Ensayo no publicado. No citar sin permiso. Falacias Hans Sigrist Universidad de Aconcagua de enero de Argumentación y Pensamiento Lógico Falacias Viktor Frankl, psiquiatra, ex prisionero de un campo de concentración en Auschwitz, en su libro “El Hombre en Busca de Sentido”, narra de manera autobiográfica su experiencia. En uno de sus textos sostiene este diálogo con un amigo: En una ocasión paseaba yo con un amigo camino del campo de concentración, cuando de pronto llegamos a un sembrado de espigas verdes. Automáticamente yo las evité, pero él me agarró del brazo y me arrastró hacia el sembrado. Yo balbucí algo referente a no tronchar las tiernas espigas. Se enfadó mucho conmigo, me lanzó una mirada airada y me gritó: ”¡No me digas! ¿No nos han quitado bastante ellos a nosotros? Mi mujer y mi hijo han muerto en la cámara de gas –por no mencionar las demás cosas– y tú me vas a prohibir que tronche unas pocas espigas de trigo?”. – Victor Frankl ¿izá usted hubiera razonado de la misma forma, no? ¿Es comprensible esta manera de mirar la realidad? Con alto grado de certeza uno podría afirmar que muy comprensible. La forma de pensar debe sujetarse a reglas lógicas para proceder correctamente. Cuando esto no ocurre se cae en un error de pensamiento; es decir, se piensa mal. Tradicionalmente se han identificado los errores de juicio más comunes, denominándolos falacias. Una falacia es un error de raciocinio: se intenta sostener una conclusión como verdadera, buena o correcta, sin embargo: • No se sigue de sus premisas. • Sus premisas son falsas, o al menos una de ellas lo es. ien incurre en una falacia no necesariamente está mintiendo, pero sí está pensando en forma incorrecta. Luego importa conocer las falacias más comunes para poder identificarlas; primero en nuestra forma de pensar –y así eliminarlas- y luego en la forma de pensar de otros –para así no considerar como bueno o correcto el pensamiento falaz, tan difundido en nuestros días-. A continuación se explican las falacias más comunes, cada una con un ejemplo que clarifica lo absurdo de semejantes pensamientos: • Argumentum ad antiquitatem o argumento de antigüedad, tradición o costumbre: declarar que algo es correcto o bueno simplemente porque es antiguo, o porque ”siempre ha sido así”: declarar que no es posible alcanzar la verdad ni la certeza, porque desde inicios de la humanidad se ha discutido al respecto. • Argumentum ad baculum o recurso a la fuerza: ocurre cuando alguien apela a la fuerza (o la amenaza de ella) para presionar y hacer aceptar una conclusión: a los alumnos les convienen estudiar y aprender, porque si no reprobarán el curso. • Argumentum ad crumenam o apelación al dinero: falacia de creer que el dinero es un criterio de corrección. Aquellos con más dinero son más proclives a tener razón: lo que dijo el señor XX es lo correcto, porque tienen mucho dinero, luego es inteligente y no se equivoca. • Argumentum ad hominem o ataque a la persona: significa literalmente ”argumento dirigido al hombre”. Existen dos variedades. La primera es la forma abusiva. Si Ud. se rehúsa a aceptar una afirmación, y justifica su rechazo criticando a la persona que hizo tal afirmación, entonces Ud. es culpable de un argumentum ad hominem abusivo. Por ejemplo: ”Usted dice que está mal robar. Sin embargo Usted es un ladrón. Luego es falso que está mal robar”. Es una falacia porque la verdad de una aserción no depende de las virtudes de la persona que la afirma. No siempre es inválido referirse a las circunstancias de un individuo que hace una declaración. Si una persona es un conocido mentiroso o perjurador, este hecho le restará credibilidad como testigo. No probará sin embargo, que su testimonio sea falso en este caso. Tampoco alterará la confiabilidad de cualquier razonamiento lógico que haga, pero al menos se tendrá la prudencia del caso, según la cual se examinará con mayor cuidado el argumento de quien tienen intereses personales comprometidos en el asunto que se discute. • Argumentum ad ignorantiam o argumento a partir de la ignorancia: significa ”argumento desde la ignorancia”. La falacia ocurre cuando se dice que algo debe ser cierto simplemente porque no se ha probado su falsedad. O, equivalentemente, cuando se dice que algo es falso porque no se ha probado su veracidad. Así, existe vida inteligente en Marte, porque nadie ha logrado demostrar lo contrario. • Argumentum ad misericordiam o apelación a la misericordia: recurso a la piedad, también conocido como súplica especial. Esta falacia se comete cuando alguien apela a la piedad para que se acepte una conclusión, por ejemplo: se debe permitir la criopreservación de embriones humanos a fin de remediar el drama de aquellas parejas que no han podido tener hijos&#x;, sin probar nada acerca de la conveniencia de dicha medida. • Argumentum ad nauseam o argumento de repetición: es la creencia incorrecta de que es más posible que una afirmación sea cierta o aceptada como cierta cuanto más veces se escuche: una reforma tributaria trae desempleo, trae desempleo, trae desempleo, etc. • Argumentum ad novitatem o argumento de novedad: es la falacia de decir que algo es mejor o más correcto simplemente porque es más nuevo: la clonación de seres humanos es correcta porque es la manifestación de los últimos avances científicos. • Argumentum ad numerum o falacia del número o mayoría: consiste en decir que cuanto más gente sostenga o crea en una proposición, más posibilidades de ser cierta tiene: copiar en una prueba es lo normal, porque todos lo hacen. • Argumentum ad populum o argumento populista: también conocido como recurso al pueblo. Se comete esta falacia si se intenta ganar aceptación de una afirmación apelando a un grupo grande de gente, particularmente a sus prejuicios o lugares comunes irreflexivamente aceptados. Frecuentemente este tipo de falacia se caracteriza por usar un lenguaje emotivo: debemos asegurar a todas las personas la posibilidad cierta de satisfacer cada uno de sus deseos, porque tienen derecho a ello, y todos tenemos los mismos derechos. • Bifurcación o falso dilema: también llamada la falacia ”blanco o negro”. La bifurcación ocurre al presentar una situación como si tuviera solamente dos alternativas, cuando en realidad otras alternativas existen o pueden existir: sobre la clonación de embriones para utilizar sus células para producir órganos y remediar la carencia de órganos para trasplantes: o estamos a favor de la vida y apoyamos la medida, o estamos a favor de la muerte y la rechazamos. • Argumentum ad verecundiam o apelación a la autoridad de personajes notables: se intenta sostener una conclusión como verdadera apelando a los dichos y pensamientos de personajes notables, dando por probada la conclusión en razón de que nadie osaría contradecir a autoridades de tanta fama. Así, ”el aborto debe aprobarse porque Peter Singer, uno de los más grandes filósofos de nuestro tiempo, así lo dice”. • Argumentum ad autoritatem, o argumento de autoridad: recurso a la autoridad. Usa la admiración hacia un personaje famoso para tratar de sostener una afirmación: el matrimonio entre homosexuales debe aprobarse, porque el presidente lo apoya. Se basa en una autoridad que no es tal, porque no es competente en la materia, o no ha estudiado por sí mismo ni en forma suficiente; o sus conclusiones son parciales y han sido refutadas por sus pares. • Accidente inverso, generalización precipitada, o falacia de síntesis: ocurre cuando se forma una regla general examinando solo unos pocos casos específicos que no son representativos de todos los casos posibles: en base a los últimos casos de corrupción, podemos afirmar que TODOS los políticos son corruptos. • Circulus in demonstrando o razonamiento circular: se asume como premisa la conclusión a la que se quiere llegar. Generalmente la proposición es reformulada para que la falacia aparente ser un razonamiento válido. Así, la premisa es la misma que la conclusión: no se debe mentir, porque es malo; y es malo porque no debe hacerse. • Pregunta compleja, falacia de la interrogación o falacia de la presuposición: la pregunta presupone una respuesta exacta a otra cosa que nunca fue preguntada, y que pone en aprietos al interrogado: ¿sintió placer al descuartizar a la víctima? Aquí se supone demostrado que el interrogado es culpable. • Non causa pro causa: ocurre cuando algo se identifica como la causa de un evento pero realmente no ha sido demostrada como causa del mismo: por culpa de la oposición de ciertos sectores al uso del preservativo, miles de niños mueren cada día producto del aborto. • Petitio principii o implorar la controversia: esta falacia ocurre cuando las premisas son por lo menos tan cuestionables como la conclusión alcanzada, y a partir de premisas no demostradas se concluye sin más. Por ejemplo, no dar la información solicitada no es mentir, por lo tanto no soy un mentiroso (y sin demostrar lo primero no es posible concluir lo segundo). • Trasladar el peso de la prueba: el peso de la prueba siempre está sobre la persona que afirma algo. El traslado del peso de la prueba, es la falacia de poner el peso de la prueba sobre la persona que niega o cuestiona la afirmación: yo sostengo que el divorcio es bueno, y quien diga que no debe probarme lo contrario. • Tu quoque: ocurre cuando uno argumenta que una afirmación no es aceptable porque su oponente también la incurrió en lo que se critica. Esto es un ataque personal, y por lo tanto, un caso especial de Argumentum ad hominem: no es bueno que me mientas, frente a lo cual se contesta ”pero si tú también me has mentido” Modelo Argumentativo ARE Una forma fácil y práctica de identificar falacias es utilizando el Modelo de argumentación ”ARE” : Afirmación, Razonamiento y Evidencia. • AFIRMACIÓN: siempre que queremos probar o sostener algo, afirmamos o negamos algo sobre ello. Sea positiva o negativa, es una a rmación, como “matar es malo”, o “matar es bueno”. Como tales, simples a rmaciones, no tienen ningún valor probatorio o demostrativo en una discusión o conversación crítica y merecen ser desechadas (se está hablando gratis), salvo que sean evidentes por sí mismas o cuenten con razones que las justifiquen, que analizamos a continuación. • RAZONAMIENTO (o EXPLICACIÓN): toda afirmación debe ser justificada con razones. Ellas serán el porqué de cada afirmación. Según los ejemplos antes enunciados, el matar es malo, ”porque atenta contra el legítimo derecho de todos a no ser injustamente tratados, etc.”; matar es bueno, ”porque sigue nuestro instinto frente a situaciones límites, etc.”. Las razones son de dos tipos: datos y garantías. Los datos son los casos concretos en que se basa la afirmación inicial, como todos los ejemplos anteriores. Garantía es el principio o norma, muchas veces callado o tácito, que autoriza lógicamente sostener la afirmación en base a los datos entregados: la afirmación ”matar es bueno” no puede sostenerse simplemente a partir del dato ”porque sigue nuestro instinto frente a situaciones límites”, salvo que se conecte lógicamente el dato a rmado con la conclusión que se basa en él, lo cual sólo es posible a partir de algún principio que garantice la conexión entre el dato y la afirmación o conclusión. ¿Cuál es ese principio o garantía? Aquel que, una vez agregado, permitiría sin problema sostener la afirmación. En este caso es: ”es bueno actuar según dicta el instinto”. De esta forma, si es cierto ello, y es cierto también que al matar se sigue el instinto, luego podemos lógicamente concluir que el matar es bueno. Como se ve, sin garantía no es posible sostener la afirmación sólo en base a datos: a partir de los datos nunca se puede alcanzar una conclusión, puesto que el proceso de comparación en que consiste la inferencia es imposible. Ahora bien, estas razones –datos y garantías- serán también otras tantas afirmaciones gratuitas, a menos de que sean a su vez evidentes, probadas o respaldadas en el debate. Para probarlas usaremos la evidencia recolectada. • EVIDENCIA: toda la información recolectada servirá de respaldo a nuestras razones. Y deben respaldarlas, sino nuestras razones serán meras construcciones teóricas, tal vez probables, pero no probatorias de nuestras afirmaciones. Analizando este modelo, vemos claramente que un argumento no es una simple afirmación, ni una serie de razones en el aire, ni tampoco un enunciado desordenado de datos. UN ARGUMENTO COMPRENDE UNA AFIRMACIÓN, RAZONES QUE LA JUSTIFIQUEN Y EVIDENCIA QUE LAS RESPALDEN. Podemos evaluar nuestros argumentos y los contrarios examinando si sus argumentos cumplen o no con estos tres requisitos. A continuación lo hacemos mirando a la contraparte: • Si la evidencia presentada por la contraparte es falsa, no sustentará ni respaldará sus razones (salvo que estas sean evidentes por sí mismas), por lo cual estará hablando gratis. • Si las razones (datos y garantías) ofrecidas por la contraparte no son evidentes por sí mismas, y no cuentan con evidencia relevante y suficiente que las respalde, su argumento no será probatorio, ya que sus razones no estarán probadas. El argumento será, entonces, meramente probable. • No basta que las razones (datos y garantías) estén respaldadas: deben estar bien respaldadas. Es decir, debe demostrarse que son verdaderas. Con los datos, por lo general, no hay problema (“frente al hecho conocido no hacen falta argumentos”). Pero con la garantía no es así: la prueba de la garantía se hace de la siguiente forma: se debe dar por verdadero el principio en que consiste la garantía y se lo debe aplicar a otras situaciones, para ver si su aplicación sigue siendo tan lógica como se pretendía: si el principio o garantía es verdadero, lo será siempre. Por tanto, si en uno o varios casos se ve que el principio o garantía produce consecuencias absurdas, demostramos entonces que es falso, y siempre lo fue: en el ejemplo anterior vimos que la garantía o principio que autorizaba concluir que matar era bueno, era: “es bueno actuar según dicta el instinto”. Pues bien, si este principio es verdadero entonces lo será siempre; si lo aplicamos a una situación diversa, como por ejemplo la propiedad privada, veremos que no porque el instinto consista en el deseo de los bienes ajenos se sigue que está bien tomar las cosas ajenas sin permiso de su dueño. Si la garantía ha fallado es porque es falsa, y nunca fue verdadera. • Si las afirmaciones presentadas por la contraparte no cuentan con razones ni evidencia que las justifiquen y respalden, estará hablando gratis. Thomas Mann, en su carta de renuncia al rector de la universidad para huir de Alemania, escribía: ”Grande es el misterio del lenguaje; la responsabilidad ante un idioma y su pureza es de naturaleza simbólica y espiritual; responsabilidad que no lo es simplemente en el sentido estético. La responsabilidad ante el idioma es, en esencia, responsabilidad humana”. – Thomas Mann