Un Líder para la Paz Carlos Armando Uribe F Director de Asuntos Gremiales Cuando al Servicio de Extensión del Caquetá le pidieron que seleccionara a una persona representativa de la región para el evento café y paz a celebrarse en Washington, inmediatamente pensamos en don Fabio. La selección fue unánime, rápida y profunda. El café genera paz, si sus líderes están llenos de servicio a la comunidad, de transparencia, de humildad y de ejemplo. El propósito del evento es presentar el café como alternativa en zonas de conflicto y se propondrá un diálogo en torno a la manera como el café hace posible el desarrollo en el pos conflicto. Ser un líder de la paz es algo que no se logra de la noche a la mañana. La persistencia y la demostración de ser rectos, servidores y respetuosos de las divergencias, le van generando espacios y compromisos a las personas para que representen las comunidades. Don Fabio Cedeño Culma es un líder integral. El ejemplo no es solo por el café, por la adopción temprana de la tecnología, por el equipo que hace con los Extensionistas y por entender que la Federación ofrece servicios con el único interés del bienestar de los cafeteros, sino por que don Fabio como persona irradia y pregona solidaridad, valores y optimismo. En la zona cafetera de Florencia se ha generado por la violencia vivida la peor enfermedad que pueda sentir un ser humano: el desánimo. Este síndrome del pesimismo adquirido, contagia a muchos para que abandonen la región, para que lo construido sea vea como flor de un día, para que sin mirar hacia adelante todo se eche a perder y para que la esperanza finiquite. Por eso don Fabio ha sido un aliado indiscutible del Servicio de Extensión. Cada vez que llevamos a la comunidad un desarrollo de la investigación científica de Cenicafe o un programa de bienestar para los cafeteros, o una estrategia de comercialización, nos encontramos muchas veces con esa barrera, con ese obstáculo, el del desánimo y la desesperanza, ocasionado por una guerra a veces inexplicable, a veces demencial. Entonces buscamos a los Fabios de las veredas, a los que creen que la prosperidad existe, a los que se inventan una pizca de positivas explicaciones, para que basados en ella, hagan surgir en su interior y en el de su comunidad, una oportunidad más y una forma de hacer soñar. Y don Fabio para ello es un maestro. Si el día está oscuro él difunde luminosidad y si los problemas no tienen solución él invita a construcciones colectivas, como si en el fondo percibiera que a alguien se le prendiera la luz mágica para empezar a remediar problemas. Hoy luego de muchos lustros hemos visto que las luces mágicas siempre han aparecido. Nos dijeron que cuál era el proyecto para que don Fabio lo contara en los Estados Unidos y que estuviera conectado con la paz. Escudriñamos muchas realizaciones tangibles e intangibles, éstas últimas también valen. Sin embargo, seleccionamos una sola: El crédito PSF, permanencia, sostenibilidad y futuro. Lo hicimos por que la suma de sus componentes de este crédito en el fondo es un modelo de paz, al fin y al cabo, en la paz todos sumamos. Lo mejor es contar en pocos renglones lo que pasó en el 2009 y 2010. Una ola invernal o una indisciplinada Niña que no respetó los horarios normales para hacer aguas menores y que casi acaba con la caficultura Colombiana. Un ataque de la enfermedad de la roya que defolió el 70% de los cafetales colombianos y prácticamente acabó con buena parte de la caficultura Colombiana. Cómo sería el asunto que ayer, en el 2009, la cosecha fue de 7.8 millones de sacos y hoy gracias a entre otras herramientas como el PSF con variedades resistentes, estamos en casi 15. Bueno, pero porqué el PSF es un modelo de paz y don Fabio un gestor de ella?. Porque un crédito debe tener una seria investigación en la variedad que se propone, porque debe haber un servicio de extensión que informe, motive, evalúe, eduque y busque adopción en los cafeteros, porque esos mismos cafés pueden ser comprados al mejor precio posible y de contado a los cafeteros como Don Fabio, porque la taza suave de ese café arábigo se pueda vender en cualquier país del mundo, y porque las facilidades del crédito, la disponibilidad del recurso y las ventajas de incentivar con un 40% del capital, hoy está en un 30%, que el cafetero no paga, fueron un apoyo decisivo del Gobierno para tener una mirada más tranquila hacia el futuro. Y don Fabio fue un ejemplo. A su vereda no llegan fácilmente los fertilizantes porque no hay carreteras, no hay siempre mulas o caballos para subir víveres y otros insumos, pero sí hay la fe de creer que una semilla de café germina y luego los frutos maduros y beneficiados proporcionarán paz y bienestar. Pero no solo el proceso es así. Los conflictos frente al día a día, siempre surgieron y surgirán y los cafeteros dirigidos por don Fabio entendieron que un conflicto es inherente a la sociedad, que en donde hay vida hay conflicto, que el conflicto se constituye en una posible fuente de cambio, que no implica ruptura de la interacción y que “la nueva mirada del conflicto implica atender, entender y actuar sobre situaciones cotidianas que podrían producir muchas más muertes y sufrimientos que las mismas guerras”. Cuando los Colombianos entendamos que un conflicto o una diferencia es una construcción social que exige los medios adecuados para su solución, ese día estaremos generando opciones diferentes a la violencia. Ese día estaremos construyendo las verdaderas relaciones de convivencia que hoy tanto necesitamos. Y aquí en este esfuerzo crediticio sumaron todos: El Ministerio de Hacienda y el Ministerio de Agricultura por los recursos para el crédito, Cenicafé porque que investigó la variedad resistente y la agronomía del café , el Banco Agrario por la ayuda para la operatividad de los préstamos, El Servicio de Extensión por la labor educativa al ejercer como agentes de cambio, l trámite del crédito y las recomendaciones dadas, El Fondo Nacional del Café por el pago de los intereses hasta el 2011 y unos cálidos empleados de los Comités de Cafeteros, del Banco Agrario y de Oficina Central que hasta hoy han viabilizado en todo el país por lo menos 230.000 créditos para 197.000 hectáreas de café resistentes a la roya y una inversión de 1.1 billones de pesos. Pero falta lo más importante, los que más le aportaron a la suma de la paz, que fueron ejemplo como don Fabio y que creyeron, que así tuvieran cierta edad, no había porque temerle al riesgo, por que contaron muchas historias y se convirtieron en ejemplo para que otros hicieran el citado préstamo. Fabio convenció a 11 vecinos de su vereda y a muchos más. En el Caquetá hasta hoy se han contabilizado 1194 créditos con 1400 hectáreas. No obstante en el lugar de balas e incertidumbres, donde se desarrolló está historia, Fabio y muchos renovaron el café y hoy unos rojos frutos y plantas vigorosas anuncian en el entorno una esperanza de paz que todos anhelamos.