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EL MOSTRADOR, 30 de Noviembre del 2007
EL PROBLEMA DE LA DROGA ENTRE LOS JÓVENES
por Ibán de Rementería
La construcción que se ha venido haciendo del problema de las drogas hace aparecer a los jóvenes como sus
más importantes consumidores y por lo mismo como los principales protagonistas de la delincuencia, más aún,
esta representación social de los jóvenes como adictos y delincuentes es asumida por los propios jóvenes. La
virtud de la V Encuesta Nacional de Juventud del Instituto Nacional de la Juventud (INJUV), recientemente
publicada, es que pone de presenta la construcción del problema de las drogas a partir de hacer evidente la
profunda contradicción que expresan los jóvenes entre su percepción subjetiva y la percepción objetiva que
tienen sobre el problema de esas sustancias.
Cuando los jóvenes son preguntados a propósito de la representación que ellos tienen de la juventud, su
percepción subjetiva, de cuál es el principal problema que los afecta, un 44,5% responde que el exceso de
alcohol y drogas, ocupando el primer lugar de sus preocupaciones, luego las oportunidades de trabajo, seguido
de la delincuencia. No obstante, cuando ellos son preguntados por cuál es la principal dificultad que sufren
directamente, la percepción objetiva, sólo un 4.1% menciona la ingesta excesiva de alcohol y drogas, en el
décimo lugar, para los jóvenes la primera dificultad real que padecen es el desempleo, luego el acceso a la
educación, seguido de las deudas y los problemas económicos. La contradicción entre ambas percepciones sobre
el problema de las drogas entre los jóvenes es posible de contrastar con la información que produce el CONACE
sobre estos consumos, en 2004 los jóvenes que habían usado drogas en el último mes llegó al 9,4%, en 2006
debe haber llegado a 10%, las autoridades médicas estadounidenses estiman que un 40% de estos podrían tener
problemas con estas sustancias, por lo tanto la cifra de 4.1% de dificultades específicas por la ingesta excesiva
de alcohol y drogas parece más cercana a la realidad, que la preocupación del 44,5% de los consultados por la
misma conducta entre los pares de su grupo de edad.
La transversalidad del populismo penal hace que sectores facilistas y oportunistas tanto de la oposición o la
Alianza como del Gobierno y la Concertación pongan de relieve el problema significativo de la seguridad
ciudadana como el más grave del país, así como el asunto del consumo y la provisión de drogas como otro de
principales problemas nacionales, además, atribuyéndole sin fundamento cierto al consumo de esas sustancias la
principal causa del delito, sobre todo entre los jóvenes. Todo esto con la sola finalidad de ganar prestigio y votos
entre una población cada vez más atemorizada, intolerante y autoritaria debido a estas campañas.
La equivocada afirmación de que existiría una correlación del 73% entre el consumo de drogas y las conductas
delictivas es una errónea interpretación de un estudio de Paz Ciudadana que encontró esa relación entre los
detenidos por los delitos de mayor connotación social en la Región Metropolitana, pero esos detenidos no son en
ningún caso representativos ni del conjunto de los delincuentes, ni del conjunto de los que usan drogas, ni del
conjunto de los que usan drogas y delinquen, sólo son representativos de aquellos que bajo sus efectos fueron
detenidos, tanto más cuanto que en Chile, y en todo el planeta, el 95% de las denuncias que se hace por los
principales delitos terminan sin sancionado alguno por su autoría.
Es recurrente afirmar que la principal responsabilidad de esta representación social del consumo y la provisión
de drogas como el primer problema nacional y causa predominante del delito en el país es de los medios de
comunicación, ya que esta sería una manera fácil de vender noticias y elevar las audiencias de los programas
informativos, además se atribuye a una especie de “morbosidad” del público por noticias terribles, cuando es
apenas natural que la población se interese en particular por conocer los peligros que la acecha y poder
reconocer los signos de sus amenazas y manifestaciones. El morbo aquí es autocuidado. Lo anterior es cierto
pero la principal responsabilidad por este tipo de construcción de las representaciones del problema de las
drogas y de la delincuencia es de las políticas públicas, debido a la concepción y tratamiento que hacen de ellos.
Así tenemos que las políticas públicas sobre drogas prescinden de reconocer la profunda diferencia entre el
consumo no problemático de ellas, que es mayoritario, y el problemático que sólo afecta a una pequeña minoría
de los usuarios que de suyo son pocos. Asimismo las políticas públicas sobre la seguridad ciudadana se centran
solo en las políticas criminales, es decir policial, penal y penitenciaria que no pueden prevenir el delito y
prescinde de las políticas sociales que son las únicas que pueden prevenir las conductas delictivas.
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Ibán de Rementería. Corporación Ciudadanía y Justicia
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