E S T R A T I G R A F Í A DE LOS T E R R E N O S PRIMARIOS D E C A T A L U Ñ A 39 del promontorio costero y observamos los pocos restos que quedan del supuesto macizo arcaico, primitivamente orientado de NE. á S W . , no podrá menos de verse en esta zona el cruce de dos bóvedas anticlinales independientes de las postreras dislocaciones geológicas. A tres kilómetros de Mataré, en un cerro que hay entre aquella ciudad y el pueblo de San Andreu de Llevaneras, el Dr. Almera ha descubierto recientemente una reducida formación gneísica, que pasa á micacita; y en las mismas disposiciones se ha podido observar en otros sitios costeros. Esta formación, pues, corrobora la línea de resistencia señalada por MacPherson (i); y, además, debemos tener presente en que en otra ocasión insistió el mismo autor (2) sobre la generalidad de las dos series de trastornos que han impreso su sello peculiar en la Península: uno que se inició m tiempo muy remoto, merced al cual quedaron plegadas todas las masas arcaicas del país de S W . á NE., y otro de época posterior, que fué iniciado quizás en la época siluriana, llegó al máximum de su acción durante el período carbonífero, y acentuándose en distintos períodos acabó por dar su último relieve al Pirineo durante la época terciaria. A causa, pues, de estos dos movimientos, combinados entre sí, presenta la cordillera catalana dos bóvedas bien manifiestas: una, la del levantamiento paralelo á la depresión oceánica ulterior, que se cruza, á su vez, con otra central más pronunciada; tales movimientos motivaron la desaparición casi absoluta de los terrenos paleozoicos en su centro, dejándolos rotos, apartados, revueltos y metamorfoseados en los extremos de esta geosinclinal. Asociadas con el granito descúbrense otras rocas congéneres, bien formando diques que cruzan en diferentes direcciones, ó bien pasando el mismo granito á ellas insensiblemente. Tenemos estudiadas algunos centenares de preparaciones de las innume'•pW^eo'variedades de rocas eruptivas que por allí existen, como (1) Mac-Pherson: Relación entre la forma de las depresiones oceánicas y las dislocaciones geológicas. (2) Mac-Pherson: Relación entre las formas de las costas en la Península Ibérica y sus principales lineas de fractura, pág. 5. Mem. R. Soc. esp. Hist. nat., ix, 1913.