UNIDAD DE ESPAÑA Que gran sentimiento el sentirse formando parte de un conjunto enorme de personas que comparten penas y alegrías. Un sentirse unido a otras personas para de esta forma afrontar los avatares que genera el vivir. Compartir la lengua ¡ahí es nada!, la cultura como respuestas que las generaciones anteriores han dado para poder sobrevivir, para expresar la realidad a través de las técnicas, de la literatura, de la música, pintura, escultura, arquitectura, el derecho, la filosofía… la artesanía, las costumbres populares en todas sus manifestaciones. Y sentirse inmensamente “rico”, afortunado (tener fortuna) porque se ha recibido gratuitamente de quienes nos precedieron. Ser conscientes de que formamos parte de una maravillosa historia, llena de relatos lúgubres, macabros, y también otros llenos de luz. Y saber que las luces son muchos, infinitamente más, que las sombras, ya que de otro modo ¿Quién estaría aquí para contarlo? La propia existencia es la prueba de que el proceso de construcción de una sociedad que nos hace cooperantes no se ha detenido. Y ello no necesariamente tiene que llevar a experimentar rechazo de los otros, de los “bárbaros” (palabra latina de raíz griega, que significaba extranjero: Del lat. barbărus, y este del gr. βάρβαρος bárbaros 'extranjero', voz de onomatopéyica a partir del sonido bar. “Porque balbuceaban, al no conocer la lengua”. Este sentirse unido a otros se materializa en diversos contextos: desde mi calle, mi Barrio, mi club, mi pueblo, mi territorio, mi país, mi planeta. Depende de la capacidad de comprensión de lo real en sentir de esta manera. Hay quien se queda en su pueblo o como mucho de su país, ya que se ha puesto especial afán en instruir, en inculcar, esta perspectiva. Y con frecuencia quienes han manejado el poder han utilizado este sano sentimiento en la coartada para desprestigiar a los otros, a los barbaros, al que no es de aquí. En esta España de ahora los nacionalismos se afanan en ello, para de esta forma medrar. Hay quien enfatiza la Unidad de España, cuando en realidad cada día la dividen más. Usan ese positivo sentirse fraternalmente unidos a otras personas como slogan para descalificar al oponente político, manipulan el discurso del otro para meter “miedo” en el cuerpo electoral y de esta forma sembrar la antipatía hacia el contrario. Mucho de ello ha habido en estas dos últimas elecciones. Y el slogan funciona, ya que a pesar del discurso de la Unidad de España, los políticos la han dividido como nunca antes lo estuvo. Llegando a la mayor de las desigualdades entre las gentes y pueblos de España. Miren, miren si existe unidad en las cargas fiscales, miren si encuentran igualdad en las prestaciones sociales, incluidas sanidad y educación, ayuda a personas mayores…, incluso en temas como la seguridad o la justicia, dependiendo de en qué territorio se viva se recibe de una u otra forma. ¿Dónde ha quedado aquello de que “todos los españoles son iguales ante la ley”? Pero alguna persona dirá ¡que tiene que ver eso con la Unidad de España! Fdo Rafael Fenoy Rico