La Conducción en Condiciones Meteorológicas Adversas. La circulación vial es un sistema multifactorial en el que intervienen personas, los vehículos y las vías. En este apartado se estudiará el factor vía, no tanto desde el punto de vista de la "geografía" de la vía, trazado, señalización, iluminación, etc., sino desde el punto de vista "ambiental", esto es, desde la perspectiva de aquellas condiciones del entorno que condicionan y en ocasiones modifican las condiciones de la propia vía. Dentro de los riesgos ligados a las condiciones ambientales se hará especial referencia a la conducción nocturna y en condiciones de falta de visibilidad y la conducción en condiciones meteorológicas adversas. La lluvia. La lluvia es la incidencia meteorológica que más incidencia tiene en la accidentalidad invernal, puede influir negativamente en la conducción y exige del conductor adoptar las debidas precauciones en garantía de la seguridad. Hay que contar también con los reflejos producidos y el constante "venir" de esos puntos luminosos (gotas de agua) que tanto molestan al conductor. Como en el caso de la niebla, el agua disminuye la adherencia y, mezclada con arenilla, partículas de caucho, restos de gasoil, etc., forma un lodo fino particularmente resbaladizo. La velocidad a mantener dependerá de los neumáticos, de la calzada y de la lluvia. Los canales de drenaje del neumático y, sobre todo, su profundidad determinan la capacidad de evacuación del agua y, con ella, la adherencia del neumático. Disminuye la visibilidad para el conductor por la lluvia, por el empañamiento más o menos parcial de los cristales, por el agua que despiden los coches. 1 - Medidas que el conductor debe adoptar para mejorar la adherencia y prevenir los deslizamientos: Mantener siempre los neumáticos en buen estado (presión correcta y el dibujo adecuado). Comprobar con frecuencia durante la marcha si los frenos responden. Frenar con suavidad, progresivamente y a pedaladas cortas y no de manera brusca. Frenar con más antelación de lo que se haría en condiciones normales. Aumentar la distancia de separación o seguridad. Tener precaución en relación con el fenómeno "aquaplaning". Reducir la velocidad. Por garajes y aparcamientos. Por vías o terrenos públicos aptos para la circulación, tanto urbanos como interurbanos. Por vías o terrenos privados aptos para la circulación, tanto urbanos como interurbanos. Por vías o terrenos públicos, que sin tener tal aptitud, es decir que no son aptos para la circulación, sean de uso común. 2 - Ante la presencia de charcos de agua en la calzada: Si es posible evitar pasar por ellos. Moderar la velocidad. No olvidar que el charco seguramente esté formado sobre un bache. Peligro por las salpicaduras que se pueden ocasionar a los demás usuarios. 3 - Medidas que el conductor debe adoptar para mejorar la visibilidad: Seleccionar, al menos, la luz de corto alcance o de cruce. Encender la luz de niebla, tanto la delantera como la posterior si la lluvia es intensa. Limpiar y mantener siempre limpios los cristales o tulipas de todas las luces. Accionar el limpia y lavaparabrisas. Poner la aireación y luneta térmica, para eliminar el vaho. Adecuar la velocidad a la zona de visibilidad. Prevenir con suficiente antelación las salpicaduras de agua sucia y barro que se producen al cruzarse con otros vehículos, al adelantar o ser adelantados, y en especial cuando se trata de camiones o autobuses. 4 - Un Truco para conseguir buena visión cuando se conduce con lluvia fuerte. No sabemos por qué es tan eficaz pero basta con efectuar lo siguiente: Es ésta una sugerencia de un amigo policía que la experimentó y la confirmó y es útil igual en conducción nocturna. La mayoría de los automovilistas ponen los limpiaparabrisas en la velocidad más rápida o máxima ante una lluvia fuerte, sin embargo la visibilidad hacia delante sigue siendo mala. En caso de enfrentarse a una situación de este tipo si nos colocamos unas gafas de sol (sirve cualquier modelo). ¡Increíble! seguirá viendo las gotas de agua en su parabrisas pero no la lámina de agua que forma la lluvia. Podrá observar, también, cómo las gotas de lluvia saltan para fuera de la carretera y los rebotes en el frente de su coche. En caso de lluvia torrencial, el mejor consejo: !! no continuar!!. La nieve. Cuando caen los primeros copos de nieve, la conducción es tan peligrosa como cuando caen las primeras gotas de agua, si bien existe un mayor peligro al tratarse de agua helada, con la consiguiente pérdida de adherencia en los neumáticos. Además, las gotas de agua heladas son opacas, con lo que se tiene una menor visibilidad y una mayor reflexión de la luz. En el caso de acumularse en el parabrisas, puede impedir totalmente la visión. Para marcar el índice de peligrosidad, la DGT ha establecido cuatro niveles de dificultad (verde el menor, negro el peor). 1 - Peligrosidad y Precauciones a adoptar: Cuando caen los primeros copos de nieve,(nivel verde) la conducción es tan peligrosa como cuando caen las primeras gotas de agua con la lluvia, se debe reducir la velocidad, nunca por encima de 100 km/h en autopistas y autovías, ni 80 km/h en las demás carreteras. Los camiones deben circular por el carril de la derecha y no adelantar. Hay que poner atención a los partes meteorológicos. Especial prudencia en zonas altas y húmedas de montaña y noches de cielos despejados, por las posibles placas de hielo. En poco tiempo se puede pasar a nivel amarillo. Si la carretera comienza a cubrirse (nivel amarillo), la velocidad debe reducirse todavía más, a unos 60 km/h, y ser menor todavía en zonas de curvas, si hay pendiente, etc. Evitar maniobras bruscas y aumentar la distancia de seguridad y parar en un área de servicio o en una población si no lleva cadenas, ropa de abrigo y otros elementos necesarios. La circulación de camiones y vehículos articulados está prohibida. Cuando tape completamente el suelo (nivel rojo) se debe reducir la velocidad a 30 km/h y será necesario calzar neumáticos especiales o colocar cadenas. No esperes a quedarte inmovilizado para poner las cadenas y no pares en lugares donde obstaculices el paso. Circula siempre por el carril de la derecha, dejando libre el carril de adelantamiento. Esta situación se da con más frecuencia en puertos de montaña. Se prohíbe la circulación de vehículos articulados, camiones y autobuses. En esta situación lo mejor es suspender el viaje, y buscar refugio en la población o área de servicio más cercana. La nieve o el hielo hacen inviable la circulación (nivel negro). Si no puede continuar, trate de dejar el vehículo donde no obstaculice, apague el motor y acuda a un lugar resguardado, si es posible. De lo contrario, avise al servicio de emergencia y permanezca en el coche con la calefacción encendida. También la calzada se hace muy deslizante cuando la nieve está blanda y recién caída (formando una ligera capa que se va derritiendo). Cuando la nieve se congela o lleva tiempo en la calzada y se ha endurecido y apretado, sus efectos son similares a los del hielo. La adherencia de los neumáticos se reduce y, por consiguiente, existe peligro de deslizamiento. Para ello el conductor adoptará las siguientes medidas: Llevar a cabo una conducción muy suave, sin movimientos bruscos de dirección ni cambios repentinos en la palanca de relación de marchas. Mantener los neumáticos en buen estado (presión y dibujo) Mantener los frenos en buen estado (reglados y equilibrados). Frenar con suavidad. Comprobar la eficacia de los frenos con frecuencia. En caso de necesidad: utilizar cadenas. Limpiar de vez en cuando la nieve acumulada en los guardabarros ya que puede afectar a la dirección del vehículo y por tanto al control de la trayectoria. Seguir las huellas o rodaduras dejadas por otros vehículos. Especial precaución en las curvas. Entrar en ellas de forma que no sea necesario frenar en todo su desarrollo. Circular por la curva a velocidad sostenida y con la relación de marchas más alta de las que razonablemente puedan usarse, manteniendo una presión leve y constante sobre el acelerador. Para mejorar la visibilidad, adoptar las siguientes medidas: Accionar el limpiaparabrisas, limpiafaros y limpialunetas posterior (si el vehículo dispone) Accionar el lavaparabrisas para facilitar que se derrita la nieve. Detenerse cuantas veces sea necesario para retirar la nieve del parabrisas, de las ventanillas, faros, etc. Seleccionar, al menos la luz de corto alcance o de cruce, tanto de día como de noche. De noche no conviene encender las luces de larga alcance o de carretera porque al no atravesar la luz la cortina de copos de nieve, se vuelve contra el conductor y puede ser deslumbrado. En caso de nevada seleccionar la luz delantera de niebla (si el vehículo dispone de ella). En caso de fuerte nevada seleccionar la luz posterior de niebla (si el vehículo dispone de ella). En ocasiones, después de una nevada, luce el sol y la fuerte luz producida por la reverberación de los rayos del sol sobre la nieve, molesta y daña a la vista. Se aconseja utilizar gafas de cristal ahumado. Si la nieve alcanza mucha altura o se hiela, (nivel negro), ningún vehículo puede circular. Se corre el riesgo de permanecer inmovilizado en la carretera durante un largo periodo de tiempo. No arriesgue y si debe parar, hágalo donde no entorpezca a las máquinas quitanieves, apague el motor y no salga si no existe refugio cerca. En caso de inmovilización llama al 112 y sigue sus instrucciones. 2 - Elementos obligatorios: RUEDA DE REPUESTO. No se olvide revisarla antes de un viaje. TRIÁNGULOS. Deben ser dos y estar homologados, para señalizar una avería, un accidente.... LÁMPARAS. Hay que llevar un repuesto de lámparas. Siempre es peligroso quedarse sin luz, pero más en invierno, cuando ésta es reducida. CHALECO REFLECTANTE. Llévelo dentro del habitáculo y no en el maletero y póngaselo antes de salir para cualquier eventualidad.... HERRAMIENTAS. Hay que llevar las necesarias para cambiar una rueda (gato y llave) y para sustituir alguna lámpara fundida. La DGT recomienda llevar: CADENAS. Puede ser el elemento que le permita llegar a su destino...o dejarle tirado. Use las cadenas nada más ver nieve en la calzada. Después de recorrer unos metros, ajústalas y no pases de 30 km/h. SPRAY ANTIVAHO. Es muy interesante para evitar que los cristales se empañen completamente. BAYETA. Es muy útil para desempañar el parabrisas. Se complementa con el spray. ROPA DE ABRIGO. Aunque en el coche hay que ir cómodo, lleve ropa de abrigo a mano por si tiene algún problema en la carretera. CALZADO. Calzado adecuado para un viaje largo, los tacones o los zapatos gruesos no son los más adecuados PALA. Puede serle muy útil si le cae una nevada de las de aúpa. RASCADOR. Muy interesante para quitar hielo y nieve del parabrisas. Un bote con alcohol también le será útil. LINTERNA. Puede serle muy útil si necesita revisar algo del coche, si tienen que señalar su posición. PINZAS. Puede tener problemas de arranque y con las pinzas alguien le podrá echar una mano. ALIMENTOS. Si se va a meter en un viaje largo, con riesgo de nevadas, etc., no está mal llevar algún alimento por si se queda tirado. GAFAS. Con nieve las gafas de sol son tan necesarias como en pleno verano. TELÉFONO MÓVIL. No para llevarlo encendido y hablar mientras conduce, pero para posibles emergencias, es fundamental. AGENDA. Lleve también anotados posibles teléfonos de emergencias por si tiene algún percance. Y guías de restaurantes, hoteles, etc.Por si acaso. DEPÓSITO. Procure mantener el depósito de combustible bien lleno, antes de que el depósito llegue a la mitad, vuelve a llenarlo. El vehículo pesará más, se agarrará mejor y al menos tendrá garantizada la calefacción, por si el tiempo le juega una mala pasada, por ejemplo, que pueda quedarse tirado. RADIO. La radio del coche le permitirá oír información sobre el estado del tráfico, de los puertos, de la circulación y prever un itinerario alternativo. Consejos: Para circular sobre una superficie nevada, lo mejor es hacerlo con suavidad, previendo las circunstancias y sin abusar ni del acelerador ni de freno, ya que pueden llevarnos a sufrir un accidente. Al arrancar o al subir, una pendiente, es posible que si colocamos la primera velocidad el coche patine: conviene hacerlo en la marcha lo más larga posible. Si tienes que instalar las cadenas debe hacerlo fuera de la vía, y en el eje motriz (tracción delantera, delante; los de propulsión, detrás). Ya en marcha, no supere los 30 km/h y, tan pronto como deje de haber nieve en el asfalto, desmóntelas pues deteriorará la goma de las ruedas y la propia carretera. El hielo. El hielo es un elemento muy peligroso que hace que la calzada sea sumamente deslizante convirtiéndola en una auténtica pista de patinaje, donde la prudencia, la pericia y los reflejos del conductor se ponen a prueba, por lo que se deberán extremar las precauciones. En definitiva, se reduce, cuando no elimina, la adherencia, existiendo grave peligro de deslizamiento. Tras una helada nocturna las primeras dificultades que el conductor encontrará serán: Arrancar el motor. Quitar la película de hielo o escarcha que cubre los cristales. No utilice agua muy caliente para quitar la nieve y el hielo del parabrisas. Lo podría romper. Use anticongelante o alcohol. Para prever la existencia de hielo se ha de tener en cuenta que: Con tiempo frío y ambiente húmedo, la calzada puede estar helada y deslizante. Hay zonas de la calzada especialmente propensas al hielo, como son los lugares húmedos,los sombríos porque no les da el sol, los badenes, los lugares próximos a corrientes de agua,los puentes, pasos elevados y los situados bajo ellos, etc. La circulación lenta de los vehículos que preceden o circulan en sentido contrario, puede igualmente ser un indicio de la existencia en la calzada de alguna anomalía. También la circulación lenta y con cadenas de los vehículos que circulan en sentido contrario o la existencia de vehículos parados a los que les están quitando o poniendo cadenas, puede ser otro indicio. La existencia en la vía de señales de peligro de badén o pavimento deslizante por hielo o nieve (P-34). Si se notara que la dirección del vehículo está excesivamente ligera, como si flotara. En los puertos, las condiciones pueden cambiar de una vertiente a otra. Si al subir se observa que la carretera está húmeda, es previsible que en la bajada se pueda encontrar con hielo. Medidas a adoptar el conductor para mejorar la adherencia y prevenir los deslizamientos: Lo expuesto anteriormente para el caso de nieve, es igualmente aplicable para los supuestos del hielo. La niebla. La niebla son pequeñísimas gotas de agua en suspensión, que disminuyen notablemente la visión. La luz, al atravesar el agua, se ve amortiguada en su paso (refracción) y, además, se producen unos reflejos o aureola de luz (reflexión) que también dificulta la visión, al incidir en las pupilas del conductor los rayos luminosos de sus propios proyectores. La humedad del ambiente hace que se condense el agua en el parabrisas, faros, etc. con lo que los problemas de visión siguen aumentando; la condensación del agua en la calzada convierte a ésta en un espejo que devuelve la luz emitida por los proyectores de los vehículos, además de considerable disminución de la adherencia. En caso de verse obligado a detenerse por falta de visibilidad, hay que tener en cuenta que las luces del vehículo pueden servir de referencia a otros usuarios, por lo que si aquél está totalmente fuera de la calzada, que es lo que debe hacerse, se mantendrán apagadas todas las luces, mientras que si se encuentra en la calzada deberán mantenerse encendidas todas las que sean precisas para mejor advertir su presencia. Circular con niebla puede ser tan peligroso como circular de noche sin luces. El alumbrado a utilizar será el que mejor permita ver, ya sea uno, otro o todos (sin olvidar que no se debe deslumbrar a otros usuarios). El artículo 106 del Reglamento General de Circulación obliga a utilizar, en caso de niebla, la luz delantera de niebla o la luz de corto o largo alcance. Las luces de niebla, tienen la particularidad de ir situadas muy bajas, con lo que la distancia a iluminar es menor (aproximadamente la mitad que las de cruce), consiguiendo con ello una mayor intensidad luminosa en esa zona iluminada. Los cristales están tallados de forma que permiten concentrar los rayos luminosos en capas para mejor atravesar las gotas de agua en suspensión y con una mayor amplitud (hacia los lados), para que los márgenes sirvan de referencia al conductor y éste pueda observar mejor los posibles obstáculos que le surjan lateralmente. La utilización de las luces de largo alcance puede ser desaconsejable, al producirse una mayor reflexión de la luz. La luz de niebla de la parte posterior del vehículo solamente se utilizará en condiciones extremas de visibilidad, pues es una luz deslumbrante, precisamente para que pueda ser vista cuando no se ven las luces de posición, y ello supone: primero, que si se ven las luces de posición no son necesarias las de niebla; y segundo, que producirán deslumbramiento a los conductores que circulen detrás. La utilización del alumbrado de niebla delantero no permite circular a mayor velocidad; téngase presente que la zona iluminada es aproximadamente la mitad que la de cruce, por lo que la velocidad deberá acomodarse a la zona iluminada. Con niebla detrás de otro vehículo siempre supone un mayor margen de seguridad, al ser mayor la zona iluminada (la del vehículo que circula delante más la propia), y una menor fatiga, pues seguir a unas luces es más fácil que seguir el trazado de la calzada. El viento. El viento, venga de donde venga, supone una variación notable en el consumo de combustible, pero lo que más afecta a la seguridad vial es su influencia negativa al actuar (fuerza del viento) sobre la carrocería, tendiendo a desplazar al vehículo y consiguiendo aumentar la deriva del mismo, provocando una cierta deformación del neumático para corregir la trayectoria y, en el caso de las curvas, aumentando la inclinación de la carrocería si se gira hacia el lado del que procede el viento, con una mayor transferencia de pesos. Medidas que el conductor debe adoptar: Si el viento sopla de frente, se notará resistencia para romper su fuerza traduciéndose esta situación en un mayor consumo de carburante. Si sopla de atrás, su fuerza ayudará a aumentar la velocidad y a disminuir el consumo de carburante. Para mantener una velocidad adecuada, se deberá de levantar de vez en cuando el pie del acelerador. Si sopla de costado es cuando realmente puede representar un grave peligro para la circulación. Su mayor o menor peligrosidad dependerá, entre otras circunstancias, de la mayor o menor fuerza con que sople. Puede provocar el vuelco del vehículo e, incluso, su salida de la vía. Viento lateral. Para controlar correctamente el vehículo de los efectos del viento lateral, se tendrá en cuenta las siguientes medidas: Disminuir la velocidad según sea la fuerza del viento. Al reducirse esta velocidad y circular más despacio, el propio peso del vehículo permitirá que éste se asiente y se agarre más al suelo. Corregir las desviaciones para mantener la trayectoria del vehículo. Se conseguirá, sujetando con firmeza el volante pero sin rigidez, tirando de él contra el viento. Cuando el viento es racheado o a ráfagas, el problema se agrava. Tal ocurre cuando la vía por la que se circula presenta, en su entorno, taludes, barrancos, montañas, árboles, etc., que cortan o aminoran la acción del viento, y vanos, puentes o espacios por donde el viento pasa con más fuerza. Este repentino desvío puede tener graves consecuencias si el conductor no está atento y se deja sorprender. En estos casos, es importante que el conductor observe los indicios que le puedan advertir de la situación, tales como la inclinación y movimientos de los árboles, la trayectoria de los demás vehículos, etc. Idénticas precauciones han de adoptarse en los Adelantamientos (especialmente al adelantar a camiones y autobuses) y en los cruces con otros vehículos (que circulen en sentido contrario). En ambos casos se deberá tener especial cuidado con la distancia de separación lateral. Otros aspectos a considerar. Otros aspectos relacionados con el correcto comportamiento a tener en cuenta, para adaptar la conducción y circulación del vehículo a esa condición ambiental: Prever posibles acciones que el viento puede ocasionar y que tal vez sorprendan el conductor (desprendimientos de tierras, piedras, árboles etc.) Cerrar bien las ventanillas, impidiendo que el viento penetre y se arremoline en el habitáculo del vehículo. Si, en general, no es aconsejable llevar baca, con fuerte viento lateral lo es menos, porque es perjudicial para la estabilidad del vehículo. Si se circula arrastrando un remolque, se deberá aún más reducir la velocidad para ganar en estabilidad y seguridad. Con tiempo seco el viento arrastra polvo y partículas en suspensión pudiéndose formar una especie de nube que dificulta la visibilidad. Si fuera necesario, el conductor debería de accionar el limpiaparabrisas y lavaparabrisas para que de esta forma se mejorase la visibilidad. La conducción nocturna. La conducción nocturna implica un riesgo tres veces mayor que la conducción diurna. A continuación se enumeran algunas características de la visión nocturna: La visión nocturna precisa un tiempo de adaptación entre 5 y 7 segundos para conseguir el 95% de la capacidad visual. Existe una limitación de la percepción. Se produce una disminución de la agudeza visual, se aprecian peor los obstáculos y se perturba el sentido cromático. Existe una limitación del campo visual ajustándose a la zona iluminada. Las luces del vehículo deben iluminar eficazmente una zona de 100 m. como mínimo con el alumbrado de carretera, y de 40 m. con el de cruce. Existen unos factores que influyen en la capacidad visual nocturna, tales como la edad, la fatiga, el alcohol, las drogas, enfermedades, limitaciones visuales concretas, etc. El comportamiento del conductor en esta situación estará influenciado por: El reloj biológico del cuerpo que le predispone a dormir durante la noche. La limitación del campo visual a la zona iluminada. Los posibles deslumbramientos. Para ver bien durante la noche es necesario: Tener una buena visibilidad. Ello exige que los cristales del parabrisas, de las ventanillas y de la luneta posterior estén siempre muy limpios, con el fin de evitar los reflejos producidos por las luces de otros vehículos. Disponer de una buena iluminación, lo que exige mantener permanentemente limpios los cristales de los faros y en buen estado de funcionamiento y reglaje el alumbrado del vehículo, para, al hacer uso del mismo, no deslumbrar a los demás y conseguir que la zona iluminada sea la correcta y adecuada. Observando todos estos principios, se logrará reducir los efectos negativos de la oscuridad, ver mejor la calzada y los obstáculos que en ella pueden existir, evitar los deslumbramientos y amoldar la conducción a la propia visión y a la iluminación existente, lo que exige adecuar la velocidad para poder detener el vehículo dentro de la zona iluminada. Para ser vistos por los demás es necesario: No conviene retrasar el encendido del alumbrado en el crepúsculo de la tarde ni anticipar su apagado en el crepúsculo de la mañana, porque ello no favorece esa norma de seguridad tan importante que es el "ser vistos" por los demás. Cuidar de que todos los sistemas de señalización óptica y catadióptricos o dispositivos reflectantes, se encuentran siempre limpios y en buen estado de conservación y funcionamiento para que puedan ser vistos por los demás conductores y usuarios. Encender la señalización de posición, cuando proceda, en caso de inmovilización del vehículo. Encender la señalización de avería, cuando proceda. Colocar los triángulos de preseñalización de peligro cuando y donde proceda. Para circular durante la noche con una cierta seguridad es, pues, necesario, disponer de una buena vista, un buen alumbrado y la mayor limpieza posible en todos los cristales, que deben dejar pasar la máxima luz. La circulación nocturna suele ser más fluida por la menor intensidad del tráfico. Este hecho, hace que el conductor tienda a aumentar la velocidad, y con ello, el peligro y riesgo de accidente: Entre las 21 horas y las 5 horas de la madrugada se producen casi el 50% de los muertos en accidentes de tráfico. En los fines de semana, durante estas horas se producen el 40% de los muertos en accidentes de tráfico. El conducir de noche supone que la fatiga aparecerá más rápidamente y con ella, e incluso sin ella, el sueño, en razón a que son las horas habitualmente destinadas al mismo. Pueden aparecer como síntomas dolores o cansancio en los hombros, pesadez en la cabeza o picor en el cuero cabelludo, teniendo a la vez en los ojos sensación de lagrimar o como de tener un cuerpo extraño. Debe recordarse que lo único que ante ellos se puede hacer, con independencia de algunos ejercicios físicos tendentes a romper la monotonía del viaje y acelerar la circulación de la sangre, es descansar o dormir, y recordar que si la conducción nocturna va a hacer más rápida la aparición del cansancio, en ningún caso debe acumularse a éste el producido por las cotidianas tareas del día precedente, sin haber gozado del descanso necesario.