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Editorial
Cuatro años de arbitraje médico es el inicio del recuento de una actividad pionera en
el cuidado de la salud: el mejoramiento de los servicios, la búsqueda constante de
una mayor calidad en la relación médico-paciente. La CONAMED, creada por
Decreto Presidencial en junio de 1996 se acerca al cumplimiento de sus objetivos en
el que los resultados son positivos en sus casi 5 años de trabajo.
A casi un lustro de su existencia, es momento ahora de revisar esta trayectoria en la
que hubo necesidad de hacerse un lugar propio ante la comunidad médica y ante la
sociedad; enfrentar retos y definir la posición de un órgano cuyo espíritu conciliador
ha prevalecido, finalmente, pese a las resistencias y a la incomprensión que, en
ocasiones, se manifestaron.
La sociedad, los médicos, nuestros lectores tienen ante sus ojos un breve apunte de
nuestra historia y de nuestra labor. Una revisión de nuestro pasado, desde los ojos
de dos relevantes consejeras de la Comisión; una prospectiva desde el punto de
vista de uno de nuestros Subcomisionados; la autorizada opinión de titulares de
comisiones estatales que muestran una serie de coincidencias en sus respectivos
entornos; la suma de la actividad de la CONAMED en boca del Comisionado
Nacional; y el comentario del Presidente de la República con tal motivo; junto con
breves notas respecto a algunas acciones de la Comisión en el ámbito internacional,
donde el trabajo de nuestra institución es reconocido.
Tablero
Diálogo con nuestros lectores
Sus artículos,impactantes
Sr. Director:
El que suscribe, Dr. Luis Fernando Galicia Martínez, médico especializado en salud
pública y diplomado en salud y seguridad en el trabajo, actualmente laboro en el
servicio de atención prenatal del Hospital de Gineco-Obstetricia del Organismo
Público Descentralizado del Estado de Tlaxcala (SSA). Tuve la oportunidad de
recibir un ejemplar de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, en el cual encontré
información sobre la calidad de la atención médica; tema de gran importancia, ya
que actualmente se discute mucho acerca de él ubicando sólo al prestador del
servicio y al receptor, sin considerar lo que ustedes atinadamente abarcan: todo un
sistema coordinado con mecanismos variados y multidisciplinarios en su desarrollo.
Temas como éste, y otros de superación médica, los hemos considerado en la
celebración de las jornadas médicas en nuestra unidad hospitalaria, pues creemos
que nuestra población se merece una atención digna. Por ello, pienso que los
artículos que ustedes publican son muy impactantes y, ya que me dan la
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oportunidad de solicitar una suscripción gratuita, quisiera pedirles además el No. 4
de su revista y el cuaderno de Preguntas y respuestas CONAMED.
En espera de una respuesta favorable para mi solicitud, agradezco de antemano su
atención y le envío un cordial saludo desde esta bella ciudad de Tlaxcala.
Etica y responsabilidad profesional, fundamentales
Sr. Director:
Hemos leído su revista y nos parece un excelente trabajo de equipo el que realizan.
Permítanos presentarnos: C.D. Jeanett Baños Rivera y C.D. Ma. De los Ángeles
Gómez García. Acabamos de presentar recientemente nuestro examen profesional y
queremos agradecerles el apoyo que nos brindaron sus revistas. Nos fueron de gran
interés, ya que nuestra tesis se tituló: Ética y responsabilidad del cirujano dentista;
sin los artículos que ofrecen hubiera sido imposible presentar un trabajo de calidad.
Gracias.
Por otra parte, nos dirigimos a ustedes para ver la posibilidad de obtener información
sobre las quejas que se han suscitado en nuestro país contra cirujanos dentistas.
Voy a exponer el tema de responsabilidad profesional a un grupo de cirujanos
dentistas y quiero que estén conscientes de que la Ética y la responsabilidad
profesional son importantes para una atención de calidad, ya que algunos restan
importancia al tema y creen que nunca se verán involucrados en problemas de
responsabilidad profesional.
Atentamente
Jeanett Baños Rivera
Av. Hidalgo 53, Col Pachuquilla,
Municipio Mineral de la Reforma.
C. P.: 42180, Pachuca, Hgo.
Pide experto mediador más información sobre CONAMED
Sr. Comisionado Nacional
Doctor Héctor Fernández Varela:
En primer lugar me gustaría presentarme. Soy Jorge Enrique Galbiati, argentino, de
52 años de edad, casado, padre de tres hijas adolescentes, contador público
nacional y licenciado en administración de empresas. Resido en la ciudad autónoma
de Buenos Aires.
El año pasado me recibí de mediador en el Consejo Profesional de Ciencias
Económicas de la Capital Federal, y actualmente, en la misma institución, estoy
cursando para recibirme de árbitro.
Realmente estoy muy entusiasmado y feliz de haber descubierto estas dos nuevas
formas de resolución alternativa de conflictos, por todo lo que pueden aportar a
nuestra sociedad. En estos momentos estoy preparando una monografía para
cumplimentar el ciclo de árbitro.
Al investigar vía Internet qué han desarrollado otros países sobre estos temas me
encuentro con vuestra CONAMED. Me ha resultado muy interesante este instituto y
lo considero de gran valor para vuestro querido México. A raíz de esta investigación
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he decidido preparar mi monografía tratando de proponer algo similar para
instrumentarlo aquí, en la Argentina.
Por ello acudo a ustedes con el fin de solicitarles, en la medida de vuestras posibilidades, me aporten vuestra experiencia sobre el particular desde el año de 96, que
entiendo ha sido el inicio de este ambicioso proyecto.
Nuevamente felicito a ustedes por tan buena iniciativa y desde ya agradezco
cualquier información que puedan brindarme al respecto.
Sin otro particular, aprovecho para saludar a usted con mi mayor consideración.
Dr. Jorge E. Galbiati; Bauness 1820; (1431) Capital Federal, Argentina
Solicita publiquen su artículo
Sr. Director:
Su servidor, Dr. César F. Contreras López, con especialidad en medicina legal, ha
sido testigo de sus avances desde su creación; he conocido en diversos foros a
personalidades que trabajan para esa Comisión y cuento con casi toda la colección
de sus publicaciones, tanto revistas como cuadernos de divulgación, artículos,
etcétera.
Por esta razón, y debido a que en Baja California actalmente se vive una
efervescencia en el gremio médico ya que por fin hay algunas propuestas en nuestro
Congreso para la creación de la comisión estatal en nuestro estado me permito
enviarles, (documento anexo) mi opinión, a manera de artículo que, aunque
pequeño, resume algunos puntos que justifican la creación de este organismo.
Consideraría un honor verlo publicado en las páginas de su revista.
De manera breve, permítanme comentar que su servidor es egresado del Instituto
de Servicios de Salud Pública del Distrito Federal. Un compañero y yo realizamos
una tesis conjunta: Nivel de conocimentos sobre responsabilidad profesional en
medicina de los médicos que laboran en el ISDAF. En ella realizamos un estudio por
medio de encuestas para resultados que consideramos aplicables a cualquier
institución. Por este trabajo obtuvimos el segundo lugar de todas las tesis
presentadas en 1999.
Actualmente, me desempeño como médico legista del ISESALUD de BajaCalifornia,
soy coordinador de la materia de medicina legal de la Facultad de Medicina-Mexicali
de la UABC, y manejo casos particulares de demandas contra médicos de la
localidad.
En espera de verme favorecido con su atención, me despido enviándole un cordial
saludo desde estas cálidas fronteras.
Dr. César Francisco Contreras López
Médico legista.
Desea mayor información en forma continua
Sr. Director:
Con mucho agrado recibimos las publicaciones solicitadas, ya que a través de su
contenido podemos conocer los lineamientos y beneficios que ofrece CONAMED.
El personal médico de esta Unidad agradece su atención a nuestra petición, espera
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que día a día las acciones de conciliación sean mejores, solicitamos nos permitan
seguir siendo asiduos lectores y contando con su aprobación nos mantenga
informados, tanto con volúmenes de la revista como con las publicaciones editadas,
lo cual queremos sea en forma continua, a la fecha no recibimos ejemplares de la
revista y se cuenta con 14 médicos de base.
Nos ponemos a su disposición, en espera de vernos beneficiados.
Atentamente:
Dr. José Enrique Longoria Hernández
Jefe de Enseñanza e Investigación
Centro de Apoyo Diagnóstico ”San Rafael”,
Delegación Médica Zona Norte, ISSSTE
A nuestros amables suscriptores: Junto con su ejemplar número 16 de la Revista
CONAMED, tenemos el agrado de incluir el libro El consentimiento bajo información.
Bases para su comprensión, editado por la Comisión de Arbitraje Médico del Estado
de México.
Rompecabezas infantil CONAMED.
Distribución gratuita. Solicítelo a nuestras oficinas.
Existencias limitadas.
Cultura de la salud
CONAMED
Tradicionalmente la CONAMED ha propiciado un programa de iniciación a la cultura
de la salud cuyo interés ha sido sensibilizar desde edades tempranas a los niños
respecto a la buena relación médico-paciente, así como insistir en la necesidad de
contar con una mayor calidad en los servicios médicos. No puede elevarse la
calidad de la atención si, a la vez, el paciente carece de una conocimiento adecuado
respecto a su enfermedad o padecimiento, o a su diagnóstico y tratamiento. El que
un alto número de quejas médicas se solucionen por una detallada explicación del
médico a sus pacientes, obliga a reflexionar en que se propicie una más intensa
educación respecto a asuntos de salud donde, desde el léxico y las características
de las enfermedades permitan una mejor comprensión entre el profesional y su
paciente.
Con esta intención, la CONAMED ha fortalecido su programa de cultura de la salud
a fin de propiciar una mejor comprensión entre el médico y el joven paciente. Para
ello se recreó y rediseñó una serie de juegos infantiles clásicos que inducen una
mayor visión y comprensión de normas elementales de salud y una aproximación
amable y sin prejuicios hacia el médico.
A lo largo de este año, su publicaron diversos juegos: un Memoriza CONAMED
reprodujo en 50 pares de cartas imágenes premiadas de los dibujos que participaron
en 1999 en el concurso Los colores de la salud. Este juego, análogo a los juegos
comerciales de Memoria, reproduce la visión de los niños respecto a su médico.
Se publicó y difundió también el rompecabezas “Tu médico, tu mejor amigo”, que ha
tenido una amplia aceptación entre los niños del país. En especial, ha llamado la
atención el juego Serpientes y escaleras de la salud, cuyas características resultaron
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particularmente atractivas para los niños.
La serie de juegos no estará completa hasta publicar la Olimpiada de la salud
CONAMED, juego que —a la manera de Maratón— contiene 200 cartas con 1000
preguntas y 5 mil respuestas. En ellas se abordan temas de legislación de la salud,
educación sexual, cuestiones de higiene, cultura general y funciones y atribuciones
de la CONAMED, destinado para adolescentes y adultos.
Por otra parte, se realizó la IV edición del Concurso nacional de dibujo infantil Los
colores de la salud que contó con una amplia participación infantil.
Los colores de la salud
El pasado 9 de septiembre se entregaron los Premios del IV Concurso nacional de
dibujo infantil Los colores de la salud, con obras alusivas al tema “Mi médico y yo”.
El jurado lo integraron los reconocidos artistas plásticos Arnaldo Coen y Luis López
Loza, miembros del Sistema Nacional de Creadores del Consejo Nacional para la
Cultura y las Artes.
La premiación tuvo lugar el 9 de septiembre en el auditorio del IMER, con una
transmisión en vivo a través del programa La pandilla Sabadando, actividad que
animó Gabriela Huesca con “Alas y raíces”, un espectáculo poético y musical. Los
niños premiados fueron:
Resultados del IV Concurso Nacional de Dibujo Infantil
Los Colores de la Salud
Categoría de 6 a 7 años
1.- Ma. Emilia Ramos Reyna, 6 años, 1er lugar: Playstation, diploma, paquete de
libros.
2.- Ma. Teresa Iribarren Herrera, 5 años, 2º lugar: Bicicleta, diploma, paquete de
libros.
3- Takú Daniel Utsuki Alexander, 7 años, 3er lugar: Diskman, diploma, paquete de
libros.
Categoría de 8 a 10 años
1.- Laura Elisa Márquez Guevara, 8 años, 1er lugar: Playstation, diploma, paquete
de libros
2.- Hazel Jesús Oviedo Fabián, 8 años, 2 lugar: Bicicleta, diploma, paquete de
libros.
3.- Berenice Bustos J., 9 años, 3er lugar: Diskman, diploma, paquete de libros.
Categoría de 11 a 12 años
1.- César Eduardo Martínez González, 11 años, 1er lugar: Playstation, diploma,
paquete de libros
2.- Arid Antonio Ramos Trejo, 11 años , 2 lugar Bicicleta, diploma, paquete de libros.
3.- Gerardo Guerra Bolaños, 12 años, 3er lugar, Diskman, diploma, paquete de
libros.
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El concurso
Se presentaron a concurso cerca de 2 mil trabajos provenientes de toda la
República. La deliberación de los miembros del jurado duró 6 horas. Los jurados,
además de los premios para cada categoría, decidieron otorgar 50 menciones
honoríficas a trabajos que por su calidad lo ameritaron, a éstos se les premió con
diploma y un paquete de libros o con un Walkman.
Adicionalmente, a todos los niños asistentes a la ceremonia de premiación se les
obsequió con una playera CONAMED Los colores de la salud, un juego de cartas
Memoriza CONAMED, un rompecabezas Tu médico, tu mejor amigo y un juego de
Serpientes y escaleras de la Salud CONAMED, juegos que forman parte del
proyecto Cultura de la salud de esta Comisión.
Cabe destacar una circunstancia: niños de tres regiones del país dominaron la
escena entre las menciones honoríficas: los competidores mexiquenses, los
tamaulipecos y los de la capital de la República. En especial, en una situación sin
precedente, los artistas plásticos mencionados recomendaron se otorgue un
reconocimiento especial a los profesores de dibujo de Woodland School, la maestra
Ángela Martínez, y al maestro Jesús Huerta Hernández, de Tamaulipas, por su
capacidad para desarrollar y respetar la sensibilidad plástica de los niños.
Comentarios del jurado
En concursos sucesivos, apuntaron los miembros del jurado, convendrá establecer
una convocatoria mucho más elaborada, que permita un estímulo creativo más
intenso por parte de los niños. Sugieren en el acta de los resultados del concurso
que se soliciten obras de mayor formato, al menos tamaño tabloide (doble carta). En
un espacio de trabajo más amplio —explicaron—, el niño agrega con originalidad
elementos que contextualizan con gran riqueza la visión que posee del mundo que
percibe.
Recomiendan los jurados Coen y López Loza que se propicie el ejercicio de técnicas
como la acuarela, o técnicas mixtas. Al ser entrevistados al respecto, explicaron el
motivo: las crayolas, o los plumones, por ejemplo, no ayudan a que el niño consiga
representar con facilidad motivos que a ellos gusta destacar. Por otra parte,
subrayaron, si bien estas técnicas implican un mayor esfuerzo por parte de los
concursantes, les permitirá lograr una mayor fuerza expresiva en sus trabajos.
“Es posible —concluyó el maestro López Loza—que esto reduzca el número de
trabajos que se presenten, pero sin duda los resultados sorprenderán por su calidad
y belleza”. Ciertamente, la CONAMED, involucrada por principio en elevar la calidad
de los servicios médicos, no pasará por alto esta autorizada opinión.
Los trabajos premiados de los niños ilustrarán las publicaciones de la Comisión y se
integrarán en sus proyectos editoriales y de Cultura de la salud.
“Es posible que esto reduzca el número de trabajos que se presenten, pero sin duda los
resultados sorprenderán por su calidad y belleza”
Menciones honoríficas
Ma. Elena Albarrán Ramírez, 6 años.
Jorge Fonseca Rubio, 6 años.
Brenda Sánchez Rosales, 6 años.
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Rosario Xóchitl Juárez Iturbe, 5 años.
Ramón Israel Jiménez Báez, 5 años.
Rodrigo Mata Rivas, 6 años.
Aranza Perea Caballero, 6 años.
Paola Jazmín Cisneros Camacho, 6 años.
Iván Jorge Amador Pérez, 5 años.
Hanako Barrera Shiraio, 6 años.
Lorena Rico Jaime, 9 años.
Edgar Nahum López Reyna, 8 años.
Miguel Osorno Iñiguez, 8 años.
Oscar Guillén González, 8 años.
Gabriela Prado López, 9 años.
Diego Said González Sánchez, 8 años.
Arturo Rea Caballero, 8 años.
Mayra Fernanda Aguilar Carpizo, 10 años.
Mariagna Denis Campuzano Pimentel, 10 años;
Eduardo Franco Macías, 8 años.
Angel Fernando Fonseca Rubio, 8 años.
Luis Ricardo Mendoza Gómez, 8 años.
Angel Mauricio, 8 años.
Atzin Delio Morales Ortega, 8 años.
Regina García Aguirre, 10 años.
Marco Antonio Durán Hernández, 10 años.
Priscilla Jennifer Prieto Meléndez, 10 años.
Oscar Adrián Hernández, 10 años.
Axel Cabrera Altamirano, 10 años.
Karla Yadira Aguilera, 12 años.
Alberto Cobaxin Báez, 11 años.
Dafne Cariben Díaz, 11 años.
Jorge Eduardo Vergara Vega, 12 años.
Diego Vergara , 11 años.
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Cristian Josué F. H., 12 años.
Antoine Díaz Barrera, 11 años.
Aleyda Aguilar Aguilar, 12 años.
Stephano Uriel Delpech Robles, 11 años.
Humberto Olmedo, 11 años.
María de Lourdes de la Rosa, 12 años.
CONAMED: espacio privilegiado de opinión técnica
Francisco Javier Guerrero Aguirre
Licenciado en Derecho por la ENEP Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México,
con Maestría y Doctorado en Relaciones Internacionales en la Universidad de Kent de
Canterbury, Inglaterra. Actualmente es Subcomisionado Nacional “A” de CONAMED.
Para hacer un balance de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (CONAMED) en
sus casi 5 años, más que hablar de saldos rojos o negros debemos plantearlo en
términos de logros y retos: qué es lo que hemos logrado y en qué aspectos
debemos trabajar más fuerte.
Por lo que se refiere a logros, lo más relevante en estos años de gestión es haber
superado la prueba que significaba, primero, tener credibilidad social; que la gente
sepa, crea, tenga la convicción de que la CONAMED le puede ayudar a resolver
situaciones, problemas, conflictos que se le presenten y —por otro lado— el respeto
de la comunidad médica.
Esto es muy importante: se cuenta en la CONAMED con médicos y abogados de
gran prestigio y, sobre todo, con la figura del Comisionado, el Dr. Fernández Varela,
una persona con amplia trayectoria en el mundo médico.
Por otra parte, ver que anualmente se presenta 20% más de asuntos en la
Comisión, habla del volumen de credibilidad que la CONAMED ha ido ganando.
Diría que es el principal logro obtenido.
Asimismo, en estos primeros años, se logró el respaldo de las instituciones públicas
de salud y la relación en términos de calidad de los servicios médicos que tenemos
con el ISSSTE, IMSS, PEMEX, así como con los prestadores privados.
Desde otra perspectiva, cabe destacar que, ahora, con prácticas cada vez más
democráticas en el país, es un gran éxito contar con una instancia que supervise y
vigile los derechos humanos en torno a la salud.
En las cuestiones que llamaríamos retos para los próximos meses y años, sería muy
importante darle mayor autonomía a la Comisión de la que goza actualmente. Darle
un
margen de acción mucho más amplio; por ello es que vemos con esperanza y
simpatía la posibilidad de ciertas reformas legales que la permitan.
En ella está el reto más importante de la Comisión. Su autonomía técnica y de
opinión ya está claramente establecida; ahora lo que tendríamos que lograr sería
buscar que la Comisión se convierta en un órgano descentralizado, con mayores
facultades para poder intervenir; y evidentemente, que pudiéramos buscar que las
disposiciones, conciliaciones, opiniones técnicas y arbitrajes de la CONAMED
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tengan cada vez mayor obligatoriedad.
Esto podría permitir que las partes en conflicto tuvieran la certeza de que hacemos
uso de ese espacio de autonomía. En tal sentido, va a ser muy importante que la
Cámara de Diputados evalúe el papel social que tiene la Comisión, y se busquen
mecanismos para ampliar las facultades y la autonomía de la misma. Ése es el reto
por venir.
Respecto a la normatividad y legislación sanitaria, la Secretaría de Salud en este
sexenio ha avanzado mucho propiciando la creación de normas y leyes que
privilegian el derecho a la salud. Particularmente, hemos visto con buenos ojos todo
lo relativo a transplantes; sentimos, sin embargo, que debemos avanzar más en
terrenos nuevos, como el del genoma humano, por ejemplo, donde tenemos que
buscar una legislación mucho más adecuada; sin duda se han logrado avances
importantes en materia de lucha contra el tabaquismo, al aplicar la legislación
respecto a publicidad comercial; pero en una sociedad que evoluciona tanto como la
nuestra, el proponer normas que eviten en la medida de lo posible la
mercantilización de la medicina, nos obliga a redoblar esfuerzos en ese terreno;
evitar que la ciencia sea vista sólo como un negocio es otro de nuestros objetivos,
buscando a la vez que se vea también que ésta tiene un propósito social. Las
nuevas tecnologías, sobre todo, nos obligarán a reglamentar y regular otro tipo de
aspectos aún inéditos.
En este momento, el marco normativo es adecuado, pero como cualquier aspecto de
la vida humana es susceptible de perfección y profundización en algunos temas.
En el mediano plazo vemos a la CONAMED, como otras instancias que tienen
participación ciudadana, con un amplio futuro, lo cual permite desarrollar un
concepto que tendremos que explorar más en las relaciones entre los mexicanos: el
concepto de la rendición de cuentas. Ahora que empezamos un nuevo milenio y a
partir del 1º de diciembre un nuevo gobierno, vislumbro a la CONAMED como una
institución más autónoma, más fortalecida en sus atribuciones; pero sobre todo,
como una institución que permita que los pacientes puedan pedir cuentas al
personal médico, y los médicos rindan cuentas en condiciones de equidad; es decir,
en un espacio equilibrado y en igualdad de circunstancias ante cualquier situación.
Esto será el común denominador no sólo para la CONAMED sino para todas las
instituciones públicas.
En cuanto a difusión, la CONAMED tendrá que hacer un esfuerzo mucho más
intenso; me refiero a una difusión no sólo hacia la comunidad médica, sino llegar a
los usuarios de los servicios médicos, que prácticamente somos todos, no conozco
a alguien que jamás haya pisado un consultorio.
Siempre hay necesidad de tener acceso a los servicios médicos. Y en ese sentido,
tendremos que buscar campañas más agresivas en radio y televisión; los medios
escritos también son importantes, pero en la medida en que logremos ingresar de
mejor manera en espacios más amplios de difusión, podremos lograr este propósito.
Hay otra cuestión no menos relevante: a casi cinco años de su creación la Comisión
Nacional de Arbitraje Médico ha pasado la prueba del ácido, cualquier institución
tiene que demostrarse a sí misma y demostrarle a la sociedad que tiene un
propósito. Los recursos económicos se cuidan con gran celo, y la Comisión ha
demostrado que los recusos públicos que se invierten en ella son bien utilizados,
toda vez que usuarios y médicos relacionados con la Comisión la recomiendan.
Esto es producto de nuestro prestigio, un prestigio que debemos transmitir a la
sociedad de una manera efectiva. Actualmente, la única manera efectiva de
comunicar mensajes en Internet, radio y TV es a través de una sensibilización
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profunda. Ahora que la CONAMED se consolidó, que es más conocida y da
resultados, deberá difundirse de mejor manera entre todos los sectores de la
población.
La CONAMED es uno de esos espacios creados en esta administración que deben
permanecer en el tiempo, porque son conquistas, no del gobierno o la comunidad
médica, sino de todo el pueblo.
Todos somos usuarios de un servicio tan especializado e importante como el de la
profesión médica, por tanto, es labor de todos defender su permanencia en el tiempo
y el espacio, porque es una institución de la democracia mexicana: un espacio
neutral, limpio, profesional.
Cada vez más, las instituciones de justicia, procuradurías, ministerios públicos y
jueces solicitan dictámenes de la Comisión. Es decir, nos hemos ido transformando
en un espacio privilegiado de atención y opinión técnica.
En cuanto a difusión, la CONAMED tendrá que hacer un esfuerzo mucho más intenso; me
refiero a una difusión no sólo hacia la comunidad médica, sino llegar a los usuarios de los
servicios médicos, que prácticamente somos todos
Montevideo, Uruguay:
Sede del Primer Simposio Iberoamericano de Derecho Médico y de la Constitución de las
Sociedad Iberoamericana en esta materia
Hugo Rodríguez
El doctor Hugo Rodríguez es Vicepresidente del Sindicato Médico del Uruguay y Secretario
General de la Sociedad Iberoamericana de Derecho Médico.
Derecho médico, derecho sanitario, derecho de la salud, son términos que de
alguna manera evocan la relación tan estrecha que existe entre la medicina y la
ciencia jurídica.
En Uruguay, el concepto de derecho médico se ha posicionado en la comunidad
médica y entre los abogados, por la trascendencia de las acciones que unos y otros
llevan a cabo en beneficio del paciente.
En este marco, el Sindicato Médico del Uruguay decidió impulsar en su ochenta
aniversario, la celebración del Primer Simposio Iberoamericano de Derecho Médico,
en conjunto con las Cuartas Jornadas de Responsabilidad Médica que
periódicamente hemos llevado a cabo.
El contexto fue el apropiado para reunir a diversos especialistas, primordialmente
académicos, que asistieron de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba,
España, Honduras, México y Venezuela, y que en algunos casos constituyeron
verdaderas delegaciones por el número de sus participantes. A lo largo del evento
también participó el Profesor Rafael Dierkens, por parte de la Asociación Mundial de
Derecho Médico.
Así, del 28 al 30 de septiembre, se presentaron temas de una importancia relevante
para el quehacer profesional del médico, como fueron las exposiciones relativas a
las relaciones de consumo y la responsabilidad sanitaria, a cargo del Dr. Julio César
Galán Cortés de España y de Dora Szafir del país sede, o las conferencias sobre
bioética y derecho médico de los profesores Fernando Lolas Stepke, Director del
Programa Regional de Bioética de la OPS/OMS, y José Geraldo de Freitas
Drumond, del Consejo Federal de Medicina, de Brasil. Especial interés concitaron
las ponencias sobre Arbitraje Médico, a cargo del Lic. Agustín Ramírez Ramírez de
México, y de Francisco Etxeberría Gabilondo de la Universidad del País Vasco.
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No podría abundar en torno al contenido de los temas que fueron expuestos en este
foro, sin exceder los fines de una nota que se me ha solicitado por parte de la
Comisión Nacional de Arbitraje Médico de México.
Cabe sin embargo señalar que se expusieron diversos puntos de vista sobre temas
de relevancia como los siguientes: Consentimiento médico; Responsabilidad en
Odontología; Bioética y derecho médico; Prueba pericial y responsabilidad médica;
La historia clínica y, Arbitraje Médico.
Por otra parte, dada la naturaleza del evento y por los fines que en el campo
profesional han motivado la actuación de su servidor y de algunos otros colegas de
países hermanos, se consideró que sería el foro adecuado para constituir la
Sociedad Iberoamericana de Derecho Médico (SIDEME), con la representación de
aquellos países de Iberoamérica que han manifestado interés por contar con un
espacio en el que se privilegie la discusión académica sobre temas que nos son
comunes.
Así, la SIDEME se constituyó con una Junta Directiva integrada por Julio César
Galán Cortés, Presidente (España), Alfredo Jorge Kraut, Vicepresidente (Argentina),
Hugo Rodríguez Almada, Secretario General (Uruguay), María del Carmen Curbelo,
Tesorera (Uruguay), y como vocales, Mayda Abeledo Concepción (Cuba), Rafael
Aguiar Guevara (Venezuela), Alfonso Atela (España), Carlos Alberto Bergese
(Argentina), María Patricia Castaño de Restrepo (Colombia), Genival V. De Franca
(Brasil), Julio César M. Gomes (Brasil), Agustín Ramírez Ramírez (México), José
Roselló Baldó (España), Enrique Varsi Rospigliosi (Perú), Roberto Vázquez Ferreyra
(Argentina) y Beatriz Venturini (Uruguay).
En términos del artículo 4º de los Estatutos suscritos por los profesionales arriba
señalados, la Sociedad Iberoamericana de Derecho Médico tiene la finalidad de
“favorecer, mediante las actividades que realiza, la promoción y difusión de los
estudios relativos al derecho médico y de la salud, para lo cual podrá desempeñar
entre otras las siguientes actividades”:
a) Promover los conocimientos teórico prácticos de los profesionales relacionados
con el derecho médico y de la salud, impulsando una relación médico-paciente
adecuada a las circunstancias concurrentes.
b) Estimular el interés del conocimiento del derecho médico y de la salud.
c) Promover y difundir la formación y perfeccionamiento de especialistas en esta
rama jurídica.
d) Promover contactos e intercambios científicos interdisciplinares entre las diversas
personas e instituciones interesadas en el derecho médico y de la salud.
e) Organizar, por sí sola o en colaboración con otras organizaciones o entidades,
Congresos, Simposios y reuniones u otras actividades científicas de derecho médico
y de la salud.
f) Editar publicaciones relacionadas con el derecho médico y de la salud, así como
mantener y promover la formación de estudios y bibliotecas especializadas sobre
esta materia.
g) Cualquier otra función relacionada con el campo específico del derecho médico y
de la salud.
Con su constitución, la SIDEME pretende crear un espacio de encuentro para
aquellos profesionales de la medicina y del derecho, de países que integran la
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comunidad Iberoamericana, que mantienen el interés común de promover el estudio
y divulgación de temas que por su relevancia e impacto social definirán nuestro
ejercicio profesional en el futuro.
Por ello, la Junta Directiva de la Sociedad acordó celebrar el II Simposio
Iberoamericano de Derecho Médico los días 23 y 24 de agosto del año 2001 en la
Ciudad de Medellín, Colombia, para lo cual, en breve, podrá encontrarse información
en la página que mantiene la SIDEME en la Internet: http://www. sideme.org, en la
que adicionalmente se puede consultar respecto a los fines de la Sociedad. En ella,
los interesados, pueden inscribirse como socios.
En términos del artículo 4º de los Estatutos suscritos por los profesionales arriba señalados, la
Sociedad Iberoamericana de Derecho Médico tiene la finalidad de “favorecer, mediante las
actividades que realiza, la promoción y difusión de los estudios relativos al derecho médico y de
la salud
Aspectos Médico-Legales en los Servicios de Urgencias
José Edgar Naime Libién
Comisionado de Arbitraje Médico del Estado de México (98-00)
A través de la historia de la medicina, los médicos se han guiado por principios
derivados del Juramento Hipocrático. El tema hipocrático dominante exhorta a los
médicos a usar sus conocimientos y destrezas para el beneficio de sus pacientes y
protegerlos de daños. Escritores contemporáneos han notado la ausencia de estos
principios en alguna participación explícita del paciente en el proceso de toma de
decisiones, por lo que se cuestionan si esta postura paternal es apropiada para una
época donde la tecnología altamente invasiva puede empañar la línea entre
beneficio y daño.
En las actividades de rescate o servicios de urgencias hay responsabilidades
morales y éticas que deben distinguirse de las legales.
1. Responsabilidad moral: es autoimpuesta; se origina en preceptos éticos, morales,
familiares y religiosos y, sobre todo, en los principios filosóficos personales.
2. Responsabilidad ética: responsabilidad que se origina en los principios señalados
por la sociedad, cuyos estándares estarán reglamentados por los miembros que la
constituyen.
3. Responsabilidad legal: es impuesta por la ley, que señala a las personas la forma
de actuar en determinadas circunstancias. La ley impone una obligación a un
profesional de salud respecto de la atención primaria de una persona accidentada en
riesgo inminente, siempre y cuando no se sobrepasen los límites de las capacidades
y limitantes inherentes a su entrenamiento.
Para una atención de urgencia se deben tomar en cuenta tres niveles:
1. Nivel básico: conformado por la población en general, educadores, maestros y
servidores públicos.
2. Nivel intermedio: incluye centros de salud, médicos escolares, etcétera.
3. Nivel superior: se constituye por hospitales con medios y personal necesario, así
como por un plan de acción para situaciones de emergencia que permita realizar los
diagnósticos y tratamientos con eficacia, rapidez, y al más alto nivel.
El derecho a la protección de la salud está reglamentado por la Constitución Política
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de los Estados Unidos Mexicanos, que en su artículo 4º señala el mandato que
ordena que “toda persona tiene derecho a la protección de la salud”.
La aplicación de los primeros auxilios se proporcionará siempre en una urgencia,
definida ésta, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), como
“toda situación que, en opinión del paciente, su familia o cualquier persona que la
observe, requiere de una actuación médica inmediata.
La urgencia se puede presentar en cualquier lugar y se deben ofrecer los primeros
auxilios en el mismo sitio, teniendo como objetivos los mismos que todas las
intervenciones médicas: preservar la vida, restaurar la salud, disminuir los riesgos,
aliviar el sufrimiento y limitar la incapacidad dentro de un marco ético-legal.
En la aplicación de los primeros auxilios, los temas relacionados con la autonomía
del paciente, la responsabilidad de ambas partes en la toma de decisiones y los
dilemas del balance entre los beneficios y daños son particularmente importantes.
El médico debe aplicar sus conocimientos y destrezas en beneficio de sus pacientes
y protegerlos de daños posteriores.
En el ejercicio de cualquier acción se puede incurrir en responsabilidad; vocablo que
proviene del latín respondere, que significa “hacerse cargo de las consecuencias de
los actos propios o reparar el daño que se ha causado”. La responsabilidad se
puede originar por acciones u omisiones; es decir, por hacer o dejar de hacer.
Existen tres tipos de responsabilidad:
Responsabilidad civil
Se deriva de la relación contractual, en la cual el médico y el paciente expresan su
voluntad.
Para expresar la voluntad por parte del paciente se requiere del consentimiento
informado con aceptación en forma libre, autónoma y voluntaria para someterse al
tratamiento de urgencia que se requiera, contemplado en la Norma Oficial Mexicana
No. 186 de la Secretaría de Salud, el cual asegura que se ha dado al paciente toda
la información que se relaciona con el tratamiento sugerido. Es una exigencia ética y
legal para el médico. Sólo el paciente es el titular de este derecho, salvo que él
mismo se encuentre imposibilitado para otorgarlo. Debe presentarse antes del acto
médico y es revocable sin formalidad alguna. La validez de este consentimiento se
extenderá hasta donde haya llegado la información, convirtiéndose en un elemento
jurídico y esencial de la práctica médica en la medicina moderna. Sin embargo,
existen situaciones en las cuales hay incompetencia absoluta para llevar a cabo un
consentimiento informado:
a) Paciente inconsciente.
b) Paciente en urgencia extrema: se contempla en el Reglamento
de la Ley General de Salud, en el artículo 81: “En caso de urgencia o cuando el
paciente se encuentre en estado de incapacidad transitoria o permanente, el
documento a que se refiere el artículo anterior (artículo 80, relacionado con recabar
la autorización escrita y firmada), será suscrito por el familiar más cercano en
vínculo que lo acompañe o, en su caso, por su tutor o representante legal, una vez
informado del carácter de la autorización.
“Cuando no sea posible obtener la autorización por incapacidad del paciente y
ausencia de las personas a que se refiere el párrafo anterior, los médicos
autorizados del hospital de que se trate, previa valoración del caso y con el acuerdo
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de por lo menos dos de ellos,
llevarán a cabo el procedimiento terapéutico que el caso requiera, dejando
constancia por escrito en el expediente clínico”.
Mediante el uso de instrucciones anticipadas, los pacientes competentes indican qué
intervenciones rehusarían y cuáles aceptarían si perdieran la capacidad de tomar
decisiones respecto a su atención. Siguiendo las instrucciones anticipadas de los
pacientes que han perdido su capacidad de decidir, se respeta su autonomía, su
individualidad y autodeterminación, así como lo que señala la ley.
Las instrucciones anticipadas incluyen conversaciones, instrucciones escritas,
deseos durante la vida y poderes perdurables de un asesor legal respecto del
cuidado de la salud. Las conversaciones que el paciente tuvo con familiares, amigos
o médicos cuando aún estaba capacitado son las instrucciones anticipadas más
frecuentes; sin embargo, el juez considera más fiables las instrucciones anticipadas
escritas.
Los deseos vitales constituyen una evidencia clara y convincente de lo que quiere el
paciente, y en la mayor parte de los estados tienen fuerza legal. En los deseos
vitales, los pacientes instruyen a sus médicos en la administración de sus cuidados
médicos si llegaran a padecer una enfermedad terminal, en la que estarán
incapacitados para tomar decisiones.
Los profesionales de la salud deben animar a los pacientes para tomar decisiones
anticipadas, las cuales deberán estar escritas en documentos disponibles.
Cuando el paciente no puede dar su consentimiento y se requiere intervención de
urgencia, un representante asesorado por el médico debe tomar la decisión médica
en lugar del paciente. Cuando todavía el paciente es capaz de hacerlo, deberá elegir
un representante.
En la práctica, los familiares y el médico eligen al representante adecuado, quien
debe conocer el sistema de valores del paciente con la finalidad de respetarlo,
actuando en beneficio del mismo; generalmente, se trata de un familiar.
En ocasiones, el paciente con incapacidad para tomar decisiones no tiene familiares,
representantes ni amigos cercanos que puedan tomar su decisión, lo cual
representa un dilema desde el punto de vista ético; situación en la que son de
singular importancia y ayuda los comités de ética de los hospitales.
En el artículo 1742 del Código Civil del Estado de México se establece que: “cuando
una persona hace uso de medicamentos, aparatos o sustancias peligrosas, por la
velocidad que desarrollan, por su naturaleza, explosiva o infalible, por la energía de
la corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas, está obligada a
responder por el daño que cause, aunque no obre ilícitamente, a no ser que
demuestre que ese daño se produjo por culpa o negligencia inexcusable de la
víctima”. Ejemplo: el caso del paciente que requiere de intubación endotraqueal y al
ser sometido a ventilación asistida por medio de la bolsa de presión positiva (ambú),
presenta un barotrauma secundario.
A consecuencia de una responsabilidad civil, se puede exigirla reparación de algún
daño causado (considerando como daño el menoscabo o detrimento que se causa
al patrimonio), o bien, el pago de perjuicios ocasionados como consecuencia del
daño (entendiendo por perjuicio toda aquella ganancia o aprovechamiento que se
deja de percibir).
Para la reparación del daño, el Código Civil establece también, en su artículo 1746,
la responsabilidad solidaria: “Las personas que han causado en común un daño,
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son responsables solidariamente hacia la víctima por la reparación a que están
obligados”. Ejemplo: cuando el prestador de servicios de urgencia efectúa un
tratamiento y se presenta una complicación, es responsabilidad de la institución el
pago del daño en forma solidaria con el prestador del servicio médico.
Responsabilidad penal
Se observa en la existencia de hechos que pueden ser constitutivos de delito. El
artículo 6o del Código Penal del Estado de México establece que el delito puede ser
por lo siguiente:
1. Acción: hacer las cosas, pero mal.
2. Omisión: no realizar lo que se tiene que hacer.
3. Comisión por omisión: olvidar lo que se tenía que hacer.
El artículo 7º del Código Penal clasifica los delitos de la siguiente manera:
1. Dolosos: se obtienen como resultado del daño deseado. El ejemplo más
significativo sería el abandono de pacientes o el aborto ilegal.
2. Culposos: el resultado obtenido es consecuencia de culpa. En este rubro hay
múltiples formas de incurrir en responsabilidad; entre ellas:
a) Negligencia: tener conocimiento sobre lo que se debe hacer y no realizarlo.
b) Impericia: el médico no actúa como lo llevaría a cabo cualquier colega en
igualdad de condiciones, con los conocimientos y habilidades exigidas.
3. Preterintencional: se presenta siempre que existe intención de causar un daño, el
cual va más allá de lo deseado. Ejemplo: defunción materna al realizar un aborto
ilegal.
El artículo184 del citado código establece que se impondrán de un mes a dos años
de prisión y de cincuenta a setecientos días de multa, además de un mes a dos
años de suspensión del derecho de ejercer la actividad profesional o técnica y
privación definitiva en caso de reincidencia.
En la fracción II del artículo 185 se señalan los destinatarios de las penas
mencionadas en el artículo anterior: “Los médicos, cirujanos, parteros, enfermeros y
demás profesionistas, similares y auxiliares que se nieguen a prestar sus servicios a
un lesionado o enfermo o al parto de una mujer, en caso de notoria urgencia, por
exigir el pago anticipado de sus servicios, sin dar de inmediato aviso a las
autoridades correspondientes u organismos de asistencia pública para que procedan
a su atención”.
Responsabilidad administrativa
Son responsables los servidores públicos que en el ejercicio de su cargo o comisión
incurran en alguna de las conductas establecidas en la Ley de Responsabilidades
de los
Servidores Públicos del Estado de México y Municipios.
Las acciones de posibles demandas a la práctica médica se basan en alegatos de
conducta negligente del prestador de servicios médicos. Para que la demanda
pueda seguir su curso, el paciente debe probar que se presentaron irregularidades
en el deber y el cuidado razonable, y que la lesión de que se queja fue causada por
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esa falla. Ejemplo: el no contar con el material suficiente y necesario que haya sido
requerido, o contar con aparatos en malas condiciones (respiradores,
succionadores, etcétera).
De acuerdo con lo mencionado, para que el médico incurra en responsabilidad al
actuar en actividades que le son propias, debe causar un mal con la intención de
realizarlo, o bien, originarlo sin intención por falta de conocimientos, de atención o
abandono del paciente.
En algunas partes del mundo, como en E.U.A., las leyes protegen a cualquier
persona que ofrezca asistencia de urgencia. Como regla general, la inmunidad legal
es concedida
sólo a personas que prestan ayuda gratuitamente. Se dice que la inmunidad que
califica por ley de “buen samaritano” no imposibilita a los lesionados de interponer
demandas; práctica que puede ser fomentada por la amplia variabilidad y
ambigüedad de sus leyes.
La paradoja moral puede resultar de una situación en que una persona
incompetente, haciendo muestra de una bienintencionada atención de rescate, será
acusada legalmente por no reunir normas aceptables de cuidado, mientras que el
espectador indiferente se excusa de cualquier responsabilidad.
En un estudio realizado por la Comisión de Arbitraje Médico del Estado de México, a
18 meses de actividades, el 10% de los asuntos recibidos correspondió a los
servicios de urgencias; de éstos, el 95% pertenecía a instituciones de asistencia, y el
5%, al sector privado. La edad más frecuente de presentación de quejas fue de 40 a
64 años en un 33%; la atención que se requirió fue derivada de accidente en un
33%, y en un 67% fue secundaria a enfermedad. El 62% de los casos fue por
atención médica, y el 38%, de tipo quirúrgico. No hubo diferencia en cuanto al sexo.
En lo que se toca al motivo de inconformidades, 38% se refirió al mal diagnóstico;
24%, a la negación del servicio; el 25%, al tratamiento, y el 13%, a la atención.
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* Artículo por publicarse en el Curso de Educación a Distancia titulado Primeros
auxilios, de Juan Carlos Álamo López, director del Instituto Canario de Estudios en
Promoción Social y Salud, en las Islas Canarias.
Cultura para la queja
Por la calidad de los servicios médicos
¿Cómo presentar una queja?, ¿a quién acudir para inconformarse por un mal
servicio brindado?, ¿quién puede ayudarnos ante los diversos problemas que
enfrentamos?, son algunas interrogantes que a diario se plantean cientos de
mexicanos cuando enfrentan un problema y requieren ayuda de instituciones
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oficiales u organismos no gubernamentales. Para responder a estas inquietudes y
brindar orientación ciudadana sobre cómo presentar una queja y ante qué instancias
pueden hacerlo, el pasado 12 de octubre se realizó en el Foro Cultural San Angel el
encuentro Cultura para la Queja, en el cual participaron diversas instituciones.
Entre ellas, hicieron acto de presencia la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, la
Comisión Nacional de Derechos Humanos, así como la Comisión de Derechos
Humanos del Distrito Federal, el DIF, la Secretaría de Seguridad Pública y la
Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal, junto con organismos no
gubernamentales, entre ellos Green Peace.
En dicho encuentro —que tuvo características de festival y kermesse— fue instalado
un módulo de atención al público por parte de la CONAMED, cuyo personal ofreció
asesoría sobre los diversos medios para interponer una inconformidad por atención
médica.
Adicionalmente se distribuyeron entre los asistentes juegos como: Serpientes y
escaleras de la salud y Memoriza CONAMED , entre otros materiales lúdicos y
didácticos elaborados por la institución, junto con folletería, cuadernos de
divulgación con respecto a los servicios que presta nuestro órgano.
En el marco de este festival, también fue presentado el libro El que calla otorga, de
Margarita Griebach y Carlos Márquez, de Educación para el Niño Callejero
(EDNICA, institución de asistencia privada,que ofrece atención médica y actividades
recreativas) y Jorge Arzate, de la fundación San Felipe de Jesús, quienes plantean
que al no denunciar o señalar una irregularidad, uno se hace cómplice de la misma.
La presentación del libro estuvo a cargo del obispo emérito Samuel Ruiz.
Por la creación de la Comisión Estatal de Arbitraje Médico de Baja California
César F. Contreras López
El doctor Contreras López es médico legista del ISESALUD de Baja California y
coordinador de la materia de medicina legal en la Facultad de Medicina-Mexicali de la
Universidad Autónoma de Baja California.
El médico, en su ejercicio, puede cometer faltas por situaciones de acción, omisión,
descuido, olvido, inadvertencia, distracciones, imprevisiones, morosidad, apatía,
precipitación, entre otras, las cuales, para términos prácticos, se engloban en tres
situaciones: negligencia, impericia e imprudencia. Pero, ¿quiénes son los indicados
para decidir cuándo un médico ha incurrido en alguna de las situaciones señaladas?
En la actualidad, el ejercicio de la práctica médica es regulado por diversas
reglamentaciones jurídicas y éticas. De entre éstas, destaca el Código Penal, que
impone sanciones que van desde las económicas hasta las privativas de la libertad.
Las éticas o deontológicas se adquieren desde la formación y señalan los deberes
de los médicos para con los pacientes y con la sociedad.
De acuerdo con nuestro sistema de justicia, son los jueces de las diversas
instancias legales quienes determinan, con apoyo en peritos auxiliares, si el médico
es responsable
de algún daño cometido en agravio del paciente o sus familiares. Debido a que
estas autoridades carecen de los medios técnicos y científicos para juzgar el acto
médico, se hace indispensable la conformación de un órgano que sí cumpla con
estos requisitos e intervenga en la solución de las diferencias entre médico y
paciente.
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Algunas de las instituciones de salud pública del estado cuentan con comités o
comisiones que realizan estas funciones; sin embargo, al pertenecer a la misma
institución, surge la desconfianza, ya que los usuarios consideran, como es natural,
que no se debe ser juez y parte.
Por éste y otros motivos considero necesaria la creación de una Comisión Estatal de
Arbitraje Médico que llene el vacío existente en la legislación de la prestación de los
servicios médicos de salud en cuanto a la responsabilidad profesional en el ejercicio
de la medicina. Esta comisión deberá tener toda la capacidad técnica, científica y
jurídica para dirimir las controversias desde su inicio hasta su fin, sin necesidad de
que intervengan otras instancias. Para ello se hará necesario restablecer claramente
sus atribuciones y funciones, así como su capacidad legal para la imposición de
sanciones; de otra manera, solamente servirá como otro medio más con que el
usuario cuente en su camino para solucionar sus conflictos.
Debemos tomar como ejemplo, mas no imitar, el trabajo desarrollado por la
Comisión Nacional de Arbitraje Médico, ya que las condiciones de nuestra región así
lo imponen.
Perspectiva de género en la CONAMED
Luz Elena Gutiérrez de Velasco
Licenciada en Letras egresada de la Universidad de Guadalajara, con estudios de Maestría en
la Universidad Julius Maximilian de Winsburgh, Alemania, y de Doctorado en El Colegio de
México. Actualmente dirige el Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer en el mismo
Colegio y es integrante del Consejo de la CONAMED.
En principio, debo decir que, por su misma conformación, la CONAMED representa
un avance indiscutible en la discusión de las controversias entre médicos y
pacientes y, sobre todo, con respecto a la calidad de la atención en el trato del
médico y de las instituciones hacia los pacientes.
El primer punto por destacar es que la creación de la CONAMED —como
institución, como punto donde convergen estas disputas y discusiones— ha sido una
decisión atinada, y que la institución ha cumplido cada año con mayor intensidad la
labor para la cual fue concebida.
Ahora bien, como parte de su Consejo, debo hablar de mi experiencia: me ha
enriquecido profundamente.
Mi participación en el Consejo se debe a un reclamo de la sociedad civil, que
advirtió en el momento de creación de la CONAMED, tras la conformación del
Consejo que en éste no había ninguna mujer. A la fecha, el Consejo cuenta con diez
integrantes —dos de ellos mujeres— y sesiona, de manera ordinaria, cuatro veces al
año, más las veces que se requiera frente a situaciones de carácter extraordinario.
Evidentemente, la mayor parte del Consejo está compuesta por representantes de
los núcleos nodales de la labor de CONAMED; es decir, por médicos y abogados. El
resto está conformado por representantes de la sociedad civil.
En cierta forma, podría decirse que fui invitada como la representante de un sector
importante de mujeres, con un interés muy especial en tener una representatividad
femenina en consejos de esta índole.
Mi primer encuentro con la CONAMED consistió en conocer su funcionamiento. Me
parece muy destacable el hecho de que su Consejo tenga una visión
interdisciplinaria; eso es algo muy enriquecedor.
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El Consejo pudo haber sido conformado sólo con un núcleo de representantes
médicos —lo cual es de notarse, porque las controversias tienen su inicio, de hecho,
en una buena o mala atención médica— e indudablemente requería la presencia de
abogados que pudieran normar los criterios de las acciones necesarias para
resolver las disputas. De esta manera, habría atendido las dos necesidades básicas
de la Comisión. Afortunadamente, la CONAMED decidió abrir su Consejo a
personas de otras disciplinas, con otros conocimientos, para que —desde diferentes
ángulos— pudieran ver las problemáticas de la relación médico-paciente y conocer
las controversias que en el propio Consejo se discuten.
Por un lado, esta invitación, esta apertura, enriquece al Consejo; por otro, informa a
la
sociedad civil sobre las determinaciones que se toman en la CONAMED.
Así, el Consejo posee cierta bipolaridad: por un lado, se fortalece con la presencia
de representantes de otras disciplinas —como es el caso de la doctora Juliana
González, quien tiene un amplio conocimiento de cuestiones sobre ética médica—y,
por otro, adquiere una nueva dimensión enriquecida con diferentes opiniones,
perspectivas y aproximaciones a un mismo problema.
Cada uno de los integrantes del Consejo somos voceros de la sociedad y podemos
externar cuál es el avance y cuáles las aportaciones de la CONAMED tras estos
cuatro años de trabajo tan intenso bajo la dirección del doctor Fernández Varela,
quien ha tratado de dar respuesta a todas las inquietudes que le hemos planteado,
tanto desde el ámbito médico y legal, como desde otras miradas —la mía bajo el
enfoque de género— con respecto a la atención médica.
Uno de mis primeros comentarios cuando me integré al Consejo fue llamar la
atención sobre el hecho de que, en los primeros informes que me dieron —muy
detallados, muy acuciosos— con respecto a los servicios médicos, sólo se hablaba
de usuarios. Fue mi preocupación es enfatizar que sí, hay usuarios; pero también
usuarias, y que las necesidades de unos y otras son diferentes frente a las diversas
especialidades de la medicina.
En un segundo paso, fue interesante observar que el mayor número de quejas
provenía de dos especialidades: ginecobstetricia y medicina familiar. Si hiciéramos
un conteo muy pormenorizado, nos daríamos cuenta de que las mujeres
conformamos una alta proporción de la población usuaria de servicios médicos, por
lo que es importante destacar la presencia de la mujer en el uso de los servicios de
salud, tanto públicos como privados, y enfatizar la importancia de que se atiendan
los requerimientos de las mujeres frente al trato con el médico o la médica.
Con respecto a las controversias y disputas que se presentan en la CONAMED, una
gran parte podría resolverse a través de una buena comunicación en la relación
médico-paciente; porque en gran medida se trata de una relación que se mueve a
través del ámbito lingüístico.
Generalmente, el trato que los médicos y, en muchos casos, también las médicas,
ofrecen a las mujeres —sean de clase media o baja, campesinas o indígenas;
hablamos,
prácticamente, de todos los estratos sociales—es, por llamarlo de alguna manera,
paternalista.
Es común que cuando una mujer se presenta en un consultorio sea tratada como
una menor de edad. Por supuesto, esto no sucede en todos los casos, no quiero
generalizar pero sí es una constante, y esto genera la falta de comunicación que
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debería prevalecer en la relación. Desde el ángulo de quien atiende,
frecuentemente, no se toman en consideración los niveles de cultura, de
conocimientos o de vocabulario del paciente, y todo esto puede traducirse en un
incorrecto acatamiento de las instrucciones que ofrece el médico o la médica. Todo
por incomprensión.
Este problema se convierte, después, en un asunto médico y, más tarde, en una
queja en contra del servicio que se recibió. Esto, repito, se podría resolver fácilmente
con una buena comunicación.
En estos años he comprobado que los consejeros y consejeras de CONAMED
hemos dado algunas posibles sugerencias para la resolución de problemas, y creo
que ha habido una respuesta inmediata por parte de la CONAMED.
Pongo un ejemplo: cuando hablaba de los problemas de la relación médico paciente,
y de la alta incidencia de las mujeres como pacientes, como usuarias de los
servicios médicos, hubo una respuesta y se les intentó dar una atención
personalizada que retome y entienda las necesidades de las mujeres que presentan
quejas.
Desde distintos ángulos, otros consejeros han planteado determinados
requerimientos y han encontrado una respuesta franca y abierta en la búsqueda de
soluciones.
La CONAMED es un organism o nuevo en México, que en mucho ha partido de la
creatividad de la comunidad médica y de la comunidad intelectual mexicana con el
fin de encontrar salida a los problemas de la atención médica.
No era la idea crear una institución que sirviera sólo a la comunidad médica, sino
también a la sociedad civil, con respecto al buen o mal servicio que recibe en las
instituciones de salud públicas y privadas.
En este sentido, pienso que el Consejo cumple con la función, muy importante, de
presentar problemas y aclarar dudas; muchas veces ha servido para resolver, con el
trabajo conjunto de los integrantes del propio Consejo y los miebros de la
CONAMED que asisten a las juntas, algunas cuestiones ambiguas, de difícil
interpretación. Eso es dar un paso adelante en la manera en que la CONAMED
dirime los problemas entre los usuarios de servicios y los médicos.
En el Consejo y en la CONAMED hay el interés central de considerar a la salud
como un derecho de la población mexicana. Y aunque las instituciones encargadas
de ofrecer servicios de salud persiguen el mismo objetivo, en la consecución de ese
fin a veces se presentan problemas y entran en pugna el médico o médica, por una
parte, y el usuario o usuaria, por la otra.
En ese momento, cuando surge la controversia, la CONAMED y el Consejo tienen
que llevar a cabo una labor de imparcialidad. No se busca defender al médico o al
paciente en particular. Ha sido importante establecer, a través de las Opiniones
Técnicas, los criterios que pueden deslindar una mala práctica tajante de una mala
práctica con elementos accidentales, de imprudencia, etcétera. Todo esto es puesto
en la balanza.
La CONAMED ha estado empeñada hasta ahora —y esa es mi convicción— en la
búsqueda de la objetividad e imparcialidad frente a cualquier deseo de favorecer a
uno u otro grupo de intereses; mientras esto ocurra así, se le garantizará a la
sociedad el derecho a la salud. De otra manera, sería un derecho escrito con letras
de oro en la Constitución, pero sin cumplirse en la cotidianidad de esa relación, a
veces tan difícil, entre médico y paciente.
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Lo ideal sería que la CONAMED llegara a un punto en que no fuera necesaria, pero
sabemos bien —los números no nos engañan— que en la medida que se ha
conocido la función de la CONAMED, se ha incrementado la disposición para
establecer quejas. Esto quiere decir que las instituciones de salud como tales no
pueden vanagloriarse aún de ofrecer una calidad total.
En este momento, con los procesos de globalización, lo que se está buscando es,
precisamente, esa alta calidad; sin embargo, es claro que el médico no es un
taumaturgo que puede resolverlo todo. Existe la voluntad de dar la mejor atención a
los usuarios de servicios médicos, pero también se desliza el error humano; un error
como el de Puerto Vallarta, por ejemplo (Cfr. Revista CONAMED, año IV, Vol 4. No
15, pp. 53-56).
En ese caso la CONAMED intervino de oficio; pero, en la gran mayoría de los casos,
actúa a petición de parte, ya sea para orientar a la población acerca de los servicios
médicos que le son proporcionados, para conciliar conflictos o emitir laudos o
dictámenes.
“... en nuestro caso, se tendrán que conformar grupos interdisciplinarios de estudio y seminarios
de investigación para analizar cómo podemos minimizar el efecto de la medicina prepagada,
pues lo importante es salvaguardar el derecho a la salud de la población”.
Entre las funciones de la CONAMED, me parece que la orientación ha sido muy
importante. La orientación, incluso la telefónica, satisface a muchos de los quejosos
que, antes de externar una queja formal, solicitan información; en cuanto se les
brinda una explicación cuidadosa, atinada, en un lenguaje llano, ven que no hubo
otra posibilidad. En este sentido, me parece que la función orientadora de la
CONAMED es cumplida con creces.
En cuanto a la conciliación, ésta es un poco más difícil, pues requiere de un largo
camino de avenencia entre las partes, y en lo referente al arbitraje es necesario que
dichas partes acepten y se sometan a un juicio arbitral; el resultado ya no depende
de su voluntad, sino de quién tenga la razón luego de un estudio profundo y un
análisis más especializado del problema. Lo que en este proceso hace la
CONAMED, y lo hace bien, es emitir opiniones técnicas que le dan validez y peso a
la toma de decisión que se haga a favor de una u otra parte en la disputa.
Considero que para las necesidades de las controversias, tal como se han
planteado, las tres funciones fundamentales de la CONAMED —orientación,
conciliación y arbitraje, son suficientes. Además, si se evaluara la posibilidad de
ampliar las capacidades penales de la CONAMED, de ocurrir, entrarían en
controversias muy fuertes los ámbitos médico y jurídico.
Lo que se intenta conseguir, finalmente, es mejorar las condiciones de prestación de
servicios médicos; en este sentido, esperamos que, en algún momento, el número
de quejosos y quejosas frente a la CONAMED vaya en descenso.
Cuando veamos esta disminución de quejas, también podremos comprobar que se
han atendido las Opiniones Técnicas, que ha habido una respuesta por parte de las
instituciones públicas y privadas de prestación de servicios médicos para mejorar en
todos los ámbitos; no sólo en el proceso mismo de la comunicación, sino también en
la atención directa al paciente, en el tratamiento quirúrgico, y en no escatimar los
medios disponibles para mejorar la salud de un enfermo.
Prospectiva
Como parte del proceso del globalización, ahora vemos venir a pasos agigantados
la medicina prepagada. Como una sociedad consciente, que reflexiona en torno a
estos problemas, debemos aprender de los buenos y malos ejemplos del exterior,
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porque los sistemas de servicios médicos a través de aseguradoras tienen muchos
años en otros países, como Alemania y Estados Unidos.
Tenemos que aprender de otras experiencias y tratar de buscar soluciones a los
conflictos que ya prevemos. Si no supiéramos lo que significan la medicina
prepagada y sus implicaciones, podríamos decir que actuamos por ignorancia; pero,
en nuestro caso, se tendrán que conformar grupos interdisciplinarios de estudio y
seminarios de investigación para analizar cómo podemos minimizar el efecto de la
medicina prepagada, pues lo importante es salvaguardar el derecho a la salud de la
población.
Si este derecho no es atendido en la medida en que requiere, llegaríamos al punto
de sacar provecho del enfermo, lo que me parece totalmente denigrante. Todo esto
se encuentra en proceso de estudio; mas, pese a no ser aún realidad, los problemas
se avecinan y, en su momento, tendrán que ser enfrentados por la CONAMED.
Entendemos que enfermos con enfermedades prestablecidas van a tener que
someterse a cierto tipo de cláusulas especiales; seguramente la CONAMED hará
alguna recomendación para que este tipo de enfermos tengan, a la larga, el derecho
a recibir atención médica.
Hemos visto que ciertas políticas tienden a recortar los medios, en lugar de
incrementarlos hasta el punto en que se obtenga una óptima respuesta a las
necesidades de los usuarios y usuarias.
Tanto por parte de la sociedad que lo exige, como por parte de la comunidad
médica y de las instituciones que tienen interés en mejorar sus servicios, esperemos
llegar a ver el decrecimiento de las quejas; no su desaparición, porque creo que la
CONAMED, durante
los próximos 20 o 30 años, va a cumplir una función muy importante como mediador
entre de dos fuerzas sociales, cada una con sus argumentos y sus puntos de vista.
El Modelo de Arbitraje Médico, hacia un lustro de experiencia
Personalidades relevantes: exconsejeros de la institución, comisionados estatales de arbitraje
médico y un secretario de salud estatal comentan la evolución del arbitraje médico en el país.
La Comisión Nacional de Arbitraje Médico ha logrado un avance sustancial en
credibilidad y confianza, tanto por parte de la sociedad como por el gremio médico,
coinciden en señalar destacados médicos y juristas, quienes advierten una
consolidación paulatina del organismo, y prevén nuevos retos, que deberán
sortearse con el trabajo y la sensibilidad demostradas desde su instauración. A este
avance contribuye la instalación a la fecha de 14 instituciones similares en el interior
de la República, en las cuales se asimilan los procedimientos de atención de queja
en favor de la ciudadanía, lo cual nos permite hablar de un modelo de arbitraje
médico en nuestro país.
Credibilidad social y respaldo de la comunidad médica
Para el Dr. Sergio García Ramírez, quien fuera Consejero durante los primeros años
de la CONAMED, considera que hubo un avance notable al lograr la credibilidad y
aceptación sociales paralelas al convencimiento de la actuación del órgano gremio
médico; así recuerda:“En un principio algunas personas pensaron que la CONAMED
sería excesivamente benévola con los profesionales de la medicina o, por el
contrario, excesivamente rigurosa e incluso inquisitiva.
“Sin embargo, debió esforzarse como un órgano que equilibraba los de intereses en
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pugna, atenido estrictamente a las reglas de la ética, la ley y la buena práctica
médica. Estimo que ya se ha superado la reticencia inicial, donde la hubo”.
El jurista e investigador universitario explica que, antes de 1996, año en que fue
creada la CONAMED, se carecía de un organismo con atribuciones específicas para
afrontar y resolver los problemas surgidos de las controversias médicas; hasta 1996,
los interesados recurrían a la Comisión Nacional de Derechos Humanos o a los
órganos jurisdiccionales; no obstante, hoy —asegura—, su presencia es
indispensable y la realidad confirmó lo que parecía benéfico para las instituciones de
salud, los prestadores de servicios médicos y los propios usuarios de estos
servicios.
Para el también exconsejero de la CONAMED, Dr. Mauro Loyo Varela, actual
Secretario de Salud del estado de Veracruz, fue de interés fundamental para el
trabajo del órgano colegiado garantizar la credibilidad en el actuar de la institución.
Para ello, se establecieron políticas que condujeron las acciones del nuevo
organismo; y se pro-pusieron criterios respecto al perfil de sus servidores públicos.
Del mismo modo, se preocuparon por contribuir a la difusión de sus atribuciones
ante la sociedad:
“Al principio, la impresión de los profesionales de la salud fue de desconfianza,
consideraban se trataba de un organismo coercitivo; actualmente, están convencidos
de sus procedimientos y resultados, con gran aceptación del gremio, como se
comentó el 23 de septiembre pasado en la Semana Quirúrgica de la Academia
Mexicana de Cirugía, celebrada en Xalapa, Veracruz. Además, es motivo de
beneplácito conocer las respuestas de los usuarios después de que presentan sus
demandas a la Comisión; en sus comentarios es notoria su satisfacción por los
resultados obtenidos”.
Al respecto, el Dr. Audomaro Gurría del Castillo, fundador de la primera Comisión
Estatal de Arbitraje Médico y actual titular en Tabasco, opina: “el surgimiento de la
CONAMED motivó la creación de un organismo semejante en la entidad, como una
respuesta a la necesidad de buscar una mayor calidad en la práctica médica. Fue
difícil, se tuvo que ganar la confianza de usuarios y prestadores de servicios, sobre
todo, que entendieran que éste era un organismo de buena fe, que buscaba
solucionar problemas mediante la conciliación, y no un órgano que duplicara las
funciones de los jueces, porque no estaba diseñado para juzgar ni sancionar a
nadie”. Y habla de resultados:
“Las denuncias contra los prestadores de los servicios médicos en las agencias del
Ministerio Público de la entidad disminuyeron en más del 90%, porque los usuarios
prefirieron nuestros servicios; los titulares en la prensa amarillista en donde
etiquetaban al médico de carnicero o asesino desaparecieron, gracias al principio de
confidencialidad que se maneja en la institución.
“El temor del médico a las demandas, que lo hacía correr a comprar seguros de
protección médico-legal, ha disminuido, y tiende a desaparecer. Los médicos
entendimos
que el mejor seguro es cumplir con lo indicado en las normas oficiales mexicanas;
hacer las cosas para las cuales estamos capacitados y autorizados”.
Modelo de arbitraje médico
“Afortunadamente el modelo de CONAMED, seguido inicialmente por Tabasco, ha
sido adoptado —gradualmente— en 14 entidades federativas que, con sus variantes
en cuanto a funciones y procedimientos según la aplicación de las respectivas leyes
estatales, todas buscan el mismo objetivo: contribuir a mejorar la calidad de los
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servicios y la atención médica”.
De acuerdo con el Dr. García Ramírez, tanto la idea que dio origen a CONAMED
como el modelo propuesto han probado sus bondades, y explica por qué es
importante crear instancias especializadas para tutelar el derecho a la salud en
todas las entidades federativas:
“En algunos casos, podría haber comisiones regionales o delegacionales de los
organismos estatales. Uno de los problemas más severos que afronta la sociedad
moderna es el acceso a los servicios públicos, entre ellos el servicio de justicia. En
cierto modo, la CONAMED es un agente de justicia.
“Por eso es indispensable mejorar y ampliar la posibilidad de que toda la población
tenga acceso expedito a este servicio. El derecho a la protección de la salud tiene
las características de derecho universal, en los términos del artículo 4º de nuestra
Constitución. En tal virtud, también debe universalizarse, en la más amplia medida a
nuestro alcance, la posibilidad de que los ciudadanos planteen y resuelvan
problemas ante una instancia creada, específicamente, para la tutela de ese
derecho humano”.
En ese sentido el Dr. Mauro Loyo Varela, Secretario de Salud y Asistencia de
Veracruz, coincide en que el modelo ha sido muy satisfactorio, reitera la
conveniencia de instalar nuevas comisiones estatales en todo el país y recomienda
mantener unidas, fortalecer y mejorar las funciones de las ya creadas.
Medicina defensiva
Ante la probabilidad de que la medicina defensiva —que consiste en el empleo por
parte del médico o la institución de una serie de procedimientos de diagnóstico,
laboratorio y tratamiento con la finalidad de evitar conflictos— o el advenimiento de
instituciones de seguros en atención de la salud, constituyan un riesgo que deberá
enfrentar la CONAMED, el doctor Loyo Varela sugiere: “enfrentar el riesgo de la
medicina defensiva, dirigiéndonos a solucionar sus causas, mejorando la relación
médico-paciente, elevando la preparación ética y profesional del personal de salud;
desde la licenciatura hasta los programas de residencias, tratando de promover la
certificación de especialistas; y generando normas oficiales para el ejercicio
profesional.
Al respecto, el doctor García Ramírez opina que al existir una mayor conciencia de
los derechos individuales y de la responsabilidad que puede derivar de una
inadecuada prestación de servicios, aumenta la posibilidad de que surjan litigios
derivados de la práctica profesional. “Conviene insistir en el constante mejoramiento
de la relación médico-paciente y adoptar las medidas necesarias para prevenir
litigios”.
Perspectivas
Cabe destacar que la mayoría de los entrevistados coincide en que la buena marcha
de la Comisión Nacional y su ejemplo hacia las entidades federativas se debe,
sustancialmente, al trabajo realizado por su titular. También, en que hay un futuro
promisorio para la CONAMED y las comisiones en los estados, por sus ventajas
respecto a otros métodos para dirimir controversias: imparcialidad, objetividad,
gratuidad, buena fe y confidencialidad.
No obstante, el doctor Loyo Varela vislumbra un reto fundamental: contrarrestar los
efectos negativos de la práctica médica propuesta por los administradores de salud;
esto se lograría con una mayor difusión entre la comunidad médica analizando sus
riesgos; y con respuestas justas y equitativas, tanto para los médicos como para los
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pacientes.
El doctor García Ramírez concluye: “los retos de CONAMED son producto de
crecientes problemas y complejas circunstancias. Es seguro que aumentará el
número de casos sometidos a su conocimiento, lo que exigirá mayor disponibilidad
de recursos, más trabajo y sensibilidad para mantener la alta calidad del servicio
frente a una demanda incesante.
“Obviamente, en mucho contribuirá la comprensión por parte de los prestadores de
servicios de salud de la información que se proporcione a la población acerca de la
función que cumple la CONAMED, a fin de que haya racionalidad en las
expectativas y claridad en las soluciones”.
El arbitraje Médico en los Estados
El doctor Audomaro Gurría del Castillo opina que las Comisiones Estatales se han
creado a paso lento, ya sea porque ha faltado voluntad política de gobernantes o por
la resistencia que han mostrado los colegios médicos estatales para su formación,
bajo el argumento de que aumentarán las demandas. Y puntualiza:
“Su posición es falsa; lo único que demuestra es un grave desconocimiento del
organismo y la necesidad, como se consensó en Tabasco, de ampliar masivamente
su difusión. Las Comisiones Estatales existentes llenan un espacio y cubren la
necesidad por una medicina de más calidad, ya que atienden a casi el 50% de los
habitantes del país”.
Es conveniente anotar que dichas Comisiones Estatales no están exentas de
problemas o dificultades que, en menor medida, han obstaculizado su cabal
funcionamiento. Así, por ejemplo, la falta de recursos humanos capacitados, la
carencia de infraestructura la necesidad de adoptar criterios o procedimientos
homogéneos, y la suscripción de convenios con entidades afines, entre otros.
Tales circunstancias han sido planteadas y atendidas en tres reuniones de
acercamiento con el Comisionado Nacional de Arbitraje Médico y en una más,
organizada por la CEAM tabasqueña.
Para el doctor Lucio Lastra Escudero, Secretario de Salud de Tabasco, que presidió
la reunión que congregó a las comisiones estatales en Villahermosa los días 24 y 25
de agosto, la experiencia fue útil y enriquecedora, porque permitió el intercambio de
experiencias con instituciones hermanas. Luego de aceptar que este tipo de
reuniones deben tener cierta continuidad para establecer un modelo de arbitraje
uniforme, dijo:
“Hay que resaltar la valiosa asistencia del público, principalmente de trabajadores
del sector salud, lo cual habla del común interés porque las cosas se hagan mejor.
Tuvimos oportunidad de enseñar lo que hacemos, estrechar lazos de amistad,
aprender e intercambiar experiencias”.
Sobre el particular, el doctor Gurría advierte que a dichas Comisiones debe dárseles
mayor autonomía técnica y económica; y, de ser el caso, expedir leyes propiasque
regulen su funcionamiento y aseguren su continuidad y permanencia.
Tras la reunión de Tabasco, el Comisionado Nacional de Arbitraje Médico indicó que
se cumplieron los objetivos al informar a la comunidad médica y a la población los
aspectos legales y éticos con que opera la medicina mexicana; al dar a conocer los
principales motivos de queja de los usuarios; y difundir los medios para dirimir
controversias, cuando haya sospecha de que la calidad de los servicios no ha sido
adecuada.
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Señaló que entonces funcionaban 13 comisiones —14 si se considera a la de
Morelos.
Informó que están en proceso de integración las correspondientes a Sonora,
Tamaulipas, Baja California Sur, Sinaloa, Nayarit, Zacatecas, Campeche, Chiapas,
Tlaxcala e Hidalgo, que podrán instaurarse en el curso del próximo año.
Un organismo similar a CONAMED en Perú: Isasi Cayo
Isasi Cayo, Superintendente de Entidades Prestadoras de Servicios de Salud en Perú, recibió al
titular de CONAMED, Dr. Héctor Fernández Varela, a fin de firmar un convenio donde se
aprovechen las experiencias de ambos países en el ámbito de la conciliación y el arbitraje
médicos.
Doctor Héctor Fernández Varela Mejía:
Su presencia ilustra las cordiales relaciones entre México y el Perú, dos países que
están dispuestos a traducir su antigua amistad en una mutua colaboración científica
y técnica para el desarrollo y el bienestar de sus pueblos.
Sin lugar a dudas, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico es una institución que,
a pesar de su relativa juventud, constituye un importante referente en América Latina
en el campo de la solución de los conflictos que ocurren en la prestación de los
servicios de salud y en la relación médico-paciente.
Creada en 1996, la CONAMED ha logrado, en corto tiempo, efectuar contribuciones
originales a la solución de los conflictos en el campo médico desde una óptica
centrada en la protección de los derechos de los pacientes y en la calidad de los
servicios de salud
que se presta a la población.
Pero no se ha limitado a ello: a través de los Simposios Internacionales que ha
organizado anualmente, desde el mismo año de 1996 y de las publicaciones que los
han acompañado, ha contribuido a la generación e intercambio de información sobre
una gran diversidad de temas, aportando decisivamente a la difusión del
conocimiento en la región y produciendo un innegable impacto, teórico y práctico, en
el tratamiento de los conflictos en materia de salud, aplicando las técnicas y los
procedimientos de la conciliación y el arbitraje especializado.
En nuestro medio, la ley y las políticas de modernización de la seguridad social en
salud han reconocido la importancia de contar con métodos de solución de
controversias justos, eficientes, de fácil acceso y útiles tanto para el paciente o
asegurado, como para su contraparte, el proveedor de los servicios de salud.
Todo ello ha generado que tanto la conciliación como el arbitraje se hayan
convertido en la alternativa más atractiva para la solución de las controversias del
sistema de seguridad social en salud y, por qué no decirlo, del sistema de salud en
su conjunto.
En la SEPS estamos seguros que la conciliación y el arbitraje, así como los demás
medios alternativos de solución de controversias, contribuirán decididamente a una
solución justa y oportuna de los problemas por los que puedan atravesar los
usuarios de los servicios de salud. Coadyuvarán, asimismo, a generar la necesaria
confianza en el público usuario del sistema, evidenciando que tanto los centros de
atención médica como los proveedores de programas de salud que operan en el
marco del mismo, se encuentran seriamente comprometidos en unir esfuerzos para
propiciar soluciones equitativas y eficientes, a través de vías que privilegian las
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maneras amigables y no confrontacionales, para la solución de conflictos.
Por ello hemos constituido el Centro de Conciliación y Arbitraje, organismo
autónomo de la Superintendencia de Entidades Prestadoras de Salud (SEPS) que
tiene competencia para administrar los procedimientos de conciliación y arbitraje y
que viene promoviendo su aplicación a la resolución de conflictos presentados por
los usuarios de los servicios de seguridad social en salud, luego de efectuados
reclamos ante su respectiva Entidad Prestadora de Servicios de Salud (EPS).
Señor Comisionado: Estamos convencidos que en todas las tareas enunciadas, el
intercambio de experiencias con la institución que usted conduce nos será de gran
inspiración. Las acciones de cooperación que hoy iniciamos con la suscripción del
Memorandum que acabamos de rubricar, constituyen la promesa de un trabajo
arduo en pos de la mejoría de la calidad de los servicios de salud en nuestros
países. Muchas gracias.
*Palabras expresadas en la ceremonia de suscripción del convenio.
Firman convenio México-Perú
Con el objetivo de establecer las bases y mecanismos de cooperación para mejorar
la atención de quejas presentadas por los usuarios de los servicios médicos, la
Secretaría de Salud de México, a través de la Comisión Nacional de Arbitraje
Médico, y el Ministerio de Salud del Perú, a través de la Superintendencia de
Entidades Prestadoras de Salud (SEPS) firmaron un convenio de cooperación
bilateral y de asistencia recíproca.
Entre las consideraciones que animan dicho convenio figuran: el deseo de fortalecer
los vínculos de entendimiento y amistad entre ambos países; las afinidades que los
unen en razón de su historia, cultura e idioma comunes; la experiencia de México en
materia de resolución alternativa de conflictos médicos, como la conciliación y el
arbitraje, y la importancia de mejorar los mecanismos que contribuyen a lograr una
atención oportuna de las quejas presentadas por los usuarios de los servicios
médicos.
Lo anterior, en el marco de las disposiciones del Convenio Básico de Cooperación
Técnica y Científica entre los gobiernos de México y la República del Perú, firmado
en la Ciudad de México, el 26 de marzo de 1996.
El convenio, signado como Memorandum de Cooperación, enmarca lo siguiente:
a) Intercambio de experiencias sobre el tratamiento de las controversias en materia
de salud y su solución a través de la conciliación, el arbitraje y otros medios
alternativos de resolución de conflictos;
b) Intercambio de expertos y funcionarios para la realización de actividades de
capacitación y difusión de procedimientos de conciliación y arbitraje en materia de
salud;
c) Realización de pasantías de funcionarios y expertos en la sede que acuerden las
partes;
d) Intercambio de información estadística y de resultados relacionados con la
utilización de los medios alternativos de resolución de conflictos en el ámbito de
acción de cada parte;
e) Cooperación para la realización de estudios e investigaciones en relación con la
aplicación de la conciliación, el arbitraje y otros medios alternativos de resolución de
conflictos en las controversias suscitadas en la materia de salud;
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f) Intercambio de información y publicaciones en general;
g) Organización de seminarios, talleres y conferencias, entre otras actividades que
acuerden ambas partes.
El documento fue suscrito en Lima, Perú, el pasado 12 de septiembre, por el doctor
Juan Felipe Isasi Cayo, Superintendente de Entidades Prestadoras de Salud del
Ministerio de Salud del Perú, y el doctor Héctor Fernández Varela Mejía,
Comisionado Nacional de Arbitraje Médico.
Voces CONAMED
En pocas ocasiones se ha estudiado en estas páginas el papel de la anestesia en una serie de
casos. Por su importancia, destacamos a través de un dictamen médico pericial una de estas
situaciones extremas, donde las complicaciones desembocan en la pérdida de una vida
humana.
Estudio del caso
Motivo del estudio pericial
Queja presentada por la madre de la paciente por mala atención médica
proporcionada a su hija. Únicamente sabe que acudió al médico para que le
realizaran una «operación para no tener familia y posteriormente le avisaron que su
hija había fallecido y que la misma no padecía enfermedad alguna».
Resumen clínico
La paciente, de 35 años de edad, acudió el 22 de mayo de 1997 al servicio de
planificación familiar, para ser intervenida quirúrgicamente de salpingoclasia
bilateral, como método definitivo de control de la fertilidad.
La historia clínica señala los siguientes datos de importancia: Antecedentes heredofamiliares: padre fallecido por complicaciones de diabetes mellitus tipo II.
Antecedentes personales: toxicomanías negativas; proviene de medio
socioeconómico bajo; estado civil: casada.
Paciente femenino de 35 años de edad con antecedentes de importancia:
colecistectomía, G: 5; P: 5, C: 0; A: 0; DOC: ignora; FUR: 14-IV-97, FUP 20-II-97.
A la exploración física: tranquila, consciente, orientada, con obesidad exógena, con
buena hidratación y coloración de piel y tegumentos; cardiorrespiratorio: sin datos
patológicos; abdomen: globoso a expensas de panículo adiposo, con cicatriz previa
media supraumbilical. Tacto vaginal: cervix posterior, formado, cerrado, útero de
aproximadamente 8x6x4, anexos no palpables; resto sin datos de patología. TA:
90/60 mm Hg; Peso: 79 kg.; talla: 1.44m;
Impresión diagnóstica: fertilidad satisfecha y obesidad exógena. Plan: OTB.
La nota preanestésica informó lo siguientes datos de importancia:
Paciente femenino, niega antecedentes alérgicos y transfusionales. Exploración
física: obesa, cuello corto, mallampati 3, tegumentos y mucosas con buena
coloración, con buena hidratación, cardiopulmonar aparentemente sin compromiso.
El resto sin complicaciones.
Diagnósticos: paridad satisfecha; obesidad exógena, cuello corto. Riesgo anestésico
quirúrgico (RAQ: II). Plan: Bloqueo peridural.
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En la hoja de conducción anestésica quedó asentado lo siguiente: la paciente
ingresó a quirófano aproximadamente a las 12:20 horas, no se le aplicó medicación
preanestésica, sus signos vitales iniciales fueron tensión arterial de 120/80 mm Hg,
frecuencia respiratoria de 18 por minuto, frecuencia cardiaca de 90 por minuto y
temperatura de 36.5º, a las 12:40 horas se aplicó bloqueo peridural a nivel de L2-L3,
utilizando la técnica de pérdida de resistencia, aplicando 250 mg. lidocaína al 2%
con epinefrina y 200 mg. de lilocaína simple al 2% por catéter peridural, 10 minutos
después el último registo de signos vitales señala 100/60 y FC 100 min.
Se inicia el acto quirúrgico a las 13:00 hrs, mediante incisión media suprapúbica de
aproximadamente 5 cm. de longitud, incidiéndose por planos hasta aponeurosis,
momento en el cual la paciente refiere leve dolor, se continúa incidiendo peritoneo
parietal, en donde la paciente refiere dolor más intenso, motivo por el cual se decide
cambiar de técnica y administrar anestesia general endovenosa, administrando
propofol 200 mg. I.V.
Se localiza la salpinge derecha y se procede a realizar la oclusión tubaria tipo
Pomeroy modificada; acto seguido se intenta la localización de la salpinge izquierda,
administrando una segunda dosis de propofol 200 mg. IV, lográndose la oclusión
tubaria Pomeroy modificada de lado izquierdo, en la nota transanestésica no se
reportan cifras tensionales ni frecuencia cardiaca, se inicia la asistencia ventilatoria
con presión positiva, mediante mascarilla y oxígeno al 100% 3/l min. y aplicación de
vecuronio a dosis de 2 mg. Al no encontrar adecuada relajación muscular y dificultad
para la intubación se administran 2 mg. más, intentándose nuevamente la
intubación, con cánula NO. 7 (endotraqueal), al no lograrse tras varios intentos se
aplica guía metálica a la cánula para nuevos intentos (3 intentos), no siendo posible,
se sigue asistiendo con presión positiva y oxígeno al 100%, la nota registra la
aplicación de atropina 2 mg y adrenalina 1 mg. al diagnosticar paro cardiaco. Se
inicia masaje cardiaco, mismo que se suspende ante la nula respuesta al manejo a
las 13:30 hrs. al encontrar midriasis sostenida y apnea, por lo que se diagnostica
muerte cerebral; hora de la muerte 13.40 hrs.
Informe de necropsia
Existen en el expediente en cuestión el siguiente informe.
Cráneo: con presencia de congestión de la masa encefálica.
Tórax: se observa la tráquea encontrándose ésta reducida en la luz traqueal y
bronquial; se apreció congestión pulmonar y equimosis en ambos pulmones;
corazón: sólo se apreció vasodilatación de coronarias.
Abdomen: se aprecian bridas en región hepática y estómago, así como la ausencia
de vesícula biliar; estómago: se encontró lleno de aire, así como asas intestinales.
Útero normal, se aprecia ligadura y corte de ambas trompas tubarias; vejiga vacía.
En conclusión: Por lo anteriormente descrito, se concluye que la paciente falleció de
hipoxia cerebral, consecuencia de un broncoespasmo y espasmo traqueal.
Análisis del caso
El presente análisis está basado en los datos obtenidos del expediente.
En términos de lo anterior el problema se centra en determinar:
• La causa del fallecimiento.
• Si se aplicaron los principios científicos y técnicos que rigen la práctica médica.
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• Si se tomaron las medidas de seguridad para evitar el evento adverso.
• Si el fallecimiento pudo ser evitado.
• Señalar si existió responsabilidad profesional.
En relación con el bloqueo peridural, es la técnica anestésica de primera elección
para el tipo de cirugía programada, sin embargo no hay referencia de haber
expandido el volumen plasmático previo a la aplicación del mismo; tampoco se hace
referencia a la administración de oxígeno suplementario posterior a la aplicación del
bloqueo; no se hace referencia a la altura (dermatomas alcanzados) y calidad del
bloqueo obtenido; sin embargo, se puede identificar que había efecto anestésico del
bloqueo debido a que se pudo iniciar la cirugía, asociado al bloqueo simpático
evidenciado por la disminución de la presión arterial. De la hoja de anestesia y
postanestésica difícilmente se puede determinar el tiempo que transcurrió antes de
tener que cambiar de técnica; tampoco se puede determinar la magnitud y el tiempo
que la paciente presentó hipotensión.
Siempre que se utiliza como método anestésico el bloqueo peridural, existe la
posibilidad de tener que cambiar la técnica para administrar anestesia general ante
la presencia de alguna eventualidad que dificulte o contraindique la anestesia
regional o bien por necesidad de asegurar la vía aérea
Siempre que se utiliza como método anestésico el bloqueo peridural, existe la
posibilidad de tener que cambiar la técnica para administrar anestesia general ante
la presencia de alguna eventualidad que dificulte o contraindique la anestesia
regional o bien por necesidad de asegurar la vía aérea, por lo que siempre se debe
estar preparado y contar con el equipo e insumos necesarios que se requieran en
caso de ser necesario.
El anestesiólogo conoce bien la importancia de mantener una adecuada ventilación
y permeabilidad de la vía aérea, por lo cual es esencial se realicen medidas
precautorias que permitan mantener esta función vital en aquellos pacientes
sometidos a los efectos
farmacológicos capaces de alterarla.
La dificultad para intubar la tráquea, generalmente no prevista por la falta de una
buena exploración preanestésica o minimización del riesgo, ha sido identificada
como el factor contribuyente más común de muerte relacionada con los actos
anestésicos, en el presente caso no hay referencia de haber seguido el protocolo de
vía aérea difícil. La asistencia ventilatoria inició hasta el momento en que se
presentó el paro cardiorrespiratorio; tomando en cuenta que se trataba de una
paciente obesa con alteraciones en la ventilación, que presentaba además datos
anatómicos de una posible dificultad para ser intubada (cuello corto), se debió
considerar dicha dificultad antes de inducir la anestesia mediante el agente
endovenoso.
De acuerdo a la hoja de conducción anestésica y la nota postanestésica, se
monitorizó únicamente la tensión arterial y la frecuencia cardiaca, por lo que no se
puede identificar el tipo de alteración que presentó; sin embargo, dadas las
características del caso, se considera la disociación electromecánica como la de
mayor posibilidad (causada por hipoxia), en la hoja de conducción anestésica y en la
nota postanestésica se hace referencia sólo al masaje cardiaco y medicamentos
utilizados, sin señalar la secuencia y tiempo en la administración de los mismos. Lo
que sí es evidente, es que no se aseguró la vía aérea y no se mejoró la oxigenación
(causa precipitante del paro). En este caso, ya que se contaba con la presencia de
catéter peridural por el cual se administró la primera dosis, se podía complementar el
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bloqueo administrando una segunda dosis y valorar el efecto obtenido, previo a la
decisión de inducir la anestesia general, más aún al tratarse de un procedimiento
electivo factible de suspender.
De las notas del expediente, se advierte que no hay reportes de haber intentado
bloquear la respuesta vagal, intensa en las intervenciones que implican tracción del
peritoneo, misma que al presentarse aumenta la producción de secreciones del
tracto respiratorio y de las glándulas salivales, lo que pudiera condicionar
broncoaspiración; a pesar de que no se tenía asegurada la vía aérea, se le
administraron 400 mg. De propofol fraccionados en dos dosis de 200 mg., lo cual no
es acorde con los parámetros actuales según el peso de la paciente.
El relajante muscular utilizado no es el medicamento de elección para la intubación
de secuencia rápida. La dosis no fue la adecuada por lo que se tuvo que
complementar la misma, situación que propició retardo en la acción del
medicamento, lo que hubiera permitido disminuir o abolir el espasmo con
oportunidad y mejorar la ventilación de la paciente.
La hipotensión, bradicardia e hipoxia severa, secundarias a los efectos
farmacológicos, sumados al bloqueo peridural y a la anestesia general endovenosa,
así como el broncoespasmo que se presentó durante las maniobras de intubación
traqueal produjeron paro cardiaco.
Las maniobras de resucitación incluyeron la aplicación de atropina y adrenalina, sin
asegurar la vía aérea. No se reporta la intención de realizar traqueostomia o
ventilación tipo jet. Se suspenden las maniobras debido a que la paciente
presentaba midriasis y ausencia de impulso ventilatorio, datos que fueron
interpretados como muerte cerebral, sin tomar en cuenta que estos datos (midriasis
y ausencia del automatismo respiratorio) pudieran ser secundarios al efecto de los
medicamentos previamente administrados.
En razón de lo expuesto y al leal saber y entender de la Comisión Nacional de
Arbitraje Médico, encontramos razonable evidencia pericial para arribar a las
siguientes:
Conclusiones
1a. Se trató de paciente del sexo femenino de 35 años de edad, quien solicitó y se le
practicó salpingoclasia bilateral; asistida mediante aplicación de bloqueo peridural y
cambio de técnica a general endovenosa. Durante el acto quirúrgico presentó
hipotensión y apnea, esto condicionó hipoxia severa y paro cardiorrespiratorio, fue
irreversible a las maniobras de resucitación.
2a. La causa del fallecimiento fue la hipoxia severa, debido a un mal aseguramiento
en la vía aérea y broncoespasmo, según lo demuestran las notas médicas del
expediente y los hallazgos de la necropsia.
3a. La atención médica proporcionada fue inadecuada al no realizar monitorización
transanestésica suficiente, evaluación inadecuada de los posibles efectos de los
medicamentos, falta de la medicación preventiva de la respuesta neurovegetativa
(vagal), dosificación inadecuada de los medicamentos endovenosos administrados,
manejo de paro cardiorrespiratorio inadecuado, pues en ningún momento se pudo
corregir la causa desencadenante (hipoxia).
4a. La muerte de la paciente era previsible.
5a. Hay evidencia que señala mala práctica médica.
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Palabras del Comisionado Nacional de Arbitraje Médico durante el
IV Informe de actividades de la CONAMED
(22 de agosto de 2000)
Introducción
Han transcurrido poco más de cuatro años desde aquel 6 de junio en que usted,
señor presidente, promulgó el Decreto de creación de la Comisión Nacional de
Arbitraje Médico. Hoy, se puede constatar que los resultados de nuestra labor han
sido benéficos para la sociedad mexicana al perfilar un modelo de resolución de
conflictos justo e imparcial, que beneficia por igual a los pacientes y a los
profesionales de la salud que confían en la CONAMED.
Cuatro años son un lapso corto en la vida de una institución; sin embargo, son ya
una realidad, ampliada ahora con la creación de 13 comisiones estatales que, de
igual manera, brindan a la población de esas entidades la posibilidad de resolver sus
problemas en un marco de confianza y de absoluta imparcialidad.
Lo anterior nos permite asegurar que el propósito que tuvo usted, señor presidente,
al crear la CONAMED, se inscribe en su política de fomentar en la sociedad la
armonía en la convivencia y el respeto y la tolerancia por la diversidad, vigilando que
el pensar diferente no sea obstáculo para encontrar respuestas positivas y
beneficios mutuos.
Los resultados de estos cuatro años de trabajo son muestra de que la creación de la
CONAMED no fue un acto fortuito del poder público, sino la voluntad de un
presidente convencido de que la sociedad necesita instituciones en las que, además
del análisis objetivo de los conflictos, éstos se resuelvan con la activa participación
de los involucrados. De ahí la importancia de que el paciente tenga la certeza de
que su apreciación de los hechos será siempre útil para mejorar los servicios
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recibidos; en ello radica el valor de la conciliación. Con voluntad y confianza se debe
construir en nuestro país un modelo de atención a la salud cada vez más humano.
El espacio ganado por la CONAMED es resultado, en gran medida, de su
contribución para estrechar los vínculos de cordialidad que propician confianza
mutua entre las partes, reconociendo que las discrepancias que se dan al calificar la
atención médica pueden ser el punto de partida para fortalecer una relación
perdurable.
El apoyo del Consejo de la Comisión ha sido fundamental para el cumplimiento de
nuestro cometido. La presencia de destacadas personalidades de la sociedad en
este cuerpo colegiado es un factor importante de la confianza ganada entre la
ciudadanía. La
valía y objetividad de sus comentarios en las sesiones de trabajo permiten apreciar
con claridad la función social para la cual fue creada la Comisión. Por todo ello,
nuestro reconocimiento a quienes han sido consejeros; su participación para
consolidar el modelo de arbitraje médico en nuestro país será siempre recordada.
En este cuarto informe de labores, además de la presentación de cifras, es
importante reflexionar en voz alta sobre los compromisos adquiridos y las acciones
fundamentales que han formado parte de nuestras tareas diarias, expresando los
límites de nuestra actuación, pero destacando la aceptación que tiene ya en nuestro
país —e incluso en otras latitudes— la aplicación de un modelo de resolución alterna
de conflictos en el caso de las controversias médicas.
Actividad de la Comisión
En este periodo, se desahogaron 12 mil 035 acciones para orientar a la ciudadanía.
Entre ellas, se incluyen solicitudes de información sobre establecimientos médicos;
se brinda orientación para actuar ante situaciones adversas, y muchas más en que
solicitan criterios orientadores para elegir al médico idóneo en casos específicos.
Aquí, es pertinente subrayar que, en principio, todos los prestadores de servicios
médicos son merecedores de nuestra confianza. La CONAMED, lo reitero hoy, no es
una
institución que persiga a la comunidad médica, ni mucho menos busca su
desprestigio; por el contrario, se esmera en profundizar sobre las causas
generadoras de inconformidad, para inducir acciones que fortalezcan la calidad de
los servicios.
Los asuntos atendidos mediante asesoría ascendieron este año a 1,822, cifra que
se encuentra 11.7% por debajo de la reportada en el informe anual anterior, lo que
hace suponer que la ciudadanía tiene un conocimiento más preciso sobre los
alcances de nuestra actuación, y acude a presentar su inconformidad cuando está
cierta que pertenece al ámbito de nuestra competencia.
Nuestra ética
Es precisamente en esta etapa de nuestro quehacer donde se aprecia con claridad
el impacto social de la Comisión, en inconformidades de esta naturaleza, que se
basan más en la apreciación subjetiva que en la evidencia científica. El conocimiento
especializado de la institución es garantía suficiente para que la ciudadanía
desestime dar curso a un litigio cuando nuestro análisis le despeja inquietudes
acerca de una supuesta mala práctica médica.
No se trata, de ninguna manera, de encubrir conductas indebidas del personal de
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salud; la imparcialidad en nuestra función ha sido cuidada con escrupuloso celo a fin
de mantener intacta nuestra vocación de servicio. Por ello en este acto invito a la
comunidad médica a reconocer y valorar los beneficios de fomentar en el paciente la
confianza en sus servicios, asumiendo como eje rector los principios de beneficencia
y autonomía del enfermo, hoy puesto en jaque por la presión de intereses opuestos
a nuestras convicciones profesionales.
La CONAMED, lo reitero hoy, no es una institución que persiga a la comunidad médica, ni
mucho menos busca su desprestigio; por el contrario, se esmera en profundizar sobre las
causas generadoras de inconformidad, para inducir acciones que fortalezcan la calidad de los
servicios.
Inconformidades y quejas
En lo que corresponde a las inconformidades admitidas formalmente como quejas,
se recibieron este año 2 mil 482, con un aumento de 19% en relación con las
admitidas en el periodo anterior, y de casi 40% con respecto al segundo año de
labores, lo que muestra su tendencia creciente; situación que confirma una mayor
presencia de la Comisión en la ciudadanía.
Los asuntos ingresados, aunados a los 342 en proceso del ejercicio del año
anterior, sumaron 2 mil 824 casos a atender en el periodo. De este total, 23% se
desahogó a través de gestiones directas con los prestadores de servicios, que
fueron efectivas en prácticamente todos los casos; con ello se vio beneficiado un
número importante de usuarios de instituciones de salud, principalmente públicas,
que demandaban atención inmediata a sus necesidades.
Las acciones llevadas a cabo por la CONAMED para atender este tipo de quejas
tienen
gran valor para fortalecer nuestra presencia en la sociedad y construir la fuerza
moral necesaria para lograr el arraigo social que debe sustentar nuestro quehacer.
De los 2 mil 167 asuntos restantes, 81% fue sometido a un proceso formal de
conciliación. Se resolvieron 683 casos mediante la firma de convenios en los cuales
se comprometieron acciones concretas por parte de los prestadores del servicio;
mientras que en 387 se concluyó la intervención de la CONAMED al no poder avenir
a las partes. De estos asuntos, en 65 se aceptó someterse al juicio arbitral.
Un dato importante que permite apreciar la buena fe de la mayoría de los quejosos
es el hecho de que sólo 37% de ellos solicitó del prestador una indemnización
económica o reembolso de gastos; en cambio, para el 63% restante fue suficiente la
explicación médica otorgada por el prestador de servicios en relación con su
actuación profesional, o el compromiso de otorgar al enfermo una atención médica
de calidad, sin desembolsos económicos que propicien la medicina defensiva
practicada en otros países.
El arbitraje médico
Respecto al arbitraje, nos hemos preocupado porque éste sea modelo de
imparcialidad, dadas las repercusiones legales que el laudo tiene al ser equivalente
a una sentencia judicial; se turnaron a juicio arbitral 69 asuntos, cifra similar a la del
pasado ejercicio, a los que se suman 59 en proceso del periodo anterior. Con ello,
el número de juicios arbitrales a desahogar en este cuarto año llegó a 128, de los
cuales se concluyeron 76 casos.
Es importante mencionar que, de los laudos emitidos, se concluyó la existencia de
buena práctica médica en 52% de ellos, por lo que los prestadores de servicios
fueron exonerados de las demandas del quejoso; en tanto que en el 48% restante,
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se demostró la relación de causalidad entre la actuación del médico y los daños
ocasionados a la salud del paciente.
En este orden de ideas, debo resaltar nuestro empeño por vigilar el cumplimiento
cabal de los compromisos adquiridos por los prestadores de servicios, los cuales
son parte de los convenios de conciliación, como los laudos que se emiten; en este
sentido, se dieron por atendidos los compromisos pactados en mil 371 casos, y
están en proceso los 272 restantes.
De conformidad con los registros del periodo, del total de asuntos con compromiso
económico, los prestadores del servicio cubrieron un monto de 4 millones 4 mil 187
pesos, de los cuales 5% correspondió a condonación de adeudos; 31%, a
reembolso de gastos, y 64% a indemnizaciones.
Verificación y satisfacción
Al momento de hacer el seguimiento, se ha constatado que en 67% de los casos el
usuario, de manera espontánea, expresó su satisfacción con los resultados
obtenidos; y en 29%, no obstante que no se pronunció al respecto, de la revisión de
los compromisos se concluye que fueron cumplidos cabalmente. Sólo en 4% de los
asuntos la insatisfacción con el cumplimiento de los compromisos pactados fue
expresamente manifestada por el paciente o sus familiares. Este grupo, aunque muy
pequeño, es materia de nuestra mayor atención, pues es el punto de partida para
mejorar los procedimientos establecidos.
Por lo que toca a la actividad pericial, el crecimiento de las solicitudes demuestra la
confianza adquirida por las autoridades que requieren nuestros servicios al contar
con dictámenes fundados en el análisis objetivo médico, producto de una
metodología sustentada en la reglamentación sanitaria, la ética y la lex artis médica.
Durante el primer año de labores se recibieron 123 solicitudes y se emitieron 65 dictámenes,
mientras que, en este periodo, las peticiones fueron 635 y se suscribieron 649, lo que significa
un crecimiento de 416% y 900%, respectivamente.
La evaluación de los dictámenes nos permite señalar que en 43% se demostró una
práctica médica adecuada, en tanto que en el 57% restante se encontraron
elementos suficientes para determinar eficiencias en la atención médica brindada.
Particularmente importantes son las acciones que de manera específica implementa
la CONAMED para contribuir a elevar la calidad de los servicios médicos que se
presentan en el país. En especial, destacan las recomendaciones que se han
formulado a las instituciones que prestan servicios médicos, y las Opiniones
Técnicas que se emiten al identificar deficiencias que afectan la práctica médica en
alguna especialidad, en una unidad médica, o bien, en casos de mala práctica
recurrente de un profesionista. En todos los casos, los prestadores del servicio
aceptaron las recomendaciones formuladas y establecieron medidas para corregir
las deficiencias observadas.
Actuación de oficio
Por lo que toca a la actividad pericial, el crecimiento de las solicitudes demuestra la
confianza adquirida por las autoridades que requieren nuestros servicios al contar
con dictámenes fundados en el análisis objetivo médico, producto de una
metodología sustentada en la reglamentación sanitaria, la ética y la lex artis médica.
Especialmente relevante es la actuación de oficio que hace posible la intervención
de la CONAMED para investigar hechos que pudieran poner en riesgo a los
pacientes. Por ejemplo, cito el caso del hospital de Puerto Vallarta, donde la
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investigación llevada a cabo por la CONAMED concluyó con la emisión de Opiniones
Técnicas a las autoridades
estatales y federales de salud.
En lo que corresponde a las actividades de difusión, del 24 al 26 de noviembre de
1999 se celebró la cuarta edición del simposio internacional denominado “Por la
calidad de los servicios médicos y la relación médico paciente”. En este encuentro
participaron reconocidos expositores nacionales y extranjeros que presentaron sus
puntos de vista en conferencias y paneles de discusión donde se abordó todo lo
relacionado con la ética médica como sustento de la relación médico paciente, así
como con el impacto negativo de la medicina defensiva; asuntos éstos acerca de los
cuales la CONAMED guarda especial interés para privilegiar una relación médico
paciente fundada en la confianza y en la actualización permanente del conocimiento,
alejada de todo sentido mercantilista, que, por el contrario, fortalezca el sentido
humanitario que históricamente ha caracterizado a la medicina mexicana.
Durante este año se llevaron a cabo, además, tres cursos taller sobre la resolución
alterna de conflictos en colaboración con la Universidad Iberoamericana, el Centro
Interamericano de Estudios de Seguridad Social y la Universidad Veracruzana.
Asimismo, se inició un diplomado sobre estos temas con el Instituto Tecnológico
Autónomo de México.
Señor presidente:
Nada está más alejado del espíritu de la CONAMED que la idea de dejar que las
cosas sigan en el estado en que se encuentran.
Las deficiencias que en ocasiones se observan en los servicios médicos y que
afectan a nuestros compatriotas deben ser corregidas para regenerar la confianza
en las instituciones.
Hace ya cuatro años que, con visión de cambio, su administración, a través de la
Secretaría de Salud, decidió dotar a la ciudadanía de un organismo de clara
vocación social; promover el cambio para mejorar ha sido siempre el signo distintivo
de nuestra actuación institucional, pues nos consideramos parte de un proceso en
evolución continua.
Estamos convencidos de que la trascendencia de las acciones que ha
instrumentado la CONAMED dependerá de la modificación de formas de pensar de
médicos y pacientes, y de que habrá que desterrar de la mentalidad de ambos la
equivocada idea de que todo lo que viene del poder público es engañoso, artificioso
y, por lo tanto, poco confiable.
Hoy, la CONAMED contribuye a incrementar la confianza en la sociedad; ésta debe
reconocer los beneficios de contar con una instancia en la que la solución no se
impone, pues surge de aceptar las inquietudes del paciente y las razones del
prestador del servicio.
Los tiempos que vivimos demandan de los médicos una mayor entrega para
recuperar ascendencia y prestigio; asimilar el punto de vista del paciente sobre los
servicios recibidos y nunca, nunca traicionar nuestros principios: el beneficio del
paciente como eje rector de nuestros actos
Respuesta al IV Informe de actividades de la CONAMED
Juliana González Valenzuela
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Doctora en Filosofía, profesora Emérita de la Universidad Nacional Autónoma de México y
Profesora titular definitiva de la Facultad de Filosofía y Letras de la máxima casa de estudios.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de cinco Consejos Editoriales. También es
miembro la H. Junta de Gobierno de la UNAM y del Consejo de la CONAMED.
Desde su creación hace cuatro años, la Comisión Nacional de Arbitraje Médico ha
ido definiendo y consolidando sus funciones más propias, haciendo patente con ello
el sentido eminentemente ético y humanístico de su misión. La CONAMED
representa una singular forma de llevar a la práctica la esencial amalgama que
existe entre los valores, médicos, éticos y jurídicos.
Desde luego, la medicina ha estado siempre indisolublemente unida a la ética, y
entre ética y derecho existe una intrínseca relación que se hace particularmente
manifiesta en las cuestiones de orden médico. Puede decirse incluso que, en varios
sentidos, la CONAMED es una expresión institucional de la ética en general, cuyo
eje es la relación médico paciente; relación que no es sólo de orden interpersonal,
sino que abarca una realidad más amplia en la que quedan por un lado, sí, los
pacientes; pero por el otro, no sólo los médicos, sino todos cuantos intervienen en
los servicios de salud, incluyendo las propias instituciones o instancias públicas o
privadas.
En una primera etapa, la CONAMED tuvo que enfrentar decisivos retos y vencer
serias resistencias. Su creación fue vista con toda clase de prejuicios, suspicacias,
dudas y temores de toda índole, con una intensa y generalizada desconfianza que
provenía de los tres principales sectores involucrados: de los propios pacientes y,
muy señaladamente, de los médicos y las instituciones. Su gran desafío fue,
precisamente, generar la confianza recíproca y cumplir con el difícil compromiso de
actuar con plena objetividad e irrestricta imparcialidad, procurando la avenencia de
estos tres factores y la resolución de conflictos por vías amigables.
Son estas responsabilidades las que la CONAMED ha logrado afrontar con éxito a lo
largo de estos cuatro años. Ha sido capaz de mostrar su razón de ser y su esencial
capacidad de equilibrio, equidad y justicia haciendo patente, con ello, su carácter
intrínsecamente benéfico, tanto para los pacientes como para los médicos y las
instituciones.
La presencia creciente de la CONAMED, su arraigo, su vida propia, se han hecho
posibles, en gran medida, por la autoridad moral con que ella ejerce sus tareas. Su
trascendencia e, incluso, su eficacia, son resultado de múltiples virtudes: de un
trabajo responsable; de perseverancia y prudencia; de una capacidad resolutiva que
se obtiene a través de razones y no de imposiciones; de una acción cotidiana
realizada con un decidido apego a principios y convicciones. Son producto, en suma,
de la competencia médica, jurídica y ética, así como de la transparencia con que
lleva a cabo sus acciones y del liderazgo moral que ejerce su comisionado.
Lo que mejor habla de la CONAMED es, significativamente, el hecho de que no se
hable mucho de ella. La realización prudente de sus tareas y funciones produce un
estado de normalidad, y el silencio es signo de que, en efecto, está cumpliendo sus
objetivos de conciliación y concordia.
Después de vencer sus retos iniciales, la CONAMED ha tenido que hacer frente a
los obstáculos y tendencias de una realidad, en muchos sentidos, adversa a sus
propósitos más preciados; ha tenido que afrontar las dificultades y los grandes
problemas —justamente de orden ético— que presenta la situación médica de
nuestro tiempo y de nuestro entorno.
Por una parte, esta situación remite a los cambios extraordinarios que se han
producido en el ámbito de las ciencias biomédicas y de la tecnología, los cuales han
abierto una problemática que afecta, en particular, a la medicina y a su función
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social. Por otra parte, la situación contemporánea conlleva transformaciones
sociales, históricas y culturales no menos trascendentales e importantes, las cuales
coexisten con los cambios científicos y tecnológicos.
Se producen, en este ámbito, dos tendencias de signo contrario: aquellas
expresiones socioculturales que manifiestan una generalizada crisis de valores y
una progresiva deshumanización, la cual se hace patente tanto en la mecanización y
masificación de las
actividades humanas como en el auge de los valores mercantiles y, en general, en
los múltiples males que agobian al mundo moderno y que repercuten, de manera
particularmente sensible, en el ámbito de la medicina, traduciéndose en un
apagamiento de la mística médica, de su alma misma.
Aquellas otras tendencias de signo contrario, igualmente reales en nuestra época,
apuntan en la dirección opuesta; es decir, hacia una progresiva humanización y
hacia una creciente conciencia ética. Son las corrientes que responden a los
reclamos de una reinstauración de los valores y la apertura de nuevos cauces para
una vida más civilizada, racional y humanizada, como son, en especial, los valores
del respeto a la dignidad y libertad humana, la igualdad, la tolerancia, la pluralidad,
el reconocimiento de los derechos y los valores fundamentales del hombre.
En esta tendencia histórica de signo positivo se ubica una institución como la
CONAMED, destinada a salvaguardar tales valores en un ámbito tan preciado como
es el de la salud. Así lo confirma, expresa o implícitamente, el informe del doctor
Fernández Varela. De ahí que la Comisión tenga que luchar, en su propio ámbito,
contra las tendencias opuestas; que tenga que nadar contra corriente en defensa de
los principios de la ética médica. Ésa es la ubicación de la CONAMED dentro del
contexto general, y lo
que explica que sus tareas sean tan delicadas como encomiables y dignas de
verdadero respaldo.
De cuanto nos ha informado en concreto el Comisionado son dignos de destacarse,
a mi juicio, al menos estos hechos: en primer lugar, la significación básica que tiene
la fase de información, orientación y asesoría que presta la Comisión Nacional de
Arbitraje Médico, en la cual se revela el papel determinante que tiene la
incomunicación, o la comunicación fallida, entre médicos y pacientes; se trata de
una deficiencia de orden ético y no propiamente médico o técnico.
Es notable, por ejemplo que —como se señala en el informe— en un número
considerable de de casos, la simple explicación que el médico proporciona al
paciente puede ser suficiente no sólo para disolver la inconformidad, sino también
para restaurar la confianza entre el médico y el paciente; objetivo en el cual, es
cierto, el Comisionado pone un énfasis especial.
El recurso de conciliación se convierte, en consecuencia, en el procedimiento
principal que realiza la CONAMED. Se nos dice que esta vía se ha incrementado de
manera significativa, en un 20% anual en promedio, con lo que se muestra su
capacidad para alcanzar una resolución respetuosa de los conflictos, amigable y de
buena fe, y satisfactoria, por lo demás, tanto para el médico como para los
pacientes y las instituciones.
Por lo que se refiere al juicio de arbitraje, este cuarto informe señala que es un
recurso que mantiene sus virtudes, pero que ha disminuido en estos años por la
creciente aceptación y confianza que se tiene en la vía de la conciliación.
Por otra parte, la Comisión ha realizado, en este periodo, otras de sus actividades
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fundamentales, como son tanto la elaboración de dictámenes, cuya creciente
demanda revela el reconocimiento de la autoridad médica y ética de la CONAMED,
como la emisión de opiniones y sugerencias que se transmiten a las personas e
instituciones. La Comisión cuenta, ciertamente, con un material informativo
valiosísimo que permite detectar los comunes denominadores de las fallas más
frecuentes, lo cual propicia la conciencia crítica y las posibilidades de
retroalimentación y superación. Así lo pone de relieve el informe del Comisionado.
Llama la atención, asimismo, la presencia tan activa y efectiva que ha tenido la
CONAMED en el ámbito nacional: sus colaboraciones regionales, sus asesorías a
las entidades federativas, sus convenios y, señaladamente, el respaldo ofrecido para
la conformación de las comisiones estatales que hoy, significativamente, ascienden
a trece.
No quisiera dejar de hacer, por último, un breve comentario acerca del cumplimiento
que la CONAMED ha dado a esa otra función suya, contemplada también en su
Decreto de creación, que se cifra en la posibilidad de desplegar una actividad propia
con el propósito sustancial de mejorar la calidad médica y la calidad humana con
que se prestan los servicios de salud de nuestro país.
Se trata, por tanto, de una función creativa, esencialmente educadora y formativa,
destinada no sólo a reparar daños posibles en el ejercicio de la práctica médica, sino
a prevenirlos y, más allá de esto, a promover condiciones cada vez mejores para el
desarrollo de una progresiva cultura de la salud.
... se trata de un órgano que contribuye, de manera original y moderna, a enriquecer
el caudal de la tradición humanista de la medicina mexicana
La sola existencia de la CONAMED ya contribuye, a mi juicio, a la mejoría de la
cultura médica; de ahí la importancia de su difusión y su promoción; de que su
presencia llegue a cada consultorio, a cada quirófano, a cada servicio hospitalario, a
cada paciente consciente de sus derechos. Pero también, que llegue a las aulas, a
los espacios donde se forman los médicos.
La difusión y, en general, las tareas destinadas a generar esa cultura de la salud
han sido objeto, en le periodo que abarca este informe y en los años anteriores, de
una particular atención que se ha expresado tanto en las publicaciones de
CONAMED, como en su promoción de actos académicos e, incluso, en sus propias
tareas de investigación y de transmisión de sus experiencias y conocimientos.
La CONAMED, así, ha echado ya raíces en la sociedad. Tiene una presencia tan
ejemplar como irreversible. Ha madurado, ha probado sus bondades, ha crecido y
se ha
renovado; ha encontrado también, como se hace expreso en este cuarto informe,
sus propios escollos, y ha mostrado la voluntad de profundizar en su cometido.
Tiene un porvenir cierto en el que habrá de proseguir su ruta, intensificarla, mejorar
sus procedimientos, trascender aquellos obstáculos externos e internos que puedan
frenar su compromiso. Es una institución que realiza un imprescindible bien social,
que requiere de los mejores cuidados y que merece, en todos los órdenes, ser
reconocida y respaldada.
Es un hecho, señor presidente, que la iniciativa de su gobierno de crear la Comisión
Nacional de Arbitraje Médico fue certera y fecunda; cuatro años después, puede
usted sentirse congratulado y satisfecho por la existencia de esta notable institución,
como lo estamos todos.
Fue, en realidad, un proyecto de profunda visión histórica, pues se trata de un
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órgano que contribuye, de manera original y moderna, a enriquecer el caudal de la
tradición humanista de la medicina mexicana.
Fue también una iniciativa visionaria en tanto que la CONAMED, al contribuir de
manera ejemplar a la rehumanización de las instituciones y las personas dedicadas
al cuidado de la salud, se inscribe, ciertamente, en esa corriente —la más viva y
promisoria de nuestro tiempo— que se dirige hacia la construcción de una sociedad
más igualitaria y respetuosa de los valores humanos; hacia la prosecución, en fin, de
un mundo más humanizado y civilizado.
Palabras del Presidente Ernesto Zedillo al término del IV Informe de
actividades de la CONAMED
Es para mí motivo de especial satisfacción reunirme con ustedes en ocasión del
cuarto informe de labores de la Comisión Nacional de Arbitraje Médico.
Quiero, antes que nada, reconocer la labor eficaz, y muy comprometida, del doctor
Fernández Varela, pues con su trabajo al frente de esta Comisión contribuye a
renovar y fortalecer la confianza del pueblo, de la gente, en las instituciones de salud
públicas y privadas. El cuidado de la salud es una de las prioridades de las familias
mexicanas y, por eso mismo, es —ha sido—debe ser siempre una de las más altas
prioridades del gobierno de la República.
La necesidad de establecer una relación ordenada, madura, seria, entre los usuarios
y los prestadores de servicios médicos —una relación a la altura de las necesidades
y aspiraciones de la población— nos llevó a instituir este organismo. Los resultados
que el doctor Fernández Varela acaba de presentarnos son halagüeños y renuevan
nuestra confianza en los trabajos de la Comisión.
En la medida en que nuestro sistema de salud ha crecido y atiende a 99 de cada
100 hombres y mujeres de nuestro país, el universo de la CONAMED también se ha
extendido. Como es de su conocimiento, a lo largo de estos años hemos hecho un
esfuerzo muy serio no sólo para aumentar la cobertura de los servicios de salud,
sino también para elevar su calidad.
Las cifras y consideraciones expuestas por el doctor Fernández Varela muestran
que este organismo se ha esmerado en cumplir su función central: resolver las
controversias derivadas de la prestación de los servicios médicos. Al mismo tiempo,
con una clara y firme orientación social, la Comisión ha consolidado un muy noble
propósito, que es orientar a los usuarios de los servicios —a veces, desde antes de
que acudan—sobre lo que pueden esperar de los mismos y sobre sus derechos
como pacientes.
Por fortuna, en este esfuerzo hemos contado con la voluntad y la decisión de
médicos y enfermeras de toda la República, quienes comprenden muy bien la
importancia que tiene su trabajo para toda la población. La CONAMED es ahora un
instrumento muy útil en la búsqueda de la alta calidad que merecen todos y cada
uno de los usuarios de nuestro Sistema Nacional de Salud. Así lo han comprendido
tanto el personal de nuestras instituciones públicas como los profesionales que se
dedican a la práctica privada.
La CONAMED es ahora un instrumento muy útil en la búsqueda de la alta calidad
que
merecen todos y cada uno de los usuarios de nuestron Sistema Nacional de Salud.
Por ello, es de justicia que hagamos un reconocimiento muy especial a las doctoras
y los doctores, así como a las enfermeras de México, por su comprensión acerca de
las tareas de la CONAMED, y por la colaboración que han brindado para el
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cumplimiento de esas responsabilidades. La CONAMED ha ejercido en este tiempo
una muy importante labor de vigilancia sobre el funcionamiento de las instituciones
públicas de salud, la cual ha contribuido realmente a su mejoría.
A pesar de esta labor, se ha cobrado mayor conciencia de la necesidad de fortalecer
la comunicación entre médicos y pacientes; se ha trabajado para mejorar el diseño y
el uso de los expedientes clínicos, y se ha confirmado la conveniencia de recabar
consentimientos informados de los pacientes y sus familiares, sobre todo en
procedimientos de alto riesgo. Esencialmente, la experiencia de la CONAMED ha
subrayado la importancia de la ética profesional como elemento indispensable en la
prestación de los servicios médicos.
La solución adecuada a las controversias que se presentan en el ejercicio de la
medicina contribuye a fortalecer la confianza social en la prestación de los servicios,
lo que eleva el aprecio de todos por el trabajo de nuestros médicos y enfermeras.
Los pacientes cuentan, por primera vez, con un organismo que vela por sus
intereses, y los profesionales de la medicina cuentan con un foro donde pueden
explicar las razones de su actuación y contar con un estímulo para mejorar cada día
su práctica cotidiana.
El trabajo que ha desarrollado esta Comisón es una muestra de la madurez de
nuestra sociedad y de nuestras instituciones. Dos ejemplos han dado solidez a los
resultados de su función arbitral y conciliatoria: en primer lugar, su autonomía, que
es, a la vez, garantía de imparcialidad; en segundo, la honorabilidad y
profesionalismo que han desplegado en sus funciones los consejeros y los
servidores públicos que la integran. Para ellos también nuestro mayor
reconocimiento por su generosidad al dedicar tiempo y
talento a las tareas de la CONAMED, a las cuales han otorgado eficiencia y
legitimidad. Las recomendaciones y opiniones de la CONAMED están respaldadas
por su nivel técnico y académico, por su imparcialidad y la solidez de sus principios
éticos. Esta es, en el fondo, la imparcialidad con que actúa la Comisión Nacional de
Arbitraje Médico.
Saber que las instituciones médicas, tanto públicas como privadas, aceptan la labor
de la CONAMED, contribuye al sentimiento de seguridad que debe privar en las
relaciones sociales. Las mexicanas y los mexicanos tenemos el mayor interés en
alentar el sentido humanista y social de la medicina, así como en preservar el valor
de la justicia como uno de los mayores bienes a que puede aspirar una sociedad.
En este sentido, podemos sentirnos muy satisfechos de lo que en estos cuatro años
nos ha brindado la CONAMED.
Al reconocer su éxito, renuevo la seguridad que tenemos en que continuará
trabajando con la misma dedicación y el mismo alto sentido de responsabilidad.
Estoy seguro de que así será, en beneficio de nuestro muy querido México.
file:///C|/Users/svelazquez/Desktop/Revista%20conamed/revista16.htm[06/03/2009 02:24:56 p.m.]
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