From the SelectedWorks of Guillermo Arosemena September, 2007 País subdesarrollado Guillermo Arosemena Available at: http://works.bepress.com/guillermo_arosemena/80/ PAÍS SUBDESARROLLADO Guillermo Arosemena Arosemena Este término fue acuñado en 1952 por Alfred Sauvy y lo escuché por primera vez en 1963, al ingresar a la universidad. Todavía guardo un texto de las características de las naciones subdesarrolladas. Luego la expresión se modificó a países en vías de desarrollo, por ser ofensiva la primera calificación. Paralelamente, se acuñó el vocablo Tercer Mundo, para diferenciar a los países pobres de los de Europa Oriental, bajo el control de la Unión Soviética. A partir de la década de los noventa, se comenzó a hablar de los países emergentes, donde erróneamente se incluye a las naciones subdesarrollas que están saliendo de la pobreza y las que inexplicablemente no quieren encontrar las soluciones a su atraso. En medio siglo, países pobres, pasaron al Primer Mundo: Singapur, Corea del Sur, Australia, Taiwán, Irlanda, Estonia, etc. Otros, los auténticos emergentes, en pocos años dejarán el Tercer Mundo: Chile, Malasia, México, Costa Rica, etc. Argentina y Venezuela, que tenían el nivel de vida más alto de América Latina, habiéndose aproximado a 70% del ingreso por habitante estadounidense, en 1920 el primero y 1955 el segundo, han sufrido severo retroceso. Actualmente la relación es 8 a 1. Hay algunos estudios internacionales de economía comparada entre Argentina y Australia. En ellos se señala que al comenzar el siglo XX, ambos tuvieron nivel de vida similar, recibieron importantes migraciones europeas y explotaron sus grandes recursos naturales, para hacer crecer la economía. Hasta la década de los veinte, el desarrollo económico fue parejo, pero con los años Australia comenzó a crecer a tasas superiores y gradualmente Argentina se quedó atrás. Las diferencias se acentuaron desde la década del setenta. La situación de estancamiento y recesión que ha caracterizado a ese país desde hace varias décadas contrasta con el espectacular crecimiento del nivel de vida de Australia que actualmente forma parte del Primer Mundo y sus habitantes tienen un ingreso 5 veces superior al argentino. Qué distante se encuentra Argentina del pasado esplendoroso del que disfrutó hasta las primeras décadas del siglo XX, ubicándose entre los diez países de más alto nivel de vida por habitante y registraba un ritmo de expansión tan fuerte que nadie hubiese dudado de su potencial de crecimiento. Nadie hubiera dudado que antes de terminar el siglo, Argentina figuraría entre uno de los países más prósperos del mundo. Lamentablemente no ocurrió así. La falta de institucionalidad, pobres políticas industriales y la demagogia populista, frenaron a Argentina. Para el 2000, era una nación en terrible crisis. ¿Cómo explicar que cinco décadas después de ser economías en desarrollo, muchos países, incluido Ecuador, siguen siendo subdesarrollados? Dos generaciones se han perdido. Quienes gobiernan nuestro país todavía piensan que la producción es estática y la economía, asunto de equilibrio; es decir siguen las teorías neoclásicas, cuando desde hace más de medio siglo, dos brillantes economistas, Joseph Schumpeter y Robert Solow, este último premio Nóbel en Economía, reconocieron la contradicción entre equilibrio y crecimiento. Equivocadamente todavía creemos que el crecimiento económico es incrementar la cantidad de lo que producimos a través de mayor población. Ya lo advirtió Adam Smith hace más de 200 años: Si bien el crecimiento poblacional enriquece a los países como un todo, solamente mejoras en productividad, incrementan la renta por habitante. La economía ecuatoriana no crece por mejoras en eficiencia, lo hace por factores exógenos – aumento en los precios de nuestros bienes primarios exportables. El incremento en el nivel de vida se obtiene haciendo crecer la economía a no menos del triple del incremento poblacional, a través de la innovación y mejorando la productividad. Estos dos elementos son centrales para salir de la pobreza, son fuentes de energía para el crecimiento económico, pero para lograrlos, se requiere hacer enormes inversiones en educación, capacitación, investigación y tecnología para estimular el espíritu de emprendimiento. Solow, comprobó que cambios en tecnología a lo largo de la historia, han incrementado dramáticamente la productividad del capital. Él fue el primero en escribir sobre el crecimiento equilibrado: aumento poblacional y tecnológico. Ambos se complementan para obtener una economía que crezca sostenidamente. Europa se ha quedado rezagada frente a Estados Unidos, por tener poblacional declinante y baja tasa de desarrollo tecnológico. Los grandes inventos de uso mundial de los últimos 20 años son estadounidenses.