Metaoniria Anábasis III, 1, 13 Meabe, Joaquín E. Instituto de Teoría General del Derecho - Facultad de Derecho, Ciencias Sociales y Políticas - UNNE Salta 459 - (3400) Corrientes - Argentina Tel./Fax: +54 (03783) 423506 - E-mail: [email protected]. Dedicado a María Luisa Acuña, Cilly Müller de Inda y Clara Vedoya de Guillen ;%#-]#À wQ'#-?)-7+ 3J V wq -+ /-°+ %'#)C%J -¤ )# %#=)#/) #¬ w'3CJ# Jenofonte ( Ciropedia : I, 42 ) INTRODUCCIÓN Al examinar, en el artículo titulado La luz de Zeus [ en adelante LZ ], el sueño relatado por Jenofonte en el libro III de la Anábasis ( III, 1, 11-12) hemos destacado, desde la perspectiva de la filosofía práctica, el valor protréptico y la función panerética que pone en evidencia el discurso del autor y lo asimilamos a nuestra moderna conciencia vigilante, que se ocupa de la ejecución y control de los deberes normativos. ¡En ese contexto descubrimos una curiosa fórmula, utilizada por Jenofonte para vincular el evento onírico con el resto de discurso panerético,que se traduciría al castellano por despúes del sueño. La frase es casi una fórmula tópica que, literalmente, dice en griego J-q -° ²' ( Anab. III, 13,2 ) y por eso estimamos posible traducirla también por lo que viene después del sueño o lo que sigue al sueño, con un sentido que se refiere a la vigilia más que al acto de despetarse. Como alternativa propusimos, asimismo, ya en el plano de la filosofía práctica y como equivalante locucionario abstracto la fórmula castellana lo que trasciende al sueño, fundandonos para ello en la tradición de la hermenéutuica occidental asociada a la traducción del título de la obra de Aristóteles sobre Filosofía Primera. ANTECEDENTES Como en su origen -q J-q -q Q/)9 es solo una formula de encabezamiento, que indica que los escritos, reunidos bajo ese epígrafe, son los que vienen después de las Lecturas sobre la naturaleza (0P( &"(*) en la recopilación de obras del estagirita atribuida a Andrónico de Rodas, la equivalencia propuesta, al parecer, satisface el valor locucionario original de J-q que la posterior cultura occidental reformuló como prefijo necesario de otras titulaciones disciplinarias más abstractas ( metafísica, metaética, metalógica, metamatemática, metapolítica, etc) en las que se involucra un dramático y complejo sentido filosófico. Con arreglo a ese punto de vista hemos derivado, a partir del análisis del sueño de Jenofonte, una especie de nuevo territorio o materia relativa a la función protréptica de la fantasía onírica que, por extensión del uso asociado a las versiones de -q J-q -q Q/)9, denominamos metaoniria, con el propósito orientado a demarcar, en nuestro caso, de manera provisonal el tema al tiempo que respetamos, con el neologismo, la semántica originaria que sirve de fuente y motivo para el análisis. No vamos a ir aquí más allá de lo que se nos insinua en la nueva categoría; y por eso anotamos en nuestro abordaje anterior ( LZ ) que sea cual fuere el traslado puramente locucionario o técnico en plano de la traducción lingüistica, lo que interesa, a los fines la filosofía práctica, en este J-q -° ²' (metà tò ónar) hace al más allá del sueño como algo equivalente del más allá de la física, en el que se enlazan dos órdenes diferentes cuya dependencia recíproca marca un rumbo que la acción consciente toma, en un caso(metafísica), bajo la modalidad de una cetética orientada en dirección a los fundamentos de la naturaleza y , en el otro (metaoniria), bajo otra modalidad de similar tendencia , aunque en este caso orientasda a la evaluación normativa de los impulsos revelados por la fantasia en el interior de la conciencia tumbada o dormida. La luz de Zeus sería en ese caso la chispa que conduce a la conciencia por la senda vigilante de la acción responsable con una finalidad de autoconservación institucional expresa. Esta cetética práctica, que se ejecuta en el ámbito de la plataforma metaonírica, no es, por cierto, un asunto de psicología social empírica ni tampoco un tema de epistemología o de análisis fenomenológico; aunque, seguramente, podría el psicólogo clínico o el psicoanalista reclamar la posibilidad de abordar el aspecto puramente significativo o motivacional. La demarcación estricta de su campo temático, por otra parte, no parece de momento necesaria y, en todo caso, el epistemólogo o el filósofo de la ciencia interesado en discutir el punto debería ocuparse de avanzar en la delimitación ontológica del objeto si estima prioritario el tópico; y lo mismo cabe decir del analista existencial que reclame su competencia para la obtención de generalidades puras, con arreglo a una eventual wesenserschauung u otro modo de contemplación de esencias, que tuviera lugar por via de reducciones de tipo eidético o de algún similar ejercicio de fantasías o introspecciones intelectuales. No obstante, cuando colocamos el asunto en la órbita de la filosofía práctica, se percibe un intersante punto de contacto con la psicología teórica y, en particular, con el psicoanálisis, destacado ya en su momento por Eric R. Dodds en The Greeks and the Irrational (1951¹,1959³). Pero Dodds, que está, más que nada, preocupado por conectar las actitudes hacia los sueños de los antiguos griegos con sus diversas modalides de clasificación y registro, no se detiene en el aspecto teórico que interesa a la acción normativa deliberada y apenas hace, acerca del asunto, una mención incidental, restringida al fenómeno de la elaboración secundaria, descripto por Freud en Die Traumdeutung ( La interpetacion de los sueños [en adelante DT ] 1901¹, 8c), que consiste en una suerte de reformulación interna del sueño que pierde su apariencia absurda e incoherente y se aproxima a una experiencia inteligible. Por el contrario, nuestro examen, que va en una dirección distinta a la de Dodds, necesita ampliar un poco más el marco comparativo para aprovechar, en beneficio de la filosofía práctica, el análisis del impulso de autoconservación que Jenofonte asume a partir del impacto producido, al parecer, por los rasgos de elaboración secundaria contenidos en su singular experiencia onírica. Freud nos proveerá aquí de ese marco mínimo que, desde ya, estará limitado al desarrollo teórico expuesto en la sección c del capítulo 8 de Die Traumdeutung; pero antes de abordar esa faz de la elaboración onírica, vamos a detenernos en aquellos aspectos del sueño de Jenofonte cuya apariencia inteligible adquiere, en la secuencia ulterior del relato, un papel decisivo para el curso de la acción. EL REGISTRO DEL SUEÑO Y SU INTERPRETACIÓN Para su correcta inteligencia conviene reproducir el registro original del sueño tal como se nos ofrece en la edición de Paul Masqueray ( Xénophon, Anabase, [2 tomos], 4ªed., París, Société D´Édition ¨Les Belles Lettres¨, 1964, [1930¹]), que sigue, asimismo Cilly Müller de Inda en su instructiva y docta selección anotada del texto griego ( Jenofonte, Anábasis. Selección. Texto griego anotado por Cilly Müller de Inda, [Prólogo de María Luisa Acuña y revisión técnica de Clara Vedoya de Guillén], Resistencia, Instituto de Letras - Sección de Lenguas Clásicas, Facultad de Humanidades - Universidad Nacional del Nordeste, 1971). De acuerdo al relato, ya entrada la noche en una de las jornadas posteriores a la batalla Cunaxa, donde pereció Ciro ( Anab. III, 1, 11 ), se le produjo a nuestro autor un brevísimo y extraño sueño : le pareció - según cuenta el mismo ( Anab. III, 1 , 11/3 - 12/6 ) - como si tuviera la visión de un trueno ( #!J ½-Ê '#-+ ) y que un rayo caía en la casa de su padre ( %-'È #¨? ) y la hacía respladecer totalmente ( ¤ -#E-#/ 9%J) ), agregando ya, como una interpretación propia, que si el sueño le había enviado Zeus como rey (µ- w%° °+ );7+ -° ²' CJ ½-Ê J« ) , el resplandor del fuego que lo envolvía (EÇ CJ 9%J) -° %º') temía que significara la imposibilidad de salir de los territorios del rey ( #½ E-# -+ 3I'+ !JJ¥ -+ );7+V w]J©'#-# %9-#J Á%° -7 w%#'Æ). La versión textual dice: III, 1, 12...#!J ½-Ê '#-+ J#;+ )%-°+ %J)J¥ J¨+ - %-'È #¨?V ¤ -#E-#/ 9%J) %r). 13 $J'?Q##+ ]J½¹+ w;'V ¤ -° ²' - 'J wCV µ- %C#+ Í ¤ E#+ QÆ+ ; °+ ¨J¥ #!JT - ¤ Q#J¥-#V µ- w%° °+ );7+ -° ²' CJ ½-Ê J«V EÇ CJ 9%J) -° %º'V #½ E-# -+ 3I'+ !JJ¥ -+ );7+V w]J©'#-# %9-#J Á%° -7 w%#'Æ. El aspecto básico, vinculado a la elaboración secundaria, es, sin duda, la imagen del rayo que cae sobre la casa de su padre y la quema. Ahora bien, ese mismo rayo o relámpago (¤ -#E-#/ 9%J) %r)) va a reaparecer luego en forma de resplandor que envuelve (EÇ CJ 9%J) -° %º'); y, en ese punto, la descripción va a apoyarse en una imagen que a su vez expresa en '#-+ J#;+ )%-°+ un significado que, como bien anota Cilly Müller de Inda, tiene el carácter de un genitivo absoluto. Todo esto debe, asimismo, vincularse de acuerdo a nuestra autora, con la frecuencia del uso advervial (- , - ) y la incorporación de un optativo oblicuo (½-Ê J«) para reforzar el enfoque objetivo. La primacia del género lógico, rigurosamente fundada por Cilly Müller de Inda en el análisis directo del texto griego original, justifica, por cierto, la conexión de la imagen con la noción freudiana de elaboración secundaria, aunque lo más intersante proviene de la ulterior impresión conforme a la cual Jenofonte cree que el sueño fue enviado por Zeus (µ- w%° °+ );7+ -° ²' CJ ½-Ê J«), lo que Freud (DT,8c), siguiendo aquí a Silverer, denominaría fénomeno funcional para diferenciarlo del fenómeno material ( el rayo que cae sobre la casa : '#-+ J#;+ )%-°+ %J)J¥ J¨+ - %-'È #¨? ). El fenómeno funcional, que Freud conecta con el simbolismo del umbral, se caracterizaría por ser una representación de un estado del sujeto en lugar de contener la representación de un objeto en el seno del sueño, que es lo que definiría al fenómeno material ( DT, 8c). Ese simbolismo del umbral consiste en representaciones donde se percibe el acto de atravesar un umbral, el de salir de una habitación para entrar en otra, el de partir de viaje, el de volver a casa, el de separarnos de alguien que nos acompaña, el de sumergirnos en el agua y varios otros (DT, 8c). Agrega Freud que no es inverosimil que este ¨simbolismo del umbral¨ pueda servir tambien para explicar algunos elementos situados en la parte central del contenido manifiesto, refiriéndolos, por ejemplo, a fluctuaciones de la profundidad del reposo o a una tendencia a despertar. Pero no conocemos ejemplo ninguno que pudiera confirmar esta hipótesis. Mas frecuentemente parece existir una sobredeterminación; esto es, el hecho de que una parte del sueño que extrae su contenido material del acervo de ideas latentes quede utilizada, ademas, para la representación de un estado de actividad anímica (DT,8c) Si bien Freud asigna menor importancia al ulterior desglose entre el fenómeno funcional y el fenómeno material, respecto de la trama significativa de la elaboración secundaria (DT,8c), en orden al dispositivo legitimante que organiza el impulso de la acción - justificada de manera ostensible para Jenofonte por la impronta misma del sueño -, para nosotros resulta innegable la función crucial y la dependencia que se percibe, en el testimonio que nos ocupa, entre el fenómeno material ( la representación del rayo que cae y quema la casa, en el sueño) y el fenómeno funcional (el estado de Jenofonte en el momento de despertarse y colacionar la impresión provocada por la luz de Zeus) de cara a la subsecuente acción normativa (organización y dirección del contingente para el retorno a Grecia). El fenómeno material adquiere, de este modo, en relación al impulso de autoconservación, una condición de plataforma legitimante que, en el horizonte de la filosofía práctica reconocería, como nexo entre el sueño y la vigilia, al fenómeno funcional que lo colaciona e incorpora a la base de su desempeño. Esta sobredeterminación señalada por Freud, que apoya en el sueño la posterior acción conciente, proviene seguramente del conglomerado cultural del que procede Jenofonte, pero el impulso de autoconservación propio o inherente a su propia e intransitiva situación actual es, a todas luces, el elemento decisivo que enlaza toda la secuencia y que le provee de sentido al dispositivo de organización normativa que sostiene con eficiacia la retirada de los griegos y el accidentado retorno a su patria descripto en los restantes libros de la Anábasis. La justificación recíproca de ambos ordenes ( funcional y material), que no es sino una parte accesoria en el caso, le da luego al relato la apariencia de una argumentación post hoc, ergo procter hoc; aunque esto último bien puede atribuirse al efecto de atmósfera que produce la lectura racionalista y secular, originada en el pensamiento empirista de Hume, que se resiste a considerar al impulso de autoconservación como un posible hecho generador de dispositivos normativos con arreglo a los cuales se institucionaliza un agregado humano del que se siguen deberes y prescripciones. Frente a ese prejuicio, que sostiene que de un hecho no se puede derivar logicamente un deber, el testimonio de Jenofonte nos muestra, con la ayuda de Freud, que tal derivación lógica no solo es materialmente posible y aléthicamente justificada - lo que hace a la legitimidad del dispositivo normativo - , sino que, además, su construcción, afincada en lo profundo de la conciencia dormida de cada hombre, encuentra en el sueño un singular mecanismo de arranque que algunos, como el autor de la Anábasis, trascienden de manera operativa en el seno de la vida social, como lo prueba su decisivo rol en la conservación normativamente organizada del contingente de soldados helenos y en el mantenimiento de sus principales instituciones ciudadanas ( asambleas, isonomía, etc) durante el difícil regreso a Grecia, luego de su desafortunada participación en la empresa comandada por Ciro el joven para conquistar el gobierno del imperio persa. CONCLUSIONES En homenaje al gran historiador y aventurero ático quizá convenga incluir, en las disciplinas que exploran el árido terreno de la vida social, toda esa agenda de temas relativos a los mecanismos de arranque que servirían para organizar institucionalmente al agregado humano cuya titulación, como insinuamos más arriba, bien se podría resumir en el neologismo procedente de la fórmula tópica que, en la Anábasis, nos habla de lo que trasciende al sueño y encauza la senda de la autoconservación. Por cierto, la terminología será siempre menos importante que la temática que lo refiere y, sea cual fuere el destino del neologismo, el contenido que informa la trama significativa de J-q -° ²' mantendrá su insinuante y sugestivo desafio, en el seno de la Anábasis, mientras la humanidad conserve la obra de Jenofonte, que solo los ingenuos, los simplistas o los lectores muy apresurados se atreverían a calificar como una contribución de segundo orden o un mero testimonio doxográfico. BIBLIOGRAFÍA Xénophon 1964 Anabase, Vol. I. París, 1964. Edición de P. Masqueray (1930¹). Müller de Inda, Cilly : 1971: Jenofonte, Anábasis. Selección. Texto griego anotado por Cilly Müller de Inda Prólogo de María Luisa Acuña - revisión técnica de Clara Vedoya de Guillen. Resistencia, Facultad de Humanidades , UNNE 1971. Resumen La fórmula tópica utilizada por Jenofonte en la Anábasis ( III, 1,13) se analiza en el trabajo en su contexto lexicográfico y en su extensión semántica. Luego se vinculan los elementos expresivos con los contenidos y se relaciona todo esto con los presupuestos de la acción y la contrucción de una plataforma institucional orientada a la autoconservación. La construcción resultante se compara luego con la perspectiva histírico-cultural de E.R.Dodds y las teorías de Freud acerca de la elaboración secundaria del sueño. A modo de conclusión se destaca el interes del relato y de su tópica consecuente en los estudios de filosofía práctica, ética y teoría del derecho. Nota : El presente trabajo fue leído por el autor el 24 de junio de 1999 en las X Jornadas de Estudios Clásicos realizada en Buenos Aires en la Facultad de Filosofía y Letras de Universidad Católica Argentina.