SIGUIENDO UNAS HUELLAS Un viaje, siguiendo unos pasos, pasos que a través de 500 años de historia, dejaron huella: Los de Teresa de Jesús. Pasos tan firmes y seguros como la muralla que desde su nacimiento la arropó y fue dándole seguridad a lo largo de su vida, aún en medio de incertidumbre, dificultades y lucha. Desde el Departamento de ERE e implicando a otros Departamentos, nos propusimos no pasar por alto este acontecimiento que estamos celebrando este año: El recuerdo de una mujer Escritora, Reformadora, Santa, primera Doctora de la Iglesia. Nos empapamos del momento histórico en que vivió, de su biografía, de su opción por seguir a Jesús de Nazaret, de sus escritos, de la Reforma que realizó en la Orden del Carmelo, de sus fundaciones… Y como no, necesitábamos pisar todos esos lugares en los que la santidad en medio de la austeridad, el silencio y la oración, se fue fraguando en ella. El día 18 de junio, enmarcado en la Semana Cultural del Colegio, realizamos un viaje a Ávila: 105 alumnos de la ESO y 8 profesores. Visitamos: la Casa de la Santa, donde su padre, Alonso de Cepeda da fe de que allí el 28 de marzo de 1515 nació su hija: Teresa de Cepeda y Ahumada. Pasamos por la Iglesia de San Juan donde fue bautizada, la Encarnación: Museo y Capilla de la Transverberación, donde Teresa vivió 30 años y donde experimentó el amor más grande, que le hace expresar con todo el ardor de su alma: “Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero, que muero porque no muero” La Catedral del Salvador: Primera catedral gótica de España con su particular ábside formando parte de la propia muralla. Allí tanto en la belleza de las pinturas del retablo del palentino Pedro Berruguete como en los relieves del trascoro o de la girola, reconocíamos lo estudiado en el aula haciéndonos sentir orgullo al descubrir que la cultura merece la pena. Después de un recorrido por las murallas, fuimos al Santuario de Ntra. Sra. de Sonsoles. Bonito paraje rodeado de árboles en los que bajo su sombra compartimos descanso, comida, juegos… un tiempo de bonita convivencia. Finalmente entramos a saludar a la Madre y Patrona de Ávila y… cantamos: “María, mírame” y pidiéndole que sus ojos no se aparten de nosotros y su presencia nos acompañe siempre, emprendimos el camino regreso. Un viaje que mereció la pena. M. J. Valladares 18 de junio de 2015