GEHS 4020 ARTE GRIEGO ARCAICO Y CLASICO (SIGLOS VIII-V A.C.) ESCULTURA Periodo arcaico Se caracterizan por un tratamiento de la anatomía corporal, en el que zonas como el cabello o la musculatura se disponen como figuras geométricas o en torno a ejes, verticales y horizontales, que definen partes simétricas. En general, se distinguen por un tórax excesivamente abombado y un abdomen muy reducido, lo que resulta desproporcionado. La representación de la rodilla se solventa dándole forma de trapecio invertido. El cabello se geometriza y otros rasgos característicos son los ojos almendrados y labios cerrados o, a lo sumo, el labio superior levantado, intentando una sonrisa mecánica que se denomina «sonrisa arcaica». Frontalidad Este tipo de escultura está pensada para ser vista de frente siguiendo el modelo egipcio y acusa el principio de simetría. Hasta la época clásica no comenzaron a realizarse esculturas para ser miradas desde cualquier punto de vista. Sin embargo, algunas de las esculturas clásicas seguían contando con esta característica ya que se esculpían para estar situadas en nichos o ábsides. Rigidez La obra se disponía siempre siguiendo determinados convencionalismos. Se situaban los brazos pegados a lo largo del cuerpo con los puños cerrados y una pierna algo adelantada aunque plantada en el suelo en un tímido intento de reflejar el movimiento. Inexpresividad Las figuras no aparecen mostrando sentimiento alguno, esgrimiendo únicamente la típica sonrisa "arcaica" anacrónica, que parece tener objetivos formales de reforzamiento de la boca. Esto es debido a que el objetivo de la escultura era transmitir la sensación de fortaleza y plenitud física del joven triunfador. El Auriga de Delfos (conductor de carro tirado por caballos) Se realizó en el año 474 a.C. y no se conoce a su autor. Es la única escultura conservada en bronce hueco. Es lo que queda de un monumento también público mandado por un hombre que ganó una carrera de caballos (falta el carro y los caballos). Hay quien dice que es desproporcionado porque es muy alto, pero esto es más un efecto óptico por la túnica de pliegues muy verticales que caen con una cierta regularidad, aunque al final hay entrantes, hacia el suelo. Esta verticalidad está contrastada por los pliegues de la parte superior, también verticales y diagonales pero mucho menos rígidos. En los hombros hay más pliegues. Los brazos están hacia delante, en actitud de sujetar las riendas. La cabeza se mantiene muy serena. Se conserva el relleno de los ojos y la plata de la boca. El pelo tiene rizos suaves y una diadema muy bien anudada, deja la nuca sin pelo. Bajo relieve de uno de los frisos del Partenón, obra de Fidias, el escultor más destacado de la época clásica. Representan dioses griegos contemplando una procesión. Nótese que los rasgos y poses son más realistas que en la escultura de la época arcaica. Arquitectura La arquitectura griega sienta las bases de lo que será la arquitectura del mundo occidental durante siglos. La codificación de la edad arcaica en tres órdenes estéticos conforme a los cuales construyeron los antiguos griegos (dórico, jónico y corintio) se convertiría con el helenismo en un lenguaje compartido por todo el mundo mediterráneo. La arquitectura griega clásica está representada, fundamentalmente, por templos, pues se desarrolló en torno a los santuarios. El formato estándar de los edificios públicos griegos se conoce a través de los ejemplos supervivientes tales como el Partenón. El templo era la forma más conocida y frecuente de arquitectura pública griega, pero no cumplía las mismas funciones que una Iglesia moderna. El altar estaba al aire libre a menudo directamente delante del templo. Los templos servían como depósitos de tesoros asociados al culto del dios al que se dedicaban, como lugar donde permanecía una imagen de culto a veces de gran antigüedad, pero a menudo desde los tiempos de Fidias era asimismo una gran obra de arte. El templo era un sitio para que los devotos depositaran sus ofrendas votivas, tales como estatuas, yelmos y armas. La habitación interior del templo, la cella, servía así principalmente como una cámara acorazada y una despensa. Puesto que no estaba pensado para alojar a los fieles, no precisaba que fueran de grandes dimensiones, ni tampoco elevarlos. Se concebían para ser vistos desde fuera. La colosal escultura crisoelefantina (de oro y marfil) de Atenea Parthenos (Atenea Virgen), obra de Fidias, se alojaba en el Partenón de la Acrópolis de Atenas. Atenea, patrona de Atenas, aparece como una diosa guerrera, con escudo y casco, preparada para la defensa de la ciudad. La escultura tenía 12 metros de altura (incluyendo el pedestal de 1,50 metros) y se guardaba dentro del Partenón. Su núcleo estaba construido con madera cubierta con placas de bronce, recubiertas con láminas de oro y marfil. El manto y el casco tenían incrustaciones de oro. La estatua, así como casi todas las obras de Fidias no llegaron hasta nosotros, por lo que se conocen por descripciones existentes en escritos griegos y por copias que realizaron los romanos de algunas de ellas. El Partenón es el templo griego situado en la Acrópolis de Atenas dedicado a Atenea, diosa protectora de la ciudad de Atenas. Es el monumento más importante de la civilización griega antigua y se le considera como una de las más bellas obras arquitectónicas de la humanidad. El Partenón es uno de los principales templos dóricos que se conservan, construido entre los años 447 y 432 a. C., principalmente en mármol blanco. A la izquierda aparece una interpretación de cómo debió ser el templo en lo alto de la Acrópolis con las estructuras que lo rodeaban. Abajo se aprecia lo que queda hoy día de dicha estructura. Otro templo dedicado a Atenea. Esta vez las columnas son jónicas. Templo de Zeus. Las columnas son corintias. Tttt Templo de Zeus. Es un ejemplo de columnas corintias. Pórtico de las Cariátides del Erecteion, templo griego dedicado a Atenea y Poseidón (h. 413 A.C.) Como su nombre indica, la forma femenina humana de las columnas confiere enorme belleza a este ejemplo de la arquitectura clásica helena. La historia del teatro en occidente tiene sus raíces en Atenas, entre los siglos VI y V A. C. Allí, en un pequeño hoyo de forma cóncava -que los protegió de los fríos vientos del Monte Parnaso y del calor del sol matinal- los atenienses celebraban los ritos en honor Dionisio; estas primitivas ceremonias rituales irían luego evolucionando hacia el teatro, constituyendo uno de los grandes logros culturales de los griegos. Este nuevo arte estuvo tan estrechamente asociado a la civilización griega que cada una de las ciudades y colonias más importantes contó con un teatro, cuya calidad arquitectónica era una señal de la importancia del poblado. Pintura Para hablar de la pintura griega es necesario hacer referencia a la cerámica, ya que precisamente en la decoración de ánforas, platos y vasijas, cuya comercialización era un negocio muy productivo en la antigua Grecia, fue donde pudo desarrollarse este arte. Al comienzo los diseños eran elementales formas geométricas -de ahí la denominación de geométrico que recibe este primer período (siglos IX y VIII a. C.)- que apenas se destacaban sobre la superficie. Edipo interrogado por la Esfinge Ánfora decorada con Heracles y el toro Minos Aquiles y Ayax jugando a los dados Copa decorada con Atletas Corredores durante los Juegos Olímpicos Crátera con una escena de preparación de un espectáculo teatral Con el correr del tiempo, éstas se fueron enriqueciendo progresivamente hasta cobrar volumen. Aparecieron, entonces, los primeros dibujos de plantas y animales enmarcados por guardas denominadas "meandros". En un próximo paso, ya en el período arcaico (siglos VII y VI a. C.), se incluyó la figura humana, de un grafismo muy estilizado. En medio de las nuevas tendencias naturalistas, ésta cobró mayor importancia al servicio de las representaciones mitológicas.