
empresas: un liderazgo adecuado
y el empoderamiento
(empowerment) de las personas
que trabajan en primera línea
sirviendo al cliente. Empoderar a
una persona conlleva confiar en
ella por sus cualidades y darla
libertad para que tome decisiones.
En servicio es muy necesario,
porque siempre hay una parte
imprevisible, debido a que ni el
mejor manual detallado de
procedimientos del mundo, sería
capaz de dar una respuesta más
apropiada a cualquier situación o
problema que pudiera afectar al
cliente
Primer input: un propósito
más elevado
El propósito de una compañía
puede responderse con las
siguientes preguntas: ¿Por qué
estamos en este negocio? ¿Qué
echarían en falta los clientes si no
existiéramos como empresa?
¿Cuál es la razón última de nuestro
negocio? El propósito diferirá entre
compañías, pero es importante que
genere una motivación superior en
los empleados. En un extenso
estudio que duró 30 años y que se
centró en cientos de empresas en
diferentes países y miles de
empleados, David Sirota y Douglas
A. Klein analizaron la motivación de
los empleados, y la razón por la
que en algunas organizaciones
llegaba incluso a transformarse en
entusiasmo. Los autores señalaron
la importancia para los empleados
de trabajar para una empresa que
tenga un propósito que les inspire –
entre otros factores. Dicho orgullo
podría verse reflejado por la
excelencia financiera de la
empresa; o por la excelencia en la
eficiencia de la organización y
cómo realiza su trabajo; o por la
excepcionalidad del producto y el
servicio que ofrecían; o por la
excelencia moral y sus políticas
sociales y medioambientales.
Victor Frankl, neurólogo y
psiquiatra superviviente de los
campos exterminio Nazi, Auschwitz
y Dachau, escribió El hombre en
busca de sentido. Darle un sentido
a nuestra vida, decía, era la mayor
forma de auto realización. La
felicidad no podía perseguirse, sino
que vendría a consecuencia de vivir
una vida con un sentido y un
propósito.
Sin duda hay muchas formas de
llegar a una vida de sentido y
propósito, y diferirá entre personas
y situaciones, sin embargo está
claro que tener un trabajo que nos
importe y que tenga sentido influirá
en gran medida. Las personas
estamos gran parte de nuestro
tiempo y nuestra vida trabajando; y
nuestra vida personal difícilmente
puede separarse de la vida
profesional.
Como empleados, todos tenemos
lo que Teresa Amabile se refiere
como “vida interior” en su libro el El
principio del progreso. Se le
denomina vida interior porque
supone un continuo de emociones,
percepciones y motivaciones que
nos afectará en el día a día en
nuestros trabajos. Reaccionamos
continuamente a todos los eventos
que nos sucedan trabajando, y
determinaremos si lo que hacemos
tiene importancia o no; y si
merecerá la pena poner más
esfuerzo en lo que hacemos.
También haremos juicios
constantes de las personas que
trabajan con nosotros y nuestros
jefes. Así que si las personas no
perciben que el trabajo que realizan
tiene sentido y está valorado,
decidirán no comprometerse y
reservar su esfuerzo.
¿Qué supone un trabajo con
sentido y propósito en Joie de Vivre
Hospitality? Chip Conley, su CEO y
fundador de esta compañía nos
habla de “proveer sueños”. Y,
¿cómo lo consiguen? Un trabajo
que tenga sentido en este grupo de
hoteles boutique se refiere a lo que
sienten los empleados por la
compañía, su cultura, y su misión.
Tener un trabajo que tenga sentido
también se refiere a lo que haces y
lo que se espera de ti en el trabajo.
En Joie de Vivre “proveer sueños” a
los clientes es un propósito que
llaman más elevado, y que debería
comprometer más a los
trabajadores que maximizar
beneficios. Los empleados se
sentirían más inspirados por formar
parte de una empresa que les
anima a sorprender continuamente
al cliente.
¿Es posible anticipar necesidades
de los clientes y superar sus
expectativas? No es fácil, pero
ciertamente se puede llegar a ello
si se acostumbra a los trabajadores
a ser más creativos y se les
concede libertad para poner en
marcha ideas trabajando. En estas
organizaciones incluso se llega
medir el nivel de ideas, acciones o
proactividad, como: ¿Cuántas
acciones al día han conseguido
sorprender al cliente -por personas
y equipo?, o ¿Cuántas ideas por
persona al mes?, o ¿cuántas ideas
se han conseguido poner en
marcha por equipo o unidad de
negocio al mes o durante el
trimestre?
Chip Conley, Danny Meyer, Collen
Barrett, Herb Kelleher, John
Mackey, Tony Hsieh o otros
grandes ejecutivos, son
conscientes de que no es posible
superar ciertos niveles de
motivación y compromiso si no se
es capaz de proveer una visión
compartida, un sentido y un
propósito a las personas. No sólo
se trabaja por dinero, títulos y
ascensos, sino, y sobre todo,
porque el trabajo que hacemos
tiene sentido para nosotros.
La mayor parte de las personas
quisiéramos trabajar para una
compañía que tenga un propósito
mayor. El propósito en Southwest
Airlines es ofrecer un servicio que
marque la diferencia al cliente. Los
trabajadores de Southwest Airlines
se mueven por niveles de
compromiso mayores; gran parte
de sus 44.000 empleados conciben
su trabajo como una causa y
vocación. Para ellos, es más que
un trabajo.
Southwest es diferente a muchas
otras compañía aéreas, porque sus
empleados marcan la diferencia, y
además los trabajadores también
se ven diferentes. Es una mezcla
entre tener a las personas
apropiadas y que encajen en una
cultura corporativa única, y que
también estén lideradas por jefes
que son adecuados; y que todos
compartan un propósito mayor.
Segundo input: crear una
cultura empresarial única
La cultura de una compañía puede
ser una barrera para su éxito, o, por
el contrario, una fortaleza que le
otorgue ventaja competitiva.
El gran pensador de management y
probablemente el inventor del
management moderno, Peter
Drucker, decía que la cultura se
comía cualquier estrategia
empresarial para el desayuno. Lo
que quería decir con esto es que,
no importará el mejor plan, ni la
idea más brillante, si tu negocio
carece de la cultura apropiada para
implementarlo.
La cultura empresarial se conforma
de valores principales que vendrían
a representar el ADN de una
compañía. Tony Hsieh nos muestra
su visión de una cultura
empresarial y nos acerca la
analogía con una bandada de aves:
“Cuando estás viendo 50.000 aves
volando al unísono en el Discovery
Channel, si te das cuenta, parece
como si fuera un gran organismo
que vuela perfectamente en
conjunto. Y la verdad es que no hay
un solo pájaro que lidere el grupo,
sino que son varios. Cada ave tiene
codificado en su ADN instrucciones
simples, como, cuánta distancia
tiene que mantener con otros
pájaros a su izquierda, o a su
derecha. Y así, siguiendo estas
reglas simples, son capaces de
volar juntos. Análogamente, los
valores principales en una empresa
son como estas instrucciones
codificadas en el ADN, y que les
permiten funcionar como una
unidad, ya sean 10 o 50.000
trabajadores.”
Una de las razones por las que
Zappos es capaz de proveer un
servicio legendario y a menudo
sorprender a sus clientes, se debe
a su cultura única. Zappos
contratará, formará, evaluará, e
incluso despedirá, en base a sus
valores principales. Estos 10
valores principales son: (1)
Sorprende al cliente en el servicio;
(2) Abraza e impulsa el cambio; (3)
Sé divertido e incluso un poco raro;
(4) Sé aventurero y apuesta por la
creatividad y la curiosidad; (5)
Crece pero aprende; (6) Sé abierto
y honesto en nuestras relaciones
públicas; (7) Crea un equipo de
profesionales positivos, con algo de
espíritu familiar; (8) Haz más con
menos; (9) Sé apasionado y
determinado; (10) Sé humilde.
Organizaciones como Zappos, o
Southwest Airlines, o Whole Foods
Market… llevan sus valores
corporativos a la acción, más allá
de los enunciados. La diferencia
entre estas compañías y otras está
en que sus normas, políticas,
sistemas y procesos están en
perfecta armonía con esos valores
que tanto promueven. Estas
compañías son también
conscientes de que la razón por la
que son capaces de proveer tal
nivel de servicio, se debe a que
disponen de las personas
adecuadas dentro de una cultura
que es única. Del mismo modo, son
capaces de ofrecer más valor
continuo a sus clientes por su
capacidad de innovar. Es como si
un espíritu innovador se promoviera
a través de la organización y tocara
a todos.
La cultura también se alimenta de
historias. “Los líderes crean
culturas, pero son las culturas las
que crean la siguiente generación
de líderes.” Escribía Edgar Schein
en Oganizational Culture and
Leadership. Historias que
representan los modelos de
comportamiento que se persiguen,
son necesarias para reforzar esos
valores y darle un sentido. Las
historias que se cuentan tal vez
puedan no ajustarse a la realidad
de los hechos, pero en cualquier
caso lo que se promueve es un
sentimiento de orgullo y un modelo
interno al que imitar. De cara
externa, estas historias también
pueden reforzar la imagen de una
marca. (Al final de este ensayo, se
contará una historia de servicio que
traspasa las normas y que implica
un gran nivel de empowerment en
los trabajadores, contada por
Colleen Barrett, ex COO y
presidente emérita de Southwest.)
Richard T. Pascale, pionero en los
estudios sobre culturas
organizativas nos muestra en su
artículo The Paradox of Company
Culture: Reconciling Ourselves to
Socialization los diferentes pasos
para solidificar los valores
principales y la aceptación de esos
valores en cualquier candidato que
entra a una compañía.
Estas prácticas se pueden describir
como pasos por los que tendrá que
pasar la persona entrante para
adaptarse a su cultura. (I) El primer
paso empieza por la selección
cuidadosa del candidato; la
organización tiene que evaluar
cómo esa persona se cree que
puede encajar con los valores
principales. Así que se diseñan
procesos estándar para detectar
posibles actitudes, valores y
comportamientos dentro de
múltiples entrevistas con los
candidatos. (2) El segundo paso, se
centra en la ubicación de la
persona en el centro de trabajo. La
experiencia está encaminada a
comunicar el siguiente mensaje
implícito: “aunque eres muy
inteligente en muchas cosas y
puedes estar muy preparado, en lo
que se refiere a nuestra compañía
y cómo hacemos las cosas estás
en el ‘jardín de infancia’”. (3)
Posteriormente la persona irá
avanzando a lo largo de su
trayectoria profesional, su
rendimiento será evaluado, y se le
irá asignando más
responsabilidades profesionales
sobre la base de su progreso. (4) El
cuarto paso, mide y reconoce el
rendimiento apropiado en base a
evaluaciones de actitud y aptitud.
(5) En esta fase, nuestro candidato
ya llevará un tiempo en la
compañía y deberá sentirse
identificado con los valores
principales. El grado de
compromiso será muy grande, y la
adherencia a estos valores
principales compensará posibles
sacrificios que tendrá que hacer por
la compañía. (6) La cultura
empresarial también se reforzará
con historias y folklore. Las
historias reforzaran el compromiso
por los valores y servirán de guía
para inspirar a otras personas. (7)
Se promocionará por los logros
laborales y las competencias, pero
también porque esas personas son
un modelo para otros en cuanto a
los valores principales de la
compañía se refiere.
Tercer y cuarto input:
liderazgo y empowerment
(empoderamiento)
El empoderamiento o
empowerment puede definirse
como el reconocimiento y ser
conscientes del poder que las
personas pueden tener, para hacer
una organización más competitiva a
través de su conocimiento práctico
y su motivación intrínseca. El
empowerment es el poder y la
responsabilidad para tomar
decisiones dentro del área de
responsabilidad de cada uno, sin
tener que contar necesariamente
con la aprobación de un gerente o
director. Empoderar a trabajadores,
significa también que esperamos
de ellos mayores niveles de
responsabilidad y compromiso. Por
supuesto, el empoderamiento no es
posible si no contamos con las
personas adecuadas.
Tomar decisiones, por otro lado,
implicará inevitablemente cometer
errores. En este contexto, el error
no se contempla como una acción
a evitar y castigar, sino como un
modo para aprender
(individualmente y en equipo) y
avanzar; se analizará el porqué de
los errores, y se compartirán, con la
intención de aprender de ellos. Sólo
se penalizaría aquellos errores que
pudieran derivarse por negligencia
o falta de actitud.
No es posible alcanzar un nivel de
servicio que supere expectativas si
no somos capaces de tener un
equipo de trabajo empoderado. La
razón es obvia: no existe manual ni
estándar perfecto que pueda
anticipar la naturaleza y reacción
de cada cliente a nuestras políticas
y normas. Siempre habrá un fallo
en servicio (bien por culpa de la
organización o por el cliente), o una
situación imprevisible. Del mismo
modo, empoderar también significa
ser capaces de incorporar más
conocimiento a las operaciones.
Existen estándares de servicio,
políticas y normas, pero éstas
tienen que mejorarse
continuamente por los mismos
trabajadores que están en primer
línea sirviendo a cliente. Incluso, y
si la situación lo requiere, podrían
llegar saltarse ciertas normas. Así,
vemos que las normas no están
talladas en piedra, sino que
suponen una base de mejora
constante.
El empowerment alienta la
innovación porque los empleados
tienen la autoridad para probar
nuevas ideas y tomar decisiones
que resultan en nuevas maneras de
hacer las cosas. Del mismo modo,
los equipos de trabajo tienen mayor
acceso a la información
(estratégica, financiera,
operaciones…) y disponen de
muchos y mejores canales para
llegar a ella.
El cuarto input para ofrecer un nivel
de servicio legendario, trata sobre
la calidad y la cualidad de los
supervisores, directivos y gerentes.
Contratar y promover a los
gerentes adecuados es capital, ya
que ellos serán el espejo en el que
todos se mirarán en el trabajo. No
se promoverá a las personas sólo
en base a sus cualidades, sino
también por su adhesión a los
valores de la compañía.
El papel de un gerente no consiste
sólo el en organizar, supervisar y
decidir, sino el de ser el primer
coach de personas y equipos. La
clave de este tipo de liderazgo está
en hacer que las personas se
desarrollen mejor individualmente y
en equipo; para que puedan ayudar
a organizar, supervisar, analizar y
decidir, junto
con sus
gerentes, en
el día a día
trabajando.
Colleen Barrett
Es también muy interesante
comprender que el liderazgo en
estas compañías no sólo limita a
una visión jerárquica de arriba
abajo, o títulos, sino también de
una forma más democrática, pues
puede afectar a todos. En palabras
de Colleen Barrett: “No creo que el
liderazgo se limite a títulos o
puestos dentro de la empresa, sino
a un modo de ser.” De este modo
en Southwest Airlines cada
contribución individual en la
compañía puede ser única. Si
sumamos todas estas
contribuciones, tenemos una de las
razones por las que en esta
aerolínea los empleados marcan la
diferencia. En Southwest, el
liderazgo entre gerentes y
directivos se manifiesta marcando
la dirección correcta en sus
equipos, y siendo capaces de sacar
lo mejor de las personas. No
obstante, el concepto de líder o
liderazgo, también se espera en
trabajadores de primer línea. Esto
es, cualquier persona que muestre
un gran compromiso por los
objetivos empresariales, y que sea
capaz, con su proactividad e ideas,
de aportar mucho valor a la
organización y al cliente.
Si la misión de la compañía
consiste en proveer un servicio
legendario, sus directivos saben
que no será posible alcanzarlo
siguiendo estrictas normas y
manuales. Así que se marcará la
dirección, o los fines, pero no tanto
el modo de llegar, o las formas. El
fin de la organización es proveer un
servicio inigualable al cliente, y
para llegar a ello se deberán seguir
estándares, normas y políticas;
pero también se podrán supeditar
éstas a la decisión de un empleado
si la situación lo requiere. De esta
forma, los valores principales de la
compañía servirán asimismo de
guía, ante situaciones imprevistas;
junto con el sentido común del
empleado.
El juicio y sentido común de los
empleados es crucial, porque la
misma naturaleza del servicio es
impredecible. Así que si un
empleado se enfrenta a una
situación atípica, tendrá que tomar
una decisión individual o en equipo,
y ser capaz de equilibrar lo mejor
para la compañía y lo mejor para el
cliente. Quien fuera ex CEO de
Continental Airlines, Gordon
Bethune, y responsable de sacarla
de la bancarrota para posicionarla
entre las mejores aerolíneas en
servicio y puntualidad, era
consciente de la limitación de
seguir estrictos manuales en
servicio. “Toda compañía debería
quemar sus manuales de vez en
cuando [realmente llegaron a
quemar una gran pila de ellos en el
parking de sus oficinas
corporativas]. Si se escriben las
normas y procedimientos con el fin
de cubrir cualquier imprevisto o el
detalle más pequeño, lo que se
consigue es matar la creatividad de
nuestros empleados, y su habilidad
para solucionar problemas.” Hay
que añadir a estas palabras, que
también se suele limitar mayor
conocimiento y aprendizaje
organizacional.
En todas estas organizaciones son
conscientes de que las personas
inspiran a otras personas. Antes
habíamos hecho referencia a la
importancia que tienen las historias
para reforzar un modelo de
comportamiento y el compromiso
por los valores corporativos. Ahora,
vamos a contar un historia que
narraba Colleen Barrett en el
Education Forum and Annual
Meeting (EFAM) en Grapevine,
Texas en 2012. Esta historia es un
gran ejemplo de liderazgo y
empowerment. Es una historia de
liderazgo individual y en equipo, en
donde los empleados involucrados
comparten una visión por hacer lo
correcto ante una situación atípica,
y al mismo tiempo proveer un
servicio legendario. Y aunque esta
narración parezca demasiado ideal,
lo cierto es que es real y ha
servido, junto con otros cientos de
historias, a engordar la leyenda de
Southwest (también se puede
contrastar en los periódicos).
Dando por hecho que la seguridad
nunca deberá comprometerse, para
Southwest empoderar a sus
trabajadores significa que podrán
tomar decisiones e incluso romper
las reglas y las políticas de la
compañía, si la situación lo
requiere. Pero siempre y cuando
tengan claro que la decisión que
vayan a tomar no sea (1) ilegal, (2)
falta de ética, y (3) inmoral.
Así que la historia comienza con un
hecho dramático: una persona
atendiendo a una conferencia
recibe la llamada de que su nieto
había fallecido de un disparo. Este
hombre ni volaba con Southwest ni
su vuelo estaba programado para
regresar ese día.
Sin tiempo para analizar sus
opciones de regreso, este señor
cogió un taxi hacia el aeropuerto y
llamó a número de reservas de
Southwest contando su situación
de emergencia y preguntando cuál
era el avión que antes salía hacia
su destino. La persona al otro lado
de la línea en el centro de reservas
le dijo que en 15 min, pero que
debido a las nuevas restricciones
de seguridad tras el 11S, no se
permitían realizar reservas a 16
minutos de una salida programada
de un vuelo. En cualquier caso, la
operadora, consciente de esta
excepcionalidad se puso en
contacto con otro agente de
Southwest Airlines en el
aeropuerto, quien a su vez se hizo
cargo de la situación. Nuestro
agente en el aeropuerto informó a
su vez a su supervisor del
problema. “Está bien, hagamos
algo especial con este hombre,
pero como mínimo necesitas un
apellido sobre el que hacer la
reserva y que coincida con su ID,
para a su vez generar una tarjeta
de embarque.” Contestó el
supervisor. Pero la agente del
aeropuerto sólo tenía un nombre;
no sabía ni su apellido, y por
supuesto no contaba con ningún
ID.
Hacer lo correcto para la agente del
aeropuerto significaba no desistir.
Así que se le ocurrió la idea de
comprar un billete con su propia
tarjeta de crédito y ponerlo a su
nombre. También se le ocurrió
poner la reserva como ‘persona
discapacitada’ para así poder
acompañarle hasta la puerta de
embarque y pasar más rápido por
seguridad. También llamó a uno de
los agentes de seguridad para
contarle el problema; y aunque en
ninguna de las circunstancias en
seguridad aceptarían tal excepción,
consiguió hacerles cambiar de
opinión.
Cuando finalmente llegó, le abrazó
y le dio el pésame. También le dijo
que todos estaban rezando por su
nieto.
Nuestra agente también se puso en
contacto con la agente en la puerta
de embarque, quien a su vez corrió
por el finger para contárselo a los
pilotos. El comandante también se
hizo cargo de la situación e informó
a los pasajeros ya embarcados a
través del micrófono del avión. Les
contó que estaban esperando a
una persona que había recibido la
triste noticia de que su nieto había
fallecido de un modo trágico, y que
necesitaba coger el primer avión
para reunirse con su hija. Les dijo
que el pasajero estaba de camino
(en realidad no sabían con certeza
cuándo llegaría exactamente). La
respuesta de los pasajeros fue muy
positiva, y hasta llegaron a aplaudir
al comandante por su decisión.
Un servicio legendario es
posible si se marca como la
misión de una compañía
En este punto hay que comprender
lo difícil de tomar la decisión de
esperar y retrasar, aunque fuera
por minutos, la salida del avión.
Southwest Airlines es una de las
compañías más puntuales en
EEUU, y todos los trabajadores en
esta aerolínea trabajan con
obstinación por cumplir con este
objetivo. Un retraso de 15 minutos
sería suficiente para perder el turno
de despegue, e incluso retrasar aún
más la llegada del vuelo. Y
posiblemente, el vuelo posterior.
El comandante salió del avión y
decidió esperar al hombre en la
puerta de embarque. Podía
imaginar cómo estaría de afectado.
Esta es una historia no se hizo
pública ni llegó a conocerse en la
oficinas corporativas de Southwest
Airlines porque el comandante, o
alguien ese día involucrado lo
contara. Tampoco la agente en el
aeropuerto reclamó el billete que
compró con su tarjeta de crédito
personal. No. Esta historia se hizo
pública porque el abuelo del nieto
fallecido lo contó en el funeral, y la
prensa lo divulgó.
Dar por hecho o descontado que
ofreceremos un buen servicio
porque disponemos de buenos
procesos no es lo más adecuado.
Antes que cualquier sistema,
importan más las personas. Las
personas además tienen que ser
las más adecuadas, y esto supone
que los procesos de selección
debería centrarse en características
de la personalidad antes que en su
experiencia o habilidades técnicas.
Importa más que la persona tenga
una actitud natural de servir al
cliente que sólo experiencia.
Cuántas veces vemos trabajadores
competentes y eficientes, pero que
no interactúan con el cliente de una
manera más empática; se limitan a
seguir procedimientos y políticas,
sin aportar mayor valor ni
experiencias superiores a estos
clientes.
Es del mismo modo importante que
el objetivo de ofrecer un servicio
legendario o superior, sea la misión
principal de una compañía. Pero no
valdrá sólo con escribirlo y
anunciarlo, sino que tendrá que
trabajarse todos los días. Los
ejecutivos priorizarán sobre esta
misión haciéndola un pilar de su
estrategia, y por lo tanto, crearán
sistemas de formación, evaluación,
recompensa y medición que vayan
más allá de las prácticas habituales
que vemos en el sector.
Es evidente que los resultados
económicos deberían verse por
igual. Proveer un servicio
legendario es una estrategia de
diferenciación que debiera
traducirse en mejores resultados
económicos y más clientes leales a
una marca. Del mismo modo,
tampoco es posible lograr alguna
diferenciación competitiva si no
tenemos un buen producto detrás.
La reputación online
La reputación online de una
compañía sería el indicador
rezagado más inmediato, después
de apostar por una estrategia que
pretende proveer un servicio que
supere las expectativas de los
clientes. Para cualquier empresa, la
consecuencia de todo esto debería
verse en resultados en Trip
Advisor, Booking.com y otros
canales online de relevancia que
influyeran en la decisión de compra
de los clientes. Un servicio
legendario genera una motivación
natural por parte de los clientes
para compartirlo con otros, bien sea
a través de redes sociales o por el
boca a boca más tradicional.
Lo que conocemos como gestión
de la reputación online es erróneo
porque propone gestionar un
indicador rezagado (puntación y
opinión del cliente online). Y sólo es
posible gestionar los indicadores de
liderazgo. En realidad, la reputación
online no se puede gestionar pues
no es más que el resultado de un
sistema o estrategia. La opinión del
cliente ya estará ahí, tallada en
piedra, sea buena o mala. No se
podrá cambiar, ni gestionar.
Proveer un servicio legendario,
como hemos visto, implica trabajar
sobre los indicadores de liderazgo
para diferenciarse a través del
servicio. Una mejor reputación
online no sería más que la
consecuencia de este trabajo.
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