EMISIÓN POSTAL 100 años del periódico El Tiempo Especificaciones técnicas Emisión: 100 años del periódico El Tiempo Motivos: Uno (1) Valor facial: Cuatro mil ($ 4.000) pesos Cantidad: Cien mil (100.000) estampillas Presentación: Hoja filatélica con una (1) estampilla Tamaño estampilla: 40 X 30 milímetros Tamaño hoja filatélica: Color: 100 X 70 milímetros Policromía más una tinta especial fluorescente invisible Papel: Truwhite Goma: PVA. Dentado: 13 x 13 1/4 Sobre de primer día: 1 motivo, 600 unidades numeradas Dirección editorial: Marianella Garzón Vergara Asesora de Comunicaciones 4-72 Textos boletín Roberto Pombo informativo: Director El Tiempo Diseño: Beiman Pinilla Castañeda Diagramación: Milena María Monguí Estupiñan Impresión: Offset Impresor estampilla: Cartor Security Printing Impresor piezas complementarias: Primer día de circulación: JH Impregraf Ltda. Bogotá D.C., martes 13 de diciembre de 2011 Presentación El Tiempo de hoy, protagonista de su propia noticia El Tiempo es un referente que ha documentado la historia de nuestro país en los últimos 100 años, al cumplir una importante misión como medio de información, educación y entretenimiento de varias generaciones de colombianos. Asimismo, es pilar y ejemplo de la libertad de prensa, uno de los más importantes valores que enriquecen la democracia de nuestra nación. El Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones y de 4-72, empresa oficial de correos de Colombia, se sumó al aniversario de este prestigioso diario, reconociendo su centenaria trayectoria y aportes al periodismo colombiano, a través de la emisión filatélica: “100 años del periódico El Tiempo”, en conmemoración al primer siglo recorrido por este destacado canal de comunicación, que en su loable tarea como transmisor de noticias, hoy se constituye en protagonista de su propia noticia. Con principios y valores asociados a su significativo desempeño, los colombianos hemos crecido de la mano de El Tiempo, que también ha sido cogestor de nuestra historia, pues desde sus toldas se han perfilado dos Presidentes de la República y un Vicepresidente. Nuestro primer mandatario nacional, Dr. Juan Manuel Santos Calderón ejerció la Subdirección del periódico entre 1982 y 1991. Plasmar para la posteridad la centenaria celebración de El Tiempo en las estampillas de correo impuestas sobre las cartas y paquetes que circulan a través de la red postal oficial de 4-72, nos permitirá llevar a todos los rincones de Colombia y el mundo esta buena noticia, que en su contexto honra igualmente el esfuerzo, la iniciativa, el espíritu emprendedor, el servicio social y la constancia como fortalezas que han permitido alcanzar su primer centenario. La pieza, impresa en Francia bajo altos estándares de seguridad, fue diseñada en formato de hoja filatélica, un tipo de especie postal en el cual se destacan uno o varios sellos perforados, utilizado generalmente para emisiones conmemorativas. Su esquema incluyente permite mostrar y sobretodo evidenciar, numerosos elementos visuales que se pueden apreciar más fácilmente, gracias a su tamaño ampliado. El diseño de la estampilla conmemorativa de los 100 años de El Tiempo fue realizado por Beiman Pinilla Castañeda, editor gráfico del periódico, buscando representar la forma como ha evolucionado la producción del diario, desde la época de los linotipos en plomo hasta el color, la sistematización, las modernas tecnologías y la revolución de internet; una incesante búsqueda que ha llevado al centenario matutino a mantenerse siempre a la vanguardia. Generador de opinión, defensor de la verdad y formador de talentos, el periódico, que hace un siglo nació con una circulación de 300 ejemplares en formato un poco mayor de octavo, impresos en una prensa de madera, hoy integra toda una organización multicanal, que mantiene informadas y actualizadas de manera constante a sus diversas audiencias, y da cabida igualmente a la libre expresión de las mismas. Que la presente estampilla de correo lleve a todos los rincones de Colombia y el mundo los valores de tolerancia, verdad, institucionalidad, innovación y libertad que han caracterizado a El Tiempo, y que su centenaria historia siga inspirando con su ejemplo de grandeza, esfuerzo, dignidad y fortaleza, la patria colombiana. Juan Ernesto Vargas Uribe Presidente Servicios Postales Nacionales S.A. 4-72 Bogotá D.C., martes 13 de diciembre de 2011 El Tiempo no pasa en vano El Tiempo comenzó como una pequeña publicación de cuatro hojas editadas en un modesto local del centro de Bogotá. Nació “venciendo resistencias de poderosa entidad”, según sentenció el editorial del 30 de enero de 1911. En aquella primera edición su fundador, Alfonso Villegas, enarboló la bandera del republicanismo, una especie de llamado a la unión nacional para un país que se había desangrado en la más pavorosa de sus múltiples guerras civiles y que tenía todavía abierta la inmensa herida que le dejó la separación de Panamá. Corrían los tiempos de la presidencia de Carlos E. Restrepo, quien hacía poco había llegado al poder, y abría, en un espíritu de tolerancia y concordia, una puerta que conduciría al que sería el periodo de paz más extenso de nuestra convulsionada historia. Esa época, a pesar de las dificultades, fue particularmente propicia para el surgimiento de nuevas publicaciones, pues El Tiempo era apenas una más de las múltiples propuestas periodísticas que existían en una capital que apenas llegaba a los 120.000 habitantes. El comienzo, vale la pena recordarlo, no fue fácil. En un ambiente de tanta competencia, los números en rojo no demoraron en aparecer y Alfonso Villegas tomó la decisión de cerrar la empresa. Pero antes que lo hiciera, su futuro cuñado, Eduardo Santos, le hizo una propuesta de compra que no pudo desdeñar y que llevó a este último a adquirir unos pocos activos por la suma de $5.000 pesos a mediados de 1913. Una de las primeras decisiones tomadas por el nuevo propietario fue definitiva para la supervivencia de la compañía: suspender las suscrip- ciones de cortesía, una práctica que parece haber durado hasta nuestros días. Gracias a esa medida, la circulación cayó a menos de 900 ejemplares, pero al cierre del primer mes de operaciones bajo la nueva administración, el balance dejó una utilidad de 20 pesos. diario crecer y convertirse gradualmente en lo que es hoy. Pero detrás de esa frase está la labor continua de escribir todos los días bajo la presión de la hora de cierre y el ánimo de llegar a los lectores con la noticia exacta y el análisis completo de los hechos. Para lograr que el diario se destacara entre los demás fue necesario el concurso de Enrique Santos Montejo, quien llegó de la fría Tunja en 1915 sin otro equipaje que el de una extraordinaria labor al frente del periódico “La Linterna”. Ese desempeño en la capital boyacense, vale la pena aclarar, le valió unas cuantas excomuniones, que dieron origen a las malas relaciones que el diario llegó a tener con la Iglesia Católica. Pero sus textos demostraron que los quilates periodísticos del nuevo jefe de redacción de la todavía joven publicación pesaban más que los lazos de sangre que le unían al director. Es por eso que el trasegar de este medio lo es también el de miles de personas que con su trabajo abnegado y muchas veces anónimo construyeron a lo largo de varias generaciones la casa que hoy habitamos. Así lo comprobarían los lectores durante más de medio siglo y así lo ratificaron sus descendientes, quienes desde Hernando y Enrique Santos Castillo, hasta Enrique y Rafael Santos Calderón, entendieron el legado que llegó a sus manos y supieron preservarlo y acrecentarlo para bien de las actuales generaciones de colombianos. También lo comprendió Luis Fernando Santos, cuya extraordinaria visión empresarial en décadas recientes fue definitiva para conducir la marcha de la compañía en épocas buenas y malas. Por esa razón esta Casa Editorial estará por siempre asociada al apellido Santos, una familia por cuyas venas podría decirse que corre más tinta que sangre y que ha hecho, hace y seguirá haciendo del periodismo su propia razón de vida. La conformación de tan formidable equipo fue desde un principio la clave que le permitió a este La revolución que significó Internet cambió para siempre los paradigmas de este oficio. Sin embargo, para quienes nos formamos oyendo el tecleo de las máquinas de escribir y sabemos qué cosa es un linotipo, suenan todavía esas palabras aparecidas en El Tiempo hace 90 años: “Nada más actual, más lleno de vida y animación que un diario en el día de su fecha; nada más caduco que un periódico viejo”. Quizás por ese motivo, esta empresa siempre supo mirar para adelante. Lo hizo, por supuesto, en el contexto de cada época y en el de la respectiva coyuntura nacional que, para decirlo de la manera más suave posible, en estos 100 años no ha estado exenta de grandes y graves acontecimientos. Y es que al lado de las guerras, los inventos, las confrontaciones ideológicas o los desastres naturales que marcaron el ritmo de la humanidad en las diez décadas pasadas, Colombia ha experimentado cambios muy profundos, no siempre para bien. La sociedad rural de entonces pasó a ser mayoritariamente urbana y hoy tiene la mayor expectativa de vida y el nivel de prosperidad más alto de su historia, a pesar de todo lo que le falta para ser considerada justa y próspera. Hay que reconocer, además, que ese tránsito nos dejó hondas cicatrices. Debo mencionar entonces la absurda polarización política que marcó la vida del país durante buena parte del siglo XX y que dejó una estela de destrucción y sangre, por cuenta del sectarismo que acabó fomentando la violencia. También hay que citar el surgimiento de los grupos armados, que al amparo de un ideal de igualdad acabaron sembrando la muerte en los campos, quedando atrapados en las redes de su propio salvajismo. No menos lamentable es la aparición del narcotráfico que vino acompañado de la cultura del dinero fácil y el exceso; del sicario que mata por un puñado de monedas o del político que cree agarrar el cielo con las manos después de hacer un pacto con el diablo. Galán o Abdón Espinosa Valderrama, por solo mencionar algunos. También - es necesario reconocerlo - las circunstancias políticas llevaron al diario a cerrar filas en momentos en que la polarización llegó a su punto máximo. Hoy suena increíble escucharlo, pero el periódico se abstuvo de informar sobre la posesión de Laureano Gómez en 1950 y les dejó en claro a sus columnistas que debía existir plena identidad con la línea editorial fijada por el director. Todos esos eventos se reflejaron profundamente en la vida o en el cubrimiento hecho por El Tiempo. El haber abrazado las banderas liberales, que en su momento fueron sinónimo de una renovación sin antecedentes en las instituciones colombianas, lo convirtieron en fuente de ideas, blanco de los ataques de sus enemigos y semillero de dirigentes. Años después, el rechazar la lucha armada llevó a que a esta publicación se le tildara de reaccionaria, como si defender los cambios a través de las instituciones democráticas no fuera la forma adecuada de lograr las grandes transformaciones que exige la sociedad. Hoy, con el catalejo de la distancia, se puede argumentar que el apoyo dado por El Tiempo a experimentos como el Frente Nacional, ayudó a un proceso que acabó atrofiando la política, sin que otras corrientes ideológicas fuera de los partidos tradicionales tuvieran espacios para expresarse. Pero en ese momento la prioridad era restablecer un clima de confianza que permitiera que antiguos enemigos enterraran por siempre las hachas que estuvieron a punto de llevar a Colombia a otra guerra civil. De hecho un par de presidentes de la República y un vicepresidente llevan el apellido Santos y se formaron en esta casa, así en los dos casos más recientes eso haya ocurrido sin agitar la bandera roja liberal. Para no adentrarme en la coyuntura política, debo recordar que por la redacción del periódico pasaron hombres tan ilustres como Carlos Lleras Restrepo, Tomás Rueda Vargas, Alberto Lleras Camargo, Germán Arciniegas, Luis Carlos Por último, el combate continuo a los jinetes de la cocaína, sin otra herramienta que la del poder de la palabra, nos puso en la mira de los asesinos que creyeron que matando o secuestrando sería posible silenciar las rotativas y obtener a punta de intimidaciones lo que no consiguieron ni siquiera quienes incendiaron nuestras instalaciones en 1952 o los censores de la dictadura que nos obligaron a un cierre temporal pocos años más tarde. Todavía recuerdo hace un cuar- to de siglo los sacos de arena que protegían nuestro edificio o las baterías antiaéreas que nos defendían de narcoterroristas dispuestos a todo y quienes, a pesar de su arrogancia, acabarían sucumbiendo ante el poder del Estado. y siempre cambiante, como la de Colombia y el mundo en estos tiempos en que, como nunca antes, cualquier evento en el más apartado de los rincones del globo tiene consecuencias al otro lado del planeta. Así hemos llegado a la situación de hoy, en la cual nos encontramos frente a un mundo diferente, en donde la globalización es una realidad incuestionable y las tecnologías de la información nos obligan a dar a conocer las noticias en forma distinta, en un ciclo continuo de 24 horas en el que junto a la palabra escrita están las fotografías, los videos o los aportes de nuestros lectores. Nuestra labor, por supuesto, será la de informar al público con independencia, oportuna y verazmente, mientras se construye el mañana. No tenemos norte diferente al del bienestar de la ciudadanía, por lo cual renovamos nuestros votos orientados a desarrollar en forma responsable una labor periodística que puede cambiar de formato en su presentación, pero no en sus principios de fondo. En un país diverso y complejo, en el que hay pocos medios de comunicación de alcance nacional, es nuestro deber servir como canal de expresión de posturas múltiples, con el fin de contribuir a que las discusiones se den con altura, fundamento y variedad. A diferencia de lo que planteó en un comienzo Eduardo Santos, El Tiempo es la cabeza visible de un grupo de medios que incluye diarios, revistas, un canal de televisión abierta y otro de noticias por cable, además de un buen número de sitios de Internet tanto de carácter comercial como informativo. Esa evolución ha sido consecuencia de la fragmentación de las audiencias, la revolución tecnológica y de las comunicaciones, junto con el convencimiento de que en un escenario de creciente competencia es necesaria la solidez económica. Aceptadas esas innovaciones que rompen con ciertas prácticas del pasado, sabemos que es nuestra obligación ser fieles a una tradición de rigor informativo y de respeto por las opiniones, manteniendo la capacidad de mejorar todos los días. Así lo exige una actualidad dinámica Decía Alberto Lleras en 1955 que “en la historia del país El Tiempo no tiene sustituto posible”. Y para seguirla escribiendo, tendremos todo El Tiempo del mundo. Roberto Pombo Director El Tiempo Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones República de Colombia Juan Manuel Santos Calderón Presidente de la República EMISIÓN POSTAL Diego Molano Vega Ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones María Carolina Hoyos Turbay Viceministra de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones Miguel Felipe Anzola Espinosa Director de Comunicaciones Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones Alexander Manrique Subdirector de Asuntos Postales Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones Junta Directiva Servicios Postales Nacionales S.A. Ramón Angarita Lamk Rubén Darío Mestizo Reyes Francisco Ortiz Rebolledo José Fernando Torres Fernández de Castro Juan Ernesto Vargas Uribe Presidente Servicios Postales Nacionales S.A. 4-72 Sonia Patricia Cáceres Martínez Secretaria General Servicios Postales Nacionales S.A. 4-72 Guillermo Eduardo Márquez Ferro Vicepresidente Comercial Servicios Postales Nacionales S.A. 4-72 Martha Lucy Giraldo Duque Jefe Nacional de Filatelia Servicios Postales Nacionales S.A. 4-72 La investigación, información y opiniones aquí expresadas son responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento del Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, ni de Servicios Postales Nacionales S.A. [email protected] Call center (571) 4199299 y 4199292 ext. 4302 en Bogotá 01 8000 111 210 a nivel nacional www.4-72.com.co Boletín informativo No.22 de 2011 Fecha de emisión Date d’émission Date of issue 13 de diciembre de 2011