INSTITUCION EDUCATIVA LA PRESENTACION NOMBRE ALUMNA: AREA : FILOSOFÍA ASIGNATURA: FILOSOFÍA DOCENTE: MARITZA VÁSQUEZ GUZMÁN TIPO DE GUIA: CONCEPTUAL Y DE EJERCITACIÓN PERIODO GRADO FECHA DURACION 2 9° ABRIL 2 UNIDADES • • INDICADORES DE DESEMPEÑO Comprende los aportes de la cosmología para el abordaje crítico de nociones tales como: cambio, devenir, sustancia y cambio sustancial. Reconoce algunas de las más importantes interpretaciones históricas sobre el origen del universo. COSMOLOGÍA: La Naturaleza Viene del griego cosmos, que significa orden. Con el transcurrir del tiempo, cosmos se volvió sinónimo de universo. La cosmología es, pues, el estudio filosófico del orden del universo como totalidad. El problema del cambio Cuando contemplamos la naturaleza descubrimos con facilidad que todas las cosas están sujetas a transformaciones y cambios. En general, todo lo que comienza termina en algún momento, y ya sea que hablemos de un ser vivo o de una roca, todo tiene un nacimiento y una muerte o destrucción. Los antiguos filósofos griegos, cuando contemplaban la naturaleza, decían que las cosas se generan y se corrompen (dañan), y a todo el conjunto de transformaciones y cambios que ocurren en la naturaleza lo llamaban metabolé, palabra que se traduce como cambio. Pero, ¿por qué permanentemente se dan cambios en la naturaleza? Los primeros pensadores descubrieron que, a pesar de los cambios continuos, la naturaleza tiene un orden, ya que en todos los procesos naturales existía una cierta regularidad. Por ello procuraron encontrarle una explicación racional a ese orden o cosmos. Explicar el orden de la naturaleza, era explicar la lógica que subyace a todas las transformaciones. El problema del movimiento Una posibilidad a la hora de comprender los continuos cambios naturales, es pensar que éstos son eternos, sin principio ni fin. Al ser eterno, el cambio mismo no tendría origen ni muerte, ni generación ni corrupción, por lo que el cambio sería aquello que no cambia, siendo lo único permanente. Si entendemos lo real como lo permanente, lo único propiamente real en la naturaleza sería sencillamente su orden o su lógica, esto es, su cambio eterno. Las cosas que cada día creemos reales, siempre están cambiando, generándose o destruyéndose, pasando del ser al no ser, sin ser nunca en sentido pleno. Cuando se piensa que lo real está constantemente llegando a ser sin ser plenamente, decimos que la realidad es devenir. El primer filósofo que desarrolló esta idea fue el griego Heráclito de Efeso. HERÁCLITO DE ÉFESO Es uno de los pensadores más singulares de todos los tiempos, nació alrededor del 540 a.C. en el seno de una familia aristocrática de Efeso. Convencido antidemócrata, despreció con su vida y con su obra la actividad política. Incomprendido y malinterpretado desde la antigüedad, lo apodaron “el oscuro”. Los fragmentos que se conservan de su obra, reflejan su particular estilo. Algunas frases: “todo cambia, nada es”, “Nadie se baña en el río dos veces porque todo cambia en el río y en el que se baña”. El ser Si nada es plenamente, si todo es devenir, lo que cotidianamente llamamos “realidad” estaría en un estado intermedio entre el ser y el no ser. Pero ¿Cómo puede la realidad no ser? Si algo es real, pensamos, es porque es, no porque está a punto de ser; es parcialmente o “casi es”. Mucho menos pensamos que algo sea algo que no es. Esto es contradictorio. Por eso debemos pensar que el ser es y que la nada no es. ¿Qué pasa entonces con el movimiento? Según lo dicho, parce que el cambio en la naturaleza es irreal, esta fue la tesis defendida por los filósofos griegos Parménides y Zenón de Elea. Aunque va contra nuestra experiencia cotidiana, se apoya en un razonamiento lógico. Por eso Parménides y muchos otros han pensado que para poder hablar de lo real debemos usar la lógica, es decir, el pensamiento, y no los sentidos. El concepto de sustancia Parece lógico que si algo es, no puede dejar de ser absolutamente. Por lo mismo, algo que es no puede generarse de la nada. Sin embargo, lo que nos enseña la experiencia es incuestionable: en la naturaleza hay cambio. ¿Cómo explicarlo? ¿A fin de cuantas hay algo real? La respuesta clásica de la filosofía a este problema se da con el concepto de sustancia. Sustancia es aquello que permanece a pesar de los cambios. Es lo más real. Aquello que cambia en las cosas no es sustancial, sino accidental. Los términos “sustancia” y “accidente” provienen del latín y de la filosofía escolástica, pero su definición se la debemos al filósofo griego Aristóteles. El cambio siempre es relativo con respecto a algo. Si el color del pelo de Fulana cambia, es porque cambia con respecto a algo que no cambia: Fulana. En este caso Fulana es sustancial, mientras que el color del pelo de Fulana es accidental. Pero el color mismo, digamos el blanco, no cambia; es sustancial, por ejemplo, con respecto al lugar en el que aplicamos el color. Sustancia es aquello que pertenece, a pesar de los cambios. Es lo real. Aquello que cambia en las cosas no es sustancial, sino accidental. El cambio sustancial Pero ¿acaso las sustancias no cambian? Fulana misma puede cambiar radicalmente. Puede dejar de ser aquel ser vivo que llamamos Fulana. Sin embargo, al convertirse en cadáver, hay algo que no cambia: la materia, que en este caso es sustancial con respecto a la forma como estaba organizada antes. Antes Fulana tenía la forma de ser vivo y era Fulana, ahora su materia ha perdido la forma y adquirido otra, la de un cuerpo muerto que poco a poco se descompone. El cambio sustancial puede ser un cambio de forma. No obstante, cabe formular algunas dudas ¿Por qué la sustancia del color blanco no cambia nunca, mientras que la de Fulana sí? La dificultad se resuelve si pensamos que la diferencia entre los dos casos es una ilusión: El color blanco de alguna cosa puede destruirse como Fulana. Lo que no se destruye es la esencia del blanco, que la misma forma de la esencia de Fulana, esto es, el ser humano, lo que hay de humano en él, tampoco se destruye. La muerte de un individuo no implica la muerte de la humanidad. El origen del universo ¿Cómo podríamos definir el universo? La primera definición que podemos aventurar sería: “El universo es todo lo que existe”. Ahora, ese conjunto universal está compuesto por cosas y seres diversos, entrelazados en el espacio y en el tiempo. Y así como la curiosidad nos lleva a preguntarnos cuál es nuestro origen y cuál el origen de los diferentes seres que pueblan el mundo, esa misma curiosidad ha llevado a muchos a preguntarse: ¿De dónde viene el universo? Pues, si todo tiene un origen individual, entonces el conjunto tiene también un origen. En este aparte nos ocuparemos en algunas ideas que los filósofos y los científicos han tenido acerca del origen del universo. Actividades I. Propone Esta actividad te permitirá distinguir con mayor facilidad entre las ideas de sustancia, accidente y esencia. Lee atentamente: Hombre ü Esencia: Ser racional ü Accidente: alto, blanco, feo, violento Ahora escribe lo mismo para las siguientes palabras: perro, roca, árbol, Heráclito. II. Investiga La pregunta por el origen del universo ha sido una constante en la disciplina filosófica. Con el paso del tiempo ha tenido varias respuestas. Reunida con 2 o 3 compañeras, consulta y expone una de las siguientes teorías sobre el origen del universo: el demiurgo, el motor inmóvil, la emanación, la creación ex nihilo, el big bang. III. Lee Lee con detenimiento el fragmento de la escritora Adela Cortina titulado El centro del universo de su libro “Filosofía”, que se encuentra en el libro Filosofía I, página 114 y responde las preguntas que se encuentran al final. ONTOLOGÍA: El Ser Viene del griego onto, que significa ser. Desde sus orígenes en el mundo griego, la filosofía se ha formulado problemas eminentemente teóricos que versan sobre objetos no sensibles, es decir, objetos que no hacen parte de la experiencia y cuya única intelección posible es estrictamente conceptual. De ellos, el más fundamental es el ser, el cual es el objeto de la disciplina filosófica denominada metafísica, o, mas específicamente, de la ontología. La Diferencia Ontológica La pregunta por el ser es el problema fundamental de la filosofía en su acepción de metafísica, o, mejor, de ontología. Este no es, sin embargo, un objeto cualquiera, pues se caracteriza por su generalidad y por su universalidad. No se trata aquí de algo que se nos manifiesta como una cosa ante los ojos, sino de un objeto de la razón y de la teoría. Ya Aristóteles había establecido que la filosofía es una ciencia teórica. La palabra griega teoría significa “contemplación”, es decir, un cierto modo de ver que va mas allá de nuestra mirada sensible, que no se dirige a las cosas; es un ver producido por la acción de nuestro pensamiento. En este sentido debemos entender el asunto del que se ocupa la ontología. En cuanto tal, el ser escapa a su determinación empírica y solo se lo puede comprender de manera especulativa o conceptual. Un paso invaluable en esta dirección consiste en captar la diferencia que, en el lenguaje de la ontología, se establece entre las nociones de ser y ente. Cuando decimos ente expresamos todo aquello que es. Pongamos, por ejemplo, los objetos sensibles o lo que solemos llamar cosas. Pero también son entes los objetos matemáticos o los objetos de la geometría, y también los entes de la fantasía, las imágenes del sueño, entre otros. Todo esto, a su modo, es, o tiene su modo peculiar de ser. Sin embargo, aunque le decimos ente a todo aquello que es, el ser no es ningún ente en particular. La montaña es, la piedra es, el hombre es, pero el ser no se agota en ninguno de los entes; es algo más que los entes. Es aquello en lo cual queda reunido y contenido todo cuanto es. La pregunta por el Ser La ontología pregunta por el ser en cuanto ser, o también por el ente en cuanto ente; es decir, que en cuanto a pregunta por el ser en ella está contenida la pregunta por todos los entes. Pero la ontología no considera los entes según su determinación particular o su entidad, no los considera en cuanto “montaña”, “piedra”, “perro”, etc. Sino en cuanto entes, es decir, en vistas al ser y a la relación que sostienen con el ser en general. Captar intelectivamente, esto es, estar ya en posesión de la pregunta propia de la ontología. El problema del ser En torno al problema del ser son muchas las cuestiones filosóficas que se han suscitado desde la antigüedad, todas ellas bajo el presupuesto de la diferencia ontológica o de la distinción del ser y ente que hemos señalado antes. A continuación estudiaremos las más importantes de estas cuestiones, a partir de las cuales es posible captar, con mayor exactitud, el orden de problemas propios de la ontología. Lo uno y lo múltiple En cuanto género supremo de los entes, el problema del ser conduce a considerar si éste es uno o si es múltiple. En el primer caso, como aquello de lo cual los entes toman su entidad y que, separado de ellos, subsiste por si mismo como algo general; en este caso al ser parece pertenecerle el atributo de la unidad. Pero como al mismo tiempo el ser contiene dentro de si lo diverso, vale decir, los entes particulares, parece también propia de su naturaleza la multiplicidad. Esta cuestión fue formulada sobre todo por Platón en varios de sus diálogos, y principalmente en el dialogo titulado Parménides. Este problema emparentado con la siguiente consideración de metafísica: para decidir si el ser es uno o múltiple, hay que examinar si es un todo acabado en si mismo e indivisible, o si, por el contrario, es divisible y compuesto en partes. PLATÓN (427- 347 a.C.) Fue un filósofo griego, alumno de Sócrates y maestro de Aristóteles. Su influencia como autor y sistematizador ha sido incalculable en toda la historia de la filosofía, de la que se ha dicho con frecuencia que alcanzó identidad como disciplina gracias a sus trabajos. Entre sus obras más importantes se encuentran: la República, en la cual elabora la filosofía política de un estado ideal. Fue fundador de la Academia de Atenas, donde estudió Aristóteles. Participó activamente en la enseñanza de la Academia y escribió sobre diversos temas filosóficos. A simple vista podemos captar la dificultad de estas cuestiones. De otro lado, cabe pensar que el ser no es uno ni múltiple, sino al mismo tiempo uno y múltiple, caso en el cual el ser se define a partir de la unión de los contrarios. Pero ¿cómo puede el ser albergar la contradicción? El mencionado texto de Platón examina varias alternativas del problema en un intenso ejercicio intelectual que expresa una impresionante muestra de la virtud especulativa de los filósofos de la antigüedad. Ser y esencia Dada la relación de ser y ente, algunos filósofos, entre ellos Aristóteles y también Hegel, han identificado las nociones de ser y esencia. “La verdad del ser es la esencia”, dice Hegel en su obra titulada Ciencia de la lógica. De ahí que, a la inversa, el problema del ser surja cada vez que se intenta conocer la esencia de las cosas. Por esencia se entiende aquello que hace que una cosa sea lo que es y no otra cosa, o lo que hace que ella sea tal cual es y no de otra manera. En ese sentido, el ser es la suprema esencia, pues todos los entes están contenidos en el ser y de él les viene su identidad: el hecho de ser algo y no más bien nada. En la misma medida se ha identificado el ser con el concepto metafísico de sustancia. Para Aristóteles, por ejemplo, el ser es la sustancia primera, o, lo que es lo mismo, la primera de todas las esencias. En cuanto sustancia, es lo que subyace al conjunto de los entes o a todo lo que tiene ser. También Leibniz y Spinoza asocian el ser a la actividad generadora de la sustancia, la cual ellos, a su vez, identifican con la idea de Dios. Así la pregunta de la ontología coincide plenamente con la de la metafísica: establecer los primeros principios y las primeras causas de las cosas, pero también con la disciplina denominada teología natural en la que Dios aparece como el principio de todo lo que existe. Actividades I. Propone Consulta el significado de uno de los siguientes conceptos y luego de leer su definición, reescríbelo con tus propias palabras: Ser y existencia (Hegel), Metafísica Especial (Christian Wolff), la muerte de la metafísica (Nietzsche), la muerte de Dios (Nietzsche), preguntas por el Ser (Heidegger), la realidad supera al ser (Xavier Zubiri). II. Lee Lee con detenimiento los fragmentos de Nietzsche y Heidegger que se encuentran en la página 124 del libro Filosofía I y luego responde las preguntas que se encuentran al final de los textos. III. Piensa 1. Parménides sostiene que todo lo que es es y no puede ser de otra manera, es decir, que no cambia, a lo que se le puede objetar que esto es imposible, pues nosotros mismos experimentamos el movimiento y, por lo tanto, el cambio; al punto que podríamos decir con Heráclito que nadie se baña dos veces en el mismo río. Sin embargo, Parménides defiende su posición al mostrar que A. existen dos caminos, el de la apariencia y el de la verdad. Al primero corresponde el reposo y al segundo, el cambio. B. la negación del cambio permite la afirmación del no-ser. C. el ser es inmóvil porque si se moviera debería hacerlo sobre algo, lo que es imposible porque sólo hay un ser. D. el cambio niega la multiplicidad y la temporalidad. 2. El problema de la ontología clásica, el del ser en cuanto ser, es superado por una ontología del ser en tanto que siendo, es decir, existiendo. De esta forma, es posible decir que el acceso al ser sólo se logra a partir de la reflexión sobre el hombre, quien es el único ser que tiene conciencia de su ser, en la medida que A. el hombre se interroga acerca del sentido de la existencia. B. el hombre es más que un objeto de existencia. C. la existencia humana consiste en poder ser. D. la existencia es ir más allá de sí mismo. 3. Para Platón, la realidad no es cognoscible por medio de los sentidos. Según su planteamiento, los objetos del mundo sensible son sólo reflejos del mundo de las ideas. Así, la única realidad es la de aquel mundo ideal o inteligible mientras que los objetos que son percibidos en la sensación no son reales. A partir de lo anterior, puede decirse que Platón afirma que la realidad está compuesta por ideas, porque A. es imposible dar una explicación de la sensación con independencia del mundo inteligible. B. el mundo inteligible está estructurado a partir de la estructura ideal de los objetos del mundo sensible. C. los objetos en el mundo sensible son reflejos inteligibles de la percepción y los sentidos. D. el mundo ideal o inteligible se conoce porque es un reflejo dependiente del mundo sensible. “El sabio no pretende nada: ni ser bueno, ni ser fuerte, ni ser dócil, ni ser rebelde, ni ser contradictorio, ni ser coherente... Sólo quiere ser”. Jorge Bucay