Función Simbólica

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD DEL ZULIA
FACULTAD EXPERIMENTAL DE CIENCIAS
DEPARTAMENTO DE CIENCIAS HUMANAS
Lenguaje y Comunicación
Función simbólica
Prof. Alexander Mosquera
Maracaibo, noviembre de 2010
FUNCIÓN SIMBÓLICA DEL LENGUAJE
Con todo y que el ser humano evoluciona desde un estado muy parecido al del resto de los
animales, aquél desarrolla inmediatamente su capacidad para llevar a cabo acciones, sin
necesidad de que intervengan estímulos artificiales y externos.
Tales acciones están dirigidas a la elaboración y expresión del pensamiento y de la
creatividad, para lo cual el hombre se vale de los símbolos como la herramienta mediadora por
excelencia, que le ayuda a representar mentalmente la realidad. Éste es el rasgo esencial que
permite diferenciar sus sistemas lingüísticos, de los sistemas de comunicación empleados por
los animales.
Gracias a los símbolos, el ser humano está en la posibilidad de llegar a la cognición y a la
designación de las cosas, por lo que puede hacer referencia de ellas durante el acto
comunicativo, así se trate de entes abstractos o de seres físicamente ausentes. Y esto porque
constituyen la vía para representar todo lo que entra al pensamiento, ya sea por influencia del
mundo exterior, de la fantasía, de la creación cultural o producto de la construcción del
conocimiento, de la organización afectiva, volitiva, o de la interacción social.
Algunos ejemplos de símbolos son la bandera, el escudo y el himno nacional -pues en la
mente representan la idea de patria-, así como la paloma por hacer alusión a la paz.
Igualmente lo son una flecha que indica al conductor el inicio de una curva fuerte en la
carretera, un mapa que encierra determinada extensión geográfica, sin dejar de mencionar las
mismas palabras del lenguaje articulado, en tanto que representan la realidad.
De esa manera se entiende cuando el término “vaca” lleva a pensar en un ser vivo, de
cuatro patas y que nos da leche y otros alimentos, mientras que “edificio” hace alusión a un
objeto físico y “alegría” indica un estado afectivo. Esto no es más que la llamada función
simbólica de la que hablaba Piaget (Niño Rojas, 1994:11), quien la definió como la capacidad o
facultad de representación mediadora de la realidad, que es propia del hombre.
El mundo de los signos
Esa función simbólica hace posible conocer y aprehender la realidad, representarla y
aludirla en el acto comunicativo, para convertirla así en un referente. Hablar de la existencia de
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un referente conduce hacia el mundo de los signos, para hurgar en la ontogénesis misma del
lenguaje; es decir, en su evolución o desarrollo.
Se afirma entonces que la semiosis, o formación de los signos, se da a partir de la
configuración significativa que el individuo realiza del mundo e incluso de sí mismo, lo cual
implica que a través de la socialización del conocimiento que construye logra que los símbolos
signifiquen algo (mensaje con significado) de alguien (emisor) sobre algo (referente) con destino
a alguien (receptor).
De allí que se afirme que los símbolos son tales, siempre y cuando le hagan representar las
cosas en la mente al sujeto, pero son signos en la medida en que sirven para compartir o
confrontar ese conocimiento con otras personas.
Se aprecia así que la función simbólica los envuelve a ambos (símbolos y signos) y que la
diferencia la establecerá el rol o papel que prive en un momento dado, el cual será de
representación o cognición en el caso de los símbolos y de comunicación para el caso de los
signos. Sin embargo, la práctica ha hecho que los signos sean considerados también como
símbolos, según ya se había mencionado al principio.
Convencionalidad de los signos
Se puede decir que los signos se caracterizan por ser convencionales, ya que se originan a
partir de una especie de contrato general, que no es más que una aceptación social.
La
referida convencionalidad también se las da, el mismo hecho de que ellos llevan una
intencionalidad comunicacional implícita. Esa particularidad hace que haya tal diversidad de
signos, así como sea
la diversidad de formas de comunicarse que desarrolle el hombre,
durante la puesta en práctica de la mencionada función simbólica.
De todas maneras, vale resaltar que el lenguaje que se manifiesta o se concreta en las
diferentes lenguas naturales representa el medio más común e importante que tiene el ser
humano para comunicarse, aunque también se debe destacar que no es el único. Ya se ha
dicho que el hombre está en la capacidad de crear muchos símbolos, a través de los cuales
desarrolla y expresa su pensamiento y su personalidad, a la par de que adquiere signos que se
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concretan en una o varias lenguas, que persiguen igual fin y el de la comunicación.
La afirmación anterior da paso a una nueva dimensión en la que se desenvuelve el ser
humano y que lo clasifica como un “homo simbollicus” y “homo loquens”, que no es otra cosa
más que el “hombre que simboliza y habla” (Niño Rojas, 1994:12).
FUENTES CONSULTADAS
Ávila, Raúl. 1998. La lengua y los hablantes. Editorial Trillas. México.
Cardona, Bertha L. 1994.
Venezuela.
La Lengua como Sistema de Sistemas.
Ediluz. Maracaibo,
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1998.
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Niño Rojas, Víctor Miguel. 1994. Los Procesos de la Comunicación y del Lenguaje.
Fundamentación y práctica. 2da. edición. ECOE Ediciones. Colombia.
Niño Rojas, Víctor Miguel. 2004.
Ediciones. Colombia.
Semiótica y Lingüística aplicadas al español.
ECOE
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