Discurso vs. Acción. El usuario/cliente/lector y la ética, en la teoría vs. La práctica de la gestión de todo1 por Prof. Israel Núñez de Paula Universidad de La Habana [email protected] El tema no pretende dejar soluciones, sino apenas nuestras propias contradicciones y problemas, al descubierto, más vulnerables a nuestro pensamiento solucionador, para que en nuestro día a día, podamos transformarlas en las próximas contradicciones a resolver. Tengo la impresión subjetiva de que cuando la gente ve y oye estos temas: Lector, Usuario, Cliente, Ética, más o menos conscientemente piensa - ¡ah, los viejos temas!, ese es siempre el mismo discurso, quizás el mismo aburrimiento -. Curiosamente para mí que soy psicólogo, la gente piensa así y no siente vergüenza propia, ya que efectivamente esos son viejos términos (salvo cliente, que ha sido más recientemente importado del campo de los negocios para llamarle a casi cualquier cosa que recibe la acción de otra, desplazando así a una buena parte de nuestro vocabulario y dotándolo de una buena dosis de ambigüedad); pero esos viejos términos, en el plano de las ideas, han evolucionado, han cambiado su connotación a la luz de las nuevas teorías, de las nuevas funciones que la sociedad le reclama a las bibliotecas y toda otra tipología de entidades de información y han evolucionado a la luz de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. El discurso sobre esos términos ha evolucionado, mientras la praxis, en forma más o menos consciente, más o menos pasiva, los coloca como asuntos colaterales. Examinemos el discurso actual: Vivimos en la era bibliotecaria de la Gestión (creo que todos estamos de acuerdo), incluso IFLA tiene un subtema en su Congreso de agosto, en Jerusalén, que es “La gestión de Información: Biblioteconomía para el Siglo XXI”. Esta era bibliotecaria de la gestión deviene en la gestión “de todo” como dice el título de esta conferencia, pues ahí tenemos la Gestión de la Información, del Conocimiento, de la Inteligencia, del Aprendizaje, la Gestión de la Calidad y, más específicamente la de los Recursos Humanos, la Gestión de los Procesos, la Gestión Financiera (dominada por la especialidad de elaboración, evaluación y presentación de proyectos), etc. Esos son los términos de actualidad, de novedad, los que, hablando irónicamente, tenemos que colocar en los títulos de las ponencias para que asista la gente -... no aquella vieja cosa de los lectores, los usuarios, la ética (excepción hecha del “cliente”, que sigue siendo un enigma para ver si acabamos de saber de qué se trata cuando de él se habla)... - (Bueno, yo confieso que yo hago lo mismo para los eventos, pero para este me pidieron que colocara estas palabras clave en el título y entonces me preocupé y pensé: ¡“qué haré para que no suene aburrido”! ... y ahí salió esto). 1 Conferencia del autor en el evento “XV años de la Sociedad Cubana de Ciencias de la Información a las puertas de un nuevo milenio”, Ciudad de La Habana, 7 de junio del 2000. FORINF@ Nº 11.ENERO-MARZO, 2001 6 Pues bien, cuando usted se adentra solo en unas páginas en un texto de cualquiera de esas Gestiones, se encuentra con expresiones como las siguientes: La gestión de la Calidad es la gestión de la satisfacción del cliente La Calidad de todo lo que Ud. puede hacer, se mide en función de que consiga, efectivamente, la satisfacción del cliente Las funciones del mercadeo de información (o de cualquier cosa) comienzan por el estudio de las necesidades y expectativas de los clientes. La planificación estratégica identifica las metas de la organización en relación con las necesidades y expectativas del medio exterior. En la reingeniería de procesos, cada proceso se diseña para que entregue su resultado en forma óptima a su proceso cliente Cuando la información que se gestionaba eran solo libros, ya se decía que la biblioteca dedicaba su esfuerzo a la satisfacción de las necesidades de los lectores y, después de la Segunda Guerra Mundial, con el advenimiento de las Ciencias de la Información, también se declaró, desde los primeros textos, que los centros de información trabajaban para la satisfacción de las necesidades de sus usuarios. En conclusión, siempre, pero ahora con mayor énfasis, el lector, usuario o cliente, ha sido, en el discurso, en la palabra, el punto de partida para el diseño de los sistemas y servicios. Ahora, más recientemente, bajo las corrientes de la Comunicación y de la Economía del Conocimiento, el enfoque de la actividad empresarial comienza a darle una nueva vuelta a la posición de eso que hemos llamado usuario o cliente. La posición se basa en que el desarrollo de la tecnología, hace posible cambiar fácilmente, numerosos atributos de los productos y servicios, para ajustarlos a la medida de las necesidades y expectativas específicas de los usuarios o clientes, pero, por una parte, es muy difícil conocer los cambios en las necesidades de los clientes sin una interacción constante con ellos y, por otra parte, es muy difícil para ese usuario/cliente, estar al tanto de todas las posibilidades y alternativas disponibles para satisfacer sus expectativas, además de que puede estar necesitando algo que no conozca. Por tanto, la empresa establece una colaboración (partnership) con el cliente, donde la empresa penetra en sus actividades (su cadena de valor) y contribuye al logro de sus objetivos y el cliente se incorpora como elemento activo en los procesos de la empresa destinados a satisfacer sus propias necesidades y expectativas. Estamos hablando de un nivel de interactividad en la cual el “cliente” no alcanza la satisfacción de sus necesidades fuera de su intercambio con la empresa (lo que le mantiene su rol de cliente), pero donde la empresa no alcanza sus metas sin la participación y satisfacción del cliente y por ello se coloca en posición intercambiable de cliente con aquel que, circunstancialmente es su proveedor, aunque solo sea de la información y el conocimiento sobre sus necesidades y de su inteligencia aplicada en los procesos de la empresa destinados a él. Como ha señalado Winkström2, se establece una cadena de valor entre empresa y cliente, en la cual cada uno se hace imprescindible para el otro y se intercambian, constantemente los roles de cliente y proveedor, y cuando el cliente es otra 2 Wikström, Solveig; Richard Norman y otros. Knowledge and Value. A new perspective on corporate trasformation. Ed. Routledge, London and New York (simultaneously published), 1994. 140 p. FORINF@ Nº 11.ENERO-MARZO, 2001 7 empresa se establece una alianza, y la competencia tiende a convertirse en colaboración, alianza o fusión. Para verlo más claro, en el proceso de la comunicación entre ambos polos, nadie es generador o destinatario todo el tiempo., sino que estas funciones se alternan continuamente y se gestiona el conocimiento mutuo entre empresa y cliente. No es mi ánimo discutir aquí esta posición novedosa, sus fortalezas, debilidades, oportunidades y amenazas históricas y socio-económicas, que a su vez diferirían por zona geoeconómica sino apuntar que cada vez más las características de los llamados usuarios o clientes se convierten en la base técnica del diseño flexible, de la realización y de la evaluación de la actividad de las entidades de información y de las bibliotecas y, cada vez más, la interacción con estos, su participación activa en los propios procesos informacionales, es la garantía de la calidad. Ahora bien, para colaborar con nuestros usuarios (sean comunidades en un territorio, negociadores, profesores, alumnos, investigadores, etc.) hay que hacer algunas cosas en la praxis: 1) Conocer quiénes son, en concreto, qué hacen, en qué condiciones lo hacen,, qué políticas, reglamentos, objetivos, etc., rigen sus actividades. 2) Interactuar con ellos, frecuentemente, ayudando a su actividad y no entorpeciéndola con horarios, lugares, canales y condiciones incómodas para obtener el servicio, que los sustraigan de sus acciones habituales. 3) Hacer los horarios, las tareas, las metas, las exigencias, flexibles para la interacción, de modo que se ajusten fácilmente a sus necesidades. 4) Conocer constantemente, todas las fuentes, fondos, sitios web disponibles y sus características, para poder hacer ofertas profesionales para la solución de los problemas de los usuarios/clientes. Eso implica, dominar el mapa y la métrica de los recursos de información accesibles. 5) Colocar la satisfacción de cualquier aspecto de la necesidad de un cliente, por encima de cualquier aspecto de nuestras comodidades y expectativas. Hagamos un alto y pensemos, por un momento, quiénes cumplimos en la actualidad con alguna de las condiciones siguientes: - - - Que tengan un listado completo, persona a persona, grupo a grupo, de los usuarios vinculados a los objetivos de la organización, y que lo actualicen constantemente. Que tengan personal, recursos y alguna metodología, destinados a monitorear las necesidades de los grupos de usuarios que más contribuyen al éxito de la organización y a la interacción constante con estos, aunque ellos no lo soliciten. Que tengan sus horarios y reglas flexibles, de modo que se puedan ajustar las ofertas a las necesidades de los usuarios priorizados. Que realicen, constantemente, el monitoreo de fuentes, fondos, sitios web y accesos o facilidades de adquisición de lo que están necesitando sus usuarios priorizados. FORINF@ Nº 11.ENERO-MARZO, 2001 8 Si acciones como estas, constituyen la praxis de la orientación verdadera de nuestros sistemas, entidades y ofertas hacia el usuario/cliente, se puede observar la contradicción entre discurso y acción en este sentido. Pasemos al asunto de la Ética: Estas concepciones contemporáneas sitúan a los trabajadores de la información, a los bibliotecarios, en una posición diferente: la gestión del conocimiento, de la inteligencia, del aprendizaje de la organización o de la comunidad, donde hasta la propia gerencia de la organización es vista como usuario o cliente. Esto significa que: 1) Debemos tomar una posición con respecto a las decisiones que deben ser tomadas. 2) Debemos sugerir políticas y estrategias. 3) Debemos utilizar el poderoso recurso de la información y la comunicación para llevar (como lo hace un líder) a la organización hacia esas metas. 4) Debemos usar métodos explicativos, pero también persuasivos, sugestivos y hasta la coacción indirecta, a través de la gerencia, sobre quienes se resisten a aprender lo que es necesario para la organización. En esta posición, las reglas de la ética, se mueven en un sistema complejo de compromisos, que operan simultáneamente y a veces entran en contradicción. Veamos: a) Tenemos y sentimos un compromiso con nuestro ideal de la sociedad. Debemos hacer que la organización y sus miembros apunten sus metas hacia la visión de sociedad que concebimos como correcta y justa. b) Tenemos un compromiso con la propia organización, con su misión, con sus metas, explícitas o no, a la cual pertenecemos. Si coincide el rumbo de la organización con nuestro ideal de sociedad, no hay problemas, pero habría que tomar partido si existiera conflicto. c) Tenemos un compromiso profesional con cada usuario o cliente, individual o grupal, con sus problemas humanos, sus intereses, expectativas y necesidades, y estas no siempre coinciden con las de la organización e incluso con las de la sociedad. Si los intereses y metas de la sociedad, de la organización y las de las personas (usuarios /clientes) coincidiera, no hubiese problemas, pero ahora la acción informacional está inmersa en ese sistema de compromisos, que puede entrar en conflicto interno y debemos tomar decisiones. Aquí es donde aparece un último compromiso, que resulta decisivo en la actualidad: el compromiso consigo mismo y con su profesionalidad, el cual hace buscar respuestas dentro de nosotros mismos y de nuestra ideología. Nunca antes la responsabilidad ética, individual, colectiva y profesional de los trabajadores de la información, había sido tan importante. Estar preparados como profesores, como consultores o asesores, sugerir siempre lo que honestamente y valientemente consideremos lo mejor, aunque no coincida con lo establecido, ayudar, con el máximo esfuerzo a conseguir las metas de la organización, estar abierto siempre a aprender de los otros y a enseñar a los otros, a aprender enseñando, son nuevos rasgos (o los mismos con nuevas magnitudes y matices) de esta ética, además de otros aspectos más específicos que se derivan de la llamada FORINF@ Nº 11.ENERO-MARZO, 2001 9 propiedad sobre el conocimiento en las condiciones actuales de desarrollo tecnológico. Creo que la ética, como las formas de comunicación con los usuarios/clientes, debe ser tema que ocupe realmente el centro de lo que pensamos hacer cuando decimos que vamos a transitar hacia la Gestión de...Todo y que nuestra primera preocupación deberá ser la de borrar nuestros espacios vacíos entre el discurso y la acción. Esta es mi propuesta y sé que tiene muchos puntos polémicos y que está honestamente permeada de mi propia incertidumbre. Espero que sea el pie para un debate donde todos podamos aprender. FORINF@ Nº 11.ENERO-MARZO, 2001 10