PROCEDIBILIDAD DEL RETIRO DE OBSERVACIONES POR EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Por César Delgado-Guembes (1) Las reflexiones que se desarrollan en este texto se realizan con la finalidad de aportar con elementos de juicio respecto de la cuestión relativa a la procedibilidad constitucional y reglamentaria del retiro que realiza el Presidente de la República en un nuevo período constitucional de la observación presentada por un Presidente de la República a la finalización de su mandato, respecto de una ley aprobada por el Congreso. Las preguntas que pretende contestarse son dos. Primera, si puede el Presidente de la República retirar las observaciones que planteó el Poder Ejecutivo a leyes aprobadas por el Congreso. Y segunda, si es o no constitucional el retiro de observaciones por el Presidente de la República de un nuevo período constitucional, respecto de las que formula el Presidente de la República en un período anterior. En principio cabría proponer como respuestas a una y otra que la facultad de observar leyes incluye la de retractarse respecto de la observación, como consecuencia de lo cual el Presidente de la República está habilitado para, consecuentemente, promulgar la ley sobre la que previamente formuló observación. Y que si la observación es planteada por un Presidente de la República saliente en el límite de vencimiento de su mandato constitucional, no hay impedimento para que el Presidente de la República entrante, en ejercicio pleno de la facultad que le reconoce el texto del Artículo 108 de la Constitución, retire la observación y promulgue la ley del Congreso. Luego de examinar los antecedentes que obran en la experiencia reciente en el Congreso se procede a analizar los casos y posibilidades de acción en el marco constitucional y reglamentario. 1 El autor está asociado profesionalmente desde 1980 al parlamento peruano, y se desempeña como profesor en diversas universidades peruanas. Las reflexiones que forman parte de este ensayo tiene carácter meramente informativo y es resultado de la opinión que expresa el autor que lo suscribe. No pretende interpretar la Constitución, ni sus alcances tienen carácter vinculante alguno. Deben considerarse en consecuencia como meros elementos de juicio que permiten aportar con criterios para formarse una opinión y adoptar la posición que estime conveniente. 1 I ANTECEDENTES 1. La Constitución señala en su Artículo 108 que si el Presidente de la República tiene observaciones que hacer sobre el todo o una parte de la ley aprobada en el Congreso, las presenta a éste en el mencionado término de quince días. 2. Con fecha 12 de Julio del 2006 el Congreso aprobó la ley que propone disponer la capitalización de las deudas vencidas o por vencerse que tengan las entidades prestadoras de servicios de saneamiento con el FONAVI. Dicho proyecto fue presentado por el congresista Ernesto Herrera Becerra. El plazo para promulgar o para observar la ley aprobada el 12 de Julio vencía el día 11 de Agosto del 2006 3. Dentro de plazo constitucional, con fecha 27 de Julio del 2006 el Congreso recibe las observaciones que formula el Presidente de la República sobre la ley referida en el párrafo anterior. 4. Con fecha 1 de Agosto del 2006 el Presidente de la República dirige una comunicación a la Presidenta del Congreso, indicándole el retiro de la observación presentada el día 27 de Julio. En consecuencia con dicho retiro la ley aprobada por el Congreso fue promulgada el día 11 de Agosto. La ley fue publicada el día 12 de Agosto y tiene por número el 28870 El retiro de observaciones por el Presidente de la República debe analizarse teniendo presente, entre otros, los alcances que tiene la naturaleza de la facultad presidencial de promulgar u obsrvar leyes; la continuidad del Estado (que comprende e incluye, por tanto, la de órganos estatales como el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo); el uso de la facultad de observar en el período límite que media entre un período constitucional y otro; los efectos plenos que tiene la asunción del mandato presidencial; y el interés y coherencia del Congreso de mantener el proceso que favorece la existencia antes que la interrupción del proceso legislativo. 2 II NATURALEZA DE LA FACULTAD DE OBSERVAR LEYES El Presidente de la República es el titular de la facultad de integrar la voluntad legislativa de la representación nacional, o de vetarla. Está dentro del ejercicio efectivo de esta facultad la potestad del Presidente de la República de retractarse y de enmendar el acto político y constitucional de observar una ley del parlamento. Esta facultad admite la corrección del acto presidencial en el caso de las observaciones, en la medida que no habiendo concluido el iter o curso de la ley, no existe impedimento para sustituir la voluntad de observar por la de promulgar, la de dar curso a la reconsideración de la ley del Congreso por la de favorecer la decisión parlamentaria antes que el concepto que de dicha decisión tiene el Presidente de la República. Para proceder existe únicamente un límite: que la retractación presidencial se realice dentro del plazo constitucional para promulgar. Sería cuestionable, o cuando menos altamente opinable que, habiéndose retirado la observación el Presidente de la República proceda a promulgar una ley fuera de su plazo. Este inconveniente, sin embargo, ha quedado salvado toda vez que en el caso de la Ley N° 28870 la promulgación sí se ha realizado observando estrictamente el plazo de 15 días prescripto por el texto del Artículo 108 de la Constitución. III LA CONTINUIDAD ESTATAL NIEGA LA SOLUCIÓN ENTRE PERÍODOS La situación es similar en el caso de que la observación fuera presentada al Congreso a la finalización del período de un Presidente de la República que está por concluir su mandato. El Estado es una entidad cuya naturaleza se caracteriza por su continuidad a pesar de los períodos constitucionales. El Estado no admite quiebras ni rupturas entre un período constitucional y otro. La existencia de períodos tiene como finalidad únicamente la viabilidad de la alternancia como parte del régimen democrático. Sin períodos constitucionales se resquebrajaría la renovación del sistema representativo, que define nuestra forma de gobierno. El Estado peruano 3 persiste y se consolida precisamente en razón de los constantes y periódicos procesos de consulta a la población para recomponer la presencia de las tendencias políticas en las instituciones estatales. Por lo tanto, si es cierto que dentro de un mismo período constitucional el Presidente de la República contara con la facultad de retirar sus observaciones a una ley del parlamento, dicha facultad no disminuye ni queda mutilada en el evento de la sucesión de dos períodos constitucionales. Cada Presidente de la República debe ejercer el mando que le confiere la comunidad hasta el último día en que rige su período, pero también cada Presidente de la República tiene la obligación de ejercitar dicho mandato, con plenitud y sin retaceo alguno, desde el inicio del período en el que comienza su representación de la república. IV EL LÍMITE DE LA OBSERVACIÓN AL FINALIZAR UN PERÍODO CONSTITUCIONAL Las observaciones presentadas ante el Congreso no caducan con el inicio de un nuevo período constitucional. Siguen su curso. Es parte de la vocación de continuidad del Estado y es parte de la obligación inherente al Congreso el no interrumpir ni suspender el trámite de las leyes aún sin concluir su proceso legislativo. Por lo tanto, no procede ni la devolución de la observación por un nuevo Congreso, aunque sí sería admisible que el Congreso trate la ley aprobada y observada como si se tratara de una nueva ley. Las observaciones realizadas al finalizar un período constitucional no pueden ser devueltas al Presidente de la República, porque el reenvío no es una opción ceñida a los preceptos constitucionales. El reenvío que pudiera realizar el Congreso sería un acto impugnable, en razón a que implicaría el desconocimiento de la facultad presidencial de observar las leyes. El inicio de un nuevo período constitucional no es justificación suficiente para desconocer el acto presidencial. Proceder de ese modo importaría el desconocimiento, además, de la vigencia del principio constitucional de la separación de poderes. El Congreso no puede disponer del procedimiento legislativo a su arbitrio. Su conducta debe ajustarse al límite que establece la Constitución. Por lo tanto, si el Presidente de la República formula observaciones a una ley del Congreso en los extramuros de su período debe entenderse 4 que lo hace en el entendido que los alcances de un proceso inconcluso admiten la enmienda y la reorientación del propio proceso legislativo aún no definido. No habiendo firmeza en el acto legislativo, éste no se perfecciona hasta que los agentes o titulares del proceso legislativo conluyen en el ejercicio de las facultades que demanda dicho proceso. En consecuencia, tanto como cabe constitucionalmente la prosecución del trámite en el estado en que quedó al concluir el período presidencial precedente, habría procedido que se tramitara la ley, en un nuevo período parlamentario, como si naciera el proceso con un nuevo proyecto de ley. Esta última alternativa, sin embargo, importaría una política morosa, ineficiente y antieconómica, en vista de la opción menos lenta que se da cuando el Presidente de la República entrante prefiere mantener el curso de una ley respecto de cuyo contenido no discrepa sino que hace suyo. V EL EFECTO PLENO DE LA ASUNCIÓN DEL MANDO POR EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA El Presidente de la República no está menoscabado ni quedan amputadas sus facultades con el inicio de un nuevo período constitucional. El Presidente de la República carecería de potestad de control sobre el proceso legislativo dentro del ejercicio de su mandato, si quedara limitado por la acción, opciones y voluntad de la acción, opciones y voluntad de acción del Presidente de la República que lo precedió. La Constitución no prevé la existencia de dos tipos de Presidentes de la República, en la que el Presidente que asume su mandato al inicio de un nuevo período quede limitado ni obligado por los actos presidenciales de su antecesor, cuando los procesos aún no han finalizado ni concluido ante el parlamento. Si ocurre que el Presidente de la República cuenta con la discrecionalidad necesaria para participar en el proceso legislativo, tal discrecionalidad no puede limitarse. No hay fundamento constitucional ni reglamentario que impida a cualquier Presidente de la República a usar de sus facultades constitucionales dentro del cauce y regulación que la Constitución reconoce. Si el plazo para observar, o para promulgar, aún no vence, el Presidente de la República es dueño del espacio constitucional para enderezar el destino de la ley de acuerdo a su visión 5 de la ley que la representación nacional aprobó. Si advierte que, en fin de cuentas, la ley del parlamento tiene ventajas para la colectividad, el concepto que se forma sobre la misma prevalece y resulta ajustado a la Constitución que opte por promulgar antes que a mantener una observación que dejó de coincidir con su visión sobre el destino de la ley. VI LA COHERENCIA DEL RETIRO DE LA OBSERVACIÓN CON LA POSICIÓN DEL PARLAMENTO Por último, es interés del parlamento que las leyes aprobadas por sus integrantes, observando a cabalidad los requerimientos constitucionales y reglamentarios vigentes, conduzcan a la promulgación y existencia de la ley. La ley del Congreso tiene vocación de integrarse al sistema jurídico. Por esta razón, carece de racionalidad que el Congreso entrante, cuya voluntad fuera coincidente con la voluntad legislativa del que lo precedió, se opusiera a la retractación presidencial que tiene por efecto la consagración de la ley que el Congreso aprobó. La única razón por la cual al Congreso tuviera mayor interés en amparar la observación presidencial formulada en un período constitucional previo, antes que el retiro de la observación y la promulgación subsiguiente, se produciría si la mayoría del Congreso en un período constitucional subsecuente, discrepando con la voluntad legislativa del Congreso anterior, concordara con la voluntad política del Presidente de la República saliente. En cualquier caso, tales discrepancias y concordancias tendrían que ventilarse en el contexto de las reglas constitucionales y reglamentarias, y resueltas con el voto de la representación actualmente con mandato de la colectividad. 6 VII CONCLUSIONES 1.- El Presidente de la República tiene facultad para observar leyes, y esta facultad incluye y comprende la de corregir su opción, de retirar sus observaciones y, por lo tanto, de proceder a promulgar la ley que aprueba el Congreso. 2.- El tránsito entre un período constitucional y el siguiente no limita ni obstaculiza el ejercicio de las facultades presidenciales. El Presidente de la República entrante no queda condicionado por las opciones, razones y voluntad expresadas por el Presidente de la República saliente. En todo caso, son riesgos y consecuencias naturales a la decisión de observar una ley en las postrimerías de un período, que los titulares de la potestad de intervenir en el proceso legislativo asuman a plenitud tal facultad constitucional y realicen los actos que mejor convengan a la visión y opción a que tienen derecho los nuevos actores en el proceso. 3.- En principio, es coherente con la voluntad del Congreso que una ley que éste aprueba pueda reconducir su trámite en la esfera y competencia propias del Presidente de la República, de modo que en vez de continuar con el trámite de reconsideración se enderece la vocación de existencia de la ley y ésta sea promulgada. El retiro de una observación presidencial, en todo caso, coincide con la voluntad constitucionalmente expresada por el propio Congreso en un período anterior. 7