Los problemas de la teoría del conocimiento Jaime Ricardo Valenzuela González Profesor, Escuela de Graduados en Educación Tecnológico de Monterrey México Problema 2: ¿Es la razón o la experiencia la fuente y base del conocimiento humano? Cuestión del origen del conocimiento La Tabla 2 muestra un resumen de las respuestas que, según Hessen (1925/1985), cuatro escuelas filosóficas dan a esta cuestión. Tabla 2 Respuestas a la cuestión del origen del conocimiento humano Escuela Racionalismo Empirismo Representantes Variaciones (sub–escuelas) Tesis Filosofía antigua: Platón Filosofía de la Edad Media: Plotino San Agustín Filosofía moderna: Malebranche Descartes Leibniz El racionalismo establece que la razón es la fuente principal del conocimiento humano. Esta posición señala que el pensamiento puede realizarse con absoluta independencia de la experiencia humana. Filosofía antigua: Sofistas Estoicos Epicúreos Filosofía moderna: Locke Hume Condillac Stuart Mill El empirismo establece que la experiencia es la única fuente del conocimiento humano. Esta posición parte de la idea de que, desde el nacimiento, nuestro espíritu es una tabula rasa, una hoja en blanco, que se va llenando con nuestra experiencia; y que todos nuestros conceptos, incluso los más generales y abstractos, proceden de la experiencia. Trascendente Teológico Teórico (teognosticismo) Inmanente Lógico Sensualismo 1 Escuela Variaciones (sub–escuelas) Representantes Tesis Intelectualismo Filosofía antigua: Aristóteles Filosofía de la Edad Media: Santo Tomás de Aquino El intelectualismo establece que es posible llegar a una síntesis para resolver el conflicto entre racionalismo y empirismo, a través de reconocer que ambos factores, razón y experiencia, tienen parte en la producción del conocimiento. Esta posición se inclina más por el empirismo cuando establece que el conocimiento parte de recibir la información de nuestros sentidos y que, de esa información, nuestra razón es la que elabora juicios de manera independiente. Hessen (1925/1985) no menciona variaciones del intelectualismo. Apriorismo El apriorismo establece que es posible llegar a una síntesis para resolver el conflicto entre racionalismo y empirismo, a través de reconocer que ambos factores, razón y experiencia, tienen parte en la producción del conocimiento. Esta posición se inclina más por el racionalismo cuando establece que existen factores a priori, que no proceden de la experiencia, sino de la razón, y que semejan recipientes vacíos que la experiencia llena con contenidos concretos. Hessen (1925/1985) no menciona variaciones del apriorismo. Kant La primera escuela, el racionalismo, nos enseña a valorar la capacidad de la mente humana de generar conocimientos que trascienden nuestras experiencias sensibles. Así, por ejemplo, un matemático puede trabajar con espacios de cinco o más dimensiones, aun cuando él sea un ser tridimensional y su experiencia no le haya permitido jamás ver espacios de más de tres dimensiones. Si el racionalismo se entiende como la producción de razonamientos lógicamente correctos, entonces está negando la existencia de muchos otros procesos mentales que también son base del conocimiento. De hecho, si analizamos mucho de nuestro actuar y pensar cotidiano, observaremos que éstos rara vez son lógicos (en el sentido formal de la palabra). Nuestro actuar es más el resultado de hábitos que de procesos lógicos; y nuestra forma de pensar rara vez sigue los preceptos para la construcción de silogismos. En este sentido, la postura racionalista es limitada. Por otra parte, si el racionalismo se entiende como un proceso que se lleva a cabo en nuestra mente y no en nuestros sentidos, entonces adolece de precisión sobre lo que entiende por "mente". Por una parte, habría que considerar las hipótesis de la existencia de una mente material versus una mente inmaterial ("alma", si así se le quiere llamar). Y, asumiendo la existencia de una mente material, habría que considerar el punto del sistema nervioso en que nuestras neuronas dejan de cumplir la función de transmitir información de nuestros sentidos para realizar funciones de raciocinio. Esta indefinición muestra otra limitación de la postura racionalista. La definición del ser humano como un "animal racional" ha influido mucho en la forma de pensar en el mundo occidental. Si bien la palabra "racional" puede ser interpretada de diversas formas, esta definición de ser humano apunta a nuestra deseable tendencia a pensar cada vez mejor. El racionalismo no niega la emocionalidad del ser humano. En todo caso, apunta a que un mejor conocimiento de uno mismo puede ser la clave para tener una vida emocionalmente más plena y feliz. En contraste, el empirismo nos enseña a valorar el papel de nuestros sentidos para captar la información que conforma a nuestro conocimiento. En contra del racionalismo, nos indica que el proceso de conocimiento no tiene por qué ser lógico y terminado. El conocimiento comienza con nuestros sentidos, aun cuando no lleguemos a procesar toda la información que éstos captan. El empirismo ve al conocimiento no como algo que se tiene o no se tiene, sino como algo que se tiene en grados. Ciertamente, nuestros sentidos son nuestras "ventanas" al mundo y hay que valorarlos. La 2 crítica que debemos hacer al empirismo es el énfasis que pone en ellos, cuando en realidad nuestros sentidos captan una mínima porción de lo que ocurre en nuestro mundo exterior. Nuestro ojos sólo perciben la franja de luz visible del espectro electromagnético y no son capaces de percibir la presencia de ondas de radio, televisión, microondas o rayos X. Limitaciones similares tienen nuestros otros sentidos. El empirismo, entendido en su contexto histórico, ha tenido también mucha influencia en la ciencia y en la educación, al igual que el positivismo. Teniendo como base los métodos de las ciencias naturales, sus postulados han influido a muchas otras disciplinas. Así como el criticismo trata de mediar entre el dogmatismo y el escepticismo, el intelectualismo trata de mediar entre el racionalismo y el empirismo. En este último caso, sin embargo, el racionalismo y el empirismo no son vistos como los dos extremos de un continuum, sino como dos posturas que se complementan. Lo que el intelectualismo hace es darle la razón a ambas. El intelectualismo nos enseña que tanto nuestros sentidos, como nuestra razón, juegan un papel importante como fuentes de nuestro conocimiento. Al igual que el racionalismo, al intelectualismo se le ha criticado por su énfasis en el estudio del intelecto humano. Pero enfatizar una característica del ser humano no es sinónimo de negar otras. El intelectualismo, planteado como una respuesta a la segunda pregunta de la Teoría del Conocimiento, no pretende subordinar todo a la inteligencia. Simplemente centra su postura para responder a la pregunta planteada. Al igual que el intelectualismo, el apriorismo trata de reconciliar las posturas racionalista y empirista. Difieren en el hecho de que el intelectualismo se inclina por el empirismo, mientras que el apriorismo se inclina por el racionalismo. El apriorismo parte de la idea de que el ser humano cuenta con ciertas estructuras mentales a priori (una especie de software preinstalado en nuestras cabezas desde antes del nacimiento), que actúan como recipientes vacíos para ser llenados por la experiencia. Estas estructuras provienen de la razón, no de la experiencia. Los etologistas y las teorías del desarrollo cognitivo de Piaget apoyan lo anterior, ya que señalan que los bebés, desde su nacimiento, ya traen unas estructuras llamadas "reflejos" que les permiten conocer su mundo inmediato. Las teorías lingüísticas de Chomsky también lo apoyan al señalar que, fuera de todo contexto cultural, nuestro lenguaje tiene también ciertas estructuras establecidas a priori. Referencias Hessen, J. (1925/1985). Teoría del conocimiento. Distrito Federal, México: Espasa–Calpe. 3