MARCO HISTÓRICO, SOCIO-CULTURAL Y

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MARCO HISTÓRICO, SOCIO-CULTURAL Y FILOSÓFICO DE PLATÓN
Aristocles, verdadero nombre de Platón, nació entre el 428 y el 427 a.C. y muere en el 347-8
a.C., en Atenas. El siglo V a.C. es el momento de esplendor de la cultura clásica cuyo centro
es Atenas y vendrá marcado en todos los aspectos por las dos grandes guerras que implican
a las ciudades-Estado: las guerras médicas y la guerra del Peloponeso. Las primeras unen a
una coalición de ciudades frente a los persas. La victoria griega tuvo importantes
repercusiones políticas, económicas y culturales. El papel de Atenas en el mundo griego
quedó reforzado y culminó en el llamado “siglo de Pericles”. Pericles es el impulsor de los
cambios políticos y sociales que originan un importante progreso económico y cultural. El
auge de la burguesía democrática, debido al comercio, está sostenido por una masa de
esclavos. Los ciudadanos libres (atenienses varones) participan en la vida política de Atenas.
La guerra del Peloponeso supone la eclosión de la rivalidad entre Esparta y Atenas, dos
ciudades con diferentes opciones en lo económico, social y político: el sistema social
espartano era oligárquico y estructuralmente militar mientras que el sistema social
ateniense era más participativo y ajustado a las necesidades de su actividad económica por
excelencia, el comercio. La derrota de Atenas supondrá el inicio del fin de su supremacía en
todos los ámbitos: en el ámbito político, se instaura, la llamada “Tiranía de los Treinta” tras
la que retornará una democracia en cuyas manos estará la vida de Sócrates.
El desarrollo de las artes es extraordinario. En el ámbito de la escultura se pasa del
‘idealismo’ de las manifestaciones del siglo V al realismo iniciado a finales del mismo y
desarrollado en el siguiente. En el teatro los nombres de Esquilo, Sófocles y Eurípides marcan
una época de esplendor irrepetible.
La filosofía platónica intenta ser una filosofía política para detener el desmoronamiento de
la polis. Gráficamente, diremos que la democracia había devenido demagogia. Mientras las
oligarquías y tiranías eran cada vez más crueles. La necesidad de disciplina e inteligencia
para mantener la autarquía de la polis griega, indujeron a Platón a esbozar su teoría del
filósofo-rey.
Cuando el Académico elabora su teoría se encuentra con la siguiente situación: Heráclito
frente a Parménides y el desarrollo, bastante sutil ya, del atomismo. Platón entendía la
filosofía de Heráclito como la del eterno y continuo movimiento. Esta visión le parecía
inaceptable, pues lo material, lo que está en perpetuo cambio, no es contenido de una
verdadera ciencia, ya que ésta debe versar sobre realidades que tengan un cierto grado de
estabilidad y universalidad; y porque, en segundo lugar, hay realidades no materiales. Platón
pensaba en el alma y no podía aceptar la explicación que de ella ofrecían los atomistas
(Demócrito y su materialismo filosófico)como un agregado de átomos sutiles, como
especialísima ordenación de la materia y también pensaba en ideas no materiales y
universales como la Justicia, y porque, además, un mundo materialista-mecanicista carece
de teleología.
Por otro lado, nos hallamos frente al sistema parmenídeo. Parménides intento explicar la
realidad lógicamente, de tal manera que sólo lo que cumple las exigencias de la racionalidad
deductiva (coherencia interna y carencia de contradicción) es real. Pero esta postura
provocaba consecuencias que Platón no podía compartir: se negaba la realidad al mundo
exterior, a todo aquello que percibía el sentido común.
Por otra parte, las filosofías de la sofística eran la expresión del racionalismo, del criticismo y
de la ilustración propias de la libertad democrática. Su preocupación giraba en torno a la
educación de los ciudadanos y las cuestiones relevantes para ellas eran fundamentalmente
éticas. Sin embargo, partían de una postura escéptica, negando la posibilidad de acceder a la
verdad, que no compartía Platón.
No debemos olvidar la influencia de Sócrates que por su interés ético y político apuesta por
lograr la definición universal de los temas principales, como virtud, a través de un método
dialogado: la mayéutica. Método que servirá de base a la dialéctica platónica.
Ante tal situación, Platón emprende una gran tarea: la clarificación y definición de qué sea la
realidad, el conocimiento y sus contenidos. Y es la primera vez en la historia de la filosofía y
la ciencia occidental en que se definen estas cuestiones con precisión.
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