¿ES TAN SOCIAL LA ESPECIE HUMANA? Por: Adriana Torres En

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¿ES TAN SOCIAL LA ESPECIE HUMANA?
Por: Adriana Torres
En cada momento de la vida estamos en contacto con otras personas, durante casi todas las etapas
estamos acompañados de otros que recorren un camino similar al nuestro, que nos están guiando o a
quienes guiamos; parece tan obvia la interacción social que se afirma que el hombre es un ser social por
naturaleza. Sin embargo, los humanos aprendemos a relacionarnos de diferentes maneras, algunas más
apropiadas que otras para cada contexto; pero no hay una fórmula única que permita sentirse mejor
frente a un grupo. A pesar de que se supone que la interacción es algo innato en la especie humana,
existen situaciones en las que resulta difícil interactuar aunque queramos o lo necesitemos, o
situaciones en las que no queremos hablar, preferimos estar solos. Para algunas personas no es fácil
entender este hecho ya que pensar en alguien que usualmente no está dispuesto a compartir con otros
genera preocupación y la necesidad de hacer algo para que no sea “tímido”, no se aísle o deje de ser
“introvertido”; se buscan estrategias que ayuden a la persona a relacionarse más frecuentemente con
compañeros o allegados.
Tal preocupación responde a la relación que culturalmente se ha establecido entre la introversión y el
aislamiento con la tristeza, la baja autoestima, el estrés o con una vida de poco éxito y triunfos
académicos y laborales. Por lo tanto, se considera problemático que una persona no sepa integrarse a
un grupo, no pueda hablar ante un auditorio, tenga pocos amigos o llegue a cierta edad sin tener pareja.
Entonces la familia y los amigos buscan el modo de exponer a esta persona a actividades que la obliguen
a integrarse a un grupo o a compartir con nuevas personas, sin tener en cuenta que tales encuentros
pueden tener consecuencias negativas si la persona no cuenta con la habilidad de comportarse e
interpretar el comportamiento del otro de una manera socialmente aceptada, esto es, si un individuo no
cuenta con habilidades sociales o si no sabe emplearlas en el momento oportuno. Es por eso que resulta
importante que la persona se sienta a gusto con lo que está haciendo y no imponer un modo de
comportarse con el que no se sienta cómodo.
A pesar de esta preocupación porque alguien se rodee de gente, se dejan de lado otros aspectos claves
dentro de la interacción social, como son aprender a decir lo que se piensa, sea esto sentimientos de
agrado y aprobación o sentimientos de malestar y disgusto, saber negarse a satisfacer una petición
cuando el medio así lo requiera o defender los derechos propios en situaciones en las que se ven
vulnerados; son estos aspectos que no siempre se enseñan en el hogar y que en ocasiones la misma
dinámica social no promueve. Aunque los comportamientos anteriormente citados no siempre se
tengan en cuenta, hacen parte de las habilidades sociales que permiten a la persona sentirse respetada
y reconocida dentro de un grupo y respetar y reconocer a los demás como valiosos, permitiendo una
interacción social gratificante. Estas habilidades son determinantes en la esfera social y su carencia
puede dar paso a que una persona evite entrar en contacto con grupos o conocer nuevas personas ya
que puede sentirse vulnerada y agredida porque no sabe entender ni responder ante diversas señales
sociales como gestos, comentarios y miradas.
En este punto es importante detenerse a reflexionar acerca de la tendencia o el gusto de cada uno por
mantenerse en contacto con otros y por la preferencia de algunas personas de tener pocos amigos, de
no asistir a reuniones donde halla mucha gente: ¿Será normal que en ocasiones prefiramos estar solos,
sin hablar con nadie y sin que nadie nos moleste? ¿Será normal que una persona prefiera actividades
que se realicen de manera solitaria y que impliquen alta capacidad reflexiva? La sociedad exige, en
ocasiones, adoptar modelos que no siempre se amoldan a lo que cada uno quisiera para sí, por ejemplo
tener muchos amigos, mostrarse siempre de buen humor, tener buena disposición para estar en
contacto con otros y buenas relaciones con todos aquellos que conocemos, ¿cuántas personas se
acomodan a ese modelo? en realidad no son muchos.
No todas las personas esperan lo mismo de sus relaciones sociales; por lo tanto no existe un modelo
universal con el que se asegure felicidad y satisfacción, cada persona debe decidir el modo en que
interactúa con los otros; sin embargo, es necesario tener en cuenta ciertos principios importantes como
respetar al otro y valorarlo tanto como a uno mismo. Es válido preferir ciertos momentos de soledad,
pero es también importante saber decir las cosas que se necesitan expresar y a quien se necesita,
reconocer y hacer valer los propios derechos, así como reconocer los de los demás.
Las habilidades sociales no significan estar siempre en contacto con otros; las habilidades sociales
consisten en aquellos comportamientos, sentimientos e ideas que permiten sentirse a gusto en su
contexto y desarrollarse en cooperación con los otros; no tiene más habilidades sociales aquella persona
que tiene muchos amigos, las tiene la persona que se siente a gusto manteniendo contacto con el otro,
que reconoce y valora a cada uno por igual. La invitación es a encontrar el modo en que cada persona
percibe las relaciones sociales gratificantes, a encontrar el modo en que estás se convierten en una
forma de crecimiento más que un impedimento para alcanzar la satisfacción personal.
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