83-113-01 Afectación de la rentabilidad al productor panelero por la

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83-113-01
Afectación de la rentabilidad al productor panelero por la implementación de la normatividad
sanitaria y ambiental
Elaboró: [Mauricio Llano, Henry Duarte Serrano, Cesar Augusto Moreno Sánchez]
Fecha: [12-06-2012]
Ubicación final: [scagr145/d:2010/análisis de políticas públicas/panela/Documento_Rentabilidad_Normatividad_Panela]
Revisión # 1: [Cesar Augusto Moreno Sánchez]
Fecha de la revisión: [03-02-2011]
Revisión # 2: [Mario Espitia]
Fecha de la revisión: [03-03-2011)
Revisión # 3: [Harvey Franco Laverde]
Fecha de la revisión: [20-09-2011)
1. INTRODUCCIÓN
El cultivo de la caña en el país tiene una historia bastante larga pues se remonta a la época de la
Conquista, cuando se introdujo el cultivo en el siglo XVI para abastecer el mercado interno. Desde
esa época el cultivo ha experimentado una evolución constante que hoy se presenta en dos sistemas
de producción definidos, el de la agroindustria azucarera y el de la industria de panela y mieles.
El primero de ellos está altamente industrializado, maneja grandes escalas de producción, cuenta con
una organización gremial fuerte y trabaja con tecnología de punta para todos sus procesos. Está
ubicado casi en su totalidad en el valle geográfico del Río Cauca, en los departamentos de Cauca,
Valle del Cauca y Risaralda y produce principalmente azúcar y alcohol carburante. Es un sector que
abastece el mercado interno con unos precios favorables para la industria y en este mercado capta
recursos para apoyar las exportaciones. Históricamente ha tenido que exportar a precios inferiores a
los del mercado interno, aunque en los últimos años ha habido una mejora en las cotizaciones que
ha favorecido a este subsector. La producción de alcohol ha beneficiado el manejo y la rentabilidad
de la operación de los excedentes exportables y ha prestado un servicio al sector de los
combustibles.
En una situación totalmente opuesta están los productores de panela y mieles, quienes están
dispersos en casi todos los departamentos del país, no están cohesionados en una organización
gremial fuerte y han tenido históricamente y casi de manera permanente unos precios desfavorables
con relación a sus costos de producción, derivados de ineficientes sistemas de producción y
comercialización.
En las circunstancias actuales de mercado, las condiciones sanitarias y minimización de impactos
ambientales en la producción y la agroindustria tienen una gran incidencia en la comercialización de
los bienes agropecuarios, barrera de la cual la cadena panelera no está exenta. En este sentido, el
Ministerio de Ambiente, Vivienda y Desarrollo Territorial (MAVDT) y el INVIMA expidieron
normas encaminadas a mejorar las condiciones de producción, comercialización y calidad del
producto final, las cuales implican adecuaciones físicas en las unidades de molienda y una mejor
organización de la producción.
Así pues, el objetivo de este estudio sectorial es realizar un análisis sobre los impactos que esta
normatividad ocasionaría en la rentabilidad de los productores paneleros y determinar la factibilidad
de su implementación, teniendo en cuenta que los ajustes que impone la norma requieren de
inversiones importantes que deben ser incluidas en sus flujos de caja bajo las condiciones de
productividad, costos de producción y precio de venta de la panela.
2. CARACTERIZACIÓN DEL CULTIVO DE LA CAÑA PANELERA
La caña panelera es un cultivo muy extendido y disperso en el país, que ha mostrado una tendencia
a disminuir el área en los últimos años y a una redistribución en las regiones. Este cultivo contaba
en 2009 con 194.221 hectáreas y una producción de 1.227.313 toneladas. El producto participa con
1,3% del Producto Interno Bruto Agropecuario1 y es el segundo mayor generador de empleo en el
subsector agrícola después del café y por encima de cultivos como plátano, palma, papa y hortalizas.
En los últimos años el cultivo de la caña panelera no ha mostrado un crecimiento en área; desde el
año 2000 ha mostrado un decrecimiento anual de 1,01% en área, que ha sido compensado
parcialmente por un aumento promedio de 0.52% en los rendimientos, aunque de todas maneras, la
producción ha descendido 0.48% en promedio2. Dentro de los cultivos agrícolas, ocupa el séptimo
puesto en área cultivada, por debajo de café, arroz, maíz, plátano, palma africana y frutales. El área
sembrada representa 4,89% del total de los cultivos agrícolas y 8,3% del área en cultivos
permanentes.
Los principales departamentos productores son, en su orden, Santander, Boyacá, Cundinamarca,
Antioquia y Nariño, aunque las mayores áreas se dan en Cundinamarca y Antioquia. La razón para
1
2
Anuario Estadístico del Ministerio de Agricultura 2009.
Según los datos de los 25 departamentos que recoge el anuario estadístico del Ministerio de Agricultura
esta aparente contradicción es que los mayores rendimientos se dan en Santander y Boyacá, donde
las condiciones agroecológicas son muy propicias para la producción. Por otro lado, otros
departamentos como Cauca, Caldas, Norte de Santander, Tolima, Valle, Huila y Risaralda, también
son importantes en su producción, aunque no son tan representativos a nivel nacional, pues los 5
departamentos líderes mencionados representan 67,9% de la producción y 63% del área cultivada.
En la Tabla 1 se muestra la producción y el área de los principales departamentos productores según
los datos del Ministerio de Agricultura.
Tabla 1 Área y Producción de Panela en Colombia
El consumo per cápita de panela en el país es el más alto del mundo, pues llega a 27.24 Kg/personaaño3, que es más de tres veces el del segundo país en consumo, India, que consume alrededor de 7
Kg/persona-año4 Sin embargo, India es el primer productor mundial, seguido de Colombia. A pesar
de esto, el consumo en el país ha mostrado una tendencia descendente, puesto que la producción no
ha crecido al mismo ritmo de la población, los hábitos de consumo urbano han cambiado, el
3
Según cálculos propios y de acuerdo con datos del Anuario 2009 de Minagricultura e información de población del
DANE.
4
Según informe de Agrocadenas sobre la cadena productiva de la panela.
producto ha presentado sustitutos en el mercado de los edulcorantes y es considerado un bien que su
consumo disminuye en la medida que aumenta el ingreso real del consumidor (Osorio 2007).
A partir del año 1995 el consumo muestra una tendencia decreciente moderada, que se acrecienta
desde el año 2004 a los más bajos niveles en el periodo 1995 y 2009 (Ver Gráfico 1 Consumo
histórico per cápita de panela en ColombiaGráfico 1).
2009
2008
2007
2006
2005
2004
2003
2002
2001
2000
1999
1998
1997
1996
38
36
34
32
30
28
26
24
22
20
1995
Kg/persona-año
Gráfico 1 Consumo histórico per cápita de panela en Colombia
Fuente: Minagricultura, Cálculos CGR
El cultivo es un buen generador de empleo. Según un informe de estadística agropecuaria del
Ministerio de Agricultura5, la caña panelera genera 283.499 empleos directos y 566.997 indirectos.
En este aspecto es superior a la mayor parte de los productos agrícolas, siendo superado solo por el
café, pero aventajando ampliamente al plátano, tercer generador de empleos directos y duplicando al
maíz y la yuca. En cuanto a empleos indirectos, la situación es similar, por debajo del café pero
superando ampliamente al resto de cultivos.
La producción está destinada al consumo interno, pues las exportaciones son muy pequeñas, apenas
2.050 toneladas en 2009. En años recientes, el mayor volumen exportado en la década se dio en
2001 con 5.435 toneladas, mientras que las importaciones del producto en los últimos años han sido
casi insignificantes: 34,3 toneladas en 2005, 201 en 2007 y 6,99 en 20086.
5
6
Estadísticas Sector Agropecuario, Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, Bogotá, 15 de junio de 2010.
Anuario 2009 Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural.
En cuanto a precios, ha existido alta volatilidad en la década pasada, con caídas pronunciadas en los
años 2000, 2004, 2005 y 2009, teniendo recuperación en los periodos intermedios. Con relación a
los costos de producción, solo en el periodo 2006-2008 y en el último año hubo un alivio para los
productores, pues el precio de venta históricamente no ha alcanzado a cubrir los costos de
producción (Ver Gráfico 2).
Gráfico 2 Precios al productor anuales ponderados de panela en Colombia
2000
1800
1600
1400
$/Kg.
1200
1000
800
600
400
200
0
1998
1999
2000
Precio corriente
2001
2002
2003
2004
2005
2006
Precio constante (pesos 2010)
2007
2008
2009
2010
2011
Costo prod. (pesos 2010)
Fuente: Fedepanela, Cálculos CGR
En este producto, la evolución del área sembrada y la producción obtenida no dan una idea precisa
de lo ocurrido con los precios, pues existen otros factores que afectan la oferta de caña y panela,
como son la panela adulterada (producida con azúcar), la expectativa de la instalación de plantas de
etanol en la hoya del río Suárez y en Antioquia y el fomento de la caña panelera como alternativa
para productores de zonas marginales por fuera de las regiones tradicionalmente paneleras.
En el primer caso, los altos precios del azúcar y la entrada de los ingenios azucareros en la
producción de alcohol carburante han desestimulado esta práctica, eliminando la sobreoferta interna
mediante la exportación de los excedentes a buenos precios. Sin embargo, una caída en los precios
del azúcar puede estimular la producción de panela adulterada y una consecuente caída en los
precios.
En el segundo caso, la posibilidad de los paneleros de tener otra alternativa para procesar sus cañas,
incentivó las siembras en estas zonas del país, pero la opción de producir etanol en regiones
paneleras no se ha consolidado, conllevando a una sobreoferta de panela.
Por último, la caña panelera al ser un cultivo adaptable a variadas condiciones geográficas es usado
en programas de fomento agropecuario, pero lo que no es considerado es que para la producción de
panela se requieren condiciones agroecológicas especiales para garantizar la cantidad de caña y la
calidad de sus jugos. Por otra parte, la oferta de nuevas áreas en caña afecta directamente los
precios de la panela al sobre ofertarse los mercados naturales del producto.
En los años 2007 y 2008 y nuevamente desde 2010 hasta estos primeros meses de 2011, el precio
del azúcar en los mercados internacionales ha aumentado de manera importante, estimulando la
exportación de azúcar por parte de la agroindustria del Valle del Cauca y quitando la presión de los
llamados “derretideros” de azúcar sobre la oferta de panela en el mercado interno. Esta puede ser la
razón de la elevación del precio que se ha notado en el último año.
Por el lado de los productores, en la mayor parte de las regiones, es urgente adoptar prácticas que
permitan mejorar la productividad, aumentar el valor agregado y diversificar el área cultivada, de
manera que se mejore la rentabilidad de la agroindustria sin causar sobreoferta del producto.
En este sentido, las exigencias que traen las normas del INVIMA, del Ministerio de Protección
Social y el MAVDT en materia de adecuación de trapiches son, por un lado, importantes para
mejorar la calidad y la aceptación del producto, al tiempo que se mitiga el impacto sobre el entorno
ambiental, de manera que se logre mejorar el posicionamiento del producto en el mercado. Pero por
otra parte, estas mejoras implican inversiones que pueden ser altas de acuerdo al tipo de productor,
que en su mayoría son de economía campesina, afectando negativamente la rentabilidad y
sostenibilidad económica de una actividad que ha estado en crisis en los últimos años y que
involucra una población que puede potenciar o deteriorar los indicadores sociales y de seguridad del
sector rural.
3. MARCO LEGAL DE LA PRODUCCIÓN PANELERA
El Decreto 3075 de 1997 reglamenta la Ley 09/1979 (Regulación sanitaria) y define que siendo la
salud un bien de interés público se deben regular las actividades que generan factores de riesgo por
el consumo de alimentos, las cuales aplican entre otros a todas las fabricas y establecimientos de
procesamiento de estos productos, dentro de los cuales se encuentran los trapiches.
La actividad de producción panelera ha tenido altos índices de informalidad, situación que la
confirma el INVIMA cuando estableció que 13.769 trapiches de los 17.700 que se habían inscrito
hasta 2009, eran informales7.
De alguna manera, la Ley 40 de 1990 ha servido para fortalecer en mayor o menor grado el gremio
panelero, a raíz de la delegación de la administración de los recursos parafiscales de fomento
panelero en la Federación Nacional de Productores de Panela -Fedepanela-. Sin embargo, a pesar de
llevar más de 20 años de estar recibiendo recursos parafiscales, todavía es un gremio con mayoría de
productores informales. El Fondo tiene en la ley unas directrices para dirigir la inversión y la
Federación recibe el 10% de la cuota como contraprestación para la administración de los recursos.
Para vigilar la calidad de la panela, el decreto 1774 de 2004 creó la Comisión Nacional Intersectorial
para la Vigilancia de la Calidad de la Panela, encargada de la inspección, vigilancia y control de la
calidad del producto. En esta Comisión tiene asiento como invitado el gerente de la Federación y
son miembros principales el Ministro de Agricultura, el Ministro de la Protección Social, el Director
del INVIMA, el Director de la DIAN y el Director de la Policía o sus delegados.
La resolución 779 de 2006 del Ministerio de la Protección Social estableció el reglamento técnico
que señala los requisitos sanitarios para la cadena productiva de la panela como una medida que
propende por garantizar la calidad de este producto alimenticio, con el fin de proteger la salud
humana y prevenir posibles daños a la misma. Esta normativa se justificó bajo el amparo del artículo
78 de la Constitución Nacional que establece la responsabilidad de los productores de bienes que
atenten contra la salud de los consumidores; así como en el Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al
Comercio8 que impulsa a los países miembros a adoptar medidas tendientes a proteger intereses
esenciales relacionados con la seguridad de los productos agropecuarios; y, por otra parte la
Decisiones Andinas 376 de 1995 y 562 de 2003 contienen los lineamientos para la elaboración de
7
ABC de la Panela, Ministerio de la Protección Social, INVIMA, Ministerio de Agricultura, Fedepanela, Presentación
folleto, Bogotá, 2009.
8
Contenido en el Acuerdo de la Organización Mundial del Comercio aprobado por Colombia mediante la Ley 170 de
1994.
reglamentos técnicos y dentro de sus objetivos se encuentran la protección de la salud humana y los
procedimientos administrativos para la elaboración e implementación de medidas sanitarias.
Por otra parte, el Ministerio de Protección Social al establecer esta norma reconoce el valor
nutricional y el alto consumo de la panela, en especial en la dieta de la población infantil, pero que
los resultados de pruebas de laboratorio realizadas a este producto en 20039, 64% de las muestras
dieron positivas en el contenido de sustancias blanqueadoras y colorantes prohibidos en la
alimentación y altamente perjudiciales para la salud10.
Según el Ministerio de Protección Social la panela no está dentro de los alimentos de mayor riesgo a
la salud pública, sin embargo plantea que durante la producción puede ser objeto de modificaciones
en su composición, naturaleza y condiciones de calidad, debido a las malas prácticas de higiene y
proceso así como la utilización de sustancias químicas prohibidas. 11.
Entre estas sustancias están el hidrosulfito, hiposulfito o metabisulfito de sodio, las cuales al ser
metabolizadas producen azufre, elemento que el organismo no está en capacidad de asimilar,
acumulándose y ocasionando problemas de toxicidad, cuyos efectos se reflejan principalmente en el
sistema respiratorio. Por otra parte el Ministerio de Protección Social manifiesta que entre los
colorantes más utilizados en la producción de panela esta los artificiales de la gama de amarillos,
principalmente el “amarillo No 5 o tartrazina”12. Concluye este Ministerio que el uso indiscriminado
de estas sustancias se convierte en un riesgo potencial para la salud de la población, especialmente la
infantil13.
Por otra parte, el hecho que la producción de panela sea dispersa y en zonas de difícil acceso,
además de la falta de mecanismos que identifiquen la procedencia del producto, como la rotulación
adecuada, no permiten adelantar de manera eficiente las acciones de control por parte de las
autoridades sanitarias respectivas. Por lo tanto mecanismos que garanticen la trazabilidad del
producto, permitirían hacer un seguimiento mas especifico en los canales de comercialización,
9
Respuesta dada por el Ministerio de Protección Social del 8 de septiembre de 2011.
El reglamento técnico fue puesto en consideración de la OMC y no presento objeción alguna por parta de sus países
miembros.
11
Respuesta dada por el Ministerio de Protección Social del 8 de septiembre de 2011.
12
Pruebas realizadas en 2006 por la Secretaria de Salud de Bogotá dieron como resultado que el 11% tiene una calidad
no aceptable para panela, producto de análisis de presencia de sulfitos y colorantes (Rodríguez 2006).
13
Respuesta dada por el Ministerio de Protección Social del 8 de septiembre de 2011.
10
trasporte y distribución, de tal manera que se identifiquen productos y fabricas de los mismos que no
reúnan los requisitos establecidos en la Ley.
En la resolución 779 de 2006 se establecen los requerimientos de las instalaciones, las condiciones
de los servicios sanitarios y las condiciones y requisitos que deben cumplir las áreas de producción
en cuanto a su construcción, separación de áreas y flujo secuencial. Para cumplir con estos
requisitos, la mayoría de los trapiches tienen que ser sometidos a diversas adecuaciones de sus
instalaciones y sistemas productivos, lo cual requiere principalmente inversiones económicas. Esta
resolución debía aplicarse a los tres años, en cuanto a la implementación en los trapiches de unas
condiciones sanitarias y de inocuidad adecuadas, pero posteriormente se expidió la resolución 3462
de 2008 que prorroga el plazo a 5 años, es decir hasta 2011 para el cumplimiento de las exigencias
en cuanto a la separación de las viviendas de las áreas de producción, condiciones de pisos, techos y
paredes, delimitación de las áreas, servicios sanitarios adecuados y la disposición del flujo de
producción para evitar contaminación.
Asimismo, la mencionada resolución estableció que los trapiches deben certificarse en Buenas
Prácticas de Manufactura y que además deben inscribirse ante el INVIMA en un plazo de 6 meses
desde la expedición del formulario respectivo por parte de dicha entidad. Posteriormente, en 2009
expidió la resolución 3544 ampliando el plazo hasta ese mismo año 2011 para cumplir con lo
relativo al empaque individual y el rotulado.
En cuanto a la normatividad ambiental vigente, se obliga a los trapiches paneleros a cumplir con el
manejo del agua, el aire y otros recursos renovables. El decreto 1541 de 1978 reglamenta el uso del
agua mediante concesiones que deben solicitarse ante la autoridad ambiental, actualmente las
Corporaciones Autónomas Regionales. El decreto 1594 de 1984 regula el manejo de las aguas
residuales, mientras que el decreto 2104 de 1985 determina el manejo de los residuos sólidos. El
manejo de los bosques, un recurso que ha sido utilizado con frecuencia, está regulado por el decreto
1791 de 1996. La regulación sobre contaminación del aire y aquella causada por el ruido está
reglamentada por el decreto 948 de 1995, donde se establece la prohibición de usar llantas como
combustible debido a las emisiones que produce.
La resolución 619 de 1997 del Ministerio del Medio Ambiente retoma el tema de las quemas
agrícolas, permitiendo su aplicación con el permiso respectivo para áreas mayores a 25 Ha. y con el
objetivo de regular lo relativo a las emisiones de las unidades productivas estableció unos mínimos
de uso de combustibles a partir de los cuales debe solicitarse la debida autorización, como son la
quema de bagazo en cantidad mayor a 3.000 toneladas por año; el uso superior a 100 galones por
hora de combustibles líquidos o de 500 Kg. por hora de carbón mineral.
El manejo de las aguas residuales y de los residuos sólidos en los trapiches deben llegar a
convertirse en un tema muy importante debido a los vertimientos de contaminantes como la cachaza
y las basuras, pues es de esperarse que las autoridades ambientales hagan mayores exigencias en el
cumplimiento de la normatividad vigente.
4. METODOLOGÍA
Se establecieron estudios de caso, los cuales permitieran contextualizar el efecto de la
implementación de la norma. Seguidamente, se realizó una revisión de las normas con respecto a la
producción de panela en el país y se tomaron de las bases de datos de FEDEPANELA-FONDO
NACIONAL PANELERO, los costos de producción de tres importantes regiones, los precios al
productor para el año 2010, así como los estimativos de inversión para la implementación de la
normatividad en las unidades de molienda.
Con esta información, se construyeron flujos de caja para cada una de estas regiones en sus
condiciones actuales (Sin proyecto), de tal manera que al incluir los costos de implementación
relacionados con el cumplimiento de la normatividad (Con proyecto), se estimó el cambio en la
rentabilidad de los productores, evaluando la viabilidad de su implementación.
Para evaluar el efecto del cumplimiento de la aplicación de la normativa sanitaria y ambiental, se
utilizaron como indicadores de la rentabilidad el Valor Actual Neto (VAN) y la relación BeneficioCosto (B/C), de tal manera que se puedan comparar diferentes escenarios de la producción de
panela.
El cálculo del Valor Actual Neto (VAN) representa la equivalencia presente de los ingresos netos
futuros y presentes de un proyecto, es decir la utilidad generada por el mismo incluido el costo de
oportunidad del dinero. Esto se consigue por medio de la aplicación a cada uno de los valores del
flujo de fondos, del coeficiente surgido de la fórmula de actualización, sumando luego
algebraicamente los resultados según la fórmula (Narváez 2006):
∑
Donde Fn representa cada valor del flujo futuro de fondos, "i" corresponde a la tasa de interés de
descuento y "n" representa los períodos correspondientes al flujo de fondos
Por otra parte, la relación beneficio costo toma los ingresos y egresos presentes netos del estado de
resultados, para determinar cuáles son los beneficios por cada peso que se sacrifica en el proyecto
(Castro, Mokate 2003).
∑
⁄
∑
Dónde:
B/C = Relación Beneficio / Costo
Bi = Valor de la producción (beneficio bruto)
Ci = Egresos (i = 0, 2, 3,4...n)
i = Tasa de descuento
Se realizó el análisis para un ciclo de veinte años14, de tal manera que se pueda observar la
viabilidad de cada uno de los flujos de caja de los sistemas de producción estudiados, teniendo en
cuenta las variaciones al incluir las inversiones requeridas para dar cumplimiento a la normatividad,
así como las variaciones que presenta la rentabilidad al modificar variables como el precio de la
panela y el rendimiento de caña.
Las premisas que se tendrán en cuenta al estimar este indicador son las siguientes (Samuelson, 1970
y propios):
• Todos los precios de la panela y de los insumos son conocidos y constantes durante el periodo de
análisis.
14
Asumiendo que la vida útil de la inversión se cumple en este periodo
• Los rendimientos de la producción agrícola son libres de riesgos biológicos y ambientales.
• El mercado de capitales es perfecto donde las tasas son conocidas y constantes. Existe una única
tasa de interés para prestar y arrendar dinero y no se contempla el racionamiento de capital.
• No existen cambios en las preferencias del consumidor (es decir, en este posible supuesto tal vez el
consumidor no se vería afectado por la propaganda de ventajas a favor de la panela elaborada
cumpliendo las normas sanitarias y ambientales)
• No existen cambios tecnológicos ni en el sistema de gestión empresarial.
Para analizar económicamente sistemas productivos con horizontes de largo plazo, se utilizan
técnicas de descuento para considerar el costo de oportunidad del productor sobre el capital que ha
invertido en cada actividad productiva dentro de su finca. Para esto, se define una tasa mínima
aceptable de descuento (TMA) específica para cada inversionista, la cual representa sus condiciones
y características únicas del individuo respecto a la producción intertemporal (Navarro, 2005).
En esta investigación se utilizó la tasa de descuento real, que es una tasa de descuento libre de
inflación. Esta tasa de descuento usa como referencia la tasa de interés real para créditos
agropecuarios promedio de pequeños y grandes productores, es decir el DTF + 8%, siendo la DTF la
promedio para 2010 de los certificados de depósito de 180 y 360 días (4,25%, www.banrep.gov.co),
empleándola como una forma de modelar la preferencia intertemporal por el capital, considerando el
nivel de liquidez del productor, utilizando la siguiente fórmula:
(
)
Donde:
TMA= Tasa Mínima Aceptable
Tn= Tasa nominal para crédito agropecuario
Ti= Tasa de inflación 2010 (www.banrep.gov.co)
Las zonas escogidas para analizar fueron tres representativas en la producción de panela como son la
hoya del río Suárez, Cundinamarca y Nariño (Ver Tabla 2), que para el periodo 2000 – 2009
tuvieron en promedio 91.313 has (44,1% del nacional) y produjeron 758.983 toneladas de panela
(57,4% del nacional).
Tabla 2 Superficie, producción y rendimiento promedio 2000-2009 de las regiones estudiadas
Area (has)
Produccion (Ton panela)
Rendimiento (Ton panela/ha)
No Unidades de molienda
Has/Unidad de molienda
Ton panela/Unidad de molienda
Cundinamarca
42.305
185.150
4,4
3.722
11,4
49,7
Nariño
12.030
93.277
7,8
456
26,4
204,6
Boyacá
14.381
187.875
13,1
738
19,5
254,6
Santander
Hoya del río Suarez
20.379
34.760
262.239
450.114
12,9
12,9
1.083
1.821
18,8
19,1
242,1
247,2
Nacional
194.221
1.227.313
6,3
19.050
10,9
64,4
Fuente: Anuario Minagricultura. Cálculos CGR
Para cada una de estas regiones se tomaron los costos de producción para 2010, los cuales son
recopilados por el sistema de asistencia técnica de FEDEPANELA de manera trimestral y se calcula
un promedio anual. De la misma fuente se tomaron los precios de venta al productor, los cuales se
recopilan semanalmente e igualmente se calcula el promedio anual.
Tabla 3 Estructura de costos e ingresos de las regiones estudiadas 2010
Región
A. Costos Fijos
Siembra/resiembra ($/ha)
Mantenimiento ($/ha)
TOTAL COSTOS FIJOS ($/ha)
B. Costos Variables
Cosecha ($/ha)
Molienda ($/ha)
Comercialización ($/ha)
TOTAL COSTOS VARIABLES ($/ha)
C. Ingresos variables ($/ha)
D. Ingreso neto (C-A-B) ($/ha)
E. Costos Totales (A+B) ($/ha)
F. Ingreso neto sin siembra ($/ha)
Precio al productor ($/kg panela)
Rendimiento (kg caña/ha)
Costo de producción ($/kg panela)
Renovación cultivo (años)
Promedio hectareas atendidas por
Unidad de molienda
Fuente: Fedepanela. Cálculos CGR
Hoya del Rio Suarez
Cundinamarca
Nariño
$ 104.345.000
$ 31.095.000
$ 135.440.000
$ 26.009.100 $ 58.368.000
$ 8.892.000 $ 55.896.000
$ 34.901.100 $ 114.264.000
$ 68.470.000
$ 85.892.750
$ 10.086.000
$ 164.448.750
$ 267.648.000
-$ 32.240.750
$ 299.888.750
$ 72.104.250
$ 1.088
120.000
$ 842
9
$ 17.424.500
$ 16.724.750
$ 5.034.200
$ 39.183.450
$ 59.670.000
-$ 14.414.550
$ 74.084.550
$ 11.594.550
$ 1.020
50.000
$ 844
20
$ 66.758.400
$ 89.354.400
$ 2.270.000
$ 158.382.800
$ 246.240.000
-$ 26.406.800
$ 272.646.800
$ 31.961.200
$ 1.026
100.000
$ 920
9
11,4
26,4
19,1
En la estructura de costos se observa la gran influencia que tiene el componente tecnológico de cada
sistema productivo: mientras en la hoya del río Suárez el sistema productivo alcanza los costos de
producción más altos, tanto en siembra como en mantenimiento, en Cundinamarca alcanzan el 42%
de los primeros. Por otro lado, entre Nariño y la hoya del río Suárez hay una diferencia importante
en costos, donde es notoria la influencia del bajo costo de la mano de obra en la primera de las
regiones. En cuanto a los costos de cosecha, molienda y comercialización están directamente
relacionados con la productividad de la caña y en consecuencia su conversión al volumen de panela
por hectárea. Finalmente, las utilidades más altas son alcanzadas en la Hoya del rio Suarez, a pesar
de tener los costos más altos, como resultado de la combinación de sus mejores niveles tanto en
rendimientos como en precios de venta (Ver Tabla 3).
Dentro de los análisis de costos, se construyeron las estructuras de costos fijos, variables y de
ingresos, de tal manera que se estableciera el cálculo del Valor Actual Neto (VAN) y la relación
beneficio-costo (B/C) en la situación original de cada sistema productivo o lo que se denomino “Sin
proyecto”. Con los flujos de caja construidos y calculados los indicadores financieros, se procedió a
sensibilizarlos bajo la condición cetirus paribus, es decir, variando un factor mientras los demás
permanecen constantes y así observar la variación del VAN y el B/C.
Teniendo en cuenta que la aplicación de la norma requiere de una inversión de capital, se definieron
tres escenarios denominados de alta, mediana y baja viabilidad de reconversión. El departamento
técnico de Fedepanela realizó estudios de caso regionales y definió un promedio de inversión por
unidad de molienda de 35, 60 y 100 millones de pesos respectivamente, al grado de viabilidad de
implementar la norma. Con estos valores se sensibilizaron los flujos de caja para poder determinar el
impacto sobre cada uno de los sistemas productivos en la situación “Con proyecto”, es decir con la
aplicación de la regulación.
Por otra parte, se sensibilizó el precio de la panela con un valor equivalente a la media de esta
variable (serie de tiempo 1998 – 2011) más o menos la mitad de su desviación estándar. De esta
manera se revisó el efecto en los indicadores financieros aplicando escenarios de precios bajos y
altos (Ver Tabla 4). Asimismo, se calculó el precio de equilibrio de la panela para cada una de las
situaciones con proyecto.
Tabla 4 Precio histórico de venta de la panela al productor 1998-2011
Media aritmética
Desviación estándar
Precio mínimo
Varianza
Precio máximo
$1.210/kg panela
$643,9
$888,3
$414.604
$1.532,2/kg panela
Fuente: Elaboración propia
Se sensibilizó igualmente la productividad de la caña por ser una variable importante para la mejora
de los ingresos del productor, modificando esta variable hasta alcanzar el equilibrio en el flujo de
caja “Con proyecto” para los tres escenarios definidos.
Por último, se sensibilizaron los puntos adicionales al DTF de la tasa de interés, para de esta manera
hallar cual es la tasa que hace que el VAN sea igual a cero, es decir, la que justifica la inversión en
la implementación de la normatividad.
5. EVALUACIÓN DE LOS COSTOS DE ADECUACIÓN PARA LAS NORMAS.
5.1. Valor Actual Neto – VAN y la Relación Beneficio Costo R-B/C
Sobre la evaluación de los costos de inversión necesarios para cumplir con la aplicación de las
normas frente a los valores actuales netos (VAN) y las relaciones beneficio costo (B/C), establecidos
para el periodo de 20 años como se muestra en la Tabla 5, se puede determinar que para las tres
regiones paneleras del país, estos indicadores sin el proyecto son positivos, pero con la
implementación de la norma resultan negativos con cualquiera de las tres condiciones, ya sea de
alta, media o baja viabilidad.
Tabla 5 Análisis de del VAN y la R- B/C (pesos/ha)
Fuente: Elaboración propia
Tanto el Valor Actual Neto como la relación Beneficio Costo son positivos cuando no se incluye el
valor del proyecto, pero una vez incluido el valor de los ajustes a la infraestructura de
procesamiento, resulta la región de Cundinamarca no viable financieramente, a menos que se
emplee algún tipo de subsidio o de reacomodamiento del subsector que permita reducir los costos a
un nivel aceptable.
Tabla 6 Efectos de la inviabilidad financiera por la aplicación de la norma a pesos de 2010
De la Tabla 6 se observa como en Cundinamarca en la condición de inviabilidad financiera (baja
viabilidad técnica), se encuentran 2.572 Unidades de molienda que representan 42.305 has; pero si
extrapolamos este resultado a departamentos con condiciones de desarrollo tecnológico tanto
agronómicas como de capacidad agroindustrial similares (Antioquia, Caldas, Caquetá, Cauca y
Cundinamarca), la cifra de trapiches en condición de inviabilidad financiera ascendería a 8.048 que
representan el 42% de la totalidad de unidades agroindustriales del país y que muele el 34% de la
caña para panela a nivel nacional.
A pesar de que para este ejercicio solo Cundinamarca resulta inviable, al revisar la R-B/C se observa
como la aplicación de la norma para los tres escenarios planteados de viabilidad técnica hace que la
recuperación de los costos de operación y del costo de oportunidad del dinero son ínfimas, por
ejemplo para Nariño van de 1,05 a 1,08, lo que significa que de 1 peso invertido se recupera tan solo
5 y 8 centavos respectivamente. Lo mismo ocurre en Cundinamarca para los escenarios de alta y
media viabilidad (Ver Tabla 5)
5.2. Análisis de sensibilidad
Al realizar una comparación de los precios mínimos y máximos de la panela para establecer la
sensibilidad frente a la VAN y la B/C, Tabla 7, el resultado para el precio mínimo es que resulta
inviable “sin proyecto” para casi la totalidad de los escenarios; resulta positivo para la Hoya del rio
Suarez “sin proyecto” y para el escenario de “alta viabilidad técnica - con proyecto”, así como para
Cundinamarca “sin proyecto” Por otra parte, incluso sin la realización de inversiones adicionales el
flujo de caja para la región de Nariño se hace negativo en sus indicadores de rentabilidad.
Lo anterior demuestra la alta sensibilidad al precio que tiene la producción panelera y en especial, la
debilidad financiera en momentos de crisis, con o sin nuevas inversiones.
Tabla 7 Indicadores financieros calculados con los precios históricos mínimo y máximo
Region
Sin proyecto
Alta viabilidad
VAN ($/ha)
Media viabilidad
Precio mínimo
Baja viabilidad
($888,3/kg
Sin proyecto
panela)
Alta viabilidad
B/C
Media viabilidad
Baja viabilidad
Sin proyecto
Alta viabilidad
VAN ($/ha)
Media viabilidad
Precio máximo
Baja viabilidad
($1532,2/kg
Sin proyecto
panela)
Alta viabilidad
B/C
Media viabilidad
Baja viabilidad
Promedio hectareas atendidas por Unidad de
molienda
Fuente: Elaboración propia
Hoya del Rio
Suarez
$ 52.630.502
$ 20.384.253
($ 2.648.781)
($ 39.501.636)
1,03
1,01
1,00
0,98
$ 1.547.281.341
$ 1.515.035.093
$ 1.492.002.059
$ 1.455.149.203
1,77
1,74
1,72
1,69
20,5
Cundinamarca
Nariño
$ 12.725.063
($ 19.521.186)
($ 42.554.220)
($ 79.407.075)
1,03
0,96
0,92
0,86
$ 368.160.323
$ 335.914.075
$ 312.881.040
$ 276.028.185
1,77
1,66
1,59
1,48
($ 102.132.664)
($ 134.378.913)
($ 157.411.947)
($ 194.264.802)
0,95
0,94
0,93
0,91
$ 1.356.063.277
$ 1.323.817.029
$ 1.300.783.994
$ 1.263.931.139
1,64
1,62
1,60
1,57
11,7
24
La R-B/C muestra nuevamente la alta sensibilidad al precio del producto final, incluso en los casos
en que este indicador genera una rentabilidad positiva, ya que las utilidades o retornos de los costos
es mínima (rangos de 1,01 a 1,03).
Al analizar el precio de la panela al productor, se pudo determinar la viabilidad de las explotaciones
según el grado de inversión que requieren para adaptarse a las normas vigentes (Ver Tabla 8).
Teniendo en cuenta que el precio mínimo del kilogramo de la panela ajustado por inflación,
históricamente fue de $888/kg panela, se observa como los precios que equilibran los flujos de caja
de los casos estudiados están por encima de este precio mínimo, lo cual significa un riesgo que
enfrentan los productores si realizan las inversiones requeridas, dada la volatilidad de los precios del
producto final.
Tabla 8 Análisis del precio de equilibrio
Fuente: Elaboración propia
Otra opción para implementar la norma sería a través del crédito, por lo tanto se sensibilizó en los
flujos de caja los puntos adicionales a la DTF que establecen la tasa de interés para el sector
agropecuario y así determinar la viabilidad de ayudas gubernamentales para la implementación de
las inversiones requeridas en la región de Cundinamarca que resulto inviable financieramente,
obteniendo que la tasa nominal que garantiza una rentabilidad positiva es de DTF + 7,04%15.
5.3. Inventario de las unidades de molienda en Colombia y costos de adecuación a la
normatividad
En Colombia, se cuenta con 19.050 unidades de molienda con diferentes características de
adecuación, de las cuales 5.999 se encuentran localizadas en las tres regiones de estudio, Tabla 9.
Las unidades que se encuentran tecnológicamente adecuadas totalmente, o sea que cumplirían con
15
En el flujo sin proyecto se utilizó para calcular los indicadores de rentabilidad, la tasa de interés del DTF+8, como una
tasa intermedia entre grandes y pequeños productores (DTF +10% y DTF +8 respectivamente)
los aspectos señalados en la norma, corresponden a 216 unidades en total para el país de las cuales
163 se ubican en las tres regiones de estudio y representan el 75%.
Las adecuadas parcialmente suman 3.278 unidades de las cuales 1.111 se localizan en las zonas de
estudio y representan el 34%, estas unidades requieren algunas cuya adecuación se estima entre $35
y $60 millones; las unidades de molienda sin adecuar llegan a 13.403 en el país y de estas 4.443 se
ubican en el área de estudio que representa el 33%, las cuales requerirían inversiones del orden de
los $100 millones; y los molinos de tracción animal corresponden a 2.152 unidades de los cuales
281 (que representan el 13%) están en la zona de estudio (Ver Tabla 9).
Tabla 9 Inventario nacional de unidades de trapiches
Fuente: Fedepanela, Invima 2010
De las 19.050 unidades existentes, 16.682 requieren algún grado de adecuación a la norma en virtud
a que las 216 no requieren de implementación y las 2.152 de tracción animal estarían por fuera de
toda posibilidad de realizar alguna adecuación.
De aquellas de alta viabilidad de adecuación, es decir, aquellas que requieren menos acciones para
adecuarse a la norma, corresponden a 1.311 unidades, sobre las cuales se calcula un costo por
unidad de $35 millones; las de viabilidad media, que son 3.523 unidades, requerirían de
significativas implementaciones con un costo de $60 millones por unidad; y las de baja viabilidad
que requieren adecuación total, corresponden a 11.848 unidades con un costo por cada una de $100
millones. En general, las 16.682 unidades viables que requieren algún tipo de adecuación en el país
necesitan recursos por $1,44 billones (Ver Tabla 9).
Si se considera la reconversión de las unidades de molienda a excepción de las 8.048 inviables
financieramente resultado del ejercicio planteado en este documento, la eliminación de éstas últimas
y su cambio por 1.253 unidades modernas de 100 kg panela/hora, el costo total ascendería a $0,887
billones.
6. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES
La regulación higiénico - sanitaria y ambiental del subsector panelero, así como de cualquier
subsector de producción de alimentos para consumo humano, se justifica en términos de garantizar
la inocuidad de la producción y minimizar los impactos ambientales generados. En este sentido la
regulación directa es una posibilidad para el control de los posibles daños que la actividad
productiva ocasione, pero debe estar sólidamente sustentada desde el punto de vista científico,
máxime cuando su aplicación genera implicaciones que afectan la rentabilidad a nivel
microeconómico, que en este caso particular compromete un sector de la población generadora de
empleo rural y de estabilidad social en el campo.
Así pues, la Contraloría considera que los esquemas de control deben ir acompañados de otros
instrumentos que de manera armónica busquen el objetivo de protección, pero también el
mantenimiento de la actividad productiva, (crédito, asociatividad, transferencia tecnológica,
asistencia técnica, desarrollo empresarial), buscando la mejora de la competitividad sectorial y no
comprometiendo sectores socialmente importantes de la economía nacional y que hacen parte de la
población rural, encargada de la seguridad alimentaria del resto del País.
De acuerdo con los resultados obtenidos al calcular los indicadores económicos VAN y R-B/C para
implementación del proyecto normativo, se establece una situación de alerta para la sostenibilidad
financiera del sector panelero, en especial los pequeños productores de ladera, quienes la aplicación
de la norma los haría inviables financieramente, en consecuencia, se requiere la implementación de
medidas estratégicas para viabilizar su permanencia.
Con los costos y precios establecidos para 2010 en las regiones estudiadas, la inversión requerida
para implementar la normatividad sanitaria y ambiental hace inviable financieramente la producción
de panela en los trapiches de Cundinamarca con baja viabilidad técnica de adecuación de su
infraestructura a la normatividad, pero si a esto se le suman departamentos con condiciones
tecnológicas similares, la cifra de unidades de molienda en donde su rentabilidad se haría negativa
por el cumplimiento de la norma ascendería a 8,048, que representan el 34% del área en caña
panelera y el 42% de los trapiches a nivel nacional.
Por otra parte se concluye la alta sensibilidad que tiene la rentabilidad de los productores de panela
al precio de venta de su producto final, tanto así que asumiendo los precios mínimos históricos, la
aplicación de la norma, incluso sin la realización de inversiones, hace la rentabilidad de la
producción de panela negativa o con utilidades escazas.
Una opción para la adecuación de la infraestructura panelera a la normatividad sanitaria y ambiental
seria el crédito subsidiado, como líneas especiales del ICR, pero la cantidad de recursos para
garantizar la totalidad de la readecuación seria por lo menos de $0,6 billones si suponemos un
incentivo del 40%.
El valor de la reconversión para aplicar la normatividad al actual inventario de trapiches asciende a
la suma de 1,44 billones de pesos, pero con los resultados obtenidos, se observa que conllevaría a la
salida de la mayoría de los pequeños productores con unidades de molienda que requieren
adecuaciones importantes en su infraestructura de procesamiento, con sus consabidas consecuencias
a nivel sectorial, social y económicas en las regiones productoras de caña y panela.
Otra alternativa a la inversión para aplicar la norma al actual inventario de unidades de molienda, es
la propuesta de reconversión propuesta por el gremio y que alcanza la cifra de 0,428 billones de
pesos, la cual implica una nueva visión de la producción de caña y panela, al pasar de 19 mil
trapiches a 3942, los cuales tendrían un sistema acorde con la norma y alcanzaría 1.350.000
toneladas de panela al año.
Esta propuesta conllevaría una nueva forma de producción de la panela en el país que establece
aumentar las escalas de producción, especializar la producción de caña, panela y su
comercialización, garantizar alianzas entre productores de caña y agroindustrias de panela y la
asociatividad de los pequeños y medianos productores, entre otros factores. Adicionalmente los
factores culturales serian la principal traba a la realización de una propuesta de este estilo, ya que
son muy pocas las regiones del país (Nariño por ejemplo), en donde pequeños cañicultores se reúnen
alrededor de una unidad de molienda con mayor eficiencia de caña/año (mientras en Nariño cada
trapiche procesa 2000 ton caña/ha en promedio, a nivel nacional esa cifra solo alcanza las 644
toneladas.
En este sentido, la aplicación de una normatividad que es favorable no solo sanitariamente a los
consumidores de panela, sino también a la modernización de este subsector productivo, requeriría de
un esfuerzo no solo de los productores sino del Estado mediante la concertación de una política
integral para realizar los cambios estructurales requeridos, incluyendo la liberación de áreas de caña
hacia otro tipo de producto más rentable y el fortalecimiento y/o creación de capital humano y social
que permita la adopción de innovación tecnológica, administrativa y empresarial para afrontar retos
de competencia y calidad del producto.
El no tener en cuenta en la aplicación de la norma las condiciones sociales, culturales y económicas
de los productores de panela, podría transformarse en un caldo de cultivo para el incremento del
desempleo rural, aumento de la pobreza y la generación de conflictos con la población que genera
sus ingresos de este subsector; o sencillamente en que quede como letra muerta al no poder ejercer
los controles respectivos para garantizar su efectividad. Esta situación a su vez representa un
conflicto frente al universo de consumidores a los cuales el Estado debe garantizar su salud frente al
consumo de alimentos, por lo que se visualiza como no es suficiente tan solo con la definición de la
norma técnica, sino que se requiere que sea acompañada de políticas sectoriales que respalden a los
sectores sociales involucrados por los efectos de su aplicación, en especial cuando representan un
activo representativo de la generación de empleo en la población rural.
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