ME SACA DE QUICIO

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ES15 DE OCTUBRE DEL 2011
“¡Me hace la vida imposible!”. Si alguna vez ha tenido que convivir con una persona difícil seguramente habrá refunfuñado así. En ocasiones nos toca tratar con gente que, por su actitud, nos saca de quicio.
No los podemos ni ver. Esas relaciones insufribles
pueden surgir entre compañeros de trabajo, entre
amigos o, lo que es aún peor, dentro de la familia. A
medida que se alarga la relación, aumenta la sensación de vivir un infierno y la salud emocional se
resiente, llegando incluso a sufrir estrés o ansiedad.
Sin embargo, existe un modo aparentemente sencillo de evitar ese calvario: detectar las razones que
llevan a la persona difícil a comportarse como
tal y manejar con destreza nuestras habilidades comunicativas. Aunque generalmente
tengamos una percepción negativa del
conflicto, no es más que un trance cuya
resolución puede ser positiva.
PERSONAS
DIFÍCILES
Hacer una lista para señalar
quién es una persona difícil
y quién no, podría ser un
mero ejercicio de generalización o una vía rápida
para caer en los tópicos. No
obstante, y sin ánimo de
etiquetar a nadie (excepto
en las ilustraciones, claro),
los psicólogos coinciden en
identificar ciertos patrones
de conducta que se repiten
en las personas complicadas. Los médicos holísticos
estadounidenses Rick
Kirschner y Rick Brinkman
recogen en su libro Cómo
tratar con gente a la que no
puede soportar (Ediciones
Deusto) las conductas
difíciles más comunes que
presentan las personas
normales en sus peores
momentos
Le encantan los enfrentamientos, es mordaz y siempre
está furioso. Es el máximo exponente en comportamiento
agresivo y arrollador
Texto Jon Fernández
ME
SACA
DE
QUICIO
Hay personas insufribles a
las que no podemos perder
de vista. La mayoría de
las relaciones conflictivas
se deben a problemas de
comunicación. Mejorando
esta, podemos reconducir
algunas actitudes
1510 PERSONAS DIFICILES.indd 10
Las relaciones conflictivas normalmente se deben a un probleue
q
ma
de comunicación entre ellas.
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a
El t
“No quiere decir que no hablen, sino
que aunque hablen no llegan a un entendimiento”, apunta Rosa Ramos, psicóloga clínica y
vicedecana del Colegio de Psicólogos de Navarra.
“Ante cualquier relación, cada persona emplea unas
actitudes previas que tienen que ver con su personalidad, con el historial de relaciones que ha vivido
y, por supuesto, con las habilidades comunicativas.
Son estos factores los que inciden especialmente
en el conflicto”. Pongamos, por ejemplo, que su
compañero de trabajo le critica y usted se defiende,
él contraataca y usted vuelve a defenderse. Estaríamos ante lo que Ramos denomina una escalada de
progresión geométrica, que va creando un clima
cada vez más negativo y una sensación de que no
merece la pena hablar. “Cuando se sigue ese patrón
la mayoría de los conflictos se van enconando, porque utilizamos mal la única herramienta con la que
contamos los seres humanos para resolver conflictos, la comunicación”.
El error más grave que se comete ante esa situación
es pensar que no merece la pena discutir. “Aunque
parezca una obviedad, lo más importante es saber
que cuando existe un conflicto debemos resolverlo”, asevera Ramos. “Hay que volver a hablar del
problema, y no importa que sea a posteriori. Lo
importante es que uno se calme, y exprese lo que
siente y lo que piensa con libertad y autoafirmación. En muchas ocasiones los conflictos quedan
sin resolver, y eso no hace más que aumentar el
problema”. Así pues, por muy gruñón que sea su
jefe, por muy impertinente que sea su cuñado o a
pesar de que su suegra le parezca una víbora, puede
encauzar la complicada relación que mantiene con
ellos mediante una comunicación eficaz. Aunque
no pueda usted cambiar a las personas difíciles,
puede comunicarse con ellas de modo que sean
ellas mismas las que cambien. “Usted ya se comunica con éxito con la mayoría de la gente, sólo tiene
dificultades con unas cuantas personas. Debe ser
consciente de las habilidades comunicativas que ya
utiliza inconscientemente para crear confianza en
las relaciones con la gente que le importa. Una vez
que reconozca estas habilidades, puede empezar a
utilizarlas a propósito con las personas problemá-
10
El fra
ncot
irado
r
Tanto si es por medio de
comentarios rudos, un
sarcasmo hiriente o poniendo
los ojos en blanco en un
momento muy oportuno,
su especialidad es hacer que
usted parezca un estúpido
ES UN ERROR
GRAVE
PENSAR QUE
NO MERECE
LA PENA
DISCUTIR
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e
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El bo
Después de un periodo de
calma, explota despotricando
a tontas y a locas sin objetivo
alguno, respecto a cosas que
no tienen nada que ver con
las presentes circunstancias
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11
EN FAMILIA
ticas a fin de convertir el conflicto en cooperación”,
explican los médicos holísticos estadounidenses
Rick Kirschner y Rick Brinkman en su libro Cómo
tratar con gente a la que no puede soportar.
¿Y si leyendo estas líneas se da cuenta que puede usted estar en el lado de las personas difíciles? No se
preocupe, que no es nada raro. Los dos especialistas
estadounidenses afirman que todos hemos sido una
persona insoportable para alguien, al menos durante algún tiempo determinado. Y es que, cuando
nuestras intenciones se frustran nos convertimos
en personas más controladoras, más perfeccionistas, buscamos excesivamente la aprobación
de alguien, o incluso, llamar su atención. “Toda
conducta tiene un propósito que el comportamiento está procurando satisfacer, y por ello, la conducta
cambia de acuerdo con la intención. Así como
elegimos distinta ropa para diferentes ocasiones,
escogemos varios comportamientos dependiendo de las situaciones”. Así pues, es fundamental
conocer la pretensión de nuestra persona difícil
para poder reconducir la situación. Para ello, hay
que intentar encontrar un terreno común. Nadie
coopera con nadie que parezca estar en su contra,
así que reducir diferencias es imprescindible.
Los expertos señalan tres pasos básicos que hay que
dar para convertir al enemigo en cooperador: fusionarse con la otra persona, escuchar atentamente y
hablar claro. La fusión es una habilidad comunicativa habitual que utilizamos de manera automática
y natural cuando mantenemos una relación. Si
nos paramos a pensar nos daremos cuenta de que
cuando tenemos una conversación agradable con
un amigo que está sentado con las piernas cruzadas, al final acabamos imitando su gesto y también
cruzamos las piernas. “Una manera de hacerse con
una persona difícil en una atmósfera envenenada
es fusionarse a propósito con la postura corporal,
la expresión facial y el grado de animación de esa
persona. La fusión envía la señal de que estás con
ella y te interesa lo que dice y hace”, aseguran.
El segundo paso hacia un resultado eficaz es saber
escuchar y saber demostrar que uno está atendiendo. “Cuando la gente se expresa quiere saber que ha
sido comprendida. Por ello, un buen comunicador
hace que su objetivo sea primero escuchar y entender, antes de intentar ser oído. Al ayudar a nuestras
personas problemáticas a que se expresen completamente, aumenta la probabilidad de que después
sean capaces de escucharnos e incluso lo deseen.
Cuando las personas pasan por la experiencia de
ser atendidas abandonan la preocupación por sus
propios pensamientos y sentimientos. Abren de
par en par su mente, y hace que les sea mucho más
fácil escucharnos”, apuntan Kirschner y Brinkman.
Hay una serie de trucos que facilitan la sintonía
en la conversación. Para empezar, conviene darle
pruebas visuales y auditivas de que lo que le ha
contando tiene sentido para usted, afirmando estar
de acuerdo moviendo la cabeza de arriba a abajo y
emitiendo sonidos de aprobación. Después, debe
recapitular repitiendo algunas de las palabras que
la otra persona haya utilizado para que sepa que le
ha escuchado y le da importancia a lo que dice. Y
por último, es recomendable hacer algunas pregun-
1510 PERSONAS DIFICILES.indd 11
El sabelotodo
E
dic sieml que
e q pre
uiz
á
Casi nunca tiene dudas, tolera
muy mal que le corrijan y
le lleven la contraria. Sin
embargo, si algo sale mal,
hablará con la misma autoridad respecto a quién tiene la
culpa: usted
En un momento de decisión,
lo retrasa todo confiando en
que se presentará, por sí sola,
una elección mejor
DAR
LA VUELTA
A UNA
RELACIÓN DE
ENEMISTAD
ES POSIBLE
tas abiertas para aclarar su intención, y resumir brevemente lo que ha dicho. Todo esto le demuestra
que está haciendo un esfuerzo para comprender el
fondo de la cuestión, y la probabilidad de conseguir
su cooperación para cambiar la dirección de la
relación será mayor.
sí
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d
pre
m
e
i
es
u
q
El
En su esfuerzo para complacer a la gente y evitar los
enfrentamientos, la gente
que siempre dice sí lo hace sin
pensar bien las cosas. Reacciona a las últimas exigencias
de su tiempo, olvidando los
compromisos anteriores y se
compromete excesivamente
hasta que no tiene tiempo
para sí misma. Esas personas,
luego, se vuelven resentidas
Después de escuchar, le toca dar el tercer paso y
hablar claro para que le entiendan. Kirschner y
Brinkman recogen en su libro unos cuantos consejos para que el resultado sea el deseado. Sobre todo,
recomiendan vigilar el tono de voz, pues incluso
aunque las palabras estén bien elegidas, si su voz
suena apresurada u hostil la gente puede imaginarse algo muy diferente a lo que tiene intención de
transmitir. Además, debería manifestarle su intención positiva para que sepa dónde quiere llegar, e
impedir malentendidos. Pero hay dos situaciones
en las que uno se siente especialmente vulnerado:
cuando la otra persona habla tanto que ni siquiera
le permite intervenir en la conversación y cuando
le suelta a la cara un chaparrón de críticas. No se
preocupe, existen sendos trucos para cada caso.
El primero es interrumpir con tacto, sin culpar a
nadie. “Limítese a pronunciar su nombre una y otra
vez de un modo desapasionado, hasta que consiga
atraer su atención. Puede que intente atropellarle
elevando la voz, pero persista de todos modos, ya
que la repetición de su nombre le hará callar. Cuando consiga su atención, tiene que contar su verdad,
utilizando el lenguaje del yo, para remarcar que
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ES15 DE OCTUBRE DEL 2011
lo que está expresando es su versión. Eso hace
que escucharle sea más cómodo y menos opresivo”.
El segundo truco es el de apreciar las críticas: “Es
un sencillo cortocircuito para conseguir acabar
con ellas sin interiorizarlas ni pelear en su contra.
Ninguna defensa, ninguna explicación, ninguna
justificación. Un simple gracias es todo lo que hace
falta, y ya está. Sencillo, sutil y amable”.
No hay feedback verbal ni
no verbal. Nada. Su silencio
absoluto ante cualquier
cuestión o decisión saca de
quicio a cualquiera
1510 PERSONAS DIFICILES.indd 12
una persona tiene una conducta de abuso sobre
otra, podríamos pensar que es esta la que produce
el daño. Sin embargo, yo diría que no. Hemos de
tener habilidades para defender nuestros derechos,
y para saber cortar a tiempo un sistema de interacción negativo. La responsabilidad de las relaciones
difíciles también está en nuestras manos”. A fin de
cuentas, la clave reside en aprender a soportarnos,
a pesar de nuestras diferencias, y sacar lo mejor de
las personas cuando están en sus peores momentos.
No podemos pretender llevarnos de maravilla con
todo el mundo, pero es muy útil saber que está a
nuestro alcance establecer una relación respetuosa
incluso con quien nos hace la vida imposible.
De todos modos, puede que estos pasos no sean
suficientes. El camino hacia el consenso está lleno
de errores comunes que hay que saber sortear. Uno
de los fallos más habituales que cometemos es el
de leer el pensamiento del otro. “Hablamos
por él, interpretamos sus intenciones, y
esta conducta produce una respuesta
muy defensiva en la otra persona. Lo
que debemos hacer es escuchar
o
las razones que le han llevado a
a
e nnad ir
esa actuación mediante la foru
q
c
El iene de
mulación de preguntas abiertas”,
t ue señala Ramos. Por otro lado, asegura
q
que solemos caer en un exceso de
críticas, reproches y acusaciones, cosa que enquista más la situación. “Empezamos a hablar de un
asunto muy concreto y acabamos hablando de siete
asuntos a la vez, porque sacamos a relucir muchos
trapos sucios del pasado. Nos vamos cargando de
razones que tenemos pero que en ningún momento
contrastamos con el otro, ni permitimos crear un
clima para que la otra persona se defienda, se explique, razone. Todas estas actitudes erróneas que
tomamos ante personas difíciles no hacen más que
bloquear la comunicación”.
Cuando una persona está sumida en una relación
conflictiva lo que predomina es el componente emocional. Empieza a ver la realidad
desde la rabia, el dolor, el desánimo... y
la relación se envenena aún más. “Las
emociones bloquean mucho la racionalidad, también cuando son positivas, pero
sobre todo cuando son negativas. Procesamos
la información a través del córtex cerebral, y
cuando una persona tiene una emoción muy
intensa está invadida por otra estructura
del cerebro: la amígdala. Es esta la que
e
u
q
impide que pensemos con corrección,
l
e
E mpr
y es algo que está fuera del control del
sie e no
dic
individuo”, explica Ramos. Así pues, para
estos casos recomienda separarse un poco de la
emoción, pensar con calma y retomar las situación
con tranquilidad. “La capacidad de comunicación y
las habilidades para resolver y manejar conflictos es
fundamental para la salud mental de un individuo.
Si no es capaz de afrontar este tipo de relaciones
pierde la confianza y la credibilidad hacia los demás
como una fuente de interacción positiva, y eso
le puede llevar a una depresión o a una crisis de
Más mortal para la moral
ansiedad”. No obstante, en todo este proceso de inque una bala, más poderoso
tentar reconducir una situación insoportable hacia
que la esperanza, capaz de
derrotar las grandes ideas con una relación cordial es básico hacerse la siguiente
una sola sílaba. Disfrazada
pregunta: ¿En qué medida soy parte del problema?
de persona normal, con
Aunque el origen del conflicto pueda partir de una
modales suaves, la persona
persona dañina, según Ramos, quien recibe el daño
que siempre dice no libra una
debe tener recursos para frenar y saber decir hasta
batalla interminable con la
aquí hemos llegado. Es decir, que dos no pelean si
futilidad, la desesperanza y el
uno no quiere. “En una relación laboral en la que
desespero
12
!
Se siente indefenso y abrumado por un mundo injusto.
Su estándar es la perfección y
nadie ni nada está a la altura.
Pero a la mezquindad le gusta
la compañía, y por eso le lleva
los problemas a usted. Si le
ofrece soluciones hace que
sea usted mala compañía y
sus gimoteos suben de tono
El infierno en casa y en el trabajo Se dice que el roce
hace el cariño, pero seamos sinceros, también
produce enormes enemistades. El mejor caldo de
cultivo para las relaciones insoportables se encuentran en la propia familia o entre los compañeros
de trabajo. “En mi consulta he tenido personas
que han tenido verdadero pánico a la hora de
incorporarse al trabajo o a la hora de ir a casa.
Hay relaciones entre hermanos, cuñados o entre
vecinos, que pueden
llegar a crear un
estrés emocional
importantísimo.
Como no ven una vía
de
solución,
perciben a la
jica
otra persona como una fuente
e
u
amenazante”, aclara la psicóloga
El q
clínica Rosa Ramos. Aunque no sea fácil, en el ámbito laboral se puede tomar la decisión
de cambiar de trabajo. En el entorno familiar, sin
embargo, es más complicado dar con la solución.
“En la familia se crean estructuras muy rígidas y
es mucho más difícil cambiar. Los papeles son más
sólidos. Puede haber alguien que quiera mejorar
pero que no pueda porque todo el núcleo familiar
lo fuerza a continuar con el rol que le tocaba”,
comenta Susana M. Díaz, profesora de psicología
social de la Universitat de Barcelona. Según ella, la
influencia que tiene el contexto en este tipo de actitudes insufribles es fundamental. Siendo la familia
un entorno en el que proliferan los conflictos, Díaz
asegura que actualmente es en el contexto laboral
donde más extendidas están las relaciones difíciles.
“Nos encontramos en un momento muy complejo
y duro, sin un norte definido. Venimos de una vida
laboral en la que más o menos se podía planificar a
diez o veinte años vista, los roles eran a más largo
plazo y la gente podía ir creciendo en un entorno
no tan competitivo. Ahora esto está cambiando, y la
regla es sálvese quien pueda”. Dado que las condiciones laborales son diferentes y reina la inestabilidad, Díaz cree que los trabajadores están en una
lucha continua para ver qué es lo que se valora en
la empresa. “La gente está mucho más despistada y
tensa, con menos capacidad de aguante y con menos tolerancia. Eso conlleva más conflictos a todos
los niveles”. Llegados a este punto, ¿qué es peor,
soportar una relación tan dolorosa o buscar una
alternativa laboral? Si tras utilizar conscientemente las habilidades comunicativas no obtenemos
resultado, se recomienda acudir a un tercero o, en
última instancia, a un profesional. s
08/10/2011 13:09:53
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