Piernas que no duermen - Instituto de Investigaciones del Sueño

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Piernas que no duermen
Ángel Freites
Nos comunicamos de manera verbal y no verbal. Ha sido demostrado que el cuerpo dice más que las
palabras. Muchos especialistas afirman que más del 60% de lo que comunicamos tiene que ver con
elementos no verbales. ¿Qué podría comunicar una persona que mueve las piernas de manera
involuntaria? Podría pensarse que es inestable, que está nerviosa, que siente ansiedad. Podría
también tratarse del síndrome de las piernas inquietas (o SPI).
Se trata de una patología que para la sorpresa de muchos fue descrito como cuadro clínico por el
médico inglés Thomas Willis en el año 1632. En la actualidad ha tomado un alto perfil por el aumento
del número de casos, por las publicaciones que giran en torno al tema y por el surgimiento de
instituciones gremiales como la Asociación Americana de las Piernas Inquietas, cuyas siglas en inglés
son RLS, Rest Legs Syndrom.
Lo primero: ¿qué es un síndrome? Un síndrome podría definirse como "un conjunto de signos y
síntomas que se agrupan para generar una patología". En casos de SPI el signo es la inquietud y los
síntomas la incomodidad e intranquilidad. Estos factores se agrupan y originan ese elemento visual:
las piernas inquietas. El especialista explica que esta dolencia es bastante particular. Se trata de un
trastorno neurológico que provoca en el paciente una necesidad irresistible de mover las
extremidades inferiores. El efecto que produce en las personas es circadiano, suele aparecer en horas
de la noche y se repite a las 24 horas siguientes. Este elemento hace que el síndrome sea una fábrica
de insomnes. Quien padece el síndrome por consecuencia podría presentar alteraciones en el estado
de ánimo, depresiones, somnolencias diurnas, problemas cognitivos, dolores de cabeza o cefaleas e
irritabilidad.
El SPI está clasificado dentro de los trastornos de sueño. "La llegada de la noche se convierte en una
pesadilla porque viene la hora de dormir y el afectado va a mover las piernas".
Quienes experimenten parestesias u hormigueos en las extremidades inferiores, sensaciones
incómodas, corrientazos o pinchazos en las piernas, impulsos irresistibles de moverse, actitud
inquieta e interrupción de los períodos de sueño reparador, podrían estar sufriendo de este síndrome
que afecta el 24% de los hombres y el 9% de las mujeres. El paciente con SPI presenta un movimiento
característico cuando se encuentra generalmente en su cama: una suerte de pedaleo y que, además,
estira y encoge las piernas.
Según los estudiosos del tema existen tres tipos del SPI:
* El leve, en donde las consecuencias se observan episódicamente
* El moderadamente severo, cuando aparecen una o dos veces a la semana
* El severo, cuando se presentan más de dos veces a la semana
El diagnóstico de la tipología que presenta el paciente con SPI es básicamente clínico y se realiza
mediante el análisis de la historia médica del paciente.
El doctor Diego García-Borreguero, responsable de la Unidad de Sueño del Servicio de
Neurología de la Fundación Jiménez Díaz, de Madrid, considera que el origen del problema parece
ser un trastorno del sistema dopaminérgico a nivel del sistema nervioso central. Además añade que la
causa de la falta de dopamina no se conoce y puede tener relación con la incapacidad de algunos
pacientes de almacenar hierro en el cerebro y reutilizarlo. La falta de hierro lleva al déficit de
dopamina. En torno a este aspecto el doctor Juan Carlos Guedes explica que ésta es una de las
últimas teorías que se postulan en la actualidad. "La causa no se sabe, podríamos ubicarla dentro de
las patologías ideopáticas que no tienen causa o etiología conocida. No existe diagnóstico paraclínico:
resonancia, tomografía, examen de laboratorio. Generalmente el examen físico de estos pacientes es
normal".
A pesar de que en la actualidad no existe tratamiento farmacológico comprobado, el panorama no es
tan desalentador. Se han ensayado medicamentos antiparkinsonianos, anticonvulsionantes y
antiepilépticos. Los investigadores que trabajan con los trastornos del sueño han encontrado que
podrían utilizarse carbamazepina y pramipexol, una sustancia que se utiliza en el tratamiento del mal
de Parkinson. Las terapias alternativas sugieren la realización de ejercicio físico moderado, sesiones
de acupuntura, masajes en las extremidades inferiores, uso de bolsas frías o calientes.
El SPI generalmente es una enfermedad que dura toda la vida. Las terapias actuales pueden controlar
el trastorno disminuyendo los síntomas y aumentando los períodos de sueño reparador; esto con la
ayuda de neurólogos y psiquiatras.
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