241 Lords of Finance The bankers who broke the world Liaquat Ahamed El colapso de la economía mundial entre 1929 y 1933, ahora llamado “La gran depresión”, constituyó el evento económico seminal del siglo XX. Nin‑ gún país escapó a sus consecuencias económicas y sociales. En la década anterior al inicio del colapso, cuatro directores de los principales bancos centrales conformaron lo que en su momento se consideró “el más exclu‑ sivo club del mundo”. El enigmático Montagu Norman, del Banco de In‑ glaterra; el xenofóbico y sospechoso Émile Moreau, del Banco de Francia; el arrogante, aunque brillante, Hjalmar Schacht, del Reichsbank de Alemania; y el hombre de acción, representativo de una nueva generación, Benjamin Strong, del Federal Reserve Bank of New York. Ellos asumieron el trabajo de reconstruir la maquinaria financiera mundial después de la Primera Guerra Mundial. El libro de Liaquat Ahamed describe los esfuerzos de estas cuatro perso‑ nalidades, cabezas de los principales bancos centrales del mundo de la época, para reconstruir el sistema financiero mundial después de la Pri‑ Revista de Economía & Administración, Vol. 5 No. 2. Julio - Diciembre de 2008 242 Liaquat Ahamed mera Guerra Mundial, y muestra cómo, por un breve período en la mitad de la década iniciada en 1920, tuvieron éxito. Las monedas se estabilizaron, el capital volvió a fluir libremente, el cre‑ cimiento económico surgió de nuevo. Pero subyacente al boom de prosperi‑ dad, los cracks empezaron a aparecer y el patrón oro, que se consideraba como el paraguas de la estabilidad, se tornó en una camisa de fuerza. El libro está dividido en cinco partes. La primera parte, denominada “ La tormenta inesperada”, abarca los acontecimientos entre 1914 y 1919 y está dedicado a describir las persona‑ lidades y sus carreras ascendentes en el mundo financiero, del extraño, eso‑ térico y solitario Montagu Norman; del joven genio Hjalmar Schacht, producto típico del Kaiserreich, incuestionable‑ mente nacionalista y profundamente orgulloso de su país, y de sus logros intelectuales y materiales; del seguro y dominante Benjamin Strong; del ins‑ pector de finanzas, élite administrativa fundada por Napoleón para realizar la auditoría a las finanzas del Estado francés, Émile Moreau. La segunda parte del libro se titula “Después del diluvio”, y comprende el período 1919-1923. El autor dedica esta parte a analizar tres temas centra‑ les: 1) La determinación del monto de las reparaciones exigidas a Alemania, por las consecuencias de la guerra; 2) La aparición del Tío Rico, Estados Unidos, país que se había convertido en el acreedor mayor de los países europeos; y 3) los intentos por volver a la “bárbara reliquia” del patrón oro. En noviembre 11 de 1918 la Primera Guerra Mundial llegó a su fin como se había iniciado, con total sorpresa, pero sus consecuencias fueron graves: Once millones de muertos, veintiún millones de heridos, muchos mutilados por el resto de sus vidas. Casi todas las economías de Europa se contrajeron; Alemania y Francia, en un 30%. Pero el más pernicioso legado de cuatro años de batalla fue la montaña de deuda de Europa. Los gobiernos europeos gastaron 200 billones de dólares y consumieron más de la mitad de su producción en destrucción mutua. Pero la guerra representó un boom para Estados Unidos, ya que experimentó una masiva expansión de exportacio‑ nes que representaron un gigantesco impulso a su economía. Antes de la guerra su PIB era aproximadamente equivalente al de Inglaterra, Francia y Alemania conjuntamente. En 1919 era un 50% más grande. La guerra terminó pero los conflictos no se de‑ tuvieron, por el problema asociado a las reparaciones que Alemania debía cancelar. La conferencia de paz inicia‑ da en enero de 1919 fue escenario de propuestas de reparación exageradas por parte de Inglaterra y de Francia, y de posturas moderadas como la de Estados Unidos. Irónicamente no fue Alemania el más duro opositor a las exageradas exigencias de reparación. Quien más se opuso fue un joven de Cambridge llamado John Maynard Keynes, autor del libro Las consecuen- Revista de Economía & Administración, Vol. 5 No. 2. Julio - Diciembre de 2008 Lord of Finance The bankers who broke the world cias económicas de la paz, en el que puntualizó que exigir reparaciones a Alemania por un monto que superaba sus posibilidades, era equivalente a solicitarles que exportaran más de lo que importaban, y ello supondría un desequilibrio en el comercio mundial, del cual los más afectados serían In‑ glaterra, Francia y Estados Unidos. Mientras Alemania trataba de negociar las cargas por las reparaciones exigi‑ das, su situación interna era pésima como consecuencia de agitaciones sociales, débiles coaliciones de go‑ bierno, enormes gastos para atender pensiones a veteranos y a viudas como consecuencia de la guerra. El déficit fiscal, el desempleo y una hi‑ perinflación galopante completaban el escenario. En 1914 el marco se negociaba a 4,2 por dólar. En 1923 el dólar era 620.000 veces más valioso que el marco. La inflación transformó la estructura de clases en Alemania como ninguna revolución podría ha‑ berlo hecho. La tercera parte del libro se titula “Sem‑ brando un nuevo viento”, y comprende el período 1923-1928. Pareció abrirse un puente entre el caos y la esperanza cuando en noviembre 30 de 1923 la Comisión de Reparaciones anunció el nombramiento de dos comités de expertos internacionales, uno para considerar el tema del balance pre‑ supuestal de Alemania y estabilizar su moneda, en ese momento prácti‑ camente sin valor. El segundo y más importante, que buscaba el estable‑ 243 cimiento de una nueva arquitectura financiera mundial, estaba conformado por diez personas, dos de cada uno de los siguientes países: Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Bélgica e Italia. El líder de esta delegación fue Charles Gates Dawes, un banquero de Chicago. El trabajo de la comisión Dawes se centró en la determinación del monto de las reparaciones, tema sobre el cual se venía discutiendo desde 1919, en un proceso desgas‑ tante, por parte de Alemania. El punto significativo del trabajo de la comisión, antes que la determinación del monto de las reparaciones, fue la propuesta sobre la forma como se manejaría el valor determinado. A fin de que éste no se diluyera por la situación precaria del marco, se propuso la creación de un fondo especialmente administrado y cuyo valor podría ser trasladado al exterior si las circunstancias internas de Alemania provocaban un deterioro de la moneda alemana. Sobre el pa‑ pel, el plan Dawes pareció funcionar y recuperar la confianza. Pero vendrían otros hechos. La cuarta parte del libro se titula “Cose‑ chando otro torbellino”, y comprende el período 1928-1933. La burbuja bursátil se inició como todas, precedida de un mercado alcista sustentado en altas ganancias corporativas. Los beneficios crecieron entre 1922 y 1927 más de un 75%. Desde 1920 se inició la bifur‑ cación entre las empresas ubicadas dentro de la vieja economía (textiles, acero, carbón, ferrocarriles) y las per‑ tenecientes a la nueva economía (au‑ Revista de Economía & Administración, Vol. 5 No. 2. Julio - Diciembre de 2008 244 Liaquat Ahamed tomóviles, radio e incipiente transporte aéreo). Se detallan los antecedentes al 23 de octubre de 1929, cuando el mercado bursátil cayó 20 puntos en las dos últimas horas de negociación Quizá la más perversa consecuencia de la burbuja consistió en que por los mecanismos de los flujos internaciona‑ les de capital, una horda de banqueros americanos llegaron a Berlín para presionar a las empresas alemanas y al gobierno para que tomaran grandes préstamos, ante la solicitud todavía vigente de Francia e Inglaterra para atender las reparaciones de la guerra. La quinta parte del libro se titula “Las consecuencias”, y comprende el perío‑ do 1933-1944. El autor describe cómo el patrón oro, la bebida alcohólica que contribuyó al desastre, fue paulatina‑ mente abandonado. Inglaterra lo hizo en 1931; Estados Unidos, en 1933; Francia, años más tarde. La produc‑ ción de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania empezó a crecer a partir de 1933. En esta parte el autor hace la descripción de las medidas tomadas por el presidente Franklin Delano Roosevelt para reactivar la economía. Las principales fueron: recorte de salarios de empleados públicos en un 15%, reducción del presupuesto en el 25%, creación del cuerpo civil de con‑ servación, para emplear jóvenes en control de inundaciones, prevención de incendios, construcción de carreteras y puentes en áreas rurales. Se estimuló el aumento del precio de los productos agrícolas y la construcción de plantas generadoras de energía. Se aprobó la ley Glass Steagal, que separó la actividad bancaria comercial de la de inversión. El dólar se desvinculó del oro y se inició un proceso de devaluación de la moneda de los Estados Unidos. La cadena de medidas resultó una ex‑ traña mezcla de reformas sociales ba‑ sadas en esquemas cuasisocialistas, planeación industrial, regulación para proteger al consumidor, programas de bienestar, apoyo del gobierno para cartelizar la industria, salarios altos para unos, bajos para otros. Entretanto la economía alemana, impulsada por una serie de estímulos del banco central de ese país, dirigido por Hjalmar Schacht, consistentes en un masivo programa de obras públicas financiadas con préstamos del banco central, y la impresión de moneda, iniciaba un período de recuperación. El desempleo cayó de 6 millones al final de 1932 a 1,5 millones cuatro años más tarde. A esta situación y al ascenso del nazismo al poder el autor lo denomina “las caravanas se mueven de nuevo”. El epílogo del libro es dramático: el autor compara lo ocurrido entre 1929 y 1933 con la fusión de un reactor, pero económico. El PIB real de las princi‑ pales economías cayó más del 25%, una cuarta parte de la población adulta quedó desempleada, los precios de los commodities se redujeron a la mitad, los precios para el consumidor declinaron en un 30%, los salarios se recortaron en una tercera parte, el cré‑ Revista de Economía & Administración, Vol. 5 No. 2. Julio - Diciembre de 2008 Lord of Finance The bankers who broke the world dito bancario en los Estados Unidos se desplomó un 40% y en muchos países el sistema financiero colapsó. Hubo default de toda la deuda soberana de los países desarrollados de Eu‑ ropa central y oriental. La turbulencia económica creada sacudió todos los rincones del mundo. ¿Quiénes fueron los responsables? Para el autor, los primeros respon‑ sables fueron los políticos que pre‑ sidieron la conferencia de paz en París, quienes trataron de recuperar los efectos de la guerra por medio de una gigantesca deuda internacional. El segundo grupo de responsables lo conformó el cuarteto de directores de los principales bancos centrales de la época, Norman Montagu, Benjamin Strong, Hjalmar Schacht, y Ëmile Moreau, particularmente por su error de política económica de retomar en 1920 el sistema de patrón oro, cuando existía un desequilibrio entre la oferta de oro, su distribución y el nivel de precios. Más que cualquier otro factor, la Gran Depresión fue causada por una falta de voluntad intelectual, por una au‑ sencia de comprensión sobre cómo opera la economía. Ninguno luchó más aguerridamente contra las causas y 245 la búsqueda de soluciones que John Maynard Keynes. Siempre creyó que si solamente se pudiera eliminar el “pensamiento confuso”, una de sus expresiones favoritas, en materia eco‑ nómica, la sociedad podría ocuparse de los temas centrales de la existencia, las relaciones, el comportamiento y los valores, y así conseguir y administrar el bienestar material. Los economistas, dijo Keynes, son los síndicos, no de la civilización, pero sí de las posibilida‑ des de la civilización. Quizá el mundo habría evitado la catástrofe económica si las palabras de Keynes hubiesen tenido eco. Como comentarista de este libro, me pregunto si los dirigentes políticos y economistas de los países desarrolla‑ dos no olvidaron el legado de Keynes durante la crisis económica mundial iniciada a fines de 2008. Reseñó: Jorge Enrique Bueno Orozco Economista, Universidad del Valle; Especialista en Finanzas, Universi‑ dad ICESI; MBA, Universidad ICESI. Docente de planta, Universidad Au‑ tónoma de Occidente. Investigador Grupo GIED Correo – e: [email protected] Revista de Economía & Administración, Vol. 5 No. 2. Julio - Diciembre de 2008