INTERMEDIACIÓN FINANCIERA, FINANCIACIÓN DE PRÉSTAMOS CON RECURSOS PROPIOS Concepto 2008033390-001 del 4 de junio de 2008. Síntesis: La intermediación financiera es una actividad propia y exclusiva de las entidades vigiladas por esta Superintendencia, entendida ella como la captación de recursos del público con el fin de colocarlos en operaciones activas o de otorgamiento de créditos, gestión que por su naturaleza requiere previa autorización administrativa. Las actividades de financiación con recursos propios que hagan parte del objeto social de una sociedad, si bien involucran el otorgamiento de préstamos no pueden considerarse el ejercicio de una actividad de intermediación. «(…) consulta acerca de la legalidad de la operación propuesta, consistente en la emisión de una tarjeta de crédito para financiar servicios médicos y odontológicos, para la cual la sociedad utilizara recursos propios y no producto de la captación de recursos del público. Sobre el particular, esta Superintendencia se permite efectuar las siguientes consideraciones: En primer término, se encuentra necesario precisar que la Superintendencia Financiera de Colombia es un organismo técnico adscrito al Ministerio de Hacienda y Crédito Público, al cual le corresponde, de conformidad con los artículos 8º y 9º del Decreto 4327 de 2005, la inspección, vigilancia y control sobre las personas que realicen actividades financiera, bursátil, aseguradora y cualquier otra relacionada con el manejo, aprovechamiento o inversión de recursos captados del público, y en esa medida tiene por objetivo supervisar el sistema financiero colombiano con el fin de preservar su estabilidad, seguridad y confianza, así como promover, organizar y desarrollar el mercado de valores colombiano y la protección de los inversionistas, ahorradores y asegurados. En tanto el desarrollo de las actividades mencionadas son de interés público, éstas sólo pueden ser realizadas por quienes hayan sido autorizados previamente por el Estado, quien deberá cerciorarse satisfactoriamente del carácter, responsabilidad y solvencia de quienes pretendan desarrollarlas. En efecto, es menester precisar que en la realización de operaciones empresariales y/o comerciales no pueden involucrarse actividades que correspondan exclusivamente a las sociedades que son objeto de supervisión por parte de esta Superintendencia, entre ellos, los establecimientos de crédito, quienes por ley se encuentran expresamente autorizadas para la captación masiva y habitual de dineros del público, o las compañías de seguros o intermediarios de seguros, en relación con las actividades que conforman su objeto social. Bajo este contexto, debe recordarse que la intermediación financiera es una actividad propia y exclusiva de las entidades vigiladas por este Organismo siendo entendida ella como la captación profesional de recursos del público mediante la realización de operaciones pasivas o de recepción de fondos con el fin de colocarlos, también en forma masiva, a través de la ejecución de operaciones activas o de otorgamiento de créditos (préstamos), gestión que por su naturaleza requiere previa autorización administrativa. El adelantar operaciones de esa naturaleza sin que se acrediten los requerimientos de capital, solvencia e idoneidad que preceden la concesión del permiso de funcionamiento que compete a esta Autoridad conllevaría la comisión del delito de captación masiva y habitual de recursos del público. Ahora bien, de conformidad con el ordenamiento jurídico aplicable, las actividades de financiación con recursos propios que presumiblemente forman parte del objeto social de la sociedad, si bien involucran el otorgamiento de préstamos no pueden considerarse el ejercicio de una actividad de intermediación. Al respecto, es generalmente aceptado que suministrar recursos a titulo de mutuo constituye una actividad lícita, que puede incluso ser adelantada con carácter profesional al tenor de lo dispuesto en el artículo 20 del Código de Comercio, sin que ello implique el ejercicio irregular de la actividad financiera, como quiera que los recursos destinados al otorgamiento de préstamos no provienen del público en general, de manera que no se afectan derechos de terceros de buena fe, lo que de suyo supone que no se da ninguno de los presupuestos exigidos por el mencionado Decreto 1981 de 1988.Sobre el otorgamiento de créditos con recursos propios, la entonces Superintendencia Bancaria manifestó lo siguiente: “…el crédito, individualmente considerado como operación aislada de carácter mercantil puede llevarse a cabo por las instituciones financieras autorizadas o por personas que no tengan dicha calidad, quienes de hecho pueden efectuar operaciones de crédito sin el permiso de esta Superintendencia, siempre y cuando lo hagan disponiendo de sus propios recursos y no de recursos recogidos del público. “(…) “No es, pues, ilícito colocar dineros propios (no del público) sin autorización de la Superintendencia Bancaria... “(...) para efectuar únicamente colocación de recursos así se haga en forma masiva y profesional, no es necesaria la autorización de esta Superintendencia si no están disponiendo de dineros provenientes del público o ahorro privado. “Puede, entonces, una compañía que tenga como objeto social principal efectuar operaciones de mutuo en forma habitual, desarrollar dicha actividad sin obtener el permiso de esta Superintendencia, siempre y cuando que en la ejecución de su objeto social no realice operaciones de captación” 1 . 1 Superintendencia Bancaria, Concepto 91061961-1 del 19 de diciembre de 1991. reiterado en el oficio 97037138-1 del 22 de octubre de 1997. Sobre esta posición insistió ese Ente de control al expresar que “(...) el otorgamiento de préstamos con recursos propios no exige autorización previa de esta Superintendencia. Pese a ello, se debe resaltar que el desarrollo de la actividad realizada a través del establecimiento denominado…no puede suponer el ejercicio de operaciones propias de las instituciones vigiladas por este Organismo, por ejemplo la captación masiva y habitual de dineros del público para después colocarlos o prestarlos…” 2 En conclusión, la actividad de financiación de servicios de salud no esta sometida a supervisión de esta Superintendencia, sin perjuicio de lo cual le sugiero consultar las autoridades competentes en esa materia para establecer la necesidad de obtener autorización por parte de ellas. En el anterior orden de ideas, siempre que se asegure que la actividad descrita no conlleva un mecanismo de captación de recursos del público, en los términos del Decreto 1981 de 1988, y que los bienes y servicios que constituyen la contraprestación por su recepción estén definidos y claramente especificados en cada relación comercial y jurídica, y dado que la actividad en comento no implica la realización de una actividad de intermediación financiera, se puede concluir que su ejercicio no esta sujeto a ningún requerimiento por parte de esta Superintendencia. No obstante, con fundamento en la facultad contemplada en la letra a) del numeral 4 del articulo 326 del Estatuto Orgánico del Sistema Financiero, esta Autoridad podría realizar una visita de inspección para verificar las condiciones en que la sociedad desarrolla sus actividades y constatar que no se incurre en actividades de captación de dineros del público en forma masiva y habitual. Finalmente, dado que la actividad a ser desarrollada no corresponde a una de aquellas que son exclusivas de las entidades sujetas a nuestra vigilancia no existe normatividad especial aplicable y por lo tanto las operaciones de crédito que se celebren se rigen por la normatividad comercial contenida preferentemente en el Código de Comercio, sin perjuicio de las demás disposiciones que pueden resultar aplicables, cuya supervisión, se repite, no corresponde a esta Autoridad. (…).» 2 Superintendencia Bancaria, Concepto número 1999058792-6 del 5 de octubre de 1999.