CAPILLA COLEGIO LOS NOGALES La pequeña capilla parte de un prisma puro y elemental que escenifica la presencia de Dios, la armonía y lo esencial. Sin embargo la convivencia del hombre terreno esta asociada con lo complejo que resulta la vida y por lo tanto las cotidianas escenas de sufrimiento y felicidad que el hombre debe afrontar constantemente. Estas alteraciones de la armonía se escenifican en los elementos que laceran el volumen puro, reflejados en los vacíos y penetraciones que sufre el prisma. El orden del prisma se yuxtapone con unas cicatrices aleatorias de luz en todas las caras, inclusive en el cielo raso, son la alteración del orden de la naturaleza construido por el hombre y reflejan la individualidad en lo colectivo, cada una de ellas representa una oportunidad y una esperanza. Al mismo tiempo el contraste de la luz hacia la penumbra estigmatiza el paso de la luz a la oscuridad, esa oscuridad que nos lleva a cuestionarnos en lo mas profundo de nuestro ser, por nuestra esencia y nuestro propósito; es decir penumbra al interior convoca al recogimiento consigo mismo. La imagen contemporánea de la iglesia, que aunque en apariencia rompe con los cánones, en la realidad corresponde a la tradición aferrada de los mismos. Sin embargo la pluralidad para dar cabida a diversa cantidad de feligreses hace que un costado de la edificación se pueda abrir y pasar de una capilla axial para cien personas a un espacio para el culto que puede albergar dos mil personas. Este cambio de enfoque, escala y axialidades en forma de cruz hace que los significados de los elementos particulares varíen; el pulpito se convierte en ambón, el espacio del altar en coro, el gran espacio en altar. Las dos grandes puertas permiten que en los rituales el misterio se asocie con su apertura, que por su impacto escenográfico y conmovedor hacen que el feligrés estimule su sensibilidad y por lo tanto sea más vulnerable y receptivo a la palabra. Para que lo anterior suceda de forma racional, la posición del edificio fue estudiada con severidad. De ella también se desprende la aparición de un campanil con un carilón que se convierte en el símbolo del colegio por su altura. Este campanil al igual que la capilla es un elemento prismático, pero en este caso se forzó a que sus caras y aristas se desfasaran dramáticamente convirtiéndolo en un elemento perspectivo en si mismo que cambia constantemente desde donde se le observe. El concreto ocre y la madera proyectan una imagen de brillo y nobleza, de artificio y naturaleza enlazada, de textura y beta, nuevamente dualidades análogas del ser humano y de los recursos naturales que lo rodean. El agua símbolo de tranquilidad ayuda también a que la imagen se repita y reitere, a que se distorsione, y a que su densidad se desvanezca MEMORIA CAPILLA COLEGIO LOS NOGALES LOCALIZACION: Bogotá, Colombia PROPIETARIO: Corporación Colegio Los Nogales DISEÑO: Arq. Daniel Bonilla Arq. Encargado: Alejandro Borrero Arqs. Claudia Monroy, Jhony Duarte DISEÑADOR ESTRUCTURAL: Ing. Hernán Sandoval CONSTRUCTOR: Arq. Jaime Pizarro FECHA: 2000/2001 AREA: 368 m2 GERENCIA DE OBRA: Exacta Proyecto Total PORCIUNCULA DE LA MILAGROSA La capilla en La Calera tiene una geometría básica que recompone de manera mimética el territorio buscando alterarlo al mínimo. A su vez la pureza del volumen escenifica la armonía, lo esencial; su sencillez se cobija en una presencia austera que valora el silencio, el viento y la luz. Se busca dar cabida a un espacio cambiante que permite pasar de un recinto axial para treinta personas a un ámbito abierto donde lo edilicio se convierte en altar a través de una configuración transversal con capacidad para alojar un gran grupo de feligreses en la suave ladera. Esta valoración ratifica la preocupación por una arquitectura que aunque parte del bien privado, permita una función publica y democrática en un país lleno de contrastes. El abrir y cerrar a través de un desplazamiento del volumen donde el interno se encaja con la envolvente, toma un valor simbólico especial en si mismo, un evento cercano al mito. Este encaje de un volumen estático con uno móvil representa la puerta, “el lugar de paso entre dos estados, entre dos mundos, entre lo conocido y lo desconocido, la luz y las tinieblas, el tesoro y la necesidad. La puerta se abre a un misterio. Pero tiene un valor dinámico, psicológico; pues no solamente indica un pasaje, sino que invita a atravesarlo”. (Del Diccionario de los Símbolos, Jean Chevalier y Alain Gheerbrant) Este cambio de enfoque, escala y axialidades en forma de cruz hace que el significado de los elementos particulares varíe; el espacio del altar se convierte en coro, la nave principal en nave lateral, la sacristía en paisaje. Para que lo anterior suceda de forma racional, la posición del edificio fue estudiada con severidad. En el caso de la tectónica de la Capilla, los materiales se funden con los mismos principios esenciales: lo mimético, lo natural entre lo natural, la evocación de las texturas en su paisaje contiguo, un lenguaje dual que establece referencia, contraste y valoración. Es así como las estructuras rígidas están asociadas a los pétreos estancos; en contraposición con su cuerpo móvil en vidrio y madera en piezas que conforman un entramado, casi un tejido o un velo. El tranquilo espejo de agua en uno de sus costados diluye la masa en el paisaje, reitera y distorsiona el volumen, y hace que su densidad se desvanezca FICHA TÉCNICA: Proyecto: Capilla Porciúncula de la Milagrosa. Ubicación: La Calera, ( Bogotá ) - Colombia. Cliente: Familia Durán Gómez. Arquitecto: Daniel Bonilla Equipo de diseño: Daniel Bonilla, Akira Kita, Ana Lucia Cano Constructor: Arq. Jaime Pizarro. Año: 2003/2004. Fotógrafo: Según fotografía: Alberto Fonseca, o Natalia Borda