Segunda Parte Sustentos teóricoconceptuales sobre el riesgo y la gestión local del riesgo en el marco del desarrollo 1. Desastres: el contexto en que surge la gestión del riesgo como opción integral de intervención. Desastres, u ocasiones de crisis asociadas con pérdidas y daños humanos y materiales socialmente significativos, han ocurrido desde los orígenes de la humanidad. Sin embargo, pareciera que su incidencia e impactos tienden a aumentar de forma relativamente vertiginosa a partir de las últimas décadas del siglo pasado. Las estadísticas sobre los grandes desastres registrados en las bases de datos internacionales mantenidas por organizaciones como el Centro de Investigaciones sobre la Epidemiología de Desastres de la Universidad de Louvaine-EMDAT-, la Federación internacional de la Cruz Roja y Media Luna o el Munich Reinsurance Group, nos hablan de un incremento de hasta seis veces en las pérdidas asociadas con desastres de todo tipo durante los últimos 40 años y de 500% en las perdidas asociados con eventos hidrometeorológicos durante los últimos 7 años. Estas pérdidas son más onerosas en los llamados países en vías de desarrollo, donde un gran desastre puede alcanzar un valor por daños equivalente a entre el 10 y el 200 por ciento del 18 PIB anual de ese país, dependiendo del tamaño relativo de la economía afectada. Cuanto más pequeño es el país, más grande en general es el impacto del evento. La explicación del aumento continuo en las pérdidas y su impacto en las economías puede encontrarse no en un aumento en el número de eventos naturales extremos sino más bien en un aumento del número de pobladores, infraestructura y producción, ubicados en zonas de amenaza y en condiciones de tal vulnerabilidad que sean susceptibles de sufrir daños y pérdidas de tal magnitud que enfrentan severas dificultades para recuperarse. Sin embargo, también debemos aceptar que por las formas irracionales de intervención en el ambiente natural, nosotros mismos hemos creado nuevas amenazas de tipo socio-natural (ver definición más abajo). La vulnerabilidad interactúa con las amenazas para perfilar condiciones amplias de riesgo, dimensionadas de forma diferenciada, social y territorialmente. El riesgo, o la probabilidad de daños y pérdidas en el futuro, anteceden al desastre y lo anuncian. El desastre es finalmente la concreción de un riesgo, una realización de determinados niveles de riesgo en la sociedad, en que el evento físico sirve de detonador, pero no es la causa única que le da origen.