lenguaje simbólico lenguaje de la naturaleza

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Por el Maestro
Omraam Mikhaël Aïvanhov
LENGUAJE SIMBÓLICO
LENGUAJE DE LA
NATURALEZA
Obras Completas – Tomo 8 – I/5
OM-107-01– 4 Conferencias de 13
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Obras Completas Tomo 8 -1
LENGUAJE
SIMBÓLICO
LENGUAJE DE LA
NATURALEZA
1/5
Relación 1er lote de 4 conferencias de 13
Palabras del Maestro
EL LENGUAJE SIMBOLICO – I
Del 30 de Diciembre de 1967
EL LENGUAJE SIMBOLICO – II
Del 30 de Diciembre de 1967 - tarde
EL ALMA - I
Del 1 de Abril de 1962º
EL SER HUMANO Y SUS DIFERENETS ALMAS
Del 6 DE Abril de 1969
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PALABRAS DEL MAESTRO
“Para entender el mundo de los símbolos, se
debe comprender primero lo que es una semilla.
Tenéis una semilla, es minúscula, pero la plantáis en
la tierra y un día se vuelve un árbol formidable. Los
sabios del pasado constataron que por todos los
sitios, tanto en la naturaleza como en el alma, se
desarrollan los mismos procesos de desarrollo, y así
comprendieron, ellos también, a condensar todo un
árbol en una semilla. Esta semilla, es un símbolo. El
Iniciado la planta en su cabeza, la riega a menudo, y
cuando el árbol aparece, trabaja y se disfruta a la
sombra de este árbol…. Después recoge las semillas,
y todo empieza de nuevo…. La vida trabaja con
estos símbolos y se manifiesta a través de ellos. Para
penetrar la vida, debéis trabajar con los símbolos y,
al revés, para descubrir los símbolos y comprender
todo lo que contienen, debéis vivir la vida
verdadera.”
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Conferencia del Maestro
OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
Sèvres a 30 de Diciembre de 1967
Por la mañana
Tomo 8:
Obras Completas
Lenguaje Simbólico
Lenguaje de la Naturaleza
Capítulo XII
EL LENGUAJE SIMBÓLICO I
Gracias a los símbolos el discípulo puede leer y descifrar el
lenguaje de la naturaleza. Trabaja con los símbolos como el químico
con las letras, que representan los diferentes cuerpos y elementos, o
como el matemático con los números. Todo lenguaje es simbólico y
sin los símbolos no podemos trabajar. En la música es indispensable
conocer las notas que representan los sonidos, el pintor hace cuadros
combinando estos símbolos que son los siete colores, e incluso las
letras del alfabeto son símbolos.
Todo es símbolo, todo es simbólico, las notas de música, las
cifras o las letras. No podemos salimos del dominio de los símbolos
porque son el lenguaje universal. En el mundo entero los sabios
emplean las mismas cifras y las mismas letras sin las cuales no
podrían comprenderse. Los músicos emplean las mismas notas y los
pintores los mismos colores... Únicamente la escritura no es universal;
muchos países tienen su escritura particular, pero quizá, un día, el mundo
entero adopte la misma escritura, lo mismo que se ha adoptado el alfabeto
latino en muchos países por razones de comodidad.
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La humanidad entera, pues, utiliza los símbolos; avanza, progresa y
hace descubrimientos gracias a ellos, pero, cuando se propone a la gente
otro simbolismo, el simbolismo esotérico, se horrorizan, no quieren
aceptarlo ni comprenderlo. Pero, dentro de algún tiempo, el mundo entero lo
aceptará, porque este simbolismo es el lenguaje universal que ha creado la
naturaleza misma, y no los humanos. Los símbolos químicos son arbitrarios,
las palabras y las notas musicales lo son igualmente, porque no existen en la
naturaleza; el simbolismo esotérico es el único que corresponde a la
naturaleza misma, a la estructura geométrica de la naturaleza. Es, por tanto,
verdaderamente universal, porque es el reflejo absoluto de una realidad
existente en la naturaleza, y no una invención.
Todos los demás símbolos son invenciones; se han hecho universales
porque los países han convenido entre ellos utilizarlos, pero no
corresponden al lenguaje de la naturaleza. Las notas, por ejemplo, no existen
en la naturaleza; son los hombres quienes las han inventado. Mientras que
los colores existen, y las letras del alfabeto tienen también, más o menos,
una correspondencia con la naturaleza, sobre todo el alfabeto hebreo. Las
letras del alfabeto hebreo están construidas exactamente de acuerdo con una
geometría que existe en la naturaleza; sólo que, para llegar a saber cómo está
hecha cada letra y cuáles son sus correspondencias hace falta poseer toda
una ciencia que a menudo no es revelada. Toda mi vida he trabajado con los
símbolos, porque son ellos los que me dan satisfacción y plenitud; gracias a
ellos puedo ir y venir a través de las cosas, hacer juegos malabares con ellas,
infiltrarme por todas partes y comprender la Inteligencia cósmica.
Si estudiamos al hombre, constatamos que todos sus miembros y sus
órganos: los ojos, la nariz, la boca, la frente, las orejas, las piernas, las
manos, el corazón, los pulmones, el bazo, los riñones y, sobre todo, los
órganos sexuales, están construidos de acuerdo con una geometría absoluta,
universal. Los Iniciados, que trataban, justamente, de descubrir un lenguaje
universal, después de haber buscado por todas partes, después de haber
observado y comparado, escogieron unas formas simbólicas que realizaban
la síntesis de todo, que eran el resumen, la quintaesencia, el esqueleto de las
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cosas; y todo lo demás, la envoltura, lo dejaron de lado. Cuando quieren, por
ejemplo, representar a un hombre, no se ocupan de los músculos, de la piel,
de los nervios, y dibujan solamente una línea vertical (la cabeza y el tronco)
y una línea horizontal (los dos brazos); a veces añaden abajo las piernas ¡como los niños!- y esto es el hombre: la cruz o el pentagrama.
Insisto mucho en el lenguaje simbólico porque éste es el lenguaje más
sintético, pero sé que no es fácil para vosotros manejaros con él. Es un
dominio en el que se puede variar tanto, y presentar tas cosas de manera tan
diferente, que los que no están familiarizados con estas formas de proceder
las encuentran muy arbitrarias. Las correspondencias que yo descubro entre
los diferentes planos son verídicas, pero todavía no puedo explicaros los
caminos que recorro para encontrarlas. Cuando os explique, un día, lo
coherente que es todo en la naturaleza, veréis que muchas de estas
relaciones que os parecen arbitrarias son absolutamente justas y verídicas.
De momento debéis aceptar las cosas y confiar en mí, porque no puedo
explicároslo todo en un solo día, pero, a medida que estudiéis, veréis lo
coherente que es todo.
He meditado y contemplado tanto para comprender la estructura del
universo que, en mi corazón, en mi espíritu, en mi alma, han venido a
depositarse las figuras de los símbolos eternos, de los arquetipos; las he
vuelto a encontrar exactamente tal y como son en el mundo causal. Si
meditáis durante mucho, mucho tiempo sobre un problema, veréis que, en
vuestra subconsciencia, o en vuestra supra-consciencia, se cristalizará una
forma geométrica, un símbolo que corresponde absolutamente a la idea, al
pensamiento, a la verdad que os preocupa. Así es cómo trabaja la naturaleza,
y, como el hombre es un resumen, una condensación de la naturaleza, en el
hombre también se cristalizan las cosas bajo forma de figuras geométricas o
de imágenes.
Así es, por otra parte, cómo pueden explicarse los sueños. Todavía no
he encontrado esta explicación en los libros de psicoanálisis, porque,
excepto Jung, que estudió verdaderamente las ciencias esotéricas, los
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psicoanalistas están lejos de ser Iniciados. En el ser humano hay una
naturaleza que está relacionada con todo el cosmos, que vive y que vibra
con el Alma cósmica, con el Alma universal, con todas las generaciones del
pasado más lejano. Esta naturaleza del hombre está en contacto con todo lo
que hay arriba, es decir, con el dominio de los arquetipos, de los principios,
de las leyes, que pueden así reflejarse en ella bajo la forma de una figura
geométrica, de un objeto simbólico. Si meditáis sobre ciertas verdades que
se encuentran muy arriba, en el plano causal, se produce un movimiento en
las profundidades del subconsciente y una forma simbólica aparece en
vuestra consciencia. La respuesta a la cuestión que os planteáis puede
aparecer así bajo la forma de un símbolo que debéis interpretar.
De esta manera se explican los sueños, o incluso la clarividencia. Si
fuese el hombre el que tuviese que encontrar la correspondencia exacta,
nunca podría conseguirlo, porque hay miles y miles de símbolos, de
imágenes, de combinaciones. ¿Cómo encontrar el símbolo, el color, la
imagen que corresponden al miedo, a las dudas, a las sospechas, a la
sensualidad, a la ira? No podríamos, nadie podría. Únicamente la naturaleza
lo sabe, es algo matemático, automático: se presenta una imagen que
corresponde absolutamente al vicio o a la virtud que estudiáis.
Por eso, un día, los hombres se ocuparán de los símbolos, porque el
símbolo es el lenguaje de la naturaleza misma; pero, de momento, es un
lenguaje indescifrable. Diréis: "Sí, he leído libros sobre la interpretación de
los sueños, sobre la oniromancia, etc." Yo no tengo confianza en estos
libros, porque, a menudo, las interpretaciones no corresponden, son puras
invenciones. Porque tal o cual persona soñó con una serpiente, o con un
precipicio, o con un toro que la perseguía, y después le sucedió tal o cual
cosa, generalizaron el significado de estas imágenes. Pero puede ser que,
para otros, estos sueños no tengan el mismo significado. Es como para los
medicamentos; si un médico ha curado a alguien, da el remedio a todo el
mundo, pero no todo el mundo se cura. Diréis: "¿No hay, entonces,
correspondencia absoluta?" Sí, hay una correspondencia absoluta, pero hay
también una correspondencia individual. Hay que aprender, pues, la
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correspondencia absoluta, pero también hay que tener en cuenta la
correspondencia individual, que presenta ligeras variaciones.
El hombre es individual, particular, cada uno tiene una
quintaesencia, o, si queréis, un perfume, una nota que le diferencia de
todos los demás y que nadie más posee en todo el universo. Debemos
encontrar, pues, esta correspondencia individual y no generalizar.
Debemos saber que el ser humano está conectado con el cosmos, que
pertenece al universo, como todas las demás criaturas, que está
sometido a las mismas leyes y que presenta una semejanza con los
demás hombres, pero que, al mismo tiempo, es él mismo, con su
estructura, con su rostro, con su timbre de voz, con sus emanaciones...
Ambos aspectos deben ser tomados en consideración por los médicos,
los psicólogos y los pedagogos.
En el fondo del ser humano existe, pues, una naturaleza que tiene
la posibilidad de determinar instantáneamente cada cosa mediante una
forma simbólica que está en correspondencia absoluta con ella. Un día
habrá que estudiar este lenguaje simbólico. El mundo entero sueña,
pero todavía no han llegado a darse cuenta de que las imágenes de los
sueños son un lenguaje. Sin embargo, el lenguaje de las imágenes
todavía no es el lenguaje simbólico absoluto. El lenguaje simbólico
absoluto es geométrico. Las imágenes son todavía carne, piel y
músculos. Los sueños son formas vestidas. Hay que ver los sueños en
su forma esquelética, y, para ello, hay que ir mucho más lejos y buscar
mucho más arriba, allí donde están completamente despojados, donde
están reducidos a principios, a formas geométricas.
Únicamente el lenguaje geométrico es el lenguaje universal que
representa la quintaesencia de la sabiduría. Cuando hay imágenes,
todavía es el plano astral, y los símbolos geométricos pertenecen al
plano causal. Los cristales son el símbolo del plano causal, porque son
la expresión de una geometría pura. Diréis: '¡Pero los cristales son del
reino mineral, que es el reino más material, el reino inferior!" Sí, pero
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abajo es como arriba, y los cristales reflejan el mundo causal. Lo que
hay más abajo, pues, los cristales, los metales, las piedras, reflejan el
mundo más elevado, el mundo sublime. Ya os lo dije: abajo es como
arriba, pero invertido De ahora en adelante prestad más atención a lo
simbólico y tendréis unas posibilidades increíbles para descifrarlo
todo
¡Cuántas cosas por profundizar! Hasta ahora la ciencia había
descuidado este dominio de los símbolos, de los que sólo se ocupaban
los esoteristas o los Iniciados; poco a poco empieza a descubrirlos, y
se dará cuenta de que este dominio es de una riqueza increíble.
Tomemos el ejemplo del hombre y de la mujer. Es la apariencia
exterior la que hace que un ser humano sea definido como un hombre
o una mujer. Pero, interiormente, cada hombre lleva a una mujer en él,
y cada mujer a un hombre; cada ser es hombre o mujer según
predomine el principio masculino o el principio femenino, pero el
principio opuesto dormita dentro de él, y un día puede manifestarse.
Vemos casos en los que una mujer se transforma en hombre, e
inversamente. Eso prueba que el hombre contiene el principio
femenino, y la mujer el principio masculino.
Me detendré justamente en la representación de esta idea de que
el ser humano contiene los dos principios. El hombre es activo,
enérgico, voluntarioso; quiere dominar, batirse y dominar a los demás,
representa un principio de poder y de emisión. Mientras que el
principio femenino se manifiesta con la dulzura, la ternura, el encanto,
la sensibilidad, la pureza y todo lo que es receptivo. Evidentemente,
hablo en general; no vayáis a decirme ahora que conocéis a hombres
de una sensibilidad enfermiza y a mujeres autoritarias que fuman,
reniegan y se visten como hombres; las excepciones no me interesan,
yo digo lo que son, en general, el hombre y la mujer. Y ahora, ¿por
qué ante una mujer, los guerreros, los conquistadores, se vuelven
dulces y sumisos? Fuera son terribles, pero ante una mujer depositan
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las armas y se arrodillan a sus pies. ¿Por qué? Porque sienten que las
cualidades de esta mujer les faltan y que ella se las aporta. ¿Y por qué
también las mujeres, que carecen de fuerza, de resistencia, de
tenacidad, son atraídas, justamente, por los guerreros. Ahí tenéis a
Marte y a Venus tal como se los representa siempre: un guerrero
acompañado de una mujer.
Éste es, justamente, el ideal de perfección: que el hombre sea
fuerte y poderoso, pero que, en determinadas circunstancias, sepa
manifestar la dulzura, la bondad, la compasión, como una mujer y que
la mujer, por su parte, en vez de ser siempre enclenque, vulnerable,
dependiente, sea capaz de mostrarse fuerte y resistente cuando haga
falta. Saber polarizarse, a eso es a lo que quiero llevaros, para vuestro
desarrollo y vuestro enriquecimiento interiores. Cuando el ser humano
refleje los dos principios, entonces será libre y poderoso. Pero,
comprendedme bien, yo no digo que el hombre y la mujer ya no deban
casarse, ni siquiera frecuentarse, porque cada uno posea los dos
principios. Digo, simplemente, que deben desarrollar todas sus
posibilidades interiores para su mayor perfección.
Esta verdad está resumida geométricamente en et sello de
Salomón. El sello de Salomón está compuesto por dos triángulos
entrelazados: uno con la punta dirigida hacia abajo, que representa el
principio masculino, y el otro con la punta dirigida hacia arriba, que
representa el principio femenino. El sello de Salomón es el símbolo de
todos los seres que han llegado a desarrollar en ellos los dos principios
masculino y femenino; tienen la fuerza y la dulzura, son andróginos,
son perfectos. Evidentemente, los procesos son diferentes según se
trate de un hombre o de una mujer. En el momento en que el hombre,
que representa el triángulo vuelto hacia abajo, proyecta una luz hacia
la Tierra, hacia la materia, este movimiento se refleja en el otro
triángulo, en donde esta luz se proyecta hacia arriba en siete colores.
Mientras que para la mujer, que representa el triángulo vuelto hacia
arriba, el amor y la luz que ella proyecta hacia el Cielo vuelven hacia
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abajo, hacia la materia, y se reflejan en ella. Aunque sus energías
hayan ido hacia Dios, hacia el Espíritu cósmico, la mujer inunda la
materia y la reanima. Diferente en eso del hombre, que tiende hacia la
materia para fertilizarla, la mujer inunda la materia de luz para
protegerla, porque ella necesita protección.
El hombre, es decir, el triángulo cuya punta mira hacia abajo, es
tentado menos por el mundo Infernal, porque tiene la posibilidad de
defenderse de él: la punta
de su triángulo es como la
punta de una espada que le
permite expulsar los malos
espíritus. Mientras que la
mujer, cuya punta del
triángulo está vuelta hacia arriba, no tiene nada abajo para defenderse,
y el mundo subterráneo se infiltra, por tanto, más fácilmente en ella.
Moisés, que sabía todo esto, no lo explicó bajo forma geométrica, sino
con un relato. Contó que habla un Paraíso, un hombre y una mujer, y
que la serpiente persuadió a la mujer, Eva, para que comiese del fruto
del árbol. Pues bien, yo os explico la misma historia, pero
geométricamente. El hombre y la mujer sucumbieron porque ninguno
de los dos había realizado aún en sí mismo el sello de Salomón, pero
fue en Eva donde lograron insinuarse, en primer lugar, los poderes
maléficos simbolizados por la serpiente.
Yo conozco este lenguaje geométrico, ¡y quizá un día os
traduzca toda la Biblia en símbolos geométricos! La Biblia sólo está
hecha de símbolos, pero de símbolos revestidos de carne y
presentados como hombres y mujeres: Adán y Eva, Abraham, Isaac,
Jacob... En realidad, no son sino figuras geométricas, números,
pentáculos. Al principio no se ve por qué la tentación vino a través de
Eva, y no por Adán, pero ahora podéis comprenderlo: Abajo, Eva no
estaba defendida; abajo, el triángulo de la mujer no está defendido. Es
necesario, pues, que la mujer desarrolle interiormente el principio
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masculino para que el mundo subterráneo no pueda penetrar en ella.
(Ver el capítulo IX: "Por qué el hombre arrastró a los animales en la caída".)
¿Por qué son así las cosas? Porque la mujer representa la
materia, y la materia se encuentra más próxima de las regiones
subterráneas. Mientras que el hombre, que está más en el dominio de
lo abstracto, en el dominio mental, se encuentra más alejado de ellas y
es más difícil alcanzarle. Esto no significa que los hombres sean
fuertes y las mujeres débiles, no, sino que la naturaleza del hombre y
de la mujer es tal que las entidades subterráneas pueden penetrar más
fácilmente en la mujer para que, a través de la mujer, el hombre
sucumba, a su vez, y muerda el anzuelo. Los historiadores y los
psicólogos lo saben bien. ¿Tal hombre hizo esto o aquello? Detrás de
él encontramos siempre a una mujer que le influenciaba...
Yo no digo que el hombre tenga más fuerza moral, no; el hombre
y la mujer están prácticamente en un piano de igualdad, sólo son las
funciones las que son diferentes Que durante siglos los hombres hayan
ejercido su tiranía sobre las mujeres, eso es otra historia; en realidad,
las mujeres son fuertes e inteligentes y ahora tienen mejores
condiciones para probarlo. Sí, pero no les aconsejo que se tomen la
revancha, porque les sucederán después otras desgracias.
Un día, cuando se estudie el gran libro de la naturaleza, se
comprenderá que éste se expresa con símbolos. Como os dije, a
menudo, cuando reflexiono sobre ciertos problemas, la respuesta se
condensa bajo la forma de un símbolo... por ejemplo, el círculo de la
serpiente que se muerde la cola, aunque, en apariencia, mi meditación
no haya tenido ninguna relación con esta imagen. De esta manera he
comprendido que los símbolos que los Iniciados nos han transmitido
no fueron inventados por ellos, sino que eran la respuesta que les daba
la naturaleza, una respuesta condensada, cristalizada, despojada,
reducida solamente a lo esencial.
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Existe un gran número de símbolos, pero, en realidad, se reducen
a unos pocos que resumen a todos los demás. En mi cabeza hay muy
pocos símbolos, pero cada uno de ellos resume miles de otros. Por
ejemplo, un símbolo geométrico resume otros miles de símbolos en todos
los dominios: técnico, científico, social, político, moral, psicológico,
artístico, místico. Hay muy pocos símbolos geométricos, alrededor de una
decena. "Esto es muy poco", diréis. Sí, ¡pero qué profundidad hay detrás de
estos símbolos! Y, cuando me veis hacer juegos malabares con estos
símbolos: el pentagrama, los triángulos, el círculo, la cruz o el cuadrado... no
os extrañéis, no procedo arbitrariamente, respeto su significado real. 2 Pero,
para llegar a esto, para llegar a tener una noción justa de cada símbolo he
necesitado años de trabajo y de meditación.
Para mí hay un símbolo que considero por encima de todos los demás
y que los contiene todos: el círculo con el punto central. Muchos
encontrarán que ahí no hay nada que descubrir, pero, para mí, este símbolo
es todo el universo con Dios en su centro. Harían falta miles de años para
agotar todo lo que contiene. . Este símbolo es también la célula, con la
membrana, el protoplasma y el núcleo; y, como la célula es el principio de
todo, puesto que todos los seres vivos están constituidos por células, pues
bien, todo el universo, los humanos, e incluso el sistema solar, pueden
explicarse con este símbolo. ¡Cuántas veces, después de ciertos trabajos, de
ciertas meditaciones, este símbolo del círculo con el punto se presentaba
delante de mí! No era yo el que lo imaginaba, sino esta inteligencia de la
naturaleza en mí que lo preparaba y me lo mostraba
No os extrañéis si, de ahora en adelante, insisto en este lenguaje
simbólico que es el único lenguaje universal, el más rico, el más verídico. Si
no lo tomáis en consideración nunca os haréis una idea de la Unidad, del
Todo; nunca conoceréis ni el universo, ni el ser humano, nunca encontraréis
el sentido de la vida, porque todo estará siempre disperso, separado, aislado,
como sucede en mucha gente. En su cabeza todo está dislocado y no ven las
ramificaciones, las conexiones que existen entre una cosa y otra, entre una
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criatura y otra, no ven las fuerzas que circulan, no ven que el universo es una
estructura única donde todo es coherente.
En todas mis meditaciones, en todas mis contemplaciones, he tratado,
durante años, de subir muy arriba para abarcar el mundo con una sola
mirada, para descubrir un método de síntesis que me permitiese percibirlo
como una unidad, y me presentaron un cono. La proyección geométrica del
cono es el círculo y su centro €, por eso considero esta figura como el
símbolo del universo. El punto central es, para mí, la cima que lo mantiene y
junta todo, y, desde esta cima, puedo ver en una misma construcción al ser
humano y a la vida en todas sus manifestaciones.
Todos aquéllos que han visto los mismos símbolos nunca se
contradicen. Cuando leemos el Apocalipsis, por ejemplo, constatamos que
San Juan tuvo la misma visión que Ezequiel. ¿Cómo es posible? Hicieron la
misma experiencia, y otros pueden hacerla también después que ellos. Una
minoría de sabios y de Iniciados han visto siempre las mismas cosas; la
multitud de necios e ignorantes es la que ve cosas diferentes y, como en la
torre de Babel, ya no se comprenden entre sí. Cuando todos empiecen a
vivir la vida divina, entonces descubrirán los mismos símbolos que
constituyen la verdadera ciencia y llegarán a las mismas verdades. De
momento, todos luchan los unos contra los otros, con filosofías diferentes,
con opiniones diferentes, y el Reino de Dios no vendrá nunca, precisamente
a causa de estas disensiones El mundo es una torre de Babel porque los
hombres no han aceptado el lenguaje universal. Hace falta un lenguaje
universal, una ciencia universal, la ciencia de los símbolos.
¿Está más claro ahora? ¿Habéis comprendido el significado de
los dos triángulos? ¡Pero cuántas cosas quedan aún por decir!... Al
amar lo que está abajo, por ejemplo a la humanidad, proyectáis
vuestro amor hacia arriba, hacia el Cielo, hacia Dios; y al amar a Dios,
al buscarle, todo se ilumina abajo, y es en la materia, en el mundo, en
la humanidad, donde se producen grandes resultados. Esto es lo que
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revelan los triángulos. Todavía no os lo he dicho todo, pero, de
momento, contentaos con lo esencial.
Centre
OMRAAM
Institut Solve et Coagula
Reus
Conferencia del Maestro
OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
Sèvres a 6 de Abril de 1969
Por la tarde
Tomo 8:
Obras Completas
Lenguaje Simbólico
Lenguaje de la Naturaleza
Capítulo XII
LENGUAJE SIMBOLICO II
Esta mañana os dije que, si el hombre se concentra meditando
para encontrar la respuesta a un problema que le preocupa, puede ver
aparecer esta respuesta en su consciencia como una imagen o una
forma geométrica. Os diré ahora cómo, siguiendo el camino inverso,
podemos encontrar, a partir de un símbolo, las ideas y las verdades
que éste concretiza. Tomando como punto de partida un símbolo
determinado, los Iniciados consiguen elevarse hasta la contemplación
de este símbolo en el mundo de los arquetipos al que pertenece; y,
entonces este símbolo, que produce en su alma una multitud de
movimientos y de vibraciones, hace aparecer en su consciencia todo el
mundo de ideas y de imágenes que nacen naturalmente alrededor de
cada símbolo. Así es cómo los Iniciados se sumergen, nadan, beben y
se alegran en este mundo de símbolos.
El símbolo puede ser, pues, un punto de partida que permite
volver a encontrar el mundo que él resume. Esto es lo que explica que
existan en la Ciencia esotérica tantas figuras y pentáculos. Para los
Iniciados, son medios para volver de nuevo a estas regiones de las que
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el símbolo es el resumen, para conectarse con ellas y saborear su
existencia. Un pentáculo es una representación, una imagen, que
permite a aquél que la contempla, al que medita con ella, o que la
lleva como un talismán, entrar en comunicación con las regiones y las
entidades que le corresponden. A menudo se han burlado de los
talismanes y de los pentáculos diciendo que no eran más que
garabatos incomprensibles. Son los ignorantes los que se burlan; los
Iniciados no eran lo suficientemente estúpidos para fabricar tales
objetos, si no hubiese habido ninguna realidad detrás de ellos.
Trabajaban con ellos para proyectarse muy arriba y desencadenar
fuerzas.
¡Cuántas veces os he hablado de la semilla! Tenéis una semilla
minúscula, la plantáis, y un día se convierte en un árbol formidable.
En el pasado, los sabios vieron que, por todas partes en la naturaleza,
en el alma y en los pensamientos, se desplegaba el mismo proceso de
desarrollo, y condensaron, ellos también, todo un árbol en una semilla.
¿Qué es una semilla? Es un símbolo, un talismán, un pentáculo, que
resume todo un mundo. El iniciado la planta en su cabeza, la riega a
menudo, y el árbol aparece; entonces, el Iniciado trabaja y se alegra a
la sombra de este árbol, y, después, recoge las semillas y todo empieza
de nuevo... El mundo de los símbolos es el mundo de la vida. La vida
trabaja con símbolos y se manifiesta a través de ellos; cada objeto es
un símbolo que contiene la vida. Para penetrar la vida hace falta
trabajar con los símbolos, e inversamente, para descubrir los símbolos
y comprender todo lo que éstos contienen, hay que vivir la verdadera
vida. Diréis: "Pero ¿para qué sirve un símbolo?" Os preguntaré yo:
"¿Y para qué sirve una semilla?" Es imposible transportar un árbol y
todo un bosque, pero es posible transportar las semillas.
Los símbolos son, pues, unas semillas que podéis plantar; de esta
manera, trabajáis con una decena de símbolos y poseéis todas las
ciencias. Es imposible transportar por todas partes con vosotros todos
los libros y todas las bibliotecas de la humanidad, pero, con algunos
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símbolos en vuestra cabeza, podéis hacerlo, porque todos los libros
están resumidos en algunos símbolos. En la astrología, por ejemplo,
encontramos un pequeño número de símbolos: 12 signos del zodiaco,
12 casas, 10 planetas, y algunos aspectos, eso es todo, pero, para
descifrar y explicar el significado de estos símbolos astrológicos y de
sus combinaciones, se necesitarían miles de volúmenes
Los Iniciados, que lo observaron todo en la naturaleza, las
semillas, las plantas, las flores, las hortalizas, los árboles, las cortezas,
los troncos, encontraron en ella signos extraordinarios. Incluso en las
piedras encontraron unos símbolos a los que llamaron gamahae.
¿Nunca habéis oído hablar de los gamahae? Es algo muy interesante.
Yo tengo en mi casa una piedra de un color muy bello con un
triángulo equilátero en el interior. Nadie ha podido introducirlo allí, es
la naturaleza misma la que ha trabajado de esta manera. Estos son los
llamados gamahae: imágenes, signos impresos en una piedra, en un
tronco, en un árbol, en un hueso. Muchos ocultistas se ocuparon de
ellos, incluso Paracelso ¡Cuántas cosas extraordinarias descubren los
que trabajan en las minas! Pero no pueden comprenderlas. ¿Cómo
pudo entrar el símbolo en una piedra? No es el ser humano el que
pudo fabricarlo. Hay incluso símbolos que aparecen en el cuerpo de
los hombres, en la corteza de los árboles, por todas partes, porque la
naturaleza tiene las posibilidades de imprimir o de proyectar símbolos
y signos en el interior de los objetos.
Si cortáis transversalmente una manzana, descubriréis también un
pentagrama perfectamente regular. ¿Qué significa esto? Y. si la cortáis en el
otro sentido, observáis un parecido sorprendente con el sexo de la mujer.
Podéis distraeros así, cortando toda clase de frutas, de verduras y de plantas,
para ver, para reflexionar. Incluso una col, cortad una col... Todo en la
naturaleza tiene un lenguaje. Yo he visto plantas exóticas que contenían
unos símbolos extraordinarios. Filmé, además, un cactus que presenta los
dos principios masculino y femenino muy bien dibujados. Entre los
mariscos encontramos también los dos principios. Hacía ya mucho tiempo
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que había observado que los mejillones tienen, incluso en los detalles, la
forma del principio femenino, y un día me trajeron de estos mariscos que se
llaman navajas, y que representan el principio masculino. Es extraordinario
ver cómo la naturaleza ha trabajado por todas partes con estos dos símbolos
de los principios masculino y femenino. Por todas partes no se ve otra cosa
que estos dos principios, toda la naturaleza está ahí para recordárnoslos.
Os voy a revelar ahora algo muy importante sobre este tema. A veces
ocurre que algunos hermanos y hermanas se quejan de que, durante sus
meditaciones, son asaltados por ciertas imágenes, por imágenes sexuales,
claro, que, según dicen, les dan la impresión de estar medio locos. No tiene
nada de extraño que se presenten esta clase de imágenes; como os expliqué
esta mañana, cada tema sobre el que meditáis puede reflejarse en el
subconsciente bajo la forma de una imagen, de un símbolo, y no es porque
ahora hayáis caído sobre los símbolos de los principios masculino y
femenino que tengáis que hacer locuras. Simplemente, sólo habéis hecho la
mitad del trabajo: la imagen ya está ahí, pero ahora tenéis que hacer la otra
mitad del trabajo, siguiendo el proceso inverso, es decir, a partir de esta
imagen que se ha cristalizado en vosotros, debéis tratar de alcanzar el
mundo divino: maravillaros del poder, de la sabiduría de Aquél que ha
creado estas cosas, admirar, dar gracias... La naturaleza sabe muchas cosas y
trabaja fielmente; no hay nada malo en la naturaleza, no hay que reprocharle
nada. Pero un discípulo, que sabe como ella trabaja, no se deja turbar, ni
asustar.
Evidentemente, existen símbolos y talismanes para evocar a las
fuerzas tenebrosas. Así es como algunos, por ejemplo, que no han tenido
una ciencia o una voluntad suficientes para ir hasta la cima, se han
abandonado a las fuerzas diabólicas y han utilizado imágenes y símbolos
para invocar y atraer entidades infernales. Pero es inútil hablar de eso,
porque en la Fraternidad Blanca Universal no se enseña cómo utilizar los
símbolos para conectarse con las regiones infernales, sino cómo trabajar
solamente con las fuerzas positivas y luminosas, con los símbolos que atraen
las corrientes benéficas.
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Diréis: "Sí, pero nos han dicho que los órganos genitales eran
diabólicos y que había que evitar, sobre todo, pensar en ellos" Pues bien, eso
no corresponde a la verdad, son invenciones de gente que no conocía gran
cosa. Los órganos genitales no son diabólicos, ¡son divinos! Pero hay que
saber cómo considerarlos. Si vuestro pensamiento cae sobre estas imágenes,
en vez de quedaros en ellas hasta perder el equilibrio y la luz, debéis
tomarlas como punto de partida para, desde ahí, elevaros hasta la Divinidad
que ha creado y formado estos órganos Entonces, todo un mundo nuevo se
revelará a vosotros, descubriréis todos los poderes de la Madre Divina y del
Padre Celestial: nadaréis en el gozo y en la beatitud y nunca habrá
consecuencias desastrosas. ¡Todo está en la forma de trabajar y de pensar!
Como acabamos de ver, hay dos procesos inversos: la
condensación y la dilución. Podéis condensar las cosas hasta
reducirlas a unas líneas o a una semilla, pero podéis también
desarrollarlas y amplificarlas hasta abarcar todo el universo El
discípulo debe ahora ejercitarse en estos dos dominios: condensar y,
después, diluir; cristalizar, simbolizar, y, después, introducir la vida,
hacerla crecer y circular... Son, si queréis, los dos procesos "Solve et
Coagula": disolver y condensar. Si queréis ver las cosas en todo su
esplendor, en toda su extensión y en toda la finura de su materia, las
diluís hasta el infinito, hasta que ya no las veáis, hasta hacerlas
desaparecer en la eternidad, y esto es Solve. Después, si queréis verlas
de nuevo, hacerlas aparecer, las condensáis, y esto es Coagula. Eso es
también lo que se llama la vida y la muerte.
Sobre este tema añadiré que un fenómeno que se produce en un
plano a menudo se lo considera como un fenómeno inverso en otro
plano. Por ejemplo, cuando os despertáis, por la mañana, nacéis aquí,
en el plano físico, pero morís en el plano astral; e inversamente,
cuando os dormís aquí, morís en el plano físico, pero nacéis en el
plano astral. Os dije también que, cuando el niño viene a la Tierra,
6
nace aquí, pero muere en el otro lado; aquí se le recibe con cantos y
con músicas y, en el otro lado, lo acompañan en el entierro.
Inversamente, cuando el hombre muere aquí, le acompañan con
marchas fúnebres, con llantos y vestiduras negras, y. en el otro lado,
se le recibe con fanfarrias, porque dicen: "¡Por fin vuelve!"
Evidentemente, si se ha conducido en la Tierra como un tunante, no lo
reciben allí con flores; a veces también sucede que ciertos niños son
acogidos por sus padres sin grandes muestras de contento: un padre
está furioso, porque es una chica y él quería un chico, etc. Pero se trata
de casos particulares y yo os hablo en general. Debéis, pues, saber que
lo que es la vida en una región es la muerte en otra región. De la
misma manera, cuando aquí es Solve, es Coagula en alguna otra parte.
Lo que desaparece aquí, aparece en otra parte.
Pero vuelvo a lo que os decía al empezar. Lo mismo que el
mundo divino del pensamiento puede cristalizarse en unos símbolos,
diluyendo estos símbolos, es decir, resucitándolos y vivificándolos en
nuestra alma, podemos descubrir y extraer todas las riquezas que
contienen. Cuando Pitágoras quería probar a aquéllos que deseaban
convertirse en discípulos suyos, les metía en una habitación, sólo con
un poco de agua y un pedazo de pan, y les daba un símbolo a
descifrar: un triángulo, o un círculo, por ejemplo... Sabía que, si
conocían los métodos, podían elevarse hasta muy arriba y ver la
correspondencia de un símbolo en el mundo de las ideas.
Pitágoras daba también una importancia primordial a los
números, no a los que nosotros utilizamos, sino a los números que
están arriba, en el mundo divino. Cada número corresponde a unas
fuerzas que trabajan en el universo. Pitágoras nunca dijo que los
números eran divinidades, no, le comprendieron mal, los números no
son divinidades, sino que representan a divinidades. Para mi trabajo,
me he quedado con el número 1, éste es el que me interesa. El número
1 representa el principio divino. Únicamente existe el número 1. ¿Y
7
los demás? Forman parte de este número 1, y, si lo profundizamos, si
lo estudiamos en todos los dominios, conoceremos todo lo demás...
Simbólicamente, el número 1 lo contiene todo: representa a Dios
mismo, que se polarizó después para convertirse en el 2 Después, los
dos principios se juntaron para producir el 3, el hijo; y después, otro hijo
aún, y es el 4, la familia completa: padre, madre, hijo e hija. Los números
siguientes, 5, 6, 7... pertenecen a otro sistema. Podemos, pues, detenernos en
el número 4, porque todo está ahí, y Pitágoras, que conocía esta ciencia,
había dispuesto los cuatro primeros números de manera que formasen la
figura simbólica que llamaba tetractys, a la que consideraba como el
símbolo más sagrado. ( Ver capítulo XI: "El Espíritu Santo")
Sumados, los 4 primeros números dan 10. En efecto, 1 + 2 + 3 + 4 =
10. Puede pareceros ésa una extraña aritmética, pero los Iniciados tienen
reglas que no tienen relación alguna con las matemáticas ordinarias.
No os diré hoy por qué había que sumar 1 + 2 + 3 + 4, porque la
aritmética y la geometría son las ciencias más abstractas, y encuentro que,
por el momento, debéis todavía trabajar sobre vuestra manera de vivir, sobre
vuestros pensamientos, vuestros sentimientos, vuestros gestos, vuestra
actitud, para aprender a vivir la vida colectiva, fraternal. Algunas enseñanzas
espirituales sólo facilitan a sus miembros símbolos y abstracciones, sin que
haya entre ellos intercambios fraternales. Si os sumergís solamente en las
ciencias abstractas, no creo que tengáis después el deseo de ser fraternales,
de vivir la vida colectiva, de tener mucho calor en vuestro corazón... Vais a
alejaros, a aislaros, a desecaros, porque a eso es a lo que llevan las
abstracciones: ¡a convertirse en esqueletos!
En el organismo está el esqueleto, pero también la carne, y, a veces,
justamente preferimos la carne, es más agradable de acariciar. Los huesos,
¿sabéis?... Los hay, claro, que meten esqueletos en sus armarios para
estudiarlos, pero nunca he visto que abrazasen a un esqueleto, o que le
diesen caricias; un esqueleto no inspira esta clase de sentimientos. Mientras
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que un ser de carne... ¡es extraordinario el deseo de echaros inmediatamente
sobre él para abrazarlo! ¿Por qué se dice "carne y huesos"? Porque son dos
cosas diferentes. Los huesos son los números; así pues, conocer los números
es conocer los esqueletos. Y, si los revestís con todas sus propiedades, con
todas sus cualidades y con todos sus matices, se convierten de un solo golpe,
ante vosotros, en seres que bailan, que cantan, que hablan, que trabajan y
que crean. Pero debéis ser capaces de revestirlos con carne, y eso es,
justamente, lo que los Iniciados llegan a hacer con las cosas: vestirlas y
desvestirlas.
Ocupémonos pues, en primer lugar, de lo que está vivo, y después nos
ocuparemos del esqueleto. Si el esqueleto está escondido debajo de la carne,
ello prueba que todo lo que es número, osamenta, armazón, es decir, todo lo
que está oculto, es para los Iniciados; para los demás está la apariencia. Esto
es algo simbólico, claro. El sistema óseo es también mucho más resistente
que la carne, lo que prueba que la carne está relacionada con el tiempo, con
todo lo que es cambiante y efímero, mientras que los huesos están
relacionados con la eternidad. Evidentemente, los huesos no duran
eternamente, pero son el símbolo de lo que es estable, de lo que resiste al
tiempo. La carne, en cambio, no puede resistírsele, está en el tiempo
¿Por qué se representa siempre a Saturno como un esqueleto que lleva
una hoz? 7 Porque Saturno es el tiempo, pero también la eternidad. La hoz
de Saturno es el tiempo, que lo destruye todo, que lo siega todo, y su
esqueleto es aquello que resiste al tiempo, es la eternidad. ¿Cómo puede
Saturno representar, a la vez, el tiempo y la eternidad? Porque la eternidad,
en tanto que principio, no tiene ni principio ni fin, pero está hecha de
parcelas, de momentos múltiples, y estas parcelas de eternidad, esta sucesión
de acontecimientos, de vibraciones, de palpitaciones y de oscilaciones, es el
tiempo. La eternidad está hecha de la reunión hasta el infinito de estas
parcelas de tiempo. Aunque la eternidad no tenga ni principio ni fin, está
hecha de algo; está hecha de una sustancia, y esta sustancia es el tiempo.
Evidentemente, no es de esta manera como los físicos y los filósofos hablan
9
del tiempo; lo que ellos dicen os parecerá mucho más profundo y científico,
pero yo os hablo así para que me comprendáis bien
La noción de tiempo es inseparable de la noción de espacio; el espacio
es la extensión, y la extensión está formada de materia. La materia es al
espacio lo que las fracciones de tiempo son a la eternidad El espacio, pues,
está lleno de materia, de una materia que nosotros no conocemos, de una
materia tan sutil, que nosotros no la vemos. El espacio es una sustancia, y
allí donde ya no hay esta sustancia, ya no hay espacio. Lo mismo que la
eternidad, el espacio no tiene límite, es el infinito que no tiene ni principio ni
fin, el círculo cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en
ninguna. Así pues, el espacio, la extensión, el infinito, están hechos de
materia, y cada pequeño grano de materia representa una fracción de
espacio, una dimensión del espacio; y para tener una idea de este espacio
infinito, hay que suponerlo lleno de materia, de partículas de materia. Un
mundo quiere manifestarse y, de repente, en este espacio que creíamos
vacío, hay partículas etéricas que se juntan, que se condensan, y aparecen
estrellas. No hay espacio vacío; el espacio y el vacío son incompatibles. Las
partículas del espacio son como el tiempo en la eternidad
¿Qué debéis hacer si queréis que no haya más tiempo ni espacio? Hay
que acelerar el movimiento de las vibraciones. Estáis tendidos en el bosque
y miráis el cielo, que es perfectamente azul y límpido; pero, he ahí que, de
vez en cuando, aparecen nubes, velos... Si supieseis cómo relacionaros con
las criaturas del aire, los silfos, y les pidieseis que os explicasen lo que
representan estos fenómenos, os dirían: "Nosotros jugamos, trabajamos,
queremos mostrar cómo fue hecha la creación, por condensación" Si, así es
cómo Dios formó los mundos; después, los hace desaparecer. ¿A dónde
van? Siguen ahí bajo otra forma, pero no los vemos. Se produce un
movimiento más rápido en las partículas y la materia ha desaparecido, pero,
si el movimiento se ralentiza de nuevo, la materia se condensa de nuevo y
vuelve a ser visible. Así pues, cuanto más ralentizáis el movimiento, más os
materializáis, más os cristalizáis y os acercáis al estado de las piedras. Y,
10
cuanto más aumentáis las vibraciones de vuestras partículas, más
inmateriales os volvéis, más etéricos, más sutiles.
Todo está en el movimiento. Un día llegarán incluso a cambiar los
elementos y la forma de los objetos cambiando solamente el movimiento de
los electrones. Éste es el gran secreto, la llave, la varita mágica. Estáis
sumidos, por ejemplo, en una gran tristeza, pero si llegáis a cambiar
interiormente el movimiento de vuestras partículas, todo cambia
instantáneamente: el rostro, la mirada, la sensación; sois felices, estáis
distendidos... Es porque habéis acelerado el movimiento de vuestro
pensamiento, de vuestra alma y de vuestro corazón. Observad una peonza:
mientras gira rápidamente, se mantiene sobre un punto, pero, si se ralentiza,
acaba cayéndose; y cuando las imágenes y los objetos pasan ante vuestros
ojos con una gran rapidez, cambian de forma. El movimiento, pues, es la
base de todo, y, un día, los sabios trabajarán solamente con el movimiento
para llegar a transformarlo todo. La forma es un resultado del movimiento
de las partículas que la componen. Imprimimos tal movimiento, y se
produce tal forma. Si profundizase en el movimiento para deciros cuál es el
factor, cuál es la inteligencia que produce el movimiento, y con qué fin,
estaríais asombrados.
Gracias at movimiento podéis también cambiar el tiempo y el espacio,
por ejemplo, para vivir toda una eternidad en unos segundos, o poner el
universo entero en una cascara de avellana. Si pudieseis viajar con la rapidez
de la luz, conoceríais en el mismo instante el pasado, el presente y el futuro.
Y, de la misma manera, si pudieseis entrar en la cuarta dimensión del
espacio, las medidas serian diferentes, porque el movimiento sería diferente,
y podríais encontraros de repente en una decena de lugares a la vez: aquí, al
otro lado del mundo, y en otro planeta. Es posible... El tiempo y el espacio
dependen del movimiento.
Así pues, si insisto siempre pidiéndoos acelerar el movimiento de
vuestros pensamientos y de vuestros sentimientos, es, justamente, porque en
esta aceleración se encuentra el secreto de la vida. La vida no es otra cosa
11
que un movimiento constante, una vibración constante, y la muerte es el
cese de este movimiento.3 Podemos observar también estos fenómenos con
la Luna creciente y la Luna decreciente. Durante el periodo de Luna
decreciente, la vida se ralentiza y somos más perezosos, estamos más
somnolientos; pero, durante el periodo de Luna creciente, el movimiento
aumenta y la vida vuelve a ser intensa. Algunos dirán que no sienten la
diferencia. Quizá no la sientan, pero esta diferencia existe. Siempre hay un
cambio, una oscilación, porque, si no. sería la muerte. Mientras estéis vivos,
hay cambios.
¿Veis?... Hemos empezado con los pentáculos y los gamahae, ¡y
mirad a dónde nos hemos ido! Necesitaría horas para mostraros la riqueza
del lenguaje de los símbolos. Los humanos todavía no han aprendido a
profundizar las cosas, a verlas con todas sus conexiones y ramificaciones; en
su cabeza todo está descosido, separado, aislado, y esto no es científico. La
verdadera ciencia encuentra las afinidades magnéticas, eléctricas o mágicas.
La verdadera ciencia está viva, es decir, todo funciona en ella como en un
organismo. Si estas conexiones ya no existen, deja de haber vida
La vida tiene eso de particular: que todo en ella está perfectamente
ensamblado y dispuesto, que cada cosa está en su sitio, funcionando en
conexión con las demás. Cuando la conexión se rompe, sobreviene la
muerte. Por eso yo saco esta conclusión: cuando el discípulo se ejercita en
encontrar las afinidades y las correspondencias entre las cosas, cuando llega
a descubrir que la cohesión del universo entero descansa, justamente, en
estas correspondencias, se vivifica. Diréis: "¡Pero si ya estaba vivo!" 1 No,
eso no es vida, es vitalidad, es solamente una vida vegetativa. Claro que
come, bebe, gesticula, pero la vida tiene grados, y el hombre no conoce aún
los grados superiores de la vida 4 El discípulo conoce la verdadera vida
cuando ha empezado a comprender las correspondencias lejanas,
imperceptibles, sutiles, etéricas, que existen entre cada cosa y cada criatura
del universo. Sí, mis queridos hermanos y hermanas, retened esta nueva
verdad verdaderamente verídica: que cuando empecéis a comprender las
relaciones de cada cosa con todo el universo, la vida aumenta en intensidad
12
y en esplendor. Y la vida que aumenta en intensidad y en esplendor aporta
ya las bendiciones de la luz, de la riqueza, del saber, de la paz, del amor
y hasta de la fuerza. Esta vida lo contiene todo.
Centre
OMRAAM
Institut Solve et Coagula
Reus
Conferencia del Maestro
OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
Sèvres a 1 de Abril de 1962
Tomo 8:
Obras Completas
Lenguaje Simbólico
Lenguaje de la Naturaleza
Capítulo 1
El Alma
Pregunta: "Maestro, ¿puede decirnos lo que es el alma?"
Para responder a su pregunta, empezaré habiéndoos de las
diferentes maneras con las que algunas religiones y sistemas
filosóficos han tratado de explicar al ser humano, distinguiendo en él
diferentes principios.
Los hindúes lo dividen en 7, y los teósofos adoptaron esta
división. Los astrólogos lo dividen en 12, en correspondencia con los
12 signos del Zodiaco, y los alquimistas en 4, en función de los 4
elementos. Los cabalistas escogieron el 4 y el 10, los cuatro mundos y
los diez sefirots. En la religión de los antiguos Persas, el mazdeísmo, y
después el maniqueísmo, el hombre es dividido en 2, según los dos
principios del bien y del mal, de la luz y de las tinieblas, Ormuz y
Ahrimán. En oposición a esta teoría, algunos afirman que el hombre
es una unidad indivisible. En cuanto a los cristianos, a menudo lo
dividen en 3: cuerpo, alma y espíritu; y nosotros también, dentro de un
rato, volveremos a esta división trinitaria. Añadiré aún que ciertos
esoteristas escogieron la división en 9 porque repiten el 3 en los 3
mundos, físico, espiritual y divino.
¿Dónde está la verdad? En todos. Depende del punto de vista
con el que consideremos al hombre. Sea 1, 2, 3, 4, 7, 9, 10 ó 12, todos
están en la verdad. Podemos incluso ir más allá y dividirlo en 3 veces
12, es decir, en 36, y también en 2 veces 36, es decir, en 72, e incluso
en 2 veces 72: 144. 36 - 72 - 144, es el orden en el que estos números
2
se estudian en la Cábala, y es significativo. Pero podemos observar
que el número que sale más a menudo es el 3: 3 veces 3 = 9; 3 veces 4
= 12; 3 veces 12 = 36, etc. 36, son los 36 genios; 2 veces 36 = 72, son
los 72 nombres de Dios, la Schem Hameforasch. Se dice que el que
conoce estos 72 nombres de Dios puede dar órdenes a todos los genios
planetarios... 1 Los cabalistas y los Iniciados no escogieron todos estos
números al azar. Tomemos, por ejemplo, el número 72. El punto
vernal retrograda un grado cada 72 años, y 72 es también el número de
latidos del corazón por minuto; y hasta podemos constatar que la
norma del ritmo respiratorio es de 18 respiraciones por minuto, y 18
es, justamente, la cuarta parte de 72...
En el movimiento de las estrellas y de los planetas, en la
sucesión o la repetición de numerosos fenómenos de la naturaleza, los
sabios del pasado observaron una cierta regularidad, es decir, ritmos
que se traducen en números. Estos números, extremadamente
significativos, los utilizaron para exponer ciertas ideas y, según el
aspecto que querían presentar, utilizaban tal o cual número. Yo
procedo de la misma manera. A menudo, por comodidad, divido al
hombre en 2; la naturaleza inferior, o personalidad, y la naturaleza
superior, o individualidad, porque esta división facilita la comprensión
de ciertos problemas. Para otras explicaciones escojo la división en 3,
o en 6, o en 7, si éstas me parecen más claras para vosotros. Estas
divisiones son solamente unos medios más cómodos para presentar tal
o cual aspecto de la realidad. Ninguna contradice la otra, porque cada
una es verdadera dependiendo del punto de vista.
Podemos dividir al hombre en tantas regiones como queramos.
Fijémonos, por ejemplo, en lo que hacen los anatomistas: en una
lámina ilustrada presentan solamente el sistema óseo, el esqueleto; en
otra solamente el sistema circulatorio, con las arterias, las venas, los
capilares; o bien el sistema muscular, o el sistema nervioso, etc.
Siempre se trata del hombre, pero presentado cada vez bajo un aspecto
diferente, porque le es imposible al intelecto captarlo en su conjunto.
Y los geógrafos también, cuando hacen mapas no presentan al mismo
tiempo todos los aspectos de un país. En los mapas físicos se indica la
red hidrográfica, las montañas, las llanuras..., en los mapas geológicos
la naturaleza de tos terrenos..., y hay también mapas económicos,
mapas políticos, etc. En todos los dominios sucede lo mismo. Así
3
pues, exactamente como los anatomistas, o los geógrafos, los
Iniciados se sirven también de ciertas divisiones, según el aspecto que
quieren ilustrar.
Sin embargo, para explicar lo que es el alma podemos empezar
considerando la división en 7, la de los hindúes y los teósofos. Os diré,
pues, que el hombre está hecho de 7 cuerpos: físico, etérico, astral,
mental, causal, búdico y átmico. Ahora, si queremos tratar de hacer
coincidir esta división en 7 con la división en 3, a la que están más
habituados los occidentales, es posible hacerlo. En esta división en 3,
el "cuerpo" corresponde al plano físico y al plano etérico; el "alma", al
plano astral y al plano mental; y el "espíritu'', a los planos causal,
búdico y átmico. Para el espíritu, pues, hay 3 regiones, para el alma 2,
y para el cuerpo también 2. De acuerdo con este esquema podéis ver
que el alma es un intermediario, una conexión entre el mundo físico y
el mundo del espíritu; es el vehículo que transporta los elementos del
Cielo a la Tierra y de la Tierra al Cielo. Todo pasa por el alma.
Tomemos el ejemplo del árbol, porque también podemos
aplicarle la división en 3; rafees, tronco y ramas. El alimento del árbol
está asegurado por un sistema de vasos conductores: en el centro, los
vasos que transportan la savia bruta desde las raíces hacia las hojas, en
donde es transformada, y, en la periferia, los vasos que devuelven la
savia elaborada hacia las raíces Hay, pues, dos corrientes, una
ascendente y otra descendente, y lo que es importante observar es que
estas dos corrientes no se mezclan. Son comparables exactamente a
las dos corrientes arterial y venosa del cuerpo humano: la sangre de
las venas y la sangre de las arterias tampoco se mezclan, porque, si no,
se produciría la enfermedad azul.
El alma es, pues, esta región intermedia que atraviesan las
corrientes que van de la Tierra al Cielo y del Cielo a la Tierra. Es la
escalera de Jacob. Esta escalera, a lo largo de la cual, en el sueño de
Jacob, los ángeles subían y bajaban, es donde está situada el alma, es
decir, en el plano astral y en el plano mental; por eso hay dos
corrientes: la del sentimiento y la del pensamiento, pero éstas no se
encuentran. Nada se elabora en el alma, es sólo un lugar de paso que
atraviesa todo aquello que desciende del Cielo, del mundo divino
4
hacia las criaturas de abajo, y todo aquello que, desde abajo, sube
hacia el Cielo.
El espíritu trabaja sobre la materia por intermedio del alma. El
alma es, pues, un instrumento para el
espíritu, un instrumento del que se
sirve para alcanzar el cuerpo físico,
porque el espíritu, por sí sólo, no
puede alcanzarlo. Únicamente el
alma tiene la posibilidad de tocar la
materia, y es, pues, a través de ella
como el espíritu puede trabajar sobre
la materia, modelarla, darle órdenes.
Sin el alma, sin tas posibilidades del
alma, el espíritu no puede hacer nada
con la materia. Todas las fuerzas que están ahí, acumuladas en el
cuerpo físico, los metales, tos cristales, el petróleo, el oro, las piedras
preciosas -simbólicamente hablando - soto puede utilizarlas el espíritu
a través del alma, que penetra y se infiltra en el cuerpo, porque ella es
ya más... no más material, sino que está más próxima de la materia;
tiene, por tanto, más posibilidades de llegar hasta ella y de extraer sus
elementos. Y, cuando ha logrado extraerlos, se los envía al espíritu.
Pero, ¿cuántas cosas se han dicho sobre et alma? He leído las
teorías más extravagantes y más oscuras sobre ella, sobre todo en los
libros escritos por los teólogos Porque no han observado bien la
naturaleza. Todo se refleja en la naturaleza y, cuando sabemos cómo
observarla, podemos encontrar en ella la solución de las cuestiones
más complejas y abstractas. Todos los problemas alquímicos,
teúrgicos, mágicos, cabalísticos, o astrológicos, podéis encontrarlos
resueltos en los fenómenos del plano físico Ahora ya deberíais estar
acostumbrados a hacer este trabajo de saber descifrar. ¡Cuántas veces
os he hablado de este tema! Pero no os lo tomáis en serio. Encontráis
que mis interpretaciones son poéticas, eso es todo, y buenas para los
niños; para vosotros son demasiado sencillas.
Si creéis que os pueden explicar más claramente lo que es el
alma, os equivocáis. No os lo pueden explicar más claramente que
como acabo de hacerlo Ahora, si tenemos que detenernos en todas las
5
posibilidades del alma y en las diferentes maneras como se la
representa, hay, claro, muchas cosas que decir. El alma tiene
posibilidades plásticas y formatrices, el alma no tiene límites, puede
ensancharse hasta abarcar todo el universo... Se la ha denominado luz
astral, médium universal, etc. Pero entre todas las representaciones
simbólicas que se han dado de ella, hay una que siempre ha sido
indescifrable para muchos, y es la de la serpiente que se muerde la
cola. Ahí también podemos ver una división en 3: el cuerpo, el alma y
el espíritu. El espíritu es la cabeza de la serpiente, el cuerpo es la cola,
y el alma es el la intermediaria entre la cabeza y la cola. Pero lo que
eso quiere decir no tengo el derecho de explicároslo. Os diré
solamente que este símbolo me intrigó mucho durante años. Quería
saber lo que representa y. cuando lo supe, fue una revelación
indescriptible. Después hice todo lo posible para realizar lo que los
Iniciados han escondido en este símbolo. En realidad es algo muy
sencillo; cuando el Cielo os ayuda a comprenderlo, es muy sencillo…
Pero no os lo puedo revelar.
Y, ahora, ¿dónde se encuentra el hombre? En todas partes...
Diréis: "¿Incluso en su cuerpo físico?" Sí, incluso en su cuerpo físico.
Si se identifica con el cuerpo, como la gente ordinaria, que se
identifica siempre con su vientre, con su estómago, son su sexo, etc.,
él es el cuerpo. En realidad, evidentemente, el cuerpo no es el hombre,
es su instrumento, su vestidura. Podéis tener una pierna, o un brazo,
cortados, os pueden haber quitado un pulmón, o un riñón, y seguís
existiendo, y sentís que vosotros no estéis ni en las piernas, ni en los
brazos, ni en todo lo demás. "Entonces, diréis, ¿está el hombre en su
alma?" Sí, claro, está más en ella, pero no completamente. La morada
verdadera del hombre es su espíritu. ¿Y qué hace con su alma? Se
manifiesta a través de ella, como a través de un cuerpo, de un cuerpo
superior, evidentemente, de un cuerpo luminoso, pero un cuerpo, de
todas formas, que, un día, también se disgregará; y entonces el hombre
vivirá en su espíritu.
Cuando se dice que el alma del hombre es inmortal, se habla, en
realidad, de su alma superior, es decir, de su espíritu; pero su alma
inferior desaparecerá, porque es mortal. Si, el alma ordinaria del
hombre es mortal, pero su alma espiritual, que es su espíritu, es
inmortal, y en ella es donde vivirá un día. Puede, evidentemente,
6
empezar a hacerlo desde hoy mismo, pero sólo si aprende a no
confundirse con todo aquello que no es él, Observándose,
analizándose, meditando, rezando, debe trabajar en buscarse, en
encontrarse. ¿Por qué? Porque se ha extraviado, y el que se extravía
pierde todas sus posibilidades Los humanos han perdido la conciencia
de su verdadera identidad porque se han alejado de la fuente, del
espíritu, y, con la pérdida de esta conciencia, lo han perdido todo. Por
esta razón todas las Enseñanzas iniciáticas le dan al discípulo la tarea
de volverse a encontrar, de conocerse
En el frontispicio del templo de Delfos estaba escrito: "Conócete
a ti mismo"; pero pocos pensadores han comprendido este precepto.
Creen que conocerse significa conocer su carácter, sus debilidades,
sus cualidades. No, es algo más que eso. Si sólo se tratase de
psicología, ¡nunca lo habrían escrito en un templo! Es demasiado fácil
conocerse así. El verdadero conocimiento iniciático es fundirse,
fusionarse, con un acto de amor, como se dice en la Biblia que "Adán
conoció a Eva". El verdadero conocimiento es la fusión, Al decir:
"Conócete a ti mismo", los Iniciados querían decir que el hombre no
es quien cree ser y que debe, por tanto, aprender a conocerse.
Conocerse, es identificarse, fusionarse consigo mismo, con este Yo
superior que está arriba en la región del espíritu2 Por eso debe
abandonar todo aquello que no es más que envoltura, oropeles,
ilusiones, e ir cada vez más arriba, hasta que se haga uno con su
espíritu. Eso es conocerse, y eso es, justamente, un aspecto del símbolo
de la serpiente que se muerde la cola, pero sólo una ínfima parte. Lo demás,
buscadlo vosotros mismos.
El sentido de la Iniciación es enseñar al hombre a despegarse de su
naturaleza inferior, para poder vibrar al unísono con su espíritu, que es su
verdadero Yo; entonces posee todas las cualidades del espíritu, el poder, el
autodominio, el saber del espíritu. La fusión con el Yo superior es la fusión
con Dios. Sí, volverse a encontrar, conocerse, es fundirse en la divinidad,
porque esta chispa, este espíritu que hay en el hombre nunca está separado
de Dios; y, buscándose, encontrándose, alcanza la conciencia suprema de
vivir y de respirar en Dios.
Mis queridos hermanos y hermanas, esta filosofía es inmensa,
grandiosa... No tengo ni idea de cómo la han comprendido, pero yo trataré
7
por todos los medios de hacérosla comprender para compartirla con
vosotros. Para mí, está muy claro, es muy sencillo, todo está resumido en el
símbolo de la serpiente que se muerde la cola. (Ver cap. IV: "El tiempo y la
eternidad") Y, ¿veis?, lo más extraordinario de los Iniciados es que tenían la
facultad de resumir, de condensar una ciencia vertiginosa en un símbolo en
apariencia insignificante.
"Pero, ¿por qué, diréis, se deben juntar los dos extremos de la
serpiente?" Os diré solamente que, si el hombre sigue siendo una línea recta,
o sinuosa, sus energías se dispersan y se debilita. Mientras que, si junta los
dos extremos, si los dos polos están conectados, hay una fuerza formidable
que se acumula en el círculo, en su centro. Hasta que el hombre no se haya
vuelto a encontrar, todas sus fuerzas se van inútilmente, pero, cuando se
reencuentra, sus fuerzas están ahí, reunidas, condensadas y conservadas para
el trabajo. Si, la cabeza y la cola... el verdadero conocimiento es et resultado
de la conexión de la cabeza con la cola.
La desgracia de los humanos es que siempre tratan de conocerse a
través de los demás. El hombre busca siempre a una mujer, y la mujer a un
hombre, para fusionarse, y por eso no logran encontrarse: porque uno no
puede encontrarse en el exterior, y las fuerzas se pierden, se despilfarran.
Nunca uno puede encontrarse a través de otros, son esfuerzos inútiles. Hay
algunas sensaciones, claro, algunas pequeñas satisfacciones, pero,
inmediatamente después, se alejan, se separan de nuevo, y hasta se separan
tanto que empiezan a pelearse. Quieren soldarse, unirse, ¡pero no hay nada
que hacer! Siguen siendo dos personas separadas, dos personas diferentes.
Sólo nos reencontramos cuando dejamos de buscar fuera, a través de los
demás, para buscarnos dentro y realizar el símbolo de la serpiente que se
muerde la cola. Entonces, las fuerzas se acumulan, la luz aumenta, y
vivimos en la plenitud. Pero eso es sólo un aspecto de la cuestión.
No os diré nada más sobre este tema, sólo que el otro lado... digamos,
de la serpiente, está polarizado diferentemente. Si sois un hombre, el otro
lado es un principio femenino, y, si sois una mujer, es un principio
masculino. Por eso su unión produce la plenitud. Mientras que entre un
hombre y una mujer distintos nunca estamos seguros de que sean
verdaderamente complementarios. Si sois un hombre, claro, una mujer
parece ser el otro polo, pero puede ser un hombre disfrazado... ¡y su
encuentro con vosotros produce chispas! Y lo mismo sucede a la inversa.
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Sin embargo, la otra parte de vosotros mismos es absolutamente
complementaría y la fusión que realizáis con ella es la única verdadera. Es
posible, desde luego, encontrar en el exterior a vuestro ser
complementario, pero es algo muy raro. Eso sólo sucede si os
encontráis con vuestra alma gemela, porque sólo vuestra alma gemela
está perfectamente polarizada con vosotros. Si, ¡pero el hombre sólo
se encuentra con ella doce veces a lo largo de su evolución! Y, si no es
con vuestra alma gemela con la que os fusionáis, podéis estar seguros
de que esta fusión no durará mucho tiempo.
Volviendo al alma, lo esencial que hay que retener es que es un
poder formidable capaz de actuar sobre la materia para proyectaría
hacia et Cielo, y de atraer al Cielo para realizarlo en la Tierra.
Tenemos necesidad de nuestra alma para modelarla materia, tanto para
volvería más sutil, como para condensaría. Estas dos operaciones los
alquimistas las denominan Solve y coagula, y sólo el alma es capaz de
realizarías. Ni el espíritu, ni el cuerpo, pueden hacerlo, pero el alma sí.
Si buscamos ahora las correspondencias de esta división: cuerpo,
alma y espíritu, con el cuerpo humano, encontraremos que el espíritu
corresponde a la cabeza, el cuerpo a la región del vientre y del
estómago, y el alma corresponde a los dos brazos. Esto es muy
interesante, porque el alma tiene dos funciones: una que condensa tas
cosas y otra que tas diluye; una parte que las proyecta hacia arriba, y
otra parte que las atrae hacia abajo. Estos dos procesos están también
representados por la letra hebrea Alef ‫א‬. Alef es el resumen de toda
una ciencia concerniente a la actividad del alma. El alma es la
intermediaria entre el Cielo y la Tierra: dirige hacia el Cielo las
corrientes de la Tierra y atrae a la Tierra las corrientes del Cielo.
El alma está, pues, polarizada, está hecha de dos corrientes que,
en el cuerpo físico, están representadas por las dos manos. El espíritu
dirige, ordena, ilumina, pero no puede alcanzar la materia. Es el alma
la que, a través de las manos, trabaja sobre la materia, la modela, la
disuelve, la condensa, la calienta, la cristaliza. Evidentemente, decir
que el alma se manifiesta a través de los brazos y de las manos es una
manera inesperada de presentar las cosas. Se piensa, generalmente,
que el alma se manifiesta a través de los ojos. Sí, claro, porque puede
manifestarse en todas partes. Pero, simbólicamente, la cabeza, con el
9
cerebro, los ojos, etc., es, más bien, la región del espíritu; et alma se
aloja también ahí, claro, se aloja arriba y abajo, pero su región no es la
cabeza, son las manos. El espíritu ilumina, dirige, ordena, pero, si no
tuviese manos, no habría ninguna realización en la materia. El hombre
lo hace todo con las manos, con el alma.
En el alma es donde se encuentran las dos corrientes mágicas del
amor y del odio, y estas dos corrientes se expresan también a través de
las manos. En la Cábala, estas dos corrientes están representadas por
el pilar de la clemencia y el del rigor.3 Pero, cuidado, el rigor no es el
odio, porque en el Árbol sefirótico hay un lugar para la justicia, para
el rigor, pero no para el odio. Según los cabalistas, a los diez Séfirots
del Árbol de la Vida, que son una representación del mundo divino, se
oponen otros diez Séfirots que son como su proyección invertida y
que representan, pues, el mundo infernal. En este árbol invertido es en
el que se encuentra el odio: a Gebourah, que es la justicia, se opone así
la región de la crueldad, del odio Y así sucesivamente para los demás,
pero no quiero entrar en los detalles.
Cuando Jacob vio esta escalera luminosa, a lo largo de la cual los
ángeles subían y bajaban, estaba en la región del piano astral y del plano
mental. Estas dos corrientes, los ángeles que suben y bajan, y, por tanto, la
circulación venosa y arterial del universo, eso es el alma. Por eso el corazón
y los pulmones están situados entre la cabeza y el vientre, en esta región
intermedia que corresponde al alma, Y los brazos son las manifestaciones
del alma en una dirección o en otra. ¿Veis?, los brazos salen de la región del
alma. La Inteligencia suprema lo ha creado todo de acuerdo con unas
correspondencias increíbles.
Sí, los brazos pertenecen a la región del alma, eso está muy claro. Y
los ojos, las orejas, la boca, la nariz, no están puestos debajo de los pies, sino
arriba, en la región del espíritu, para observar las cosas, oírlas, saborearlas,
comprenderlas. También esto está muy claro, y es lo que habría que
explicarles a los niños Nunca les explican por qué el cuerpo está construido
de tal o cual manera, y por qué los ojos están en tal sitio, las piernas en tal
otro... Sin embargo, ¡eso podría aclararles las cosas y ayudarles más tarde a
resolver tantos problemas! ¡Eso es lo que los profesores deberían enseñar a
los niños!... Evidentemente, si llega un inspector justo en este memento, este
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género de lecciones no le parecerá demasiado… "ortodoxo", pero, ¿por qué
enseñan tantas cosas en las escuelas y nunca lo esencial?
Evidentemente, todo lo que os digo sigue siendo muy teórico. Para
saber lo que es el alma hay que ir a verla... Sí, se diga lo que se diga no se
puede explicar lo que es et alma, hay que verla. ¿Acaso podemos ver el
alma? Claro que sí, es posible verla porque es material, de una materia tan
ligera, tan tenue, tan sutil, que pasa por ser como algo invisible, pero, en
realidad, podemos ver el alma. Diréis; "¡Ah!. Cuéntenos cómo es... ¿Tiene
contornos?" Sí, tiene contornos, y al mismo tiempo no los tiene. Se trata de
una materia muy fluida que se mueve, que respira, y que es tan viva, tan
cambiante, que toma todos los colores, todas las formas. Y, cuando
podemos ver las almas, podemos clasificarlas. Vemos que tal persona, a
pesar de sus joyas, de sus adornos, de sus condecoraciones, o de sus
maquillajes, tiene un alma apagada, horrible; y que, tal otra, a pesar de sus
harapos y de sus vestidos desgarrados, ¡qué luz tiene, qué expresión, qué
belleza!...
El alma es una realidad, mis queridos hermanos y hermanas, aunque
los contemporáneos que estudian la psicología, es decir, "la ciencia del
alma", ¡no crean en el alma! Sí, es una psicología que se hace sin alma, eso
es lo más estrafalario. Y, en realidad, ¿están en la verdad? Sí. Diréis que me
contradigo... No, tenéis que comprenderme: todo es verdad, pero hay que
buscar de qué manera es verdad Si para vosotros una cosa es verdadera, eso
basta. Si decís: "No hay Dios", es verdad, en vosotros no hay Dios, puesto
que decís que no existe. Si decís también; "Yo no creo en el alma", pues
bien, también eso es verdad, no tenéis alma, porque, si tuvieseis una, la
sentiríais. Puesto que la negáis, es que no tenéis. Todo es verdad siempre, la
existencia y la no existencia, todo depende solamente del punto de vista en
el que os situéis,
Jesús habló exactamente en este sentido. Dijo: "¡Que te sea hecho
según tu fe!" 4. Todo está en eso. Si creéis que los bandidos os persiguen,
no hay duda, os persiguen los bandidos; y, aunque no los veáis, los bandidos
están dentro de vosotros. Si creéis que habláis con tos espíritus, también es
verdad; pero, cuál es el grado de elevación de estos espíritus, eso es otra
cuestión,.. Porque existen ciertas categorías de espíritus a los que les gusta
mucho engañar a los humanos. ¿Os extraña eso? No, no debéis
extrañaros. Existen espíritus de las tinieblas que se divierten mucho
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jugándoles pasadas a los humanos. El mundo entero frecuenta a los
espíritus, les habla, comercia con ellos; sólo que hay que saber de qué
espíritus se trata
Todo lo que os explico está contenido en la letra Alef, la primera
letra del alfabeto hebreo. Pero eso se vuelve todavía más significativo
cuando recordamos que Cristo dijo: "Yo soy el Alfa y el Omega", es
decir, Alef y Tau. Yo soy Alef, quiere decir "Yo soy el que hace pasar
los elementos de la Tierra al Cielo y del Cielo a la Tierra... Yo hago
descender las bendiciones del Cielo y hago subir a las almas. Para
alcanzar el Cielo, debéis pasar a través de mí." ¿Por qué no han
enseñado a ajustar las cosas, a relacionar los diversos pasajes de un
texto para comprender exactamente lo que significan?
Todo está dicho en la Biblia, pero las explicaciones están
dispersas. En el Apocalipsis, por ejemplo, hay toda clase de imágenes,
pero éstas no están puestas en orden, como la gente se imagina
corrientemente. Algunas están en el capítulo veintiuno, cuando
corresponden al primer capítulo, o inversamente. Exactamente como
unas cartas que hubiesen sido tiradas al azar. Y el Iniciado toma estas
cartas, las coloca en orden y lee. Más adelante se harán lecturas con
estas cartas. Se os enseñará también cómo se pueden leer los números;
se les dará su significado y veréis todo lo que podrán revelaros. Y para
tas palabras o las frases que en apariencia no tienen ninguna relación
unas con otras, veréis también que, si las relacionamos, cada una
explica la otra y que todo ello forma un conjunto formidablemente
lógico.
En la naturaleza, como en los Libros sagrados, todo se encuentra
disperso y hay que relacionar las cosas entre sí para leerlas. Diréis:
'Pero ¿cómo?..." En el hombre hay un ser que lo sabe todo, que lo
puede todo, que lo ve todo, pero el hombre lo descuida, se separa de
él, no quiere identificarse con él. Se necesita tiempo, claro, para
realizar esta identificación, no se hace de repente. Jesús no se
identificó de repente con su Yo superior, tenía ya treinta años cuando
el Espíritu Santo descendió sobre él bajo forma de una paloma. Diréis:
"Sí, pero ¿por qué para Jesús fue a tos treinta años... y para nosotros a
los noventa años todavía no ha sucedido?" Para consolaros os diré que
no hay diferencia entre Jesús y vosotros (¡no me comprendáis mal!)
12
pero que Jesús había recibido una misión en concordancia con los
acontecimientos cósmicos. Debía, pues, manifestarse en este
momento, y para él todo fue acelerado. Y para otros también, pero, a
menudo, murieron muy jóvenes. Si, hubo genios, grandes genios, que
a los dieciocho años ya hablan creado obras maestras inmortales, pero
nunca vivían mucho tiempo. Se encuentran excepciones, claro; hubo
grandes genios que murieron muy viejos, pero la mayoría de las veces,
en la vida corriente, las malas hierbas son las que se quedan más
tiempo, ¡porque están bien agarradas a la Tierra! Mirad los avaros, o
los egoístas, viven hasta muy viejos porque no quieren irse; se aterran
a la Tierra, chupan de ella, y entonces el mundo invisible dice:
"Bueno, dejémosles todavía un poco más, porque, si vienen con
nosotros, tendremos que taparnos la nariz y los oídos... Por lo menos
mientras están lejos no nos molestan." Y los retienen un poco más en
la Tierra. Mientras que el Cielo tiene prisa de invitar a aquéllos que
son maravillosos, por eso todos los seres angélicos se van
rápidamente.
Pero no me comprendáis mal. ¡No quiero decir que todos los que
se mueren jóvenes son ángeles y todos los ancianos malas hierbas!
No, hay seres que se quedarán quizá durante siglos en la Tierra para
terminar su trabajo. Diréis: "¿Pero es posible vivir algunos siglos?" Si,
Matusalén, por ejemplo, vivió casi diez siglos... Y Babadji, ni siquiera
se sabe la edad que tiene. Y si algunas criaturas han vivido, o viven
aún, durante tanto tiempo, es que todas las criaturas tienen esta
posibilidad. Sólo que no la aprovechan, porque hay algo que suprime
esta posibilidad. Nunca ha sido decretado que la vida de un hombre no
pueda sobrepasar los ochenta, los noventa, o los cien años, Puede
durar incluso miles de años: el hombre es una máquina muy
perfeccionada preparada para resistir mucho tiempo. Si se para antes,
es porque ha sido destruida y ya nada en ella funciona. Pero si la
limpiamos, si quitamos todos los residuos, circularán nuevas
corrientes. Y es el alma, justamente, la que tiene la propiedad de
animar et cuerpo. Entrando en el cuerpo, penetrándolo, le da la sangre,
es decir, desencadena la circulación de las energías. Y cuando el alma
se va, todo se para. Sin embargo, no hay que confundir el alma con el
aliento vital, se trata de dos entidades bien diferentes, aunque haya
relaciones entre ellas.
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Se pueden dar muchas definiciones del alma, pero lo que mejor
la explica es la imagen del tronco del árbol, o la de la escalera de
Jacob. Después podéis decir todo lo que queráis, que es una
electricidad, un fluido, una emanación, un magnetismo, un calor,
siempre habrá en ello algo de verdad, pero ninguno de estos términos
indicará la función esencial del alma, que es la de servir de
intermediaria. Puedo, incluso, si queréis, comparar el alma con unas
tenazas..., sí, con estas tenazas con las que se remueve el carbón en el
fuego. Diréis: "Pero ¿cómo? ¡Usted rebaja al alma!" No tanto. El alma
es como las tenazas vivas con las que tocáis el fuego sin quemaros: es,
pues, un instrumento, un intermediario.
Os mostraré ahora de nuevo cómo me sirvo de la llave de la
analogía para sacar conclusiones. Puesto que todas las cosas están
hechas de acuerdo con los mismos principios -con algunas pequeñas
modificaciones solamente- volvemos a encontrar por todas partes esta
misma división en tres: forma, contenido y significado; o bien, cuerpo,
alma y espíritu Tomad un huevo, si, un huevo, y éste os lo explicará
todo. Os dirá: "Amigo, estoy hecho de acuerdo con las leyes
universales, estoy construido como el universo, pero a escala reducida,
en pequeño. Ábreme". ¿Qué ves? La yema, que contiene el germen de
la vida; la clara, es decir, la albúmina; y, después, la cascara, Estoy
hecho a imagen del universo, y tú te pareces a mí. (En vez de decir,
claro, que el huevo se parece al hombre, dice que el hombre se parece
al huevo. ¡Mirad qué descaro tiene este huevo! La yema es el espíritu;
la clara de huevo es el alma; la cascara es el cuerpo. ¿Veis?, el huevo
tiene razón. Así pues, el germen está en el centro, la clara, en medio; y
la cascara, en la periferia. La célula también está construida de
acuerdo con el mismo esquema; todas las células están formadas por
el núcleo, el citoplasma y la membrana. Y, cuando la cascara de un
huevo se rompe, ¿qué sucede? Todo se desparrama y la vida se va.
Igual que la cascara, el cuerpo sirve para proteger la vida, es decir, el
alma y el espíritu. Cuando el cuerpo se rompe, la vida se va, el alma y
el espíritu lo abandonan.
Y ahora, ¿qué es el alma? Lo mismo que la clara del huevo, el
alma es la portadora de todos los elementos nutritivos necesarios para
el mantenimiento de la vida. Pero la vida viene del espíritu: el germen
no se encuentra en la clara, sino que se encuentra en la yema De la
14
misma manera, la vida, la verdadera vida, se encuentra en el espíritu, y
el alma la alimenta, la mantiene, la sostiene y la hace circular. ¿Cómo
he sabido eso? Porque es evidente, está ahí, delante de nosotros, ¡es la
naturaleza la que lo ha expuesto todo ante nuestros ojos!,.. Lo mismo
sucede con los granos de uva. En la pepita, como en el núcleo de la
célula, se encuentra el germen de la vida; alrededor está el alma; y la
piel es el cuerpo físico. Así que, cuando coméis, siempre coméis la
vida, que se encuentra en el alma, pero que viene de mucho más lejos,
del espíritu. ¿Y qué hacéis con la pepita? No la coméis, sino que la
plantéis. Ahí tenéis el amor, la sabiduría y la verdad la verdad está en
el núcleo; el amor está en lo que se come; y la sabiduría es lo que
envuelve. Sí, la sabiduría es todo lo que está inscrito en el exterior, la
forma. El amor es lo que se come, la vida. Y la verdad es lo que se
planta para que la vida continúe. ¿Veis, qué claro es? Ahí también hay
un espíritu, un alma y un cuerpo.
Lo que no os he dicho todavía es que, a pesar de su diferencia, el
espíritu, el alma y el cuerpo son de la misma esencia. Lo que difiere es
la consistencia, el grado de materialización: el cuerpo es el espíritu
condensado, el espíritu es el cuerpo sutilizado, y el alma es el
intermediario entre ambos. Pero, pidamos de nuevo a la naturaleza que
nos diga dónde más podemos encontrar el cuerpo, el alma y el
espíritu. Nos responderá: en los cuatro elementos. ¿Dónde está el
cuerpo? Es la tierra. ¿Dónde está el alma? Es el agua y el aire. ¿Dónde
está el espíritu? Es el fuego. ¿Y por qué hay dos elementos para el
agua? Ya os lo dije, el alma es doble y conecta las otras dos partes, el
cuerpo y el espíritu. De la misma manera, el agua comunica con la
tierra, y el aire con el fuego. El agua alimenta a la tierra, y el aire
alimenta al fuego. El agua y el aire son, pues, el alma que alimenta a
la tierra y el fuego. Y todas las circulaciones están ahí: el agua sube y
baja, y el aire también.
Como ya os dije, el alma está compuesta del cuerpo astral y del
cuerpo mental, y es atravesada por dos corrientes, una que es el
sentimiento, y otra que es el pensamiento. El agua es el sentimiento y
el aire es el pensamiento; circulan entre la tierra y el fuego, y el aire
alimenta al fuego, porque el fuego se apaga sin aire, y el agua
alimenta a la tierra, porque la tierra se vuelve estéril sin agua. Aquí
tenéis, pues, otra división: en 4. Pero siento que el 4 se os escapa.
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Decís: "¡Pero ya está el 3! ¿Por qué ahora sale el 4? ¡Eso no encaja!..."
Sí, "encaja" muy bien. En la naturaleza el alma está representada por
et aire y por el agua, que suben y descienden como ella. ¿Acaso la
tierra sube y desciende?...
Tomemos ahora el caso del agua. Podemos encontrarla en estado
sólido, el hielo, o bien en estado liquido, o en estado gaseoso, el
vapor. Siempre sigue siendo agua, siempre sigue siendo la misma
sustancia, pero en un estado más o menos sutil. Se trata de la misma
sustancia, pero una vez que se ha enfriado mucho, se vuelve dura,
cuando está menos fría, es líquida; y, cuando la calentamos, se
convierte en vapor. El hielo es sólido, pero esto sólo es una forma, una
apariencia; en realidad, es mucho más sutil, puesto que puede volver a
convertirse en líquido o en vapor. De la misma manera, pues, el
cuerpo, el alma y el espíritu son una misma sustancia, pero en un
estado más o menos condensado o sutil.
Por eso los alquimistas enseñan que sólo existe una materia
única y que, de esta materia, en grados de condensación diferentes,
surgieron los metales, los cristales, las flores, la carne de los animales,
de los humanos, el aire, el fuego, etc. ¡Cuánta razón tenían! Entonces,
¿qué es el cuerpo físico? Es el espíritu condensado. ¿Y qué es el
espíritu? Es materia diluida, sutilizada hasta el estado etérico. Por eso
los alquimistas dicen también que con Solve et Coagula todas las
operaciones son posibles. ¿Y cómo? Gracias al calor. Es el calor, en
un grado más o menos elevado, el que actúa sobre la materia para
darle diferentes formas, diferentes consistencias. El fuego es, pues, el
agente mágico que da a cada cosa su forma y su naturaleza; el oro
posee una cierta cantidad de calor, la plata otra, el plomo otra aún, etc.
Si el adepto encuentra este fuego, este agente mágico, puede
transmutar el plomo, la plata, o el hierro, en oro, o. inversamente,
puede transformar el oro en hierro, etc. Sólo que, claro, este fuego de
los alquimistas no era el fuego de los sopladores y de los herreros,
sino el fuego sutil, el fuego celestial, el fuego filosófico.
¿Veis ahora más claramente lo que es el alma? Es un nexo de
unión, la vida que bebéis, que coméis. Sí, este espacio entre la yema
del huevo y la cascara, entre el centro del círculo y su periferia, todo
este espacio, eso es el alma. El espíritu es un punto casi imperceptible,
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mientras que el alma es una inmensidad, porque, para poder alimentar
al espíritu, el alma debe ser inmensa. El espíritu tiene hambre y se
come el alma, y es necesario que el alma sea infinita para satisfacerle.
Pero, ¿veis?, aunque el alma lo alimente, el espíritu sigue siendo
siempre un punto, su dimensión no aumenta.
Tomad una vela y os lo explicará todo. Cuando encendéis una
vela tenéis delante de vosotros los cuatro elementos: la tierra, el agua,
el aire y el fuego, y los tres principios: cuerpo, alma y espíritu. El
cuerpo, la tierra, es la vela; el alma es el agua y el aire (el agua, la cera
que se está fundiendo, y el aire que alimenta la llama), y el espíritu es
el fuego. Para que la llama subsista, necesita alimentarse... Pero, como
sólo se puede alimentar a expensas de otros materiales, la vela
disminuye, porque la llama la devora. El alma es la que alimenta la
llama y, en la vela, está representada por el agua, la cera que se funde
(porque, si no se fundiese, la llama no podría alimentarse de ella) y el
aire, sin el que la llama se apagaría también. El alma alimenta al
espíritu, la llama, y esta llama, que está siempre recta, tiene la
apariencia de Iod ‫י‬, la segunda letra del alfabeto hebreo, que es un
símbolo del espíritu.
Y, cuando se dice de alguien que "quema su candela por los dos
lados", ¿qué significa eso? Que no es razonable, que se abandona
demasiado a sus sentimientos, a sus emociones y a sus pasiones; arde,
arde, y despilfarra las reservas del cuerpo físico, su candela.
Podríamos encontrar tantas definiciones para el alma que la cosa
acabaría siendo ridícula. Pero aquí tenéis otra aún, por ejemplo: el
alma es un almacén de alimentos; sí, un gran almacén de alimentos.
Diréis: "Pero ¡esta definición no es religiosa, no es mística!" Es
posible, pero es la realidad. Todo es coherente, todo está claro, nada se
contradice. Y no digáis que, como la veta tiene tal apariencia, y el
huevo tal otra, no tienen ninguna relación. Se trata del mismo
principio bajo diferentes formas y con unas combinaciones y
aplicaciones diferentes. Dios se ha divertido haciendo de una sola cosa
adaptaciones múltiples. Esto es lo que dice Hermes Trismegisto en la
Tabla de Esmeralda: "Y, como todas las cosas son Uno y provienen
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de Uno, por la mediación de Uno, así todas las cosas han nacido de
esta cosa única por adaptación".
Según el esquema que os di hace un rato, el cuerpo etérico
pertenece al dominio físico. El cuerpo etérico es todavía el cuerpo
físico, pero es su parte más sutil, como finas partículas de polvo que
flotan, como un vapor, unas emanaciones que forman alrededor del
cuerpo físico una especie de atmósfera que lo acompaña. El cuerpo
etérico forma parte del cuerpo físico, es el vapor del cuerpo físico, si
queréis, pero aún no es el alma. El alma viene después del cuerpo
etérico, es la región donde empiezan los sentimientos y los
pensamientos. ¿Y el espíritu? Es una repetición del alma en un plano
superior.
El espíritu es también la región de los pensamientos y de los
sentimientos, pero de unos pensamientos y unos sentimientos de la
mayor pureza y de la mayor luz. En el espíritu ya no hay nada impuro,
inferior, mientras que en el alma puede haber cosas buenas, pero
también malas. Éste es otro punto que no está claro en la filosofía. Y
en el lenguaje corriente, ¡es todavía peor! Se emplea la palabra
"espíritu" de cualquier manera. Se dice: "Espíritu malvado, espíritu
taimado, espíritu astuto"... Y no, no es el espíritu el que es taimado o
astuto, sino el intelecto, o bien el alma; porque el alma contiene a la
vez lo bueno y lo malo, como es intermediaria entre el cuerpo y el
espíritu, la mitad está oscurecida por el cuerpo físico, y la otra mitad
está purificada por el espíritu. Todas estas expresiones que se oyen no
son, pues, correctas, no están basadas en un conocimiento real. El
espíritu nunca puede contener nada que sea malo, o que esté sucio,
porque, si no, ya no es el espíritu. El núcleo es el depositario de la
vida, y la vida debe estar en un estado de pureza perfecta. El espíritu,
pues, el espíritu que viene de Dios, es absolutamente puro y luminoso.
No hay que confundirlo todo.
Y, ¿veis?, la llama ya es un lenguaje. ¿Qué hace? Quema todas
las impurezas, porque en el fuego no hay ninguna impureza, y sólo
soporta aquello que es tan puro como él. Mientras que el aire y el agua
pueden estar polucionados. Y recuerdo el agua que vi cuando viajé a
la India... Diréis: "Ah sí, ¿el Ganges?" No. hay sitios peores que el
Ganges. Muy cerca de Bombay se encuentra una isla que se llama
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Elefanta. Esta isla es célebre debido a los templos excavados en las
rocas; son una especie de grutas que contienen estatuas colosales de
divinidades: Brahma, Visnú. Shiva, etc. Fui a esta isla, que es un lugar
de peregrinaje, pero, como en otros muchos lugares religiosos de la
India, había un estrépito espantoso. Al lado de las grutas se encuentra
un estanque. Como cada templo está considerado como un
microcosmos, reflejo del macrocosmos, cada uno, en principio, posee
un estanque que simboliza el océano. Pero el agua de este estanque
estaba estancada, sucia, verdosa, y me asombré al ver cómo
numerosos hindúes la bebían. Como nunca les han hablado de los
microbios, para ellos, evidentemente, los microbios no existen, y
luego se mueren sin ni siquiera saber por qué. Beben de esta agua para
recibir ciertas influencias, bueno, vale... Un agua impregnada de la
atmósfera mística de un lugar sagrado puede, en ciertos casos, estar
santificada, pero, de todas formas, las leyes físicas existen y no hay
que descuidarlas. Un agua tan polucionada tiene efectos nocivos,
incluso sobre los que creen en su poder espiritual.
Así que, ¿veis?, el agua y el aire aceptan las impurezas,
únicamente el fuego no las acepta, las quema. Mientras que la tierra,
en cambio, las absorbe todas, ésta es su propiedad; es como un imán
que atrae todo lo sucio e impuro para transformarlo después en sus
laboratorios. Por eso, cuando sintáis un malestar, una agitación, una
angustia, dádselos a la tierra. Haced un pequeño agujero en ella, meted
los dedos dentro de él y hablad a la tierra como a un ser inteligente,
pidiéndole que tome todo lo que os atormenta. Creedme, no se sentirá
por eso ni desgraciada, ni vejada; lo tomará todo, y vosotros os
quedaréis aliviados, liberados. En el pasado se conocían todas estas
cosas, pero ahora están perdidas... Cuando sintáis un tormento, un
sufrimiento, dádselos a la tierra; ella los tomará.
El agua también recibe las impurezas y. por eso cuando nos
bañamos o nos duchamos nos sentimos aliviados inmediatamente;
pero la gente ni siquiera se pregunta por qué, hace todas las cosas
automáticamente. Incluso el aire posee esta propiedad. Cuando algo
no vaya bien, salid a tomar el aire, y sentiréis cómo el viento os quita
vuestras cargas. Pero para que estos métodos sean verdaderamente
eficaces tenéis que hacer los ejercicios conscientemente.
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¿No sentís que ahora tenéis unas nociones más claras sobre el
alma? ¡Yo podría seguir habiéndoos durante horas!... Al alma, al
espíritu, al cuerpo, los volvemos a encontrar por todas partes bajo
combinaciones diferentes, pero las correspondencias, los papeles, las
aplicaciones, son absolutamente las mismas. Bueno, ¿queréis aún
saber dónde se encuentran el cuerpo, el alma y el espíritu? Pues bien,
mirad; las mujeres llevan siempre encima pequeños frascos de
perfume, ¿verdad?, que de vez en cuando abren, sobre todo cuando
tienen que ir a una cita con su bien amado. Entonces, el frasco es el
cuerpo; el líquido es el alma; y la emanación, el perfume, es el
espíritu. El líquido alimenta al perfume; cuando ya no hay líquido,
tampoco hay perfume, sólo queda la botella y, como nunca se aprecia
una botella vacía, la tiran. Igualmente, cuando un hombre ha muerto,
lo entierran; cuando ya no hay ni alma, ni espíritu, cuando sólo queda
el cuerpo, dicen: '¡Enterradle!" ¿Y por qué se cierra el frasco, incluso
herméticamente? Porque, si el frasco está abierto, el perfume se va. El
espíritu es muy volátil, se siente encerrado en el frasco y no le gusta
verse privado de libertad, siempre quiere volver a su patria, a la
Fuente. Por eso, para retenerlo, hay que darle alimento, es decir, el
alma, y, después, encerrarlo herméticamente. ¿Está claro ahora?
Cuando comemos, la parte más grosera del alimento es para el
cuerpo, para formar y consolidar su armazón. Después, el alma de este
alimento entra en la sangre para alimentar al cuerpo. Siempre es el
mismo principio: la sangre es la que alimenta, es decir, el líquido, el
alma. ¿Y el espíritu?, ¿Dónde está el espíritu? En el sistema nervioso.
El sistema digestivo, el sistema circulatorio y respiratorio, y el sistema
nervioso, ahí tenéis también el cuerpo, el alma y el espíritu. Y la
sangre es la que alimenta; alimenta incluso a los nervios. Por eso,
cuando el hombre purifica su cuerpo y purifica también su sangre, es
decir, su alma, la actividad del espíritu se vuelve mucho más intensa y
se manifiesta de manera formidable. Veis, todo encaja. Y después uno
se pregunta por qué no ha visto nada, cuando todo estaba al
descubierto, cada día, ante nosotros.
Ahora añadiré algo que os ayudará a encontrar un método de
trabajo: cuando los Iniciados os hacen revelaciones, hacen como la
naturaleza, sólo os dan la mitad, y os corresponde a vosotros encontrar
la otra mitad. Habéis leído "El conde de Montecristo"... Hay, si
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recordáis, hay una carta que revela el secreto del tesoro, pero falta la
mitad de esta carta, y el héroe debe buscarla para conocer este secreto.
Todo en la vida es así. ¿Y por qué creéis que la gente busca "su otra
mitad"? Es la otra mitad de la carta desgarrada, la buscan para poder,
por fin, ¡leer! Así de sencillo. Cada uno es la mitad de la página que
revela el secreto y debe encontrar la otra mitad.
Cuando se dice: "Al principio era el Verbo", eso no es más que
la mitad. ¿Dónde está la otra mitad? Sois vosotros los que debéis
encontrarla. La otra mitad son los oídos, porque la palabra no tiene
ningún sentido si no hay oídos para oírla. La palabra es el principio
masculino, emisivo, y hay que presuponer el principio femenino,
receptivo, los oídos; si la palabra no llega a ningún oído que pueda
oírla, apreciarla y comprenderla, es inútil. Y, cuando se habla de una
llave, aunque no se mencione la cerradura, ésta se sobreentiende.
¿Veis cómo son las cosas?... Y siempre hace falta un Iniciado para
daros la otra mitad, porque, si no, lo que poseáis nunca estará
completo.
¿Sentís, ahora, cómo empiezan a ordenarse las cosas en vuestra
cabeza? ¿Sí, lo sentís? Pues bien, ¡esto es lo esencial! Todos los días
debéis trabajar, justamente, para que, en vuestra comprensión, cada
cosa vuelva a encontrar su sitio verdadero.
Centre
OMRAAM
Institut Solve et Coagula
Reus
www.omraam.es
Primer Centro
De difusión de la obra
Del Maestro OMRAAM
En lengua Española
Se puede consultar también OM-32-01-EL ALMA – Trabajo de
Centre Omraam anterior.
Conferencia del Maestro
OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV
Sèvres a 6 de Abril de 1969
Tomo 8:
Obras Completas
Lenguaje Simbólico
Lenguaje de la Naturaleza
Capítulo 2
EL SER HUMANO Y
SUS DIFERENTES ALMAS
Pregunta: "Maestro, ¿podría decirnos en qué momento un alma que
viene a encarnarse toma posesión de su cuerpo físico?
Muchos piensan que el alma humana entra en el cuerpo del niño desde
el principio de la gestación. Esto no es exacto. Todos los grandes Iniciados,
que obtenían de su clarividencia un saber verídico, nos dicen que el alma
viene a instalarse en el hombre en etapas sucesivas en el transcurso de la
vida de éste. "Pero, diréis, en el seno de la madre el cuerpo del niño respira,
se alimenta, su corazón late, así que, su alma está ahí." Si, sólo el alma
puede animar la materia y volverla viva; sin embargo, durante la gestación,
el alma del niño todavía no está completamente instalada... Vais a
comprenderlo.
Lo que debéis saber es que el ser humano posee varias almas. Si leéis
a los filósofos griegos neoplatónicos y a algunos Padres de la Iglesia, veréis
que estos pensaban también que el hombre posee varias almas. La
primera, a la que llamaremos alma vital, es puramente vegetativa, no
es consciente, se ocupa de los procesos fisiológicos: la nutrición, la
respiración, la circulación... A la segunda, más evolucionada, se la
denomina alma animal, La tercera es el alma emocional. La cuarta, el
alma intelectual o racional. Finalmente viene el alma divina, que es
pura luz. No hay que confundirla con la precedente: la Ciencia
iniciática lo subraya bien, el alma intelectual, la que razona y
2
reflexiona, puede no ser visitada aún por esta alma divina que sólo los
Iniciados reciben en plenitud al final de su evolución.
Observemos ahora lo que sucede en la mujer que espera un hijo.
La mayoría de las mujeres no se dan cuenta de lo que sienten durante
el embarazo, o no le dan ninguna importancia; algunas, sin embargo,
más conscientes e instruidas, sienten que el alma que se dispone a
reencarnarse en su hijo está junto a ellas, y trabaja con ellas, en
estrecha colaboración, para edificar su futura morada, el cuerpo físico:
choza, palacio, o templo… eso depende. Durante este periodo, el
alma, que es consciente, puede aportarle a la madre revelaciones sobre
las regiones desde las que está descendiendo.
Después, en el momento del nacimiento, el alma le dice adiós a
la madre, se separa de ella, y entra en el niño con su primer aliento. Se
infiltra en él, pues, cuando empieza a respirar, pero todavía no puede
tomar enteramente posesión de su organismo Debe esperar, trabajar
durante años sobre los órganos para animarlos, para hacerlos
funcionar, para que se vuelvan sutiles. Y, durante este tiempo, aunque
esté presente en el niño, todavía no ha entrado totalmente en él, sigue
estando fuera de él, aún no ha tomado posesión completamente de su
dominio. No sé si la psicología descubrirá pronto estas realidades,
pero, tarde o temprano, es imposible que no se encuentre con ellas en
su camino
Ahora, el alma que está ahí, con la madre, antes del nacimiento
del niño, y que entra en él con la primera respiración, es el alma
individual: seguirá con él toda la vida, desde et primer aliento hasta el
último. Pero van a venir otras almas, en diversos periodos, a
enriquecer y embellecer esta alma individual.
Al alma vegetativa, que vino la primera a animar el embrión en
el seno de la madre, viene a añadirse, hacia los siete años, el alma
animal, voluntaria. Se cree que el alma se instala definitivamente
hacia esta edad; pero no, se trata solamente del alma "¡anima!",
voluntaria. Desde el nacimiento hasta los siete años el niño no cesa de
moverse, de andar, de correr, de gesticular, y. a los siete años, en el
momento en que el alma animal se ha instalado completamente en él,
podemos decir que ha adquirido una autonomía de movimiento, el
3
control de sus gestos. Pero, desde hace algún tiempo ha empezado ya
un nuevo periodo en el que experimenta emociones, sentimientos: es
el alma emocional que poco a poco hace su entrada en él. Hacia los
catorce años, en la pubertad, cuando esta alma emocional llega a la
madurez, entra definitivamente y le impulsa, con la sexualidad y los
sentimientos, a dejarse guiar por su sensibilidad Finalmente, hacia los
veintiún años, es el alma intelectual, racional, la que se instala. Esto
no quiere decir que, cumplidos los veintiún años, el hombre se vuelva
automáticamente sabio y razonable; no, ¡incluso éste es el periodo en
el que puede cometer las mayores tonterías de su vida! 1 Pero es en
este momento cuando entra en posesión de sus facultades de
comprensión y de razonamiento.
Y ahora, ¿qué es lo que sucede cuando se dice de alguien que ha
perdido su alma? Sin embargo, está vivo, es consciente, piensa, come,
bebe... ¡pero ha perdido su alma! ¿De qué alma se trata?... De un alma
que no conoce, pero que le inspiraba y le aportaba impulso, gozo,
maravilla. Ha transgredido las leyes, ha cometido crímenes, y su alma
divina le ha dejado. Era una parte de sí mismo que esperaba el
momento propicio para infiltrarse en él, pero él le ha obstruido tanto el
camino que se ha ido a otras regiones; ya no podía vivir junto a él. Le
aportaba grandes riquezas, el entusiasmo, la poesía... y las ha perdido,
puesto que ya no siente nada. El que ha "perdido su alma" ha perdido
el sentido de la vida; está en el desierto, sólo, abandonado, privado de
gozo y de inspiración, y sólo piensa en morirse. "Perder su alma",
"vender su alma al diablo", son expresiones populares que describen
bien este estado de conciencia; no soy yo quien las ha inventado,
vienen de un pasado lejano.
Simplemente, hay que saber de qué "alma" se habla. Para
nosotros todo eso está muy claro, pero muchos ocultistas, místicos,
médiums, han vuelto esta cuestión inextricable; han dicho sobre el
alma cosas tan imprecisas, tan oscuras, tan inexactas, que la ciencia lo
ha rechazado todo. Es una lástima, porque los psicólogos están lejos
de sospechar todo lo que los grandes Iniciados han estudiado y
experimentado en el dominio del alma. Por eso las nociones que aquí
se os proponen os serán útiles para comprender muchos fenómenos.
4
Por ejemplo, habéis visto cómo las diferentes almas entran, una tras
otra, en el cuerpo físico; pues bien, lo mismo sucede hacia el final de
la vida: lo abandonan también una tras otra. La persona deja de tener
una actividad intelectual, de experimentar sentimientos: ya sólo lleva
una vida vegetativa, sigue bebiendo y comiendo, pero se ve que sólo
su cuerpo físico sigue siendo activo, que las almas más sutiles se han
ido. Los médicos explicarán el estado de este hombre por el exceso, o
la carencia, de ciertas sustancias químicas, pero eso no es más que una
consecuencia.
Y, ahora, ¿qué es la Iniciación? Es el camino que hay que
recorrer para encontrar nuestra alma divina y atraerla, para que se
instale y habite en nosotros. Y esta alma divina que entra en nosotros
cuando estamos preparados es nuestro Yo superior, nuestro Yo divino.
Esta alma tiene también tres matices; es puro conocimiento, puro
amor y puro poder. Esta alma divina es a imagen de la Santa Trinidad.
También en la Tierra nosotros somos una trinidad que piensa, que
siente y que actúa. Pero esta trinidad no es más que un reflejo muy
inferior de la otra trinidad que espera que nosotros podamos unirnos a
ella, porque un día debe hacerse esta fusión. Los Iniciados han
escondido su significado en el Sello de Salomón, símbolo de una gran
profundidad (que Salomón no inventó, por otra parte, porque ya
existía antes que él, desde hacía miles de años). A menudo los
iniciados resumen todos sus conocimientos en unos símbolos: en vez
de transportar todo un bosque, lo que sería muy difícil y penoso,
prefieren poseer las semillas, y plantando y
regando algunas semillas hacen reaparecer todo
un bosque. Por eso procuran tener estas semillas,
y estas semillas son los símbolos, es decir, la
quintaesencia, lo esencial. Con algunas figuras
geométricas, los Iniciados pueden restablecer un
saber milenario. La ciencia oficial no ha querido
tomar en serio esta tradición, pero si un día
pudiese descifrar algunos de estos símbolos: la
serpiente que se muerde la cola, por ejemplo, o el cuadrado, la cruz, el
círculo con el punto... ¡qué tesoro más prodigioso descubrirla!
5
Nosotros somos, pues, tres almas juntas en un alma individual,
que deben, un día, unirse a las otras tres almas que permanecen arriba
y que forman nuestra alma celestial. Todo en la vida, los sufrimientos,
las ilusiones, las decepciones, las búsquedas, los impulsos y todas las
peripecias, todo nos sucede para permitirnos volvernos a encontrar.
¿Por qué el Señor ha hecho las cosas de esta manera? ¿Por qué estas
dos partes de nosotros mismos deben unirse? ¡Para que el Cielo y la
Tierra se unan en nosotros en la plenitud, en la abundancia y en el
gozo!
Trabajamos, estudiamos, leemos, amamos, detestamos, nos
peleamos, únicamente para reencontrarnos, para volver a encontrar el
otro lado de nuestra existencia. Pero eso sólo les sucede a algunos
seres excepcionales que han comprendido, que estudian, que rezan,
que meditan y que trabajan en este sentido. Son todos los Santos, los
Iniciados, los Profetas, los Maestros. Sólo piensan en reencontrarse,
en realizarse, y en atraer su alma divina para manifestarse en la
plenitud. Durante años y años, mediante abluciones, purificaciones,
trabajos, meditaciones, oraciones, privaciones y sacrificios, han
preparado el terreno para atraer su alma divina, su alma celestial, es
decir, su Yo superior, su Yo divino. Cuando lo logran, se dice que han
recibido el Espíritu Santo ( Ver capítulo XI: "El Espíritu Santo") y, a partir
de este momento, lo saben todo, lo pueden todo, porque no son ellos,
sino su alma, la que ve, la que sabe, la que puede, mientras que el
alma animal, el alma emocional y el alma intelectual no tienen las
posibilidades de saberlo todo, de poderlo todo y de penetrarlo todo.
El descenso del Espíritu Santo es un símbolo que encontramos
también en todas las tradiciones religiosas bajo diferentes formas,
pero, la mayoría de las veces, se comprende mal su significado.1 No
hay que creer que el Espíritu Santo sea una entidad extraña al hombre:
es su Yo superior, es el símbolo de todo lo que hay en él de divino, de
celestial, de irradiante, de luminoso, de poderoso. Diréis: "¿Acaso hay
tantos Espíritus Santos como individuos, puesto que muchos ya lo han
recibido?" No, no hay más que un Espíritu Santo, divino, cósmico, y
6
cada Yo superior, dada su naturaleza divina, recibe de Él su chispa y
se vuelve como Él. Cuando un hombre recibe el Espíritu Santo, es su
espíritu el que desciende a él, su propio espíritu, que no es otra cosa
que su Yo superior y que habita arriba, en el Sol.
Muy a menudo os he dicho que el ser humano está conectado
con su Yo superior, que espera para entrar y tomar posesión de él,
pero que es él mismo, con sus impurezas, el que obstruye el camino.
Si se purifica verdaderamente y si logra llegar un día a la verdadera
santificación, el Espíritu Santo descenderá sobre él, y podrá realizar
maravillas, profetizar, curar, conocerlo todo... Pero el Espíritu Santo
no se divide: es un Espíritu cósmico, la Divinidad misma; y nuestro
Yo superior es de la misma naturaleza que el Espíritu Santo, y está
hecho de la misma quintaesencia, de la misma luz, es una chispa en el
fuego, una gota de agua en el océano.
Lo que nos impide, de momento, recibir el Espíritu Santo es que
éste es demasiado puro. Os di la imagen del mercurio que, si lo
derramamos sobre una mesa, por ejemplo, se extiende en una multitud
de gotas minúsculas. Y cada gota es tan viva, tan ágil, ¡es
extraordinario! ¿Por qué se dice que los niños son de mercurio?
Porque se mueven mucho, porque son vivos. Haced un experimento:
poned un poco de polvo sobre una mesa y derramad sobre ella
mercurio... las gotitas de mercurio no pueden soldarse entre sí; pero, si
están en otro lugar sin polvo, en cuanto se tocan, las gotitas se juntan
inmediatamente y forman una unidad. Mientras haya una pequeña
capa de polvo invisible, ésta impide que las gotas de mercurio se
junten. En nosotros se presenta el mismo fenómeno: el Alma
universal, nuestra alma, no puede fusionarse con nosotros porque hay
capas de impurezas que se lo impiden.
¿Comprendéis ahora por qué es necesario que el hombre se
purifique?: para que esta fusión del Yo superior y del yo inferior se
realice. Mientras esta fusión no se produzca, su Yo superior
permanece en alguna parte, separado de él; tiene sus poderes, sus
conocimientos, su riqueza, pero no puede aportárselos, ve que sufre,
pero no puede ayudarle, salvo a través de otros seres El Yo superior lo
sabe todo, lo puede todo, pero no puede hacer nada para el hombre
que ha acumulado capas de impurezas a su alrededor.
7
Hasta los treinta años Jesús no encontró a su Yo superior, pero,
tras años de trabajos espirituales, el día de su bautismo en el Jordán
recibió su alma divina. Esta alma divina vive tan arriba que comunica
instantáneamente al hombre los conocimientos del pasado y del futuro
y le da todos los poderes. Por eso aquél que ha recibido el Espíritu
Santo tiene el poder de hablar lenguas desconocidas, el poder de
profetizar, de pisar las serpientes... porque las cualidades de esta alma
son superiores. Para ayudaros a comprender mejor, tomemos el caso
de un pianista que da conciertos. Algunos días toca de forma normal,
nadie se emociona: ninguna emanación, ninguna irradiación, ninguna
fuerza sale de él para conmover, movilizar, proyectar muy arriba a los
que le escuchan. Y otros días, de repente, algo entra en él y, sin que
sepa lo que hace -pero ese algo lo sabe muy bien, en cambio- su forma
de tocar, sus gestos, incluso sus movimientos de cabeza, todo es
diferente, y se producen unos fenómenos inexplicables. Entonces
dicen: "Es maravilloso, es divino, está inspirado".
La inspiración es una corriente, o una entidad, o una inteligencia,
que entra en vosotros, que toma posesión de vosotros y que se
manifiesta maravillosamente. Si no estáis inspirados, a pesar de
vuestros esfuerzos no podréis producir los mismos efectos. Según la
ciencia esotérica, la inspiración no es otra cosa que un contacto, una
comunicación con una fuerza, con una inteligencia, con una entidad
que viene de las regiones superiores y que se sirve de nosotros para
ejecutar aquello que por nosotros mismos no seríamos capaces de
hacer. Por ejemplo, suponed que alguien viene a hablaros, pero no
encuentra las palabras, está confuso, no tiene ninguna inspiración. Y
he ahí que, de repente, algo entra en él, una luz, una corriente, y se
abandona a ella: y ya ni siquiera tiene que buscar las palabras, se
escucha a sí mismo y está asombrado de lo que dice. ¿De dónde viene
eso? ¿Quién es éste que sabe encontrar materiales, juntar elementos y
combinarlos para crear unas formas de una expresividad tal?
El ser humano, por si mismo, no es demasiado capaz de producir
resultados geniales, sobrehumanos, divinos, pero es visitado por almas
evolucionadas que le inspiran. Desgraciadamente, también puede ser
visitado por almas inferiores que le bloquean, que le disminuyen, que
le impiden hacer ciertas cosas, o que, al contrario, le empujan a
8
cometer crímenes Y después se pregunta de dónde venía esta fuerza;
el hombre dice: "No sé cómo he llegado a hacer eso, yo nunca quise
hacerlo, me horrorizaba... y he cometido un crimen... una fuerza se ha
apoderado de mí". Muchos criminales lo dicen, pero, como no se ha
estudiado esta cuestión en criminología, se les condena, y, sin
embargo, fue otro el que actuó a través de él. Actualmente, antes de
pronunciarse la justicia pide la opinión de los psiquiatras y, si un
criminal presenta signos de enfermedad mental, los tribunales le
conceden circunstancias atenuantes. "No estaba en su estado normal",
dicen. Desde luego, pero eso no explica por qué se sintió empujado
por una fuerza desconocida, por qué "perdió la cabeza". ¿Qué fuerza
se apoderó de él?... Por otra parte, quizá todos vosotros hayáis tenido
momentos en la vida en los que, sin saber por qué ni cómo, habéis
llevado a cabo ciertos actos -menos graves, ¡gracias a Dios!- que, por
decirlo de alguna forma, os eran dictados desde el exterior.
Todos estos estados de conciencia, y también los casos de
desdoblamiento de la personalidad, no son bien conocidos por la
psicología. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que un procurador que
durante el día condena severamente a los criminales, se desdoble
inconscientemente, durante la noche, se disfrace y vaya a cometer
crímenes, y después vuelva, se desvista y se duerma sin tener
conciencia de lo que acaba de hacer? Y. un buen día, se descubre la
verdad. ¿Qué es el desdoblamiento de la personalidad? Ahí también
hay que saber que el hombre puede conectarse con criaturas invisibles.
¿Cómo? Con su manera de vivir desordenada las atrae, y, un día, éstas
toman posesión de él. Eso es lo que les sucede a muchos que no
conocen estas verdades y que se han dejado llevar por sus malos
instintos, dándoles así a las entidades maléficas la posibilidad de
apoderarse de ellos; ahora, ya no pueden dominarlas, y dicen: "Es más
fuerte que yo", y se convierten en esclavos de estas entidades, a las
que deben entonces contentar y alimentar. 2 Para el discípulo de la
Ciencia Iniciática, se produce, evidentemente, lo contrario: con sus
oraciones, su trabajo, su autocontrol, logra producir ciertos cambios en
su organismo físico y psíquico, y prepara, de esta manera, buenas
condiciones para que espíritus muy elevados vengan a instalarse en él
para trabajar. Le visitan, le ayudan, el Cielo se manifiesta a través de
él, y hace maravillas. Así que, ¿veis?, el conocimiento de estas
verdades puede ayudarnos mucho.
9
Los médicos nunca han querido comprender que tas
enfermedades son entidades. Sin embargo, la Ciencia iniciática lo deja
claro: son entidades, y la prueba es que todos los grandes Maestros,
todos los grandes Iniciados, que quizá no tenían ningún conocimiento
médico para poder prescribir medicamentos, decían solamente:
"¡Vete, sal, abandona a este enfermo!" ¿A quién hablaban? A una
entidad instalada en el hombre, porque, al transgredir las leyes, éste la
había atraído. Hay que comprender que todas las enfermedades son
entidades que saben destruir y saquear, y que para librarse de ellas hay
que vivir una vida muy pura, de acuerdo con las leyes divinas.
Algunas entidades no resisten el calor, o el frío, o tal hierba, o tal
sustancia contrarias a su naturaleza. Pero los Iniciados no conocen
todos estos detalles, conocen una sola cosa: cómo introducir la pureza,
la vida y la luz; y ellas son las que se encargan de curar.
Vosotros sois los artífices de vuestro futuro. Si os visitan fuerzas
nocivas, es que las habéis permitido entrar en vosotros, habéis
preparado el terreno y las habéis atraído. Debéis, pues, cambiar
vuestra manera de vivir, vigilar vuestros pensamientos y vuestros
sentimientos para atraer a los espíritus luminosos, que son
innumerables en la naturaleza y que están dispuestos a entrar en
vosotros y a ayudaros. Mientras todo esté obstruido por impurezas,
estos espíritus luminosos no pueden entrar, y sólo pasarán las criaturas
tenebrosas. Por eso hay que aprender estas verdades, por eso insisto:
el ser humano debe prepararse para llegar a ser, un día, el conductor
de todo lo que es celestial, y entonces estará habitado por sanadores,
por músicos, por poetas, por filósofos y por profetas.
Sin el conocimiento de estas diferentes almas nada se explica en
la vida. Pero, actualmente, la ciencia niega la existencia misma del
alma. Tomemos el caso de Swedenborg, el gran sabio naturalista
sueco del siglo XVIII: al principio tenía un punto de vista materialista,
positivista, y comía, bebía, se divertía. Pero cuentan que, un día, se le
apareció un ángel y le dio una bofetada diciendo: "¿Hasta cuándo vas
a seguir así? Tienes cosas mejores que hacer, debes cambiar de vida".
Y él aceptó, creyó a este ángel, cambió y se convirtió en clarividente.
Pero también existen casos en los que se puede perder la clarividencia.
Algunos eran clarividentes y ya no lo son: ¿qué sucedió?... Otros
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tenían el poder de curar y lo perdieron; y otros oían músicas
celestiales, y, un día, ya no oyeron nada. Se pueden ganar y se pueden
perder estas facultades; físicamente el hombre sigue siendo el mismo,
y, sin embargo, ha perdido algo que es imponderable pero esencial.
Estas verdades no son el resultado de tanteos o de
elucubraciones filosóficas. Siempre hubo personas que veían los
mundos sutiles. Por ejemplo, velan cómo un espíritu tenebroso se
acercaba a alguien, se infiltraba dentro de él y empezaba a perturbarlo
todo. O bien, veían cómo un espíritu luminosos entraba en un hombre
y cuáles eran las manifestaciones de este ser extraordinario, noble y
grande. Esto no son hipótesis, sino constataciones hechas por grandes
clarividentes, porque todo eso se puede ver. Cuando Jesús expulsaba
los demonios de este poseso del que habla el Evangelio, los veía. Un
día, preguntó: '¿Cuál es tu nombre? - ¡Legión!", respondió el
hombre, porque numerosos demonios habían entrado en él. Jesús les
ordenó, entonces, que salieran, pero ellos te suplicaron que no los
enviase al abismo y que les dejase entrar en unos cerdos. Y él se lo
permitió. Los cerdos, entonces, se agitaron tanto que se echaron al
agua y se ahogaron. ¿Por qué se encuentran los mismos relatos en los
tibetanos, los hindúes, los japoneses, los egipcios, los caldeos, y en
todos los Libros sagrados, en la Biblia, los Evangelios y la Cábala?
Los cabalistas dicen, igualmente, que el hombre tiene varias
almas, que nombran Dibouks. El alma intelectual, Rouah; y las almas
superiores, Neschamah, Hayan e lehida. En cuanto a los hindúes, no
hablan de almas, sino de cuerpos, lo que es exacto también. Toda
partícula de materia contiene una energía. Esta energía es el principio
masculino, y la materia es el principio femenino. Por todas partes en el
universo la materia posee una energía; así pues, el cuerpo físico, que
es materia, tiene una energía, y es a esta energía a la que llamamos
alma. Pero hay varios cuerpos, no sólo el cuerpo físico, sino también
el cuerpo astral y el cuerpo mental, y cada uno tiene su alma: para el
cuerpo físico es el alma vital, para el cuerpo astral es el alma
emocional, y para el cuerpo mental es el alma intelectual; para el
cuerpo causal, el cuerpo búdico y el cuerpo átmico hay también tres
almas superiores. Cada cuerpo contiene su alma: el cuerpo es la
forma, el continente, y el alma la energía que lo anima. Ambos son
inseparables. El universo es un cuerpo, el cuerpo de Dios, y tiene un
11
alma: es el Alma universal. Todo eso es claro, límpido. Son los
humanos los que han complicado las cosas, porque no tenían esta
claridad. Pero, para mí, para nosotros, está muy claro, y es muy
sencillo: hay tantas almas como cuerpos.
Se dice a veces de alguien:
"Es un alma diabólica". ¿Cómo
explicar eso? Cuando el cuerpo
astral es verdaderamente impuro,
se infiltra en él un alma diabólica,
que sólo piensa en saquear, en
corromper y en ensuciar. Y, si el
cuerpo mental es impuro, se infiltra
en él un alma intelectual diabólica,
infernal, que hace proyectos y
cálculos para envenenarlo y
destruirlo todo. Y lo mismo es posible también para el bien. ¿Qué es
un Iniciado? Es un ser que ha trabajado para transformarlo todo en él,
para poder atraer a su alma divina; todo su ser se ha vuelto armonioso,
todo vibra al unísono con la Inteligencia cósmica de la que se
convierte en un conductor, en un servidor
Muchos seres en el pasado, que trabajaron para atraer a entidades
luminosas venidas de muy arriba, se convirtieron en conductores de la
luz. Por eso yo estoy aquí, para animaros, para deciros que tenéis
grandes posibilidades. Lo que aquí os revelo es una ciencia absoluta,
una ciencia verídica, que os invito a verificar. ¡Pero ya la habéis
verificado cientos de veces! Sí, ¡Cuántas veces os habéis dejado ir! ¿Y
no habéis visto después qué fuerzas tenebrosas se manifestaban a
través vuestro? ¿Por qué dudar aún? ¿Esperáis a que la biología, la
medicina o la psicología se pronuncien sobre la existencia del alma?
¡Quizá tengáis que esperar siglos!
En resumen, el ser humano representa, pues, una entidad en la
que coexisten dos naturalezas, dos trinidades. La primera, la trinidad
inferior, que nosotros hemos llamado "personalidad", comprende
nuestras facultades instintivas, emocionales e intelectuales, puramente
terrestres. La segunda, la trinidad celestial, superior, o
"individualidad", se manifiesta bajo tres aspectos: la inteligencia pura
12
e intuitiva, el amor sublime, que es enteramente sacrificio y felicidad,
y la voluntad divina, que posee la omnipotencia creadora. Los hindúes
dicen que estas tres manifestaciones sublimes habitan en los tres
cuerpos que llaman cuerpo causal, cuerpo búdico y cuerpo átmico.
Todo eso se resume en este símbolo que representa al Ser Cósmico:
Adam Kadmon.
Si me creéis, llegaréis a grandes realizaciones. Pero la primera
condición para ello es la de observaros siempre. En cada minuto del
día, e incluso durante la noche, debéis saber lo que entra en vosotros y
lo que sale de vosotros, analizar los pensamientos, los deseos y
sentimientos que os invaden, y, al mismo tiempo, lo que os abandona,
lo que perdéis. Hay que ser conscientes "¿De qué servirá eso?", diréis.
¡Toda una ciencia se va descubrir ante vosotros! En vuestro
laboratorio interior, en vosotros mismos, estudiáis la realidad de las
cosas, os vigiláis y progresáis, o lo contrario. Cuando la consciencia
no está desarrollada, no nos damos cuenta de lo que sucede. A
menudo le pregunto a alguien: "¿En qué piensa usted?", y me
responde: "No lo sé" Los pensamientos entran en él como en un
molino, y él no tiene ninguna consciencia de ello; las cosas entran,
salen, y él no sabe ni lo que entra, ni lo que sale. ¿Cómo queréis que
un ser así sea dueño de la situación? Siempre será vencido, siempre
estará por los suelos. Si una corriente magnifica, divina, os invade,
debéis conocer su color y la región de donde viene, para poder
clasificarla; entonces progresáis. En la Enseñanza no hay sitio para los
seres inconscientes. Por eso, os lo digo, vigilaos, ¡analizaos en cada
instante!
Supongamos que hayáis vivido instantes sublimes en los que os
hayáis sentido llevados por torbellinos de inspiración y de éxtasis, y
que ahora estéis tristes, que ya no logréis volver a vivir estos estados...
Os dije en otra conferencia que todo se graba en nosotros, que
tenemos toda una discoteca interior. Debéis, pues, ir a buscar en ella la
grabación de este momento maravilloso, es decir, debéis restablecer
con el pensamiento las mismas condiciones para que los mismos
efectos se reproduzcan en vosotros. Al cabo de unos instantes
reviviréis tas mismas emociones, casi lograréis restablecer lo que
habíais vivido y podréis volver a revivirlo tantas veces como queráis.
De esta manera hacéis un trabajo muy positivo sobre vosotros
13
mismos, porque buscáis siempre lo constructivo, y eso es, por tanto,
un buen trabajo.
Cuando algunos seres han vivido en un determinado lugar un
gran amor y vuelven a este lugar, incluso mucho tiempo después, se
vuelven a encontrar con sus recuerdos y vuelven a sentir las mismas
emociones. Eso prueba que algo se había grabado en ellos. Han vuelto
a encontrar en estos lugares las mismas sensaciones, menos intensas
quizá, pero de la misma naturaleza. Y, cuando otros se acercan a
ciertos lugares siniestros en donde se les atormentó, se les pegó o
torturó, sienten también tas mismas emociones de miedo y de horror.
Eso prueba que todas las impresiones se graban en el subconsciente y
que un día podemos volver a encontrarlas Ahora, si queréis hacer un
gran trabajo sobre vosotros mismos, procurad encontrar los mejores
momentos de vuestra existencia y revivid estos momentos, sumergíos
en ellos. ¿Qué hace la gente la mayoría de tas veces? Vuelven a poner
siempre los mismos discos, pero siempre los más negativos: sus
enfermedades, sus penas, las injusticias que han padecido... ¡eso es
siempre lo que os cuentan! Son, pues, unos ignorantes, porque no
saben que, chapoteando sin cesar en estas preocupaciones negativas,
destruyen algo dentro de ellos.
Lo más importante para el discípulo es comprender que debe
hacer un trabajo sobre sí mismo, vigilarse, estar despierto, para saber
en cada instante lo que sucede en él, saber exactamente, y sin
equivocarse, lo que es diabólico y lo que es divino. Trabajando así,
conscientemente, manteniendo un ideal muy elevado, el discípulo se
conecta con unas entidades y unas inteligencias sublimes que, un día,
vienen a instalarse en él y se vuelve capaz de asumir pesadas tareas,
de resolver problemas, de triunfar de numerosas dificultades, y de
convertirse, finalmente, en un hijo de Dios. Hay que conectarse, hay
que conectarse siempre con lo superior, con lo divino. Jesús decía: "Si
alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y
vendremos a hacer nuestra morada en él".
En los Libros sagrados de la humanidad se dice que los espíritus
luminosos vinieron a habitar en aquéllos que les habían llamado, que
estaban conectados con ellos. Eso significa, pues, que pueden venir a
instalarse en nosotros otras almas, además de aquéllas de tas que os
14
hablaba al principio. Muchas otras almas individuales pueden venir, y
se forma en nuestro interior una gran colectividad, una gran
fraternidad. En la conferencia: "Hay varias moradas en la casa de mi
Padre" , expliqué, ¿os acordáis?, que el hombre es como una casa con
habitantes, con inquilinos. Un bruto no tiene muchos habitantes, es un
ser pobre y miserable; el hombre normal o corriente tiene una pequeña
familia; los hombres de talento, los hombres de genio y los santos
tienen una familia cada vez más grande; y, finalmente, los Maestros
tienen una familia inmensa. Cuantas más almas hay en el hombre, más
rico es. Es como un banco en el que los espíritus vinieran a depositar
sus capitales. Según su trabajo, su actitud, su ideal, los espíritus
colocan sus capitales en el hombre, o se los retiran. Si les inspira
confianza, se convierte en un banco floreciente, y como es rico, tiene
los medios para hacer cosas increíbles. Si et mundo invisible le retira
todos los capitales, se acabó. Eso lo vemos todos los días: bien sea por
la bebida, por la sensualidad, u otros placeres, el hombre puede perder
todo lo que había en él de expresivo, de sutil, de irradiante, y volverse
como una piedra.
Por eso la Ciencia iniciática es necesaria para instruir a los seres,
para enseñarles a dónde deben ir y cómo trabajar. Está basada en un
saber y no en mandamientos: "¡No harás eso, no harás aquello!..." que
no explican nada La religión repite que hay que ser morales, que hay
que rezar, pero sin explicar por qué razones. Por eso los humanos se
niegan a someterse a sus prescripciones. Pero si se les explica cuáles
son las leyes de causa y consecuencia en los diferentes planos, y. por
tanto, por qué hay que hacer o no hacer tal o cual cosa, lo aceptarán,
porque lo verán claro y comprenderán la razón.
Creedme, no hay nada más útil para vosotros que la luz de esta
Enseñanza. Ella os dará la posibilidad de llegar a ser fuertes,
poderosos, dueños de vosotros mismos, y de caminar, por fin, con los
ojos abiertos.
Centre
OMRAAM
Institut Solve et Coagula
Reus
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