1 5 1 ANALES DE HISTORIA NATURAL. 00) A fin de poder sintetizar la variedad de formas, considero á la vez que el contorno la disposición. En el caso de mayor irregularidad, el más frecuente en la epidermis interna, p a ­ rece que las grandes células de que se compone (fig. 7) es­ tán formadas por varias líneas sinuosas en sentido opuesto y unidas por sus partes salientes; á medida que las sinuosi­ dades adquieren distinto desarrollo, se presentan formas más irregulares y desordenadas. En el A. soccotrina he observado las formas más regulares.en las células que ocupan el eje del perigonio por su parte esterna. Otras veces, y esto es lo más frecuente en la base de la epi­ dermis externa, las células, aunque de lados sinuosos ó ar­ queados, son semejantes en la forma y se colocan en líneas que siguen invariablemente la dirección del pétalo (fig. 6); en la flor de A. mriegata, el tipo de las células epidérmicas es .alargado, aunque conservando la disposición indicada. En el medio y el extremo del perigonio están provistas de membranas más consistentes, y en su forma recuerdan la epi­ dermis representada en la fig. 5; es decir, paredes ligera­ mente curvas y su disposición alineada como en la parte i n ­ ferior. Unas y otras están ocupadas por el protoplasma, que envuelve en el centro al núcleo como un cuerpo de mayor densidad. Es constante la falta de materias inorgánicas, pues tan solo en la flor de A. maculata he visto algún cristalito octaédrico ó masas irregulares erizadas de puntitas cristalinas. + Estambre y Pistilo.—La epidermis en estos órganos es un tejido continuo, incoloro y fino, á través del cual se per­ cibe el color amarillo que tienen estos verticilos en algunas especies. Vistas las células en el corte horizontal se distinguen de las inmediatas por su forma algún tanto cuadrada; esto nos in­ dica que son prismáticas. Cuando se las examina de frente, aparecen en ambos órganos largas y estrechas (figuras 10 y 11), dispuestas en filas alternas; pero con una diferencia: en el estambre los lados cortos son oblicuos (fig. 10), á veces tanto, que las células asemejan fibras, atendiendo á que sus agudas puntas se compenetran, como se observa en el A. ex­ cávala; en el pistilo, por el contrario, son horizontales y dan lugar á células rectangulares (fig. 11).