Jackson Pollock (Cody, 1912-Springs, 1956) Máximo representante de la action painting, Jackson Pollock ha pasado a la historia tanto por su concepción del arte, como por su vida marcada por los excesos y su trágica muerte cuando se encontraba en la cumbre de su carrera artística. Estudió en la Manual Arts High School de Los Ángeles en 1928, donde conoció a Philip Guston, y de la que ambos fueron expulsados. Posteriormente, en 1930, se instaló en Nueva York para estudiar con Thomas Hans Berton en la Art Students League y, en 1936, con David Alfaro Siqueiros, con el que aprendió distintas técnicas, como el empleo de las pistolas de pintura o el uso de lacas y otras pinturas industriales, que después utilizaría en sus obras. En 1945 Peggy Guggenheim visitó su taller y desde entonces se convirtió en su incondicional mecenas. Su obra se expuso regularmente en la galería de la marchante, Art of this Century, y gracias a la nueva situación económica Pollock y su esposa, Lee Krasner, compraron una casa de campo en Springs y transformaron su pajar en un gran estudio. Fue la época más prolífica del artista que, en 1946, ya trabajaba con sus lienzos colocados en el suelo, sobre los que lanzaba chorros de pintura, arena, esmalte y otros elementos para aumentar su textura. Su reputación internacional tuvo un impulso definitivo con la publicación en la revista Life de un artículo titulado “Jackson Pollock: Is he the greatest living painter in the United States?” y con la filmación de Hans Namuth en la que aparecía derramando pintura sobre sus lienzos a modo de danza ritual. Pollock refleja la obsesión por explorar su subconsciente a través de sus obras. Las pinturas irradian la energía vital con que fueron ejecutadas, el afán por mostrar sus impulsos internos y no el mundo exterior. Se trata de un proceso en el que no se imita la apariencia de las cosas sino en el que se trabaja “de dentro hacia fuera, como la naturaleza”. La asimilación de los procesos naturales como propios y la búsqueda del propio reflejo relacionan las obras de Pollock y Monet. De hecho, el crítico de arte Clement Greenberg dejó constancia de la importancia que el impresionismo y en especial la obra tardía de Monet habían tenido en su evolución.