el azulejo portugués - Le CRDP d`Aquitaine

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EL AZULEJO PORTUGUÉS
Origen de la palabra
Su origen es persa, de raíz mesopotámica.
En lengua árabe, la palabra aljulej o zulej define una piedrecita
lisa y pulida (es indirectamente la piedra azul semi preciosa
llamada lapislázuli en latín medieval).
Luego, en la España musulmana se encuentra la palabra azzelij
que dará probablemente azulejo en Andalucía en los siglos XII
o XIV.
Se traspone después a la lengua portuguesa con motivo de la
importación desde España de los primeros azulejos.
Comentario de la película
Azulejo : loseta de un tamaño usual de 14 por 14 centímetros ;
simple material de recubrimiento de paredes cargado además de
ambiciones artísticas.
Azulejo portugués : tiene la particularidad de proliferar desde
hace más de cinco siglos en su país siguiendo la tenaz voluntad de
los Portugueses de embellecer gracias a él su espacio de vida.
La fabricación
En el principio es la arcilla…
La loza es el procedimiento que se impone desde el siglo XVI :
es fácil de decorar, estable a la cochura, y resistente a lo largo
del tiempo.
Los azulejos están cubiertos de un barniz líquido a base de sal
de estaño de color blanco.
Después del secado, la decoración es aplicada directamente en
el esmalte crudo. Los puntos básicos del dibujo se fijan aquí
mediante la antigua técnica del estarcido ; el carbón dejado por
el cisquero desaparecerá con la cochura.
La serigrafía es un procedimiento rápido de estampación de
dibujos en gran serie. En la fabricación industrial, los colores
se estampan directamente a máquina.
Después, las losetas son pintadas ; los colores, en número limitado,
proceden de óxidos metálicos estables, como el esmalte en el
que se fijan sin alterarse.
Los pigmentos industriales diversifican hoy la gama de los colores.
El vermellón, inestable, no se ha empleado casi nunca.
El artesano, con gesto hábil, completa el esquema inicial de la
chapa. Los matices claros u oscuros se consiguen diluyendo más
o menos el color con agua. El azul de cobalto utilizado aquí se
intensificará después del vidriado provocado por la cocción. He
aquí un color industrial que permite una variación sobre un motivo
tradicional : se volverá rosa asalmonado después de cocido.
Las composiciones figurativas se pintan sobre un conjunto de
varias losetas que facilita la continuidad de los diseños.
El relieve corresponde a una petición de la clientela ; de hecho,
se trata de la reutilización de un procedimiento del siglo XV.
La loza decorada es colocada en casilleros y cocida al horno a
calor suave y lento ; a la salida, posee sus cualidades de esmalte
impermeable, de colores brillantes e intensos.
Antes del siglo XVI, la loza no era utilizada en Portugal ; resultaba
difícil yuxtaponer varios colores en una misma loseta sin que se
mezclasen. Otros procedimientos eran empleados pues :
- el alicatado : en el que unas piezas de un mismo color
son recortadas en formas complementarias y ensambladas
contrastando los colores ;
- la corda seca : en el que la loseta está dividida en casillas por
cuencas abiertas en la arcilla cruda ; se llenan con grasa negra,
barrera impermeable a los colores antes del vidriado ;
- la aresta : el procedimiento de división está realizado en relieve
por aristas de arcilla improntadas en el momento del moldeado
de la loseta.
La composición Como el lienzo de un cuadro, el azulejo puede recibir todas las
decoraciones según la imaginación y el estilo del artista. Pero la
base de cualquier composición queda el cuadrado formado por
el azulejo : su yuxtaposición en una pared forma una cuadrícula,
trama geométrica que permanece visible al ojo del espectador.
Aquí la trama vertical y la trama horizontal vienen formadas
por un ritmo alternado de una breve y una larga, y las oblicuas
por una repetición de largas ; el cruce de estas líneas crea dos
motivos : una cruz y su complementaria, una estrella, imbricadas ;
la combinación de sus colores alternados desarrolla ritmos en
todas las direcciones.
El escaqueado o enxaquetado juega con el simple contraste de
dos colores de losetas lisas y de formas variadas.
El estilo de los tapices italo-flamencos del siglo XVII está
fundado en patrones, dibujos repetidos formados por grupos
de azulejos combinados. Aquí, en esquema, va a aparecer la
construcción de un tapiz compuesto de un único azulejo de
base, repetido al infinito.
Procuremos descubrir su secreto.
El fundamento del dibujo es una división del azulejo en ocho
triángulos : el motivo de un triángulo se reproduce por simetría
en el triángulo contiguo ; el cuadrado formado así se coloca
sobre el cuadrado diagonalmente opuesto ; el mismo principio
se aplica a los dos otros cuadrados, pero con un motivo diferente
que genera una disimetría en el azulejo ; ésta permite obtener,
según la orientación de los azulejos, un patrón compuesto
de dos motivos principales : una cruz amarilla y un octógono
azul, separados por motivos secundarios ; estando los motivos
principales desalineados respecto a la cuadrícula inicial de los
azulejos, crean un ritmo complementario de líneas oblicuas
coloradas.
Unos patrones más complejos están formados a partir de azulejos
diferentes : aquí, un panel de seis veces seis azulejos con cinco
azulejos básicos, orientados según un principio giratorio.
Aquí estáis viendo cómo se va componiendo y extendiendo.
Ofrece unas impresiones visuales muy ricas, según el enfoque
adoptado : tréboles de cuatro hojas, cruces afestonadas, eslabones
trabados, ilusiones ópticas que podréis reconstituir en el panel
completo.
Aquí viene otro tipo de composición, panel contemporáneo
de María Keil, formado de trece azulejos diferentes cuyo
punto común es la división por la diagonal y el empleo de tres
colores.
Los azulejos se colocan por tipo sobre la trama.
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La composición de los paneles figurativos obedece menos a la
lógica del cuadrado :
- simple juego de simetría en esta composición de grutescos …o
en esta otra ;
- aplicaciones de las reglas clásicas de la pintura en este panel de
Antonio de Oliveira Bernardes : perspectiva con línea de horizonte
y líneas de fuga, agrupación de los personajes en triángulo o
en bandas rectangulares, efectos de volumen obtenidos por los
matices de los tonos.
Los colores del azulejo
El azulejo se presenta como una superficie colorada, pero al
contrario de lo que ocurre con la pintura, su soporte blanco es
aparente en la mayoría de los casos : la luz sale del fondo del
material.
Los colores, óxidos metálicos estables, son poco numerosos.
Aquí se mencionan los más usados ; el manganeso diluído es
de color violeta.
El color, asociado al dibujo, permite crear un espacio en tres
dimensiones :
- un objeto dibujado sobre un fondo de color liso parece cercano
a nosotros : aquí, la reja y el perro que se esconde detrás, bien
situados en el espacio ;
- en este panel figurativo, los personajes oscuros se imponen
en el primer término ; por el ambiente creado de este modo, el
fondo claro se aleja ;
- un efecto sobrecogedor de relieve y de ilusión en un panel de
alicatado del palacio real de Sintra : un cuadrado verde asociado
a un rombo blanco y un rombo azul, en serie parecen formar una
escalera ascendiente. También se puede ver en ella una escalera
descendiente. ¿Descubrís estos relieves? Imaginaréis sin duda
otros diseños.
- unos relieves en punta de diamante, tema del siglo XVI,
reutilizado en el siglo XX.
Ciertas épocas han privilegiado el empleo de unos colores
determinados como se ve en este cuadro simplificado. El siglo
XVI, lo mismo que el siglo XIX o el XX usan todos los colores
disponibles.
La relación con la arquitectura
Los azulejos traen un complemento, a veces contradictorio, a la
arquitectura : modifican la percepción que recibiríamos frente a
paredes desnudas, introducen colores, ritmos oblicuos, relieves
imaginarios.
Por el juego de patrones de distintos tamaños, parecen modificar
las proporciones de una sala, mediante efectos de acercamiento
o de alejamiento.
Pueden ahogar en el color los elementos de la arquitectura, o
por lo contrario, subrayar las estructuras : los arcos cubiertos
de cerámica se afirman en oposición con las paredes y la cúpula
pintadas de blanco, que parecen rechazadas al infinito.
El espacio se vuelve así más caluroso, más íntimo, más activo :
se deberá más a una sensibilidad de pintor que de arquitecto.
Esto influye en la manera de construir : la arquitectura se hace
lo más humilde posible, dejando que el azulejo organice los
volúmenes mediante falsas construcciones pintadas, orlas de
frisos o de recuadro.
A partir de cuatro paredes y un techo abovedado, crean un conjunto
complejo, habitado, hecho de construcciones imaginarias que
van hasta abrirse al cielo.
Continuad histórica
Introducido por la civilización musulmana a partir del siglo XII,
el azulejo conservará de sus orígenes el gusto por la abstracción
y la geometría que forma parte de su naturaleza.
Los artistas cristianizados de España, creadores del arte mudéjar,
proseguirán la tradición hasta el siglo XVI, introduciendo poco
a poco temas góticos y renacentistas.
España y Flandes abastecen con azulejos los palacios y las
iglesias de Portugal.
Italia impone en el siglo XVI la técnica de la loza. El gusto se
orienta hacia temas figurativos renacentistas ritmados por frisos
y motivos abstractos o simbólicos : rejerías, grutescos, tejidos
o tapices.
A partir de mediados del siglo XVI, los primeros talleres portugueses de Lisboa, como el de la familia de Matos, prolongan
esta producción refinada. Con el tiempo se irán sustituyendo a
los extranjeros.
A fines del siglo XVI, la producción se empobrece pero se vuelve
más popular : los artesanos se sustituyen a los artistas ; es sobre
todo religiosa, está fabricada en serie, es abstracta, geométrica,
repetitiva.
Dos estilos de origen antiguo dominan :
- el escaqueado o enxaquetado ;
- el tapiz policromo, más elaborado, de inspiración italoflamenca.
Evolucionan en el siglo XVII hacia tapices de tres colores, blanco,
azul, amarillo, declinados en cientos de patrones diferentes.
Luego reaparecen motivos figurativos : ángeles, animales,
vegetales reunidos en composiciones estilizadas ; imágenes,
frontales inspirados en tapices hindúes.
Combinados en amplios paños con los tapices, los azulejos
forman a fines del siglo XVII unos conjuntos monumentales
coloradísimos, que anuncian el estilo barroco.
Hacia 1650, la producción civil de los palacios renace con unos
paneles históricos, mitológicos o satíricos : las macacarias.
La decoración del palacio Fronteira en Benfica brinda uno de
los mejores ejemplos de una visión barroca del mundo : tiempo,
espacio y sociedad ordenados en torno al Rey y a Dios.
Al mismo tiempo se afirma el uso del azul de cobalto que se
volverá exclusivo en la primera mitad del siglo XVIII.
El reinado de Don Juan V ve el apogeo del barroco, triunfo de
una producción abundante, a veces monumental, figurativa,
marcada por el gusto a la narración.
Se ilustran unos grandes maestros que crean talleres y escuelas ;
uno de los mayores podría ser Antonio de Oliveira Bernardes.
Ciertas iglesias están enteramente recubiertas de cerámica.
No pocas otras combinan azulejos azules y talla dorada (talha
dourada), materias complementarias y suntuosas.
En la segunda mitad del siglo, el estilo, luego el neo-clasicismo,
reintroducen los colores y renuevan la decoración. Ciertas fábricas : El Rato, fundada por el marqués de Pombal, o Vandelli, en
Coimbra, imponen su producción.
En el siglo XIX, tras larga interrupción, la industria empieza a
producir azulejos de motivos sencillos en gran serie.
Relevante novedad : bajo la influencia de los Brasileños, las
fachadas de las casas se recubren de azulejos en un movimiento
generalizado al norte del Tajo.
Paralelamente, una producción más ambiciosa crea, en un
estilo figurado, realista, unos temas románticos, históricos o
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regionalistas. La ilustran artistas como Ferreira das Tabuletas
o Jorge Colaço.
El siglo XX prosigue en la misma vía, acentuando el carácter
laico y social : decora las estaciones de ferrocarril, también los
mercados o las tiendas.
Rafael Bordalo Pinheiro le impone el “Art nouveau” a principios
del siglo. Luego el azulejo adopta las grandes corrientes
del arte moderno, renovando por ejemplo la tradición de la
abstracción.
Desde 1950, se desarrolla un potente movimiento de creación,
dominado por las obras de numerosos artistas como Antonio
Costa, Eduardo Nery, Cargaleiro, Vieira da Silva. Decoran las
calles de las ciudades, los edificios públicos, el metro de Lisboa
o las viviendas particulares. Es deseable, para favorecer la
producción y mantener la tradición, que vuelvan a crear patrones
que alimenten el trabajo de los artesanos.
Reflexión
Entonces se evidencia el empeño de los Portugueses en hacer
vivir este arte bajo formas originales. Fidelidad única en
Europa. ¿Por qué? Será sin duda porque el azulejo plasma
unas constantes del temperamento nacional en su relación
al entorno :
- el color, exaltado por los azulejos, es omnipresente en
Portugal ;
- el gusto por lo fresco, lo neto, -contrapartida de un clima templado
y húmedo-, que se halla en la cerámica mural ;
- la voluntad de síntesis del arte culto con el popular : a su
manera interpreta y asimila las corrientes artísticas europeas y
orientales de un modo sabroso y directo ;
- la geometría del azulejo tiene su equivalente en la partición
del espacio en pequeños elementos que se suele operar en
el país : fachadas, ventanas, jardines, decoración de fiesta
compartimentando las calles, caminos, campos ; nada parece
escaparle. Él mismo contribuye a la creación de un mundo
colorado, compartimentado, tangible.
Conclusión
Después de medir el sitio que ocupa el azulejo en la conciencia
portuguesa, ¿no resultará normal que el siglo XX, que suele
atropellar las tradiciones, le haya quedado fiel?
En las imágenes más recientes, parece firmemente integrado en
el mundo moderno.
Fue mantenido con tenacidad y ha permanecido a lo largo de
la historia, testigo de la unidad nacional, marca de la tradición,
siempre preñado de poesía.
Por todos sitios se impone a la mirada, por las historias que cuenta,
los símbolos que expresa, o la belleza que genera. Solicitando
al espectador crea un espacio activo. A su manera, tiende a
estructurar el mundo. ¿Será la clave de un arte de vivir?
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