Platón. Teoría del Conocimiento

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Filosofía Griega
Platón. Teoría del Conocimiento
Dualismo epistemológico: dóxa y epistéme
Lunes 02/11/2015, por filosofem
ÍNDICE
1. ¿Qué puedo conocer? ¿Cuál es el objeto de estudio del conocimiento? Las Ideas
1.1 Teeteto: el objeto del verdadero conocimiento tiene que ser estable y permanente
1.2 República: sobre la realidad de los objetos del conocimiento
a) Símil de la Línea
a) Mito de la caverna
1.3 Motivación para aprendre
2. ¿Qué es conocer? Conocer es recordar. Teoría de la anamnesis o reminiscencia
3. ¿Cómo conocer? Con un método: la dialéctica
3.1 La dialéctica como diálogo
3.2 La dialéctica como un saber de justificación de principio
3.3 La dialéctica como método para definir de manera correcta las cosas
Epistemología
La epistemología de Platón ha sido calificada como "dualismo epistemológico" porque Platón aceptó de
Heráclito y de Parménides que hay dos niveles de conocimiento, la opinión (dóxa) y la sabiduría o verdadero
conocimiento (epistéme).
Este dualismo epistemológico se correlaciona con el dualismo ontológico (división de la realidad en dos
mundos, el visible y el inteligible). En efecto, Platón duplica el objeto del conocimiento (es decir, la realidad) al
establecer el Mundo Inteligible (lo de las Ideas) fuera del Mundo Sensible (la Naturaleza). Del Mundo Sensible, el
nivel más alto de conocimiento que podemos lograr es la opinión (dóxa); y del Mundo Inteligible, podremos lograr
el verdadero conocimiento (epistéme). La relación de correspondencia que establece Platón entre los diferentes
grados de realidad y los diferentes niveles de conocimiento, la podemos ver en la República, con la "Metáfora de la
línea" (libro VI) y el "Mito de la caverna" (libro VII).
Para exponer el dualismo epistemológico de Platón, contestaremos las siguientes preguntas epistemológicas
1. ¿Qué puedo conocer? ¿Cuál es el objeto de estudio del conocimiento?
2. ¿Qué es conocer?
3. ¿Cómo puedo conocer?
1. ¿Qué puedo conocer? ¿Cuál es el objeto de estudio del conocimiento? Las Ideas
Teeteto: El objeto del verdadero conocimiento tiene que ser estable y permanente
En Teeteto (diálogo crítico que trata sobre la naturaleza de la sabiduría), Platón dice que es posible lograr el
verdadero conocimiento, el cual se caracteriza por:
ser infalible i
tener como objeto lo que es real: las Ideas.
Platón parte de la convicción que ni el conocimiento obtenido mediante la percepción, ni el procedente de la
creencia, son infalibles y que, además, no tienen por objeto el estudio de lo real. Por eso, no puede ser el
verdadero conocimiento.
Platón acepta del sofista Protágoras la creencia en la relatividad de los sentidos. Y del presocrático Heráclito
acepta que los objetos de la percepción sensible cambian permanentemente, motivo por el que no pueden ser
objetos de estudio del verdadero conocimiento.
Entonces, ¿cuál es el objeto de estudio del verdadero conocimiento? Según Platón, el objeto de estudio
del verdadero conocimiento tiene que ser estable y permanente, susceptible de ser definido de una
manera clara y precisa, un objeto del que podamos captar su esencia. Pues el conocimiento verdadero, el
que denominamos “conocimiento científico”, es el que aprehende la esencia del objeto y la expresa con el
concepto. Así, el verdadero conocimiento de “Bondad” aprehende la esencia de la Bondad y la comunica con el
concepto “Bondad”. La definición del concepto tendrá la forma "La Bondad es (esencia de la Bondad)”. Y, dado que
el concepto se corresponde con lo universal, el verdadero conocimiento tendrá por objeto de estudio lo
universal, las Ideas.
Pero ¿cómo podemos conocer estos universales (ideas) si pertenecen a otro mundo (el mundo
inteligible) diferente del que percibimos mediante los sentidos? La posibilidad de conseguir el verdadero
conocimiento yace en tres aspectos claves de la teoría de las Ideas, aspectos que son, a la vez, los fundamentos
de la epistemología de Platón:
Los objetos del mundo sensible imitan o participan de las Ideas
El alma (psique) es una realidad intermedia entre los objetos del mundo sensible y las Ideas (objetos del
mundo inteligible).
Las Ideas están en comunicación entre sí.
Ahora bien, Platón no nos dijo cómo podemos conocer las Ideas. Sólo nos dijo que el alma (la psique) tiene
capacidad para hacerlo, y que se trata de aprender a mirar en la dirección adecuada.
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República: sobre la realidad de los objetos del conocimeinto
En el libro V de la República, Platón dialoga sobre la realidad de los objetos. Correlaciona tres clases de
objetos, lo que es, lo que no es y lo que está entre el ser y la nada, con tres grados de conocimiento: el
conocimiento, la ignorancia y la opinión. Para Platón el objeto del conocimiento (lo que es) es real, mientras
que el de la ignorancia (lo que no es) es irreal, e infiere que el objeto de la opinión será lo que está entre
el ser y la nada . Platón acaba estableciendo la conclusión que los particulares no son plenamente reales, y
que sólo las Ideas son reales.
a) Símil de la Linea
En el libro VI de la República, Platón le otorga a la Idea de Bien, además del valor ético, una importancia
epistemológica. Dice que es “la que proporciona la verdad a los objetos de conocimiento y la facultad de
conocer a quien conoce”.
El pasaje de la línea sigue el de la Idea del Bien, surge de él y pretende completarlo. En este pasaje, Platón
establece los grados de conocimiento, que dependen de la verdad: imaginación, creencia, pensamiento discursivo
y sabiduría; y los correspondientes grados de realidad: imágenes, cosas, entes matemáticos e ideas.
Símil de la línea
MUNDO SENSIBLE
Grados de
realidad
Grados de
concimiento
MUNDO INTELIGIBLE
Imágenes
(eikasia)
Cosas (zoa)
Entes Matemáticos (ta
mathematikà)
Ideas (arxai)
Imaginación
(eikasia)
Creencia
(pistis)
Pensamiento discursivo
(dianoia)
Intuición
(noesis)
OPINIÓN (doxa)
CONOCIMIENTO, sabiduría, ciencia,
(episteme)
Los grados de realidad
Mundo sensible
El grado de realidad más bajo son las imágenes (eikasia) de las cosas, “sombras, y en
segundo lugar figuras que se reflejan en el agua, y en todo lo que es compacto, pulido y brillante, y
en otras cosas parecidas”. Es posible que Platón pensara en actividades que imitan la realidad,
como la poesía, la pintura o la retórica
El segundo grado de realidad es el de las cosas (zoa), es decir, los objetos físicos en general:
“los animales que nos rodean, todas las plantas, y el género entero de las cosas fabricadas”. Las
diversas artes productoras como la carpintería o la alfarería encajarían aquí. También la física.
A nivel ontológico, en cuanto al grado de realidad, la relación entre las imágenes y las cosas es
la misma que la de las copias con los modelos.
Mundo Inteligible
En tercer lugar, tenemos los entes matemáticos. En Metafísica 987 b 14-8 nos dice Aristóteles
que Platón distinguía entre las Ideas y los entes matemáticos (ta mathematikà) porque estos eran
intermediarios entre las Ideas y los particulares sensibles: inmutables como las Ideas, y
plurales como los particulares correspondientes de una Idea. Ahora bien, según Ross, en la
Metáfora de la línea, Platón no hace ninguna mención a la diferencia entre las Ideas y los
entes matemáticos. Las dos subsecciones juntas constituyen el Mundo Inteligible.
La cuarta subsección (EB) es la de las Ideas o primeros principios (arxai)
Los grados de conocimiento
Al final del símil de la línea, Platón da los nombres de los grados del conocimiento correspondientes a las
cuatro clases de objetos: imaginación (eikasia), creencia (pistis), pensamiento discursivo (diànoia) e intelección
(nóesis).
Mundo sensible
Imaginación (eikasia) significa aquí "aprehensión de imágenes", conjetura, es una actitud
conscientemente insegura ante sus objetos.
Creencia (pistis), es una actitud que, bien o mal fundada, está libre de titubeo.
La imaginación tiene un nivel epistemológico inferior a la creencia en la comprensión de la realidad.
Mundo Inteligible
Pensamiento discursivo (diánoia): En aritmética y geometría, para conocer los entes
matemáticos, el entendimiento va de un principio hipotético a la conclusión, apoyándose en figuras
o imágenes sensibles cuando demuestra un teorema y sin necesidad de justificar racionalmente el
principio hipotético (se supone la existencia del triángulo o del número, sin tenerla que justificar
racionalmente);
Intuición (noésis): En la dialéctica, para conocer las Ideas, el entendimiento parte de un
principio hipotético para llegar a un primer principio no hipotético (la Idea de Bien), sin descansar
en ningún contenido sensible y justificando racionalmente el primer principio no hipotético. Sólo la
dialéctica es capaz de cancelar el carácter hipotético de los principios utilizados por las otras
disciplinas, al dar razón de ellos y justificarlos racionalmente. Para Platón un requisito esencial del
verdadero conocimiento es poder dar razón del primer principio (arxé, idea).
Noesis y diánoia son dos métodos de búsqueda diferentes. La diánoia tiene un estatus
epistemológico inferior a la noésis porque se apoya en figuras o imágenes sensibles y no justifica
racionalmente sus principios hipotéticos.
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b) El mito de la caverna
El carácter global del pasaje de la caverna difiere del significado de la metáfora de la línea. La Metáfora de la
línea prefigura la exposición del libro VII de la República sobre la ciencia y la filosofía en cuanto que indagaciones
intelectuales. El mito de la caverna resalta, además, la función ética y pedagógica de la filosofía: La filosofía guía
a los hombres no sólo desde la vida de los sentidos hasta la de la inteligencia, sino también desde la
conformidad con las apariencias y las convenciones humanas hasta la aprehensión directa de la verdad
moral.
Veamos un vídeo sobre el mito de la caverna
El mito de la caverna ha sido interpretado desde tres vertientes: la epistemológica, la ontológica y la
pedagógica.
Interpretación epistemológica: El mito de la caverna, igual que el pasaje de la línea, presenta los
diferentes grados de conocimiento (imaginación, opinión, pensamiento discursivo y sabiduría) que se
corresponden con los diversos grados de realidad de los seres (desde la pura materia desorganizada
representada por la oscuridad absoluta del fondo de la cueva, hasta la luz absoluta del sol, que se
corresponde con la Idea de Bien)
Interpretación ontológica: el interior de la caverna representa el mundo sensible; el exterior, el
mundo inteligible. Fuera de la cueva, los objetos reales simbolizan las ideas, mientras que sus sombras
hacen referencias a los entes matemáticos.
Las interpretaciones epistemológica y ontológica nos permiten comparar el Mito de la caverna con la
Metáfora de la línea . Trazamos una línea desde el fondo de la caverna hasta el Sol: aparece una gradación
continua que va desde la pura oscuridad del fondo de la caverna, que representa la materia, hasta la
máxima luz, representada por el sol, símbolo de la Idea suprema. Esta línea diagonal, desde el fondo hasta
la superficie, representa la gran cadena del ser. El escalonamiento de los varios sectores de la caverna y
del exterior muestra los grados del saber y de la realidad. Si estos grados los representamos sobre una
línea, obtendremos los mismos segmentos en que está dividida la línea.
Interpretación pedagógica: El Mito de la Caverna es una alegoría sobre la educación y la función del
filósofo (el maestro), quien tiene la obligación moral de sacar de la ignorancia a los y las futuras
ciudadanas. Una cuestión destacada en este mito es la de la motivación para aprender. ¿Qué es el que
nos llevará a salir de la caverna y a romper las cadenas que nos ligan al fondo de la cueva? Una de estas
fuerzas es la representada por el maestro (el filósofo). Pero, qué es el que nos motiva a ser "maestro", es
decir, a desear encontrar el verdadero conocimiento?
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1.3 Motivación para aprendre
En Teeteto, Platón afirma que la filosofía, el ansia de saber, es producto de la admiración. La admiración ante
las espectaculares expresiones sensibles de la Naturaleza es la que nos motiva a viajar por los mundos del
conocimiento.
La admiración, en cuanto que motivación para aprender, nos la despierta el impulso de Eros. Con el discurso
de Diotima de Mantinea en el Banquete, Platón describe cuál es el camino adecuado para llegar al verdadero
conocimiento:
"... el camino recto hacia el amor, tanto si se sigue espontáneamente como si otro te guía, consiste en empezar
por las bellezas de este mundo y elevarse hasta la belleza suprema pasando, para así decirlo, por todos los
peldaños, de un cuerpo bello a dos, de dos a todos los otros, de los cuerpos bellos a las ocupaciones bellas, de las
ocupaciones bellas a las ciencias bellas, hasta que, de ciencia en ciencia, se llega a la ciencia por excelencia que
no es otra que la ciencia de aquello bello en si, y se acabe por conocerlo tal como es en sí."
La motivación para aprender, el amor a la sabiduría (filosofía), nos impulsa a seguir la vida del conocimiento
hasta llegar a la comprensión global del Mundo Inteligible, de la realidad (las Ideas y su interrelación). Logrado el
verdadero conocimiento, el filósofo será feliz.
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2. ¿Qué es conocer? Conocer es recordar. Teoría de la anamnesis o reminiscencia
En la formulación inicial de la teoría de las Ideas, Platón sostuvo que nadie puede aplicar correctamente una
palabra (concepto), si previamente no posee alguna noción general sobre su significado. ¿Cómo logramos esta
noción general, cómo logramos el conocimiento?
Antes de contestar esta cuestión, Platón plantea un problema epistemológico: conocer o aprender es un
proceso imposible si previamente no se conoce de alguna manera aquello que se quiere aprender (aquello que se
busca). Para superarlo, Platón dice en el Menón que investigar (buscar) y aprender no son otra cosa que
recordar (anamnesis)
Las Ideas no son inmanentes a las cosas sensibles. Estas las imitan o participan de ellas. Las ideas son una
realidad "separada" del Mundo Sensible. Por eso, el verdadero conocimiento no lo obtenemos de la percepción de
las cosas sensibles. De la percepción del Mundo Sensible sólo podemos lograr opinión (dóxa) sobre las cosas, las
cuales están en un permanente devenir (entre el Ser -Idea, esencia- y la Nada). Ahora bien, no llegaremos a
conocer las Ideas despreciando los sentidos y dedicándonos a la pura contemplación (intuición) sino usándolos y
descubriendo lo que nos sugieren. En el Fedón, Platón dice que la percepción del Mundo Sensible le hará recordar
al alma (psique) lo que ya sabía, las Ideas. Esta las ha contemplado durante su estancia en el Mundo Inteligible.
Pero, al introducirse dentro de un cuerpo, todo lo olvidó. El conocimiento sensible (dóxa) le sirve para
recordar y el recuerdo, para reducir a la unidad de la Idea la multiplicidad de las sensaciones.
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3. ¿Cómo conocer? Con un método: la dialéctica
La dialéctica ha sido entendida por Platón de varias maneras. Cronológicamente la ha entendido como diálogo,
como disciplina o saber y como método de investigación:
3.1 La dialéctica como diálogo
En la etapa socrática, la de juventud, la dialéctica es el método socrático del diálogo, basado en una sucesión
de preguntas y respuestas. Se trata de diálogos metodológicamente construidos en dos partes fundamentales: la
ironía y la mayéutica.
Ironía. En esta parte del diálogo, después de presentar el tema con una pregunta del tipo "¿qué es la
justicia?", desarrolla la refutación de la aparente sabiduría del interlocutor, quien no sabe pero cree saber.
Una larga sucesión de preguntas y respuestas tiende a conseguir el reconocimiento de la propia ignorancia,
por parte del interlocutor, lo que le deja en disposición de empezar, de la mano de Sócrates, la búsqueda
de la definición, cuyo encuentro supondrá un verdadero saber. El punto de partida de esta indagación es,
pues, el reconocimiento de la propia ignorancia (“sólo sé que no sé nada” dijo Sócrates).
Mayéutica. Proceso de concebir y dar a luz “conceptos”. Este proceso de la mayéutica permite retomar
el diálogo y dirigirlo hacia la búsqueda de la definición general del concepto que se examina. Esta
definición pretende captar la esencia, es decir, “lo que es” y, por tanto, no puede ser una mera definición
nominal (definir una palabra con otra palabra), pues caeríamos en un círculo vicioso.
El diálogo es posible porque los diferentes interlocutores comparten un lógos común. Esta tesis es la que
permitió a Sócrates y Platón postular la existencia de verdades absolutas, en contra del relativismo sofista. El
valor del diálogo está en el proceso mismo de la búsqueda del saber y de la liberación de la ignorancia.
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3.2 La dialéctica como saber de justificación de principios
En República, Platón dice que sólo la dialéctica es capaz de cancelar el carácter hipotético de los principios
utilizados por las otras disciplinas, al dar razón de ellos y justificarlos racionalmente. Para conseguirlo, la
dialéctica se remonta hasta un principio “no hipotético” (idea de Bien) desde el que poder deducir todos los otros
principios (ideas). La dialéctica aparece en la República como un saber supremo de justificación de
principios. Si el Bien es fundamento de la realidad y del ser de las Ideas, quienes no logren su
conocimiento, tendrá un saber insuficiente de las Ideas porque las conocerá sin referencia al principio en el que se
basan.
La dialéctica encarna el saber en su más alto sentido (noesis), se distingue de otras disciplinas, como la
geometría y la aritmética, en que sólo ella versa única y exclusivamente sobre objetos inteligibles sin la mediación
de ninguna figura visible y en que sólo ella es capaz de cancelar o “destruir las hipótesis” en una visión
sistemática del saber libre de todo supuesto. Esta última característica hace necesario que en la dialéctica
coexistan dos tipos de procedimiento:
El Proceso ascendente consiste en la indagación del primer principio. Se trata de partir de una Idea y
ascender hasta la Idea suprema (idea de Bien). Es un proceso tentativo, de ensayo y error, que acaba en la
visión directa de la idea suprema. Esto supone que el Mundo Inteligible (el Mundo de las Ideas) está
estructurado jerárquicamente, que la Idea suprema es el primer principio (arxé); y que el conocimiento de
este primer principio hace inteligibles todas las otras Ideas. (En la República, la Idea suprema es la Idea de
Bien).
El Proceso descendente a partir de un principio no hipotético (Idea de Bien) es aquel en el que las
consecuencias de la Idea de Bien se exponen en la orden debido, orden que viene dado al bajar por las
hipótesis (principios hipotéticos) que han resistido el proceso ascendente. De este modo, el filósofo
consigue conocer la comunicación y unión entre las Ideas, y adquiere una visión sinóptica del Mundo
Inteligible.
La tarea de la filosofía, la de la ciencia, la de la dialéctica era, para Platón, el razonamiento, la deducción de las
proposiciones menos generales a partir de las más generales. Esto sólo tiene un "momento" de aprehensión
directa: la aprehensión del primer principio no hipotético (la idea de Bien), que no puede deducirse de ninguno
otro principio porque es superior a todos ellos.
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3.3 La dialéctica como método para definir de manera correcta las cosas
En Fedro, Platón hace consistir la dialéctica en el uso combinado de la reunión (synagogé) y la división
(diaíresis). Con el objeto de encontrar la definición de un término específico,
la primera fase, la reunión, consistirá en “unir en una única Idea, en una visión de conjunto, lo que está
esparcido por muchas partes, para poner de manifiesto, al definir cada cosa, aquello sobre lo que se quiere
enseñar en cada caso”. Se trata, pues, de elegir por tanteo un género amplio al que parece corresponder el
término en cuestión.
La segunda fase, la división, es el proceso inverso, porque, una vez realizado el ascenso al género al
que pertenece el objeto del que se trata, es necesario volver atrás y “ser capaz de dividir de acuerdo con
las especies y según los miembros naturales, sin romper ninguna parte como un mal carnicero”.
En Sofista y en Político, el acento recae sobre el proceso de división. Cuando Platón define la naturaleza de la
dialéctica, ya no habla de un proceso combinado de reunión y de división, sino de ”dividir por clases [ideas] y no
considerar ni diferente a una clase [idea] cuando es la misma, ni a una distinta considerarla idéntica”. Pero,
también caracteriza la dialéctica de otro modo: “eso, en lo que cada una de las cosas puede tener en común y en lo
que no, es saber dividir por clases”; es decir, la dialéctica no busca hacer una construcción jerárquica de las Ideas
desde el summum genus hasta las infimae species, sino que más bien estudia las relaciones de compatibilidad,
incompatibilidad e implicación entre las Ideas.
Podemos ver que la concepción de la dialéctica (de la filosofía), expuesta en *Fedre, el Sofista y el Político, es
completamente diferente de la expuesta en República. El objetivo de la dialéctica ya no es deducir toda verdad de
la única verdad trascendente. Es uno más modesto y más realizable: marcar las relaciones de *afirmabilitat y
*negabilitat, por un lado, y las relaciones de género y especie, por otra, que se dan entre las ideas.
Al comparar los dos modelos de dialéctica, las diferencias parecen evidentes: el primero la presenta como
una disciplina, cuya función consiste en justificar las hipótesis o principios de las ciencias; el segundo la presenta
como un método para definir de manera correcta las cosas. Sin embargo, también tienen parecidos, pues el
contenido de los principios de las ciencias hace referencia a Ideas tales como números, círculos o triángulos y en
República, después de tratar de la dialéctica, Platón insiste en la necesidad de definir la Idea Bien, separándola de
todas las otras. Por otro lado, en esta obra se dice igualmente que la educación tendrá que proporcionar a los
futuros filósofos-gobernantes una visión de conjunto en la que se mostrará la relación de cada una de las
enseñanzas con la naturaleza del ser. Incluso se podría comparar el momento de la reunión con el proceso
ascendente, que en República se remonta al principio no hipotético, y la división con el proceso descendente a
partir de este principio no hipotético, en la deducción de consecuencias.
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