Introducción En el panorama de la literatura hispanoamericana del siglo XX, la obra de Juan Rulfo es tal vez el paradigma más importante de las posibilidades expresivas casi infinitas de la escritura creativa. Con sólo una novela y un libro de cuentos, y partiendo de una región cultural muy específica, el autor jalisciense logra penetrar en el núcleo del ser y transformar todo el material humano en un material literario que no tardó en colocarlo en la vanguardia de la literatura hispanoamericana. Detrás del nivel denotativo del lenguaje, de la literalidad del mensaje manifiesto, Juan Rulfo supo ocultar una considerable cantidad de capas de significación que la crítica, después de un arduo trabajo interpretativo que rebasa ya la media centuria, poco a poco ha ido trayendo a la superficie. La presente investigación busca integrarse a esta creciente labor de interpretación, acercándose exclusivamente a la cuentística rulfiana. Además de representar un caso ejemplar de técnica narrativa y composicional vanguardistas, El Llano en llamas se erige como un producto artístico que intenta reunir —mas no fundir ni homogeneizar— las diversas formas de estructurar y entender la realidad, diversidad que, desde la Conquista, ha encauzado la historia americana. Por otro lado, El Llano en llamas posee una configuración que, sin ir en detrimento de la autonomía de cada uno de los relatos, posibilita una lectura global, lo cual, a su vez, permite la abstracción de una visión de mundo predominante. Consciente de la abundancia de la crítica rulfiana, 1 no pretendo abrir una nueva directriz interpretativa; la intención, más bien, es ofrecer una relectura de la cuentística 1 Véase la sección bibliográfica de la edición Juan Rulfo. Toda la obra, coordinada por Claude Fell, y el Tomo VII del Diccionario de escritores mexicanos, dirigido por Aurora M. Ocampo. 3 de Rulfo desde una noción de mito que, si bien ya ha sido señalada por algunos críticos tomando uno de los cuentos como entidades autosuficientes (William Rowe, Julio Ortega, Gustavo Fares, etc.), pretende integrar los relatos en una sola forma —la dominante— de percibir el universo rulfiano. Desde épocas muy tempranas aparecieron los acercamientos mitocríticos a la obra de Juan Rulfo. Poco después de la publicación de El Llano en llamas y Pedro Páramo, Carlos Fuentes, Julio Ortega, George Ronald Freeman, entre otros, supieron ver de inmediato el sustrato transhistórico de los textos rulfianos y lo consignaron en estudios que hoy por hoy son referentes insoslayables. En general, a lo largo de este medio siglo de exégesis de la obra de Rulfo, el mito se ha hecho presente intermitentemente; no obstante, existen dos aspectos que, al margen de tal reincidencia, no sólo legitiman la aproximación mitocrítica, sino que además la hace necesaria: 1) Debido a que la crítica ha puesto mayor atención en Pedro Páramo, El Llano en llamas ha caído en un relativo descuido, una de cuyas manifestaciones es la escasez de mitocrítica en los cuentos. 2) Salvo el valioso documento de María Luisa Ortega, básicamente no contamos con un estudio que conciba la totalidad El Llano en llamas como un universo cuya operación se fundamente en los lineamientos del mito. Estos dos puntos abren un espacio para un trabajo de investigación que pretende, junto a importantísimas aportaciones tanto del siglo pasado como las más recientes, dilucidar una pequeña parcela de la cuentística rulfiana. La gran mayoría de los acercamientos mitocríticos a la obra de Juan Rulfo se sustentan en análisis de corte comparatista. Con frecuencia, en virtud de semejanzas anecdóticas, se hermanan los textos del autor jalisciense con mitos prehispánicos, bíblicos o griegos sin antes trazar un perfil de los personajes y, por ende, sin reflexionar sobre los hilos ontológicos, epistemológicos y culturales que pueda haber entre ambos 4 productos. Esto, además de evidenciar que se considera al mito sólo como una manifestación discursiva, opaca la rica ambigüedad y polisemia del texto literario.2 Pues bien, el propósito aquí es deslindarse de este tipo de análisis comparatistas, y para ello es necesario puntualizar la concepción de mito que se utilizará a lo largo de esta investigación. Para esto, he decidido partir de tres pensadores que son fundamentales en los estudios mitológicos: Mircea Eliade (1907-1986), Gilbert Durand (1921) y Ernst Cassirer (1874-1945). Si bien existe una considerable cantidad de pensadores que han aportado reflexiones acerca de la materia y la función del mito (Northrop Frye, GeorgHans Gadamer, Paul Ricoeur, Roland Barthes, Claude Levi-Strauss, Carl Gustav Jung, Émile Durkheim, Georges Dumézil, Roger Caillois, Kut Hübner, Leszek Kolakowski, entre otros), he querido limitarme a los tres primeros porque son los que se ajustan a la perspectiva de estudio de la presente investigación. No obstante, la aportación de estos últimos será útil en la medida en que complemente nuestra visión del mito. En resumen, el análisis mitocrítico que se haga de los cuentos de El Llano en llamas no tendrá como punto de referencia ninguna mitología específica, sino los mecanismos abstractos en que se fundamentan las mitologías ya concretizadas en imágenes. Los objetivos particulares son: 1) Trazar un perfil de los personajes rulfianos que nos revele las características de una ontología que se separa, aunque no enteramente, de la postura racional; 2) analizar los cuentos de El Llano en llamas a partir de la categoría de pensamiento mítico y reconocer cuáles son los lineamientos principales que llevan a dichos personajes a concebir su espaciotemporalidad como mítica e interpretar su comportamiento a la luz de estos lineamientos; 3) en una consideración global, 2 Me refiero específicamente a las comparaciones superficiales de los contenidos de determinados mitos con la trama de algunos cuentos de El Llano en llamas. 5 encontrar la importancia de lo mítico para un universo que, como el rulfiano, se halla en la marginalidad. El primer capítulo pretende introducirnos al universo rulfiano, el cual, de inicio, se muestra renuente a ser enmarcado con los parámetros del pensamiento racional. En el primer apartado se busca dilucidar los contornos del oscuro personaje rulfiano. De acuerdo a sus acciones, sus silencios, sus pocas palabras, logramos captar un perfil que, si bien se le puede calificar de fragmentado, no deja de marcar la pauta de una conducta que denominamos mítica. Partiendo de los ejemplos de dos lecturas —paradigmas tempranos del acercamiento mitocrítico a la narrativa de Rulfo—, por un lado la de Carlos Fuentes y, por otro, la de Augusto Roa Bastos, en el segundo apartado se ahonda en los conceptos de «imagen» y «pensamiento» con el fin de ir construyendo nuestra noción de mito. Finalmente, en el tercer segmento del primer capítulo, se hace una revisión de la mitocrítica rulfiana. Podría resultar extraña la falta de algunos nombres importantes; el criterio de selección, sin embargo, justifica tales ausencias: se excluyen los trabajos de corte comparatista y aquellos que se centran únicamente en un solo relato. En el segundo capítulo, se busca establecer las bases de un mundo que entendemos como mítico. En la primera parte, enfocada en el tema del tiempo, tratamos de demostrar que la concepción de la temporalidad en el entorno rulfiano obedece a los parámetros de un pensamiento que se acerca más al mítico que al racional: desarticulación de la linealidad, estancamiento del tiempo, circularidad, repetición de eventos, todo ello como consecuencia de estar al margen de la Historia. En la segunda parte se integra la otra coordenada: el espacio. Se plantea aquí que el sujeto rulfiano construye sus espacios a través de la conciencia. Para él, los espacios no llegan a su 6 conciencia desde fuera sino que ésta los crea y los adorna con los atributos de su dinámica existencia; de ahí que los espacios queden atravesados por la contradicción y por la ausencia de direcciones abstractas. Una vez descrito el universo mítico de El Llano en llamas, en el tercer capítulo nos abocamos al hombre que habita ese mundo. En el primer segmento, se pretende demostrar que, detrás de la relación hostil que se muestra en muchos de los relatos, se esconde un vínculo íntimo y mítico entre hombre y naturaleza. Dicho nexo conforma uno de los únicos y últimos reductos para un hombre que parece haber nacido para sufrir. En el segundo segmento, se intenta integrar la violencia rulfiana al marco del pensamiento mítico. A través del acto violento, los personajes de Rulfo pretenden contrarrestar el caos que viene de fuera, de la historia, de otros mundos que no entienden los lineamientos del mito. Así, la violencia rulfiana —cierta violencia rulfiana— es mítica en la medida en que está orientada al orden, a la creación, a la refundación de los espacios y, en última instancia, a la celebración de la vida. Partiendo del entendido de que el pensamiento mítico está presente en El Llano en llamas de una manera fragmentada, el análisis textual se reducirá a un número determinado de cuentos. “Nos han dado la tierra”, “La Cuesta de las Comadres”, “El hombre”, “¡Diles que no me maten!”, “Luvina”, “Acuérdate”, “No oyes ladrar los perros”, son relatos que cuentan con un apartado exclusivo para su análisis. De cualquier modo, el resto de los textos se integrarán de una u otra manera —ya sea para reforzar o contrastar nuestra perspectiva— a lo largo del análisis. 7