el territorio de las regiones metropolitanas - Docentes

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EL TERRITORIO DE LAS REGIONES METROPOLITANAS12.
RESÚMEN
El artículo se dedica a explorar y aplicar el concepto de región urbana, como una noción
útil para describir la generalización de los procesos de urbanización en una porción de
espacio geográfico que ya no coincide con los límites de la ciudad, Se parte de aceptar
que el concepto de “lo urbano” y l”lo rural”, ya no coinciden con la ciudad el primero y
con lo agrario, el segundo. En la segunda parte se hace una propuesta de clasificación
de regiones urbanas para Colombia y se concluye con una propuesta conceptual de lo
que sería el territorio de las regiones metropolitanas, a partir de datos obtenidos en
trabajos dedicados a la región metropolitana del valle de Aburrá.
Palabras Clave: Región, Territorio. Metrópoli, Ecorregión..Ordenación del Territorio,
ABSTRACT
The article is dedicated to explore and to apply the concept of urban region, like a useful
notion to describe the generalization of the processes of urbanization in a portion of
geographic space which now disagrees with the limits of the city. This begins whit
accept that the concept of "the urban" and "the rural” no longer agree with the city the
first and the agrarian aspect the second. In the second part appear a proposal of
classification of urban regions for Colombia and it concludes with a conceptual proposal
of which it would be the territory of the metropolitan regions, from data collected in works
dedicated to the metropolitan region of the Valley of Aburrá.
Key words: Region, Territory, Metropolis, Ecorregión, Ordering of the Territory.
INTRODUCCIÓN
Hoy es prácticamente un tópico que el mundo (como lugar) y la humanidad (como
especie) se han urbanizado; se exhiben como prueba de ello el que la mayor parte de la
población mundial vive en ciudades y la consecuente generalización del modo de vida
urbano. Pese a la extensión y aceptación de la idea, hay al menos dos asuntos por
clarificar: el primero se refiere a que se entiende por urbano en diferentes contextos; el
segundo es la manera en la que se expresa y el modo en que afecta la cultura local
(nacional, regional) aquello que se llama el modo de vida urbano.
En Colombia, la reciente urbanización del país, ha generado preocupaciones
relacionadas con la reconfiguración del territorio nacional, en cuanto a los patrones de
ocupación y a la distribución espacial de la población: la urbanización de zonas bajas
1
Luis Carlos Agudelo P. Profesor Asociado. Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Facultad de
Arquitectura. Escuela de Planeación Urbano-Regional.
2
Ponencia Presentada en el Seminario: Las Ciencias Sociales y Humanas a Debate. Noviembre de 2005.
tropicales, la distribución urbano-rural, los procesos de urbanización en entornos
metropolitanos, el surgimiento de centros de relevo, alternos a las tradicionales
capitales de departamento, las tensiones entre la división político administrativa
tradicional y el surgimiento de nuevas regiones urbanas supramunicipales y
supradepartamentales, la consolidación de los territorios de las minorías étnicas, entre
otros, son temas de gran relevancia en el debate sobre el ordenamiento territoriales en
el ámbito nacional y en las regiones y municipios.
Este trabajo se ocupa de uno de los temas que ha emergido en este contexto: la
conformación de Regiones Metropolitanas, como resultado de la extensión sobre
territorios aledaños a las grandes ciudades, de los procesos de urbanización, léase, la
localización de usos y equipamientos necesarios para el funcionamiento urbano, en
localidades externas a la ciudad consolidada. Más recientemente han surgido
conceptos como el de dependencia ecológica, huella ecológica, ecosistemas
estratégicos, Ecorregiones, que proponen considerar como parte de estas regiones
metropolitanas, a los ecosistemas que abastecen a la ciudad de bienes y servicios de
baja sustituibilidad local y/o que la liberan de desechos, todo lo anterior mediante
procesos naturales (funcionamiento ecosistémico) -como ríos y quebradas que
transportan, diluyen y degradan contaminantes- o a través de una inducción de oferta
ambiental, como es el caso de los agrosistemas.
De forma sintética, una Región Metropolitana, se puede definir como una porción de
espacio geográfico, cuya estructura y funcionamiento, se pueden explicar en mayor
medida, por la cercanía de un centro urbano y/o una conurbación metropolitana. A la
dimensión física (tamaño), cultural (significado) y ecológica (dependencia) de esta
región, es a lo que se le denomina Territorio Metropolitano o Gran Región
Metropolitana; denominaciones, la primera, aún en elaboración y la segunda mucho
más didáctica que técnica, en tanto expresa la expansión territorial de las relaciones
urbano-regionales, pero carece de métodos de delimitación probados y validados
científicamente.
Esta ponencia se dedica a exponer el debate en torno a las relaciones urbanoregionales, para lo cual de acude a la noción de territorio y a elaborar una propuesta de
clasificación de regiones en Colombia, a partir de la intensidad de los procesos de
urbanización. Esta propuesta, aunque muy preliminar, ayuda sustentar la tesis de que
2
existe un tipo de región que se puede denominar metropolitana y cuya concreción
espacial tiene entre otras características el que su tamaño es mayor que la del área
metropolitana, que muestra rasgos de conurbación funcional y que a su interior, se
localizan ecosistemas estratégicos para la sostenibilidad ecológica de la metrópoli. El
espacio contenedor de estos atributos es el Territorio de la Región Metropolitana.
Algunos datos y cifras que sustentan la propuesta analítica, se han obtenido de una
investigación en curso, financiada con recursos de COLCIENCIAS.
Además de esta introducción, la ponencia contiene tres partes. En la primera se expone
brevemente la noción de territorio y se enuncia lo que se entiende por paradigmas que
la soportan. De esta primera parte se retoma un paradigma, el territorio como región,
para desarrollar la segunda parte, que está dedicada a presentar la propuesta de
clasificación de regiones anunciada atrás. En la tercera parte se concluye con lo que
sería el concepto de territorio Metropolitano, ilustrado como ya se indicó, con datos de
estudios locales.
1. TERRITORIO: NOCIÓN Y PARADIGMAS.
Territorio proviene de terra (tierra) “Parte superficial del planeta no ocupada por el mar;
país, región” + itorium (terminación nominal. que indica utilidad para. Palabras como
consultorio, dormitorio...son similares( Gómez, 1998) El espacio geográfico usado,
significado, delimitado, es el territorio. Es espacio geográfico acotado, delimitado por un
grupo social, en un momento dado, como consecuencia de un proceso histórico.
También se puede definir como un lugar donde se desarrollan procesos naturales y
donde tienen lugar procesos sociales, cuya combinación no se puede explicar desde el
análisis de los componentes individuales.
Como espacio útil apropiado, es posible preguntar cual es el espacio que apropia y
utiliza una concentración metropolitana, sus dimensiones, su contenido y la forma en
que los procesos de urbanización, terminan por estructurar y ordenar, los usos del
suelo, las actividades productivas, los patrones de asentamiento...el presente y el futuro
de estas regiones tributarias.(Girardet, 2001)
En cuanto a lo que aquí llamamos paradigmas, probablemente es más correcto hablar
de criterios para agrupar las nociones de territorio que se producen al interior de las
3
ciencias naturales y de las ciencias sociales y como resultado de su aplicación en la
planificación y en la ordenación del territorio. Se han clasificado en tres:
1. Jurídico – Normativo, 2. Urbanos y 3.Regionalizantes.
Para cumplir los objetivos de este trabajo, se retoma una definición breve de los dos
primeros y se deja para el apartado dos, el estudio del paradigma de región como
territorio.
1.1 El Territorio como un Hecho Jurídico.
A diferencia de lo que ocurre con los demás mamíferos, el hombre construye los límites
de su territorio políticamente, es decir, establece acuerdos con otros seres humanos y
controla el acceso a sus dominios que cobran así la denominación de estado. Un
estado lo constituyen entonces tres elementos básicos: el poder soberano, el pueblo o
factor humano y la base física del poder estatal o territorio (Franquet, 1991)
En esta concepción el territorio constituye la base física de las personas jurídicas o
naturales y el espacio en que estas realizan su actividad. Aquí las personas jurídicas
pueden ser de dos clases, institucionales y territoriales. Las primeras son aquellas
que disponen de un territorio como simple ámbito de su acción y no como ingrediente
de su personalidad. Por ejemplo una cámara de comercio o una diócesis que aunque
tiene limitada su jurisdicción a un “territorio” determinado, ese territorio no resulta
ingrediente indispensable de su personalidad.
Contrariamente las personas jurídicas territoriales más conocidas como Entidades
Territoriales no se conciben sin territorio: es el caso de los municipios, departamentos,
distritos y territorios indígenas; los entes territoriales de la nación Colombiana3.
En este paradigma el territorio tiene como características, de acuerdo con
Franquet,(1991) que:
•
Es fijo: para diferenciar el grado de “desarrollo” de una sociedad civilizada frente
a los pueblos nómadas o en guerra.
• Tiene límites o fronteras.
•
Constituye el ámbito de vigencia de las normas jurídicas y del ejercicio del poder
del gobierno soberano
3
Art. 286 de la CP existe la probabilidad legal de que entidades no territoriales lo sean, por ejemplo áreas
metropolitanas, provincias y regiones.
4
Las fronteras de un ente territorial pueden ser naturales (fijadas por accidentes
geográficos:
ríos, montañas, etc.) o artificiales (fijadas por líneas imaginarias con
símbolos, coordenadas) o históricos, cuando reconocen la tradición de dominio de un
ente territorial sobre una localidad determinada.
Este constituye por tanto el paradigma que soporta a ésta, la noción más útil desde el
punto de vista práctico, en tanto fija límites generalmente precisos al ámbito de
planificación u ordenación; no en vano es el más extendido y frecuente; tampoco es en
vano que los intentos, cuando ocurren, por redefinir los límites de los entes territoriales,
por lo menos en Colombia, pasen por consideraciones de orden cultural, ambiental,
etc., tratando de acercar la producción normativa a la realidad del territorio.
En esta discusión podría ubicarse un paradigma emergente de gran importancia en el
debate actual por la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial. Se trata de los
Contenedores Sociales, propuestos por Fals Borda (Fals, 2000), una versión nacional
de los Bioespacios propuestos por Milton Santos. (Santos, 1999) Emerge un paradigma
sociológico para la delimitación espacial del territorio, pese a que la noción sociológica,
la territorialidad está bastante extendida en la literatura. Esta noción resulta útil pero no
en todos los casos suficiente para los ejercicios de planificación y ordenación del
territorio.
1.2 Lo Urbano como Territorio.
Se estima que cuando menos el 50% de la población mundial vive en lugares con
características urbanas y que la tendencia a la urbanización de la vida humana se
mantendrá en el próximo siglo al punto de creer que en el año 2025 el 63% de la
población del plantea será urbana4.Las cifras y la constatación de las tendencias dan
sentido a la preocupación por ordenar los ámbitos urbanos y a la cercanía disciplinar
que la planeación y la ordenación del territorio, han tenido con la arquitectura y el
urbanismo clásico; sin embargo, la complejidad de los problemas que enfrentan las
ciudades de finales de siglo no encuentra todas las respuestas que demandan en un
único saber.
Mientras que la planeación urbana se ocupaba del diseño de los espacios habitados,
crecieron las ocupaciones informales de las periferias urbanas sin obedecer norma
4
Los datos provienen de Girardet Herbert. Ciudades. Alternativas para una vida urbana sostenible. ATLAS- GAIA.
Ed. Celeste, 1992.
5
alguna, al tiempo que aumentó la contaminación atmosférica e hídrica, la necesidad de
abastecer de agua y energía a la población, la insalubridad, las dificultades para el
manejo de los desechos domésticos e industriales, la especialización funcional, la
delincuencia, la segregación socio espacial, la ingobernabilidad, la congestión vehicular.
Todos estos problemas urbanos demandan, la incorporación de nuevos saberes al
pensar y planificar el desarrollo y la habitabilidad en la ciudad moderna.
Bajo este paradigma entonces la noción de territorio se caracteriza por ocupase de la
ordenación del espacio habitado
en forma directa por los ciudadanos. Según esta
concepción la ciudad se delimita a partir de la forma urbana y factores como
la
densidad, la continuidad y la trama proponen que el territorio termina a donde la
urbanización ya no se observa continua, densa, orgánica.
Los rasgos de ciudad
decrecen con la distancia al centro de tal forma que se habla de urbe y suburbios y se
intenta que los segundos cobren visos de ciudad como medida del desarrollo urbano.
Otra característica de este paradigma es, en los términos de algunos conceptos
ecológicos clásicos, que el hábitat se delimita tal y como la ciudad, a partir de la porción
geográfica más densamente ocupada, lo que obvia la multidimensionalidad del
concepto de Nicho en ésta renovada idea de hábitat; es así como las ciencias sociales
asimilan ambos conceptos haciendo que incluso, en ocasiones se pierda la dimensión
espacial en el análisis.
Indudablemente la concepción del territorio como ciudad ha evolucionado al ritmo que lo
ha hecho el concepto mismo de ciudad; respecto a este último parece claro que ya no
se trata únicamente de un conjunto de obras humanas con una determinada forma y
volúmenes sino de un proceso extendido de ocupación del espacio bajo muy diversas
formas, densidades, tipologías de vivienda e infraestructuras. Tal evolución pasa de
nuevo por el problema de la delimitación del territorio urbano que, en la ciudad moderna
se ha intentado abordar desde distintas perspectivas, profundamente emparentadas
con los paradigmas regionalizantes.
Enfrentados a las nuevas realidades urbanas, estudiosos y estadísticos han recurrido a
diversos expedientes para tratar de definir aquello que se puede llamar ciudad y
entonces delimitar el territorio objeto de ordenación y planificación. Algunas de estas
propuestas han encontrado útil el concepto de región, de allí la utilidad del concepto de
región urbana.:
6
2. La Región como Paradigma.
Etimológicamente, la palabra región proviene del latin
regĭo y -ōnis, y entre las
acepciones
reconocidas por la Academia de la Lengua podemos mencionar dos:
I. Porción de territorio determinada por caracteres étnicos o circunstancias
especiales de clima, producción, topografía, administración, gobierno, etc.
II. Cada una de las grandes divisiones territoriales de una nación, definida por
características geográficas e histórico-sociales, y que puede dividirse a su vez en
provincias, departamentos, etc.
Pese a lo sencillo que resulta intuir el significado hay pocos conceptos más ambiguos
que el de región (Labasse, 1973) cambia por completo de sentido y alcance
dependiente de quien lo maneje, de la escala a la que se aplique y de los fenómenos
que quiere representar. De allí que para una misma localidad puedan delimitarse de un
modo muy diferente regiones geográficas, agrícolas, urbanas, económicas etc.
Además de las delimitaciones territoriales propias del paradigma urbano que son de
interés en esta ponencia, puede afirmarse que subsistan cuando menos tres propuestas
de regionalización con miras a delimitar el ámbito espacial más adecuado para la
planificación y la ordenación del territorio.
Estas tendencias son la regionalización
económica, la regionalización sociocultural y la regionalización natural. Hay al menos
otra posibilidad, derivada en gran medida de la regionalización económica y como ya
mencionó, de la evolución del concepto de región para explicar la expansión territorial
de los procesos de urbanización, se trata de las regiones urbanas.
2.1 Formación de Regiones Urbanas.
El censo de 1993 consideró urbana a la población que vive en cabeceras municipales
genera el efecto estadístico de que el 75%, más exactamente que el 73.1% de los
colombianos vive en ciudades, cuando en realidad estas áreas urbanas son en su gran
mayoría pequeños pueblos. Este mismo censo mostró que las áreas rurales de
Colombia albergaban 15 millones de personas, el 38% del total de la población en ese
año. De este 38%, el 41% estaba ubicado en asentamientos dispersos, el 34% en
7
cabeceras municipales. Es decir que el 75% de la población rural no estaba
concentrada. De los 1114 municipios del país, mas del 75% corresponde a localidades
con menos de 15.000 personas y las 5 ciudades con más de 500.000 habitantes han
alcanzado esta población en los últimos 30 años. Aún si aceptara la definición de
“población urbana” del censo, el 71% de los municipios de Colombia (800 de 1114)
tienen más población rural que urbana.
Colombia es un país rural y urbano, de pequeños pueblos y grandes ciudades5
asociadas a
regiones metropolitanas muy vigorosas en cuanto a su dinámica
demográfica. Un esquema de su localización se puede apreciar en el siguiente corema
(Figura1)
3
2
4
1
5
Figura 1. Centros Metropolitanos de Colombia.
En la figura los círculos rojos corresponden a centros metropolitanos consolidados.
Bogotá, Bucaramanga (cordillera oriental), Medellín (cordillera central) Cali en el valle
del Cauca, Barranquilla en el litoral. Con azul se han indicado algunos centros
metropolitanos emergentes en el Eje Cafetero y en Urabá.
Las regiones urbanas se forman a partir de dos procesos fundamentales, no
necesariamente simultáneos. El primero es la conformación de redes urbanas o
sistemas de ciudades que en conjunto ofrecen servicios urbanos de forma
complementaria: Educativos, Salud, Comercio, Bancarios. Estos centros urbanos están
adecuadamente comunicados, hay flujos permanentes de personas, servicios,
mercancías e información. El otro proceso es la generalización de los procesos de
urbanización en el territorio, que deviene en la conformación de conurbaciones o áreas
metropolitanas, mono o policéntricas.
5
Grandes ciudades para la escala del país, pero pequeñas en extensión y en población, si se comparan con otras
ciudades y capitales Latinoamericanas.
8
En el primer proceso no se requiere solución de continuidad (conurbación física),
aunque sucede lo que podría denominarse una conurbación funcional. En el segundo
caso la conurbación define el carácter metropolitano. En el segundo proceso, la
conurbación implica continuidad espacial del proceso de urbanización; ésta conurbación
también es funcional.
Un enfoque ecológico permite apreciar un tercer proceso de ocupación del territorio:
además de la localización física y de la ocupación directa de espacio por parte de los
procesos de urbanización, se puede verificar una localización ecológica de las
ciudades. Al espacio ocupado en forma directa (conurbación física y funcional), más el
espacio ocupado indirecta (localización ecológica) le denominamos Territorio de la
Región Metropolitana.
Es necesario precisar que la apropiación de espacio ecológico externo a lo que se
llamaría una región metropolitana en su denominación clásica, ocurre cuando la
urbanización dispersa bajo la forma de periurbanización y rururbanización6, mediante la
localización de infraestructuras, sitios de comercio del ocio, o bien bajo la forma de
áreas de reserva; aparece en las áreas rurales “aledañas” a un centro metropolitano. El
carácter de aledaño está en función de la cercanía física, de la calidad de la
comunicación y del tamaño del centro metropolitano.
Para Estebanez (1988), las influencias urbanas se manifiestan en el medio rural según
dos principios generales de cambio espacial:
Principio de Gradiente, según el cual el grado de influencia urbana en el entorno rural
decrece con la mayor distancia a la ciudad más próxima y crece con el tamaño de la
ciudad. Este gradiente es afectado por el desarrollo vial y los medios de transporte que
relativizan las distancias al reducir los tiempos para cubrirlas.
Principio de Diferenciación, propone que el grado de especialización y diferenciación
espacial (subáreas) del suelo rural, rurales, decrece con la mayor distancia a la ciudad
más cercana y crece con el mayor tamaño de la ciudad. Lo que significa que espacios
rurales próximos a grandes ciudades tienden a la heterogeneidad, la misma que crece
cuanto más cerca se está de una ciudad grande.
6
Periurbanización: Densificación de antiguos núcleos rurales. Rururbanización: urbanización de antiguos fundos
rurales (fincas de recreo, segundas residencias)
9
Las transformaciones espaciales que operan en el medio rural, la cercanía y el tamaño de
una ciudad, tienen a su vez diferentes formas o reflejos en elementos visibles en el
paisaje; estas corresponden a procesos o momentos del proceso de urbanización. Como
consecuencia natural de lo anterior, han ocurrido cambios en el concepto de lo rural, tanto
en su concepción geográfica (espacial), como en su concepción sociológica (modo de
vida). (Baigorri, 2000)
En principio es importante diferenciar entre dos términos comúnmente y hasta la
revolución industrial, correctamente utilizados como sinónimos en cualquier lugar del
planeta, los términos son rural y agrario: El término agrario, del latín ”ager” significa
campo, tierra cultivada, que en cualquier caso alude a la utilización del suelo por parte del
sector primario de la economía. Mientras que el término rural, proviene del latín “rus” que
significa igualmente campo, pero en contraposición al término “urbs” que significa ciudad,
urbe.(Aguilera, 1997)
La coincidencia entre estos dos conceptos se percibe en los paisajes rurales dedicados a
la agricultura. En oposición a lo anterior, lo que ha generado la demanda de suelo urbano
para usos no agrarios, es un conjunto de paisajes rurales agroindustriales, industriales
rurales, de segundas residencias, comercio e infraestructuras varias (embalses, centrales
de energía, rellenos sanitarios, aeropuertos, etc.); de manera que en la actualidad, un
rasgo distintivo de la separación urbano rural es que lo rural no es necesariamente
agrario, pero, desde el punto de vista de los elementos que integran los paisajes rurales:
una matriz esencialmente verde, no cultivada, con múltiples parches y corredores de
actividad, tampoco coincide con los rasgos de un paisaje urbano; se trata de espacios
urbanizados7, pero que conservan en sus paisajes característicos, importantes elementos
rurales y agrarios.
2.2 Una propuesta para la Clasificación de Regiones Urbanas.
El grado de urbanización de los espacios rurales en los entornos de las grandes ciudades
colombianas es notorio, en estas áreas la expansión o proyección de la ciudad, mediante
flujos de interrelaciones de residencia (primera y segunda), ocio, turismo, comercio,
7
Urbanizados en tanto se han instalado allí, usos típicamente urbanos: Parcelaciones.
10
industria
e
infraestructuras,
“difícilmente
pueden
clasificarse
como
rurales
o
urbanos”.(Aguilera, 1997)
Existen también en Colombia áreas rurales periféricas a los procesos de urbanización, en
donde persiste en gran medida la coincidencia entre lo agrario y lo rural. Entre estas dos
situaciones existe un continuum en el que las características de la urbanización se diluyen
a medida que crece la distancia a un centro urbano; este continuum, contiene un extremo
en algún centro urbano y otro en una situación absolutamente rural agraria, o incluso
natural (en estado de conservación).
La discusión hasta este punto, deja ver la necesidad de intentar clasificar las regiones
urbanas del país, en función de la recurrencia y la magnitud espacial de los procesos de
urbanización y de acuerdo con la intensidad de estos mismos procesos.
De acuerdo con la localización y la intensidad de los procesos de urbanización, se
pueden clasificar las regiones urbanas de Colombia en tres categorías. La primera de
las cuales corresponde a regiones metropolitanas. Las tres tipologías de zonas urbanas
son:
1.Regiones Urbanas Polarizadas. 2.Regiones Rurales “No” Polarizadas.,3.Territorios
Tradicionales
Un esquema de localización de estas zonas se presenta en la figura 2.
1. Regiones
Urbanas
Polarizadas.
2. Regiones
Rurales “No”
Polarizadas.
3. Territorios
Tradicionales
Figura 2. Propuesta de Clasificación de Regiones Urbanas.
11
Cada figura geométrica marca el tipo de región predominante. Por ejemplo, los
territorios tradicionales se localizan principalmente en La Amazonía y en el Pacífico.
Una exposición amplia de las características de cada tipo de región se hace en otros
trabajos próximos a ser publicados. En esta ponencia, en sólo se exponen las
características de las regiones urbanas polarizadas, que son las de interés por el tema
tratado.
Antes de concluir este apartado, una aclaración necesaria. La denominación “urbana” a
los territorios tradicionales se hace en función del gradiente de urbanización citado
atrás, Estos territorios son los más “rurales” de la geografía colombiana y aunque
algunos ya tienen dimensiones urbanas de cierta complejidad, predomina lo rural
agrario y relaciones de recolección directa de la oferta ambiental natural.
3. El Territorio de las Regiones Metropolitanas: Ecorregiones
Urbanas.
El desarrollo urbano actual hace difícil, a veces, conocer donde una ciudad termina y
donde comienza una nueva.
La existencia de funciones urbanas en zonas muy
alejadas del núcleo central de la ciudad, sin una continuidad morfológica, complica aún
mas la situación. La necesidad de describir mejor la realidad urbana ha dado lugar al
nacimiento de nuevos conceptos que tratan de reflejar esta creciente complejidad.
Conceptos como conurbación, aglomeración, región urbana, área metropolitana, ciudad
región, ecorregión urbana, etc., han venido empleándose, para explicar situaciones
similares, aún cuando encierran en si significados muy diferentes en su origen y en su
desarrollo. Se hace necesaria una clarificación previa de estos conceptos.
Figura 3.
Formación del Area Metropolitana.
"Geografía. Una Síntesis M oderna), Citado por
(FUENTE:
Hagget P.
Aguilera, 1991.
12
El concepto de área metropolitana, ha sido introducido para definir determinadas
realidades de las aglomeraciones urbanas. El término consta de dos palabras que
hacen referencia, la primera, a un espacio o superficie; la segunda, a una ciudad
principal. Etimológicamente, la palabra metrópoli deriva de ciudad madre y comprende
la existencia de una ciudad y un espacio con el que mantiene estrecha relación.
(Aguilera, 1991)
El fenómeno metropolitano es la consecuencia de la difusión de la ciudad hacia el
exterior, a partir de un centro en desarrollo y contando con una expansión orgánica.
Este proceso de crecimiento tendría lugar por etapas.
En un primer momento, se
produciría una concentración en el centro de la metrópoli.
En esa fase, la ciudad
metropolitana monopoliza durante un tiempo la mayor parte del crecimiento
demográfico, con la consiguiente elevación de su densidad poblacional. A continuación,
el crecimiento progresaría hacia el exterior, en varias fases. (Figura 3).
“En la primera, la ciudad en crecimiento se apoderaría de los pequeños centros
periféricos que en su día constituyeron suburbios autónomos. En la segunda, la ciudad
tendería a absorber pueblos e incluso pequeñas ciudades que, a veces, se encuentran
a considerable distancia del centro.
Por último, el proceso de expansión no se
desarrollaría solo en dirección única . El crecimiento del núcleo central tropezaría con
otros análogos y de signo contrario, que provendrían en gran parte de las localidades
vecinas, que al expandirse, a su vez, se acercarían a aquel, acentuando, cada vez mas,
el carácter urbano de la zona a costa del sector rural.” Esta aglomeración de varios
núcleos de población, es lo que se denomina propiamente conurbación. (Estebanez,
A., 1981, citado por Aguilera et al, 1991)
De esta manera, se concebiría la definición de un área más amplia bajo la influencia de
la ciudad, acorde con la dispersión en el espacio de determinadas funciones urbanas
secundarias (segunda vivienda, etc.) o atraído desde la misma ciudad por funciones
urbanas de orden superior. Este espacio, cuando atiende a características ecológicas,
es decir, al área de influencia que sobre los ecosistemas, determina la intensidad de las
demandas de naturaleza, por parte del desarrollo urbano, puede denominarse
13
Ecorregión Urbana. Una Ecorregión agrupa el conjunto de los impactos territoriales,
atribuibles al funcionamiento urbano.
Los procesos de urbanización metropolitanos se extienden más allá de los límites
político administrativos de las autoridades ambientales y de planeación local.
Lo
“urbano” no coincide con la ciudad. Del mismo modo que “lo rural” ya no incorpora
necesariamente utilización del suelo en actividades de producción primaria8.
Estos espacios suburbanos, ofrecen graves dificultades de planificación relacionadas
con la calificación del suelo ( urbano o rural), el reparto de cargas y beneficios y en
general la participación económica de los propietarios en la solución de los problemas
urbanísticos y ambientales asociados. A estos desarrollos residenciales en el suelo
rural, les son atribuibles algunos de los problemas ambientales más graves de la ciudad
difusa: el saneamiento básico y la dotación y mantenimiento de vías, especialmente
cuando las otrora segundas residencias y/o fincas de recreo, se convierten a
residencias permanentes.
En este suelo rururbano, se presenta alto fraccionamiento predial y presión de
urbanización con densidades bajas comparadas con las urbanas, pero que, como ya
se indicó, terminan por desatar una urbanización difusa difícil de controlar, en tanto
proliferan vías informales de acceso a cada vivienda, construcción de piscinas,
instalación de pozos sépticos y tomas de agua; conflictos en los que finalmente debe
intervenir la municipalidad con grandes costos. Lo anterior sin mencionar los impactos
ambientales por contaminación del suelo y el agua con vertidos de origen doméstico y
material de arrastre de la construcción de viviendas, piscinas y vías; el desplazamiento
de actividades agrícolas de los suelos productivos y algunos otros asociados con la alta
circulación vehicular -otro rasgo peculiar de la urbanización difusa-, la accidentalidad y
la inseguridad. (Foto 1)
Surge en conclusión una cuestión definitiva: el mantenimiento de las economías de
subsistencia en las zonas rurales, al margen de su tan promovida competitividad, se
convierte en una estrategia tendiente a moderar el ritmo de la urbanización, aún cuando
8
En Colombia los municipios son autónomos en el manejo del suelo rural, debiendo acoger únicamente la
legislación sectorial ambiental. Mientras que en España, el manejo del suelo rural es de competencia conjunta
Autonómica-Municipal e incorpora legislación sectorial de protección de suelos agrícolas, al tiempo que no permite
usos residenciales en suelo rural.
14
para tal mantenimiento, deban emplearse tributos urbanos. La opción sencillamente es,
atender a los campesinos en sus parcelas en: producción, mejoramiento de vivienda,
salud y educación; o reprimirlos, resocializarlos y/o sepultarlos en campos santos tras
las avalanchas de lodo, en los cinturones de miseria de los suburbios metropolitanos.
Hasta ahora las diferentes propuestas de delimitación de regiones urbanas y
metropolitanas, parten de considerar el territorio como un hecho geográfico que implica
la implantación de obras humanas en el espacio, bajo diferentes densidades, que en
últimas desatan una nueva morfología urbana; como tal, esta realidad se puede
localizar exactamente mediante un sistema geodésico de coordenadas. Esta
perspectiva supone entonces el análisis del espacio ocupado en forma directa por los
asentamientos humanos, bajo cualquiera de las formas urbano-territoriales descritas.
Otra alternativa, la que sustenta la Ecorregión Urbana, es que, además de una
localización geográfica, existe una localización ecológica de las ciudades, es decir, que
se puede delimitar el ámbito de influencia de la ciudad sobre el territorio, a partir de
detectar, localizar y medir los impactos territoriales que las demandas de bienes y
servicios que la urbe hace sobre ese entorno, provocan.
De este modo, una Ecorregión llega hasta donde los impactos que se derivan de la
existencia de un conglomerado metropolitano generan una deseconomía local que
resulta en el deterioro ecológico de un recurso natural. Según lo indicado, Zaragoza, un
municipio del Nordeste Antioqueño, hace parte de la Ecorregión Metropolitana en la
medida en que los contaminantes que el área metropolitana de Medellín exporta a
través del sistema hídrico Medellín-Porce-Nechí, afectan la posibilidad de que esta
población utilice las aguas de este río para consumo humano y para la pesca9.
Los municipios de Belmira y Entrerríos, para ilustrar otro ejemplo, hacen parte de la
Ecorregión Metropolitana, gracias a que los bosques de sus jurisdicciones que se
ubican en las cuencas de los ríos Grande y Chico, prestan el servicio de regulación de
estas corrientes que permiten un flujo constante de agua hacia el embalse y de allí
hacia la ciudad. En los dos ejemplos se han mencionado servicios de la naturaleza10,
en el primer caso, la depuración y transporte de efluentes líquidos contaminados y en el
segundo caso la regulación hídrica.
9
A ello se suma la degradación local producto de la minería de aluvión.
Una diferenciación simple de estos con los bienes naturales es que los servicios de la naturaleza no han formado
precio en el mercado.
10
15
El desarrollo y aplicación del concepto de Ecorregión, como aporte a la discusión en
torno a cómo establecer los límites del territorio, es bastante reciente; ya se han
realizado algunos trabajos y se adelantan otros aplicados al área metropolitana de
Medellín11.
En conclusión, el territorio de las regiones metropolitanas tiene al menos tres grandes
escenarios con límites difusos: Lo urbano consolidado, lo urbano disperso (nueva
ruralidad), y los ecosistemas de soporte. Estas no son fajas concéntricas, mas bien
estructuran el territorio definiendo a la vez su base tecnológica construida (segunda
naturaleza) y el soporte natural mismo.
Desarrollar y aplicar la categoría de Ecorregiones Metropolitanas, puede resultar una
interesante oportunidad para describir el ámbito geográfico de la planeación urbano
regional: el territorio de la ciudad.
Una imagen de la Ecorregión Metropolitana de Medellín, se presenta en la Figura 4.
Esta
se
define
a
p
artir de los servicios ecosistémicos que configuran la dependencia ecológica para el
funcionamiento urbano. En este mismo espacio están contenidos los procesos de
urbanización consolidada y dispersa del área metropolitana.
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Ver los trabajos de AGUDELO P. Luis. Indicadores Territoriales de Sostenibilidad, la Huella ecológica del valle
de Aburrá. Convenio UNAL-CORANTIOQUIA (1998). AGUDELO P. Luis C et al. Identificación, Caracterización
y Valoración Económica de los Servicios Ambientales Proporcionados por los Ecosistemas Estratégicos Localizados
en el área de Influencia del Valle de Aburra. CORANTIOQUIA (1999)
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coord.. Colección Estudios. Ed. Universidad Castilla La Mancha. Cuenca (España),. 378
pág.
Nota Biográfica:
Luis Carlos Agudelo P.. Ingeniero Forestal. Esp. Ordenación del Territorio, Doctor en
Urbanismo. Profesor Asociado Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Facultad de
Arquitectura. Escuela de Planeación Urbano-Regional. Bloque 24-403
E-mail: [email protected]
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