― Pero, señor delegado, la tierra está deslavada, dura. No creemos que el arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habría que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla y ni aun así es positivo que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá. ― Eso manifiéstenlo por escrito. Y ahora váyanse. Es al latifundio al que tienen que atacar, no al Gobierno que les da la tierra. "Nos han dado la tierra", contenido en "El llano en llamas" de Juan Rulfo, 1953 Enrique Alphard Ordóñez de la Cruz I.1 La Revolución Mexicana La Revolución Mexicana fue un conflicto armado de comienzos del siglo XX. El objetivo de ésta era terminar con el gobierno del presidente Porfirio Díaz. Éste, por medio de la reelección, había estado en el poder desde 1877. Durante la Dictadura de Díaz, la situación social en México se agravó: la diferencia entre ricos y pobres aumentó. No obstante, fue un periodo de modernización del país. Ejemplo de esto son el ferrocarril y la electricidad. El 20 de noviembre de 1910, Francisco I. Madero inicia la rebelión contra Porfirio Díaz. La Revolución Mexicana no fue una lucha de un solo hombre: muchos personajes importantes participaron en ella, así como miles de mexicanos en diferentes partes del país. A pesar del fin del gobierno de Díaz, la situación en México no cambió. Al gobierno de Madero siguió un periodo de inestabilidad política, caracterizado por traiciones, asesinatos y levantamientos armados en diferentes zonas del país. Porfirio Díaz renunció a la presidencia en 1911; Madero ocupó la presidencia. Es decir, México vivió una lucha entre diferentes grupos con intereses diferentes: una guerra civil. Debido a esto, no es posible indicar con exactitud cuándo terminó la Revolución Mexicana. Algunos historiadores establecen 1917 y la firma de la Constitución como el final de la Revolución; para otros, en cambio, continuó hasta la década de los 40s. I.2 La rebelión cristera La Rebelión cristera o Rebelión de los cristeros fue un levantamiento en armas de los grupos católicos como respuesta del alto clero en contra de las medidas tomadas para controlar el poder político de la Iglesia. La nueva Constitución de 1917, en sus artículos 3º y 130, restringía el poder de Iglesia. La Rebelión ocurrió entre 1926 y 1929; Plutarco Elías Calles era el presidente de México. Las protestas de la Iglesia pasaron a la incitación a la violencia. Más de ocho mil campesinos, movilizados por sacerdotes y fanáticos, se enfrentaron al ejército federal en el centro y occidente del país. Los cristeros luchaban en pequeñas bandas, imposibles de ser controladas en su totalidad por el ejército. El levantamiento estuvo lleno de actos de crueldad y sólo terminó con la negociación directa del alto clero con el gobierno federal. I.3 La nueva cultura "nacionalista " Después de la Revolución, los intelectuales mexicanos buscaron una nueva forma de expresión acorde con la nueva identidad nacional, nacida del movimiento revolucionario. A este movimiento se le conoce como nacionalismo artístico y se distinguió especialmente en la pintura con grandes muralistas como David Alfaro Siquieros, José Clemente Orozco, Diego Rivera y Juan O’Gorman. Los problemas sociales, así como las causas populares y la historia de México fueron los temas más recurrentes utilizados por los muralistas. Biblioteca Central de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Juan O’Gorman Rectoría de la UNAM Juan O’Gorman Hidalgo, José Clemente Orozco Palacio de Gobierno de Jalisco El hombre de fuego, José Clemente Orozco bóveda del Hospicio Cabañas, Guadalajara Jal. Alianza obrero campesina, Diego Rivera, 1924 El reparto de tierras, Diego Rivera, 1924 II. Juan Rulfo Juan Rulfo fue un escritor, guionista y fotógrafo mexicano. Nació en 1917 en el estado de Jalisco. Es conocido por sus dos obras: "El llano en llamas" (1953) y "Pedro Páramo" (1955). Juan Rulfo antes de "El llano en llamas" Durante la "Rebelión de los cristeros" (década de los 20s), Juan pierde violentamente a su padre y, posteriormente, a su madre. Sin más familia cercana que su abuela materna, termina por vivir, a los seis años, en un orfanato en la ciudad de Guadalajara. Catedral de Guadalajara Hospicio Cabañas Este hecho influyó al joven Juan en su visión de las cosas, sumergiéndolo en una profunda tristeza. En el año de 1935, a sus 18 años, Juan se traslada a la Ciudad de México para cursar la universidad, cosa que jamás pudo realizar, pues se dedicó principalmente a trabajar. Fue archivista, agente de inmigración, fotógrafo, agente viajero de la Goodrich-Euzkadi, entre otros. De 1954 a 1957 fue colaborador de la Comisión del Papaloapan (estado de Veracruz), lo que lo llevó de la gran ciudad al campo. Es en esta época cuando, a partir del hábito de escribir de manera solitaria, concibe sus dos obras principales. Antes de su primera publicación, Juan Rulfo había escrito una novela, pero una vez que la terminó, la destruyó, porque pensaba que era un texto demasiado triste y autobiográfico. Posteriormente, los cuentos que escribió de manera esporádica terminaron publicados en 1953 en un tomo llamado “El llano en llamas”, su primer libro. Éste fue muy bien recibido por la crítica por la originalidad de su estilo y la fuerza narrativa. “Pedro Páramo”, su segunda obra, sería el ejemplo a seguir de toda una generación de literatura hispanoamericana, pues incorpora el realismo mágico latinoamericano, la última tendencia literaria de la época. III. El Llano en llamas "El Llano en llamas", publicado en 1953, es una recopilación de 17 cuentos que, entre otras cosas, hablan del problema de la tierra y la vida en el campo, reflejando la realidad de éstos en el estado de Jalisco durante los años posteriores a la Revolución. Cuentos Nos han dado la tierra La Cuesta de las Comadres Es que somos muy pobres • • • • • • • • • • • • • • • • • El hombre En la madrugada Talpa Macario El Llano en llamas ¡Diles que no me maten! Luvina La noche que lo dejaron solo Paso del Norte Acuérdate No oyes ladrar a los perros El día del derrumbe La herencia de Miguel Arcángel Anacleto Morones En la década de los 40s, bajo el gobierno del presidente Lázaro Cárdenas, la Reforma Agraria repartió tierras, otorgó créditos a campesinos y creó cooperativas indígenas (ejidos colectivos) No obstante, cambiar la situación de los miles de campesinos de todo el país era una tarea imposible. Las condiciones de la tierra no siempre eran buenas, lo que generaba descontento. Cuando se lee la obra de Rulfo nunca hay que esperar un final feliz. Los cuentos, relatos cortos sobre problemáticas de la época, son de una naturaleza que podría llamarse fatalista, en los cuales los personajes no lamentan lo que ocurre, sino que, cargados de angustia, lo aceptan pues así debe ser. Una de las características principales de los cuentos es la manera en que son narrados. El narrador, casi siempre, lo hace en primera persona, sin interlocutores u oyentes; narra para sí mismo. En algunos cuentos parece que interactúa con alguien más, pero no hay respuesta alguna. Es decir, las historias pueden ser monólogos o diálogos del narrados consigo mismo. Los narradores reaccionan de manera inconsciente, sin poder justificar sus actos; narran sin establecer distinciones en cuanto a la importancia de los diferentes hechos. Además, el tiempo no es un obstáculo para el narrador. Éste vive en un tiempo subjetivo: el presente es trágico, sí, pero la nostalgia del pasado y el recuerdo está siempre presente. La tragedia es intuida y aceptada como inevitable: Destino. El narrador no trata de imponer ideas o sentimientos; son parte de él mismo, su subjetividad. Las narraciones se tornan complejas debido a la multiplicidad de planos temporales y puntos de vista narrativos, en parte impenetrables. El punto céntrico del interés de Rulfo parece estar situado menos en el acontecimiento que en la postura personal que cada uno de los personajes adopta ante éste y la manera en que lo interpreta. (ej. Final de La Cuesta de las Comadres) Ya la luna se había metido […] cuando yo regresé a la Cuesta de las Comadres con la canasta pizcadora vacía. Antes de volverla a guardar, le di unas cuantas zambullidas en el arroyo para que se le enjuagara la sangre. Yo la iba a necesitar muy seguido y no me hubiera gustado ver la sangre de Remigio a cada rato. […] Y digo que me acuerdo que fue por esos días, porque en Zapotlán estaban quemando cohetes, mientras que por el rumbo donde tiré a Remigio se levantaba una gran parvada […] «La Cuesta de las Comadres", contenido en "El llano en llamas" de Juan Rulfo, 1953 Enrique Alphard Ordóñez de la Cruz